Está en la página 1de 83

METODOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES – CATEDRA MOMBRÚ RUGGIERO – PROF. ALICIA GARTNER – 1er.

cuatrimestre 2023
Martes y Viernes - Comisiones 47304 (7 a 9 hs.) 47306 (9 a 11 hs.) 47308 (11 a 13 hs.)
Las indicaciones generales las podes encontrar en una aula de classroom código: o3irecm
MES MA VI CLASE TEMA – PRIMERA Y SEGUNDA PARTE
A 4 I Presentación personal y de la materia
B 7 Feriado
R 11 II Tema: Tipos de conocimientos. El conocimiento científico. Criterios para la clasificación de las ciencias. Ciencia y tecnología.
I Lecturas: Metodología - Mombrú - Gartner Material de T P Parte 1 primera 47304-06-08 - 2023 – Gartner, pp 1-11 y
L Folguera pp 19-22.
14 III Tema: El concepto de “ciencia” es histórico. Aproximaciones al pensamiento científico en la Antigüedad y en la Edad Media.
La transición entre la Edad Media y la Edad Moderna.
Lecturas: Metodología - Mombrú - Gartner Material de T P Parte 2. Surg. de la Ciencia 47304-06-08 comp., pp. 1-16
18 IV Tema: Mundo Moderno y Ciencia Moderna. El método científico. La obra y la vida de Galileo, sus problemas con la
Inquisición.
Lecturas: Metodología - Mombrú - Gartner Material de T P Parte 2. Surg. de la Ciencia 47304-06-08 comp. , pp. 17-32
21 V Tema: Ciencia y guerra. Ciencia y género.
Lecturas: Bowler, P. Rhys, I; Panorama general de la ciencia moderna. Cap. 20 Ciencia y guerra 581-583/605-607. Cap. 21
Ciencia y género 610-636. Epílogo 639-641. En Metodología - Mombrú - Gartner Material de T P Parte 2. Surg. de la Ciencia
47304-06-08 comp. Las páginas son las del libro citado, no las del archivo pdf.
25 VI Tema: Contexto del origen y surgimiento de las ciencias sociales, Las rupturas de las ciencias sociales.
Lecturas: Metodología - Mombrú - Gartner Material de T P Parte 2. Surg. de la Ciencia 47304-06-08 comp., pp. 1-5. Y
Verón, Eliseo “El surgimiento de las Ciencias Sociales” -Siglomundo / 69 pp. 1-5 (del texto, no del pdf)
28 VII Tema: Lenguaje y ciencias del lenguaje.
Lecturas:
Material de Trabajos Prácticos:
2 VIII Tema: Lógica y argumentación
Lecturas:
M Material de Trabajos Prácticos:
A 5 IX Tema: Lógica y argumentación
Y Lecturas:
O Material de Trabajos Prácticos:
9 X Tema: Lógica y argumentación. Ejercitación
Lecturas:
Material de Trabajos Prácticos:
12 XI Tema: Niveles de enunciados. Método inductivo. Método hipotético-deductivo.
16 XII El inductivismo en sentido estricto. Hempel, el Inductivismo en sentido amplio o Confirmacionismo. El refutacionismo o
falsacionismo popperiano.
19 Dudas / Repaso
23 1° Parcial
26 Feriado puente
Línea de tiempo de períodos históricos y principales momentos de cambios en el conocimiento científico de la cultura occidental europea.

Antes del nacimiento de Cristo ( a. C.) Después del nacimiento de Cristo


Surgimiento de las
Ciencias Sociales
(Cs. Fácticas)
PALEOTÍTICO EDAD ANTIGUA Renacimiento
MESOLÍTICO Revolución
Época /Humanismo
Industrial
NEOLÍTICO helenística/ EDAD
(PREHISTORIA) alejandrina EDAD MEDIA EDAD MODERNA CONTEMPORÁNEA
Ciencia 1905: Teoría de
Pensamiento
Moderna la relatividad
Pensamiento científico Explicaciones
Cs. Naturales Einstein
mítico Episteme religiosas/filosóficas
Cs. Fácticas

3.000 a. C. aprox. 0 476 1453 /1492 1789


Aparición de la escritura Caída del Imperio Romano Caída del Imperio Romano Revolución Francesa
De Occidente, capital Roma) de Oriente o Bizantino, capital
Constantinopla (hoy Estambul)
Ó Conquista y colonización europea
Egipto y Mesopotamia asiática de América
antiguos. Alejandría de Egipto se
convirtió en un centro cultural
-Todos los fenómenos se los atribuían Siglo XVII
a la acción o voluntad de sus dioses. Revolución científica
-Tenían un saber técnico, útil, un Ruptura epistemológica
saber hacer que les permitió resolver Siglos VI al IV a. C. Surgimiento de la Física y
problemas concretos pero no lograron -El conocimiento proviene de la razón humana. la Astronomía moderna
-Presenta argumentos o fundamentos racionales que pueden cuestionarse. Galileo Galilei-Kepler -
establecer leyes universales.
-Búsqueda de explicaciones universales, búsqueda de principios generales. Newton
-Actividad liberal porque es libre de cualquier urgencia inmediata, no tiene una -Aplicación de la
finalidad, su único fin es el conocer por el conocer, propia de los hombres libres. matemática a la
física/Hipótesis a confirmar
-Trata los problemas en forma abstracta, independizado de lo sensible (a priori)
por la experiencia
-Desprecia en conocimiento de lo particular, de lo individual y de lo concreto,
empírica/Uso de
porque es lo que cambia (la naturaleza es cambio). instrumental.
-Se desarrollaron ciencias formales (matemática, geometría, lógica)
-Surge la filosofía (presocráticos/Sócrates/Platón/Aristóteles)
METODOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
Sede: Avellaneda – Cátedra Mombrú Ruggiero
Docente: Prof. Alicia Gartner
Ma y Vi. Com. 47304 (7 a 9 hs.) 47306 (9 a 11 hs.) 47308 (11 a 13 hs.)

MATERIAL PARA TRABAJOS PRÁCTICOS - PARTE 2 (segunda)


Historia de la Ciencia. Surgimiento de las ciencias naturales y sociales1

Por Alicia Gartner

EL CONCEPTO DE “CIENCIA” ES HISTÓRICO

El concepto de “ciencia” es histórico, es decir, se fue modificando a través del


tiempo (y lo seguirá haciendo). Cuando escuchamos la palabra “ciencia”, por lo
general, se nos aparecen imágenes de laboratorio, de tubos de ensayo, etc. Ese concepto
de ciencia relacionado con la experimentación es el que surge a partir del siglo XVII
(1601-1700). Pero no siempre fue así. Además, un conocimiento no se da aislado de
la sociedad que lo produce, sino que es producto de una sociedad con características
económicas, sociales, políticas, culturales y sistemas de ideas. Es por eso que
trataremos de analizar este aspecto con casos concretos, con ejemplos históricos que
nos permitan relacionar el conocimiento con la sociedad que lo produjo. Algunos
autores discuten esta postura y entienden que la ciencia teórica tiene una dinámica
propia, que resuelve sus problemas y no influye la realidad extra-científica. En este
texto sostenemos que si bien el contexto histórico no es determinante, sí tiene
influencia y se pueden establecer relaciones entre la aparición y desarrollo de
determinadas ideas y su contexto social. Recordemos además, que poseer
conocimiento es tener un poder. Por eso será importante comprender quiénes
detentaron el poder, qué sectores, grupos o clases sociales tenían poder económico,
político y cultural en cada etapa histórica. Y en relación a esto, qué tipo de
conocimiento necesitaban producir y para qué; y cómo ese conocimiento fue funcional
también para justificar ideológicamente el orden social que pretendían mantener.

Comenzaremos a acercarnos a las características más importantes de los grandes


períodos históricos y al conocimiento que produjeron, destacando momentos de
rupturas y cambios en el conocimiento científico. Aclaremos que desarrollaremos la
tradición europea occidental, no porque no existan otras, sino porque es la hegemónica
en lo que se considera conocimiento científico más influyente en occidente. Más
adelante discutiremos esta hegemonía planteando otras miradas como las
epistemologías del Sur. No pretendemos que recuerdes cada nombre, fecha o escuela,
sino que trates de comprender los procesos que sucedieron, los conceptos e ideas más
destacables.

1
Este texto fue escrito por Alicia Gartner como material de trabajos prácticos. Se ruega citar a la autora
en caso de transcribir en forma parcial o total.

1
La línea de tiempo de ayudará a ubicar cronológicamente los momentos más
importantes y sus características de los períodos del conocimiento científico.

Aproximaciones al contexto histórico de la Edad Antigua


y al pensamiento científico en la Antigüedad

De los sentidos del concepto de ciencia

Entendemos que la historia de la humanidad es un proceso que debe abordarse


como una totalidad. Son los hombres y las mujeres quienes van construyendo sus
relaciones sociales para satisfacer sus necesidades, es decir, para producir lo necesario
para vivir individual y colectivamente, a través del tiempo. Esas relaciones se fueron
formando de manera contradictoria porque se desarrollaron fuerzas que mejoraron las
condiciones de vida pero, también, existieron otras que condujeron a la propia
destrucción. Por eso, planteamos que el proceso histórico es dialéctico, dinámico y
contradictorio. Y si, además, entendemos que es una totalidad, no podemos escindir el
conocimiento producido por una sociedad en un determinado momento histórico y en
una región, de sus condiciones económicas, sociales, políticas, culturales y religiosas.
Ahora bien, como no podemos abocarnos aquí al análisis profundo de la totalidad
histórica por razones de espacio, nos limitaremos a plantear algunos aspectos que
consideramos nodales, relacionados directamente con el tema que nos convoca. Por ese
motivo, diferenciaremos, para facilitar el estudio, algunos aspectos como el
conocimiento científico y el conocimiento técnico, teniendo siempre presente en
nuestro pensamiento que toda parcialidad forma parte de la totalidad y la complejidad
de todo proceso histórico.
En este texto realizaremos una breve reseña histórica para cada etapa como para
ubicarnos en las transformaciones y acontecimientos más importantes de Historia
europea. Recurriremos a la cronología para ubicarnos en el tiempo y a las divisiones
tradicionales en edades y periodos históricos, que ciertamente son cuestionables en
cuanto a la elección de fechas que separan fines e inicios de épocas, pero que al ser las
más difundidas nos permitirán relacionar y repensar los acontecimientos estudiados
aquí con otros anteriores. Por lo tanto, y retomando la noción de proceso histórico, no
podemos pensar que la sociedad antigua era de una forma en el año 475 y de otra muy
distinta en el año 476. Los cambios se produjeron durante largos procesos y fueron
adquiriendo dinámicas distintas.
En esta materia nos centraremos en lo que se conoce como la tradición de
Europa occidental. Eso no significa que no se hayan desarrollado conocimientos en
otros continentes. El motivo del recorte geográfico es que esa tradición es la más
influyente en la ciencia actual. No estudiar otras culturas no significa que no existan.
En todo caso, cabe preguntarnos por qué una cultura fue y es hegemónica, y otras no.

Pensamiento mítico: tanto los mesopotámicos como los egipcios en la


Antigüedad desarrollaron saberes en matemática, geometría y astronomía que aplicaron
para resolver situaciones prácticas. Tenían un saber técnico, útil, un saber hacer que les
permitió resolver problemas concretos pero no lograron establecer leyes universales.
Además, en última instancia, todos los fenómenos se los atribuían a la acción o
voluntad de sus dioses. Es por esto que decimos que tenían un conocimiento mítico.

2
Contexto histórico: Grecia en la antigüedad

Entre los siglos VIII y VI a.C., las regiones de Grecia y Jonia sufrieron
transformaciones sociales que repercutieron en las formas de comprender y explicar el
mundo.

El paso del mito al logos (razón): nace la filosofía

Una diferencia de los griegos con respecto a otras civilizaciones es que su


organización política tomó un rumbo distinto. En Atenas, la participación en el poder
se fue ampliando luego de varios enfrentamientos que resultaron en sucesivas reformas.
Se trataba de una democracia directa, porque se reunían los ciudadanos en Asamblea
a discutir los temas los temas del común, de la cosa pública. Las democracias modernas
son indirectas porque los pueblos gobiernan a través de sus representantes.

Esta dinámica permitió cierta independencia en las formas políticas de la polis


(poleis en plural) una ciudad-estado que se diferenciaba de las ciudades-estado de otras
regiones por su organización política y cultura griega. Estos cambios se reflejaron en el
tipo de urbanización: la ciudad no se centró en torno al palacio sino alrededor del
ágora, es decir, en un espacio público donde se discutían los temas de interés
general (Vernant, 1986 p. 36). Así pues, la palabra transmitida oralmente se concibió
como constitutiva de la argumentación y no como un término ritual. En la Asamblea, la
retórica y la sofística, el arte de persuadir y de argumentar, jugaron un rol
preponderante. La palabra escrita también tuvo difusión pública. Hacia el siglo VIII
a.C. se constata que la escritura no se restringía a especialistas (como escribas en
Egipto, por ejemplo) sino que fue ampliando su uso (Vernant, 1986 p. 40)

De modo tal que los sabios pudieron


difundir sus ideas públicamente
mediante la escritura. No se trataba
de una verdad revelada a unos
pocos, a una casta sacerdotal o a un
rey, sino de una verdad puesta a
disposición del debate y la
Ágora contrargumentación.

La forma pública fue impregnando todos los aspectos de la vida política y social,
incluso la participación en la guerra. «La palabra se convierte, de alguna forma, en la
encarnación del poder y el prestigio. Y, a partir de ese momento, también habrá quienes
utilicen la palabra para explicar, ya no el mundo político, sino el mundo a secas»
(Vernant, 1998). En este contexto se desarrolló el pensamiento filosófico.

Las explicaciones racionales

Las primeras explicaciones racionales acerca del cosmos, del principio de todo
y del problema de la causa del cambio se produjeron en el mundo griego entre los
llamados filósofos pre-socráticos (anteriores a Sócrates). Es muy poco lo que llegó a
nuestros días de sus ideas. Pero uno de los grandes aportes de un grupo de ellos fue el

3
atribuir la creación y evolución del mundo a la naturaleza misma y no a una
explicación mitológica o a un plan divino.

Para los griegos en la Antigüedad no existían diferencias entre filosofía y ciencia

La Antigua Grecia era una sociedad esclavista

Como dijimos anteriormente, a medida que el mercado se expandía, los sectores


más ricos fueron concentrando en talleres a varios trabajadores esclavos que
reemplazaron a los trabajadores libres porque resultaban más rentables. Por lo tanto, el
comercio marítimo a gran escala motorizó la producción para la exportación con base
en la explotación de esclavos, y, a su vez, permitió proveerse de ellos.
Los que trabajaban con sus manos eran los esclavos que realizaban:
 El trabajo manual de producción artesanal (cestería, alfarería, carpintería,
construcción, metalurgia, etc.)
 El trabajo en las minas para extracción de metales.
 El trabajo en el campo en menor medida.
Los esclavos tuvieron el conocimiento técnico (manejar los materiales, saber
fundir los metales, etc.) es decir, los esclavos poseyeron el saber instrumental, el saber
hacer.
Los hombres libres no trabajan con las manos. Se dedicaban al ocio, a
administrar sus tierras, a manejar sus actividades comerciales y a los asuntos de la polis
(es decir, hacían política.). La idea que todo trabajo manual está relacionado con
una actividad propia de esclavos fue muy fuerte y perdurable.

Se estableció un desprecio por lo manual que fijó la separación


entre, por un lado, el conocimiento de «inteligencia pura», que
será el que sólo provenía de la razón; por el otro, el
conocimiento técnico, que provenía de la observación, de lo que
puedo percibir por los sentidos.
Esa separación entre conocimiento puramente racional,
separado de lo sensible, hizo que el pensamiento científico o
episteme, y la técnica se desarrollaran por caminos distintos e
inconexos (salvo algunas excepciones como con los filósofos
alejandrinos en el periodo helénico) hasta el siglo XVII, la
separación duró unos 2.000 años.

Un historiador de la ciencia dice que en el siglo XVII “se unieron el cerebro


con las manos”, hasta el siglo XVII (1601-1700 después de Cristo), siglo durante el
cual se produjo la llamada Revolución científica, el cerebro, es decir, la razón estuvo
separada de las manos, es decir, del saber hacer, de la técnica.

La ciencia griega expresó siempre el ideal de la ciencia contemplativa.


La vida teórica fue entendida como vida contemplativa, y éste es el ideal del sabio.
Hacer ciencia era un valor en sí mismo, y nadie se planteaba que ésta debería
devenir en técnica. Dicho de otra manera: el saber científico se desarrolló de
espaldas al quehacer diario de los hombres en la antigua Grecia.

4
Características del pensamiento científico griego en la antigüedad

 El conocimiento proviene de la razón humana.


 Presenta argumentos o fundamentos racionales que pueden
cuestionarse, ponerse en duda.
 Búsqueda de explicaciones universales, búsqueda de principios
generales.
 Actividad liberal porque es libre de cualquier urgencia inmediata, no
tiene una finalidad, su único fin es el conocer por el conocer, propia
de los hombres libres.
 Trata los problemas en forma abstracta, independizado de lo
sensible (a priori)
 Teoría significaba mirar, observar, sin participar activamente en lo
que se estaba desarrollando.
 La ciencia griega es contemplativa.
 Desprecia en conocimiento de lo particular, de lo individual y de lo
concreto, porque es lo que cambia. (la naturaleza es cambio).

LA ÉPOCA HELENÍSTICA: LA CIENCIA EN ALEJANDRÍA

Alejandría (fundada 331 a.C. por Alejandro en la desembocadura del río Nilo,
en Egipto) pasa a ser el centro de ese período histórico-cultural que conocemos
como Helenismo y abarca los siglos que van de la muerte de Alejandro (323 a. C.)
hasta la conquista del mundo antiguo por los romanos Pero hay autores que sostienen
que, en realidad, el período se extiende incluso aún bajo la dominación romana y podría
considerarse concluido recién con la destrucción total de la biblioteca de Alejandría.

Los sabios de Atenas se trasladaron a la ciudad de


Alejandría de Egipto, que se convirtió en un centro
cultural.
Gente de todas las naciones llegaban allí para vivir,
comerciar, aprender. Fue probablemente allí donde la
palabra cosmopolita consiguió tener un sentido
auténtico: ciudadano, no de una sola nación o ciudad,
sino del cosmos. Durante ese periodo la ciencia antigua
floreció con asombroso brillo y gran vigor: Aristarco,
Arquímedes, Herón, Euclides, Claudio Ptolomeo, y más
tarde Hipatia.
Imagen de: De O. Von Corven - Tolzmann, Don Heinrich; Alfred Hessel and Reuben Peiss. The Memory of Mankind. New Castle,
DE: Oak Knoll Press, 2001, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2307486

[…] Alejandría enviaba al mundo entero agentes compradores de textos y daba


trabajo a varios copistas. La biblioteca se convirtió en la pieza principal del
Museum o templo de musas. No se trataba de un museo en sentido moderno […]
Tenía aulas de lecciones, instrumentos astronómicos, salas de disección, jardines

5
botánicos y zoológicos. Existían en el Museum cuatro departamentos principales:
de literatura, de matemáticas, de astronomía y de medicina. El último incluía la
historia natural como era sólito en la época […]

Durante los doscientos años subsiguientes a la fundación del Museum –esto es


desde el 300 hasta el 100 aproximadamente– la ciencia griega floreció con
asombroso brillo y gran vigor […]

Euclides fue el primer director de la “facultad” matemática del Museum. Vivió de


330 a 275, y se encontraba en Alejandría ya alrededor del año 300 […]
Su obra más importante, los Elementos, es uno de los libros más influyentes de la
historia de la humanidad. Euclides daba en ese libro un cuadro sistemático de toda
la geometría griega del círculo y la recta, y de la teoría de números entonces
conocida. Trata también la geometría tridimensional del plano, la esfera y los
sólidos regulares.

[Aristarco] Fue sin duda el astrónomo más importante del periodo alejandrino y
sus descubrimientos se conocieron muy pronto en la ciudad de los ptolomeos […]
Aristarco expone su obra en un libro acerca del tamaño de la Luna y el Sol y de
las distancias entre ellos. Empieza por aceptar la explicación de las fases de la
Luna ofrecida por Anaxágoras.
La idea de que la Tierra giraba alrededor de una gran estrella fija, en vez de ser
ésta la que giraba alrededor de la pequeña Tierra, tenía que nacer en la mente del
hombre que se había formado por vez primera una idea cualitativamente correcta
de sus dimensiones respectivas. Por el testimonio de Arquímedes se sabe que
Aristarco afirmó que el Sol era inmóvil en relación con las estrellas fijas y
que la Tierra se movía a su alrededor en una circunferencia.

Herón, que floreció en el siglo I a. C., es interesante porque ilustra una tendencia
que habría podido desarrollarse en Alejandría, pero no lo hizo. Siguió el ejemplo
de Arquímedes al poner los recursos de la ciencia al servicio de usos técnicos.
Esta empresa no fue en Arquímedes sino una ocupación accidental, pero, a pesar
de eso, Herón no pudo igualarle. Y ello por dos razones de peso. La primera era
que los sistemas económico-sociales de la época, que dependían de la
abundancia del trabajo de los esclavos, podían funcionar perfectamente sin
mucha asistencia técnica, y hasta funcionaban con menos peligro sin ella. No
había una demanda apreciable de servicios de ingeniería mecánica, aunque
ésta tenía de todos modos su utilidad. En segundo lugar, la técnica de la
manufactura del hierro y el conocimiento de los materiales en general,
esencial para el uso de la fuerza mecánica en gran escala eran deficientes. El
ingenio y el genio de los científicos alejandrinos no podían, pues, llevar a una
civilización industrial para la que faltaban bases económicas, sociales y técnicas.
(Hull, 2011, pp. 74-97, la negrita es nuestra)

Roma en la antigüedad

Los romanos no hicieron aportes al pensamiento científico, tomaron la cultura


griega.
Fueron hombres prácticos. Desarrollaron las actividades que les permitieron, en
la lógica imperial, la expansión territorial, el cobro de impuestos y la obtención de

6
esclavos. Sus aportes:
• Avances técnicos en la construcción: acueductos, puentes, el arco de medio
punto.
• Avances técnicos en la guerra: tácticas de guerra, hospital de campaña.
• En la organización política y jurídica: las magistraturas, el derecho.
La sociedad romana se basaba en la mano de obra esclava.

