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L A SE MÁNTICA DE FRE GE Y LO A PRI O RI

EN ARITMÉ TICA*

¿E l s e n s u a lis m o de Locke, el id e a lis m o de B e rk e le y y ta n to m ás que

e s tá lig a d o con e s a s f i lo s o f ía s n o h a b r ía s id o im p o s ib le s i e llo s h u b ie r a n

d is tin g u id o a d e c u a d a m e n te e n tr e el p e n s a m i e n to en el s e n tid o e s tre c h o

[o b je tiv o ] y la r e p r e s e n t a c ió n ; e n tre io s c o n s t i tu y e n t e s (c o n c e p to s , o b je ­

to s , r e l a c io n e s ) y la s r e p r e s e n ta c io n e s ? Aún si el p e n s a m ie n to hum ano

no to m a lu g a r s in r e p re s e n ta c io n e s , el c o n te n id o de un ju ic io es a lg o

o b je tiv o , el m is m o p a ra to d o s ... Lo que e s ta m o s d ic ie n d o p a ra el

c o n te n id o c o m p le to es v e rd a d e ro ta m b ié n p a ra sus c o n s t itu y e n te s que

podem os d is tin g u ir d e n tr o de é l.

F re g e , e sb o zo de una r é p lic a a k e rry , nac hl ass

La c r e e n c ia e rró n e a de que un p e n s a m i e n to (u n ju ic io , com o es

u s u a lm e n t e lla m a d o ) es a lg o p s ic o ló g ic o com o una r e p r e s e n ta c ió n ...

conduce n e c e s a r ia m e n te al id e a lis m o e p is te m o ló g ic o .

F re g e , " L ó g ic a ” , Na c h l a s s

P or m e d io del e je m p lo p re s e n te ... vem os cóm o el p e n s a m ie n to p u ro ,

in d e p e n d ie n te m e n te d e l c o n te n id o dado p o r lo s s e n tid o s o aún po r una

in tu ic ió n a priori, puede lle v a r a c a b o ju ic io s que d e r iv a n s o la m e n te del

c o n te n id o que s u rg e de su p r o p ia c o n s t it u c ió n , lo cual a p rim e r a v is t a ,

p a re c e ser p o s ib le s ó lo en la base de a lg u n a i n tu ic ió n . Uno puede

c o m p a ra r e s to con la c o n d e n s a c ió n , a tra v é s de la cual es p o s ib le

tr a n s fo r m a r e l a ire que a la c o n c ie n c ia de un n iñ o a p a re c e com o nada

en un flu id o in v is ib le en fo rm a de g o ta s .

F re g e , b b g r if f s s c h r if t

' Traducción Max F ernández de Castro (UAM-I). Revisado por Juan Anto ­
nio Sánchez.
ntes de F rege, los mejores textos de lógica podrían haber

Frege y la lógica A empezado con un párrafo cómo el siguiente:

Antes de Frege, posible texto de lógca


C a da p ro p o s ic ió n c ateg óric a tiene u n sujeto, un predic a do , una
c ópula, una c ualidad y una c antidad. Sujeto y predic a do so n lla m a ­ 5 categorías: sujeto- predicado- cópula-
do s ‘té rm in o s’. P o r ejem plo, en ‘el h o m b re pío es feliz’, ‘el h o m b re canidad y cualidad

pío ’ y ‘fe liz ’ son térm ino s de lo s c uales ‘el h o m b re p ío ’ es el sujeto,


‘feliz’ es el predic a do y ‘es’ es la c ópula. L a ‘c ualidad’ de la p ro p o ­
sic ión es a firm a c ió n o n e g a c ió n ... la ‘c antidad’ de una pro p o sic ió n
es su universalida d o partic ularidad. (L éibiniz, O puscuk s etfra gm ents
inédits de h eib n i ^ pp. 7 7 - 7 8)

Frege alteró de manera radical a la lógica


F rege alteró de manera radical el carácter de la lógica. Rechazó
la doctrina tradicional de esas cinco categorías y ofreció una nueva
explicación que guió el desarrollo de la lógica en la siguiente centu­
ria. F rege reemplazó la partición entre sujeto y predicado con una Frege reemplazó la partición entre sujeto y
predicado con una entre objeto y función.
entre objeto y función. Argumentó que la cópula no es un elemen­ Argumentó que la cópula no es un elemen-
to separado ligando sujeto y predicado sino sólo una parte o fun­ to separado ligando sujeto y predicado sino
solo una parte o función del concepto des-
ción del concepto desplegado en su carácter insaturado; que la ca­ plegado
tegoría de calidad deriva de una confusión entre el co ntenido
propo sicional no aseverado y su aseveración; y que la interpreta­
ción propia de la cantidad requiere de una teoría de la cuantificación
que reconoce el carácter funcional del concepto cuantificado y la
existencia de conceptos de nivel superior.
E s ampliamente reconocido que esos descubrimientos seña­ Esos descubimientos señalaron el nacimien
Empresa que inspiró a Frege desde sus to de la lógica moderna
escritos más tempranos: una investiga- laron el nacimiento de la lógica moderna. E llos no son, sin embar­
ción del carácter de lo que nosotros go, más que subproductos de la empresa fundamental que inspiró
decimos cuando transmitimos informa-
ción por medio de juicios -no sólo de lo a F rege desde sus más tempranos escritos: una investigación del
que nosotros decimos, sino de lo que carácter de lo que nosotros decimos cuando transmitimos info r­
podríamos decir o juzgar.
mación po r medio de juicios - n o sólo de lo que nosotros decimos,
sino de lo que podríamos decir o juzgar. D esde sus primeros escri­ Desde sus primeros escritos su preocupa-
ción fue con el significado o contenido, lo
tos la preocupación principal de F rege fue con el significado o que el llamo lo lógico esto es, con la se-
contenido, lo que él llamó “lo lógico”- esto es, con la semántica. mántica
B e g r if f s s c h r i f t
Kant y el pensamiento matemático

La virtud distintiva del simbolismo matemático es que este


D e acuerdo con la concepción temprana de K ant acerca del cono­ representa isomórficamente los rasgos de su tema
cimiento matemático, la virtud distintiva del simbolismo matemá­
tico es que éste representa isomórficamente los rasgos de su tema. Según Kant existiía una relación muy cercana entre los símbo
E n aritmética, K ant había argumentado que los símbolos, con su los matemáticos y los números
capacidad para crecer y disminuir y sus relaciones mutuas, ofrecen
un modelo de los rasgos correspondientes de los números. É l pen­
só que el caso de la geometría era aún más sorprendente, porque
allí los símbolos en realidad se parecen a lo simbolizado. “L os sím­
bolos matemáticos”, argumentó:

son vehíc ulo s sensibles del c onoc im iento , de tal m a nera que uno Los símbolos matemáticos son vehículos sensibles del
conocimiento, de tal manera que uno puede estar confiado
pu e de esta r c o n fia do c o n ellos de que ning ún c o n c e pto ha sido con ellos de que ningún copncepto ha sido olvidado
o lvid a d o y de que c ada sim ple c o m para c ión ha to m a do lug a r a
tra vés de reg las sim ples, etc étera, c o m o un o lo está de lo que ve
Uno no debe pensar las cosas en su representación general
c o n sus p ro p io s ojos. L a tarea es fac ilitada p o r el hec ho de que
u n o n o debe pensa r las c osas en su re presenta c ió n g enera l, sino
só lo a c erc a de lo s signos c o no c ido s de fo rm a individual y c on
Diferencia con las palabras en la filosofía
c o n o c im iento sensible. E n el c aso de la filosofía, p o r el c o ntra rio ,
las palabras, lo s sím bolos del c o no c im iento filo só fic o , sirven sólo
Los símbolos del conocimiento filosófico sirven solo para
recordarnos el concepto general que está siendo designado.
pa ra re c o rd a rn o s el c o n c epto g eneral que está siendo desig nado.
U n o debe siem pre m a ntener su sig nific ado ante lo s pro p io s o jo s y
el entendim iento p u ro m a ntenido en e sfuerzo c onsta nte; y c uán
im pe rc ep tiblem ente una c arac terístic a de u n c o n c e pto a bstrac to
se n o s esc apa, pues n o ha y nada sensible pa ra re ve la m o s su o m i­
sión. ( Ka nt, U ntersuchungen iiberna türliche T beologie, pp. 2 9 1- 2 9 2 ; véa se
tam bién C rítica, A 7 15 - 18 / B 7 4 3 - 6 )

Y en otro lado agregó:

L o s signos em plea dos en c o nsiderac io nes filo só fic a s n o so n nada Los signos epmpleados no son nada más que palabras que
fallan a representar a través de su propia composición los
m ás que palabras que fallan a re pre se nta r a tra vés d e su pro pia conceptos parciales que constituyen la idea completa
c o m p o sic ió n lo s c o nc epto s parc iales que c onstituyen la idea c o m ­ significada por la palabra; ni puede su concexión designar la
relación de pensamientos filosóficos
pleta sig nific ada p o r la palabra; ni puede su c o n e x ió n desig na r la
rela c ió n de pensa m iento s filosófic os. E sta es la ra z ó n p o r la c ual
en c ada a c to de pensa r para este m o d o de c ono c im iento un o debe
te ne r la c osa m ism a ante los pro pio s ojos, y se vu e lve nec esa rio
re pre se nta r lo g eneral en abstrac to, sin ser c apaz dé d ispo ne r uno
m ism o del a rtific io útil e im po rta n te de m a neja r só lo signos sim ­
ples m ás bien que los c onc eptos g enerales de la c osa m ism a. ( Ka nt,
U ntersuchungen iib er natürliche T heologie, pp. 2 7 8 - 2 7 9 ) '

En la opinión de Kant el simbolismo matemático fue lo que él Así, en la juvenil opinión de K ant, el simbolismo de las mate­
podría haber llamado un sistema simbólico diseñado para desa-
rrollar en la intuición sensible un modelo confiable del dominio máticas fue lo qué él podría haber llamado unA nschauungsschrift, un
del discurso matemático sistema simbólico diseñado para desarrollar en la intuición sensi­
ble un modelo confiable del dominio de discurso matemático. A

isomórfica
causa de la naturaleza constructiva de su tópico, las matemáticas se
prestan perfectamente a la representación isomórfica. L a filosofía,
en contraste, trata con conceptos dados, no construidos y po r lo
tanto no es capaz de este tipo de tratamiento. E n otras palabras,
hay un A nschauungsschrift, pero no hay un Begriffsschrift, y aun si lo
hubiera, sería de interés para el matemático y no para el filósofo.
Oposición a la opinión de Kant E l primero libro de F rege, su Begriffsscbrift de 1879, puso en
marcha un programa que de inmediato se oponía a K ant. Su obje­
En la conceptografía su objetivo fue diseñar un simbolismo
que haría para la filosofía lo que Kant pensó que podría ser tivo fue diseñar un simbolismo que haría para la filosofía lo que
solo hecho para las matemáticas K ant pensó que podría ser sólo hecho para las matemáticas —un
simbolismo que retrata no las cosas sobre las que trata sino lo que
podemos decir acerca de ellas, que da una representación no de las
cosas pensadas, sino dehpensamiento mismo, considerado con
objetividad. “D irectamente desde el principio”, explicó en un re­
po rte retrospectivo, “tuve en mente la ex presión de un contenido ...
pero el contenido debe ser dado más precisamente que en un len­
guaje natural” (“B ooles rechnende L o gik”, p. 13).
Frege reconoció que para las mayoría de los enuncciados A diferencia de B olzano, F rege reconoció desde el principio
del lenguaje natural la conexión de las palabras correspon-
de solo de forma parcial a la estructura de los conceptos que para la mayoría de los enunciados del lenguaje natural “la co­
nexión de las palabras corresponde sólo de forma parcial a la es-

