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Apunte para parcial Esbozo bibliográfico de Melanie Klein (1882-1960)

Melanie Klein (de soltera Reizes) nació en Viena el 30 de marzo de 1882, en el seno de una familia
centroeuropea de origen judío. Su padre, Moriz Reizes era médico general y dentista. Su madre,
Libussa Deutsch, tenía veinticuatro años menos que su marido, del que tuvo cuatro hijos, Emile (que
murió con veinticinco años, agotado por el alcohol, la droga y la pobreza), Emanuel, Sidonie (que
falleció con ocho años de tuberculosis) y Melanie.

Melanie, tras tener que dejar de lado su intención de estudiar medicina a causa de su noviazgo con 17
años y casamiento a los 21 (contrajo matrimonio el 31 de marzo de 1903), estudió Arte e Historia en la
universidad de Viena, pero sin llegar a graduarse en nada (8).

Su acercamiento al psicoanálisis fue por razones terapéuticas personales, dado que aquejaba
intensas y prolongadas depresiones, teniendo incluso que ser ingresada en diversas casas de salud
por este motivo. Sus estados depresivos estaban de alguna manera conectados con su fracaso
matrimonial, acusándose tras la muerte de la madre, con la que había mantenido una relación muy
ambivalente. Parece ser, en todo caso, que fue decisivo en su búsqueda del psicoanálisis la lectura del
ensayo freudiano Sobre el sueño cuando ya vivía en Budapest y habían nacido sus tres hijos (Melitta
en 1904, Hans en 1907 y Erich en 1914).

No hay precisión sobre cuándo llevó a cabo su primer análisis personal con Sàndor Ferenczi,
situándolo Grosskurth , desde finales de 1914 hasta 1919, mientras que Petot, refiere que debió
transcurrir durante el año 1916 y principios de 1917, para ser reanudado en mayo de 1917 (a mediados
de febrero Ferenczi enfermó de tuberculosis pulmonar, ingresando en un sanatorio cercano a Viena).
Dicho tratamiento terminó por convertirse en su primer período de formación psicoanalítica, asistiendo
en 1918 como invitada al V Congreso Psicoanalítico Internacional, celebrado los días 28 y 29 de
septiembre en Budapest, donde vio por vez primera a Sigmund Freud.

Ferenczi animó a Melanie a que se ocupase del campo psicoanalítico infantil, iniciando ésta tal labor
con su propio hijo Erich (Fritz), pero sólo con intenciones pedagógicas y preventivas, sirviéndole este
trabajo de base para la disertación de presentación que llevó a cabo en la Asociación Psicoanalítica
Húngara el 13 de julio de 1919, cuyo contenido fue publicado parcialmente a finales de 1920 con el
título de La novela familiar 'in statu nascendi' y más tarde en una versión completa, pero corregida
(ocultando la identidad del hijo), bajo el título El desarrollo de un niño.

En un momento dado Klein viró, incluso ya con Fritz, hacia compromisos claramente analíticos,
siguiendo sugerencias de Anton von Freund, tarea que continuó tras asentarse en Berlín a partir de
enero de 1921, a donde acudió para llevar a cabo un segundo análisis personal con Karl Abraham y
contactar con un grupo en donde era bastante activo el interés por el psicoanálisis de niños.

En 1922, Klein se integra como miembro asociado en la Asociación Psicoanalítica de Berlín, llegando a
ser titular el 23 de febrero de 1923. El año siguiente, inicia su análisis con Abraham, tratamiento que
dio fin al cabo de catorce meses, por una grave enfermedad de Abraham, que finalmente falleció en
diciembre de 1925. Por estos años también se produce su divorcio (entre 1925 y 1926), aunque su
marido vivía en Suecia desde el otoño de 1919. Klein, sin embargo, ha referido en ocasiones que el
divorcio tuvo lugar en 1922 (otras veces afirma que ocurrió en 1923), quizás para justificar su conducta
en este tiempo. En abril de 1924 se casa su hija Melitta con Walter Schmiedeberg, catorce años mayor
que ella, la cual le dio a partir de un momento dado muchos problemas, llegando a enfrentársele
violentamente en algunas conferencias y sesiones clínicas.

En Berlín, Klein analiza a una niña que ha pasado a ser famosa en la literatura psicoanalítica, Rita, así
como a otros niños pequeños, cuyos casos están recogidos en El psicoanálisis de niños, sin que se
mencionen en esta obra los tratamientos con sus hijos, los cuales aparecen en otras publicaciones
con los pseudónimos que indicamos entre paréntesis.

La inesperada muerte de Karl Abraham y la animosidad contra el análisis infantil que apareció en
algunos de los psicoanalistas berlineses, tras el desgraciado hecho del asesinato de Hug-Hellmuth en
1924 por parte de su sobrino Rolf, de 18 años, hijo de Antonia, una hermanastra de Hermine, junto a la
invitación que Ernest Jones le había hecho, en el Congreso de Salzburgo en abril de 1924, para que
diera en Londres un ciclo de conferencias (que dictó durante el verano de 1925), provocó en Klein un
nuevo y definitivo cambio de residencia, dejando Berlín en octubre de 1925 para asentarse en la capital
británica el año siguiente, dado que Jones le había solicitado que tratase a sus hijos.