El catolicismo se convirtió en la religión oficial del Imperio en el 312. Eso significó


que consiguió gran poder asociada al Estado y su jerarquía se fue consolidando. La
Iglesia cristiana se constituyó en la institución que ofreció continuidad cultural y
una estructura sólida y cohesionada a la clase dominante durante todo el
medioevo.

Aproximaciones al pensamiento científico en el medioevo


En el periodo comprendido entre los siglos VIII a XI (Alta Edad Media) maduró
la sociedad feudal o feudalismo. Si bien hubo intentos de restaurar la perdida unidad
del Imperio Romano (por ejemplo el Imperio de Carlomagno), hacia el siglo IX, la
fragmentación del poder, la desaparición de lo público y las invasiones de distintos
pueblos (normandos en el norte, sarracenos o musulmanes en el sur, magiares o
húngaros en el este) provocaron que los reyes no pudieran garantizar la defensa del
territorio ni la imposición de su poder sobre otros señores de la nobleza y ni sobre toda
la sociedad. La Iglesia, que gravitaba en el poder y que tenía señoríos feudales, mutó su

7
pensamiento y planteo la sociedad tripartita. La teoría de los tres órdenes – los que
ruegan, los que combaten, los que trabajen- sirvió de fundamentación ideológica
de la sociedad feudal hasta el triunfo del capitalismo.
En el feudalismo, cada señor se constituyó en la autoridad en todos los aspectos
de la organización social (jurídico, económico, militar, social) en su territorio. En el
lugar del derecho romano, prevaleció un sistema de lazos de dependencia personal, en
el que el más débil se sometía al más poderoso, formando una rígida pirámide
jerárquica. El vasallaje era un vínculo que obligaba a una persona a guardar fidelidad a
otra y estar bajo su dependencia a cambio de protección y sustituyó la relación entre
súbditos y monarca. El señor otorgaba un beneficio llamado feudo -un territorio en
usufructo, un castillo, un derecho como el de percibir las rentas en una comunidad, etc.-
a cambio de fidelidad.

La Iglesia católica funcionaba como un señor feudal, cobraba impuestos en sus


tierras. Además cobraba el diezmo, es decir la décima parte de todo lo producido en
todas las tierras.
Por lo tanto, el señor feudal se apoderó de una serie de atributos (fiscales,
jurídicas, administrativas y militares) que anteriormente poseía el Estado. Así
como hablamos de esclavismo cuando las relaciones de producción que predominaban
eran las de amo-esclavo, al periodo que estamos desarrollando lo denominamos
feudalismo o modo de producción feudal, ya que predominaban las relaciones señor
feudal-servidumbre, aunque deberíamos distinguir la formación económico-social
feudal de la Temprana Edad Media y de la Alta Edad Media (predominio de derechos
de bando).
Con respecto al plano religioso, en la zona del Mediterráneo, estaban
presentes tres religiones monoteístas y con libro sagrado: el judaísmo (con el Tanaj
o Biblia hebrea), el cristianismo (con la Biblia) y el islamismo (con el Corán). Esto
significa que un grupo de funcionarios de cada de esas tres organización religiosa debía
saber leer y escribir, e interpretaba los textos sagrados.

Para el mundo cristiano, las Sagradas Escrituras constituyeron la fuente


principal de sabiduría, prácticamente la única necesaria a los fines de la
salvación del alma. Era Dios el que revelaba el conocimiento, se conocía por
revelación divina. El pensamiento científico era un saber profano y una
peligrosa distracción.
La filosofía se subordinó a la teología. La filosófica tenía por única misión la de
proporcionar argumentos al dogma cristiano. Sus principales problemas fueron la
relación entre la fe en Dios y la razón; y entre el conocimiento como revelación y
conocimiento natural.

Para el cristianismo, que es una religión y no una filosofía, Dios revela al


hombre su existencia y sus propósitos en la Biblia, por lo tanto las Sagradas Escrituras

8
no pueden contener otra cosa que la verdad. Dios no solo trasciende el mundo humano
sino que está separado de él. Los clérigos fusionaron la filosofía de Platón y el
cristianismo, como por ejemplo San Agustín (Agustín de Hipona 354-430). Por eso se
habla de “neoplatonismo”. Del siglo V al XII hubo un predominio neoplatónico.

Del siglo XII al XVI la influencia más importante en la filosofía del


medioevo europeo fue la de Aristóteles

La transición entre la Edad Media y la Edad Moderna:

La cirisis del feudalismo

El último periodo medieval se denomina Baja Edad Media (siglos XII a XV)
y se caracterizó por el inicio de la crisis del sistema feudal, por el resurgimiento
paulatino de las ciudades, del comercio y de los Estados centralizados. Hubo
cambios y rupturas en aspectos:
 Económicos
 Sociales
 Políticos
 Culturales
 Religiosos
 Técnicos

El aumento de población forzó la roturación de nuevas tierras. Si bien hubo ciertos
adelantos técnicos, estos fueron insuficientes para aumentar la producción de acuerdo a
las necesidades. Además, la nobleza no invertía en mejoras.
El fin de la servidumbre y el vasallaje determinó la crisis de las relaciones sociales del
feudalismo. Los campesinos “libres” debían pagar cada vez más tributos en especie al
noble propietario de la tierra.

Cambios en diferentes aspectos históricos

 Económicos:

Una serie de invenciones técnicas aplicadas a la agricultura y la incorporación


de tierras para el cultivo, produjeron un aumento en la producción de alimentos y, en
consecuencia, un aumento demográfico. Esto permitió un excedente destinado a la
comercialización en las ciudades que comenzaron a poblarse. Algunos campesinos
emigraron a las ciudades debido al beneficio que otorgaba la disposición que establecía
un año y un día de residencia para que un fugitivo obtuviera la libertad del señor. Los
reyes otorgaron franquicias a las ciudades con el objetivo de conseguir el apoyo
político y económico en su lucha contra los nobles para imponer su autoridad.
El gran comercio se reactivó. Fueron necesarias mejoras en la navegación para
que los bancos trasladen las mercancías más rápido y seguro. Las vías de
comunicación marítimas, fluviales y terrestres mejoraron notablemente. Las ferias
eran reuniones periódicas de comerciantes y en ellas surgió el sistema de letras de
cambio. La acumulación de capital comercial permitió la aparición de los

9
prestamistas (casi siempre usureros) y de los especialistas en cambio de monedas de
distinto origen, ya que el uso de la moneda para el intercambio a gran escala se impuso
nuevamente. Surgieron los bancos.
Aparecieron ya en el siglo XIII las escuelas de cálculo para comerciantes. El
uso de los números negativos y el registro de los gastos e ingresos dieron origen a la
contabilidad.

 Sociales:

A partir de la expansión del comercio, los


mercaderes se fueron enriqueciendo. Con
el transcurso del tiempo, se constituyeron
en los sectores más ricos de la burguesía,
una burguesía comercial que junto con
el artesanado conformó una nueva clase
social que gravitó económica por su
riqueza, y comenzó a influir políticamente
en la reconstrucción del poder
monárquico y de los Estados nacionales.
De todos modos, la toma del poder
político de la burguesía será en el siglo
XVIII y XIX.
El cambista y su mujer, cuadro de
Quentin Massys, 1515.

El desarrollo urbano estimuló la producción artesanal que comenzó a atraer a


una parte del campesinado. Algunas ciudades surgieron alrededor de lugares
fortificados llamados burgo, por este motivo se extendió el término burgués a aquel
que habitaba en la ciudad. No se trataba de una elite “ociosa”, por el contrario, se
dedicaban a sus negocios, palabra que significa la negación del ocio. Los artesanos se
agruparon según el oficio en corporaciones o gremios, que reglamentaban sus
actividades, establecían formas y normas de trabajo, precio y calidad de los productos y

10
los pasos en la educación del aprendiz para convertirse en artesano; manteniendo de
este modo el control del mercado y del ejercicio de la profesión.
En Florencia (Italia), a mediados del siglo XIV, se destacó un comerciante,
Giovanni Villani, que se dedicó a la historia de la vida económica del Estado y de los
individuos. Utilizó datos estadísticos, y censos en los que contabilizaba las finanzas, la
población y sus ocupaciones, es decir, que aplicó las cantidades a hechos sociales.
Esto era novedoso para la época y refleja un interés en la cuantificación.

De todos modos, recordemos que en el mundo predominó la economía rural


hasta el siglo XIX y, en algunas regiones, hasta el XX.

 Políticos:
Se produjo la formación de Estados Nacionales. Si bien en Europa occidental
prevalecieron las relaciones de tipo feudal, se estaban produciendo cambios
importantes. Una serie de fuerzas contradictorias imprimieron una dinámica diferente.
Las tensiones entre la economía rural y la urbana, entre los señores y los reyes, entre
los reyes y los burgueses, entre los señores y los campesinos, anticiparon una etapa de
grandes cambios. Esos Estados Nacionales (Inglaterra, Francia, España y Portugal)
necesitaron una burocracia administrativa para la organización interna y para las
relaciones diplomáticas.

También necesitaron de ejércitos que dominaron las


nuevas técnicas, especialmente las armas que utilizaron la
pólvora (aunque se tardó mucho tiempo en lograr armas
de fuego eficaces). Los adelantos técnicos favorecieron la
navegación: brújula, astrolabio, carabela y la cartografía.
La mirada al cielo se dirigió a estudiar las estrellas y a los
astros ya no para buscar explicaciones del universo, sino
con un fin práctico. Esos saberes prácticos, tales como
conocer las costas, los vientos y las mareas, lo poseían los
marineros, no los filósofos, y fueron esos hombres
prácticos los que elaboraron los mapas.

La toma de Constantinopla, en 1453, por parte de los turcos otomanos, marcó el


fin del Imperio Bizantino y el inicio de la expansión turca en Europa, obligando a los
sectores vinculados al gran comercio con Oriente a buscar otras rutas
alternativas. Europa occidental se lanzó a la conquista y dominación de otras
poblaciones, otros territorios, otras riquezas.
En ese contexto, se produjo
la llegada de los españoles
al continente americano,
en 1492 y la llegada de los
portugueses a la India
circunnavegando el África,
en 1498.

 Culturales:

11
En Europa Occidental, durante los siglos XV y XVI, especialmente en Italia y
Países Bajos, se produjo un movimiento cultural y artístico llamado “Renacimiento”.
Se trataba se rescatar o renacer de la cultura greco-romana. A fines de la Edad Media y
principios de la Edad Moderna se difundieron las ideas del humanismo, que consistían
en una nueva concepción del hombre y del mundo, pasando del teocentrismo al
antropocentrismo (recordemos que el prefijo “teo en griego significa “dios” y
“antropo” “hombre”) Los temas artísticos continuaban siendo religiosos pero en las
pinturas y esculturas comenzaron a aparecer las figuras humanas desnudas tratadas
con gran detalle. Se observaba el cuerpo humano, algo condenado por la Iglesia ya que
el cuerpo, la “carne” era fuente de pecado. Los pintores renacentistas, especialmente
Leonardo Da Vinci, estudiaron los músculos y posturas de los hombres observando y
disecando cadáveres. Leonardo buscaba conocer la estructura mecánica interna del
cuerpo humano y hacerla visible a todos a través de la pintura.

Observen la pintura medieval: cuerpos vestidos, tapados y no existe la perspectiva.

Beato de Gerona” Los apóstoles” Beato de Gerona “El fin del mundo”, siglo X.2

Observen la pintura y escultura renacentista: el cuerpo humano en primer plano y la


perspectiva

La escuela de Atenas , de Rafael Sanzio 1509.


Platón y Aristóteles en el centro de la escena,
en el punto de fuga.

Hombre de Vitruvio o
Estudio de las Miguel Ángel
proporciones ideales Buonarroti: David.
del cuerpo. Leonardo 1501-1504. Mármol
Da Vinci, 1490. blanco. 5,17 m de
altura.

2
Beato de Girona es un manuscrito con ilustraciones en miniatura que comentan el Apocalipsis. Iniciado
por el monje Beato del Valle de la Liébana, se copiaban, y por eso hay distintos Beatos.

12
Un aspecto fundamental fue el uso de la perspectiva en la pintura que implicó
una nueva concepción del espacio: la aplicación de la geometría al espacio físico. Hay
que destacar además, que la pintura no sólo fue un arte, significó un nuevo concepto de
conocimiento. Se pintaba lo que veía el pintor por sí mismo, era una realidad
percibida e intuida en forma personal, no era una realidad descripta por otros sea
una autoridad o por la tradición.

Estos saberes como la geometría, los cálculos matemáticos, el arte de tallar la


piedra, el manejo de los metales, la construcción, dibujar un mapa, entre otros, se
aprendían en los talleres, no en las bibliotecas. No eran universitarios sino hombres
que aprendían mirando, conversando con otros artesanos. Koyré (historiador de la
ciencia) define a Leonardo Da Vinci como un “ingeniero artista” y agrega:
[…] es un hombre de praxis, es decir, un hombre que no construye teorías, sino
objetos y máquinas, y que la mayor parte de las veces piensa como tal. De ahí
viene su actitud casi pragmática con respecto a la ciencia, que para él no es sujeto
de contemplación, sino objeto de acción. (Koyré, 2007, p. 96)

Que no haya elaborado teorías no significa que las despreciara, por el


contrario, las ubica por encima de la experiencia. Leonardo le dio un papel
fundamental a la observación y a la experiencia en la producción de conocimiento,
siempre reconoció el valor de la teoría, por eso no era un empirista.
En el plano de las ciencias naturales podemos destacar a Andrés Vesalio, que en
1543 (s. XVI) publicó una obra de anatomía humanan basada en la observación
directa de cadáveres. Su texto contenía dibujos que describían en detalle los cuerpos
humanos estudiados. Se lo considera el fundador de la anatomía moderna. También en
1543 Nicolás Copérnico (1473-1543, s. XVI) publicó su obra en la que planteaba el
heliocentrismo, pero a esto nos referiremos más adelante.

El Humanismo fue un movimiento equivalente al Renacimiento en la filosofía


y la literatura. Rescató la filosofía antigua de Platón pero también a aquellos filósofos
presocráticos llamados filósofos físicos o de la Naturaleza, a textos de Herón y
Arquímedes entre otros pensadores alejandrinos.3 Además, hubo cambios en la
literatura y se comenzó a escribir en lenguas romances (italiano, español, francés,
portugués) que era la lengua que hablaba la población en lugar del latín que hablaban y
escribían los clérigos.
La creación de universidades en el siglo XII también significó un cambio
progresivo. Allí se leían textos que no eran religiosos y se fueron generando y
difundiendo conocimientos por fuera del control de la Iglesia. Tal como lo plantea el
texto del historiador Jacques Le Goff, la Iglesia reaccionó a este conocimiento que se
extendía fuera de su dominio creando el Tribunal de la Inquisición, una institución
que se ocupaba de establecer si una persona había cometido herejía, es decir, que
sostenía una creencia que contradecía o estaba en desacuerdo con el dogma y las
costumbres establecidas por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Entre los siglos XV y XVII se produjo la “caza de brujas”. Fue una
persecución de la Iglesia Católica a mujeres acusadas de, según la Inquisición, realizar
ritos satánicos y reuniones en las que se hacían pactos con el Diablo (aquelarre o

3
Se redescubrieron los textos de Hermes Trismegisto que se puede relacionar con la nigromancia, la
magia natural y la magia cabalística de elite de Ficino y Picco della Mirándola.

13
sabbat) y que se las condenaba a morir en la hoguera.4 Veamos algunas interpretaciones
sobre estas persecuciones:
El significado práctico de la caza de brujas consistió en deslizar la
responsabilidad de la crisis de la sociedad medieval tardía desde la Iglesia y el
Estado hacia demonios imaginarios con forma humana. […]
Para Robert Muchembled dos procesos paralelos contribuyeron a explicar la
caza de brujas en Europa: en primer lugar, la necesidad del estado y de la Iglesia
de aculturizar a las masas campesinas e incrementar el control sobre regiones
marginales de los estados modernos; en segundo lugar, las tensiones internas
propias de las aldeas campesinas en la etapa posterior a la crisis del feudalismo
iniciada en el siglo XV. Respecto del primero de los procesos mencionados,
Muchembled sostiene que la caza de brujas es político religioso. […]
Entre 1560 y 1700, los pobres aumentaron su nivel de marginalidad, y los ricos
incrementaban aún más su riqueza. Los campesinos más poderosos y los
notables rurales, ante el peligro de contestación social que dichas mutaciones
implicaban, utilizaron la caza de brujas como forma de imponer la sumisión de
los más humildes. (Campagne, 1997, pp. LXXI y LXXII).

Coincidiendo con la explicación anterior Federici responde a la pregunta ¿Por qué esa
persecución se focalizó en las mujeres? Hemos visto que la Iglesia condenaba las
“tentaciones carnales” y predicaba que el cuerpo era fuente de pecado, en especial, el
cuerpo femenino. ¿Acaso no fue Eva la que tentó a Adán en el paraíso para pecar? Es
decir, existía una argumentación religiosa de culpabilidad en la mujer tan solo por el
hecho de serlo. Pero ¿Por qué se estigmatizó como brujas a mujeres entre los siglos XVI
y XVII?:

Había otros motivos detrás de la persecución de las brujas. Con frecuencia, las
acusaciones de brujería fueron usadas para castigar el ataque a la propiedad,
principalmente los robos que crecieron de manera espectacular en los siglos
XVI y XVII, tras la privatización de la tierra y de la agricultura. Como hemos
visto, las mujeres pobres de Inglaterra, que mendigaban o robaban leche o vino
de las casas de sus vecinos o que vivían de la asistencia pública, podían
convertirse en sospechosas de practicar artes malignos. Alan Macfarlane y
Keith Thomas han mostrado que en este periodo, después de la pérdida de las
tierras comunes y de la reorganización de la vida familiar que dio prioridad a la
crianza de los niños a expensas del cuidado que anteriormente se daba a los
ancianos, hubo un marcado deterioro de la condición de las mujeres ancianas
(Macfarlane, 1970: 205). Estos ancianos eran ahora, o bien forzados a depender
de sus amigos o vecinos para sobrevivir, o bien se sumaban a las Listas de
Pobres (en el mismo momento en que la nueva ética protestante comenzaba a
señalar la entrega de limosnas como derroche y como medio de fomentar la
pereza). Al mismo tiempo, las instituciones que en el pasado habían cuidado a
los pobres estaban entrando en proceso de descomposición. Algunas mujeres
pobres usaron, presumiblemente, el miedo que inspiraba su reputación como
brujas para obtener lo que necesitaban. Pero no se condenó solamente a la
“bruja mala”, que supuestamente maldecía y dejaba cojo al ganado, arruinaba

4
Uno de los episodios más conocidos fue el juicio por brujería en Salem (actual estado de Massachusetts,
EEUU) en 1692. La obra de teatro de A. Miller Las brujas de Salem retrata ese hecho. Luego se
realizaron películas sobre esa obra. En la serie norteamericana Sabrina, la bruja adolescente el gato de se
llama Salem.

14
cultivos o causaba la muerte de los hijos de sus empleadores. La “bruja buena”,
que había hecho del hechizo su carrera, también fue castigada, muchas veces
con mayor severidad. Históricamente, la bruja era la partera, la médica, la
adivina o la hechicera del pueblo, cuya área privilegiada de incumbencia –
como escribió Burckhardt con respecto a las brujas italianas– era la intriga
amorosa (Burckhardt, 1927: 319-20). (Federici, 2010, pp. 308-309)

 Religiosos:
En 1517 el monje alemán Martín Lutero criticó severamente, en un documento
impreso conocido como las noventa y cinco tesis, la venta de indulgencias que
consistía en pagar un dinero a la Iglesia para que perdonara los pecados y así salvar el
alma.

Básicamente Lutero planteó que el hombre salva su alma por


su fe en Dios y que puede interpretar la biblia por sí mismo, por eso
tradujo la biblia al alemán. Esta postura, conocida como Reforma
protestante, significaba quitarle poder a la jerarquía eclesiástica. Así
nació una querella o enfrentamiento con las autoridades religiosas de
Roma que duró a varios años, en los cuales, Lutero fue obteniendo el
apoyo de los príncipes alemanes que se beneficiaban porque dejaron
Martín Lutero de enviar dinero a Roma. Finalmente Lutero fue excomulgado y se
produjo el cisma o separación de la Iglesia.

Lutero no fue el único. En 1534 Enrique VIII de Inglaterra, con la excusa de que
el Papa no aceptó la anulación de su matrimonio (divorcio) con Catalina de Aragón,
rompió con la Iglesia Católica y conformó la Iglesia Anglicana, muy vinculada al
Estado. Juan Calvino, teólogo y filósofo francés, también adhirió a los postulados de la
Reforma protestante incorporando algunas variantes. La Iglesia reaccionó con la
Contrarreforma y con una mayor persecución a través del Santo Oficio o
Inquisición.

En síntesis, una serie de rupturas significaron una pérdida de poder en todos los
aspectos (económicos, políticos, sociales, culturales y religiosos) de la Iglesia
Católica.

