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Ahora mis ojos te ven… Texto Bíblico: Job 42:5

Quiero comenzar pidiéndote que te hagas esta pregunta ¿Realmente conozco a Dios?

Yo nunca me detuve a pensar antes de entregar mi vida a Cristo acerca de esto, porque tampoco había leído la Biblia. Solo repetía lo
que había escuchado o me habían enseñado (que existía un Dios) pero, realmente no lo conocía, no sabía cómo era, que esperaba de
mí, y menos que planes tenía para mi vida. Y más aún, habiendo recibido a Cristo en mi corazón no imaginaba siquiera la dimensión
de ese recibimiento.

Lo mismo pasaba con el conocimiento que tenía Job acerca de Dios, todo lo que sabía era lo que le compartieron de palabra, de ahí la
frase de Job «de oídas te había oído»; Job 42: 5a. Aunque Job había oído acerca de Dios, no lo había oído personalmente. Fue
después de pedirle un encuentro a Dios, que le oyó personalmente, «¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! yo iría hasta su
silla»; Job 23:3 estas fueron las palabras de Job.

Job necesitaba una revelación personal de Dios. Dios lo sabía y se la concedió. En aquella revelación personal de Dios, no sólo le oyó,
sino que además le vio. No lo hizo cara a cara, sino a través de la manifestación de su poder, «respondió Jehová a Job desde un
torbellino»; Job 38:1.

No fue necesaria una figura, ni tampoco el rostro de Dios, bastó la voz desde un torbellino para que Job reconociera que ahí estaba
Dios, y dijera: «de oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven». Como Job, todos necesitamos además de lo que otros nos
transmiten, una revelación personal de Dios. Nosotros los seres humanos opinamos, sobre todo. ¿Cuántas veces hablamos de forma
superficial sobre algún tema que requiere nuestra opinión, pero sin tener un fundamento que nos sustente?

Con nuestro conocimiento acerca de Dios pasa lo mismo; creemos que conocemos a Dios, creemos saber todo acerca de Él, pero un
día, al igual que Job, nos damos cuenta de que todo lo que sabíamos de Dios era solo eso “conocimiento superficial “, una idea, una
opinión.

Nos damos cuenta, a veces tarde de que "sabíamos" de Dios, como quién sabe quién es el presidente de su país, o alguna celebridad,
pero que no "conocemos" a Dios y de esto habla este verso hoy. No es suficiente con saber que hay un Dios en los cielos, no me sirve
de nada saber que Dios existe si no le conozco, si no tengo una relación con El; y cuán maravilloso y absolutamente inexplicable es
encontrarnos con Dios, y esto lo digo con conocimiento absoluto, porque a mí me pasó así.

Dí por sentado algo que era absolutamente imprescindible, creí que por estar en una Iglesia era considerado de la familia de Dios, creí
de él lo que otros decían, sabía de él lo que otros hablaban, pero yo nunca le había conocido. Pero cuando el Señor se presenta tal
como es y te invita a ir a Él, terminas igual que Job, humillándome ante su presencia y arrepintiéndome de todo lo que había hecho
anteriormente.

Esta puede ser tula experiencia de muchos, quizás "crean" conocer a Dios, pero no nos engañemos, sólo hay una manera de llegar a
conocer a Dios y es pasar por la única puerta habilitada para tal fin: Jesucristo. Si no has pasado por esta puerta, solo de oídas le has
conocido.

Este mundo en el que vivimos es un mundo superficial, donde internet nos ofrece la posibilidad de crear contactos y tener relaciones
tras una pantalla, pero por muchos datos que tengamos de una persona, nunca será como tener contacto con ella.

Job se sentía así en cuanto a Dios, por eso expresa su sentir a Dios: “Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, Y
que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que
no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me
enseñarás. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por tanto, me aborrezco. Y me arrepiento en polvo y ceniza”.
Job 42:1-6

Ante esto Job reconoce su pequeñez, como hasta ahora, había tenido conocimiento, pero ahora sus ojos podían ver al Dios verdadero,
se ha encontrado de frente a aquel por quien vivía y se ha dado cuenta que no sabía nada, que no había llegado a comprender la
grandeza y majestad del Rey, reconoce su ineptitud y su falta de conocimiento y adora a Dios, le da el reconocimiento que se merece.