1 Véase también Ivant, Critica , A715-18/ B 743-6. E s interesante que B olzano


se refirió a esta misma afirmación en !F L , voi. 4, p. 2 91, observando que la mate­
mática ahora usa el método que Kant atribuyó a la filosofía, ya que evita entera­
mente la intuición.
En lugar de la conclusión fatalista de Kant tructura de los conceptos” (p. 13). Pero en lugar de sacar la conclu­
Frege intentó identificar lo que otros llamarían
un lenguaje perfecto sión fatalista de K ant, F rege intentó identificar lo que otros llama­
rían un “lenguaje perfecto” , un fragmento del alemán que expresa­
La tarea del lógico es conducir una lucha ra de modo perspicuo el contenido de lo que decimos. “L a tarea
continua en parte contra el lenguaje y la
gramática en tanto que estos fallan a dar una del lógico”, explicó, “es conducir una lucha continua ... en parte
expresión clara y lógica
contra el lenguaje y la gramática en tanto que éstos fallan a dar una
expresión clara a lo lógico” (“Logilc” [1879-91] N achlass, p. 7).
“L o lógico” - sería un serio error mal interpretar lo que F rege
quiso decir por esta,expresión recurrente en sus escritos tempranos.
L o que F rege y Russell llamaron “lógico”, lo que H usserl denominó
una investigación “lógica”, lo que Meinong llamó “Gegenstandstheori¿ >,2
y lo que W ittgenstein nombró una observación “lógico-filosófica”
son parientes cercanos; no deberían ser confundidos con lo que No confundir su lógica con la lógica
ahora es llamado lógica, después de que el formalismo y la teoría actual, su lógica fue nuestra semántica
de conjuntos han venido a dominar el campo. Su “lógica” fue nues­
tra semántica, una doctrina del contenido, de su estructura y natu­
raleza, y no sólo de su fragmento “formal”.
Por ejemplo, F rege explicó que el entendimiento de varios len­ El conocimiento de varios lenguajes
naturales revela el hecho de que con-
guajes revela el hecho de que los lenguajes naturales contienen un gran tienen una gran número de rasgos no
núm ero de rasgos no-representadonales, elementos que no represen­ representacionales, elementos que no
representan nada lógico
tan nada “lógico”. Concluyó que una familiaridad con varios lenguajes
es por completo útil, porque “diferencias entre lenguajes pueden re­ La familiaridad con los lenguajes pue
ducir la dificultad en captar lo. lógico” (“Logik” [1879-1891] N achlass., de ser útil, porque la diferencia entre
lenguaje puede reducir la capacidad
p. ó; también en un esbozo posterior, “Logik” [1897] N achlass, p. 154). de captar lo lógico
Cuando F rege definió como su objetivo “aislar lo que es lógico”
(£CLogik” [1879-1891] N achlass, p. 6) y “separar con precisión lo psico­
lógico de lo lógico, lo subjetivo de lo objetivo” (The F oundations of Aislar lo que es lógico y separar lo
psicológico de lo lógico, lo subjetivo
A ñthmetic, p. xxii), estaba queriendo decir que su blanco, el elemento de lo objetivo
objetivo o lógico en el pensamiento, no es lo que permanece en el
juicio cuando el contenido es excluido sino lo que permanece cuando
descartamos el elemento específicamente psicológico?

2 Véase la carta de Russell del 15 de enero de 19 0 4 a Meinong, en la cual


identificó su concepción de la lógica con la G egenstaiidstheorie de Meinong.
3 E sta distinción con frecuencia ignorada jugará un papel decisivo en la carac­
terización d e d o s tipos de realismo (atribuidos a H elmholtz y a Planck-respectiva-
Se esforzo por seprarar sus propias concep-
Se esforzó en distinguir su lógica de F rege dedicó esfuerzo considerable a separar sus propias con­ ciones de lógica de aquella de los lógicos
otras
cepciones de “lógica” de aquella de los lógicos computacionales computacionales. Mientras estas personas,
decía él, estaban comprometidas con el
tales como Jevo ns, B oole y Schroeder. Mientras estas personas, él proyecto leibniziano de desarrollar un
explicó, estaban comprometidas con el proyecto leibiniziano de calculus rationator, su propio objetivo fue
diseñar una lingua characteristica
desarrollar un cak ulus ratioánator, su propio objetivo fue mucho más
ambicioso, diseñar una lingua chamcterisiica. Los lógicos tradiciona­
les estaban en principio concernidos con el problema de identifi­
car algo ritmos matemáticos con el objeto de resolver problema
lógicos tradicionales - q ué se sigue de qué, qué es válido y así suce­
sivamente. E l fin dé F rege fue más allá de lo que ahora se llama
lógica formal, semántica, significados y contenidos, donde encon­
tró el fundamento último de la inferencia, la validez y mucho más.
Las críticas que F rege hizo a B oole son en particular revelado­ Críticas a Boole: "el contenido ha sido por
completo ignorado"
ras. E n el trabajo de B oole, objetó: “el contenido ha sido por com­
pleto igno rado ” (“B ooles rechnende L ogik”, p. 13). E l objetivo de
B oole fue el de producir algoritmos para resolver problemas lógi­
cos, pero su estrategia no podía satisfacer “a nadie interesado en
mantener el más estrecho vínculo en las relaciones entre signos y
las relaciones entre las cosas mismas” '(p. 13). A diferencia de B oole, yo no quiero representar una lógica abstracta
en fórmulas, sino expresar un contenido a
“yo no quiero representar una lógica abstracta en fórmulas, sino través de signos escritos en una manera
expresar un contenido a través de signos escritos en una manera precisa y perspicua
prec isa y perspic ua ( übersichtlicherer) (“U eb er den Z weck der
B egriffsschrifts” [1882-1883], Begriffsschñft, p. 97). “L a lógica sim­
bólica de B oole no representa más que la parte formal del lengua­
je, e incluso, sólo incompletamente” (“B ooles rechnende L o gik”,
p. 14). “E l lenguaje de fórmulas de B oo le presenta sólo una parte
de nuestro pensamiento; el todo no puede ser manejado po r una
máquina ni reemplazado por una actividad sólo mecánica” (p. 39).
E s el todo de nuestros pensamientos lo que importa para una lingua
characteristica. “Podemos derivar una real utilidad [de un lenguaje de

mente) en el capítulo 9. N ótese, por ejemplo, que en la B egriffsschñft F rege ilustró


lo que entendió por “contenido conceptual” como lo que es común a X os grie­
gos derrotaron a los persas en Platea’ y “L os persas fueron derrotados por los
griegos en Platea’ (van H eijenoort, F rom F rege to G odel, p. 12). E l esfuerzo por
preservar algo más que la form a lógica es transparente.
LA S E M Á N T IC A D E r, F R E G E Y LO A PRIORI EN A R IT M É T IC A
u

fórmulas] sólo cuando el contenido no es indicado sino co nstrui­


do a partir de sus constituyentes por medio de los mismos signos
lógicos que son usados en el cálculo” (p. 39).
El proyecto de Frege incluía identificar un fragmento del
E l proyecto de F rege incluía identificar un fragmento del len­
lenguaje alemán que satisface dos condiciones: a) cada
guaje alemán que satisface dos condiciones: a) cada enunciado ale­ enunciado alemán tiene una traducción en este fragmento, y
b) la forma gramatical de cada enunciado en este fragmento
mán tiene una traducción en este fragmento, y b) la forma grama­ refleja isomórficamente los constituyentes del contenido que
tical de cada enunciado en este fragmento refleja isomórficamente expresa, así como su combinación en ese contenido.
los constituyentes del contenido que expresa, así como su combi­
nación en ese contenido. E l hecho de que Begriffsschrift introdujera
símbolos no disponibles en el alemán pre fregeano, esenciales para
la plausibilidad práctica del proyecto, fue un factor insignificante
en cuanto a semántica se refiere; pues tales símbolos podrían ser
por entero eliminados en principio, en favor de expresiones del
alemán estándar —precisamente aquellas en términos de las cuales
los significados de los símbolos de F rege fueron expresados. D ado
Dado este lenguaje perfecto, las relaciones de derivabilidad
éste “lenguaje perfecto”, las relaciones de derivabilidad y las condi- y las condiciones para la validez se seguirán sin ninguna ne-
. do nes para validez se seguirían sin ninguna necesidad de apelar a cesidad de apelar a trucos algebraicos extrínsecos a las
proposiciones bajo consideración, sino solo por un análisis
trucos algebraicos extrínsecos a las proposiciones bajo considera­ de los constituyentes de los enunciados involucrados y de
ción, sino sólo po r una análisis de los constituyentes de los enun­ sus relaciones estructurales
ciados involucrados y de sus relaciones estructurales, como serían
manifiestas de manera perspicua (i.e. sintáctica) en su reformuladón la idea era producir un lenguaje en el cual aun cuando la
en el lenguaje prefecto. E n efecto, la idea era producir un lenguaje inferencia estuviera basada en el significado, uno no nece-
sitaba pensar más en los significados , ya que uno podría
en el cual aun cuando la inferencia estuviera basada en el significa­ ahora restringirse a los signos “presentes a los sentidos” y a
do, uno no necesitaba pensar más en los significados (tal cual K ant sus correlaciones simbólicas
había dicho que la naturaleza del simbolismo matemático hace in­
necesario pensar acerca de su significado), ya que uno podría ahora
restringirse a los signos “presentes a los sentidos” y a sus correla­
ciones simbólicas. N ada extraña que cincuenta años más tarde un
discípulo herético estuviera tentado a cortar el vínculo restante
con los significados y tomara el lenguaje perspicuo como el objeto
completo de la lógica y de la filosofía científica.
¿Cómo debe uno identificar los detalles de este lenguaje per­ Detalles del lenguaje perfecto

fecto? L a estrategia de F rege, y los resultados revolucionarios que


surgieron de ella, parecen haber sido inspirados po r una concep-
dó n semántica que nunca hizo por completo completamente ex-
plídta. E n realidad, los elementos centrales de esa semántica fue­
ron en esencia tácitos; pues tan pronto como reconoció su presen­
cia en el sistema (en apariencia en los tardíos años de la década de
1880), se apresuró a eliminarlos.