Las primeras formulaciones teóricas de Klein fueron bien acogidas en la Sociedad


Psicoanalítica Británica, lo que Edward Glover justifica porque los psicoanalistas británicos
experimentaban un sentimiento de inferioridad con respecto a sus propias contribuciones,
porque los puntos de vista de Klein eran enérgicamente sustentados por Jones, figura muy
prestigiada, y porque las ideas kleinianas incluían gran cantidad de sugerencias originales que
iluminaban ciertos problemas del desarrollo temprano que las teorías clásicas no resolvían. No
obstante, lamentablemente pronto surgieron fuertes enfrentamientos en el seno de la Sociedad
Psicoanalítica Británica, cosa que obligó a que se organizaran dos grupos de formación, uno
constituido por los partidarios de Anna y otro por los de Melanie, lo que paradójicamente favoreció la
institucionalización de la escuela kleiniana, que se mantuvo con mucha fuerza hasta 1957, año en que
se publica Envidia y gratitud, donde Klein mantiene la tesis de la existencia de una envidia
constitucional en el ser humano, defendiendo que este sentimiento sería la base primaria de las
relaciones objetales y de la psicopatología . Esto, junto a las discrepancias respecto a la
importancia técnica de la contratransferencia, ocasionó el abandono de algunos de sus más fieles
discípulos, tal como Paula Heimann.

Aportes de las distintas teorías.

“PUNTUALIZACIONES SOBRE LOS MOMENTOS INICIALES EN LA CONSTITUCIÓN DEL APARATO PSÍQUICO”

Freud aporte de los 3 tipos de yo

1. El yo primitivo real, el niño cree que el crea el pecho. Éstas primeras experiencias de
satisfacción, dejarán sus huellas, serán las primeras marcas mnémicas, sobre las que ira a fundarse
el armazón del aparato psíquico. Además, estas huellas inauguran el polo del placer. Estas
primeras investiduras son las bases del narcisismo primitivo( el yo omnipotente) , el punto de
partida de la representación del Yo.
2. El yo de placer purificado Diferencia el placer del displacer. En este momento, el yo queda
identificado con el polo del placer, mientras que lo desplaciente es proyectado al exterior. Comienza
a surgir un no-yo, algo exterior que está constituido por lo odiado.
La polaridad afectiva a partir de esto, será amor-odio; y por lo tanto, el primer sentimiento hacia un
objeto que se reconoce como exterior es el odio.
Operan simultáneamente dos tendencias o principios organizativos:
a) Una tendencia realista inicial que es biológica, refleja (YRP)
b) Una tendencia a la repetición de lo placentero, de la vivencia de satisfacción.
Y de la interacción de estos dos principios organizativos surge el Yo Placer Purificado, que
incrementa la estabilidad de la estructura yoica. En esta nueva forma del yo, éste queda identificado
con el polo de lo placentero, mientras que lo displacentero es proyectado al exterior.

.
3. El yo real definitivo Con el acceso a la palabra se produce un nuevo nivel, las huellas
mnémicas se enlazan con la palabra y así adquieren la capacidad de la conciencia. Además,
hay una implementación de la acción específica por parte del Yo, lo que permite obtener
satisfacciones de manera más autónoma.
La instalación del juicio de la realidad se establece por necesidad. La reiteración de las
frustraciones obliga al yo a desarrollar un dispositivo que inhiba las grandes transferencias de
excitación, que ya no podía manejar mediante la alucinación. Para que esa inhibición del
proceso primario sea posible, es necesaria una complejización de la trama representacional.
El Yo logra reprimir la alucinación del objeto deseado, ya que ese camino demostró terminar
ocasionando displacer; así comienza a actuar el Principio de Realidad. Este proceso de evitar
la alucinación se llama defensa primaria.
Todo lleva a que el Yo logre al fin diferenciarse de su objeto. Los sentimientos iniciales hacia
estos objetos consistirán en una mezcla de amor y odio (ambivalencia afectiva). Ahora se hace
imperativo el dominio del objeto, y el Yo deberá soportar en delante la nostalgia de un objeto
perdido que en realidad nunca poseyó.

Yo real primitivo Yo placer purificado Yo de realidad definitivo


.
Fase oral Fase oral Fase anal
Principio de constancia Principio de placer Principio de realidad
No hay psiquismo. Inicio del psiquismo.
Angustia automática Angustia automática Angustia señal
Amor-indiferencia Amor-odio Ambivalencia amor-odio
Identidad de percepción. Identidad de pensamiento.
Proceso primario Proceso secundario.

Sandor Ferenczi; EL CONCEPTO DE INTROYECCIÓN

He llamado introyección a esta unión entre los objetos amados y nosotros, a esta fusión de tales
objetos con nuestro yo, y estimo -lo repito- que el mecanismo dinámico de todo amor objetal y de toda
transferencia sobre un objeto es una extensión del yo, una introyección.

He descrito la introyección como la extensión del interés de origen autoerótico al mundo exterior,
mediante la introducción de los objetos exteriores en la esfera del yo. He insistido sobre esta
«introyección», para subrayar que considero todo amor objetal (o toda transferencia) como una
extensión del yo, o introyección, tanto en el individuo normal como en el neurótico (y también en el
paranoico, en la medida que conserva esta facultad, naturalmente).

En último término, el hombre sólo se ama a si mismo; amar a otro equivale a integrar al otro en
su propio yo.

La «megalomanía del niño», relativa a su propia omnipotencia, no es, pues, una pura ilusión; el niño y
el obseso no piden nada imposible a la realidad, manteniendo tenazmente que sus deseos deben
cumplirse con exactitud; no hacen más que exigir el retorno de un estado precedente, el retorno de «los
buenos tiempos» en que eran omnipotentes.

(Período de omnipotencia incondicional.) 1

El primer deseo del niño no puede ser sino retornar a esta situación. Y lo más curioso es que esta
alucinación del niño se realiza efectivamente, siempre que uno se ocupe normalmente de él. Pues
desde el punto de vista objetivo del niño, la «omnipotencia» incondicional de la que gozaba hasta
entonces no se ha modificado más que en la medida en que es preciso traducir lo que desea de modo
alucinatorio (representar), pero sin tener nada más que modificar en el mundo exterior para conseguir
efectivamente la realización de sus deseos. Al no poseer noción alguna sobre el encadenamiento real
de causas y efectos, ni sobre la existencia y actividad de las personas que lo cuidan, el niño llega a
sentirse dueño de una fuerza mágica capaz de realizar efectivamente todos sus deseos mediante la
sola presentación de su satisfacción.