Necesitamos conocer a Dios, quizá ya tengamos mucho conocimiento de quien es Él, pero necesitamos conocerle a Él, escucharle
hablar en nuestras oraciones, buscar los pequeños detalles en la Biblia, ojalá llegue el momento que, como Job, digamos "He sabido
de ti sólo de oídas, pero ahora mis ojos te ven."
Quizá la mayoría de los creyentes estamos familiarizados con la historia de Job, sabemos que era un hombre que en cuanto a su
carácter era perfecto y recto y en cuanto a su ética, poseía un nivel muy elevado de integridad. A tal grado que Job aun santificaba a
sus hijos y ofrecía holocaustos por si pecaban. Sin embargo, la perfección, rectitud e integridad de Job eran vanas a los ojos de Dios,
porque provenían de su hombre natural, de su propio esfuerzo y voluntad.

Dios permitió que Job pasara por una serie de tribulaciones y quebrantamientos para demostrarle que su pecado era el orgullo de su
perfección y que necesitaba que Dios se forjara en su ser. Dios permitió que Job fuera despojado de sus logros, sus éxitos, su ética, su
perfección, su rectitud y que fuese consumido a fin de demolerlo para después reedificarlo.

Su verdadera intención era hacer de él un hombre renovado, en pocas palabras hacer de este varón un “hombre de Dios”.

La experiencia de Job de ser consumido y despojado en el Antiguo Testamento fue muy diferente a la experiencia de Pablo en el
Nuevo Testamento.

Dios primero despojó a Job de sus posesiones después le consumió con una enfermedad en su cuerpo y como resultado de esto Job
se irritó al punto de maldecir el día de su nacimiento.

En contraste Pablo no era estrecho pese a estar oprimido en todo aspecto, a diferencia Pablo no maldijo sino por el contrario dijo que
prefería vivir antes que morir, porque para él “el vivir era Cristo”. A Pablo no le importaba vivir o morir, lo único que le importaba era
magnificar a Cristo.

Job se vindicó a sí mismo delante de sus amigos, presentó sus reclamos, desafió a Dios, culpó a sus amigos, se justificó a sí mismo y
concluyó diciendo que aborrecía la vida y deseaba morir.

Esto demuestra claramente que Job estaba completamente en conformidad con el concepto humano y ético del hombre caído,
estaba completamente sumido en oscuridad y en la vanidad de ética humana.

La intención de Dios no era juzgarlo sino era reedificarlo por lo tanto había que desarraigar el árbol de su propia integridad para poder
sembrarse en él y hacer su hogar en su corazón.

A Job le parecía que, según su propia conciencia, él no había hecho nada para merecer ese trato por lo tanto él deseaba indagar con
respecto a la situación y sus tres amigos insistían en que sus sufrimientos eran porque él había hecho algo errado, había quebrantado
la ley y que por esa razón estaba bajo el juicio y la ira de Dios.

A continuación, les comparto las palabras de una amiga que toco mi corazón después de haber experimentado el terror de su familia
al ser infectado un miembro de su familia por el virus COVID 19

¡Mi corazón, mi mente y mi alma no dejara de agradecer, amar y alabar a Dios pues siempre y en todo momento se manifiesta con
amor, protección y provisión a nuestras vidas!

Este año 2020 he visto como Dios realmente actúa

Dios es así, es bueno y siempre fiel, me aferré a sus promesas, leí salmos, oré para que se disiparan lo pensamientos de paranoia y
angustia, al principio , dormí con cubre bocas y guantes y la botella de alcohol un lado, todo limpiaba y rociaba, escuchaba a mi
mamá librar la batalla contra la enfermedad, fueron noches horribles, sin embargo Dios me dio fuerzas y fue su misericordia quien
actuó en todo momento, desde hace 10 años he visto a Dios actuando a favor de quienes lo aman y lo buscan.

