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Vida Abundante Juan 10:10

Summary: La vida eterna es una realidad que se gozará plenamente en el futuro, pero es una
realidad que comenzamos a gozar desde el presente porque la vida eterna vino a la tierra y a
nuestras vidas en la persona de Jesucristo.

Nuestro tiempo en este siglo pasa muy rápidamente y la verdad es que conforme más avanzas en
la vida, más rápido parecen pasar los años y la consciencia de que te vas acercando al final, se
hace cada vez más notoria. Además tu cuerpo comienza a darte pequeños avisos de las facturas
del pasado que hay que pagar. Como que quieres hacer cosas, pero tu cuerpo nada más no te
obedece. Algunos comienzan a teñirse el cabello para tratar de esconder algunas señales de
madurez.

Hoy estaremos hablando del concepto bíblico de la “vida eterna”, sobre todo desde la perspectiva
de los escritos del apóstol Juan. Y es que la verdad, el tema de la “Vida eterna” según nos enseña
la Escritura, no sólo es relevante para aquellos que ya vivimos más de la mitad de nuestra
expectativa de vida, sino para todo ser humano sin importar su edad. Porque la vida eterna tiene
que ver con tu vida ahora mismo.

La Biblia describe a Jesucristo como la Palabra (el verbo) que se hizo carne, lo describe como el
creador de todas las cosas. Y ahí en el versículo 4 del capítulo 1 del evangelio de Juan, dice: “En
él estaba la vida”.

En los escritos del apóstol juan, la palabra vida normalmente se refiere al concepto de la Vida
Eterna. Esta palabra “vida” o “vida eterna” es repetida numerosas veces en el evangelio e incluso
constituye el propósito por el cual se escribió el evangelio de juan. Como dice el capítulo 20:30-
31 RVC: 30 Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están
escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que al creer, tengan vida en su nombre.

El propósito de decir lo que se dijo en el evangelio es que las personas crean que Jesús es el
Cristo, el Mesías, y al creer en el nombre de Jesús, tengan vida eterna. Así que Juan, tiene un
especial enfoque en el concepto de la vida eterna.

Ahora bien, cuando pensamos en el concepto “Vida Eterna”, pensamos, primero en la palabra
“vida”. Lo relacionamos con existir, andar, hablar, pensar, caminar, ser. Y luego pensamos en
“eterna”. Es decir, sin fin, para siempre, que no se acaba, que está fuera del tiempo. Entonces, el
concepto se hace muy atractivo porque ¿Quién no quiere vivir para siempre? ¿A quién le gustaría
dejar de existir por completo? ¿Quién quiere envejecer y morir?

Todo lo contrario, hacemos todo lo posible por retrasar nuestra muerte. Muchos cuidan su salud,
su nutrición, hacen ejercicio, se ponen todo tipo de productos que prometen retrasar lo que se
quiere evitar. Entonces, vivir para siempre es algo muy atractivo.

Mi abuelita platicaba con una prima y le decía cuando mueras quien me va a cuidar ¿Quién me
va a cuidar?”
Creo que la abuelita tenía este sueño de inmortalidad y de la vida eterna definida según sus
parámetros. Pero la Biblia cuando habla de Vida Eterna está hablando de algo mucho más
profundo que sólo vivir para siempre. Mira lo que dice Jesús en el evangelio de Juan 17:3 RVC:
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has
enviado. No se trata nada más de vivir para siempre, sino de tener comunión perfecta con Dios
para siempre.

Recordemos que para los judíos el concepto de “conocer” es muy distinto al concepto de la
mentalidad greco-romana. El concepto greco-romano de “conocer” tiene más que ver con el
intelecto. Razonar o tener información acerca de algo o alguien. Pero para el judío, conocer es
más que tener información, es tener relación, comunión, convivencia, unión relacional con
alguien. Cuando digo yo conozco a Dios, según esta mentalidad, estoy diciendo yo tengo una
relación personal, cercana, de amor con Dios.

Jesús dice entonces, que la vida eterna, es más que vivir para siempre. Es vivir en comunión
perfecta con Dios para siempre. Es estar en una relación con Dios sin fin. Una vida llena de
intimidad con Dios por los siglos de los siglos. Eso es la vida eterna.