 Técnicos:
Hacia fines de la Edad Media hubo avances técnicos que
permitieron un aumento en la producción de alimentos. Hacia el
siglo XV una serie de inventos o adelantos técnicos - muchos de
ellos traídos o adaptados de Oriente- favorecieron la navegación
como la brújula, la carabela y el astrolabio. Como consecuencia,
tuvieron impulso el comercio naval, las expediciones hacia lejanas
tierras y la superioridad en la guerra en el mar.
Además, los conocimientos de cartografía y
Los conocimientos de los astros y las estrellas significaron mirar al
cielo ya no para una discusión filosófica de su conformación, sino
con un fin práctico que era el de orientarse en la navegación.
Comenzaron las representaciones derivadas de la relación
establecida entre la observación y los cálculos matemáticos y
geométricos. Otras técnicas colaboraron en perfeccionar el hacer la

15
guerra como la pólvora, y beneficiaron a los Estados en su
expansión. La imprenta fue fundamental para difundir todo tipo
de conocimiento. Con ella se amplió, de forma paulatina, la
cantidad de personas que sabían leer y escribir.
Fueron adelantos técnicos pero aún no eran científicos.

Estos cambios tuvieron su vinculación e influencia con las modificaciones en los


conceptos de:

 Hombre: Del teocentrismo al antropocentrismo. Se puede conocer el cuerpo.


 Naturaleza: Concebida como una máquina que es necesario desentrañar cómo
funciona (idea mecanicista). Galileo Galilei decía que «estaba escrita en lenguaje
matemático»
 Tiempo: El tiempo comienza a marcarlo el trabajo de la ciudad. No es ese
tiempo de Dios, sagrado.
 Espacio: La introducción de la perspectiva significó introducir la geometría
(forma abstracta) al espacio físico, a la naturaleza.

Surgió una nueva clase social, la burguesía que necesitaba un conocimiento


práctico, útil y que permitiera ganar dinero.
Las transformaciones en todos los aspectos de la sociedad entre los siglos XIV y
XVI, junto con las nuevas concepciones del mundo, permitieron en el siglo XVII el
surgimiento de las ciencias modernas (física y astronomía)

16
CIENCIA MODERNA

Recordemos que consideramos mundo moderno al período que en la división de los


períodos históricos se corresponde a la Edad Moderna (1453/1492- 1989)

Filosofía moderna: Diferentes maneras de concebir el conocimiento

Racionalismo, empirismo y realismo

Fue en el siglo XVII (diez y siete) que se produjo la ruptura entre filosofía y
ciencia. Los cambios y aportes novedosos con respecto al conocimiento no solamente
fueron de la mano de los científicos como Galileo Galilei, sino que también desde el
ámbito de la filosofía
Durante la Edad Media prevaleció el método de autoridad, esto es, que lo
dicho por una autoridad (la Iglesia, la Biblia, Aristóteles) o que figuraba en los ciertos
libros era la verdad sólo porque las autoridades no podían mentir. A Galileo Galilei le
cuestionaron la existencia de las manchas solares que él veía a través del telescopio
sólo porque Aristóteles dijo que el sol era un éter perfecto y por lo tanto no podía tener
imperfecciones (manchas). El método de autoridad era la forma de conocer en el
medioevo y no se permitía dudar ni sostener un conocimiento opuesto a lo establecido
como “verdadero” por las autoridades.

René Descartes (1596-1650, s. XVII) filósofo, físico y matemático francés, no


aceptaba el método de autoridad y propuso la duda como método. Esto no
significaba dudar de todo porque sí, sino que trató de desterrar errores y despejar
incertidumbres buscando un conocimiento verdadero que resistiera todas las dudas. Es
decir, forzar la duda hasta los límites. La duda metódica o duda cartesiana5 consistió
en extremar la duda como un camino para llegar a la verdad, y esa duda era universal
porque abarcaba a todo sin excepción. Pero no se trató de aplicar la duda a cada cosa
sino a los principios o fundamentos, que en el caso del conocimiento provienen de los
sentidos y/o de la razón. Descartes planteaba que el conocimiento sensible es dudoso,
no otorga certeza porque por ejemplo, puede ser difícil distinguir sueño de vigilia. Con
respecto al conocimiento racional, se puede suponer que algo (un genio maligno)
intentara engañarme, por ejemplo, en un cálculo matemático. Pero de lo que no puedo
dudar es que existo, porque aún engañado, existo. De ahí la famosa frase del filósofo:
“pienso luego existo”. Esta es una verdad absolutamente cierta de la cual Descartes
partió para otros fundamentos.

5
La latinización de Descartes es Cartesius y de ahí se deriva el adjetivo “cartesiano”.

17
Pero Descartes no propuso la duda metódica para que todos la utilizaran, no la
propuso como un ejemplo a seguir, sino que deseaba mostrar cómo el mismo condujo
su razón, e invitaba a que cada uno siguiera a su propia razón:

Por lo tanto, el nuevo método era considerado por Descartes no como un canon
absoluto que debía imponerse a todo investigador, sino como un ejemplo de una
búsqueda de tipo nuevo que él ofrecía a los contemporáneos, búsqueda cuya novedad
debía consistir, ante todo, en el hecho de ser una construcción completa del hombre
sobre un terreno totalmente suyo. (Geymonat p. 41)
Esto derivó en visualizar como un obstáculo a la lógica aristotélica, considerada
durante el medioevo como la única vía de razonamiento,. El razonamiento debía
recorrer el camino que aportara conocimiento sin la rigidez de la autoridad de
Aristóteles.

Descartes fue el iniciador de la corriente racionalista que se opone a los


fundamentos del empirismo, cuyo exponente más destacable fue David Hume (1711-
1776, s. XVIII). Para Hume (corriente empirista), el conocimiento proviene de la
experiencia, sea externa (por los sentidos) que denomina impresiones de la sensación; o
sea interna (autoexperiencia) que llamó impresiones de la reflexión. La idea de
causalidad de los hechos fue uno de los pilares de su filosofía. Según Hume, para
establecer la causalidad se necesitan cuatro requisitos: un hecho que consideraremos
causa, otro hecho que consideraremos efecto, una relación temporal entre ambos
hechos y una cierta fuerza o energía del primero sobre el segundo hecho. El ejemplo
más citado es el de las bolas de billar, una golpea a la otra y la mueve. Pero en
definitiva, la sucesión de un hecho con el otro (causa-efecto) se establece por el hábito
o costumbre de haber observado esa sucesión, y la observación es una experiencia
subjetiva. Por lo tanto la idea de causalidad si bien es útil e imprescindible, no es una
necesidad objetiva del mismo tipo que un enunciado matemático. Tampoco es aplicable
a la metafísica. Con esto y otras críticas, Hume establece que la cuestión del
conocimiento empírico transita un camino diferente del de la metafísica. Esto será
retomado por el positivismo del siglo XIX del que hablaremos más adelante. (Carpio,
2007)
Veamos un cuadro con las principales diferencias entre racionalismo y
empirismo:

Racionalismo Empirismo
(siglo XVII) (siglo XVIII)

-El conocimiento se basa en la razón sin - Sostiene que todo conocimiento deriva
intervención de la experiencia. en última instancia de la experiencia
sensible.
-El ideal del conocimiento es el de las -El empirismo encuentra el conocimiento
matemáticas porque utilizan enunciados en las ciencias fácticas, que se basan en la
universales y necesarios (que no pueden observación y que utilizan enunciados
ser de otro modo) es decir, enunciados a particulares y contingentes (que pueden
priori (expresión latina que no tiene un ser verdaderos o falsos, que tienen esa
significado temporal, sino que se refiere a posibilidad) es decir, enunciados a
enunciados independientes de la posteriori (expresión latina que significa
experiencia, independiente de aquello que que es posterior a la experiencia)

18
puedo percibir por los sentidos)
Tendencia a la metafísica, porque afirma Niega la posibilidad de la metafísica. El
la posibilidad de conocer una realidad que conocimiento es de lo sensible, lo que se
trasciende lo sensible (ideas, substancia, puede observar. La razón puede ordenar
Dios) aquello que los sentido ofrecen

Tanto el racionalismo como el empirismo, a pesar de ser opuesto, coinciden en


que lo que en el acto de conocer lo determinante es el objeto (la cosa a conocer) como
si el sujeto cognoscente (el sujeto en actitud de conocer la realidad a través de su
pensamiento) fuera una especie de “espejo”, refleja lo que el objeto es, sea mediante la
razón (racionalismo) o mediante los sentidos (empirismo). El realismo considera que
el objeto real puede conocerse sin que el sujeto interfiera. “Según el realismo, pues,
el conocer es una actitud puramente contemplativa, teorética: el sujeto cognoscente no
hace más que contemplar el espectáculo que la realidad le ofrece.”(Carpio, p. 230). De
esto se deriva el concepto de “verdad”, el conocimiento es verdadero cuando coincide
con el objeto conocido. Recordemos que para la filosofía antigua el conocimiento era
contemplativo.

El giro en la filosofía lo dará Kant (1724-1804, s. XVIII) porque sostuvo que el


conocer no es “reflejar” los objetos, sino que el conocer, en su fundamento, es una
actividad en la que el sujeto realiza una operación transformadora, conocer
significa elaborar el objeto. Simplificando bastante el pensamiento del filósofo,
podríamos decir que el sujeto cognoscente tiene una serie de “moldes” en su razón que
le permite elaborar el conocimiento que proviene de los sentidos. Un objeto se presenta
ante el sujeto, el sujeto tiene ante sí el objeto, es decir es receptivo a aquello que el
objeto le provoca, a las representaciones que le provoca a través de su sensibilidad.
Esos “moldes” vacíos de la razón no otorgan conocimiento sino que es preciso
“llenarlos” con el mundo sensible. Pero tampoco aquello que proviene de los sentidos
solamente es conocimiento, es necesario ordenarlo, jerarquizarlo a través de esos
“moldes” de la razón que le dan significado. Con los sentidos comienza el
conocimiento, pero se origina en la razón, de este modo, el sujeto realiza una
actividad, una “praxis” en el acto de conocer, el sujeto no es contemplativo o
pasivo sino activo.

Separación entre ciencia y religión

La separación entre ciencia y religión fue lenta, y como todo proceso de


transición, hubo rupturas y permanencias de ideas y conceptos.6La mayoría de los
autores se inclinan por sostener una ruptura epistemológica durante todo el siglo
XVII, siglo en el que surge la ciencia moderna, en particular la física y la astronomía
(no confundir astronomía con astrología). Hablamos de ruptura epistemológica porque
no fue un simple cambio de teoría o de metodología, fue una serie de transformaciones
6
A. C. Crombie sostiene que existió una continuidad en el pensamiento científico entre los siglos XIII al
XVII ya que se produjeron cambios en la noción de relación entre teoría y observación en la que
posteriormente se basará la investigación científica. Analiza los trabajos de R. Grosseteste, en particular
sobre la óptica, de G. de Occam y de Roger Bacon, entre otros. Sin embargo A. Koyré, historiador de la
ciencia que seguimos en este texto, no coincide en que los escritos de esos pensadores puedan
considerarse ciencia moderna. Como hemos dicho, en todos los procesos se pueden encontrar algunas
líneas de continuidades con ideas que fueron abonando un camino de cambios, y otras de rupturas con
ideas novedosas.

19
conceptuales teóricas y metodológicas, surgieron nuevos conceptos que antes de ese
siglo eran impensables. “Para poder abordar el estudio de la naturaleza con espíritu
francamente científico, era necesario cambiar de mentalidad, operar una verdadera
conversión intelectual y moral.” (Blanché, 1969, p. 52)
En páginas anteriores analizamos los cambios que se produjeron hacia fines de
la Edad Media y principios de la Moderna (entre los siglos XIV y XVI). Recordemos
esto con las palabras de Geymonat:
No es difícil comprender el supuesto social que posibilitó este cambio filosófico:
se trate de la consolidación victoriosa, decidida, de nueves riquezas directamente
vinculadas con el trabajo y -por tanto- del surgimiento de grupos cada vez más
numerosos de científicos profundamente sensibles a los intereses de la
producción y capaces de darse buena cuenta de la unidad indisoluble entre la
práctica y la teoría. Y la propia organización nueva del mundo político-
económico fue la que impuso originales problemas a la investigación científica,
apartándola de las discusiones generales, de orden metafísico, para vincularla a
cuestiones concretas. (Geymonat, 1994, p. 34)

Según Blanché, la ciencia moderna se demoró en aparecer y aceptarse porque


durante siglos prevaleció la teoría sobre la práctica, y lo natural sobre lo artificial. Tal
como hemos comentado, la sociedad esclavista de la antigüedad no demandaba
adelantos técnicos ni máquinas porque no las necesitaba para la producción, había
suficiente cantidad de esclavos, y en el medioevo suficiente cantidad de siervos, que
trabajaban y producían para el consumo local o regional. Para los hombres libres la
especulación racional era superior a la acción y al trabajo manual. Incluso existía una
jerarquización en la medicina: los médicos que estudiaban y curaban según las ideas
estaban por encima de aquellos que trababan con sus manos (hoy los llamaríamos
cirujanos) eran artesanos, muchos de ellos esclavos, que amputaban los miembros o
manipulaban el cuerpo usando herramientas para ello. Durante la Edad Media la
naturaleza era considerada creada por Dios y no se pensaba en manipularla. Era obra de
Dios y como tal no se podía modificar ni intervenir en ella.

Todos estos cambios en la sociedad europea occidental y en la mentalidad de


algunos de sus miembros, sembró el campo propicio para el nacimiento de la
ciencia moderna. Como dice Thuiller, “la ciencia se volvió experimental porque
los prácticos adquirieron un lugar más importante”. Algunos autores encontraron
muchos antecedentes de la ciencia moderna en siglos anteriores; otros, enfatizaron
en los cambios novedosos y la gran ruptura a la que denominaron Revolución
Científica. “En cierta forma, la Revolución Científica era natural: Occidente
avanzaba, queriéndolo o no, y sabiéndolo o no, hacia un mundo cuantitativo, un
mundo de ciudades, dinero y mercancías” (Moledo, p. 180).

El conocimiento científico moderno para ser considerado como tal, comenzó a


exigir el cumplimiento del método científico.

Los tres rasgos de la ciencia moderna: el método científico

El método experimental de la ciencia moderna consiste en tres rasgos. Ninguno


de ellos es absolutamente nuevo, pero justamente es su combinación, su articulación lo
que va a caracterizar la ciencia moderna. “Se une el cerebro con las manos”, dijo
Bernal.

20
Esos tres rasgos consisten en:
 Planteo de una hipótesis y su contrastación empírica
 Aplicación de la matemática y la geometría al espacio y a la Naturaleza
 Uso de instrumental específico para investigar.

1. Planteo de una hipótesis y su contrastación empírica

Se trata del procedimiento o uso del razonamiento hipotético deductivo. Es


decir, la hipótesis como punto de partida. La hipótesis es un enunciado cuyo valor de
verdad (el valor de verdad puede ser verdadero o falso) queda en suspenso. De la
hipótesis se deducen otros enunciados, hasta la comprobación del experimento que
determinará si la hipótesis es verdadera (o mejor dicho, se confirma) o es falsa (se
refuta). A partir de la ciencia moderna, será un requisito del método experimental la
exigencia de la comprobación empírica de las hipótesis para ser aceptadas.

La palabra hipótesis no era nueva pero en el siglo XVII se produjo un cambio


semántico o un nuevo significado de la misma. El antiguo significado de hipótesis-
postulado7 como en matemática, cambia por el de hipótesis-conjetura, que es el que
actualmente utilizamos. Esto es, un enunciado, una conjetura, una suposición, que no se
sabe si es verdadera o falsa (valor de verdad en suspenso o neutro) hasta que el
resultado de la comprobación empírica lo establezca.
Otras palabras también cambiaron su significado como principio. En sentido
antiguo era un principio lógico, una proposición a partir de la cual se deducían otras
proposiciones. En ciencia moderna, principio tendrá un sentido metodológico, un punto
de partida para una investigación que podrá ser empírico.
La palabra probable cambió su significado. Antes del siglo XVII, significaba el
poder otorgar argumentos o fundamentos, presentar pruebas racionales. En ciencia
moderna se va a entender como algo que se aproxima a una certeza pero que no puede
alcanzarla, una zona entre lo verdadero y lo falso. Esto llega al concepto de
probabilidad: lo probable es lo posible numéricamente cuantificado. Una hipótesis
científica se hace más probable cuando más simple de comprender es y cuando permite
explicar el mayor número de fenómenos con el mínimo de presuposiciones. Y mucho
más aún si permite realizar predicciones de experiencias aún no realizadas, lo que la
acerca bastante a la certeza.

2. Aplicación de la matemática y la geometría al espacio y a la


Naturaleza.

Se trata de aplicar estas ciencias y no que “aparecen”. Recordemos que estas


ciencias formales (su objeto de estudio es ideal, no real) se iniciaron en la antigüedad:
la matemática, con los pensadores griegos como Pitágoras y Tales de Mileto (siglo VI
a. C.), y la geometría con Euclides (s. III a. C.).
7
Postulado: principio cuya admisión es necesaria para establecer una demostración. Principio claro y
evidente.

21
Lo novedoso del siglo XVII es la reducción sistemática del
mundo sensible a una estructura matemática, a una
fórmula, como por ejemplo: F = m·a. (donde F es la fuerza
neta que actúa sobre el objeto, m es la masa inercial, y a la
aceleración resultante). Se trata de una abstracción (la fórmula)
que representa algo concreto, algo que se da en el mundo
sensible real, como un objeto que ejerce fuerza sobre otro.

En la ciencia moderna, el mundo concreto, el mundo real, comenzó a


representarse en lenguaje de dimensiones, medidas y cantidades propias de las ciencias
formales. A las magnitudes conocidas en la antigüedad (longitud, peso, velocidad,
volumen) se agregan las magnitudes fundamentales de la física: fuerza, masa y
aceleración. Estos conceptos novedosos, que surgen en el siglo XVII y que no son de
observación inmediata, serán la base de la física mecánica. Son abstracciones
intelectuales, es decir, no son abstracciones como ideas sin correlato con la realidad,
son abstracciones que permiten en lo concreto obtener medidas precisas. Es decir, de lo
concreto (el hecho físico) se abstrae la fórmula (abstracción) y al aplicar la fórmula a
un hecho nuevo se vuelve a lo concreto. Aparecen entonces realidades físicas que
escapan a la percepción como por ejemplo el campo electromagnético. Así, el nuevo
objeto de estudio de la física moderna estará conformado por vínculos invisibles
que en muchos casos, contradicen el sentido común o la observación básica.8 El
objeto de estudio de la física aristotélica era lo cualitativo de los objetos, la física
moderna tiene por objeto de estudio las relaciones entre objetos en términos de
magnitudes, de proporciones variables, invariables o inversas. Dice al respecto
Geymonat: “El lenguaje matemático no puede captar sino relaciones entre los
fenómenos, pero estas relaciones son algo que puede medirse, y, por lo tanto, algo que
puede verificarse o falsarse [algo que puede ser verdadero o falso]” (Geymonat, p. 37)

Lo “real” también cambia de significado. En la antigüedad era la experiencia


inmediata, el dato concreto que se percibe por los sentidos, el punto de partida del
conocimiento. Para la ciencia moderna, lo real, comenzó a tener el significado de
existir más allá de lo que perciben los sentidos y que lo conozca o no. Lo real científico
será el mundo objetivo, la explicación científica (es decir, comprobada) que puede
contradecir la experiencia inmediata o el sentido común.9

Dice Geymonat: “La más hermosa teoría matemática, la más coherente, la más
rica en desarrollos analíticos, carecerá de interés físico si no logra vincularse de algún
modo con los datos empíricos.” (Geymonat, p. 39).
Es importante distinguir entre experiencia, que no es más que observación, y
experimentación, que se prepara intencionalmente. El experimento conlleva una

8
Recordemos que la observación básica era creer lo que se veía, por ejemplo, “veo” que el sol “se
mueve” pero la explicación científica indica que es la tierra la que se mueve. Una fuerza no se “ve”, se
pueden ver objetos que se mueven, sin embargo la fuerza es mensurable, medible.
9
Recordemos el ya mencionado ejemplo del sol: la observación básica indica que es el sol el que se
mueve, “veo” que se mueve, pero la ciencia explica lo contrario: es la tierra la que gira. Durante una
tormenta veo el relámpago y luego escucho el trueno. La observación básica percibe que se produjeron en
distintos momentos, en cambio la ciencia explica que se producen en el mismo momento pero la
propagación de la luz es más rápida que la del sonido. La explicación científica contradice el sentido
común.

22
pregunta hecha a la naturaleza en lenguaje matemático y geométrico. No es suficiente
observar lo que existe lo que se presenta ante los sentidos, es necesario saber formular
la pregunta y además, saber descifrar y comprender la respuesta, aplicar las mediciones
e interpretar el experimento matemáticamente. Es el razonamiento el que guía la
experimentación. La ciencia moderna según el epistemólogo Blanché: “consiste en una
nueva manera de asociar razonamiento con experiencia: una nueva manera de razonar a
propósito de los hechos de la experiencia, una nueva manera de interrogar a la
experiencia para, a la vez, someterla al razonamiento y permitirle controlarla.”
(Blanché, 1969, p. 18)

Koyré por su parte agrega:


No es la experiencia, sino la “experimentación” lo que desempeñó -más tarde
sólo- un papel positivo considerable. La experimentación consiste en interrogar
metódicamente a la naturaleza; esta interrogación presupone e implica un lenguaje
en el que formular las preguntas, así como un diccionario que nos permita leer e
interpretar las respuestas. Para Galileo, como sabemos bien, es en curvas, círculos
y triángulos, en lenguaje matemático e incluso, de un modo más preciso, en
lenguaje geométrico –no el del sentido común o de los puros símbolos- como
debemos hablar a la naturaleza y recibir sus respuestas. La elección del lenguaje,
la decisión de emplearlo, no podían estar determinadas evidentemente por la
experiencia que el uso mismo de esta lengua debía hacer posible. Tenía que
venirles de otras fuentes. (Koyré, 2007, p153)

3. Uso de instrumental específico para investigar.

Se trató del reemplazo de la observación básica u observación banal


(observación que provoca asombro por la naturaleza); por otro tipo de observación, una
observación informada que permite trascender lo sensible y aplicar magnitudes.
La física aristotélica era cualitativa, cualidades como caliente o frío por ejemplo. En la
ciencia moderna se reemplazarán por la magnitud precisa y objetiva de temperatura.
Para ello fue necesario un termómetro, un instrumento específico de medición.10

En una primera etapa del surgimiento de la ciencia moderna, la


fabricación de instrumentos colaboró en acrecentar los sentidos, como
el telescopio que utilizó Galieo con el fin científico de ver la luna y
demás astros que a simple vista era imposible11. Él lo dirigió al cielo
para estudiar científicamente (en sentido moderno) el movimiento de
los astros y las estrellas.