Las c a t e g o r ía s s e m á n t i c a s b á s i c a s

La similitud entre la semántica de Frege y la de Bolzano


es notable. Frege enfatizó la importancia de separar con exac L a similaridad entre la semántica temprana de F rege y la de B olzano
titud lo psicológico de lo lógico, lo subjetivo de lo objetivo
es por completo notable. Como vimos, F rege enfatizó al principio
de sus G rundlagen la importancia de separar “con exactitud lo psi­
cológico de lo lógico, lo subjetivo de lo objetivo”4 (p. xxii). Uno
Insistió en distinguir entre as representaciones objetivas de debe ser especialmente cuidadoso, insistió, en distinguir entre las
las subjetivas
representaciones objetivas y las subjetivas; las primeras son “las
mismas para todos” pero las últimas no. Una palabra es en lo gene­
Una palabra es en lo general acompañada por una re-
presentación subjetiva que sin embargo "no es su signi- ral acompañada po r una representación subjetiva que sin embargo
ficado"; "la palabra...significa una representación obje- “no es su significado”; “la palabra ... significa una representación
tiva"
objetiva” (p. 37). Concediendo una inmerecida rama de laurel al
pasado, F rege agregó, “es porque K ant asoció ambos significados
con la palabra [‘representación’] que su doctrina asumió tal com-.
plejidad idealista, subjetiva y su verdadera opinión [1] fue tan difícil
El tratamiento de Frege está más alejado de Kant que de descubrir” (The F oundations o f A rithmetic, p. 37).
de Bolzano
N o puede haber duda, sin embargo, que el tratamiento que
A diferencia de Kant, y de acuerdo con su objetivo ge- F rege da a esas materias está aún más alejando del de K ant que del
neral de subjetivizar la semántica, Bolzano habría dis-
tinguido tres elementos asociados a cada representa- de B olzano. A diferencia de K ant, y de acuerdo con su objetivo
ción: a) la representación subjetiva; b) su contraparte
objetiva y c) su objeto
general de subjetivizar la semántica, B olzano había distinguido tres
elementos asociados con cada representación: a) la representación
subjetiva; b) su contraparte objetiva; y c) su objeto. Pero habiendo
acordado con K ant en que las representaciones no son ni concep­
Pero habiendo acordado con Kant en que las represen-
taciones no son ni conceptos ni intuicioes, tuvo dificul-
tos ni intuiciones, tuvo dificultades en producir una contraparte
tades en producir una contraparte objetiva entre la in- objetiva entre la intuición subjetiva (por ejemplo el ver una rosa) y
tuición objetiva y su objeto
su objeto (la rosa). B olzano fue aún más dependiente de esa tradi­

4 E l objetivo, escribió, es precisamente definir el concepto de número (The


F ottndatios o f A rithmetic, p. 5). E sto debe ser hecho, argüyó, sin recurso a las con­
diciones psicológicas que preceden a la formac ión de este concepto. N inguna
descripción de procesos mentales “puede nunca tomar el lugar de una genuina des­
cripción del c onc epto” (p. 34).
Bolzano fue dependiente de la
tradición en la cual todo lo que
vemos son ideas y fenómenos
ción en la cual todo lo que vemos son “ideas” y “fenómenos” . “Lo
que yo veo cuando alguien sostiene una rosa ante m í”, explicó, “es
"lo que yo veo es una representación
un a re p re s e n tac ió n ” (J F L , vo l. 1, p. 2 1 7 ) - p o r lo tan to , de la rosa"
presumiblemente, no .una rosa, pues las rosas, a diferencia de las
No representaciones objetivas sino
representaciones objetivas, están en el espacio y en el tiempo y, a subjetivas
diferencia de las representaciones subjetivas, persisten cuando la
El objeto de la intuición parece ser
mente humana se aniquila.5 E l objeto de la intuición parece ser subjetivo y la contraparte objetiva
subjetivo yla contraparte objetiva sigue siendo un misterio. E sta­ sigue siendo un misterio
mos en uno de los más obscuros rincones de la filosofía de B olzano.
Frege habló de representaciones objetivas
D esde el comienzo mismo F rege arrojó estas dudas kantianas Frege arrojó estas dudas kantianas de
lado: "las representaciones objetivas
de lado: “las representaciones objetivas”, explicó en los G nmdlagen, pueden ser divididas en conceptos y
“pueden ser divididas en conceptos y objetos”, no en conceptos e objetos"
intuiciones6 (p.,37). Las representaciones objetivas impo rtan no Las representaciones objetivas importan
por lo que podemos hacer con ellas li-
po r sí mismas sino por lo que podemos hacer con ellas ligándolas gándolas unas con otras, pues cuando
unas con otras, pues cuando el vínculo es apropiado, el resultado el vínculo es apropiado, el resultado es
afín a un juicio kantiano menos su com-
es algo afín a un juicio kantiano menos su componente psicológi­ ponente psicológico
Contenido de un juicio posible:
resultado de haber ligado de modo apro- co, subjetivo; es el contenido de un juicio menos su dimensión
piado a las representaciones objetivas subjetiva. E sto es lo que F rege llamó contenido de un juicio posible
(beurteilbarerlnhalt, en lo que sigue, cjp). Un cjp es el blanco de lo que Esto fue llamado por Frege contenido
de un juicio posible: es el contenido de
Russell más tarde llamaría actitudes, proposicionales: entender, asu­ un juicio menos su dimensión subjetiva
mir, aseverar, cuestionarse y así sucesivamente. E sto es importante
para F rege ya que esas cosas son lo que decimos saber. Así, un

5 Aquí hay una muestra de la explicación problemática que da B olzano de la


naturaleza de la intuición: “Tan pronto como dirigimos nuestra atención al cam­
bio que es causado en nuestra mente por un cuerpo externo, por ejemplo, una
tosa que es traída ante nuestros sentidos, el resultado siguiente e inmediato de esta
atención es que la representaáón de este cambio resulta en nosotros. Ahora, esta
representación tiene un objeto, a saber, el cambio que tiene lugar en nuestra mente
en ese mismo momento y nada más” (IV L , vol. 1, p. 326; véase también G rossenlehre,
sec. 6).
6 L a representación objetiva de un individuo es aparentemente el individuo
mismo. E n este periodo, F rege no vio ninguna diferencia entre la representación
objetiva de un lugar y el lugar mismo (The F oundations o f A rithmeth, p. 37). E ste es
un rasgo característico del monismo semántico (véase la sección sobre dualismo
semántico).
Un entendimiento del conocimiento humano
depende de un entendimiento propio de los
cjp´s

entendimiento del conocimiento humano depende de un entendi­ Una teoría del conocimiento presupone una
semántica y hasta que no entendamos la
miento propio de los cj f s: una teoría del conocimiento presupone semántica no deberíamos tratar con la teo-
una semántica y hasta que entendamos la última, no deberíamos ría del conocimiento
Semántica temprana tratar con la primera.
T oda la semántica temprana de F rege se centraba alrededor Semántica temprana de Frege se centraba
en: concepto, objeto y contenido de juicio
de estas tres nociones básicas: concepto, objeto y cjp. L a distancia posible
entre F rege y K ant está acentuada por la falta de observaciones en
el más inquietante de los problemas kantianos, el carácter de los
objetos de conocimiento y su constitución a través de las catego­
rías. L os objetos no son problemas para F rege -ello s son las mesas
y sillas de la experiencia cotidiana, los números y las clases del
conocimiento matemático, los valores de verdad de su lógica y así
El interés semántico de Frege está centrado
sucesivamente. Su interés semántico está centrado casi por com­ en los conceptos y los cjp´s no en los objetos
pleto en los otros dos tópicos, conceptos y cjp’s. Más aún, lo que el
tiene que decir acerca de ellos tiene una extraña naturaleza comple­ La explicación de cada uno depende de la
mentaria, ya que su explicación de cada uno depende de la explica­ explicación del otro (concepto y cjp)
ción del otro, así que uno está obligado a entenderlos en conjunto
o no entenderlos del todo. E l razonamiento, dialéctico o circular,
de F rege en este tópico no se presta tan fácñ a exposición didácti­
ca. E mpezamos po r observar el modo en que pensó los concep­
tos, contrastando sus opiniones con la representación más estándar
de la materia.

El c o n c e p t o : r a íc e s d e l h o ü s m o e i n s a t u r a c i ó n

D e acuerdo con la teoría abstraccionista de los conceptos que era Según la teoría abstraccionista del perído
de Frege, la mejor manera de entender lo
Teoría abstraccionista del concepto todavía m uy popular popular en tiempos de F rege, la mejo r mane­ que los conceptos son es ver su génesis
ra de entender lo que los conceptos son es ver su génesis. E s im­
po rtante enfatizar que el joven F rege estuvo de acuerdo con este
punto, aún cuándo no estuvo de acuerdó con la explicación abs­
traccionista de cómo los seres humanos definen o construyen con­
ceptos. L os abstraccionistas afirman que los conceptos emergen a Los abstraccionistan afirman que los con-
ceptos emergen a través de un proceso que
través de un proceso que nos lleva de ciertos datos a un concepto nos lleva de ciertos datos a un concepto vía
vía un proceso de eliminación. Lo dado en el punto de partida de un proceso de eliminación

este pro ceso parece consistir de intuiciones. U na formulación su­


cinta de la teoría abstraccionista es encontrada en los tempranos
escritos de H usserl, quién empezó su H abilitationsschrift dedicada al
concepto de número, explicando que asumiría:

Husserl: los conceptos se originan a través de una compara-


que los c o n c epto s se orig inan a través de una c o m p a ra c ió n de las
ción de las representaciones específicas que caen bajo ellos
representa c io nes espec ífic as que c aen ba jo ellos. N o c o n sid era n­
Uno retiene las categorías que son comunes y esas últimas
do las c arac terístic as ( M erk mak ) en que difieren, u n o retiene fir­ son las que entonces constituyen el concepto general
m e m e n te aquellas que so n c om unes; y esas últim as so n las que
e nto nc es c o nstituyen el c o n c epto general. (B egrijf derZ a h l, p. 2 9 9 )

L as designaciones estándar de los conceptos como “repre­ Esta designación como representación general esta motivada
sentaciones generales” y “nombres comunes” están motivadas po r por la creencia de que la característica esencial de un concep-
to es su capacidad para referir a más de una cosa
la creencia ampliamente sostenida de qué la característica esencial
de un concepto es su capacidad para referir a más de una cosa. F ue
en general sostenido que una teoría del concepto debería explicar,
antes que nada, ese po der de referenc ia m últiple. L a teo ría La teoría abstraccionista parece inspirada por la curiosa idea
de que uno puede explicar la generalidad de la referencia en
abstraccionista parece inspirada por la curiosa idea de que uno puede un concepto por involucrar una multitud de cosas en la historia
explicar la generalidad de la referencia en un concepto po r involu­ de como el concepto emergió
crar una multitud de cosas en la historia de cómo el concepto
emergió. Pero como F rege observó, la teoría no tiene modo de Objeción de Frege:
Frege observó que la teoría no tiene modo de distinguir entre
distinguir entre un caso en el cual uno decide dejar de lado rasgos un caso en el cual uno decide dejar de lado rasgos de un obje-
de un objeto porque ellos difieren de los de otros y uno en el cual to porque ellos difieren de los otros y uno en el cual la persona
es simplemente olvidadiza y deja que los detalles de una sola
una persona es simplemente olvidadiza y deja que los detalles de instancia se borren en la memoria
una sola instancia se borren de la memoria. L a crítica exacta y pe­
netrante de este procedimiento (desarrollada en Philosophie der
A .rithmetik de H usserl) es digna de recordarse:

[ Ap a rta r nuestra atenc ión] e's en pa rtic ula r efec tivo. Ate n d e m o s
m é no s a una pro pieda d, y ésta desaparec e. H ac iendo que una c a­
ra c terístic a después de o tra desaparezc a, alc anzam os c o nc epto s
m ás y m ás a bstrac tos ... L a falta de a tenc ión es una fa c ulta d lóg ic a
de lo m ás efic a z; presum iblem ente esto expE c a e l c a rá c te r distraí­
d o de lo s pro feso res. Supo ng am o s que ha y un g a to neg ro y un
g a to bla nc o sentados juntos fre n te a no so tros. D e ja m o s de o bser­
va r su c o lo r y se vu e lve n inc o lo ro s, pero a ún están senta dos un o
ju n to al otro. D eja m o s de a tender a su po stura y ellos n o están
m ás senta dos (aunque ta m poc o ha n a doptado ning una o tra p o s­
tura) , p e ro c ada uno está aún en su lugar. D eja m o s de a tender a su
p o sic ió n ; ello s deja n de te n e r lug ar, p e ro a ún p e rm a n e c e n d ife ­
rentes. E n este m odo, quizá, o btenem o s de c ada un o de ellos un
c o n c e p to g enera l de gato. P o r aplic ac ión c ontinuada de este p ro ­
c edim iento, obtenem o s de c ada o bjeto un fa nta sm a m ás y m ás
desangrado. ( D e la reseña que F reg e hizo de Phi/ osophie derA rithmetik
Teoría de los conceptos de Frege de H usserl [ 18 9 4 ] , traduc c ión, pp. 84 -8 5 )

¿cómo surgen los conceptos? Si los conceptos no pueden derivar de la abstracción, ¿cómo
En opinión de Frege el proceso de formación de concep- surgen? E n opinión de F rege, el proceso de formación de concep­
tos es dependiente del procedimiento del juicio.
"empiezo de juicios y de sus contenidos, no de conceptos tos es dependiente del procedimiento del juicio. F rege notó que
...permito que la formación de conceptos proceda solo de los lógicos, desde Aristóteles hasta B oole, habían visto la lógica
los juicios; ls representaciones de propiedades y relacio
nes "vienen de forma simultánea con el primer juicio en como una teoría de la inferencia en la cual la construcción de con­
el cual son adscriptas a las cosas" ceptos “es presupuesta como algo que ha sido ya completado”.
Contrastó esto con su propio enfoque: “empiezo de juicios y de
sus contenidos, no de conceptos ... permito que la formación de
conceptos proceda sólo de los juicios” (“B olees rechnende L o gik”,
p. 17); las representaciones de propiedades y relaciones “vienen de.
forma simultanea con el primer juicio en el cual son adscritas a las
cosas” (p. 19).7
La estrategia de Frege para tratar con el concepto fue
asumir que nos son dados por la cjp´s y sus objetos L a estrategia de F rege para tratar con el concepto fue asumir
constituyentes que nos son dados los cjp’s y sus objetos constituyentes; nosotros
generamos entonces conceptos al desenterrarlos de los cjp\ con­
forme nosotros excluimos éste o ese objeto del cjp dada.8
E n su esbozo básico, la doctrina de F rege de formación de
conceptos corresponde más bien a observaciones holístícas en­
contradas en B olzano y otros escritores previos. Pero nada en el
trabajo de B olzano, o de nadie más, se compara con la riqueza de
detalles y resultados que emergieron cuando F rege adoptó esta es­

7 Véase también “U eber den Zweck det B egriffsschrift” , Begriffsschrift, p. 101,


y N achlass, p. 237.
8 E n sus escritos tempranos (Begriffsschrift y en otras partes) F rege habló c omo
si el c onc epto no estuviera allí hasta que nosotros lo “creamos” forjándolo de un
m odo u otro. Pero, desde luego, es difícil ver cómo podríamos enc ontrar un c on­
cepto en una cjp si éste no hubiera estado allí desde el principio.
trategia. D e un lado, la mayoría de los filósofos prefregeanos, in ­
Revisar
cluyendo a B olzano, confiaron sin mayor reparo en la superficie
gram atical y en la forma sujeto-cópula-predicado. Por otro lado, la La doctrina holisticae volvió una
herramienta semántica fructífera cuando
doctrina holística se volvió una herramienta semántica fructífera se unió con otra idea: el paso del juicio al
concepto es análogo un paso similar
Paso del juicio al concepto análogo a un sólo cuando fue unida con otra idea original de F rege: que el paso
tomado en matemáticas, ligando una
paso similar tomado en matemáticas,
ligando una función y sus valores del juicio al concepto es análogo a un paso similar tomado en m a­ función y sus valores
temáticas, ligando- una función y sus valores.
E l instrumento de generalidad en matemáticas es la variable, y
su más frecuente contexto es el nombre de una función. Conside­
re, po r ejemplo, la función:

2x3+ x;

L os valores que asigna a 1 y a 2 y así sucesivamente son:

2 - l3+ l,

2 -23+ 2, y así en adelante.


Si vemos el proceso hacia atrás psar de
los valores a una función tenemos una
Se le ocurrió a F rege que si vemos este proceso hacia atrás,
imagen muy esclarecedora
obtenemos una imagen muy esclarecedora de la naturaleza de una
función. E n lugar de pasar de la función a sus valores, vamos de
los valores (o, más bien, de esos nombres particulares de los valores)
a la función (o, más bien, al nombre de la función):

de esto podemos discernir que la esencia de la función está en lo


que es común a esas expresiones: Le., en lo que está presente en

‘2 -(x)3+ x’ .

Además de la ‘x’; lo cual podríamos escribir como sigue

'*2 <)*+()*

(“Funktion und B egriff” [1891], KJeine Schriften, p. 128)


L a función (o su nombre) es vista po r lo tanto como derivan­
do de (ciertos nombres de), sus valores por eliminar de la última La función no solo correlaciona argumentos
y valores sino que también es "instau-
(los nombres de) uno o más objetos. F rege sacó una importante rada", "necesitada de complemento" y
conclusión: la función no sólo correlaciona argumentos y valores conceptos similares, "predicativa"
sino que también es “insaturada”, “necesitada de complemento”,
y conceptos similares, “predicativa”.9
Proceso regresivo de argumento a F rege vio que el proceso regresivo de argumento (nombre) a Frege vio que el proceso regresivo de argu-
mento (nombre) a función (nombre) puede
función puede ser aplicado a todas función (nombre) puede ser aplicado no solamente a expresiones ser aplicado no solamente a expresiones
las expresiones significativas que designan números sino a todas las ex-
que designan números sino a todas las expresiones significativas, presiones significativas, incluyendo enun-
incluyendo enunciados, y reconoció en ésto la clave a la naturaleza ciados y reconoció en esto la clave a la na-
turaleza de la representación general
de la representació n general. Por ejemplo, empezando con

(*) J u a n es alto,

p o d e m o s elim ina r a Ju a n (o a ‘Juan’) Y no s queda

x es alto,

una función de un tipo más general que la variedad matemática, ya


Concepto ´alto´o ´x es alto´ que no toma números como valores. D e acuerdo con F rege, éste
es el concepto alto o, como él prefirió escribirlo, x es alto. L a idea La idea funcional y la holística están ahora
ligadas a través del hecho de que el concep
funcional y la holística están ahora ligadas a través del hecho de to "alto" es la función que nosotros obtene-
que el concepto alto es la función que nosotros obtenemos cuando mos cuando extraemos de un cjp tal como
(*) un objeto tal como juan.
extraemos de un cjp tal como (*) un objeto tal como Juan.
E n 1882 F rege explicó a un corresponsal (tal vez M arty), “no
creo que la formación de conceptos pueda preceder al juicio ... El concepto como resultado de la
sino que pienso en un concepto como habiendo resultado por descomposición de una cjp
descomposición de una gp” (Letter to M arty [?] [1882]). Continuó
explicando como la construcción toma lugar. Considere la gp

9 Las observaciones de F rege son obviamente válidas sólo cuando están refe­
ridas a símbolos (como lo sugieren las observaciones entre paréntesis); pero se
pretende que son válidas también para sus c orrelatos semánticos. Una vez más, el
patrón de pensamiento primariamente semántico de F rege parece ser dominado
por factores sintácticos. (Carnap podría haber señalado esos desarrollos como
una prueba del carácter c onfuso del modo material de hablar; véase capítulo 17).
(*) 3> 2

D ependiendo de lo que elijamos considerar como el “sujeto”


de (* ), la aseveración será considerada como la atribución de dife­
rentes conceptos a diferentes objetos. Si consideramos 3 como su
Sujetó, po r ejemplo, entonces (*) dice que 3 cae bajo el concepto
ser más grande que 2. Un concepto similar resulta si 2 es elegido
como el sujeto. F inalmente,

podemos considerar ‘3 y 2’ como un sujeto complejo. Como un Sujeto complejo


predicado tenemos entonces el concepto de la relación de lo más Concepto de relación
grande a lo más pequeño. E n general, represento el caer de un
individuo bajo un concepto por F(x), donde x es el sujeto (argu­
mento) y F( ) el predicado (función), y donde el espacio vacío en
el paréntesis después de F representa la instauración, (p. 164).

