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AFROS EN VALPARAÍSO: PEQUEÑA MUESTRA

La mano de obra esclava ha existido sobre la Tierra desde hace milenios. Siglos antes que
la esclavitud llegara a Chile, la venta de esclavos existía ya en África: comerciantes árabes
cazaban y compraban negros. El descubrimiento de América no solo redirigió, sino también
aumentó a escala global este infame comercio preexistente. Ya en 1505 el Rey de España
exportó 17 negros a la isla La Española, para trabajos en las minas de cobre.
Las expediciones de Diego de Almagro, el descubridor, y de Pedro de Valdivia, el
conquistador, arribaron al territorio chileno trayendo desde Perú muchos negros esclavos
que procedían de Guinea y Angola, dicen. Hasta donde se sabe, Almagro traía consigo
unos 150 afros varones que se quedaron en Chile. No hay datos que confirmen si algunos
de estos habrán venido a quedarse en Valparaíso, pero lo más probable es que sí llegaran
también al Puerto con las comitivas de los primeros ocupantes europeos.
Durante casi dos siglos nuestro Puerto tuvo la exclusividad en Chile para la compra y venta
de esclavos. Ya desde 1660 Valparaíso había sido el único mercado oficial de esclavos del
país. Muchos llegaban cruzando la cordillera; otros, por barcos. Por tanto, la playa del Barrio
Puerto ha debido ser el obligado escenario de su desembarco y de su reembarque al Perú.
Se sostendrá hasta todo el siglo XIX el trabajo de los prisioneros. Los esclavos eran usados
por el Gobernador en las obras mayores, y por el Cabildo en la “policía baja”, es decir, en
los trabajos de aseo de las calles, extracción de aguas servidas y labores de urbanización.
En Valparaíso, los traficantes de seres humanos continuaban en este “mercado de negros”:
habían descubierto ya que era preferible cazarlos niños y adolescentes en África para que
soportaran mejor los extensos viajes. Además, hacer aparearse y parir a los esclavos y
esclavas jóvenes y fuertes era más “rentable”.
El mismo Vicuña Mackenna confirma la construcción de reductos para esclavos en
Valparaíso, ahora con fondos públicos, a inicios del siglo XIX. También se refiere al
sangriento motín y la trágica travesía que un grupo de aquellos esclavos protagonizó: en
1884, el mismo año en que la Corona autorizó la libre importación de afros a Valparaíso, se
tomaron por las armas una de aquellas naves a la salida del Puerto e intentaron regresar al
África. Un caso público de gran resonancia para la amodorrada colonia española dominante
en Chile.
Para 1795, los españoles habían incorporado afromestizos libres en sus milicias de Chile.
A las puertas del movimiento independentista, todavía los morenos seguían incorporados a
la defensa realista de Valparaíso. En el año 1807 uno de esos morenos, de trece años, fue
enrolado como tambor y enviado a Valparaíso: José Romero, el Zambo-Peluca. Ascendió
cada vez más en las filas: primero en el realista Regimiento de Infantes de Pardos, después
en el célebre batallón de Infantes de la Patria. Famoso, resultó un héroe que atraviesa la
historia de las guerras de Independencia. Representa a miles de afros que pelearon
entonces por Chile y por su propia libertad.

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