Es decir, utilizó un instrumental ad hoc (expresión latina que significa “para eso”, para
una determinado fin). Luego, se fabricaron instrumentos de medición más sofisticados y
más tarde máquinas que permitieron reproducir fenómenos en un laboratorio. Esta
complejización fue exigiendo, a lo largo de los siglos, ampliar la fabricación de
instrumental, creando industrias y comercios especializados. Así, mientras el
10
La representación del calor en forma numérica no es novedosa. Los médicos usaban una escala de
cuatro grados de calor o de frío. Pero las consideraban cualidades opuestas, separadas, y no como
actualmente en un único concepto que se diferencia por graduación.
11
La introducción de la lente a un instrumento fue tardía. No se sabe quién la inventó pero sí que su
origen estuvo en el artesanado y esto se refleja en su nombre: lente significa la legumbre lenteja. Un
nombre vulgar y un objeto despreciado porque, decían, tergiversaba la vista, agrandaba o achicaba los
objetos.

23
conocimiento en la antigüedad y en la edad media se adquiría en la biblioteca, en la
edad moderna se comenzó a adquirir en el laboratorio.

Con el avance de la ciencia experimental surgieron


lenguajes particulares (para la óptica, la electricidad, la
química, etc.) relacionados con el lenguaje matemático,
pero manteniendo la vinculación “con la precisión de los
instrumentos experimentales y, por lo tanto, con el grado
de perfección logrado en la compleja preparación de
estos instrumentos (elaboración del vidrio, de los
metales, de los generadores de energía, etcétera).”
(Geymonat, 1994, p. 37)

En síntesis, el planteo de una hipótesis y su contrastación empírica,


la aplicación de la matemática y la geometría al espacio y a la naturaleza y
el uso de instrumental específico para investigar
constituyeron las tres características de la ciencia moderna.

Pero insistimos, estos tres rasgos por sí solos no constituyen ciencia moderna, es
necesario que sean “solidarios”, que se produzcan en forma conjunta.

Una observación puede ser un punto de partida para plantear un problema, luego
se formula una hipótesis a manera de posible respuesta o explicación a ese problema.
Pero se deberá comprobar empíricamente esa hipótesis, es decir, se recurrirá a un
experimento en el que se aplicarán procedimientos precisos (lenguaje de dimensiones)
a través de instrumentos de medición. Tal es el método científico.

Pero además del método, estos cambios del siglo XVII también produjeron
modificaciones en la forma social de producir conocimiento. Comentamos
anteriormente que Descartes invitaba a que cada persona use su propio razonamiento y
hablamos del cuestionamiento al método de autoridad. Esto provocó que esos hombres
de la ciencia moderna que se iniciaba, intercambiaran y debatieran sobre sus
investigaciones. Por ejemplo, Galileo se escribía con Kepler discutiendo sus trabajos
sobre la órbita de los planetas. Surgía un concepto de ciencia como una actividad
que podía hacer cualquier persona que así lo quisiera y se instruyera para ello.
Cada vez más se difundían los estudios científicos por fuera de los muros de la Iglesia,
en especial, por sectores de la burguesía, clase que se benefició económicamente de las
investigaciones científicas.

El nuevo concepto de naturaleza como una máquina que es necesario


desentrañar su funcionamiento (idea mecanicista) surgió gracias a la búsqueda de
autonomía de los controles políticos y religiosos. Tal como lo reclama el imperativo
galileano, la búsqueda del saber no debía estar sujeta a ninguna limitación externa a sí
misma. Los enfrentamientos de Galileo con el poder político y religioso indican el
comienzo de este ideal: la neutralidad de los conocimientos y la autonomía para la
investigación. De este modo la objetividad se vería defendida de todo elemento
distorsionador. Dijimos “ideal” porque en la práctica la ciencia y la tecnología van a

24
estar signadas más por el mercado y los intereses económicos que generan las
relaciones de poder.

La ciencia moderna se constituyó en una empresa cognitiva en busca de


certidumbres (pretendidamente libre de intereses externos a sí misma) que brinda un
cuadro integrado del mundo, y como fuente de poder o herramienta para manipular el
medio. Los primeros fenómenos que fueron estudiados de esta manera fueron los
astronómicos y los físicos. Galileo, Kepler y Newton son los pilares en donde se van a
desarrollar la física y la astronomía. Los grandes avances logrados en este campo
hicieron que se colocara especialmente a la física, como modelo de esta nueva manera
de conocer el mundo al que se llamó, sin más: Ciencia, y que nosotros llamamos
ciencia moderna.

Galileo Galilei: la física y la astronomía moderna

Entre los biógrafos de Galileo Galilei se estableció un debate entre quienes


creen que el matemático italiano fue más teórico que experimentador y quienes
sostienen lo contrario. Para Koyré: “Galileo no aprendió su oficio de personas que
trabajaban duramente en los arsenales y astilleros de Venecia. Muy al contrario: les
enseñó el suyo.” (Koyré, 2007, p. 151). Sin entrar en la polémica, el hecho que Galileo
fuera matemático no es un dato menor. Por el contrario, como hemos visto, el lenguaje
geométrico aplicado al espacio junto con los otros rasgos del método experimental dio
origen a la astronomía moderna.
Galileo Galilei nació en la ciudad de Pisa, Italia, en 1564 y murió en
12
1642. Estudió medicina pero abandonó. Se dedicó a las matemáticas y ejerció como
docente mientras investigaba.
Ingresó a dar clases como matemático en la Universidad de Padua que
pertenecía a la rica y poderosa República de Venecia. Galileo gozó de mayor libertad
intelectual porque la Inquisición no era poderosa allí. Fue asesor de ingenieros en el
arsenal veneciano donde se calcula trabajaban alrededor de 1500 personas, lo que
indica la importancia de ese lugar. Allí realizó importantes inventos como el compás
geométrico y militar que posibilitó calcular donde caería el disparo de cañón y explicó
claramente cómo funcionan los sistemas de poleas. En Padua realizó los experimentos
con péndulos y también con esferas que descendían rodando por planos inclinados.
Nos enfocaremos en sus investigaciones sobre física y astronomía.

Física: el problema del movimiento

Recordemos que el “cambio” y el movimiento fueron temas tratados en la


antigüedad. Aristóteles (siglo IV a. C.) Tenía una concepción estática del mundo y
particularmente aplicable a un cosmos armónico y ordenado. Era una teoría, falsa para
la actualidad, que partía de datos del sentido común, ordenaba y sistematizaba esos
datos. Aristóteles consideraba al movimiento como parte del cambio general, pero que
“el estado natural” de todo era el reposo y que cada cosa tenía un “lugar natural”. Para
Aristóteles, los cuerpos graves “caían”, como por ejemplo la piedra; el fuego “subía”,
como por ejemplo la llama de un fósforo. El cambio del estado natural (la piedra en el
suelo) era provocado por un motor o causa (en el sentido de algo que provocaba presión

12
Casualidades de la historia, nació el año que murió Miguel Ángel Buonarroti, hombre del
Renacimiento, y murió el año que nación Isaac Newton, emblema de la física moderna. La vida de
Galileo transcurrió en esa transición.

25
o tracción) que ejercía una violencia sobre una cosa y la movía, por ejemplo si tomaba
una piedra y la lanzaba al aire. Pero luego esa misma cosa tenía la tendencia a volver al
lugar natural, es decir, la piedra al suelo. Así, el movimiento significaba provocar un
desorden del orden natural, perturbar el equilibrio. Según Aristóteles los cuerpos
celestes se movían en círculos, los terrestres en línea recta, los cuerpos ligeros se
elevaban, los cuerpos pesados (graves) descendían. Para Aristóteles no existía el
concepto de peso, es decir la fuerza gravitacional sobre un cuerpo, sino la cualidad de
grave de una cosa. Los cuerpos tenían movimientos naturales. Si un cuerpo grave subía
o uno ligero descendía no era natural, era porque se había ejercido una violencia sobre
ese cuerpo para que se moviera de esa manera, es decir, se ejercía violencia sobre la
piedra para sacarla de su estado natural de reposo en el suelo y lanzarla al aire, la piedra
con un movimiento hacia arriba no era natural, lo natural era su caída.

La física de Aristóteles era coherente y muy elaborada pero no


matemáticamente. La naturaleza del ser físico era cualitativa en la filosofía de
Aristóteles, por lo tanto no es posible obtener una deducción matemática de la
cualidad, no se podía establecer una teoría matemática del movimiento.

En cambio Platón dijo que sin matemática no se podía aprender filosofía. En


este sentido, Galileo (que era matemático) retomó la línea platónica y pitagórica,
rompió con la idea cualitativa de movimiento de Aristóteles y formuló que el
movimiento de la caída de los cuerpos está regido por la ley de los números.13
Galileo tomó los conceptos de Arquímedes (pensador/ingeniero del siglo III a. C.) y
de otros filósofos que fueron sus antecesores. El avance de la artillería a partir del siglo
XV había puesto en cuestión el concepto de movimiento necesario para describir la
trayectoria de un proyectil, los ángulos del tiro y el alcance de las balas. Se necesitaban
respuestas útiles para la guerra. Galileo estableció el principio de inercia: un cuerpo
permanecerá en estado de reposo o movimiento hasta que una fuerza exterior
modifique ese estado. El movimiento dejó de ser una propiedad de los cuerpos para
convertirse en una relación entre los cuerpos. Esta idea “simple” no puede ser
explicada sino se tiene en cuenta que fue necesario un cambio en diferentes conceptos
para concebirla.
Esto, a su vez, nos permite comprender por qué el descubrimiento de cosas tan
simples y fáciles como, por ejemplo, las leyes fundamentales del movimiento, que
hoy se las enseñan a los niños –que las comprenden- ha exigido un esfuerzo tan
considerable y un esfuerzo que a menudo no ha tenido éxito, a algunos de los
espíritus más profundos y poderosos de la humanidad: es que de ellos no tenían
que descubrir o establecer estas leyes simples y evidentes, sino que tenían que
crear y construir el marco mismo que haría posible estos descubrimientos. Para
empezar, han tenido que reformar nuestro propio intelecto; darle una serie de
conceptos nuevos; elaborar una idea nueva de naturaleza, una concepción
nueva de la ciencia; dicho de otro modo, una nueva filosofía. (Koyré, 2007, 182-
183)

13
Esta ruptura con el concepto de movimiento de Aristóteles tiene antecedentes a partir del siglo XIII en
los trabajos de Grosseteste, Roger Bacon, la escuela de Oxford, Nicolás de Cusa, Tartaglia y Benedetti.
Estos dos últimos de gran influencia en Galileo. Como algunos de los mencionados, Galileo retomó los
las ideas de Arquímedes (siglo III a. C.) Otro grupo que cuestionó a Aristóteles fueron los físicos del
ímpetus de París.

26
Para los antiguos era impensable que una ley universal, como la ley de
gravedad, explicara fenómenos particulares, y mucho menos para Aristóteles quien
creía que la caída de los cuerpos tenía relación con la materia de la que estaban hechos.
Las investigaciones sobre la aceleración de los cuerpos en caída libre14 constituyeron la
base para las leyes que formuló Isaac Newton.

Astronomía: El modelo heliocéntrico

El heliocentrismo (Helio en la mitología griega era el sol, también, helio es un


gas que predomina en el sol) entiende que el sol está en el centro del sistema. En la
antigüedad algunos filósofos habían sostenido esta idea pero sólo como eso, una idea
sin comprobarla. Platón ubicaba en el centro al sol por ser la luz, lo verdadero, lo
asociado a la razón, y por lo tanto necesariamente debía ocupar el lugar central. El
filósofo alejandrino Aristarco (alejandrino, s. III a. C.) también planteado el
heliocentrismo. Pero durante siglos se impuso el modelo geocéntrico (geo en griego
significa tierra) planteado por Aristóteles y defendido por la Iglesia Católica.15

En el modelo geocéntrico de Aristóteles la Tierra está en el centro, inmóvil. La


luna, los planetas y el sol giran a su alrededor. El universo finito, cerrado en una esfera
de las estrellas fijas, se divide en dos: mundo sublunar (por debajo de la luna, incluye la
tierra) y el supralunar (desde la luna hasta la esfera de las estrellas fijas). El primero es
imperfecto, es mundo que cambia, el segundo es perfecto y eterno. Los planetas
estaban sostenidos por esferas y sus movimientos eran circulares. Recordemos que para
los antiguos en movimiento perfecto era el circular: todos los puntos de una
circunferencia equidistan del centro. Esta división en dos mundos fue tomada por los
pensadores cristianos quienes asociaron el mundo sublunar al de los seres humanos y
del pecado; y el mundo supralunar al reino de Dios. Era un universo ordenado,
jerarquizado con un arriba y un abajo. Además, coincidía con el sentido común, el sol
se “ve” moverse y no se siente el movimiento de la tierra.

Pero este modelo armónico presentaba un problema


ante la observación básica: los planetas como Marte y
Venus seguían su órbita pero un determinado momento
parecían retroceder para luego A esto se lo llamó el
movimiento retrógrado de los planetas. Es decir, el
enunciado “Marte realiza un movimiento retrógrado”
(retrocede) estaría refutando: “Los planetas describen
una órbita circular y sus movimientos son perfectos.”
Como no podían aceptar esta refutación, Claudio
Tolomeo (alejandrino del siglo II.) inventó un sistema sofisticado de cálculos
geométricos en el que los planetas describían pequeñas órbitas que llamó epiciclos
(doble círculo), dentro de una círculo mayor que llamó deferente y que, además, el
centro de ellos estaba un poco corrido respecto del centro de la tierra. Es decir,
Tolomeo introdujo enunciados ad hoc (para un fin) para salvar de la refutación al
modelo. Lo que es de destacar es que trataron de hacer una teoría para que la realidad

14
Demostró que la distancia recorrida por un cuerpo en caída libre es igual al cuadrado del tiempo que
emplea en recorrer esa distancia.
15
Recordemos que Aristóteles vivió en el siglo IV a. C., es decir cuatro siglos antes del nacimiento de
Cristo, por lo tanto no podía ser cristiano. Los pensadores cristianos posteriores a él reinterpretaron su
filosofía, en particular el sistema universal del modelo geocéntrico.

27
se adapte a ella y no al revés.

Al modelo propuesto por Aristóteles sumadas las modificaciones de Tolomeo se


lo conoció como el modelo aristotélico tolemaico (no confundir con aristotélico
tomista).

Tanto la física como la astronomía de Aristóteles fueron demostradas como


falsas definitivamente en el siglo XVII. Pero debemos preguntarnos cómo pudieron
sobrevivir tantos siglos (casi veinte). En primer lugar, eran modelos coherentes, no era
una sola teoría sino un conjunto de ideas, una cosmovisión que coincidían con la
observación básica. Otra razón fue que la Iglesia Católica, que como hemos visto era
un poder económico, político, social, cultural y religioso, sostuvo, en especial el
modelo geocéntrico, como el creado por Dios y por lo tanto perfecto, verdadero e
incuestionable.

En el siglo XVI se presentó un inconveniente en el calendario. Se usaba el


calendario juliano (ideado por Julio César en el año 46 a. C.) de 365 días pero no
coincidía exactamente con la realidad. A lo largo de los siglos el desfasaje se hizo de 11
días y había dificultades para establecer los equinoccios y los solsticios. La Iglesia hizo
una reforma y estableció el calendario gregoriano (impulsado por el papa Gregorio
XIII) que es el que actualmente nos rige.16Esta situación visualizó los problemas del
modelo geocéntrico aristotélico tolemanico que algunos ya habían puesto en cuestión.
En 1543, se publicó en un trabajo realizado por Nicolás Copérnico (monje polaco) en
el que sostenía el modelo heliocéntrico: el sol estaba en el centro del universo, los
planetas se movían a su alrededor (incluida la Tierra) y la Tierra tenía un movimiento
sobre su eje de 24 horas de duración. Se había producido la revolución copernicana.
Fue tan importante éste término que comenzó a usarse para describir algo que cambió
de fondo las concepciones del mundo. De todos modos, el modelo copernicano
presentaba algunas dificultades en el movimiento de los planetas derivadas de continuar
con la idea que describían órbitas circulares (porque son elípticas), y no podía resolver
en el tema de la gravedad en la Tierra. La propuesta de Copérnico era una explicación
compleja basada en cálculos matemáticos, no hubo comprobación empírica. Por eso no
tuvo los problemas con la Iglesia que sí tuvo Galileo por contradecirla. Además,
Copérnico murió a los pocos días de publicado su libro y la Inquisición no tuvo tiempo
de tomar cartas en el asunto.

Hablamos más arriba de Galileo Galilei y sus aportes a la física, en especial al


concepto de movimiento, desde una perspectiva moderna y utilizando el método
científico. Lo mismo sucedió en astronomía. Conoció y suscribió a los trabajos de
Copérnico. En 1609 perfeccionó un aparato que ya se había inventado: el telescopio.
[…] empezó su exploración sistemática del cielo. Y lo que vio cambiaría para
siempre la ya maltrecha visión que se tenía del cosmos. Por empezar, vio que la
Luna tenía valles y montañas muy altos, que midió a partir de la sombra que
proyectaban. La verdad es que no se capta la verdadera dimensión del
descubrimiento salvo que se tenga en cuenta que, para ese entonces, se seguía
pensando que los cielos debían estar compuestos de una sustancia especial,
incorruptible, incomparable con la materialidad sublunar. Pero el telescopio

16
La Iglesia Ortodoxa Rusa no modificó su calendario y continúa usando el juliano. La Revolución Rusa
de octubre de 1917 se produjo para nuestro calendario en noviembre (luego de la Revolución, Rusia
adoptó el calendario gregoriano); y la Navidad los ortodoxos la celebran el 7 de enero.

28
revelaba que la Luna estaba aparentemente hecha de los mismos materiales que la
Tierra. No era fácil de aceptar; de hecho Christopher Clavius, buen astrónomo y
profesor de matemáticas del colegio romano, sugirió, para salvar la perfección de
la Luna, que las montañas y los valles de Galileo estarían cubiertos de una
sustancia cristalina y perfectamente esférica. (Moledo, 2014, p. 492)

Otros descubrimientos que Galileo realizó con el telescopio fueron: la forma no


esférica de Saturno (más adelante se precisará la idea de anillos), la existencia de
manchas solares y la observación de cuatro pequeños satélites que se movían alrededor
del planeta Júpiter (los que actualmente se denominan satélites galileanos). La
existencia de los satélites mostraba que el «girar alrededor» era un fenómeno mucho
más general (como la Luna) y que no necesariamente tenía que tener a la Tierra como
centro. (Moledo). Debemos mencionar a Kepler, contemporáneo de Galileo que
estableció que los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol.

Siglo XVII Surge la astronomía y la física moderna


Modelo geocéntrico Modelo heliocéntrico

Modelo de Aristóteles tomado por la Modelo sostenido por Copérnico en 1542


Iglesia Católica: en forma teórica. Galileo Galilei lo
comprobó con el telescopio:
• Tierra inmóvil, en el centro. • Tierra y los planetas giran alrededor
• Universo cerrado y finito. del sol
• Esfera de las estrellas fijas. • Universo abierto e infinito.
• Dos mundos: mundo sublunar • Las leyes que rigen en la tierra rigen
(entre la tierra y la luna) en el universo.
imperfecto, cambiante; y mundo • La tierra gira sobre su propio eje.
supralunar (desde la luna a la • Existen planetas que tiene astros que
esfera de las estrellas fijas) giran a su alrededor (las lunas de
perfecto, eterno, no cambio. Júpiter)
• Planetas y la luna son esferas • Los planetas y la luna son astros
perfectas. como la tierra, con imperfecciones.

https://www.mateyciencia.cl/post/de-la-teor%C3%ADa- https://www.astromia.com/fotohistoria/heliocentrico.htm
geoc%C3%A9ntrica-a-la-teor%C3%ADa-
helioc%C3%A9ntrica

La persecución de la Iglesia a Galileo Galilei

En 1610 Galileo logró que le otorguen la cátedra de matemáticas en la


Universidad de Pisa, cerca de Florencia en la región de Toscana, Italia. Los

29
aristotélicos no aceptaron sus teorías y rechazaban el telescopio porque “engañaba”.
Además, allí, la Inquisición tenía mucho más poder que en la República de Venecia. Al
año siguiente recibido por el Papa en Roma. Los clérigos astrónomos miraron por el
telescopio y comenzaron a reconocer lo que Galileo había estudiado. Se formó una
comisión de expertos para analizar el tema. Mientras tanto, Galileo se sintió más libre
para propagar sus ideas que se difundieron rápidamente, generando simpatizantes y
enemigos. Pero asumir el heliocentrismo como verdad tenía sus implicancias para la
Iglesia. Comentamos en páginas anteriores los cambios en la sociedad que fueron
limando el poder de la Iglesia, dueña del conocimiento hasta entonces. Especialmente,
se encontraba en lucha contra el protestantismo. Si se aceptaba que el universo
geocéntrico aristotélico, creado por Dios y por lo tanto verdad indiscutida, era
falso: ¿Cuántas otras cuestiones sostenidas por la Iglesia podrían serlo? La Iglesia
se fue dando cuenta de los peligros de aceptar la teoría de Galileo.