(Período de la omnipotencia alucinatoria mágica.) 2

Son las siguientes: las imitaciones con la boca de los movimientos de succión cuando el bebé desea
ser alimentado, y las manifestaciones características, con ayuda de la voz y de contraccio-nes
abdominales, cuando desea ser cambiado de postura. El niño aprende también progresiva-mente a
tender la mano hacia los objetos que desea. Resulta de ello un verdadero lenguaje gestual: mediante
una combinación apropiada de gestos, es capaz de expresar necesidades muy específicas, que a
menudo son efectivamente satisfechas. De manera que el niño, por poco que se atenga a la condición
consistente en expresar el deseo mediante los gestos correspondientes, pue-de continuar creyéndose
omnipotente: es

(El período de la omnipotencia con la ayuda de gestos mágicos).3

El pensamiento consciente mediante signos verbales es, pues, la, más importante realización del
aparato psíquico, la única que permite la adaptación a la realidad retardando la descarga motriz refleja
y la liberación del desagrado. A pesar de todo, el niño llega a preservar en este estadio de su desarrollo
su sentimiento de omnipotencia. Los deseos que el niño concibe en forma de pensamiento son aún tan
escasos y tan simples que el entorno preocupado por su bienestar consigue adivinar fácilmente la
mayoría de ellos. Las mímicas que por lo general acompañan al pensamiento (particularmente en los
sueños) facilitan en gran medida a los adultos una especie de lectura de los pensamientos. Y si,
además, el niño formula sus deseos con palabras, quienes le rodean se apresuran a realizarlos. En
cuanto al niño, cree realmente mantener sus poderes mágicos; se halla en:( el período de los
pensamientos y palabras mágicas) 4

Hasta ahora sólo hemos presentado los estadios del desarrollo del sentido de realidad en términos de
impulsos egoístas, llamados «impulsos del Yo» que se hallan al servicio de la auto conservación, pero,
como Freud afirma, la realidad mantiene relaciones más profundas con el «Yo» que con la sexualidad,
por una parte porque ésta es más independiente del mundo exterior (durante mucho tiempo puede
satisfacerse de manera autoerótico) y por otra porque se halla reprimida durante el período de latencia
y no mantiene ningún contacto con la realidad. La sexualidad permanecería, pues, durante toda la vida
más sometida al principio de placer, mientras que el “Yo” sufriría pronto la más amarga de las
decepciones por el desconocimiento de la realidad. Considerando ahora desde el ángulo del desarrollo
sexual el sentimiento de omnipotencia que caracteriza el estadio placer, constatamos que aquí el
período de la omnipotencia condicional 5

El autoerotismo y el narcisismo son, pues, los estadíos de la omnipotencia del erotismo; y como el
narcisismo subsiste siempre junto al erotismo objetal, puede decirse -en la medida en que uno se limita
a amarse a si mismo- que en materia de amor puede conservarse durante toda la vida la ilusión de
omnipotencia. El hecho de que el camino del narcisismo sea al mismo tiempo la vía de regresión que
permanece siempre accesible tras cualquier decepción infligida por un objeto amo-roso, es de sobra
conocido para que tengamos ahora que demostrarlo. 6

En los síntomas de la parafrenia (“Dementia Praecox”) y de la histeria, podemos suponer las re-
gresiones autoerótica y narcisista, mientras que los momentos de fijación de la neurosis obsesiva y de
la paranoia los hallaremos probablemente a un determinado nivel del desarrollo de la realidad erótica
(necesidad de hallar un objeto).7
Estas realizaciones, a decir verdad, no han sido aún suficientemente estudiadas para todas las
neurosis y en consecuencia debemos conformarnos, en lo que concierne a la elección de la neurosis,
con la formalización general de Freud, según la cual el tiempo de perturbación ulterior se determina en
función «de la fase del desarrollo del Yo y de la libido en que se produce la inhi-bición del desarrollo
que predispone a ella».

Karl abrahann;
1. Melanie Klein Aportes a la teoría psicoanalítica: las posiciones y sus modalidades defensivas

La teoría del funcionamiento mental primitivo:

 Postula la existencia de un Yo desde el nacimiento, capaz de percibir angustia, desarrollar


primarios mecanismos de defensa y establecer relaciones de objeto desde el comienzo de la
vida misma.
 La teoría de la función estructurante de los mecanismos de identificación proyectiva e
introyectiva.
 Una teoría de las relaciones objétales que incluye la hipótesis de fantasía inconsciente de la que
deriva en parte del concepto de mundo interno.
 La teoría de las posiciones, que jerarquiza los conceptos de ansiedades psicóticas, paranoides y
depresivas, en el funcionamiento mental.

Modelo de Aparato Psíquico

Las experiencias tempranas de gratificación y frustración desempeñan un papel central en la dinámica


interna del niño pequeño, no por como son los estímulos en si mismos sino por la manera,
constitucionalmente condicionada, en que el niño las elabora.

Para Klein, desde el nacimiento existen:

 Dos pulsiones básicas, la de vida y muerte, que provocan ansiedades tempranas de diferentes
cualidades. La pulsión básica, de vida, está dada por la herencia filogenética que rememora la
influencia del padre de la horda primitivo, el que goza de todo.
 La destrucción y el sadismo están dados por la influencia de este superyó arcaico que obliga
imperativamente la niño a vivir. Esta fuerza enérgica que sacude, “pulsión de destrucción”, es
yugulada en el nivel de los orificios del cuerpo, de esta forma se abrirán paso pulsiones
parciales, orales, anales y uretrales. El sadismo tiene una importancia considerable al comienzo
de la constitución del yo, gracias a él, el niño puede vivir: “goza de la vida bebiendo su leche;
muerde, devora, ataca si no está satisfecho.
Y es en este proceso también donde comienza a manifestar el estado de ambivalencia no en lo
que más adelante se dará a llamar pecho bueno o pecho malo, sino será atravesó de sus
actividades de cómo se manifiestan las introyecciones y las proyecciones , esto lo hará en las
primeras expresiones de la fase oral sádica en donde el sujeto niño atacara si siente que lo
atacan o aquello que quieres te odiará”
 Estas pulsiones destructoras que la deriva fantásticamente y acompaña, no será atemperada
hasta la disolución del Edipo cuando el niño haya renunciado a su madre.
 Existen defensas primitivas frente a ansiedades también primitivas y defensas adaptativas o
evolucionadas en la siguiente secuencia:
 Aparición de mecanismos esquizoides: disociación, idealización, negación, control
omnipotente, Identificación Proyectiva, proyección e introyección seguidos de evolución normal
mecanismos maniacos y obsesivos correspondientes a la entrada a la fase depresiva
 La resolución adecuada de cada etapa hará emerger mecanismos neuróticos como la inhibición,
desplazamiento, represión y la aparición de mecanismos más avanzados como la sublimación

Estos aspectos de la vida psíquica se organizan en dos tipos de estructuras: posiciones una depresiva
y la otra ezquizo paranoide , las cuales son sucesivas y caracterizan emocionalmente la vida del bebé y
configuran las modalidades de psíquicas del ser humano a lo largo de la vida.

Se utiliza el concepto de posición, destacando que este fenómeno no es simplemente una fase o etapa
transitoria, sino que persiste a lo largo de toda la vida.

Definición de posición :

Posición esquizoparanoide; primeros meses de vida

Se define por:

 Relaciones de objeto parcial


 Ansiedad predominante: persecutoria, provenientes de la acción interna de la pulsión de muerte,
el nacimiento, vivenciado como un trauma y la vida post natal.
 Mecanismos de defensa predominantes: escisión, proyección e introyección

“ Al comienzo era el pecho. El sujeto era el pecho, el sujeto no vive sino por el pecho, siendo el
pecho, pero el bebé corre el riesgo de ser aniquilado por el pecho, o cuando el pecho no está
presente, como sujeto desaparece”. “Es un estado de angustia extrema, primitiva, que es
sentida como el miedo de ser aniquilado y que toma forma de miedo de persecución”.

El sujeto, el primer Yo o Yo primitivo reacciona, su función principal es administrar esta angustia


esencial escindiendo al objeto. La defensa primordial en el sistema Kleniano es la Escisión: El pecho
en tanto objeto primordial va a ser escindido en un pecho bueno y en un pecho malo, o bien en un
objeto bueno que el sujeto posee y en uno malo que está ausente.

La ansiedad predominante es la persecutoria: “el peligro que corre el yo frente a los ataques que son
atribuidos al objeto”

EL NIÑO EPISTEMICO

LAS PRIMERAS HUELAS MNEMICAS

EL PECHO / BEBES DESTETE- COMPLEJO DE EDIPO


LAS HECES HIGIENE TEMPRANA
EL PENE DISPOSICION SEXUAL- PREGENITAL

CONCEPTOS DE LA TEORIA.

 Mientras que Freud en La organización sexual infantil, dirá que es la castración la que resignifica las perdidas
anteriores, que son reales
 Melanie Klein ubica como motor del conflicto edipicos, la frustración, frustración determinada por el destete.
 PULSION DE VIDA. primer encuentro con el pecho al chuparle el pecho de su madre logra depositar una pulsión de
vida la cual ya comienza la introyección del objeto bueno
 PULSION DE MUERTE, ya en posición paranoide, persecutoria muerde, y traga ese pecho con intención de destruir
aquel pecho que se ausenta y le produce conflictos, identificación proyectiva el niño se introduce omnipotente
mente el objeto parcial en estado paranoico, aludiendo a la omnipotencia desmesurada cual defensa maniaca
introduce al objeto devorándolo para satisfacer sus deseos sádicos.
 AMBIVALENTE. La observación del niño en los primeros meses de vida en relación a los objetos que le rodean el yo
en estado de retaliación
 MAXIMO SADISMO.
 EDIPO TEMPRANO.
 YO ESCINDIDO.
 EDIPO TEMPRANO. LA NIÑA RECONOCE SU VAGINA DESDE UN PRINCIPIO Y EL NIÑO TAMBIEN
 INTROYECTA objeto parcial pecho bueno /pecho malo
 PROYECTA ETAPA FASE ANAL SADICA Expulsa

Proyección

Por medio de la proyección atribuye aspectos destructivos al objeto externo, para librarse de la
sensación de aniquilamiento o persecución interna, ya que resulta más fácil defenderse de “ataques”
externos que de aquellos que provienen del interior

Entonces el objeto externo adquiere características de maldad, las cuales vehiculizan fantasías propias
de la etapa oral (canibalísticas).

El objeto sólo es malo, es un objeto parcial por tener una sola cualidad emocional y además es parcial
porque físicamente es una parte del todo que constituye la madre

Esta parcialidad del objeto se acompaña de una parcialización del yo del niño porque es sólo una parte
del yo la que odia y teme a ese objeto parcial que denomina pecho malo.

Simultáneamente actúa en el Yo la pulsión de vida, que se expresa a través de sentimientos de amor


hacia el objeto externo.

Se le atribuyen características de cuidado, protección, de proveedor que satisface las necesidades del
bebé.

Este objeto sobre el cual se proyectan las fantasías no es reconocido por el bebé como el mismo que
frustra.

El objeto bueno también es un objeto parcial. Parcial porque tiene una sola cualidad: la bondad y
porque es una parte del todo de la madre.

Esta parcialidad del objeto se acompaña de una parcialización del yo del niño porque es sólo una parte
del yo la que ama y espera gratificación de ese objeto parcial que denomina pecho bueno.

Introyección

El yo implementa el mecanismo de introyección en forma paralela al de proyección.