Y por supuesto, esta vida eterna, esta comunión perfecta con Dios para siempre, generalmente, se
visualiza en el futuro; es decir, cuando la historia del mundo termine. Ciertamente, la Escritura
nos enseña que la vida eterna en su plena manifestación será experimentada en el futuro. Cómo
nos enseña Romanos 6:20-22 NVI 20 Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres
del dominio de la justicia. 21 ¿Qué fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los
avergüenzan y que conducen a la muerte!22 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se
han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.

Aquí se nos dice que en Cristo, ahora servimos a Dios habiendo sido liberados del pecado por su
gracia. El fruto que cosechamos ahora es la santidad que nos está llevando hacia al vida eterna.
Nos está llevando a esa realidad de estar en comunión con Dios para siempre, sin más
distractores ni los estorbos que trae el pecado. Pero aún no estamos disfrutando de esa realidad
plena. En ese sentido, la vida eterna es futura. En el sentido del pleno goce de una comunión
perfecta con Dios sin ningún estorbo del pecado. La vida eterna, en ese sentido, es futura.

Ahora bien, el evangelio de Juan en particular, enfatiza algo de la vida eterna que es muy
importante, e incluso novedoso. Juan enfatiza la experiencia de la vida eterna no sólo en el
futuro, sino desde ahora en el presente. Se habla de la vida eterna como algo presente. Algo que
se vive ya, que se experimenta ya, que se goza ya.

Miremos algunos ejemplos de esto:

Juan 6:47 RVC: De cierto, de cierto les digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

Miren el tiempo del verbo, es presente. No dice: tendrá la vida eterna cuando el fin del mundo
llegue, sino que tiene, ahora, vida eterna.
Juan 10:10 RVC: El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Contrastando con el ladrón o el enemigo que lo único que quiere es arruinar la vida, matando,
destruyendo y hurtando, Jesús ha venido para que tengamos vida y que la tengamos en
abundancia. Esto es ahora mismo. Es una vida presente y abundante.

1 Juan 5:11-12 RVC: Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está
en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

La vida eterna es algo que Dios YA nos ha dado. Es algo que ya disfrutan los que tienen al hijo.
Tener al hijo es tener la vida eterna…ya.

Entonces, la pregunta sería, ¿Cómo es que algo que es en esencia futuro ya podemos gozarlo en
cierta medida en nuestra experiencia del presente? ¿Cómo es posible que esta comunión con
Dios para siempre que es sublime e indescriptible pueda comenzar a gozarse de una vez en esta
vida?

La respuesta que da Juan es algo sorprendente. Lo que enseña la Biblia es que la vida eterna
futura ha irrumpido en el presente y se ha materializado en una persona. El Verbo (la Palabra) se
hizo carne y habitó entre nosotros. “En él estaba la vida”. La Vida eterna que es una realidad
futura se ha vuelto una realidad que se goza desde el presente y hacia el futuro eterno, gracias a
la vida y obra y persona de Jesucristo.

La vida eterna es una persona. Mira lo que enseñan las escrituras:

1 Juan 1:1-2 RVC Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos referente al Verbo de vida,
la vida que se ha manifestado, y que nosotros hemos visto y de la que damos testimonio, es la
que nosotros les anunciamos a ustedes: la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos ha
manifestado.

Juan habla de que sus ojos vieron la vida eterna, que sus manos tocaron la vida eterna, que sus
oídos escucharon las palabras de la vida eterna. Esa vida eterna que estaba con el Padre
(recuerdan…el verbo estaba con Dios y el verbo era Dios) y se ha manifestado. Está haciendo
clara referencia a la persona concreta y real de Jesucristo. Jesucristo es la vida eterna que ha
irrumpido a este mundo.

Por eso creer en Jesucristo es tener la vida eterna. Él es la comunión perfecta con Dios para
siempre. Por medio de él tenemos comunión con el padre para siempre. Tenerle a él es gozar del
amor de Dios del cuál nadie nos puede separar.

Por eso Jesús dice Juan 14:6: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí.
La vida eterna es Jesucristo, la comunión perfecta con Dios para siempre es él. No hay otro
camino para llegar al Padre, sino sólo Jesucristo.

Jesús, se describe a sí mismo también como la resurrección y la vida. Mira cómo dice Juan 11:25
RVC: Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá.