En 1616 el Santo Oficio declaró contraria a la fe la


idea que colocaba al Sol en el centro del mundo y se
le prohibió a Galileo enseñar o defender las teorías
heréticas.
Señalemos que el Santo Oficio había juzgado a
Giordano Bruno por herejía por sostener que el
universo estaba poblado por infinitos “mundos”
semejantes al nuestro. De este modo no había centro en
el universo, ni arriba y abajo.

La Inquisición lo condenó a morir en la hoguera (quemado) en el año 1600,


pocos años antes de los descubrimientos de Galileo. 500 años después, la Iglesia pidió
perdón por lo hecho a Bruno y a Galileo.

En 1629 Galileo publicó El Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo
que tuvo una gran difusión:
El Diálogo es un verdadero manifiesto copernicano «para todo público», donde
Galileo niega la dicotomía entre mundo terrestre y celeste, afirma que es erróneo
atribuir a los cielos y a la tierra movimientos naturales distintos (circulares para
uno y rectilíneos para la otra) y analiza los últimos descubrimientos astronómicos,
considerándolos incompatibles con la cosmología aristotélica: la Luna es opaca
como las piedras, y la Tierra la ilumina al reflejar sobre ella la luz recibida del
Sol; la misma materia existe en todas partes, y en suma la misma física es
aplicable a los cielos y a la tierra; el éter no es más un elemento; la Tierra, desde
ya, está en movimiento pese a la percepción cotidiana. (Moledo, 2014, 524-525)

En 1633 fue a Roma convocado por la Inquisición que tenía una actitud más
intransigente aún que la de 1616. En este segundo proceso el interrogatorio fue más
severo, le mostraron los instrumentos de tortura como advertencia de aquello que
podría sucederle si lo declaraban hereje. Galileo se reconoció como copernicano
equivocado y abjuró, negando y maldiciendo las creencias heréticas que ubicaban al
sol en el centro del universo.17 A pesar de su arrepentimiento, Galileo fue condenado a
17
Eppur si muove que significa en italiano “y sin embargo, se mueve” refiriéndose a la Tierra, es una
frase que supuestamente dijo Galileo después de abjurar , pero no se ha podido probar. En la actualidad,
se utiliza como una expresión que significa que aunque se niegue ante el poder un hecho por obligación,
es verdadero

30
una prisión domiciliaria. Podía recibir visitas con autorización y se le prohibió
continuar investigando aunque lo hizo a escondidas. Escribió el libro Consideraciones y
demostraciones matemáticas sobre dos ciencias nuevas (denominado comúnmente Dos
nuevas ciencias) que fue publicado en Holanda, lejos de la Inquisición. Son
sorprendentes las investigaciones llevadas a delante a escondidas, encontrándose casi
ciego y con más de 70 años.
La disolución del cosmos significa la destrucción de una idea: la de un mundo de
estructura finita, jerárquicamente ordenado, un mundo cualitativamente
diferenciado desde el punto de vista ontológico; esta idea es sustituida por la de un
universo abierto, indefinido e incluso infinito, que las mismas leyes universales
unifican y gobiernan; un universo en el que todas las cosas pertenecen al mismo
nivel del ser, al contrario que la concepción tradicional que distinguía y oponía los
dos mundos del Cielo y la Tierra. (Koyré, 2007, 154)

La Iglesia Católica se negó a aceptar los cambios en la forma de concebir,


construir, validar y difundir el conocimiento y reaccionó acentuando las persecuciones
de la Inquisición, en particular contra Galileo Galilei.
Admitir las nuevas teorías significaba reconocer que aquello que sostuvo
durante siglos (el modelo geocéntrico creado por Aristóteles más las modificaciones de
Ptolomeo) era erróneo. A la pérdida del poder económico, político, social y religioso se
sumaba la pérdida de credibilidad en su forma de construir y validar el conocimiento, y
en interpretar el universo.

Cabe aclarar que Galileo era un hombre de fe. No era ateo ni anticlerical. Sólo
insistía en la separación de la religión y la ciencia. Para Galileo, el método de
autoridad de la Biblia no era el método científico. La religión era una ocupación
de los teólogos. Por el contrario, la física, la astronomía, los estudios de la
naturaleza constituían el ámbito de los científicos. Ambos eran caminos diferentes
y así se establecieron después de él.

Por último, el surgimiento de la ciencia moderna estableció hasta el siglo XX que


ciencia era como un conocimiento racional, verdadero, de lo visible y comprobable.
Una ciencia que fue desarrollándose entre especialistas quienes determinaron qué es
ciencia y que no lo es, cuál es el método científico y cuál no lo es. Una ciencia única y
certera. Se aniquilaron los saberes que estaban por fuera de esa racionalidad y de la
clase dominante. Algunos autores afirman que en el siglo XVII se reemplazó a Dios por
la ciencia, creyendo en el conocimiento científico casi como un dogma. Hemos hablado
de la caza de brujas, al respecto dice Federici:

Con la persecución de la curandera de pueblo, se expropió a las mujeres de


un patrimonio de saber empírico, en relación con las hierbas y los remedios
curativos, que habían acumulado y transmitido de generación en generación,
una pérdida que allanó el camino para una nueva forma de cercamiento: el
ascenso de la medicina profesional que, a pesar de sus pretensiones curativas,
erigió una muralla de conocimiento científico indisputable, inasequible y
extraño para las “clases bajas” (Ehrenreich e English, 1973; Starhawk, 1997).
El desplazamiento de la bruja y la curandera de pueblo por el doctor, plantea
la pregunta acerca del papel que el surgimiento de la ciencia moderna y de la

31
visión científica del mundo jugaron en el ascenso y en la disminución de la
caza de brujas. (Federici, 2010, pp. 310-311)

Con la expansión colonial se despojó de saberes a los pueblos colonizados, imponiendo


una ciencia europea occidental como superior a cualquier otro conocimiento. De ese
modo, se perdieron muchos saberes de medicina que los pueblos originarios poseían,
como los efectos medicinales de plantas que incluso se extinguieron.

La Modernidad significó la construcción de una imagen del hombre que


dominaba la naturaleza, que podía desentrañar su funcionamiento y controlarla,
sin reparar en los problemas ecológicos que podía ocasionar.

A partir del surgimiento de la física cuántica (inicios del siglo XX) ciertas certezas de
esa disciplina se pusieron en cuestión. Más a delante, especialmente luego de la segunda
guerra mundial (1939-1945) y más precisamente luego del bombardeo atómico por
parte de EEUU a Hiroshima y Nagasaky, la creencia en el progreso inevitable de la
ciencia, su racionalidad y verificabilidad se pusieron en cuestión.

Para completar la visión sobre la ciencia en el siglo XX, a continuación, leeremos


algunas páginas del libro de Peter J. Bowler e Iwan Rhys Moras; Panorama general de
la ciencia moderna. Barcelona, Crítica, 2007. Del capítulo 20, Ciencia y Guerra,
leeremos la introducción (pp. 581-583) y las Conclusiones (pp. 605-607). El capítulo
21, Ciencia y género, lo leeremos completo (pp. 610-636). Finalmente el Epílogo del
libro. (pp. 639-641).

Bibliografía
Aguirre, Roberto y Gartner, Alicia; “Los diferentes momentos históricos de la ciencia” en
Nueva Bitácora, LJC Ediciones, Bs. As, 2009.
Bianco, A.; Pequeña Historia del Trabajo, dibujos de TABARE Bs. As. Contrapunto.
Blanché, Roberto; El método experimental y la Filosofía de la Física. México, FCE, 1969.
Campagne, Fabián; Tratado de las Supersticiones y Hechicerías. Fray Martín de Castañega.
FFyL UBA. 1997.
Dockès, Pierre; La liberación medieval México, FCE, 1984
Federici, Silvia. Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Bs. As.: Tinta
Limón, 2010.
Fontana, J.; Historia. Análisis del pasado y proyecto social. Crítica, Barcelona, 1999.
Geymonat, Ludovico; El pensamiento científico. Buenos Aires: EUDEBA 1994.
Hull, L. W. H. (2011) Historia y Filosofía de la Ciencia, Barcelona, Crítica.
Kitto, H.; Los griegos, Buenos Aires, Eudeba (1962)
Koyré, A. Estudios de Historia del pensamiento científico. Madrid, Siglo XXI, 2007.
Meiksins Wood, E.; “El demos versus “nosotros, el pueblo”: de los conceptos de ciudadanía
antiguos a los modernos” en Democracia contra capitalismo, México Siglo XXI, 2000.
Moledo, L. y Olszevicki, N. (2013) Historia de las ideas científicas. De Tales de Mileto a la
máquina de Dios. Bs.As. Página 12.
Moledo, Leonardo y Olszevicki, Nicolás; Historia de las ideas científicas. 2014.
www.librosmaravillosos.com
Vazeilles, J. G.; Platonismo, marxismo y comunicación social. Bs As, Biblos 2002.
Vernant, J. P.; Los orígenes del pensamiento griego, Buenos Aires, Eudeba 1986.

32
Panorama general de la
ciencia moderna

Peter J. Bowler
e Iwan Rhys Moras

Traducción castellana de
Joan Soler

CRÍTICA
Barcelona
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares
del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total
o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos
la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares
de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

Título original:
Making Modern Science. A H istorical Survey
The University of Chicago Press

Diseño de la cubierta: Jaime Fernández


Ilustración de la cubierta: © Getty Images / Hulton
Realización: Átona, S. L.

Licensed by The University o f Chicago Press, Chicago, Illinois, U.S.A.


© 2005 by The University o f Chicago.
All rights reserved © Peter J. Bowler and Iwan R. Morus, 2005
© 2007 de la traducción castellana para España y América:
C r í t i c a , S. L., Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona
e-mail: editorial@ed-critica.es
www.ed-critica.es
ISBN: 84-8432-862-9
Depósito legal: M. 4530-2007
Impreso en España
2007. — BROSMAC, S. L., Polígono Industrial 1, Calle C, Móstoles (Madrid)
20

Ciencia y guerra

urante la revolución científica del siglo xvn, Francis Bacon y


D otros abogaban por las ventajas prácticas que resultarían de la
aplicación de los nuevos conocimientos sobre la naturaleza. Esas pos­
turas solían centrarse en los beneficios para la industria, la medicina y
ciertas aplicaciones especializadas, como las técnicas de navegación.
Pero desde el principio fue evidente que la misma regla sería válida
para la guerra y al arte de la destrucción, que podrían mejorar igual­
mente gracias a las nuevas ciencias. Asimismo, se utilizaron las mate­
máticas con fines prácticos en el diseño de fortificaciones y la artille­
ría sacó especial provecho de un mejor conocimiento teórico del
movimiento de proyectiles. En el siglo xix, la relación entre la ciencia
y la industria ya comenzaba a incluir la creación y fabricación de me­
jores fusiles y explosivos, además de ideas para armas totalmente nue­
vas como el gas venenoso. Esas tendencias se desarrollaron en los dos
bandos enfrentados en la primera guerra mundial, aunque al principio
la interacción de la ciencia y los militares no fue del todo satisfactoria
por la falta de comunicación directa. Esos obstáculos se superaron en
gran parte durante la segunda guerra mundial, cuando inventos nuevos
como el sonar (para detectar submarinos) y el radar desempeñaron pa­
peles decisivos. La aplicación de un modo científico de pensar a pro­
blemas prácticos complejos desembocó en la investigación sobre ope­
raciones militares. Pero lo más obvio para las generaciones siguientes
fue que de esa guerra nació una nueva arma con un poder destructivo
Ciencia y guerra 581

tan grande que amenazaba potencialmente los fundamentos mismos


de la civilización: la bomba atómica. El Proyecto Manhattan, del que
surgió la bomba, inició su andadura trabajando sobre innovaciones fí­
sicas teóricas, pero acabó confeccionando el primer programa real de
investigación científica-industrial-militar a gran escala. Siguiendo con
el diseño de armas aún mayores basadas en la fusión nuclear (la bom­
ba H) durante la guerra fría, ese ámbito de interacción empezó a de­
terminar el entorno en el que actuaría una parte significativa de la co­
munidad científica.
Algunos científicos se sienten muy incómodos con la situación ac­
tual. Saben que, para mucha gente, la relación entre la ciencia y el
complejo militar-industrial revela que la primera constituye como tal
una influencia perniciosa para la sociedad. Una vía de escape es el
viejo argumento de que la ciencia pura genera un conocimiento im­
parcial de la naturaleza —-es sólo la ciencia aplicada la que puede ori­
ginar consecuencias perjudiciales, y sólo cuando las emergencias na­
cionales centran los esfuerzos en los usos militares más que en los
pacíficos— . Sin embargo, los historiadores modernos se muestran es­
cépticos con respecto a esa separación entre la ciencia y sus aplicacio­
nes. Sabemos que, durante los últimos siglos, muy pocos científicos
han trabajado aislados totalmente del mundo de la ciencia aplicada, so­
bre todo a medida que hacía falta un equipo técnico cada vez más com­
plejo para verificar las hipótesis derivadas del nivel teórico. Muchos
de los físicos más innovadores del siglo xix, por ejemplo, ya se inte­
resaban por las cuestiones prácticas suscitadas por los nuevos avances
industriales (véase cap. 17, «Ciencia y tecnología»). Tan pronto se es­
tableció ese vínculo, se hizo inevitable la implicación de los científi­
cos en el desarrollo de la tecnología militar.
En algunos casos, la división entre tecnologías de paz y de guerra
es artificial. A finales del siglo xvm , las mejores técnicas de navega­
ción beneficiaban a todos los marineros, pero sobre todo a las armadas
europeas — además, los pueblos nativos de muchas partes del mundo
no consideraban las incursiones de comerciantes y colonialistas como
acciones pacíficas— . En el mundo moderno, el radar aporta seguridad
a la aviación civil, si bien en un principio se aplicó para detectar avio­
nes militares. Ciertos medicamentos nuevos como la penicilina o el
582 Panorama general de la ciencia moderna

insecticida DDT se crearon inicialmente bajo la presión de la guerra.


Las tecnologías desarrolladas para detectar submarinos nucleares pro­
porcionaron información sobre el lecho marino, que fue decisiva para
la formulación de la teoría actual de la tectónica de placas (véase cap. 10,
«La deriva continental»). Ha habido períodos en que los científicos
han rechazado abiertamente el llamamiento a hacer trabajo aplicado
para los militares, pero cuando su país o su sistema de vida parecen
amenazados, cumplen con su deber patriótico como todo el mundo.
Desde que la guerra fría marcó el comienzo de un estado casi perma­
nente de ansiedad sobre la seguridad de las democracias occidentales,
la posibilidad de apearse del tren del desarrollo militar parecía muy
poco realista — aparte de que los científicos soviéticos respondían tam­
bién con prontitud cuando su país estaba amenazado— . Los historia­
dores han de dar por sentado que, durante la mayor parte del siglo xx,
se llevó a cabo una considerable cantidad de actividad científica en co­
laboración con los militares, por lo que deben analizar sus repercusio­
nes en el funcionamiento de la ciencia.
Para simplificar la cuestión, en este capítulo nos centraremos prin­
cipalmente en la aplicación directa de la ciencia a las tecnologías mi­
litares. Comenzaremos con los primeros pasos vacilantes para que la
ciencia mejorase y a la larga diseñase armas totalmente nuevas, lo que
culminaría en las relaciones no del todo fluidas con las autoridades
militares durante la primera guerra mundial. En el período de entre-
guerras, se hicieron esfuerzos por intensificar esas conexiones incluso
en la fase en que muchos esperaban que se pudiera evitar el enfrenta­
miento. Durante la segunda guerra mundial, los científicos empezaron
a desempeñar un papel importante al aportar los fundamentos de tec­
nologías nuevas, como el sonar, el radar y los cohetes V-2, que colo­
caron los cimientos de posteriores programas para fabricar misiles te­
ledirigidos. El proyecto de construcción de la bomba atómica ocupará
una buena parte del capítulo, entre otras cosas porque incrementó la
intensidad de la cooperación entre el gobierno, los militares, la indus­
tria y la comunidad científica. Pero el proyecto de la bomba también
ayuda a centrar nuestra atención en los problemas morales afrontados
por los científicos cuando se les pide que diseñen armas de destruc­
ción masiva. Los aliados se apresuraron a tener la bomba sólo para
Ciencia y guerra 583

descubrir, una vez acabada la guerra, que sus temores de que la Ale­
mania nazi desarrollara un arma similar eran infundados. Se ha dicho
incluso que los científicos alemanes evitaron activamente realizar
ciertos trabajos que podrían haber puesto la bomba en manos de Hitler.
Después cayeron las bombas americanas sobre Hiroshima y Nagasaki,
con lo que todo el mundo se percartó de los horrores que derivarían del
uso generalizado de esas armas. Algunos científicos empezaron a ma­
nifestar dudas respecto a participar en la carrera armamentística que
acompañó a la guerra fría contra la Unión Soviética, aunque otros es­
taban deseosos de ayudar a crear armas que, a su juicio, eran necesarias
para proteger la democracia. Más inquietante aún era la posibilidad de
que ahora los científicos estuvieran proponiendo decididamente nue­
vas armas para poder sacar provecho de los consiguientes fondos para
la investigación. Ya estaban plenamente articulados los dilemas polí­
ticos y morales a los que siguen enfrentándose muchos científicos del
mundo actual.

La guerra de los químicos

Se ha dicho que la primera guerra mundial fue la guerra de los quími­


cos, y la segunda guerra mundial la de los físicos. Aunque es una sim­
plificación excesiva, pone de relieve el hecho de que buena parte del
esfuerzo científico realizado en aplicaciones militares entre 1914 y
1918 se dedicó a la producción de mejores explosivos y a la primera
arma terrorista realmente nueva: el gas venenoso. De hecho, ningún
bando hizo un uso efectivo de sus conocimientos científicos, y ningu­
na de las armas creadas tuvo un efecto decisivo en el resultado de la
guerra. Pero al menos había quedado claro que el potencial de los usos
militares de la ciencia era considerable. Los propios científicos habían
estado dispuestos a ofrecer sus servicios cuando se producía una
emergencia nacional, y algunas figuras señeras habían participado di­
rectamente en las investigaciones. No obstante, el establishment mili­
tar era reacio a seguir consejos de nadie, y durante la guerra se estable­
cieron relaciones entre las dos comunidades sólo de manera gradual e
imperfecta. Al final, quizá el legado más importante de la contienda
Ciencia y guerra 605

lanzamiento, los misiles balísticos intercontinentales, pero también


sentó las bases del programa espacial americano. En realidad, este úl­
timo se vio potenciado por la rivalidad de la guerra fría y los primeros
éxitos rusos en ese ámbito, especialmente el lanzamiento del satélite
Sputnik en octubre de 1957. Pronto los misiles pudieron dispararse
desde submarinos de propulsión nuclear capaces de permanecer su­
mergidos durante meses con la esperanza de no ser detectados. Las
armadas querían nuevos métodos para localizar esos submarinos y re­
clamaban un mejor conocimiento del fondo del mar, donde aquéllos
seguramente se ocultaban — un resultado indirecto de esto fue más in­
formación sobre el lecho marino, que reveló datos de importancia cru­
cial para la teoría de la tectónica de placas— . Los biólogos contaron
con importantes fuentes de financiación para realizar estudios sobre
cómo la radiación de las bombas atómicas podía incrementar el índi­
ce de mutaciones en los seres humanos y otras especies (Beatty,
1991). A sí pues, la interacción de la ciencia y los militares empezó a
crecer en muchos aspectos diferentes. Por otro lado, el flujo de infor­
mación no siempre ha ido en una sola dirección. Lo que comienza
como ciencia aplicada en un área proporciona a veces indicios para
nuevas ideas en un área totalmente distinta.