D os años más tarde explicaría en G rundlagen:

Cuando de una cjp que trata de los objetos a y b extraemos a y b,


obtenemos un residuo, un concepto relación que está, consecuen­
temente, necesitado de complemento en dos modos. Si del enun­
ciado

“la tierra es más grande que la luna”

substraemos “la tierra”, obtenemos el concepto “más grande que


la luna”. Si alternativamente, substraemos el objeto “la luna”, ob­
tenemos el concepto “más grande que la tierra” . Pero si substraemos
ambos a la vez, entonces nos queda un concepto relación, (p. 82)
L a teoría holista del concepto de F rege fue revolucionaria. Antes de Frege las representaciones singulares y generales
habían sido consideradas dos especies del mimso tipo natural
Antes de F rege, las representaciones singulares y generales habían semántico
sido consideradas dos especies del mismo tipo natural semántico.
N o estaba rechazando simplemente la vieja idea del concepto como
un “nombre común”, como un nombre de más de una cosa (aun­
que en realidad estaba haciendo eso). D etrás del término ‘repre­
sentaciones generales5está la idea de que ambos tipos de represen­
taciones emergen en principio del mismo proceso, tal como fue
propuesto po r las teorías de la abstracción. D e acuerdo con esas
teorías, hay un tipo primordial de representación singular (lo dado),
la cual es la más poderosa, deseable y completa forma de repre­
sentación; no sotros obtenemos una forma menos específica de
representació n debilitando los rasgos de las representaciones pri­
Para Frege las representaiones generales son tan diferen- mordiales. E ste carácter es de forma extraña transmitido aún a los
tes de sus contrapartes singulares que uno podía mejor conceptos a priori. E n la opinión de F rege, las así llamadas repre­
considerarlas como cayendo bajo dos categorías semán-
ticas por completo distintas sentaciones generales son tan diferentes de sus contrapartes sin­
gulares que uno podía mejor considerarlas como cayendo bajo dos
Diferencia entre los nombres propios y las representaciones
generales categorías semánticas po r completo distintas. L a diferencia es re­
velada po r la diferencia en los procedimientos que conducen a su
Las representaciones singulares son nombres propios y se
supone quie son dados de manera independiente del juicio emergencia. Las representaciones singulares son nombres propios,
; las representaciones generales emergen solo después del y se supone que son dados de manera independiente del juicio; las
juicio
representaciones generales emergen sólo después del juicio. L os tex­
Los textos clásicos de lógica hablan de conceptos, juicios y razo-tos de lógica tradicional tratan conceptos, juicios y razonamientos
namientos. Frege estaba proponiendo que el orden de las dos
primeras se invirtiera. en ese orden; F rege estaba proponiendo que el orden de las dos
Su nueva perspectiva no solo mostraba cuán equivocado primeras se invirtiera. Su nueva perspectiva no sólo mostraba cuán
es pensar de los conceptos como nombres generales, igno- equivocado es pensar de los conceptos como nombres generales,
rando su dimensión predicativa; también cuan equivocado
es pensar a los conceptos como representaciones gene- ignorando su dimensión predicativa (insaturada); también mostra­
rales ba cuán equivocado es pensar a los conceptos como representa­
ciones generales; pues

x es idéntic o c on Sir W a lter Sc o tt

es un concepto que, por su pura esencia, carece de la capacidad


para designar algo más que un objeto.

C u a n tific a c ió n y a r itm é tic a

L a mayoría de los colegas de F rege estaban recelosos de tanta suti­


leza semántica. ¿P or qué debería uno preocuparse de la naturaleza
de los conceptos? Aquí nosotros podemos sólo rozar la superficie
de una respuesta recordando brevemente dos de los mayores al­
canc es de F rege en su perio do tem prano : su teo ría de la
cuantificación y su análisis de la aritmética. Como veremos, ellos
son po r entero dependientes de su concepción semántica de las
cosas, y el cuadro que ellos ofrecen del conocimiento matemático
es la vez una mejora enorme en relación con esfuerzos previos y
un paso mayor que se aleja de la posición kantiana con respecto al
papel de los conceptos y de la intuición en el conocimiento a priori.

Cuantificación

.T radicionalmente, enunciados cuantificados tales como ‘todos los Tradicionlmente, enunciados del tipo "
todos la As son Bs" y "algunos As son
As son B s’ y ‘algunos As son B s’ habían sido pensados como afir­ Bs" habían sido pensados como
maciones de la forma sujeto —predicado, sus sujetos siendo ‘todos afirmaciones de la forma sujeto predi-
cado
los A s’ y ‘algunos A s’, de forma respectiva. Como veremos, los
Principies de Russell, escritos dos décadas después de Begriffsschrift
de F rege, fueron aún inspirados por esta visión prefregeana de la
cuantificación.10 D ifícilmente podría uno proveer una evidencia
más notable del carácter revolucionario de las opiniones de F rege.
F rege analizó el contenido de
Análisis de Frege

(1) to d o s lo s ho m bre s son m ortales

como sigue: primero consideró la materia en apariencia no relacio­ Los contanidos proposicionales
nada con ésta de cómo los contenidos proposicionales complejos complejos emergen de los más simples
por medio de operaciones lógicas tales
emergen de los más simples po r medio de operaciones lógicas ta­ como negación e implicación material
les como negación e implicación material. Considérese, po r ejem­
plo, cómo

(2) Si Ju a n es un ho m bre , entonc es Ju a n es m o rta l

10 Para la primera teoría de la denotación de Russell, véase el cap. 6. L a nove­


dad del enfoque de F rege puede ser subrayado notando que veinte años después,
en Principies, Russell alegada que las proposic iones S i x es un hombre, entonces x es
mortal,para cada x y todos los hombres son mortales son equivalentes pero no idénticas.
De la primera dice que es realmente una conjunción de una infinidad de proposi­
ciones -presumiblemente sus instancias- mientras que la última es una simple
proposic ión cuyo término sujeto es cualquier cosa que todos los hombres:denote.
está fo rm a d a de

(3) J u a n es un h o m b re

(4) J u a n es m o rta l

D e acuerdo con F rege el cjp expresado por (2) está únicamen­


te caracterizado cuando damos lo que ahora llamaríamos sus con­
diciones de verdad, esto es, cuando decimos que es verdadero en
todas y solamente aquellas circunstancias que hacen (4) verdadero
o (3) falso." U na construcción similar introduce todos los otros
conectivos (la negación basta para definir todos los demás). E n
este punto F rege hab ía caracterizado el lenguaje de la ló gic a
proposicional. E nseguida considere lo que pasa cuando remove­
mos el objeto J uan (¿la palabra ‘J uan ?) de (2); F rege representó el
resultado como

(5) si x es un ho m b re , ento nc es x es m o rta l

11 L a caracterización de F rege del significado de las expresiones moleculares


(en B egriJJsschrifty en otras partes) es la única razón qué yo c onozc o para adscribir­
le la opinión de que el significado (i. e., el sentido) consiste en condiciones de
verdad. D e hecho, la razón no es muy buena, ya que obviamente este proc eso de
c onstruc c ión se aplica sólo a expresiones moleculares y pretende dar, en efecto,
los significados de los conectivos lógicos. N o es muy claro que F rege reconociera
la suposic ión de unicidad implicada al decir que p vq es el cjp que es verdadero
'.precisamente c uando p es verdadero o q es verdadero; pero esta suposición tiene
un halo de semántica veritativo-funcional. N o hay, sin embargo, ninguna razón
para pensar que F rege mantuvo una opinión similar para el caso crucial de enun­
ciados atómicos. N ada en los escritos de F rege en geometría, por ejemplo, sugiere
que él habría dado una explicación veritativo-funcional del m odo en el cual las
expresiones atómicas en geometría significan lo que ellas significan.
(5) si x es un hombre, entonces x es mortal

donde la variable V no es más que un artificio conveniente para 5 representa un concepto fregeano, uno que será verdadero
identificar el espacio dejado por el nombre eliminado. Como sabe­ de un objeto a precisamente cuando ano es un nombre o es
mortal
mos, (5) representa un concepto fregeano, uno que será verdadero
de un objeto a precisamente cuando a no es un nombre o es mor­
(1) todos los hombres son mortales
tal. Aho ra (1) puede ser interpretado como diciendo acerca de ese
concepto que cada objeto simple en el universo es una instancia de él. Un enunciado cuantificado tal como (1) debe por lo tanto ser
Un enunciado cuantificado tal como (1) debe po r lo tanto ser in­ interpretado como involucrando un concepto de “orden más
alto”, un concepto que se aplica no, como (5), a objetos, sino a
terpretado como involucrando un concepto de “orden más alto”, conceptos (de primer nivel), a (5) mismo.
un concepto que se aplica no, como (5), a objetos, sino a c o nc ep-. El cuantificador universal no es más y no es menos que un
concepto de segundo orden que se aplica al concepto de
tos (de primer nivel), a (5) mismo. E l cuantificador universal no es primer nivel (5) precisamente cuando (5) es verdadero de cada
más y no es menos que un concepto de segundo orden que se objeto singular-en otras palabras, precisamente cuando (1) es
verdadero.
aplica al concepto de primer nivel (5) precisamente cuando (5) es
verdadero de cada objeto sin gular-en otras palabras, precisamen­
te cuando (1) es verdadero. A pesar de las apariencias y de la tradi­
ción, (1) no dice nada acerca de todos los hombres o acerca de
todos los hombres, o acerca de ningún hombre particular.. N i debe la
cuantificación ser construida a la manera medieval-russelliana, como
una operación que transforma el así llamado concepto sujeto (por
ejemplo, hombre) en una expresión denotativa (por ejemplo, todos los
hombres). E s un concepto de segundo nivel cuyo tópico es lo que
ahora llamamos el alcance del cuantificador. L a cuadro fregeano Es un concepto de segundo nivel cuyo tópico es lo que
ahora llamamos el alcance del cuantificador. La cuadro frege-
de la cuantificación es muy fácil que se preste a la repetición. Una ano de la cuantificación es muy fácil que se preste a la repeti-
vez que la cuantificación existencial es definida de su contraparte ción. Una vez que la cuantificación existencial es definida de su
contraparte universal y de la negación de la manera estándar,
universal y de la negación de la manera estándar, podemos develar podemos develar las ambigüedades ocultas en el lenguaje ordi-
las ambigüedades ocultas en el lenguaje ordinario —como la que nario — como la que hay entre convergencia simple y uniforme

hay entre convergencia simple y uniforme.


L a B egñffsschrift de F rege no fue en realidad un nuevo lenguaje La conceptografía no fue en realidad un nuevo lenguaje sino
sino un fragmento del alemán; todo lo que puede ser dicho en la un fragmento del alemán
escritura conceptual de F rege puede ser dicho también y sin ambi­
güedad en alemán. Sin embargo el lenguaje alemán no contiene Sin embargo, el alemán no contiene expresiones que sean
manejables y no ambiguas y que sirvan al mismo propósito que
expresiones que sean manejables y no ambiguas y que sirvan al el nuevo simbolismo de Frege
mismo propó sito que el nuevo simbolismo de F rege. E s po r esta
razón que su sistema notacional se volvió (pragmáticamente) esen­
cial. D ados tiempo y paciencia ilimitada, uno podía explicar en un
lenguaje natural las ambigüedades que de forma sencilla se elimi-
naban en la notación de F rege; pero nada en los lenguajes natura­
les no reconstruidos puede hacerlo tan bien.
Combinando sus intuiciones semánticas con el nuevo sistema
Frege desarrollo en la conceptografía la primera formula-
ción clara de un lenguaje formal con conectivos proposi- notacional, F rege desarrolló explícitamente en Begriffsscbrift la pri­
cionales y cuantificación sobre individuos y sobre funcio- m era formulación clara de un lenguaje fo rm al con conectivos
nes de primer nivel
proposicionales y cuantificación sobre individuos y sobre funcio­
nes de primer nivel. Más allá de esto, la monografía identificó un
conjunto de “leyes lógicas” y reglas de inferencia para inferir de
ellas otras leyes, aunque ningún esfuerzo fue hecho para determi­
nar qué rasgo distintivo de esas fórmulas determina su membresía
a esa clase. E l sistema fue desarrollado con una sutileza y rigo r que
excedían po r mucho los estándares desarrollados en las últimas
décadas po r Peano, R ussell y aun H ilbert en sus escritos lógicos
tempranos. E l papel de las reglas de inferencia, claramente recono­
cido en Begriffsschrift, continuaría siendo un misterio a los más dis­
tinguidos colegas de F rege hasta bien entrado el siglo XX.
Por notables que fueron esos logros, no eran más que el co­
mienzo. Cinco años más tarde F rege publicaría otra corta monor
grafía que intentaba mostrar que cuando nosotros alcanzamos
nuestros hechos semánticos directamente, se vuelve claro que la
filosofía de la aritmética de K an t- en verdad, de la ciencia comple­
ta del núm ero - es incorrecta.