Se introyectan imagos fantaseados de los objetos externos, modificados por las emociones
proyectadas en los mismos, constituyéndose objetos internos “buenos” y “malos”

La introyección de un objeto perseguidor está en cierta medida determinada por la proyección de una
pulsión destructiva en el objeto.
También se proyectan sentimientos de amor y esto se constituye en condición de hallazgo de un objeto
bueno. La introyección de un objeto bueno estimula la proyección de sentimientos buenos hacia el
exterior y esto a su vez por introyección, fortalece el sentimiento de poseer un objeto interno bueno

 La fase esquizoparanoide está dominada por el sadismo.

Las pulsiones sádicas orales, anales y uretrales se reúnen para adueñarse del pecho, el niño se halla
bajo el temor de la venganza, está sometido a sentimientos y fantasmas de persecución.

 Otros mecanismos de la fase esquizoparanoide

Con la finalidad de contrarrestar la ansiedad persecutoria y mantener a salvo de la misma a los objetos
buenos internos y externos:

 Control omnipotente: Control sobre los objetos internos y externos que posibilita mantener
suficientemente separados al pecho bueno del malo, tanto interno como externo
 Negación : Permite obviar la maldad del objeto, aniquilando al objeto que frustra: Pecho malo
 Idealización: Exagera la bondad del objeto bueno con el fin de salvaguardarlo de la maldad del
objeto malo. El objeto bueno es transformado en objeto ideal: un objeto inagotable en su
capacidad de bondad y de capacidad de nutrir los deseos del bebé. También se produce la
idealización el pecho malo transformándolo en pecho perseguidor que frustra.

Hay que diferenciar objeto bueno de objeto idealizado.

El objeto idealizado, advierte Klein, se encuentra menos integrado en el yo, puesto que proviene de la
angustia persecutoria y no tanto de la capacidad para amar. Esto se demuestra en que el objeto
idealizado con frecuencia es percibido como un perseguidor.

Identificación Proyectiva: La IP es un mecanismo por medio del cual el Yo deposita un aspecto


parcial de sí mismo en el objeto, identificándose luego con él. Así el objeto externo se transforma en
una extensión de sí. Este tipo de defensa crea confusión entre el yo y el otro.

Klein refiere que este mecanismo no está presente de manera normal sino en los lactantes, como
vestigios de las angustias y de los mecanismos esquizoparanoides y desaparecen al comienzo del
segundo año.

A medida que la introyección y la proyección permiten el desplazamiento de objeto en objeto, las


imágenes interiorizadas se acercan cada vez más estrechamente a la realidad y la identificación del yo
con los buenos objetos se hace más completa

Esta evolución implica un cambio de gran importancia: de una relación con objetos parciales y
disyuntos el sujeto pasa a una relación con un objeto total y prevaleciente: “la madre como una
totalidad”

En la fase esquizoparanoide se producen estos momentos de integración tanto del yo como de los
objetos por breves periodos

En una evolución saludable esta integración tiende a mantenerse, y app a los 4 meses, el aparato
psíquico va desarrollando y adquiriendo una nueva configuración: la posición depresiva

Posición Depresiva (4-6 meses)

Se define por:

 Relaciones de objeto total


 Ansiedad predominante: depresiva
 Mecanismos de defensa: defensas maníacas y reparación

Reconocimiento de la madre como objeto total Si predominan las experiencias de gratificación, (pecho
bueno), se hacen patentes también las tendencias a la integración , que están presentes según Klein
desde el comienzo de la vida (una manifestación de la pulsión de vida). Estas tendencias a la
integración, concomitantemente con la maduración psicofisiológica de las capacidades perceptivas y
cognitivas del Yo, preparan el camino a la síntesis e integración de los objetos parciales. El
reconocimiento de la madre como objeto total, independiente de sí, a consecuencia del predominio de
la integración, implica aceptar que ella es un individuo con una vida propia, y que tiene relaciones con
otras personas que no son el bebé.

Este reconocimiento implica la percepción de que el mismo objeto es a la vez la fuente de lo bueno (la
gratificación) y de lo malo (la frustración o la privación). Concomitantemente, el Yo (del bebé) se
transforma en un Yo total, que incluye sus aspectos buenos y malos, sus pulsiones libidinales y
agresivas.

Esto conduce al establecimiento de una nueva posición en el aparato psíquico: la posición depresiva.
El reconocimiento de la madre como objeto total marca el comienzo de la posición depresiva,
caracterizada por la relación con objetos totales, y por el predominio de integración, ambivalencia,
ansiedad depresiva y culpa. (Segal, 1964).

Reconocimiento del bebé como objeto total Implica también en el bebé, percibirse a sí mismo como
individuo único, separado de la madre. Esta es la fuente de sensaciones de desamparo y celos, tanto
como del temor a perder el amor de la madre. El bebé siente entonces ambivalencia respecto de ésta
(la madre), pues ahora la percibe como la fuente, no sólo de sus gratificaciones, sino también de sus
frustraciones. Por ello la ansiedad propia de esta posición (ansiedad depresiva) resulta del temor a que
los propios impulsos destructivos, antes dirigidos a un fantástico objeto malo distinto de la madre,
dañen ahora al objeto del cual se depende totalmente.

La ansiedad depresiva Cuando el bebé se ve expuesto a situaciones de privación, siente impulsos


agresivos hacia la misma madre a quien ahora reconoce como la fuente de la gratificación. El bebé
siente fantásticamente que dichos impulsos son capaces de dañarla. Esta situación produce ansiedad
depresiva y culpa, dos típicos sentimientos de este período. La destructividad pulsional debe entonces
ser enfrentada por nuevos mecanismos de defensa, distintos de la escisión y la proyección.

Así, para Klein, la preocupación por la integridad del objeto es la que cambia los fines pulsionales. Dice
Segal: conflicto depresivo es una lucha contra la destructividad del bebé, y sus impulsos
amorosos y reparatorios.