Conclusiones

En el siglo xx se reforzó muchísimo la relación entre la ciencia y los


militares. Las primeras fases tuvieron un carácter provisional: bajo la
presión de la emergencia nacional, los científicos patriotas proponían
modos de mejorar las armas (o crear otras nuevas), que a menudo las
autoridades militares acogían con hostilidad o desdén. En la primera
guerra mundial se produjeron los primeros intentos de racionalizar esta
relación, aunque ninguna de las armas nuevas resultó decisiva. En los
años de entreguerras, varios países se basaron en esos primeros esfuer­
zos para poner en marcha programas integrados que, conectando a
científicos, industria y militares, generaron sistemas verdaderamente
nuevos, como el radar, capaces de transformar el modo de combatir de
la armada y (especialmente) las fuerzas aéreas. La segunda guerra
606 Panorama general de la ciencia moderna

mundial puso los cimientos de la implicación de los científicos en el


complejo militar-industrial. Como consecuencia de esos avances, la
ciencia teórica llegó a un nuevo grado de compromiso con la industria,
los militares y el gobierno. La frontera entre ciencia pura y aplicada se
hizo cada vez más borrosa, especialmente en áreas en que hacían falta
enormes cantidades de dinero para material y equipos. Los científicos
también se dieron cuenta de que ciertos problemas técnicos a veces po­
dían suscitar cuestiones teóricas fascinantes. Destacados científicos di­
rigían proyectos importantes para los que precisaban ingentes recursos
industriales y gubernamentales y las destrezas gestoras necesarias para
relacionarse con quienes suministraban dichos fondos.
La aparición de una relación estrecha entre la ciencia y los milita­
res se había demorado debido a las inevitables sospechas recíprocas
entre dos profesiones de orígenes tan diferentes. Pero en cuanto esa
relación estuvo consolidada, no es de extrañar que los científicos se
vieran atraídos por los fondos disponibles — sobre todo si así podían
trabajar en proyectos que realmente les interesaran— . En la década de
1950, en las universidades americanas, el 90 por 100 de la financia­
ción para la investigación en el campo de la física procedía de la Co­
misión de la Energía Atómica, gran parte de la cual se destinaba a pro­
yectos militares (Hoch, 1988, p. 95; véase también Forman, 1987). Es
muy lógico que muchos científicos estuvieran dispuestos a modificar
la dirección de sus investigaciones y adquirir las habilidades gestoras
necesarias para relacionarse con políticos e industriales. Para quienes
les preocupaban las consecuencias morales de la relación era más gra­
ve ceder a la tentación de fomentar el desarrollo de nuevos sistemas
armamentísticos porque así se abrirían las arcas del Estado para fi­
nanciar nuevas áreas de investigación. Desde luego, Teller quería la
bomba H porque temía la amenaza de la Unión Soviética — si bien la
más reciente propuesta del sistema defensivo de misiles conocido
como «guerra de las galaxias» ha suscitado sospechas de que los dise­
ñadores de armas han tomado las riendas— . Los científicos que real­
mente trabajan en industrias de defensa están controlados por inge­
nieros y gerentes cuyas prioridades son comerciales.
Tras la segunda guerra mundial, en Occidente se hicieron diversos
esfuerzos por restablecer el ideal de ciencia pura llevada a cabo única­
Ciencia y guerra 607

mente para adquirir conocimientos, en parte porque el sistema soviético


alentaba la visión contraria de que los científicos, como todo el mundo,
debían trabajar para el bien común (invariablemente identificado con el
Estado). En 1945, el destacado asesor científico americano Vannevar
Bush escribió un informe titulado «Ciencia: la frontera interminable»
en un intento de recuperar la imagen de la búsqueda desinteresada del
conocimiento. Hacía falta una base sólida de investigación pura para ga­
rantizar que posteriormente se obtendrían resultados tecnológicos. Ésta
es aún la idea ortodoxa de la ciencia promovida por muchos científicos
académicos, que por otro lado no reconocen el grado en que mucha in­
vestigación aparentemente pura se lleva a cabo en la actualidad gracias
a recursos procedentes de la industria y los militares. Los científicos que
más eficazmente se enfrentaron a los dilemas morales planteados por la
nueva situación no fueron los que se refugiaron en el aislacionismo sino
los que aceptaron el compromiso con el mundo real y entendieron que
debían utilizar su influencia para controlar el modo como se explotaba
su trabajo. Eso podía conllevar campañas activas contra la tentación de
fomentar una nueva tecnología militar sólo porque ésta ofreciera opor­
tunidades de investigación, pero acaso también un compromiso cons­
tructivo con los militares y la realidad política, como en el caso de la
contribución de Bethe a la firma del tratado que, como mínimo, limita­
ría los peligros ligados a las pruebas nucleares.

Referencias bibliográficas y lecturas adicionales

Alperowitz, Gar, The Decisión to Use the Atomic Bomb, Fontana, Londres,
1996.
Beatty, John, «Genetics in the Atomic Age: The Atomic Bomb Casualty
Commission, 1947-1956», en The Expansión of American Biology, Keith
R. Benson, Jane Maienschein y Ronald Rainger, eds., Rutgers University
Press, New Brunswick, Nueva Jersey, 1991, pp. 284-324.
Boyer, Paul, fíy the Bomb's Early Light: American Thought and Culture at
the Dawn of the Atomic Age, nueva ed., University of North Carolina
Press, Chape 1Hill, 1994.
Brown, L., A Radar History of World War 11, Instituto de Física, Filadelfia,
1999.
21

Ciencia y género

a relación entre la ciencia y el género ha sido objeto de continua


L controversia durante al menos los últimos cincuenta años. A me­
nudo se considera que la ciencia es el ideal de la investigación objeti­
va, no contaminada por la clase social, las convicciones políticas y re­
ligiosas, la raza o el género de sus practicantes. Como ya hemos visto,
debido a numerosos avances de la historia, la filosofía y la sociología
de la ciencia de las últimas décadas, esa imagen de la ciencia como el
no va más del conocimiento libre de valores cada vez es más difícil de
mantener. Pocas críticas de la objetividad científica han resultado más
polémicas que las de las estudiosas feministas, las cuales han puesto
de relieve diversos problemas en la imagen tradicional de la investiga­
ción científica objetiva. Por ejemplo, varios textos esenciales publica­
dos durante las décadas de 1960 y 1970 han acusado a la ciencia de ser
esencialmente una actividad masculina: algunos de ellos han llegado a
sugerir que hay diferencias fundamentales en el modo en que los hom­
bres y las mujeres interaccionan con el mundo natural. Otros han
subrayado el hecho de que la ciencia ha sido a lo largo de la historia
una actividad abrumadoramente masculina en lo que se refiere a sus
practicantes. También se ha acusado a los historiadores de la ciencia,
a quienes se ha culpado — igual que a los científicos— de simplemen­
te no tener en cuenta la contribución de las mujeres a los esfuerzos reali­
zados en ese campo. En este capítulo, repasaremos algunas de las
cuestiones clave planteadas por las estudiosas feministas y los argu­
Ciencia y género 611

mentos presentados respecto a la naturaleza básicamente de género de


la actividad científica.
Comentaristas como Evelyn Fox-Keller y Carolyn Merchant su­
gieren que la denominada revolución científica de los siglos xvi y xvn
ocasionó una transformación de los distintos modos en que los euro­
peos se relacionaban con el mundo natural (véase cap. 2, «La revolu­
ción científica»). Concretamente, asocian dicha revolución al crecien­
te predominio de una forma característicamente masculina de observar
la naturaleza. En términos generales, sostienen que, antes del Renaci­
miento, los filósofos naturales remarcaban la importancia de vivir en
armonía con el mundo que les rodeaba. La imagen preponderante de
la naturaleza era la Madre Tierra. No obstante, con la llegada de la
Nueva Ciencia, cada vez se contempló más la naturaleza como un re­
curso que había que explotar. Los filósofos naturales describieron de
forma gradual sus actividades en función de la exposición y la pene­
tración en una naturaleza femenina y pasiva. Las mujeres fueron cada
vez más marginadas de la búsqueda del conocimiento. Los filósofos
naturales y los científicos eran (y siguen siendo) hombres en su ma­
yoría. Algunas estudiosas feministas sugieren que las aportaciones de
las mujeres al estudio de la ciencia han sido sistemáticamente silen­
ciadas. A su juicio, es importante estudiar modos de comprensión de
la naturaleza típicamente femeninos mediante la recuperación de las
carreras y vidas de mujeres científicas por lo demás olvidadas. Al re-
evaluar la contribución de las mujeres a las ciencias y alentarlas a que
desempeñen una actividad científica, esperan cambiar de manera con­
cluyente la práctica de la ciencia y su relación con la naturaleza.
Según diversos historiadores del feminismo, a raíz de la revolu­
ción científica el propio cuerpo de las mujeres fue cada vez más obje­
to de investigación. Por ejemplo, el historiador Thomas Laqueur sos­
tiene que durante ese período se pasó de considerar los cuerpos
masculino y femenino en esencia como similares a verlos como fun­
damentalmente distintos (Laqueur, 1990). Mientras el cuerpo mascu­
lino se tenía por normal, el femenino se fue viendo de forma paulati­
na como algo patológico y, por tanto, cada vez más susceptible de
intervención médica y científica. Otros historiadores han registrado
de manera gráfica los diversos modos en que los anatomistas del siglo
612 Panorama general de la ciencia moderna

x v iiirepresentaban el esqueleto femenino, con el cráneo más pequeño


(y, por tanto también el cerebro) que el de los hombres. En el siglo xix,
los médicos y científicos empezaron a considerar que el cuerpo de la
mujer necesitaba una regulación médica meticulosa. Mientras que el
del hombre estaba bien controlado por la mente, por lo visto la mente
de la mujer estaba bajo el control de su cuerpo, sobre todo de sus ór­
ganos reproductores. Por consiguiente, se entendía que las mujeres
eran intrínsecamente inferiores a los hombres desde el punto de vista
mental e intelectual. En décadas posteriores del siglo se utilizaron
afirmaciones como ésas para argumentar en contra de la educación de
las mujeres y su participación en el proceso político. Según los con­
trarios a su emancipación (igual que los defensores de la superioridad
racial blanca europea), la ciencia ponía de manifiesto que las mujeres
(como los no europeos) eran física y mentalmente no aptas para la
educación universitaria ni para nada que no fuera una existencia do­
méstica y servil.
¿Es la ciencia sexista de manera intrínseca? Algunas estudiosas fe­
ministas sostienen que, según se ha desarrollado desde las primeras
etapas de la época moderna, la ciencia representa una perspectiva fun­
damentalmente masculina de la naturaleza. La ciencia, según ellas,
tiene una función importante (si no clave) en el mantenimiento de una
relación esencialmente explotadora entre los seres humanos y el resto
del mundo natural. Además, la ciencia y los científicos son culpables
de haber denigrado de un modo sistemático otros medios, básicamen­
te femeninos, de conocimiento que estimularían una relación más nu­
tricia y ecológicamente amistosa con la naturaleza. Hay también otros
aspectos en los que la ciencia podría ser considerada como algo sexis­
ta. Desde luego, la práctica de la filosofía natural y de la ciencia en los
siglos anteriores fue un coto casi en exclusiva masculino. Las escasas
mujeres que fueron capaces de participar en iniciativas científicas
quedaron por lo común relegadas a los márgenes de la disciplina. Esto
podría aceptarse como prueba de la discriminación sistemática ejerci­
da por los hombres de ciencia sobre las mujeres. También podríamos
considerarlo una prueba de que la ciencia es el resultado de modos de
pensar en esencia masculinos y que, como consecuencia de ello, po­
cas mujeres la contemplan como una actividad atractiva. Hay varias
Ciencia y género 613

formas de analizar esas cuestiones; en este capítulo sólo podremos


plantear una breve visión general.

El dominio de la naturaleza

Algunas historiadoras feministas de la ciencia han examinado la revo­


lución científica de los siglos xvi y x v i i bajo una luz muy distinta de
la convencional. Tradicionalmente, al menos, la revolución científica
se ha considerado en general como el despertar de una nueva era ilus­
trada. Según esa idea, la aparición de la Nueva Ciencia anunciaba la
victoria de la experiencia sobre la autoridad. Se entendía que el as­
censo del método experimental y la aplicación sistemática de la razón
humana a la comprensión de las leyes de la naturaleza habían supues­
to una ruptura concluyente con la vieja filosofía escolástica aristotéli­
ca. Desde este punto de vista, la revolución científica era indiscutible­
mente progresiva y esencialmente benévola. Básicamente, algo bueno.
Como hemos visto, una nueva generación de historiadores de la cien­
cia ha arrojado algunas dudas sobre esa halagüeña imagen tradicional
del progreso científico sin escollos (véase cap. 2, «La revolución cien­
tífica»), En la actualidad, los historiadores y los filósofos de la ciencia
están mucho menos convencidos de que exista algo como un método
científico único. Los primeros se muestran ahora inclinados a exami­
nar la aparición de la Nueva Ciencia en el contexto concreto de la cul­
tura europea de principios de la época moderna más que verla como el
resultado inevitable de la aplicación de una razón humana universal.
Algunas historiadoras feministas de la ciencia han sugerido, además,
que la revolución científica fue, en la teoría y en la práctica, un fenó­
meno abrumadoramente masculino y sexista.
En una influyente descripción de la aparición de la ciencia moder­
na, publicada en 1980, la historiadora feminista medioambiental Ca-
rolyn Merchant indicaba que la revolución científica invalidó las ideas
tradicionales sobre vivir en armonía con la naturaleza y favoreció la
explotación de los recursos naturales, que a su vez ratificó el someti­
miento de la mujer (Merchant, 1980). Señalaba también la «asocia­
ción antiquísima» entre las mujeres y la naturaleza y sostenía que la
614 Panorama general de la ciencia moderna

revolución científica había traído consigo una nueva cosmovisión me-


canicista directamente responsable de la explotación tanto de la natu­
raleza como de las mujeres. Las filosofías tradicionales de la naturale­
za han considerado que ésta es en esencia femenina. La tierra era una
madre nutricia que atendía las necesidades de la humanidad. Esta ima­
gen de la tierra como madre llevaba incorporadas fuertes restricciones
éticas a la explotación de los recursos naturales. Para la humanidad,
saquear los recursos de la tierra sería el equivalente moral de un niño
que ataca a su madre. Con arreglo a esta perspectiva, las filosofías tra­
dicionales de la naturaleza defendían la vida en armonía con ésta en
vez de su explotación. Junto a la imagen de la naturaleza como madre
llegó la idea de que el cosmos debía ser considerado como una unidad
orgánica. La metáfora predominante del universo era la de un cuerpo
vivo (fig. 21.1).
Merchant y otras, como Evelyn Fox-Keller, han afirmado que una
consecuencia clave de la revolución científica fue acabar con esa me­
táfora tradicional del universo como un ser vivo femenino y reemplazar­
la por la imagen de una máquina (Merchant, 1980; Fox-Keller, 1985).
Si los europeos premodemos habían considerado el cosmos como
algo vivo, los instigadores de la revolución científica decían que lo
mejor era verlo como un conjunto inanimado de partes mecánicas. Su
alegoría favorita para el funcionamiento de la naturaleza era el reloj.
Por ejemplo, el filósofo griego Platón, en su Timeo, describió explíci­
tamente el universo como un ser vivo con un alma femenina. Sus su­
cesores neoplatónicos del Renacimiento, como el inglés Robert
Fludd, representaron asimismo el mundo como una mujer. Ese tipo de
imágenes respaldaban de forma expresa la idea de que el propio uni­
verso era un ser vivo (femenino). Al contrario, los promotores de la
Nueva Ciencia, entre ellos René Descartes, contemplaban la naturale­
za en términos explícitamente mecánicos. Aquélla era una máquina
sin alma puesta en marcha por Dios. Según Descartes, tampoco los
animales tenían alma. Otros filósofos naturales del siglo xvn, como el
inglés Francis Bacon o el anglo-irlandés Robert Boyle, observaban la
naturaleza prácticamente bajo el mismo prisma. Las historiadoras fe­
ministas de la ciencia han sugerido que el predominio de la metáfora
de la máquina ocasionó un cambio radical en el modo como los euro-
Ciencia y género 615

F ig u r a 21.1. Alma femenina del mundo, ilustrada en Utriusque cosmi


maioris scilicet et minoris metaphysica (1617), de Robert Fludd.
616 Panorama general de la ciencia moderna

peos se veían a sí mismos en relación con la naturaleza. Ésta ya no era


una madre nutricia sino un recurso que había que explotar.
De hecho, ciertas historiadoras feministas han señalado que la me­
táfora cada vez más omnipresente de la relación de la Nueva Ciencia
con la naturaleza es la de una violación. En la medida en que los im­
pulsores de la revolución científica todavía consideraban que la natu­
raleza era femenina, describían su relación con ella en términos de
dominación y penetración. Francis Bacon se refería al proceso de ex­
perimentación como «la inquisición de la naturaleza» y señalaba que
«en el útero de la naturaleza aún hay guardados muchos secretos de
excelente utilidad». El objetivo de la Nueva Ciencia era desnudar la
naturaleza, poner sus secretos al descubierto y penetrar en sus miste­
rios (Merchant, 1980). Fox-Keller llama asimismo la atención sobre el
lenguaje de Bacon en ese contexto y el modo como representaba
el método experimental: una naturaleza femenina que se ve forzada a
someterse a la autoridad y el poder masculinos (Fox-Keller, 1985). La
utopía científica de Bacon de la Casa de Salomón, en la Nueva Atlán-
tida, deja poco margen para el conocimiento de las mujeres. La filo­
sofía natural se especificaba cada vez más como una actividad intrín­
secamente masculina en la que las mujeres pintaban muy poco, si es
que pintaban algo. Las historiadoras feministas de la ciencia trazan
paralelismos entre, por un lado, la creciente masculinización de la
ciencia y, por otro, el ascenso de la filosofía mecanicista y la cada vez
mayor marginación económica de las mujeres y los ataques contra su
espacio cultural mediante instituciones como los juicios por brujería.
Partiendo de esa perspectiva, se considera que la revolución cientí­
fica está íntimamente ligada al ascenso del capitalismo y los inicios de
la industrialización (véase cap. 17, «Ciencia y tecnología»). La ciencia
moderna se define como una filosofía que, cuando menos, justifica la
destrucción generalizada del entorno y la sobreexplotación sistemática
de los recursos naturales. Merchant afirma que las ideas orgánicas de
la naturaleza como madre nutricia como mínimo sirven de freno a los
abusos medioambientales. Señala asimismo que diversos autores anti­
guos, como el romano Plinio, recurrían de forma explícita a la metá­
fora de la Madre Tierra para prevenir contra la excesiva extracción m i­
nera y la deforestación, y sugerían, por ejemplo, que los terremotos
Ciencia y género 61 7

eran manifestaciones de disgusto de la tierra ante el saqueo de sus te­


soros. Arruinar la inviolabilidad del cuerpo del planeta mediante la
explotación excesivamente entusiasta de sus recursos era una expre­
sión de avaricia, codicia y egoísmo. Al liquidar los relatos tradiciona­
les del cosmos como unidad orgánica y describirlo como una máqui­
na sin alma, la filosofía mecanicista avalaba los ataques generalizados
sobre el entorno. Los filósofos naturales, como Bacon, eran muy cla­
ros cuando afirmaban que «el conocimiento es poder» y que la finali­
dad de la filosofía natural era que el hombre pudiera sacar un prove­
cho económico de los recursos de la naturaleza. De este modo, la
filosofía natural en general — y la mecanicista en particular— podían
entenderse como la justificación ideológica y filosófica de una expan­
sión industrial y comercial ilimitada.
Esos razonamientos sobre la relación entre la ciencia como expre­
sión de poder masculino, por un lado, y como herramienta y justifica­
ción de la explotación ambiental, por otro, son un indicio de los cre­
cientes vínculos entre los movimientos feminista y ecologista de la
segunda mitad del siglo xx. Carolyn Merchant, por ejemplo, median­
te sus escritos intentaba de manera rotunda fomentar el crecimiento
del ecofeminismo radical. Ella y otras consideraban que sus interpre­
taciones de la ciencia eran esfuerzos para colocar en un contexto his­
tórico lo que percibían como perspectiva masculina de la ciencia mo­
derna, amén de intentos de reactivar una visión más holística y feminista
de la relación de la humanidad con el mundo natural. Es difícil cuestio­
nar buena parte de lo que decían sobre la actividad fundamentalmente
masculina y antifemenina de la filosofía natural de las primeras etapas
de la época moderna; la cosmovisión de los filósofos naturales del si­
glo xvn tenía una indiscutible y abrumadora orientación masculina.
Aun así, sí es bastante más discutible que, durante esa primera fase de
la época moderna, la filosofía natural fuera una actividad más marca­
da por el género que ninguna otra. Sus afirmaciones sobre las filosofí­
as más orgánicas y con orientación más femenina de ciertos escritores
antiguos y medievales son algo más difíciles de aceptar a pies junti-
llas. A lo largo de la historia, distintos pensadores han propuesto ideas
más o menos orgánicas o mecanicistas por igual sobre la naturaleza.
Parece haber pocas pruebas de que filósofos con inclinación orgánica
618 Panorama general de la ciencia moderna

— por ejemplo, Platón— fueran particularmente más amigos de las


mujeres que sus homólogos mecanicistas.

