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Vargas Gómez Mariana

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La mentira desde la moral Kantiana

Kant desarrolla sus ideas dentro de la corriente de pensamiento fundamentada en


la razón, por lo que plantea que lo importante es vivir y comportarse desde las
bases de la razón propia. Ligado a esto, hace una crítica a todas las doctrinas que
ejerzan algún tipo de autoridad sobre las personas que no esté fundamentada en
la razón.

Así mismo, el conocimiento y la organización social para Kant se fundamentan en


la razón. Los cuales deben basarse en conocimientos concretos de la experiencia
y leyes racionales que dirijan nuestro comportamiento en sociedad. Por lo que
para este filósofo la moral debe ser guiada por la racionalidad, es decir, desde la
lógica del pensamiento.

Antes de Kant se pensaba que la moral estaba determinada por Dios, o que
estaba arraigada a los seres humanos porque había sido puesta ahí por alguna
divinidad. En contraparte, Kant propone que la moral no viene de alguna fuerza
divina, sino que reside en la razón. Entonces, para saber lo que es correcto se
debe usar la razón. Podemos ser buenos y morales sin necesidad de una
divinidad o una autoridad externa que nos guíe, ya que somos seres racionales y
autónomos y éstas características por sí mismas nos guían a ser buenos. En otras
palabras Kant pone la moral a la luz de la lógica. Y deduce que si se es humano,
se es racional, y si se es racional entonces se puede ser moral, lo que se traduce
en que si se es moral se es autónomo, y por lo tanto se es libre.

Para entender la moral kantiana, se debe definir lo qué significa ser bueno; la
buena voluntad de hacer lo correcto. Que para nuestro autor, es la única forma de
ser moral. La voluntad de hacer las cosas porque es lo correcto y no por las
consecuencias que se pueden obtener de ello. Hacer las cosas porque alguien te
diga que debes que hacerlas, no es bueno ni moral porque se hacen siguiendo
órdenes, previendo las consecuencias de hacer o no hacer las cosas. La voluntad
de hacer lo correcto, debe venir de uno mismo.

Para Kant la moralidad es un sistema de reglas autoimpuesto por la razón.


Respetar y hacer cumplir las reglas de sociedad, las reglas externas, se dan por la
pertenencia a un grupo, pero las reglas morales vienen de nosotros como
resultado de ser seres racionales y autónomos.

Kant hace una distinción entre decisiones morales de las que no lo son. Los
imperativos hipotéticos, son comandos basados en lo que se desea y se quiere
conseguir y no son decisiones morales. En cambio la moral se basa en los
imperativos categóricos, que son comandos que debes seguir sin importar si lo
deseas o no. Son obligaciones morales que se derivan de la razón. Kant pone a la
moral dentro de la lógica como algo que se debe hacer todo el tiempo sin importar
las consecuencias, sin importar las circunstancias y sin importar si deseas ser
moral o no. Ya que la moral está suscrita a la lógica, y la lógica está suscrita a la
moral, la cual está adherida a nosotros.

Dentro de la filosofía de Immanuel Kant, la moral se basa en imperativos


categóricos, los cuales son juicios sintéticos a priori que son universales. Se
catalogan como juicios a priori porque son independientes y previas a la
experiencia. Son sintéticos porque enuncian algo nuevo acerca de las cosas. Por
último son universales porque son verdaderos. En este sentido, las verdades
morales son una constante en los seres racionales.

Sin embargo, no siempre actuamos de acuerdo a lo que es bueno o correcto


porque somos imperfectos y caemos en satisfacer nuestros propios deseos. Pero
actuar de acuerdo a la voluntad de hacer el bien es la única manera de ser
morales. Para Kant lo importante no son las consecuencias de nuestros actos sino
que lo hagamos por las razones correctas, respetando las reglas morales.