Ante la tumba de su amigo Lázaro declara estas palabras que traen esperanza a aquellos que
algún día enfrentaremos la muerte. Jesús dice que él es la vida y que ni la muerte puede terminar
con la vida que él da. Esto quiere decir que aunque el funeral se haya realizado y nuestro cuerpo
haya sido llevado al cementerio, el que cree en Jesús, aún vive porque Jesús es la vida eterna que
se comienza a gozar en el presente y continúa su vigencia hasta la eternidad. Ni aún la muerte
aniquila la vida eterna en los que creen en Jesús.

Jesús dice también que él es el pan de vida. Juan 6:35 dice: «Yo soy el pan de vida. El
que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

El es la comunión perfecta con Dios que sacia el alma y nos deja cautivados por el amor de Dios.
Apaga nuestra sed y no hay nada más que pueda saciarnos después de tenerle a él. Nada sacia esa
sed y hambre que tienes, sino sólo Jesucristo, la vida eterna encarnada.

La vida eterna es una realidad que se gozará plenamente en el futuro, pero es una realidad que
comenzamos a gozar desde el presente porque la vida eterna vino a la tierra y a nuestras vidas en
la persona de Jesucristo. El que tiene a Jesús, tiene la vida eterna. Puede gozar de comunión
perfecta con Dios para siempre comenzando desde ahora en esta vida de dificultades, problemas
y muerte. Los que creen en Jesús tienen el mayor tesoro: lo tienen a él, la vida eterna.

Si crees que Jesús es el hijo de Dios, el Cristo, el Salvador, el camino, la puerta, el pan de vida,
la resurrección y la vida, si crees que Jesucristo es el Señor, la promesa de Dios, entonces, es que
tienes vida eterna. Y la Escritura es clara al decirnos que podemos tener evidencias en nuestras
propias vidas de que hemos recibido y gozamos ya de la vida eterna.

En 1 Juan 3:14-16 En esto sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida: en que amamos a
los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en la muerte. Todo aquel que odia a su
hermano es homicida, y ustedes saben que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.
En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. Así también nosotros
debemos dar nuestra vida por los hermanos.

Si la vida eterna es una realidad en tu vida y en mi vida, entonces se debe mostrar con la
evidencia del amor al prójimo. La comunión con Dios para siempre por medio de Jesucristo, la
comunión vertical con Dios, se muestra evidentemente en la comunión horizontal con el prójimo.
¿Y quién es tu prójimo? ¿Ese niño hambriento que vive en un continente al otro lado de mundo?
Claro que sí. Pero aun más, la persona que tienes a lado, el cónyuge con el que despiertas cada
mañana, el compañero de trabajo y recreación, tus padres, tus hijos, tus vecinos, tus hermanos de
la iglesia, tus conciudadanos.
La manera de ver si tienes vida eterna, los signos vitales de la vida eterna en ti, es qué tan rápido
late tu corazón para tener compasión por los demás; que tanta agilidad tienen tus manos para
servir, qué tanta paciencia tienen tus oídos para escuchar a los demás, qué tanta agudeza tienen
tus ojos para percibir la necesidad de los demás, qué tanta facilidad tiene tu boca para edificar al
hablar, que tan presurosos son tus pies para acercarte al que necesita de ti.

Se acerca navidad como vas a compartir esta gran verdad de que Dios da vida eterna, quizá
compartir con tu vecino una cena en todo este año, y le hables dela vida eterna, o regalar a algún
niño nececitado un simple juguete, te animo que compartas en este mes la vida que Dios te ha
dado a ti.

Esta tan sólo es una de las miles de oportunidades que tenemos todos los días para
compartir esa vida eterna y abundante con nuestro prójimo.

En fin, la vida eterna, que es una realidad que experimentaremos plenamente en el futuro, ya es
una realidad presente en nuestros corazones por la persona y obra de Jesucristo, el verbo
encarnado, y que se hace evidente y concreta en la vida diaria cuando amamos en vez de odiar,
cuando perdonamos en vez de vengarnos, cuando pagamos bien por mal, cuando le damos el
mejor lugar a alguien más, cuando preferimos honrar en vez de burlar, cuando damos en vez de
quitar, es decir, cuando amamos como hemos sido amados por el Padre.

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