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Los restos arqueológicos de finales de siglo XII dan la impresión de que se hubiera barrido la esplendida
civilización micénica. Hacia 1100 a.c., los centros palaciales se hallaban en ruinas o estaban deshabitados,
lo mismo ocurría con la población del resto de ciudades y aldeas del mundo griego. Las perdidas
culturales fueron catastróficas y permanentes. El arte de la escritura no volvería a aparecer hasta el siglo
VIII. El aprovisionamiento de bronce y otros metales se redujo a la mínima expresión cuando se
rompieron los lazos comerciales. Los artesanos dejaron de producir objetos y joyas de valor. A esta época
se la conoce como edad oscura, pero de esta surgiría una nueva Grecia radicalmente distinta. Se
plantaron las raíces de un nuevo tipo de gobierno estatal: la ciudad-estado (polis).
Primera parte de la EO (1150 – 900 aprox.) Grecia fue víctima de incursiones y otros movimientos de
población esporádicos. Aparecen los primeros testimonios de recuperación y progreso material.
Última fase (900 a 750 aprox.) lenta aceleración que culminó con un salto cultural que supuso el
“renacimiento del siglo VIII” (750-700).
FUENTES PARA LA EO: Se le llama EO sobretodo por la oscuridad en el terreno arqueológico. De siglo XI y
X prácticamente no hay testimonios materiales. A partir del 900 a.c. aumentan pero siguen siendo
escasos hasta el 700 masomenos. No obstante, desde los años sesenta hubo progresos significativos. Se
descubrieron varios poblados nuevos de esta época, zonas rurales escasamente pobladas.
Una fuente de información de la última etapa de la EO son los poemas homéricos, La Ilíada y la odisea
(750 -720). El trasfondo social de estos relatos encaja con la imagen que revela la arqueología de la EO.
Cada vez hay más consenso de que refleja la sociedad de finales de siglo IX y comienzos del VIII a.c.
Los dos poemas de Hesíodo nos ofrecen información sobre la vida y el pensamiento griego en torno al
700, época de su composición. La Teogonía, junto con los poemas homéricos, nos presenta un cuadro
global de las primitivas creencias religiosas de los griegos.
Religión hubo continuidad y discontinuidad. En las tablillas en lineal B aparecen los nombres de varios
de los futuros doce dioses olímpicos. Los modos de venerar y aplacar a los dioses –plegarias, sacrificio,
ofrendas- siguieron masomenos igual. Pero el culto religioso dejó de estar centrado en el palacio y se
dispersó por las aldeas. Así se fundaron muchos de los ritos y fiestas dedicados a determinadas
divinidades. Probablemente cambiaran también las ideas en torno a la naturaleza y el carácter de los
dioses.
LA SOCIEDAD DE LA EO PRIMITIVA
Con la ruptura de los estrechos lazos que unían los asentamientos mas apartador y los complejos
palaciales, los antiguos centros y las aldeas periféricas se encontraron con bastante independencia
política y económica. Sobraban tierras por el descenso de la población; los recursos abundaban.
En estas comunidades autosuficientes, las funciones gubernamentales y la jefatura eran sencillas y se
desempeñaban directamente. Es probable que Grecia volviera a el gobierno de los jefes locales, similar al
tipo de organización del Bronce Medio. Los restos de las tumbas y de los edificios de los siglos XI y X
muestras muy poca diferenciación social.
EL BASILEÚS Las tablillas micénicas en lineal B dan pistas para entender el proceso de
descentralización. En las tablillas aparecía el titulo pasireu, correspondiente a un funcionario de rango
inferior, representante local del rey, que desempeñaba una especie de alcaldía. Este título se describiría
basileús en el alfabeto griego de la época posterior. Sin embargo, en la sociedad homérica, el basileus es
el jefe politico y militar de un asentamiento y de las tierras circundantes. Parece que los basileis (plural)
regían las aldeas luego de que los reinos micénicos se derrumbaran. La diferencia era que ya no tenían
que informar a un rey (wanax) central ni cumplir sus instrucciones. Porque tras la destrucción de los
palacios el wanax dejó de existir; solo se conservó el nombre y una vaga memoria de su rango.
En la Ilíada y la Odisea, basileus suele traducirse por rey. Pero es más apropiado traducirlo como “jefe”,
un hombre con poderes menores al rey, aunque de suma importancia para la comunidad.
Excavaciones recientes han demostrado la existencia de estos jefes. Un hallazgo fue en el poblado de
Lefkandi, en la isla de Eubea, donde se ha encontrado un complejo enterramiento que sobresale del
resto.
Las residencias halladas de los basileís revelan que eran personajes importantes en sus aldeas y en la zona
circundante. Se diferenciaban del resto de las casas y mostraban que eran construidas por una cantidad
importante de personas. Es probable también que estas casas tuvieras algún tipo defunción colectiva. No
obstante, es evidente que el estilo de vida no era muy distinto al de sus vecinos.