Heroínas científicas

Mientras algunas historiadoras feministas de la ciencia pretenden po­


ner de manifiesto el carácter esencialmente masculino de la actividad
científica, otras tratan de demostrar que, en el pasado, las mujeres rea­
lizaron diversas contribuciones importantes y prestigiosas al conoci­
miento científico. El principal objetivo de esos estudios a menudo es
doble. Por un lado, ciertas historiadoras feministas intentan mostrar
cómo los hombres (científicos e historiadores de la ciencia) han dis­
criminado de manera sistemática a las mujeres, menospreciando o pa­
sando por alto sus logros. Por otro, muchos esfuerzos por recuperar
historias perdidas de mujeres con aportaciones valiosas a la ciencia
tienen un carácter francamente festivo. Su propósito es simplemente
celebrar las contribuciones de las mujeres y ofrecer modelos de rol fe­
menino a las aspirantes a científicas (Alie, 1986). Algunas historiado­
ras también intentan presentar los casos de científicas del pasado
como ejemplos de que las mujeres y los hombres enfocan el estudio de
la naturaleza de manera distinta (Fox-Keller, 1983). De esta forma, es­
peran demostrar que la participación de las mujeres en las ciencias po­
dría cambiar el carácter del propio conocimiento científico. Al menos,
examinar las aportaciones de las mujeres al desarrollo de las ciencias
ayuda a alejar el centro de atención tradicional de la ciencia como re­
sultado de sucesivos descubrimientos heroicos de grandes hombres.
Ayuda también a revelar hasta qué punto existe un abanico de ideas al­
ternativas sobre lo que es la ciencia, y cómo debería practicarse ésta
por quienes han estado siempre con nosotros (Abir-Am y Outram,
1987).
Una mujer citada por Carolyn Merchant, entre otras, como ejem­
plo destacado del modo como el enfoque femenino del estudio del
mundo natural puede diferir del espíritu masculino dominante es
Anne Conway, filósofa natural de las primeras etapas de la época mo­
derna (Merchant, 1980). Nacida en el seno de una familia acaudalada
Ciencia y género 619

y políticamente influyente (su padre había sido presidente de la Cá­


mara de los Comunes), Conway mantuvo una abundante correspon­
dencia con el platónico de Cambridge Henry More, que había sido
uno de los tutores de sus hermanos. En las cartas, ella emprendió una
crítica filosófica del dualismo cartesiano. También se carteó con el fi­
lósofo de la casa de Hannover Gottfried Wilhelm von Leibniz, quien
más adelante fue un crítico especialmente ruidoso de la filosofía natu­
ral newtoniana. Leibniz seguramente sacó de las cartas de Conway el
término «mónada», utilizado en sus ataques filosóficos contra el dua­
lismo. En años posteriores, Conway se convirtió en una cuáquera,
movimiento peligrosamente independiente de la Inglaterra del siglo
x v i i (véase cap. 15, «Ciencia y religión»). Murió joven, y su único tra­

bajo filosófico completo, The Principies o f the Most Ancient and Mo-
dern Philosophy [Principios de la filosofía más antigua y moderna],
fue publicado postumamente en 1690. La perspicacia filosófica de
Conway fue muy admirada. More decía que «apenas había conocido a
ninguna Persona, Hombre o Mujer, de más Talento natural que Lady
Conway». Las estudiosas feministas citan con frecuencia el platonis­
mo y la oposición de Conway al materialismo y al dualismo filosófico
de Descartes como indicio de una oposición particularmente femeni­
na a la predominante tendencia a la filosofía mecanicista en los círcu­
los intelectuales de principios de la época moderna.
Igual que Conway, la filósofa inglesa Margaret Cavendish se mos­
tró también contraria al materialismo. Procedente de una familia de
monárquicos, Margaret fue una de las damas de honor de la reina du­
rante el reinado de Carlos I y la guerra civil inglesa y, tras la derrota de
los suyos, huyó con su señora a París. Allí se casó con William Ca­
vendish, destacado monárquico e ilustre filósofo natural. Durante su
exilio en Francia y tras regresar a Inglaterra, Cavendish publicó mu­
cho sobre diversas cuestiones, incluida la filosofía natural, lo que, tra­
tándose de una mujer del siglo xvm , era bastante inusual. En 1667, re­
cibió autorización para asistir a una reunión de la Royal Society y
presenciar experimentos realizados por Robert Boyle. Lógicamente,
sólo los hombres podían ser miembros de la sociedad, y se produjo un
acre debate sobre si una mujer, por eminente que fuera, podía ser ad­
mitida siquiera en una reunión (véase cap. 2, «La revolución científi­
620 Panorama general de la ciencia moderna

ca»). En un opúsculo utópico publicado en 1666, The Description o fa


New World Called the Blazing World [Descripción de un nuevo mun­
do denominado el mundo resplandeciente], Cavendish describía una
academia científica ideal dirigida por una mujer (ella misma) en la que
el conocimiento de la naturaleza se adquiría gracias a colaboradores
animales antropomórficos. En escritos como Observations upon Ex­
perimental Philosophy [Observaciones sobre filosofía experimental]
(1666) y Grounds o f Natural Philosophy (1668) [Temas de filosofía
natural], defendía la idea de que la naturaleza se conocía a sí misma y
ponía en entredicho algunas afirmaciones de Robert Boyle relativas a
la función del experimento en la filosofía natural.
La mujer del siglo xix sobre la que se han hecho las afirmaciones
más grandilocuentes por sus contribuciones científicas es sin duda
Ada Lovelace (Stein, 1985), que a menudo ha sido aclamada como la
«primera programadora informática». Era hija del poeta romántico in­
glés Lord Byron y su esposa, Anne Isabella, que se separaron poco
después de nacer ella. Jamás conoció a su padre. Ada recibió una edu­
cación privada a cargo, entre otros, del matemático de Cambridge Wi-
lliam Frend y de Augustus de Morgan, el primer catedrático de mate­
máticas de la Universidad de Londres. Se movió socialmente en
círculos filosóficos y trató a diversos científicos ilustres, como Micha-
el Faraday y Charles Babbage. En 1843, tradujo para Babbage una
descripción de la máquina analítica del ingeniero italiano L. F. Mene-
brea, donde incluyó sus propias notas en las que especificaba, entre
otras cosas, un posible método de programación de dicha máquina
para tabular los números de Bemouilli. Gracias a eso fue considerada
la primera programadora informática o, como se dice ahora, «la pri­
mera hacker (pirata) informática». Pese al absoluto anacronismo de la
calificación cuando aún faltaba más de un siglo para la invención del
primer ordenador electrónico, Lovelace supone un buen ejemplo del
papel que desempeñaron algunas mujeres en la comunidad científica
de principios del siglo xix (Toole, 1992). Tenía un estatus social que
le permitía moverse fácilmente en círculos filosóficos; y también el
tiempo libre y la inclinación a estar bien informada en filosofía natu­
ral, de modo que sus ideas y opiniones eran tomadas en serio por sus
interlocutores científicos masculinos. Lo que no tuvo como mujer fue
Ciencia y género 621

una educación científica sistemática ni la oportunidad de formar parte


de sociedades y llegar a ser una colaboradora reconocida de pleno de­
recho.
Sólo a finales del siglo xix empezaron las mujeres a tener acceso a
educación científica universitaria en gran número, aunque es justo se­
ñalar que, hasta mediados de siglo, tampoco eran muchos los hombres
que recibían una formación científica de ese nivel. Una de las prime­
ras mujeres en ejercer una influencia significativa en el mundo cada
vez más profesional de finales del siglo xix fue Marie Curie, nacida en
Polonia como María Skodlowska. Tras estudiar en la Sorbona de Pa­
rís, tuvo interés en investigar la misteriosa nueva forma de radiación
observada por el físico francés Henri Becquerel en muestras de sales
de uranio. Junto con su esposo Pierre Curie, Marie aisló dos nuevas
sustancias radiactivas: el polonio y el radio. En 1903, se les concedió
el premio Nobel por sus investigaciones; Marie Curie fue la primera
mujer en recibirlo. Tras la muerte de su esposo, ella prosiguió sus es­
tudios como autoridad destacada en el nuevo ámbito de la radiactivi­
dad en cuya creación desempeñó un papel crucial. Acabó siendo real­
mente influyente en el mundo de la física, no sólo porque siguió
haciendo importantes aportaciones sino también porque llegó a dirigir
su propio laboratorio y estableció vínculos entre la ciencia y la indus­
tria (fig. 21.2). No obstante, pese a su categoría, en su camino al éxito
encontró más obstáculos de los que se habría encontrado un hombre.
Por ejemplo, casi arruinó su carrera cuando corrió el rumor de que es­
taba teniendo una aventura con su colega Paul Langevin (Curie, 1938;
Quinn, 1995).
Se utiliza con frecuencia el ejemplo de Rosalind Franklin para
ilustrar gráficamente las dificultades y los prejuicios afrontados por
las mujeres científicas para ver reconocido su trabajo (Maddox, 2000).
Franklin estudió ciencias naturales en el Newham College, Cambridge,
donde se licenció en 1941. Se doctoró en química física en 1945, antes
de ir a trabajar al Laboratorio Central de Servicios Químicos del Esta­
do, en París, donde se familiarizó con las últimas técnicas de cristalo­
grafía por rayos X. Mientras desarrollaba su labor en el King’s Colle­
ge de Londres, a principios de la década de 1950, fue la primera
persona en conseguir imágenes del ADN mediante rayos X, lo que fue
622 Panorama general de la ciencia moderna

21.2. Marie Curie trabajando en su laboratorio (imagen por cortesía


F ig u r a
del Instituto Americano de Física, College Park, MD).
Ciencia y género 623

decisivo para ayudar a Francis Crick y James Watson a establecer la


estructura de esa molécula. Su contribución al descubrimiento fue sis­
temáticamente subestimada por sus colegas masculinos, quienes a
menudo excluían a Franklin de sus reuniones informales de trabajo.
Las innovadoras fotografías del ADN por rayos X fueron mostradas a
Crick y Watson sin el permiso de su autora (véase cap. 8, «Genética»),
Franklin murió de cáncer de ovarios en 1958, a los treinta y siete años,
cuatro antes de que Watson y Crick, junto con Maurice Wilkins, cole­
ga de ella del King’s College, recibieran el premio Nobel por el ha­
llazgo. James Watson, en su best-séller La doble hélice, donde descri­
bió el descubrimiento de la estructura del ADN, calificaba a Franklin
de marisabidilla frustrada y obstruccionista, rebajando en gran parte la
importancia que tuvieron las fotografías para precisar la estructura del
ADN (Watson, 1968).
El caso de Franklin es un buen ejemplo de las dificultadas arros­
tradas por las mujeres científicas en un mundo profesional domina­
do por los hombres. La historia de su colega cristalógrafa de rayos
X, Dorothy Crowfoot Hodgkin, ha servido para ilustrar las diversas
maneras en que una científica puede llegar a labrarse su propia ca­
rrera en un mundo de la ciencia en manos de los hombres. Dorothy
Crowfoot estudió química en Oxford antes de trasladarse a Cam­
bridge para trabajar con el cristalógrafo de rayos X y marxista irlan­
dés J. D. Bemal. Al igual que su mentor, era socialista y pacifista y
participaba activamente en grupos como la Asociación de Trabaja­
dores Científicos y el Grupo de Científicos de Cambridge contrarios
a la Guerra. En 1937, se casó con Thomas Hodgkin, profesor de la
Asociación por la Educación de los Trabajadores. Crowfoot llevó a
cabo estudios mediante cristalografía de rayos X para ayudar a des­
cifrar la estructura de moléculas medicinalmente valiosas, como la
insulina, la vitamina B 12 o la penicilina. En ese trabajo, su objetivo
explícito era hacer un uso humanitario de sus conocimientos cientí­
ficos.' En 1964 recibió el premio Nobel de química. En conformidad
con sus ideales socialistas, Crowfoot también entendía la ciencia
como una actividad cooperativa más que individualista. Como direc­
tora de laboratorio, alentaba la transparencia y el intercambio de
ideas más que la competencia. Se ha considerado que rasgos como
624 Panorama general de la ciencia moderna

ésos son indicios de un enfoque de la ciencia particularmente feme­


nino (Hudson, 1991).
Como podemos ver, los historiadores de la ciencia han utilizado
las carreras de ciertas mujeres de diversas maneras. En unos casos
para poner de manifiesto que, en efecto, las mujeres han hecho apor­
taciones importantes a la investigación científica. En otros, para mos­
trar el grado en que han sido marginadas y menospreciadas en sus es­
fuerzos. Y aún en otros para revelar cómo algunas han practicado una
ciencia característicamente femenina. Los historiadores también han
empezado a analizar de manera más general las diversas formas en
que las mujeres han respaldado y mantenido la actividad científica.
Durante los siglos xvm y xix, las esposas y las hermanas a menudo
realizaban una función importante como ayudantes y colaboradoras.
La esposa del químico francés Lavoisier tomó parte activa en los estu­
dios experimentales de éste, y el astrónomo anglo-alemán William
Herschel recibía con frecuencia la ayuda de su hermana Caroline. En
el siglo xix, mujeres como Jane Marcet o Mary Somerville desarro­
llaron una labor importante como divulgadoras científicas escribiendo
libros para auditorios no especializados (Neeley, 2001). Además, du­
rante los siglos xvm y xix las mujeres fueron un componente destaca­
do del público de la ciencia (véase cap. 16, «Ciencia popular»). Parti­
ciparon asimismo regularmente en el fomento de ciencias alternativas,
como el mesmerismo y la frenología (Winter, 1998). Éste es el méto­
do que se va imponiendo entre los historiadores que examinan el pa­
pel de las mujeres en la ciencia. En vez de intentar encajarlas en la
imagen tradicional de una serie de grandes hombres autores de gran­
des descubrimientos, analizan el cambiante lugar de la mujer en la
cultura científica.

Definición del cuerpo

Buena parte de la atención reciente de los historiadores de la ciencia


se ha centrado en los diversos modos en que, en el pasado, se utilizó la
ciencia para definir características de género. Las historiadoras feminis­
tas a menudo sostienen no sólo que la ciencia misma es predominante­
Ciencia y género 625

mente (o incluso esencialmente) una actividad masculina sino que la


manera en que ha solido mostrar y definir a las mujeres y sus cuerpos
es también sexista de manera intrínseca. Según esa perspectiva, el
cuerpo de la mujer ha sido descrito como consustancialmente inferior
al del hombre, dándose por sentado que esa inferioridad repercutía en
las capacidades mentales de ellas y su lugar en la sociedad. Se ha con­
siderado que el cuerpo de las mujeres — en especial sus órganos re­
productores— las hace muy susceptibles de sufrir trastornos mentales
o nerviosos. También se ha definido a la mujer como menos capaz que
el hombre en las tareas de razonamiento abstracto (y, por tanto, menos
capaces de ser buenas científicas). Durante el siglo xix, esos argu­
mentos solían tener el propósito de impedir la educación de las muje­
res. Por ejemplo, se utilizaron ciertas teorías nuevas en física — como
la conservación de la energía— y en las ciencias de la vida — como la
selección natural de Darwin— para explicar la inferioridad intrínseca
femenina, tanto mental como física. Casi del mismo modo que el ra­
cismo sirvió para justificar la subyugación de los no europeos, esas teo­
rías científicas se usaron para avalar el sometimiento social de las mu­
jeres a los hombres.
El historiador y antropólogo Thomas Laqueur ha sugerido que la
idea moderna de que los cuerpos masculino y femenino son intrínseca
y esencialmente distintos tiene un origen bastante reciente (Laqueur,
1990). Desde la época de los antiguos griegos hasta las primeras eta­
pas del período moderno, la diferencia física entre los hombres y las
mujeres se describió a menudo como de grado, no de tipo. Se entendía
que el cuerpo femenino era simplemente una versión menos perfecta
del masculino. Se consideraba que los órganos reproductores de las
mujeres eran órganos reproductores masculinos invertidos. Por ejem­
plo, se pensaba que los ovarios equivalían a los testículos; el útero era
un escroto al revés, y lo mismo la vagina con respecto al pene. Según
el filósofo griego Aristóteles, la principal diferencia entre los cuerpos
masculino y femenino radicaba en la cantidad de calor respectiva. El
cuerpo del hombre era más caliente que el de la mujer, lo que daba lu­
gar a que los genitales masculinos estuvieran fuera y los femeninos
dentro. Hasta los siglos xvi o xvn circularon muchas historias popu­
lares sobre mujeres jóvenes convertidas en hombres por una conmo­
626 Panorama general de la ciencia moderna

ción repentina debida a que se les habían salido los órganos reproduc­
tores — historias que los filósofos naturales y los médicos creían a pies
juntillas— . No obstante, a partir del siglo xvri se fue estimando de
manera progresiva que el cuerpo de la mujer era anatómicamente dis­
tinto. El modelo «de un sexo» para el género fue sustituido por el «de
dos sexos».
Según la historiadora de la ciencia Londa Schiebinger, a finales del
siglo x v i i i los anatomistas iban haciendo suya gradualmente la opi­
nión de que la diferencia física entre hombres y mujeres suponía mu­
cho más que una disparidad en la ubicación y la función de los órga­
nos reproductores: abarcaba a todo el cuerpo. Schiebinger cita a un
comentarista de principios del siglo xix, para quien «la vida entera
adopta un carácter femenino o masculino» (Schiebinger, 1989). A me­
diados del siglo x v i i i , una nueva generación de anatomistas estaba di­
bujando ilustraciones de los detalles del cuerpo humano — concreta­
mente el esqueleto— en las que se apreciaba que los hombres y las
mujeres eran anatómicamente distintos a todos los niveles. Por lo ge­
neral, el esqueleto masculino aparecía con las piernas más largas que
el de su equivalente femenino. El esqueleto femenino se representaba
con un cinturón pélvico más fuerte y más ancho acorde con su función
materna. El cráneo femenino también se solía dibujar más pequeño
con respecto al resto del cuerpo que el cráneo de los hombres, como
señal de la superior capacidad intelectual de éstos. En su Anatomy o f
the Bones ofthe Human Body [Anatomía de los huesos del cuerpo hu­
mano], de 1829, el anatomista de Edimburgo John Barclay dibujó el
esqueleto humano al lado del de un caballo, lo que hacía resaltar la
fuerza y la robustez del primero. Por contraste, el esqueleto femenino
se comparaba con el de un avestruz, con lo que se ponía de relieve la
pelvis grande, el cuello elegante y el cráneo comparativamente peque­
ño (figs. 21.3 y 21.4).
En el siglo xix, las mujeres aparecían cada vez más representadas
como especialmente propensas a trastornos nerviosos y mentales de­
rivados de su constitución física. Como han señalado varios historia­
dores, en general se consideraba que el cuerpo masculino era normal
y el femenino patológico, por lo que este último precisaba una conti­
nua intervención médica y científica (Moscucci, 1991). Se entendía
Ciencia y género 627

21.3. Cualidades masculinas y robustas del esqueleto del hombre


F ig u r a
puestas de manifiesto en una comparación con el esqueleto del caballo, en
The Anatomy ofthe Bones ofthe Human Body (18929), de John Barclay.
628 Panorama general de la ciencia moderna

F ig u r a 21.4. La frágil feminidad d e l esqueleto femenino puesta de relieve


en la comparación con el esqueleto de un avestruz, en The Anatomy o f the
Bones o f the Human Body (18929), de John Barclay.
Ciencia y género 629

que las mujeres eran particularmente proclives a la histeria debido a la


acción perturbadora de sus órganos reproductores en el cerebro. De
hecho, el término «histeria» proviene de la palabra griega para «úte­
ro». A mediados del siglo xix, ciertos expertos en enfermedades ner­
viosas de las mujeres, como el profesor de Edimburgo Thomas Lay-
cock, afirmaban que diversos trastornos de los órganos reproductores
femeninos estimulaban un acto reflejo en el cerebro, lo que provocaba
inestabilidad mental. Como consecuencia de esas afecciones, la «mu­
jer amable, sincera y abnegada» se volvía «maliciosa, pendenciera,
egoísta; la piedad ha degenerado en hipocresía, incluso en vicio, y no
hay consideración hacia el aspecto o los sentimientos de los demás».
El ideal Victoriano de feminidad se simbolizaba como normas cientí­
ficamente establecidas de conducta femenina (Showalter, 1987). Por
tanto, las desviaciones de ese ideal a menudo se consideraban indicios
de enfermedad mental. Se daba por sentado que expertos como Lay-
cock o Henry Maudsley a mediados de siglo, o Jean-Martin Charcot o
Sigmund Freud en años posteriores, tenían el suficiente conocimiento
científico sobre el funcionamiento de la mente y el cuerpo femeninos
para mantener bajo control la tendencia natural de las mujeres a la
desviación mental (Masson, 1986).
A medida que aparecían teorías científicas nuevas, se solían adop­
tar rápidamente para procurar una explicación de la inferioridad inte­
lectual y física de las mujeres. La teoría de la conservación de la ener­
gía del siglo xix es un buen ejemplo. Muchos médicos y científicos de
esa época suscribían, en líneas generales, la idea de que el cuerpo hu­
mano contenía sólo una cantidad finita de fuerza nerviosa, y que utili­
zar demasiado de la misma para un fin redundaba en incapacidad para
otras funciones. La teoría de la conservación de la energía proporcio­
naba al extendido supuesto una base lógica. Ponía de manifiesto, entre
otras cosas, los peligros de la educación de las mujeres. Si éstas llega­
ban a estar demasiado educadas, el cerebro consumiría demasiados re­
cursos finitos de energía nerviosa del cuerpo, por lo que no quedaría
suficiente para otros usos, como, por ejemplo, la reproducción. Por
tanto, se podía utilizar la conservación de la energía como argumento
contra la concesión a las mujeres del acceso a la educación universita­
ria, pues ésta ocasionaría esterilidad. La teoría también aclaraba por
630 Panorama general de la ciencia moderna

qué la mayoría de las mujeres eran incapaces de sacar provecho de una


educación así. De hecho, se consumía tanta provisión de energía ner­
viosa para mantener los órganos reproductores que quedaba compara­
tivamente poca para la actividad intelectual. La misma física del cuer­
po de las mujeres parecía sugerir que éstas eran más aptas para la vida
doméstica que para la actividad pública o profesional (Russett, 1989).
Prácticamente del mismo modo, se utilizaron las teorías de Darwin
de la evolución mediante la selección natural para demostrar cómo el
lugar de la mujer en la sociedad estaba determinado por la naturaleza
y no por ninguna restricción social. Según esa idea, las características
físicas y mentales que los Victorianos consideraban típicamente mas­
culinas o femeninas eran simplemente fruto de la selección natural.
Darwin afirmaba en concreto que las diferencias entre hombres y mu­
jeres se debían en buena parte al proceso de selección sexual. Los
hombres competían entre sí para conseguir las mujeres sexualmente
más seductoras. El resultado era que sólo los más fuertes e ingeniosos
se reproducían de manera satisfactoria. En esas circunstancias, las
mujeres eran escogidas por su atractivo sexual más que por ninguna
otra cualidad, como la fuerza física o la capacidad intelectual. Según
Darwin, el resultado final de las selecciones natural y sexual era que
«el hombre alcanza más prestigio que las mujeres, con independencia
de la tarea en cuestión —requiera ésta pensamiento profundo, razona­
miento o imaginación, o únicamente el uso de los sentidos y las ma­
nos— ». Opiniones como ésas sobre la adaptación evolutiva de los
hombres y las mujeres a roles particulares en la sociedad fueron tam­
bién desarrolladas por otros, como el amigo y aliado de Darwin T. H.
Huxley (véase cap. 6, «La revolución darwiniana», y cap. 18, «Biolo­
gía e ideología». Los antropólogos de finales del siglo xix y principios
del xx hablaban de modo similar de las diversas formas en que las mu­
jeres y los hombres se adaptaban a papeles sociales concretos en las
distintas culturas (Richards, 1989).
De acuerdo con diversas historiadoras feministas, los ejemplos an­
teriores ponen de manifiesto cómo se ha utilizado la ciencia para pro­
curar un sólido respaldo a la subordinación social de las mujeres. Par­
tiendo de esa perspectiva, se puede considerar que ha reforzado, si no
creado directamente, actitudes sociales perjudiciales para el lugar de
Ciencia y género 631

las mujeres en la sociedad. A menudo se han propuesto argumentos de


esta índole para ilustrar el modo como los científicos misóginos han
dejado que los prejuicios desvirtuaran su objetividad. Según ese pare­
cer, son los científicos tomados de uno en uno — no tanto la ciencia
propiamente dicha— los responsables de divulgar imágenes estereoti­
padas de la inferioridad femenina. Se han ofrecido razonamientos pa­
recidos con respecto al racismo científico. Esa idea da por sentado que
la ciencia es esencialmente objetiva y no está contaminada por la cul­
tura en la que se halla inmersa. Presupone asimismo que hay maneras
«buenas» y «malas» de hacer ciencia, y que la ciencia sexista — como
la racista— es mala sin más. Otros afirman que la ciencia es intrínse­
camente sexista, y que, por tanto, es lógico que genere ideas sobre las
mujeres que reafirmen los prejuicios masculinos. Desde esa óptica, no
existe «ciencia buena». No obstante, si asumimos la tesis de que la
ciencia es siempre producto de circunstancias culturales determina­
das, quizá nos sorprenderá menos observar las diversas maneras en que
aquélla suele reflejar los valores de las culturas concretas en las que se
ha llevado a cabo.