20. ¿Cómo enfrenta el bebé esta conflictiva? Por nuevos mecanismos de defensas.

Defensas maniacas: Se desarrollan como defensa contra la experiencia de ansiedad depresiva,


culpa y pérdida. Incluye mecanismos que ya se pusieron de manifiesto durante la etapa esquizo-
paranoide, pero durante la etapa depresiva adquieren características especiales. En el primer caso
estaban dirigidas a impedir un ataque aniquilante al yo; ahora tienen como finalidad defender al objeto
de los ataques ambivalentes del yo, y a éste de las ansiedades y de la culpa depresivas.

Las DM se dirigen a evitar y negar la conflictiva depresiva huyendo hacia el mundo exterior, y negando,
evitando o invirtiendo la dependencia del objeto, la ambivalencia, la preocupación y la culpa. Una
característica especial de la DM es la identificación del yo con el objeto idealizado. Implica entonces la
utilización de mecanismos de identificación proyectiva: las características proyectadas son las de un
necesitado y hambriento, mientras que las características asumidas por el Yo son las de un pecho
lleno, nutricio, que se autoabastece.
La Reparación Actividad del Yo dirigida a restaurar un objeto amado y dañado. Surge como
reacción a ansiedades depresivas y a la culpa. El bebé está obligado, en razón de su identificación con
el objeto bueno a reparar el desastre creado por su sadismo. Devolver la integridad al objeto de amor
tiene un efecto de restauración del yo. La reparación que da forma, belleza y perfección al objeto
perdido es una condición de la aceptación de la pérdida, forma parte del trabajo del duelo.

La superación de la fase depresiva La única verdadera superación de la fase depresiva es el trabajo de


duelo, el duelo efectuado de la madre y del pecho: es decir el duelo de la persona fantasmática, no
significa que la madre esté muerta, sino que el Bueno Extraordinario, el Bien Supremo idealizado que
representa, está perdido, no es el bien alcanzado. Sólo el amor por el objeto y no el odio garantizará el
proceso Si la posición depresiva no es adecuadamente elaborada puede producirse una regresión a la
posición esquizo paranoide, afectando gravemente el desarrollo ulterior

¿Por qué “posiciones” y no etapas? A modo de conclusión, Segal sobre el pensamiento kleiniano:

En un sentido la posición esquizo-paranoide y la depresiva son fases del desarrollo. Podrían


considerarse subdivisiones de la etapa oral, ocupando la primera los tres o cuatro primeros meses y
siendo seguida por la última en la segunda mitad del primer año de vida (...) Pero Melanie Klein eligió el
término posición para destacar que el fenómeno que estaba describiendo no era simplemente una
etapa o fase transitoria, como por ejemplo la etapa oral”.

“Posición implica una configuración específica de relaciones objétales, ansiedades y defensas


persistentes a lo largo de toda la vida. La posición depresiva nunca llega a reemplazar por completo a
la esquizo-paranoide; la integración lograda nunca es total, y las defensas contra el conflicto depresivo
producen regresión a fenómenos esquizo-paranoides, de modo que el individuo puede oscilar siempre
entre ambas posiciones (...) La forma de integración de las relaciones objétales durante la posición
depresiva queda como base de la estructura de la Personalidad.

Definiciones de:

 Posiciones
 Posición esquizoparanoide.
 Posición depresiva
 Fantasía inconsciente.
 Identificación proyectiva.
 Omnipotencia.

La expresión 'posición se refiere a una constelación o conjunto de ansiedades, defensas y relaciones


de objeto interno y externo que Klein considera característica de los primeros meses de vida de un
recién nacido y que en distinta medida persiste en la niñez y la adultez.

Posición esquizoparanoide; La principal característica de la posición esquizoparanoide es la


escisión, tanto del yo como del objeto, en lo malo y lo bueno, donde en el comienzo la integración entre
ellos es escasa o nula.

En esta posición, hay gran tensión del Instinto de muerte, pues el Yo deflexiona parte de aquél,
proyectándolo hacia afuera, es decir, hay una parte en el Yo que queda como una Agresión para
defenderse de los ataques de los objetos. Se conforma el primer objeto malo: pecho malo o
perseguidor. El miedo original al Instinto de muerte se verá transformado en miedo a un perseguidor,
que será el responsable de una ansiedad anticipatoria. El objeto malo condensa las experiencias
frustrantes del contacto del Yo con el Objeto y la realidad externa, surge de los 0 a los 6 meses de
edad de la persona
Posición depresiva La 'posición depresiva' es una constelación mental que Klein define como
esencial en el desarrollo de un niño y que normalmente se experimenta por primera vez alrededor de la
mitad del primer año de vida.

En el curso de la niñez temprana e intermitentemente durante la adultez se retorna a la posición


depresiva. En estos sucesivos pasajes se producen nuevas y mas refinadas elaboraciones de la
misma. Es fundamental darse cuenta de la existencia de fantasías y sentimientos de odio en relación
con el objeto amado, prototípicamente la madre.

Fantasía inconsciente En la teoría kleiniana, las fantasías inconscientes están subyacentes en


todo proceso mental y son parte de toda actividad de la mente. Constituyen la representación mental
de los hechos somáticos del cuerpo que componen los instintos, y son sensaciones físicas
interpretadas como relaciones con los objetos que causan tales sensaciones. La fantasía es la
expresión mental de los impulsos libidinales y agresivos, así como de los mecanismos de defensa
contra esos impulsos. Gran parte de la actividad terapéutica del psicoanálisis puede describirse como
un intento de convertir la fantasía inconsciente en pensamiento consciente.

Fantasía Inconsciente, la cual define como la expresión mental de los impulsos instintivos que existen
desde el nacimiento y que son una función del yo, el yo va a entablar relaciones con los objetos tanto
en la fantasía como en la realidad. Para Klein, la fantasía y la realidad se encuentran inevitablemente
unidas a las experiencias reales y en continua interacción entre ellas.

