La cultura organizacional más que un concepto de interés académico denota en su
concepción una forma particular de proceder en cada organización, así, la misma concepción de cultura organizacional hace parte de la cultura de cada empresa, ONG, entidad, etc. En la forma de proceder de cada grupo organizado con un objetivo en común, se pone en juego el poder de cada miembro y de su cargo en dicho conjunto, siendo la concepción de cultura un elemento que se ve atravesado por el poder.
La cultura organizacional a lo largo de la historia se ha tomado principalmente
desde dos perspectivas: la Instrumentalista y la Del ser de la organización. Desde la perspectiva instrumental se ha tomado la cultura como un elemento que debe y puede ser modificado por los gerentes en busca de mejorar el rendimiento, es decir, es unidireccional (García,2005). Pero, desde esta perspectiva puede haber una desvalorización de la capacidad creativa de todos los miembros de la organización, quienes en su conjunto son quienes crean la cultura mediante la cual se rigen y procesan todo lo que existe y sucede a su alrededor (Shein, 1992). Es decir, la cultura es bidireccional en tanto cada sujeto y subgrupos en la organización poseen poder como capitales sociales, culturales, simbólicos y económicos que les permiten entrar en el juego social (Bourdeau, 1887 citado por Giménez, 1997 ) que se da en la organización y generar inferencia en todo aquello que se modifica y acepta. Si se tomase la cultura como un tipo de imperativo generado o modificado por la gerencia, se limita todo el poder a dicha gerencia y pueden darse estados de dominación en tanto hay un borramiento o desconocimiento del poder del otro y de la necesidad de que este poder sea alternado (Foucault,2000 ) entre gerencia y demás empleados. Esta perspectiva instrumental de la cultura organizacional tiene como fin poseer una cultura fuerte que se ha considerado como la apta para ser exitosa (Deal &Kennedy,1982; Peters &Waterman, 1984 citados por García, 2005). Pero, cabe preguntarse en qué sentido va dicho éxito, ¿es netamente económico? O ¿hay verdaderas intenciones de que sea un éxito tanto social como económico en la organización?, porque de ser este último interrogante resulto de forma negativa, estaríamos ante una organización que toma al ser humano como medio mas no como un fin (Max Neef, 1998 ) siendo este supuesto básico (Shein, 1992) definitivo a la hora de indagar en una organización sobre las condiciones laborales en sus diferentes dimensiones.
Desde la perspectiva de cultura organizacional como la forma de ser de la
organización, hay diferentes puntos de análisis y paradigmas. Desde la visión cognitiva se define la cultura como un conjunto de esquemas y creencias que orientan la acción de los miembros, así, la investigación se centra en descubrir dichos esquemas (Smircich, 1983 citado por García, 2005). En la perspectiva simbólica se considera a la cultura como una red de significados tejidos conjuntamente y a partir de ellos los sujetos interpretan su realidad, el investigador debe ser interprete de todo lo que acontece en la organización, en busca de los significados que existen en dicho entorno (Geetz,1973 citado por García, 2005). Los paradigmas emergentes conciben la cultura como parte de la realidad social construida por los seres humanos y genera significados hegemónicos, que se instauran espontáneamente y buscan permanecer, pero, también son modificados por los seres humanos a causa de propósitos para su perdurabilidad en el tiempo, adaptándose a los cambios del contexto, así, la organización puede poseer ordenes sociales tipo Cosmos y/o Taxis (Mùnera,2007 ).
Desde esta perspectiva de la organización hay una concepción menos centralizada
del poder en tanto que se conciben a todos sus miembros como sujetos activos, los cuales ejercen prácticas de libertad (Foucault, 2000 ) debido a que se encuentran en un medio donde se les permite a cada uno hacer uso del poder creador de su subjetividad. Así, desde esta perspectiva cada sujeto podría expresar su subjetividad mediante la palabra, ser escuchado y tenido en cuenta como parte de la cultura organizacional. En una cultura en la cual no haya temor a poner en palabras lo que sucede, volver explicito lo latente y generar conjuntamente estrategias para afrontar las dificultades y superar los procesos dolorosos de cambio se estaría ante una cultura “fuerte” desde un sentido de cohesión, identificación y dignificación de los sujetos. Es necesario tener en cuenta que no existe una cultura perfecta y que en todo grupo humano y orden social existirán irregularidades o falencias que son llenadas mediante estrategias, que pueden ir en contra de los valores socialmente aceptados (Shein, 1992), pero, en este sentido, el quehacer profesional irá encaminado a disminuir en lo máximo posible dichas falencias culturales y por ende sociales.
Referencias
Foucault, M.(2000). La ética del cuidado de si como práctica de la libertad. Nombres.
Revista de filosofía. 10(5),258.15
Giménez.(1997). La sociología de Pierre Bourdieu. Instituto de –investigaciones sociales
UNAM. México.
García, C.M. (2005). Una aproximación al concepto de cultura organizacional. Universidad
Piloto de Colombia. Univ pshychol. Bogotá. 5(1).163-174.
Mùnera, P (2007). La idea de la organización. Editorial Comunicaccion S.A
Max Neef, M (1998) Desarrollo a escala humana. Editorial Nordan-Comunidad.
Shein, E. (1992). Cultura organizacional según Edgar Shein.