Para guiar la moralidad, Kant propone dos principios importantes, el primero es


sobre la universalidad; no actuar sino es que todos deberían hacerlo. Debes
actuar si tiene sentido para ti que los demás actúen de esa forma en cualquier
circunstancia sin contradicción. Por lo que antes de actuar deberíamos
preguntarnos ¿cuál es el principio de mi acción?, ¿cuál es la regla general detrás
de la acción singular que deseo llevar a cabo? Si tú puedes hacerlo, entonces los
demás tendrían que poder hacerlo. Si hay una contradicción entre lo que tú crees
que es correcto en otras circunstancias y para otras personas, entonces no debes
hacerlo. Porque los principios morales no aceptan contradicciones, son absolutos
y universales.

El siguiente principio es el de tratar a la humanidad, ya sea a ti o a otras personas


siempre como fin y no como medios. Lo que significa respetar a los demás y no
limitar la autonomía de las personas para nuestro propio beneficio.

Los imperativos categóricos Kantianos nos ayudan a darnos una nueva


perspectiva, ver nuestro comportamiento en situaciones menos inmediatas a
nosotros y reconocer nuestras limitaciones.

Para Kant la moral viene de la razón y debe ser consistente; si alguien cree que
mentir está mal y miente, entonces está violando principios lógicos y existe una
inconsistencia moral. Es una violación a los imperativos categóricos de la
moralidad, y no se debe hacer nunca. No importan las consecuencias, incluso si
se cree que es para una buena causa. En estas circunstancias, tendemos a
justificarnos, a dar razones por las que en esa situación lo que hicimos fue
correcto, pero para Kant, no es justo hacer excepciones a ti mismo.

Se dice que la verdad nos hará libres, pero ¿cuándo está bien mentir? Kant decía
que los humanos tienen libertad de ser y de voluntad, por lo que deben entender la
responsabilidad de esto, usarlo éticamente y no mentir nunca.

Para Kant, mentirle a alguien es quitarle su autonomía, ya que las decisiones que
tome basadas en la evidencia falsa que le demos, no serán autónomas porque
estarán basadas en información falsa. La moral kantiana también plantea que
mentir es tratar a los otros como medio para cumplir nuestras metas, sin pensar en
sus propias metas e intereses. Sin embargo, otros autores como Bonhoeffer en su
ensayo Qué significa decir la verdad, el autor considera que a veces las mentiras
son mejores representaciones de la verdad si estas permiten ilustrar una verdad
mayor, o si la mentira evita algo hiriente o antiético, por lo que la mentira sería
para tratar a los demás con la virtud que se merecen. Sin embargo, estas
consideraciones contradicen la postura kantiana de la mentira como algo que
nunca en ninguna situación debería de realizarse.

Bonhoeffer plantea que existen mentiras de emergencia que se pueden decir si el


mantenernos fieles a la verdad nos expone a la maldad de otros que quieran
aprovecharse de nuestra verdad. Las mentiras de emergencias son necesarias
para evitar una corrupción o un daño. Ya que decir la verdad significa ser
vulnerables, y si hay alguien que quiera abusar de nuestra verdad, a veces es
necesaria la mentira, en tanto esta defienda nuestra autonomía y nuestra virtud.

Es muy poco probable encontrar a una persona que nunca en su vida haya
mentido, por lo que se podría pensar que mentir es adaptativo. Mentimos para no
ser vulnerables, para que se siga creyendo y confiando en nosotros, lo que a su
vez nos permite mantener una convivencia con las demás personas. Lo más
importante siempre es tener en cuenta la voluntad de hacer lo correcto, y a quién
se le dice la verdad o la mentira, siempre en consideración del uso que se le dé a
lo que se diga, como plantea Bonhoeffer, decir la verdad no es solo una
consideración moral sino que también es saber hacer una correcta evaluación de
las situaciones y reflexionar sobre ellas.

Referencias:

Kant, I. (2009). Crítica a la razón pura. México: Fondo de Cultura Económica.

Russell, B. (1945). The history of western philosophy. USA: Startfford Press.

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