Omnipotencia;

La omnipotencia y la idealización son aspectos importantes, pues experiencias malas son negadas de
manera omnipotente cada vez que existe posibilidad para ello, y las experiencias buenas son
idealizadas y exageradas a modo de protección contra el temor al pecho persecutorio.

Así, por ejemplo, en pocas páginas de uno de sus trabajos centrales (Klein, 1943/1952), se pueden
encontrar estos usos del término "omnipotencia": para calificar la totalidad de una experiencia, como
cuando hablan del "sentimiento de omnipotencia que prevalece en los primeros estadios de la vida" (p.
181). "la escisión, la omnipotencia, la idealización, la negación y el control de los objetos e internos
predominan en este estadio.

 Estos primeros métodos de defensa son de naturaleza extrema... "


 para nominar un mecanismo específico, el "control omnipotente" de los objetos, internos y
externos.
 En Los hipotéticos orígenes, la omnipotencia será primeramente concebida como característica
del objeto bueno (idealizado) de la posición esquizo-paranoide.

Envidia y gratitud.
El primer objeto envidiado es el pecho nutricio. El bebé siente que éste posee todo lo que él desea, un
flujo ilimitado de leche y amor, que es retenido para su propia gratificación.

“Este sentimiento se suma a la sensación de agravio y odio, y da como resultado disturbios en la


relación con la madre. Si la envidia es excesiva, a mi modo de ver esto indica que los rasgos
paranoides y esquizoides son anormalmente fuertes; en tal caso el niño puede ser considerado
enfermo”.

Melanie Klein hace una clara distinción entre la envidia, los celos y la voracidad.
La envidia es un sentimiento de enojo contra otra persona que posee o goza de algo deseable para el
sujeto: el impulso de éste es dañarlo o quitarle eso que posee. Implica la relación del sujeto con una
sola persona, y se remonta a la relación más temprana y exclusiva, la que se tuvo con la madre.

Los celos, por su parte, están basados en la envidia, pero comprenden una relación de por lo menos
dos personas; conciernen principalmente al amor que el sujeto siente que se le debe y le ha sido
quitado (o está en peligro de ello) por su rival. En la versión más común de los celos, el sujeto se siente
privado de la persona a la que ama, por otra persona. Pero también implican que alguien ha tomado “lo
bueno” que, por derecho, pertenece al individuo; es decir, en este caso, “el pecho bueno”.

La voracidad, finalmente, es un deseo “vehemente, impetuoso e insaciable”, que excede tanto lo que
el sujeto necesita como lo que el objeto es capaz y está dispuesto a dar. Inconscientemente, la meta
principal de la voracidad es vaciar por completo el objeto, lo que equivale a chupar hasta secar y, en
cierto sentido, devorar el pecho; es decir, una introyección destructiva.

La envidia se relaciona con la voracidad, pero no sólo busca hacer lo mismo que ésta, sino también
colocar en la madre, y especialmente en su pecho, las partes malas de uno mismo, con la finalidad de
dañarla, de destruirla. En un sentido más profundo, esto significaría destruir su capacidad creadora. Es
un proceso que deriva de impulsos uretrales y anal-sádicos, un aspecto destructivo de la identificación
proyectiva que surge en el mismo comienzo de la vida. La diferencia básica entre voracidad y
envidia (aunque no pueda trazarse una divisoria perfecta) es que la voracidad está conectada
con la introyección, mientras que la envidia está conectada con la proyección.

Con respecto a los celos, éstos hacen que se tema perder lo que se tiene; a la envidia le
duele ver que otro tiene aquello que uno quiere para sí mismo.
Puede decirse que la persona envidiosa es insaciable. Nunca quedará satisfecha, porque su envidia
proviene del interior y, por ello, encuentra siempre un objeto en quien concentrarse. (Esto indica, pese
a sus diferencias, la estrecha conexión entre los celos, la voracidad y la envidia.)

La expresión, casi universal, “morder la mano que da de comer” es una buena metáfora de morder,
destruir y deteriorar el pecho.

Contrariamente al bebé que, por causa de su envidia, no logra estructurar con suficiente seguridad un
objeto interno bueno, el niño que tiene una sólida capacidad para el amor y la gratitud desarrolla una
relación profundamente arraigada con su objeto bueno; así, puede resistir estados temporarios de
envidia, odio y sensación de perjuicio, sin salir lastimado.

Durante el desarrollo infantil, la relación con el pecho materno se convierte en el fundamento de la


devoción hacia personas, valores y causas. Así se asimila algo del amor que originariamente se
experimentó hacia el objeto primario.

La gratitud es uno de los sentimientos más importantes que derivan de la capacidad para amar; es
esencial para estructurar la relación con el objeto bueno, y también subyace en la apreciación de la
bondad (en los otros y en uno mismo).

La raíz de la gratitud, como de otras cualidades, se encuentra en las emociones y las actitudes que
aparecen en las épocas más tempranas de la infancia, cuando la madre es único objeto para el bebé,
vínculo que es la base para todas las relaciones amorosas posteriores.

En estas fases tempranas, los impulsos destructivos del bebé, especialmente la envidia, pueden
perturbar su vínculo con la madre. Si la envidia del pecho nutricio es muy fuerte, interfiere con la
gratificación plena, dado que lo característico de la envidia es que quiera robar y dañar lo que el objeto
posee. El bebé sólo puede experimentar satisfacción plena si su capacidad de amar está
suficientemente desarrollada; a su vez, la satisfacción es la base de la gratitud.

La gratificación plena al mamar significa que el bebé siente que ha recibido, de parte de su objeto
amado, un don incomparable que quiere conservar: ésta es la base para la gratitud, que se encuentra
íntimamente vinculada con la creencia en figuras buenas. Cuanta mayor es la frecuencia con que se
experimenta y acepta la gratificación en el acto de mamar, tanto más se sienten el goce y la gratitud en
el nivel más profundo posible.