El caudillaje en los textos homéricos: Los caudillos eran jefes regionales de un determinado demos
(comunidad rural, se refiere tanto al territorio que ocupa como a sus habitantes). Los caudillajes
regionales en los que se dividía la sociedad homérica eran versiones simplificadas de los reinos micénicos.
La distinción entre ambos, radicaba en que el jefe supremo ejercía un control limitado sobre los
diferentes distritos de su demos. Los jefes locales eran fundamentalmente independientes.
Los caudillos y sus seguidores: La poesía homérica nos brinda una descripción de cómo eran estas
jefaturas: el título de basileús pasaba de padres a hijos. Pero esto no era suficiente, el heredero debía ser
competente en su papel de dirigir al pueblo en la guerra y en la paz. Además debía asegurarse la
obediencia de los jefes locales de los demos. Queda claro que ser el heredero legítimo no era garantía de
la sucesión, un ejemplo de esto es el de Telémaco, hijo de Odiseo, quien corre el riesgo de ser derrocado
y usurpado.
También existían dos requisitos para la soberanía: la destreza en el campo de batalla y la capacidad de
persuasión. Esto es importante ya que la categoría de un caudillo se mide por el número de guerreros que
le siguen. El caudillo que no se muestre ser un buen guerrero tendrá pocos hombres dispuestos a
seguirlo.
Todos los basileis (locales y supremos) tenían su propio séquito personal. Estos hombres eran llamados
por un caudillo para acompañarlo y se llamaban entre si hétairoi (compañero). El basileús podía
reunirlos para realizar excursiones de pillaje (asalto a otros demos). Por lo general, los reclutaba
agasajándolos con un gran banquete para estrechar lazos. El pillaje constituía una forma de vida en la
sociedad homérica. El botín además de brindarle riquezas tanto al jefe como sus hombres, era una
posibilidad de demostrar su virilidad, su destreza y su valor y, también, les proporcionaba honor y gloria.
La clave de la relación entre el soberano y el demos era la reciprocidad (la correspondencia mutua y
equitativa). Lo que se da y lo que se recibe debe equilibrarse mutuamente. La equidad es la norma que
rige el reparto del despojos de la guerra. Un caudillo que no atendiera esta norma corre el peligro de que
sus seguidores le pierdan el respeto. Pese a la gran autoridad que le confiere su posición, un basileús
tiene una capacidad limitada de obligar a otros a aceptar su primacía. Es un caudillo, no un rey.
Relaciones exteriores:
Las relaciones diplomáticas entre un caudillaje y otro las llevaban a cabo los propios caudillos o algún
compañero leal. La hospitalidad (xenía) era la relación de reciprocidad en virtud de la cual los xénoi
estaban obligados a ofrecerse mutuamente protección, alojamiento, y ayuda cuando uno se trasladara al
demos de otro. Esa relación se transmitía de generación en generación entre las familias de xénoi. La
hospitalidad era un medio imprescindible para mantener las relaciones con el exterior durante la Edad
Oscura, pues cuando un extranjero llegaba a un demos no teníu ningún derecho y podía recibir malos
tratos e incluso ser asesinado.
Valores sociales y ética:
El código de conducta de los varones homéricos giraba en torno a la guerra. El adjetivo agathos (bueno)
limita su significado a las cualidades de valentía y destreza en la guerra y en los ejercicios atléticos. La
palabra opuesta, kakós (malo) significa cobarde o inútil en el campo de batalla.
El varón bueno debe combatir en defensa de su comunidad y está obligado a comportarse con valentía.
También debe honrar a los dioses, mantener sus promesas y juramentos, ser leal con sus amigos y
compañeros de armas. Debe mostrar dominio de si mismo, ser hospitalario, respetuoso con mujeres y
ancianos. Debe ser misericordioso y demostrar compasión. Sin embargo para ser calificado de agathos el
único criterio necesario es ser un buen guerrero. Una sociedad de guerreros está obligada a imbuir a sus
futuros combatientes un gusto salvaje por realizar obras crueles y sentir placer al aniquilar al enemigo.
Un elemento importante del éthos de los varones griegos era un fuerte espíritu de competitividad. Toda
la sociedad está impregnada de este instinto. Su único objetivo es ganar time (honra y respeto), el
reconocimiento público de la propia valía y de los propios actos. La adhesión a la ética competitiva inducía
a los hombres a realizar grandes hazañas y contribuía a mantener la posición de caudillo.
Las mujeres eran tratadas con respeto y contaban con muchas libertades. Las cualidades que definían a
una mujer “buena” estaban estrictamente relacionadas a su papel doméstico: ser buena esposa y madre.
Eran honradas por su belleza, su destreza y su habilidad en el telar y en la administración de la casa.