Aritm ética

En los fundamentos de la aritmética Frege estuvo intere- E n G rundlagen F rege estuvo interesado, una vez más, en la interpre­
sado en la interpretación semántica adecuada de ciertas
nociones. tación semántica adecuada de ciertas nociones. Aquí, sin embargo,
su énfasis no fue en conceptos en lo general asignados al dominio
de la ló gica tales como cuantificación, copulación, y conexión
enunciativa, sino en nociones ampliamente consideradas como
Su tema fue el número extra-lógicas. Su tema fue el número.
T res años después de que G rundlagen fuera publicado, H usserl
explicó en su H abilitationsschrift.

H o y es g enera lm ente ac orda do que un de sa rro llo c o m p le to y ri­


g uro so del análisis superio r (la totalidad de la a ritbmetica tmiversa lis
en el sentido de N ewto n) , ex c luyendo to d o s lo s c o n c e p to s aux ilia­
res presta do s de la g eom etría, tendría que em a na r de la aritm étic a
elem enta l sola, en la c ual el análisis está fundado. P e ro esta a ritm é­
tic a elem enta l tiene, de hec ho, su únic o fu nda m e nto en el c o n c e p ­
to de núm ero . (B egriff der Zahl, p. 294)

E sto fue así porque después de media centuria de trabajo de


Cauchy, D edekind, Cantor y el maestro de H usseii, Weierstrass,
gran parte del proyecto de B olzano para conceptuar el análisis ha­
bía sido llevado a cabo. E ste logro es algunas veces conocido como
la “aritmetización” del cálculo, porque redujo toda la matemática
de los números a la ciencia de los números naturales y a una disci­
plina vagamente lógica de clases. E ste proyecto mostró que cual­
quier fundamento que haya para el análisis debe ser encontrado en
la teoría de los números naturales. Uno podría concluir que cual­
quier intuición presente en el análisis debe ser encontrada en la
aritmética — de allí la importancia filosófica de la naturaleza de la
aritmética.
Cuando F rege regresó a examinar esta materia en G rundlagen
(1 8 8 4 ), planteó carac terístic am ente un nivel sem ántico , pre-
epistemológico. Las preguntas que se hizo no tuvieron el halo
kantiano familiar: ¿Cómo la aritmética adquiere validez objetiva?
¿Cómo puede ser aplicada? ¿Cómo llegamos a conocer sus objetos
y su justificación? Sus cuestiones básicas fueron: ¿Q ué dicen los Preguntas que se hizo Frege
enunciados numéricos y de qué hablan? L a cuestión del funda­
mento no fue ni siquiera planteada.
F rege empezó por llamar la atención lo que ilamó “enuncia­
Enunciados numéricos
dos numéricos”, enunciados que dicen que hay n cosas de un tipo
dado T ; po r ejemplo,

(*) J ú p ite r tiene c uatro lunas.

Revisó las dos doctrinas que hablan


R evisó las dos doctrinas básicas acerca de qué hablan estos de estos enunciados númericos.
enunciados. D e acuerdo con la primera, (*) es acerca de un cierto
1 doctrina
objeto, quizás las lunas de Júpiter, o la clase de esas lunas, o el Estos enunciados haban de un objeto
“m ontó n” o conglomerado que ellas de algún modo constituyen.
2doctrina
D e acuerdo con la segunda, (* ) no es acerca de ningún elemento Hablan de una parte subjetiva (representa-
objetivo sino acerca de alguna contraparte subjetiva tal como nuestra ción)
representació n de las lunas, o cierto proceso mental de “adición” ,
conjunción, o lo que sea, F rege describió y criticó varias versiones
de esas dos interpretaciones posibles, refutando decisivamente cada
una de ellas. E sta porción de la monografía, guiando a la propia
solución propuesta po r F rege, es uno de los más deslumbrantes
ejemplos de un sólido escrito filosófico alguna vez producido. Respuesta de Frege
L a clave, de acuerdo con F rege, es reconocer que la pregunta
“¿cuánto s?” no tiene sentido si nosotros identificamos un objeto
como su blanco, pero adquiere sentido si su blanco es un concep­
to. Si ponemos las cartas sobre la mesa y preguntamos acerca de’
ellas, “¿cuántas?” la respuesta correcta puede ser ocho (cartas), dos
(pilas de cartas), o casi cualquier otro número que nosotros elija­ La referencia es un concepto
mos. P ara que haya una respuesta única, definida, debemos hacer para que haya una respuesta única, definida,
referencia, explícita o implícita, a un concepto (x es una carta, x es debemos hacer referencia, explícita o implici-
ta, a un concepto
una pila de cartas, etcétera.). Y a que el atributo numérico es fijado
sólo cuando el concepto está determinado, es natural considerar al
concepto mismo como el tema del enunciado numérico. Así, a Los enunciados numéricos son acerca de
conceptos
pesar de las apariencias sintácticas, los enunciados numéricos, como
enunciados cuantificados, son acerca de conceptos. D e hecho, F rege
explicó, son enunciados cuantificados, aunque el lenguaje ordinario
oculte ese hecho. "la tierra tiene una luna" es acerca del
Por ejemplo, el enunciado numérico cla T ierra tiene una luna’ concepto es una luna de la tierra y dice que
Un objeto cae bajo un concepto es solo un objeto cae bajo él.
aplicarle un cuantificador existencial es acerca del concepto es una luna de la Tietra, y dice que sólo un
objeto (al menos uno y a lo más uno) cae bajo él. D ecir que un Decir que un objeto cae bajo un concepto
dado es aplicarle un cuantificador existen-
objeto cae bajo un concepto dado es, de acuerdo con Begnffsscbnft,
cial
aplicarle un cuantificador existencial. D e manera similar uno pue­
de convertir una interpretación de (*) y de todos los enunciados de Enunciados forma "hay n F´s" donde n es un
la forma ‘hay n F ’s’, dónde V es un numeral estándar. numeral estandar

E sta brillante solución, más tarde descrita po r F rege como el


“más im po rtante de mis resultados” en G rundlagen (G rundgesetye, p.
ix), mostró que un amplio rango de enunciados con anterioridad
considerados como extra-lógicos y envolviendo un recurso o a la
intuición empírica (Mili) o a la intuición pura (K ant) envolvía sólo
referencia a conceptos. L a esperanza de B olzano de conceptuar las
matemáticas había dado un paso gigantesco hacia delante.
R egresaremos en el capítulo 7 a la concepción de F rege de la
lógica y de la aritmética, y a algunos de los problemas que ésta dejó
sin resolver. Pero cualesquiera que sean esos problemas, no puede
haber duda alguna de que el trabajo de F rege arrojó mucha luz
sobre el carácter del conocimiento aritmético. E s digno de enfati­
zar una vez más, que cuanto más claras las matemáticas se volvie­
ron en sus manos, más se alejaron de la doctrina kantiana. N o fue
tanto que F rege hubiera argüido que la aritmética es analítica. Una
vez que había definido ‘analítico’ como derivable de la lógica y de
las definiciones, uno podría considerar-su concepción de la lógica
tan diferente de la de K ant como para hacer virtualmente imposi­ Acuerdo con Kant
ble cualquier conflicto en esta materia. Más bien, el conflicto bási­
En una cosa estuvieron de acuerdo (Kant y Frege): la lógica
co fue, como podríamos esperar, a propósito de la intuición. E n está fundada en el nivel del entendimiento donde a sensibili-
una cosa K ant y F rege estuvieron de acuerdo: la lógica está funda­ dad y sus formas no juegan ningún papel
da en el nivel del entendimiento donde la sensibilidad y sus formas
no juegan ningún papel (recuerde la cita de F rege al principio de Diferencia con Kant
este capítulo). L a reducción de la aritmética a la lógica era incom­ La reduccion de la aritmética a la lógica era incompatible
con la poostulación kantiana de un recurso a la sensibilidad
patible con la postulación kantiana de un recurso a la sensibilidad en el dominio de la aritmética
en el dominio de la aritmética. Como tendremos oportunidad de
observar en un estadio posterior, no hay teoría explícita del funda­
mento del conocimiento analítico en los escritos de F rege; pero
estas breves consideraciones indican que él intentaba poner tanto
el contenido como el fundamento del conocimiento aritmético al
nivel de la doctrina kantiana de lo analítico, a la exclusión de su
doctrina estética.
. Independientemente de su relevancia para el kantismo, el trata­
miento temprano de F rege de la cuantificación y de los enunciados
numéricos proveyó el modelo para una concepción reconstructora
del lenguaje que inspiraría a una variedad de escuelas dentro de la
tradición analítica. N inguno antes de F rege había tomado tan enserio
la tarea de modelar un lenguaje en el cual las cosas ordinarias pu­
dieran ser dichas de una manera extraordinariamente clara. N ingu­
no antes de él había aplicado sus técnicas de traducción de manera
tan efectiva a la solución o disolución de problemas filosóficos.
V eremos pronto que este aspecto del enfoque de F rege apareció
sin relac ió n con lo s trab ajo s de R ussell, y luego en lo s de
W ittgenstein y en los de Carnap. Pero debemos ahora regresar to ­
davía a otro descubrimiento mayor de F rege, uno que sus suceso­
res tardaron más en apreciar.

El d e s c u b r im ie n t o d e l s e n t id o

Pocas cosas habían resultado más difíciles de alcanzar en el desa­


rrollo de la semántica que el reconocimiento del hecho de que en­
tre nuestras representaciones subjetivas y el mundo de las cosas de
que hablamos, hay un tercer elemento: lo que decimos. Q uizá el
capítulo 5, el cual trata más esos desarrollos que tuvieron lugar
más de una década después de que F rege tratara con seriedad la
situación, deberían ser leídos antes de esta explicación del descu­
brimiento de F rege; pues ese capítulo describe las dificultades que
muchos de las mejores mentes filosóficas encontraron cerca del
comienzo del siglo en gran parte porque fueron incapaces, de en­
tender que lo que decimos, el sentido, no puede ser constituido de
contenido psicológico o de los correlatos del mundo real en nues­
tras representaciones. Los lógicos psicologistas habían seguido el
primer enfoque; la mayoría de los sucesores de F rege siguieron el
segundo. T odos ellos intentaron entender el sentido forzándolo en
un mundo al cual no pertenece.
Como hemos visto, muchas de las cosas que F rege dijo du­
rante su primera década de investigación sugieren que él también
había empezado con la suposición de que las cjp’s deberían tener
como constituyentes tanto a los objetos de las que ellas tratan como
a los conceptos atribuidos a ellas. Las vacilaciones del uso y men­
ción implícitas en algunas de las referencias en la sección sobre las
raíces del holismo y la instauración no son, sino síntomas del he­
cho de que F rege no había pensado las implicaciones de lo que
estaba diciendo. Más aún, desde el comienzo mismo, F rege había
reconocido una excepción mayor a la explicación general de conte­
nido, una excepción que se volvería la regla en la representación
del contenido proposicional que emergió en la década d e '1890.
Aunque no sabemos mucho acerca del curso del pensamiento de
F rege conforme se acercó al reconocimiento del sentido, las ob­
servaciones iniciales de “Sobre sentido y referencia” (1892) nos Identidad
dan una apreciación del papel jugado po r uno de los factores más
influyentes: la naturaleza de la identidad. L a identidad había plan­
teado una dificultad a la semántica cjp de F rege desde el mismo
comienzo. Considérese, po r ejemplo, los siguientes enunciados de
identidad:

(*) el a uto r de W averley = el a uto r de W averley

y
(**) el a uto r de W averley = Sc ott.