La gratitud está estrechamente vinculada con la generosidad. La riqueza interior deriva de haber
asimilado el objeto bueno, lo que hace que el individuo sea capaz de compartir sus dones con los otros.

A veces, se encuentran expresiones de gratitud que resultan impulsadas más por sentimientos de
culpa que por la capacidad de amar. Habría que distinguir entre la verdadera gratitud y estos
sentimientos (lo cual no significa que en la verdadera gratitud no subsista algún elemento de culpa).

Envidia y Gratitud

Envidia: * Excesiva y moderada


* Expresión del instinto de muerte, Ataca al pecho nutricio
* Expresión oral sádica y anal sádica de los impulsos destructivos. Opera desde el comienzo de la
vida y tiene base constitucional.
Esquizo * Sentimiento enojoso de que el objeto tenga algo inasequible que no se pueda tener, el dar del
objeto.
* El único objeto es el pecho (Aunque el objeto dé, nunca da lo suficiente, entonces despierta enojo y
envidia)
== * Base de todas las insatisfacciones posteriores, daña la capacidad de gozar, se traslada a la
sexualidad.
(Difícil
* La única defensa es escindir, apartar. En la posición depresiva se integra. Dual: no hay goce.
de * Los ataques envidiosos se dan por identificación proyectiva.
separar) * La interpreta en la transferencia, la analiza.

Voracidad: * Deseo vehemente (apasionado), insaciable, voracidad introyectiva (tomar todo del pecho, todo su
contenido hasta vaciarlo, no se destruye el pecho)
* Está más del lado del instinto de vida, porque incorpora.

Celos: * Triangulares. Se desvía el odio hacia un tercero, no me alimenta porque está alimentando a otro
* Puede ser engañoso: envidia enmascarada por celo (el hombre mata al amante y a la mujer)
* Si es celo es elaborativo, si es engañoso no.

Criticar para aniquilarlo == crítica constructiva


No rescata nada para ayudar

Defensas: fallidas, la única efectiva es la escisión, porque sino se arruina la relación con el objeto.

Gratitud: * Primeras vivencias se traducen en emociones (envidia y gratitud)


* Instinto de vida (introyección de un objeto bueno, parcial)
* Lo bueno se quiere conservar (bueno: no despedazado)
* A + gratitud – envidia y a – gratitud + envidia
* Contrarresta la envidia. Conflicto pulsional entre el instinto de vida y el de muerte
*Goce pleno, gratitud, generosidad, reparación
* Se elabora mejor la posición depresiva, hay una mejor tolerancia hacia la pérdida del objeto

Identificación proyectiva: excesiva o moderada, no normal o patológica.


MECANISMOS DE DEFENSA

Dado que con frecuencia la realidad puede ser muy estresante, contamos con técnicas que permiten
defendernos de la percepción de esa realidad como fuente de amenaza o ansiedad (Coon, 1999).

Si pensamos en la estructura de la personalidad propuesta por Freud (para más detalles puedes ir a la
sección de Psicoanálisis), recordaremos que el Yo es la estructura regida por el principio de realidad.
Cuando esta realidad es muy amenazante, se despliegan los mecanismos de defensa: técnicas
adaptativas de naturaleza defensiva, para “evitar, negar o distorsionar” las fuentes de amenaza (Coon,
1999, p. 461). Freud los cataloga como métodos particulares de defensa que utiliza el Yo en conflictos
que podrían conducir a neurosis (Sigmund Freud cp. Anna Freud, 1954).

Los mecanismos de defensa son muchos y han sido descritos separadamente desde su definición
inicial a finales del siglo XIX. En su totalidad, sirven para dar seguridad al Yo y evitarle displacer. Es
trabajo del psicoanalista descubrir qué mecanismos están en funcionamiento en un paciente(Freud,
1954) . Según Coon (1999), el uso de mecanismos de defensa crea puntos ciegos en la conciencia y
ocupa gran cantidad de energía psíquica.

Algunos de los mecanismos son los siguientes:

• Negación El individuo rehúsa aceptar o creer una realidad desagradable, estresante o


amenazante.
• Represión La persona despliega este mecanismo para mantener recuerdos dolorosos o
incómodos fuera de la conciencia.
• Formación reactiva Se exhibe un comportamiento exagerado y completamente opuesto
a los impulsos o sentimientos, para bloquearlos y hacer que “desaparezcan”.
• Regresión Se trata de la vuelta a comportamientos o hábitos propios de períodos
anteriores, que resultaban menos demandantes y, por ende, menos estresantes.
• Proyección Esta forma de afrontamiento está orientada a evitar la ansiedad que se
produciría si se reconocieran las propias fallas. Consiste en ver debilidades y defectos en
los otros de manera exagerada y en evitar que la atención recaiga sobre las fallas
propias. Las características negativas o menos aceptables se “colocan” en las otras
personas.
• Racionalización El individuo que racionaliza crea y emite excusas variadas (con
frecuencia falsas) que explican su comportamiento y sus deficiencias.
• Compensación Cuando una persona se siente inferior en algún ámbito, intenta
compensar su carencia con esfuerzos inusuales o con talentos que posee para otras
áreas.
• Sublimación Consiste en desahogar los deseos frustrados en actividades que
socialmente sean aceptadas y bien vistas. Freud describió especialmente la sublimación
de los deseos sexuales en variadas actividades placenteras aceptables.
• La defensa maníaca consiste en una negación de la realidad interna, la presencia de una
angustia depresiva y la transformación de estas emociones en las contrarias a través de
una negación. Dice Winnicott: «La defensa maníaca», estriba en que forma parte de la
defensa maníaca de uno mismo el ser incapaz de dar plena importancia a la realidad
interior. Existen fluctuaciones en la capacidad personal para respetar la realidad interior,
fluctuaciones que se relacionan con la angustia depresiva que hay en uno mismo.

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