Recordemos que cada experiencia que vivimos es una oportunidad para VER y conocer de una manera más profunda a Dios,
probablemente teníamos un conocimiento meramente doctrinal pero Dios desea forjarse en nuestro interior, en nuestra mente, en
nuestro temperamento, en nuestro carácter, en nuestra integridad, en nuestra alma, en nuestras emociones y en nuestra voluntad de
tal manera que él pueda reflejarse a otros desde nuestro ser interior, esto sería equivalente a magnificarle, exaltarle en nuestra
manera de vivir.

Muchas veces había leído el libro de Job y siempre pensaba que era un hombre ejemplar al que Satanás golpeó hasta lo extremo para
tratar que blasfemara el nombre de Dios y probar que no era un hombre justo. Sin embargo, siempre me quedaba la duda de si Job
era un hijo de Dios ejemplar, entonces, ¿por qué sufrió tanto?, ¿acaso eso no está reservado para aquellos hijos que no son conforme
al corazón de Dios?
Así, una vez más, leí este libro y, con la ayuda del Espíritu Santo, encontré algunos puntos interesantes que estoy seguro, serán de
mucha bendición para usted como lo fueron para mí.

1. La perfección del hombre no se compara con la perfección divina.

· Dios permitió estas pruebas en Job para que él reconozca que tenía pecados que confesar y que era necesario un cambio de
vida. Job estaba, acaso, lleno de orgullo espiritual, y esto le hacía criticar las acciones de Dios contra él, pues, se consideraba un
hombre “recto y justo”.

2. No siempre los amigos son los mejores consoladores.

· Muchas veces nos acercamos a los amigos para contarles nuestros sufrimientos, y recibimos a cambio una lluvia de
exhortaciones, acompañadas de versículos bíblicos que en lugar de levantarnos nos hunden en depresión y desánimo. La Palabra de
Dios mal usada, puede causar daños irreparables en la fe del cristiano que sufre.

· Los amigos deben sentarse al lado del que sufre y, primero estar a su lado en silencio: escuchando. Segundo, identificarse con el
dolor del prójimo (acaso llorar junto al amigo).

3. Nunca pensemos que si no fuera por esta “pequeña debilidad” o “pequeño pecado” seríamos perfectos

· Ante Dios necesitamos cambiar mucho. Siempre habrá algunas cosas de nuestras vidas que deben ser cambiadas. Sólo cuando
reconozcamos que hay mucho que cambiar, entonces, nuestros ojos serán abiertos y conoceremos el porqué de todo lo sucedido.

4. Las posesiones más preciadas en nuestras vidas nos alejan de Dios.

· Job tenía muchos bienes: hijos saludables, esposa, siervos, siervas, muchos amigos, ganado, tierras, etc. Todo esto no le había
permitido tener una cercanía con Dios como la que tenía ahora que lo había perdido todo.

· Sólo cuando Job no tuvo nada (ni siquiera amigos) comprendió que su todo debía ser Dios. Que su razón de vida no era lo
material, la familia, amigos, etc. Entendió que lo material venía como consecuencia de buscar a Dios de manera íntima. Y que, una
relación con Dios superficial, casual y a su conveniencia, no le permitía ver con claridad el sendero que Él tenía preparado para su vida
en esta tierra. Job comprendió que todo lo que le sucedía tenía un propósito Divino y positivo para su vida.

Ha sido solo a través de la búsqueda personal que lograrás entender cuan grande, poderoso, sanador, omnisciente, omnipresente,
misericordioso, amoroso y proveedor es nuestro Dios.

Ver a Dios equivale a ganar a Dios, es recibirle y dejar que el crezca en nuestro corazón, ver a Dios nos transforma. Cuanto más
veamos a Dios, en todas las circunstancias de nuestra vida diaria, más le conoceremos y más le amaremos.

Ser transformado significa que Dios es añadido a nuestro ser de tal manera que podamos ser luz y sal de este mundo.

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