Esclavitud: La esclavitud no tenía nada de malo para los griegos. Esta institución floreció en la antigüedad
de Grecia. Ser esclavo era algo terrible, pero poseer uno era estupendo. Los esclavos eran un producto
colateral de la guerra y el pillaje.
Religión: En el siglo VIII la religión griega había alcanzado la forma que tendría durante el resto de la
antigüedad pagana. A partir de 700 a.c. los griegos adoptaron o asimilaron otros dioses originarios del
Oriente Próximo y Egipto. El culto homérico tenía 2 rasgos principales: El politeísmo (adoración de
numerosos dioses y diosas) y las formas rituales de honrar a los dioses con sacrificios y plegarias,
procesiones, músicas e himnos. La religión griega era formal, ritualista y colectiva. Los griegos
desarrollaron una concepción antropomórfica de sus divinidades y los representaban como hombres y
mujeres idealizados con poderes especiales para dominar y dirigir la naturaleza. Los griegos adoraban a
los dioses por el respeto que les inspiraba su poder y su capacidad de hacerles bien o causarles daño: Los
dioses exigían que se reconociera su poder a través de las ofrendas y otros signos de respeto. Los actos
condenados por las religiones en general (asesinato, adulterio), tenían sin cuidado a los dioses griegos,
ellos condenaban ante todo la ruptura de juramentos y el maltrato a mendigos, extranjeros y suplicantes.
La no existencia de un paraíso después de la muerte, demostraba que a la religión olímpica le
preocupaban mucho mas el aquí y ahora, y la posibilidad de propiciarse el favor especial de los dioses a
través de la realización de ciertos ritos formales.
Los sacerdotes y sacerdotisas especializados procedían casi exclusivamente de las clases mas altas. Los
sacerdocios aumentaban el prestigio de las familias dirigentes y de eso modo reforzaban sus pretensiones
de autoridad.
EL ALFABETO Y LA ESCRITURA: A fines de la EO, por los contactos con Oriente aparece el alfabeto griego.
Desarrollado hacia el 800 e inspirado en el alfabeto fenicio. Sobre su objetivo hay dos teorías: fijar por
escrito la poesía épica y la utilización para fines utilitarios y comerciales.
Era un alfabeto simple por lo que era fácil y accesible aprender a leer y a escribir. La alfabetización tuvo
una gran repercusión en el desarrollo cultural griego.
Sin embargo, la información seguía pasándose oralmente. La oralidad coexistió con la cultura escrita.
ARTE Y ARQUITECTURA: La expresión artística más clara fue la cerámica y su evolución tanto en técnicas
de fabricación como en diseño. Otra innovación artística fue la representación de escenas del mito griego
pintadas en vasos o talladas en piezas de metal. Inauguraron la rica y larga tradición de narración plástica
en la pintura y la escultura. A partir del 720 o 730 hubo una fuerte influencia del oriente próximo.
El templo monumental que constituye la “firma” de lo griego en el terreno de la arquitectura surgió en el
siglo VIII. Marcaba una clara diferencia entre las moradas humanas y las divinas. La aparición del templo
monumental demuestra que los griegos estaban deseosos de gastar su riqueza, su tiempo y su trabajo en
proyectos que daban honra al conjunto de la comunidad. Había numerosos santuarios situados en el
campo, lejos de los centros de población. Esto se atribuye a su intención de fortalecer los vínculos
religiosos para unir con mayor firmeza al demos pero también para delimitar la extensión del demos
frente a las pretensiones de los demos vecinos. Las espesas murallas defensivas de ladrillo y piedra dan
testimonio posiblemente de un aumento del número de guerras pero también dan testimonio de la
mayor riqueza y el orgullo de las comunidades.
Panhelenismo: Los santuarios y fiestas religiosas dejaron de ser exclusivamente locales y pasaron a ser
panhelénicas (del griego pan- “todo”) ya que atraían devotos de todo el mundo griego. Reforzaban la idea
de pertenecer a un único grupo cultural, que tenían en común una misma herencia, una misma lengua,
unas mismas costumbres y una misma religión, los devotos que acudían a estas fiestas participaban en los
ritos y sacrificios colectivos a los dioses. En algunos santuarios participaban, también, en los certámenes
atléticos. Principalmente los que se hacían en honor a Zeus, fiesta que se celebraba cada 4 años (Juegos
Olímpicos).
La aparición del panhelenismo coincidió con el incremento de los contactos con Oriente, circunstancia
que contribuyó a fortalecer en los griegos la consciencia de las diferencias culturales.
Hacia 750 a.c., los griegos quisieron establecer relaciones con su pasado heroico, es por esto que
numerosas tumbas antiguas empezaron a recibir ofrendas similares a las de los dioses. Esto es porque
creían que los hombres y mujeres de la época heroica tenían facultades para proteger y ayudar a las
personas.
Asimismo las familias más acaudaladas dieron indicios que dan a entender que pretendían afirmar que
descendían de los héroes de antaño.