¿Q ué dice la semántica gp acerca del contenido expresado po r


Si interpretamos la identidad como
esos enunciados? Si interpretamos la identidad como relacional, su relacional. El contenido de (*) es igual al
contenido de (**)
contenido será un cjp conteniendo la relación de identidad con
ambos “hoyos” saturados por los objetos nombrados po r los tér­
Como consecuencia saber que (*) es
minos relevantes. E ntonces, ya que el autor de Waverley es Scott, el verdadero se sabrá también que (**) lo
contenido de (*) es idéntico al contenido de (* * ). Consecuente­ es también
mente, si saber que un enunciado es verdadero es saber que su cjp
es verdadero, cualquiera que sepa que (*) es verdadero debe tam­
bién saber que (* *) lo es también. Como F rege lo dice en “Sobre
sentido y referencia”, “Ahora si fuéramos a considerar la igualdad Si fueramo a considerar la igualdad
como una relación entre eso que los
como una relación entre eso que los nombres V designan, pare­ nombres "a" y "b" designan, parecería
que a = b no podrían diferir de a = a
cería que a — b no podría diferir de a = a (i. e. suponiendo que a -
b es verdadera)” ( Translations, p. 56). Al parecer F rege había pensa­
do al principio que esta dificultad no representaba un problema
dentro de su semántica sino que revelaba más bien el puro carácter
idiosincrásico de la relación de identidad. Así, llegó a pensar que
mientras todas las otras relaciones relacionan sus objetos, la iden­
tidad dice algo acerca de un dominio muy diferente. V eamos más
de cerca cuál era ese dominio.
Superficialmente, la sección 8 de B egriffssch rift (en la cual esta
materia es discutida) parece decir que la identidad debe ser cons­
truida como una relación entre expresiones sólo sintácticas, como
si (*) y (**) fueran en realidad acerca de ‘Scott’ y ‘el autor de Waverley'. La idea de Frege es que diferentes nombres
Pero una lectura más cuidadosa muestra que esto no es así. L a idea del mismo objeto, en general, serán
asociados con diferentes modos de
de F rege es que diferentes nombres del mismo objeto, en general, determinar qué objetos nombran ellos.
serán asociados con diferentes modos de determinar qué objetos
nombran ellos. Por ejemplo, podríamos darnos a nosotros mis­
mos un punto geo métrico “directamente en la intuición” y bauti­
zarlo con el nombre propio ‘A’, y entonces podríamos darlo como
el punto cumpliendo ciertas condiciones geométricas:

A c ada m o d o de determ ina r el pu nto c o rre sp o n d e un n o m b re


partic ular. D e allí la nec esidad para un signo pa ra la identida d del
c o n tenido (I nha li) desc ansa en las siguientes c o nsiderac io nes: el
m ism o c o n tenido puede ser p o r c o m p leto d eterm in a d o de dife ­
rentes m a nera s; p e ro el c o ntenido de u n juicio es que en un c aso
pa rtic ula r dos modos de determinarlo ("Bestimmungsweisen) en realidad
p ro d u c e n el mismo resultado. Ante s de que este juic io pueda se r he ­
c ho, do s no m bre s distintos, c o rre sp o n d ie n d o a lo s do s m o d o s de
de te rm in a r el c ontenido , deben ser asig nados a lo que esos m o d o s
determ ina n, ( van H eijeno o rt, From Frege to Godel, p. 2 1; las c ursivas
so n d e F reg e) .12

E s evidente que los tjp’s (*) y (* *) no hablan acerca de nom­


Lo que (*) y (**) dicen es que dos modos de
bres ni, desde luego, tienen nombres entre sus constituyentes. D e determinar un refrente producen un mismo
acuerdo con F rege lo que (*) y (** ) dicen es que dos modos de de­ referente
terminar un referente producen el mismo referente. Si lo que ellos Si lo que ellos dicen es el cjp, entonces los
dicen es el cjp, entonces los cfp’s tienen como constituyentes no los cjp´s tienen como constituyentes no los
referentes sino a los modos de determinarlo
referentes sino los modos de determinarlos, esto es, lo que F rege (sentido de los términos singulares)
eventualmente llamará el “sentido” de los correspondientes térmi­
nos singulares.

12 Tres décadas más tarde él reiteraría el punto: “Un objeto puede ser deter­
m inado en diferentes m odos, y cada uno de esos m odos de determ inarlo
(.'Bestimmungsweisen) puede dar lugar a un nombre especial; y esos diferentes nom ­
bres tienen entonces diferentes sentidos” (Carta a Jourdain [ 1914], Pbilosaphical
andM athematical Correspondence, p. 80).
Así, alrededor de 1880, mientras los contenidos de los juicios
más relaciónales parecían como las futuras proposiciones russellianas,
el contenido de los enunciados de identidad parecía como el futuro
G edank e fregeano pues ellos involucran a los sentidos más bien que a La principal diferencia con las opibniones más tardías fue que
el joven Frege confundió contenido y tema, concluyendo así
los referentes de los nombres apropiados. L a principal diferencia que el sentido de los nombres en cuestión fue un tema de los
con sus opiniones más tardías fue que el joven F rege confundió enunciados de identidad

contenido y tema, concluyendo así que el sentido de los nombres en


cuestión fue el tema de los enunciados de identidad.
L o que ocurrió alrededor de 1890 es que F rege detectó y eli­ En 1890 Frege detectó y eliminó esta confusión
minó esta confusión mayor de su sistema. Primero, decidió que la
1- decidió que la identidad no merece un tratamiento
identidad no merece un tratamiento especial después de todo, sino especial después de todo, sino que a = b es una relación
que ‘a — tí es una relación entre lo que los nombres a y b signifi­ entre lo que los nombres a y b significan
can. N o se sigue, sin embargo, que el contenido de este enunciado
sea el mismo que el de ‘a = d. E n el espíritu de Begñffsschrift,x¿& e£ Ó
en “Sobre sentido y referencia” (1892) que cuando ‘d y ‘tí se refie­
ren al mismo objeto, ‘d puede diferir de 7/ meramente en forma
física (como ‘E ngland’ e ‘Inglaterra’) —en cuyo caso ‘a —d y^ a — tí
dicen exactamente la misma cosa (tienen el mismo contenido); o ‘d
puede diferir de ‘tí también en el modo en que designa o refiere (in
der Weise, mié es etwas be^eichneí; p. 41). E n el último caso los conteni­
dos son de manera clara diferentes aun si los objetos relacionados
no lo son. L o que estaba equivocado en la vieja solución al enigma
de la identidad fue que ésta confundía las fuentes del problema,
pues el problema resultaba sólo cuando fallamos a distinguir entre
lo que decimos y eso acerca de lo que decimos (o, como B olzano
lo diría, entre la representación objetiva y su objeto). E n la nueva En la nueva solución un enunciado de tipo a=b concernía no al
tema sino al modo de designación
solución, un enunciado de la forma ‘a = tí concerniría no al tema
(idie Sache selbst) sino al modo de designación (die Be^eichnungsmise, p.
41) o, como F rege ahora lo llamó, al sentido (Sinn). F ue claro que
tema y sentido son esenciales, pero que juegan papeles semánticos
en esencia diferentes.

El d u a lis m o s e m á n tic o

D o s estilos de análisis semántico jugaron un papel prominente en


la tradición semántica, los que llamaremos monismo semántico y
dualismo semántico. Monistas y dualistas acuerdan en la suposi­
ción ampliamente teórico-pictórica de que para los propósitos del
análisis semántico debemos desmembrar un lenguaje en sus uni­
Diferencia entre monista y dualista: dades gramaticales básicas y asociar con ellas correlatos semánticos
Monista: piensa que no necesitamos asociar más que
una entidad semántica con cada unidad gramatical y
apropiados. E l conflicto está en el número y carácter de las entida­
todas estas entidades vienen del mundo des semánticas requeridas: el monista piensa que no necesitamos
asociar más que una entidad semántica con cada unidad gramati­
Dualista: piensa que debemos asociar dos elementos con
cada parte gramatical: su contribución a lo que el enunciado cal, y todas esas entidades vienen básicamente del mismo lugar, el
dice y su contribución a aquello de lo que el enunciado trata mundo. E l dualista piensa que debemos asociar dos diferentes ele­

mentos con cada parte gramatical: su contribución a lo que el enun­


ciado dice y su contribución a aquello acerca de lo que éste trata. E l
último está en el mundo; pero dónde está el primero y aun si esta
cuestión tiene algún sentido, son materias en las cuales el dualista
en general dudaría.
H emos visto que el sistema semántico subyacente al pensa­
Historia de Frege miento de F rege durante la primera y más creativa década de su
vida intelectual fue una forma de nominalismo semántico. Luego,
alrededor de 1890, reconoció su presencia y lo reemplazó por un,
sistema dualista. D e acuerdo con la doctrina oficial de F rege des­
pués de 1890, hay dos categorías semánticas po r completo dife­
rentes asociadas con cada expresión independientemente signifi­
cativas: su sentido y su referencia. Las palabras ‘Sinn’ y ‘B edeutung
habían ocurrido en otros sistemas semánticos tanto antes como
después de F rege. Lo que distinguió el uso de F rege, fue que él
Sentido y referencia en Frege son categorías semánticas consideró esas nociones como categorías semánticas, más bien que
como nombres de objetos o relaciones semánticas específicas. Por
ejemplo, W ittgenstein reconocería en el Tractatus ambos un Sinn y
un Bedeutung, sin embargo su sistema es una versión de monismo
semántico, pues en su opinión sólo los nombres tienen un Bedeutung
Cada unidad gramatical significativa hace dos cosas
semánticamente relevantes: expresa su sentido y significa y sólo las representaciones tienen un Sinn. Para F rege cada unidad
su referencia gramatical significativa hace dos cosas semánticamente relevantes:
expresa su sentido y significa su referencia; haciendo cada una de
esas cosas, la expresión significativa tiene el potencial de contribuir
a dos procesos paralelos cuyo fin último es simbólicamente repre­
sentado en la estructura sintáctica del enunciado en su totalidad
analizado.
Aunque F rege enfatizó la distinción entre lo que entendemos
y aquello de lo que estamos hablando, pensó que debe haber una
relación muy estrecha entre ambos. T ome un enunciado tal como

(1) el a u to r de W averley es alto.

