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INSTITUCIÓN EDUCATIVA JEC “CALLANCAS”

“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACIÓN NACIONAL”

VARIEDADES LINGÜÍSTICAS

1. VARIEDADES DEL CASTELLANO.


El castellano es hablado por más de 300 millones de personas y cada una de ellas lo
habla de una manera particular. Es decir, hay variedades en el uso de un mismo idioma
o lengua. Estas variedades pueden estar en el vocabulario; por ejemplo, en México se
dice “Elote”; en el Perú, “choclo”; y en Colombia “Mazorca”; pero, en los tres casos
significa lo mismo. También puede haber variedades en el tono. La entonación de los
mexicanos es diferente a la de los argentinos y peruanos a la hora de pronunciar el
castellano. De igual manera, al interior de un propio país hay diferentes tonalidades; en
el Perú, el tono de hablar de los piuranos es diferente al tono de los de la selva y al de
los de la sierra. Otro rasgo que evidencia la variedad lingüística es la gramática, es
decir, la manera como se combina las palabras. En argentina dicen “sentáte”, “vení”; en
cambio en nuestro país, decimos “siéntate”, “ven”. El hecho de que las personas
hablemos todas de manera diferente no significa que no haya nada que compartamos en
nuestra forma de hablar. De hecho, las personas que viven en sociedad comparten
muchas características en su habla. De este modo, las lenguas no deben entenderse
como si fueran homogéneas.

Las distintas formas de hablar una lengua pueden agruparse, de acuerdo con sus
semejanzas, en variedades lingüísticas tales como las variedades geográficas, sociales,
situacionales y adquisicionales.

Las variedades geográficas o regionales están referidas a las formas de hablar según el
lugar o la región donde se viven. Así, hay un castellano colombiano, mexicano,
peruano, etc. A la vez, dentro de cada uno de estos países, encontramos variedades
regionales, particulares. En el Perú el castellano que se habla en Piura es distinto al de la
selva o de la sierra.

Las variedades sociales se consideran propias de los grupos que viven en una
determinada región. Así, por ejemplo, si examinamos el caso de Piura, encontramos que
los jóvenes piuranos no hablan como los adultos, ni estos como los ancianos; es decir,
que cada grupo maneja una variedad social particular.

Ahora bien, los miembros de los grupos sociales también varían su forma de hablar
según la situación comunicativa. Es decir, según con quien están, donde están. En
efecto, hablamos de manera diferente cuando estamos con amigos o con una persona
que recién conocemos, o hablamos diferente si estamos en una fiesta o si estamos en un
salón de clases. Cada una de estas maneras de hablar de acuerdo con la situación
comunicativa recibe el nombre de variedad situacional o registro.

Las variedades adquisicionales o de contacto son aquellas que encontramos en lugares


con dos o más lenguas. En el proceso de aprender una segunda lengua, los bilingües
suelen producir enunciados que presentan características particulares que tiene su origen
tanto en la lengua materna del hablante como en su creatividad personal. En sociedades
como la peruana, en las que encontramos grandes grupos de bilingües, pueden
identificarse variedades adquisicionales que atraviesan muchas regiones y distintos
grupos sociales.

2. DISCRIMINACIÓN LINGÜÍSTICA

Existe una variedad de castellano que no se adquiere de manera espontánea, como las
otras, sino que se aprende en la escuela junto con el acceso a la lengua escrita. Esta
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variedad es conocida como “variedad estándar” y se caracteriza por tener reglas


formales para su uso. Por ello, es considerada por muchos como el “castellano correcto
y superior” frente a las otras variedades, lo que ha generado una discriminación
lingüística, es decir, la desvalorización de las otras variedades o formas de hablar el
castellano. Sin embargo, está comprobado que, en el lenguaje oral cotidiano, los
mensajes no se organizan de manera muy elaborada, porque la situación requiere una
comunicación más fluida y rápida, pero no por ello es inferior o incorrecto. Incluso las
personas que han accedido a un alto nivel cultural en su vida cotidiana emplean un
lenguaje distinto al estándar. Y es que la variedad estándar tiene sus propios fines; se
usa, sobre todo, en los libros y en situaciones formales como una exposición en clases.

Sin embargo, la escuela no suele distinguir los diferentes usos que se puede dar a una
lengua y ha promovido a la variedad estándar como la única “correcta”. Las
calificaciones “correctas” o “incorrectas”, sin embargo, no expresan propiedades
naturales de una lengua, sino valoraciones que algunas personas les atribuyen. Desde el
punto de vista de la lingüística, no hay ningún sustento que indique que una lengua sea
mejor que otra o que una variedad sea mejor que otra. El valor de una lengua y sus
variedades está en el hecho de que sirven para comunicarse. Por lo tanto, la idea de que
la variedad estándar sea la correcta es un prejuicio social sin mayor fundamento
científico. Más bien, este prejuicio ha hecho creer a la gente que su habla espontanea es
un “mal castellano”, que refleja su “falta de cultura”, y que la única forma de “hablar
bien” es dominando los rasgos lingüísticos propios de la variedad estándar.

Ahora bien, ¿Qué podemos hacer para revertir esta situación? Si la consideración de
ciertas variedades como correctas o incorrectas refleja un prejuicio social y no existe
ningún problema lingüístico con ellas, ¿cómo podemos revalorizar los diferentes
castellanos del Perú? en primer lugar, debemos considerar valiosas a todas las
variedades lingüísticas, porque todas permiten comunicarnos. En segundo, lugar
aprendamos a usar las variedades según nuestras necesidades. Por ejemplo, si tengo
que realizar una exposición en clase utilizaré la variedad estándar; si conversamos con
nuestros amigos, el lenguaje con el que solemos hablar con ellos; y así, según sea el
caso.

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