E l universo incluye muchos objetos y muchas propiedades,


pero sólo una entidad de cada clase afecta de alguna manera al
valor de verdad de (1). E l único objeto relevante es el que escribió Si (1) es verdadero o falso depende
Waverley, Scott; la única propiedad relevante es la altura. Si (1.) es por completo de si un objeto singular
en el universo tiene una propiedad
verdadero o falso depende po r completo de si un objeto singular singular.
en el universo tiene una propiedad singular. Y el hecho interesan­
te es que esta información está contenida en el. enunciado (1). Y a
que esa información consiste de dos elementos, es natural pensar
de (1) como estando dividido en dos unidades gramaticales co rres­
pondientes a cada uno de esos elementos. Podemos po r lo tanto
pensarlo como estando dividido en ‘el autor de W averlejf y ‘x es
alto’. Seguimos entonces reconociendo un rasgo semántico muy
básico de (1), que esas unidades gramaticales están asociadas con
las partes del mundo relevantes a la verdad, esto es, con esos ele­
mentos del mundo que son los únicos relevantes a la determina­
ción de si lo que (1) dice es verdadero. D e manera completamente
general, F rege pensó que las unidades gramaticales de una asevera-
' ción están asociadas con los elementos que constituyen su tema y
determinan su valor de verdad. Para el caso del discurso directo, el
modo del lenguaje de la ciencia, es natural bautizar a la clase de
tales elementos como “el mundo real”, pues incluye todo acerca de
lo cual hablamos cuando no hablamos acerca del habla. E n el discur­
so directo cada unidad gramatical está asociada con un elemento
co rrespo ndiente en el mundo real, y F rege dijo de tales elemen­
Significado o referencia
tos que ellos son referidos po r la expresión en cuestión, o que
ellos son su “significado” o “referencia” (Bedeutung)} 1

13 L os traductores no se ponen de acuerdo en c ómo traducir 'B edeutung, aun­


que la mayoría de ellos concuerdan en que ‘significado’ y ‘significación’ son malas
traducciones (favoritas son ‘referencia’, ‘denotación’, ‘designación’, ‘nominatum’).
Las unidades dividen al mundo en lo que
Las unidades gramaticales dividen el mundo en lo que impor­ importa y lo que no, en tanto que la verdad
ta y lo que no, en tanto que la verdad esta involucrada; nos dan lo está involucrada; nos dan lo que hemos
llamado los elementos relevantes de la
que hemos llamado los elementos relevantes a la verdad. Sin em­ verdad
bargo, el uso responsable del lenguaje no requiere que tengamos
una idea definida de lo que es esa división (y en esto repo sa un
cuento verificacionista). T odo lo que es requerido para los propó ­
sitos de comunicación o discurso responsable en general es que lo
que digamos sea inteligible, y esto usualmente tiene poco que ver
con ser capaz de decir si lo que decimos es verdadero, o aún con la
posesión de métodos efectivos para identificar a sus referentes o a
sus valores de verdad.
Q ue el sentido está, sin embargo, íntimamente relacio nado ’
con los elementos relevantes al valor dé verdad en el mundo es
sugerido po r un hecho rara vez notado: F rege tomó como auto-
evidente que el análisis gramatical apropiado al estudio del sentido
coincide con el análisis gramatical apropiado al estudio de la refe­
rencia. E l entendimiento del sentido de un enunciado no es, para
F rege, un fenómeno holístico sino que consiste en el entendimien­
to del sentido de sus partes. E sta es la explicación natural del he­
cho de que podamos entender un enunciado que no hayamos es­
cuchado nunca antes (Carta a Jourdain [1914], Wiss. Briefivecbsel, p.
127) y es asimismo la razón por la que necesitamos hablar acerca

Así sucede que 'significado’ y ‘significación’ son lo que ’B edeutung significa en


alemán. Más aún parece razonable asumir que la mejor traducción de un término
dado c om o es usado por un filósofo dado en el lenguaje L es el que él o ella habría
elegido si tuviera un completo dominio de L . ¿Cóm o F rege habría traducido
‘B edmtung al inglés? N o lo sabemos con certeza, pero una vez le dijo a Peano que
él traducida ‘B edeutung’ al italiano como ‘signiftca^ione' (véase Carta a Peano [sin
fecha], Wiss. Briefwechsel, p. 196), y en réplica a las preguntas de Jourdain, usó la
palabra ‘significar’ c om o un nombre de la relación entre un enunciado y su valor
de verdad. E s difícil c reer que si F rege hubiera escrito en español, habría elegido
algo distinto a ‘significado’ o ‘significación’ como equivalente a su ‘B edeutung. Si
Russell hubiera escrito en alemán, su ‘meaning se habría vuelto 'B edeutung, y sin
duda hermenéu ticos sutiles lo habrían traducido de nuevo al inglés c om o ‘referen­
cia’, ‘nominatum’ o algo peor.
del sentido de las partes del enunciado, y también del todo que
ellas constituyen. Pero nótese que no hay, en principio, razón para
que las unidades gramaticales que constituyen los bloques de cons­
trucción del sentido proposicional deberían ser los mismos que
los que proveen los rasgos del mundo relevantes a la verdad, ex cep­
to que el sentido (y por lo tanto el entendimiento) sea en esencia
una materia de hacer algo concerniente a esas unidades mundanas.
Así, aún si el sentido de esas expresiones que seleccionan los ele­
mentos relevantes a la verdad no necesita ser un método efectivo de
alcanzar esos elementos, debe ser algún tipo de artificio estable­
ciendo una correlación, no importa qué tan inefectiva, con ellos.
E l dominio del sentido, ignorado por la mayor parte de los El dominio del sentido, ignorado por la mayor parte de los
filósofos antes de Frege y objetado por muchos después de él,
filósofos antes de F rege y objetado po r muchos después de él, fue fue la respuesta de Frege a lo que ha permanecido hasta la
la respuesta de F rege a lo que ha permanecido hasta la fecha como fecha como uno de los tópicos centrales de la semántica, el
carácter del entendimiento proposicional. Este involucró al
uno de los tópicos centrales de la semántica, el carácter del enten­ menos dos problemas mayores: ¿qué es lo que nosotros
dimiento proposicional. E ste involucró al menos dos problemas entendemos y bajo que circunstancias el entendimiento tiene
lugar (o cómo distinguir el entendimiento proposicional
mayores: ¿qué es lo que nosotros entendemos y bajo que circuns­ aparente de la cosa real)?
tancias el entendimiento tiene lugar (o cómo distinguir el entendi­
miento proposicional aparente de la cosa real)}
L a solución a esos problemas que prevalecerían entre los miem­
bros de la tradición semántica después de F rege fue que el objeto
de las actitudes proposicionales son ciertas entidades reales (para
R ussell, particulares o universales; para H usserl, esencias, etcéte­
ra.) y que la actitud básica del entendimiento es, en efecto, la intui­
ción (conocimiento directo, Wessensschau, autoevidencia). A l sacar
una clara distinción entre el sentido y el mundo real, F rege estaba
negando que las cosas que entendemos —esto es, lo que decimos y
sus co nstituyentes- son elementos del mundo real, sea individuos
o propiedades, universales, conceptos o esencias. T ambién negó
que el entendimiento es una forma glorificada de “ver” dirigido a
esas entidades. E l punto sutil de F rege es que mientras el entendi­
miento involucra el “dar” el objetó en cuestión, no necesita ser
necesariamente “dado” al modo del conocimiento directo. E ntendi­ Entendimiento y conocimiento directo no deberían ser iguala-
dos; en realidad, el primero está usualmente relacionado con lo
m iento y co nocimiento directo no deberían ser igualado s; en rea­ que bien podría ser llamado “conocimiento por descripción”.
lidad, el prim ero está usualmente relacio nado con lo que bien
podría ser llamado “conocimiento po r descripción”. Lo que noso­
Cuando entendemnos una descripción definida es tros entendemos cuando entendemos una descripción definida, por
su sentido y esto, a su vez, es un modo de dar el
referente, pero un modo que no necesita ser efec- ejemplo, es su sentido; y esto, a su vez, es un modo de dar el refe­
tivo o aun guiar al resultado final (un referente)
rente, pero un modo que no necesita ser efectivo o aun guiar al
resultado final (un referente).
En la doctrina fregeana el sentido es el centro real de Así, en la doctrina fregeana el sentido es el centro real de la
la actividad semantica actividad semántica. E ntender el carácter de un constituyente de
un enunciado es saber el trabajo que supuestamente lleva a cabo en
La tarea básica del enunciado es decir algo. Lo que el conexión con sus partes en el enunciado, para asociar ese enuncia­
enunciado dice es su sentido y el sentido de cada parte do con cada uno de sus dos dimensiones semánticas. L a tarea bá­
es su contribución a este mensaje
sica del enunciado es decir algo. L o que el 'enunciado dice es su
sentido y el sentido de cada parte es de manera sencilla su contri­
bución a este mensaje. E n materia de sentido las partes del enun­
ciado son meros instrumentos, en su totalidad supeditados al fin
La segunda tarea semántica concierne al refernte. Ya que superior, que es constituir el sentido del enunciado. E l sentido de
la referencia de un enunciado es su valor de verdad. una parte de un enunciado es interesante sólo porque nos ayuda a
El valor de verdad está determinado por su sentido más
el modo en que las cosas están relacionadas con ciertos entender el sentido del enunciado. L a segunda tarea semántica con­
elementos del mundo real. cierne a la referencia. Y a que la referencia de un enunciado es su
valor de verdad, la razón po r la que estamos interesados en la refe­
E l segundo trabajo de las partes del enunciado es, en-
rencia de sus unidades gramaticales no puede estar relacionada con
tonces, determinar qué son aquellos elementos relevantes la “construcció n” de la referencia del todo al cual pertenecen. E n
a la verdad. Pero ambos el sentido y la referencia del
enunciado completo “emergen” del sentido y referencia realidad, el valor de verdad del enunciado está determinado no por
de las partes su sentido solamente, sino por su sentido más el modo en que las
cosas están relacionadas con ciertos elementos en el mundo real.
E l segundo trabajo de las partes del enunciado es, entonces, deter­
minar qué son aquellos elementos relevantes ala verdad. Pero ambos
el sentido y la referencia del enunciado completo “emergen” del
sentido y referencia de las partes.
E l primer marco semántico de F rege había provisto la estruc­
tura para algunos de los más profundos trabajos fundacionales del
siglo -incluyendo su teoría de la cuantificación y su análisis de la
aritmética. L a filosofía de F rege después de 1890 es el registro de
su no tab le éxito aunque sólo parcial en b asar esos alcances
fundacionales en este nuevo dualismo. E xplorar las dificultades
que encontró en este esfuerzo requeriría un análisis más detallado
del que es apropiado aquí. “E sto no es todo de oro, pero hay oro
aquí”, F rege había escrito a su hijo respecto a sus papeles inéditos.
Sus escritos publicados pueden no ser todo oro tampoco, pero en
materia semántica F rege había visto con mayor pro fundidad que
cualquiera de sus contemporáneos y había reformado el curso de
la tradición semántica.

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