¿Es sexista la ciencia?

El enfoque feminista más radical señala que la ciencia, o al menos la


que se practica en la actualidad, es una actividad intrínsecamente se­
xista. Por lo común, este argumento se expresa de dos maneras posi­
bles. Ciertos comentaristas apuntan a un sustancial desequilibrio de
género en la composición de la comunidad científica tanto histórica­
mente como en la actualidad; sostienen también que eso es un indicio
de sexismo institucional en el seno de la comunidad científica, que di­
suade a la mujeres de participar en la actividad científica. Algunos
abogan por la necesidad de implantar medidas concretas para que la
ciencia atraiga más a las mujeres. Esto explica en parte el interés, ana­
lizado antes, por intentar recuperar el papel que ellas tuvieron en el
pasado como colaboradoras importantes en nuevos descubrimientos e
ideas. Algunos historiadores esperan que se puedan proponer esas fi­
guras como modelos de rol para potenciales mujeres científicas. Sin
632 Panorama general de la ciencia moderna

embargo, las críticas feministas más radicales entienden que el dese­


quilibrio de género evidencia un problema más profundo. Para ellas,
las mujeres suelen estar poco representadas en la comunidad científi­
ca porque la ciencia es el resultado de formas de pensamiento e inte­
racción con el mundo manifiestamente masculinas y esencialmente
sexistas. Desde esa perspectiva, el desequilibrio de género es mucho
más que una simple tendencia histórica: está incrustado en la estruc­
tura misma de la ciencia (Harding, 1986).
En gran medida, ese razonamiento se basa en la afirmación, anali­
zada al principio del capítulo, de que la ciencia moderna surgió de una
visión de la naturaleza como cuerpo femenino a la espera de ser vio­
lado. Esas críticas feministas radicales señalan el predominio de las
metáforas de la penetración, saqueo y violación en las primeras des­
cripciones modernas del método científico —en concreto, el método
experimental— y llegan a la conclusión de que aquéllas son un índice
de algo fundamental relativo al modo como la ciencia, entonces y aho­
ra, contempla el mundo. Opinan asimismo que metáforas como ésas
son esenciales a la cosmovisión científica — están en el núcleo mismo
de las investigaciones— . Además, las críticas feministas radicales
sostienen que el tipo de pensamiento que, según ellas, radica en el
centro de la ciencia es básicamente masculino. Partiendo de esta pers­
pectiva, es lógico que las mujeres no quieran ser científicas. Para ello,
deberían ponerse a pensar como los hombres.
En el núcleo de muchas de esas críticas feministas está la idea de
que la ciencia moderna mantiene una relación básicamente explotado­
ra y destructiva con el mundo natural. Esto es lo que Harding tiene
presente, por ejemplo, cuando dice que la ciencia «concibe la natura­
leza como algo separado y que hay que controlar». De nuevo, las crí­
ticas feministas mantienen que ésta es una forma de pensar típica­
mente masculina. Normalmente, los hombres se ven a sí mismos
separados de la naturaleza y, por tanto, con la necesidad de controlar­
la, mientras que las mujeres suelen entender que forman parte de la
naturaleza y que, por tanto, viven en armonía con ella. En su influ­
yente libro Science and Sexual Oppression [Ciencia y opresión se­
xual], el crítico científico Brian Easlea afirma no sólo que la ciencia
está inextricablemente vinculada a la opresión de las mujeres por los
Ciencia y género 633

hombres, sino también que está muy ligada a la opresión occidental


(masculina) sobre las culturas no europeas y a la destrucción medio­
ambiental. Easlea sugiere que «cuando las posibilidades que la cien­
cia ofrece y sigue ofreciendo para mejorar la vida de toda la humani­
dad se miden con respecto a la realidad opresora y destructiva que tan
a menudo ha caracterizado a la ciencia posterior al siglo xvi, que­
dan pocas dudas de que la práctica científica ha sido abrumadoramen­
te irracional» (Easlea, 1981). Señala también que la única manera de
redimir a la ciencia es eliminando de raíz la dominante perspectiva
masculina de la naturaleza y las relaciones sociales.
Como alternativa a la ciencia masculina, muchas críticas feminis­
tas plantean la posibilidad de una ciencia basada en formas de conoci­
miento esencialmente femeninas. Según ellas, en vez de conformarse
con el enfoque masculino preponderante, las mujeres han de desarro­
llar su propia ciencia feminista. Las comentaristas más radicales sos­
tienen que, lejos de animar a las mujeres a iniciar carreras científicas,
las feministas deben intentar disuadirlas activamente de participar en
una iniciativa básicamente misógina. La ciencia feminista se basaría
en características en esencial femeninas favorecedoras de la armonía
con la naturaleza. De acuerdo con esta idea, igual que la ciencia mas­
culina se basa en modos de pensar fundamentalmente masculinos, una
ciencia femenina se inspiraría en modos de pensar propios de las mu­
jeres. Una ciencia así sería, por ejemplo, más intuitiva que racional,
más práctica que abstracta, más cooperativa que competitiva o más
nutricia que explotadora. Quizá de forma irónica, algunas de esas crí­
ticas feministas parecen coincidir con sus antepasados Victorianos mi­
sóginos en que los hombres y las mujeres piensan, en efecto, de ma­
nera radicalmente distinta. De hecho, a menudo parecen estar de
acuerdo en cuáles son con exactitud esas diferencias. Es obvio que la
diferencia estriba en que las críticas feministas alaban esas maneras de
pensar esencialmente femeninas calificándolas de superiores a las
perspectivas masculinas del mundo, mientras que los pensadores Vic­
torianos las menospreciaban.
No obstante, algunas críticas feministas de la ciencia han recurri­
do al posmodemismo para proponer una solución a los problemas de
la ciencia masculina. En vez de intentar sustituir la objetividad cientí­
634 Panorama general de la ciencia moderna

fica masculina por una objetividad femenina opuesta y supuestamen­


te más inclusiva y global, feministas como Donna Haraway aceptan el
hecho de que existe un número indefinido de maneras de relacionarse
con el mundo natural y de entenderlo. Según ella, hay que admitir que
todas esas diferentes formas de conocimiento son válidas por igual
(Haraway, 1991). El modelo que plantea es «de conversación». Hara­
way sostiene que, más que ver el mundo como algo pasivo que hay
que planificar y manipular, los científicos deben considerar que la na­
turaleza tiene su propio organismo y relacionarse con ella en esas con­
diciones. En lugar de adoptar la perspectiva tradicionalmente mascu­
lina de la objetividad científica como la «visión desde ninguna parte»,
sugiere que los científicos, entre otros, reconozcan y celebren el hecho
de que todos los conocimientos están «situados». Haraway señala que
«los conocimientos situados requieren que el objeto que hay que co­
nocer se represente como un actor o un agente, no como una pantalla,
un terreno o un recurso, y desde luego jamás como el esclavo de un
amo que clausura la dialéctica en su única agencia y autoría del cono­
cimiento “objetivo”» (1991, p. 188). Lo que da a entender con esto es
que podemos adoptar enfoques posmodemos para sugerir que los
científicos se imaginen en el mismo nivel que el resto del mundo na­
tural (y no por encima o al margen del mismo) mientras tratan de com­
prenderlo.

Conclusiones

Como hemos visto, las descripciones feministas de la ciencia operan


en varios niveles. Algunas historiadoras feministas dicen que, desde el
principio mismo, la ciencia estuvo imbuida de implicaciones masculi­
nas, si no directamente misóginas. Sostienen también que la ciencia
adoptó un enfoque de la naturaleza en virtud del cual ésta era femeni­
na, pasiva y susceptible de ser dominada y controlada. Otras intentan
recuperar las aportaciones que, en el pasado, hicieron las mujeres al
desarrollo científico. Afirman que la contribución de las mujeres a las
ciencias ha sido injustamente menospreciada y tratan de encontrar he­
roínas científicas equiparables a héroes como Newton o Einstein.
Ciencia y género 635

También se pretende reinvindicar el importante papel que han cumpli­


do las mujeres en el mundo de la ciencia como público, ayudantes o
divulgadoras. Tal vez lo más satisfactorio es que algunas historiadoras
feministas de la ciencia han mostrado cómo, en el pasado, se utiliza­
ron determinadas teorías y prácticas científicas para avalar ciertas creen­
cias dominantes sobre el oportuno lugar subordinado de la mujer en la
sociedad. Se recurría a la ciencia para poner de manifiesto que la su­
bordinación de las mujeres era fruto más de la naturaleza que de la cul­
tura. Algunas historiadoras feministas han expresado esta opinión en
función de la deliberada tergiversación, por parte de los científicos, de
las pruebas que respaldan sus creencias misóginas, lo que de paso crea
«ciencia mala». Otras han reconocido que esas «tergiversaciones» de­
rivan de circunstancias históricas concretas y no de una conspiración
deliberada.
Como ya hemos dado a entender, ciertas interpretaciones feminis­
tas de la ciencia tienden al esencialismo. En otras palabras, dan por
sentado que la ciencia tiene una «esencia» — un núcleo invariable de
rasgos definitorios que han permanecido constantes a lo largo de su
historia— . A medida que los historiadores, filósofos y sociólogos de
la ciencia se acercan cada vez más a la idea de que es mejor conside­
rar aquélla como un mosaico de actividades, actitudes, conceptos,
prácticas, teorías y cosmovisiones — a menudo enfrentadas— en un
continuo proceso de cambio, se hace más difícil aceptar que la ciencia
es una institución intrínsecamente masculina o que hay formas de co­
nocimiento típicamente masculinas o femeninas. No todas las pers­
pectivas feministas de la ciencia aquí perfiladas concuerdan unas con
otras. Por ejemplo, es difícil conciliar la idea de algunas de que la
ciencia es sexista por sí misma con los esfuerzos de otras por poner de
manifiesto los logros científicos de las mujeres a fin de procurar mo­
delos de rol para científicas en ciernes. Según el primer criterio, al fin
y al cabo, probablemente en ciencia no debería haber buenos modelos
de rol femeninos. De cualquier modo, las historiadoras feministas han
tenido mucho que ver en esa explicación más ponderada y matizada
de la actividad científica y sus relaciones sociales. En la actualidad,
muy pocos historiadores negarían que, en el pasado, la ciencia desem­
peñó realmente un papel fundamental, y perjudicial, en el manteni­
636 Panorama general de la ciencia moderna

miento de la desigualdad social. También está claro que, con frecuen­


cia, las instituciones científicas han sido, en términos modernos, insti­
tucionalmente sexistas: han disuadido e impedido que las mujeres par­
ticiparan en la actividad científica en condiciones de igualdad. Desde
luego, las feministas han conseguido demostrar que si en una sociedad
existe la discriminación de género, habida cuenta de que la ciencia es
una actividad cultural, la generada por esa sociedad reflejará también
dicha discriminación.

Referencias bibliográficas y lecturas adicionales

Abir-Am, Pnina y Dorinda Outram (eds.), Uneasy Careers and Intímate Li-
ves: Women in Science, 1787-1979, Rutgers University Press, New
Brunswick, Nueva Jersey, 1987.
Alie, M., Hypatia’s Heritage: A History of Women in Science from Antiquity
to the Late Nineteenth Century, Virago, Londres, 1986.
Curie, E., Madame Curie, Heinemann, Londres, 1938.
Easlea, Brian, Science and Sexual Oppression: Patriarchy’s Confrontation
with Women and Nature, Weindenfeld & Nicolson, Londres, 1981.
Fox-Keller, E., A Feelingfor the Organism: The Life and Times of Barbara
McClintock, W. H. Freeman, San Francisco, 1983.
—, Reflections on Gender and Science, Yale University Press, New Haven,
CT, 1985.
Haraway, Donna, Simians, Cybogs, and Women: The Reinvention ofNature,
Routledge, Londres, 1991 (hay trad. cast.: Ciencia, cyborgs y mujeres,
Cátedra, Madrid, 1995).
Harding, S., The Science Question in Feminism, Comell University Press, It-
haca, NY, 1986.
—, Whose Science? Whose Knowledge?, Comell University Press, Ithaca,
NY, 1991.
Hudson, G., «Unfathering the Thinkable: Gender and Pacifísm in the
1930s», en Science and Sensibility: Gender and Scientific Enquiry, 1780-
1945, M. Benjamín, ed., Blackwell, Oxford, 1991.
Laqueur, Thomas, Making Sex: Body and Gender from the Greeks to Freud,
Harvard University Press, Cambridge, MA, 1990 (hay trad. cast.: La
construcción del sexo, Cátedra, Madrid, 1990).
Maddox, Brenda, Rosalind Franklin, HaperCollins, Londres, 2002.
Epílogo

i alguien ha leído los capítulos de este libro de manera consecuti­


S va, a estas alturas ya debería saber que hay pocas posibilidades de
sacar del conjunto una conclusión clara. No es nuestra intención pre­
sentar el ascenso de la ciencia moderna como el triunfo de una cos-
movisión y una metodología coherentes con consecuencias bien defi­
nidas para el modo como pensamos y vivimos nuestra existencia. Por
el contrario, al terminar con los temas de «la ciencia y la guerra» y la
«ciencia y el género» hemos revelado la diversidad de intereses y
efectos con los que ha de trabajar el historiador actual al tratar de eva­
luar el carácter de la ciencia y sus interacciones con la sociedad. La
primera parte de nuestro estudio puso de manifiesto las numerosas y
diferentes direcciones en las que se ha desarrollado la ciencia amén de
la variedad de metodologías y teorías que han surgido en las distintas
áreas. No hay un único método científico porque un físico nuclear
simplemente no formula la misma clase de preguntas que un biólogo
evolutivo, y no digamos ya si nos referimos a las técnicas para obtener
las respuestas. Tampoco el marco teórico del físico se cruza con el del
biólogo, salvo a través de un conjunto de disciplinas intermedias, cada
una de las cuales, desde la bioquímica a la geología, tiene sus propios
problemas y técnicas.
La ideología de la ciencia moderna ve una unidad globalizadora en
el compromiso con el uso de argumentaciones racionales y pruebas
objetivas para decidir entre hipótesis en competencia. Según esa inter­
640 Panorama general de la ciencia moderna

pretación, la objetividad del conocimiento científico está garantizada


por el hecho de que funciona realmente cuando se lleva a la práctica.
Si podemos predecir cómo se comporta la naturaleza lo suficiente­
mente bien para controlarla mediante la tecnología, es que seguramen­
te estamos cada vez más cerca de la verdadera imagen de cómo fun­
ciona. Este argumento sin duda está bien, pero no lo bastante para
respaldar la idea de que la ciencia puede construir un modelo del mun­
do que sea único, unificado y válido de manera permanente. La exi­
gencia de verificaciones objetivas desde luego impone límites que im­
piden a los científicos elaborar teorías a partir de la nada, pero no
garantiza que haya un modelo único que proporcione las predicciones
adecuadas. Esto se confirma mediante el hecho de que las teorías cien­
tíficas cambian con el tiempo, siendo las más recientes las que procu­
ran pronósticos mejores y de más alcance partiendo de fundamentos
muy distintos de los aceptados anteriormente. La historia sugiere
que muy a menudo el compromiso de los científicos con la objetivi­
dad está condicionado por limitaciones a su libertad para conceptuali-
zar el modo de funcionar de la naturaleza, algunas evidentes, otras tan
imperceptibles que pasan inadvertidas salvo en retrospectiva.
La segunda parte de nuestro estudio ha explorado esas limitacio­
nes e influencias para transmitir el mensaje de que la ciencia sólo pue­
de recurrir a las pruebas objetivas en un marco definido por su entorno
social. La conexión de los científicos con el complejo militar-industrial
es la ilustración más evidente del hecho de que la dirección de las in­
vestigaciones está, en cierta medida, determinada por quien paga. Tal
vez aún haya margen para la curiosidad intelectual pura, pero ese in­
centivo obtendrá resultados mucho mejores si se aplica en un área
donde se disponga de fondos. En algunas esferas de alta tecnología, el
progreso es prácticamente imposible a menos que se convenza a la in­
dustria y los gobiernos de que corran con los gastos. Pero incluso
cuando los científicos socialmente privilegiados eran libres de investi­
gar movidos por la pura curiosidad, la visión de la naturaleza en la que
desarrollaban sus teorías estaba determinada por influencias derivadas
de la religión, la filosofía o la ideología política. La omnipresencia de
esas influencias externas ha persuadido a casi todos los historiadores
modernos de que es imposible identificar líneas de investigación pura
Epílogo 641

y objetiva que permanezcan incontaminadas por los factores subjeti­


vos. Los seguidores incluso de las teorías más exitosas tenían priori­
dades más amplias, explícitas o implícitas, según el caso. Al poner de
manifiesto que la «buena» ciencia (esto es, la que acabó incorporada
al conjunto de conocimientos ortodoxos) a menudo estaba influida
por las opiniones políticas y religiosas de los científicos, hacemos que
sea imposible rechazar todo lo demás como ciencia «mala» tergiver­
sada por opiniones y valores.
Al terminar con el tema del género, hemos planteado quizá el pro­
blema más difícil para los que defenderían el ideal tradicional de la
objetividad científica. Algunos eruditos sostienen que la exclusión
gradual de las mujeres de la ciencia ha desembocado en la aparición
de actitudes hacia la naturaleza que reflejan un punto de vista más
duro y masculino, con lo que han quedado marginadas las teorías que
buscaban un enfoque más holístico e interactivo. Si esto es así, los
científicos han de hacer frente a la posibilidad de que ciertas ideas que
dan por sentadas, y por tanto toman como moralmente neutras, sean
en realidad el reflejo de valores tan profundamente ocultos que es casi
imposible identificarlos y ponerlos en entredicho. Partiendo de esta
perspectiva, parece mucho más verosímil que los valores sociales y
políticos que reflejan la raza y la clase social hayan influido — quizá
de forma por completo inconsciente— en el tipo de teorías que los
científicos exploraron en el pasado. El darwinismo y el darwinismo
social no pueden dividirse en ciencia válida y retórica no válida, ni
tampoco la genética o la eugenesia. Esto no significa que la teoría de
la selección natural y el concepto de gen deban ser abandonados como
producto de la imaginación de los ideólogos. Pero sí que la inspiración
para albergar ideas que funcionaban sobre el terreno y en el laborato­
rio puede haber derivado de fuentes que — cuando se analizan desde
una época posterior— no llegaban a ser estrictamente objetivas. Las
metodologías en virtud de las cuales se verificaron esas ideas también
estuvieron expuestas a la manipulación de tal manera que entonces era
menos obvia la posibilidad de falsificación. Si ésta es la lección de la
historia, la deberíamos aprender todos los implicados en los debates
actuales sobre la ciencia y sus repercusiones, científicos y no científi­
cos por igual.
Las Ciencias Sociales surgieron entre los siglos XVIII y XIX como consecuencia de
cambios producidos en la sociedad por la Revolución Industrial y la Revolución
Francesa. Es decir el surgimiento del sistema capitalista. Aparecieron nuevos problemas
sociales que comenzaron a demandar explicaciones científicas. Se necesitaban nuevas
soluciones para nuevos problemas tanto en el nivel de la práctica (modo de
organización) como en el del análisis teórico (modo de comprensión). El modelo de
ciencia era el de la física, por lo tanto, en sus inicios, las ciencias sociales siguieron el
modelo del método científico de las ciencias naturales.

A continuación, leeremos unos fragmentos del texto “Surgimiento y Desarrollo de las


Ciencias Sociales”, en TORRES, Lizandra y Lina TORRES. Introducción a las Ciencias
Sociales. Sociedad y Cultura Contemporánea. International Thompson Editores.
México. 1998.1

Revolución de la Burguesía.-

La Burguesía fue una clase social poderosa que no se conformó con el poder
económico, sino que aspiró también al poder político. El acontecimiento que
simbolizó la toma burguesa del poder político de se le conoce como Revolución
Francesa (1789), cuyos ideales de igualdad, libertad y fraternidad representaron
una nueva modalidad de ejercer el poder. De esta manera, durante un largo
proceso se construyeron los cimientos del sistema económico social que
conocemos con el nombre de capitalismo, cuya clase social dominante es la
burguesía, organizada de distintas maneras, hasta en multinacionales

La acumulación de las riquezas exigió un gobierno eficiente y productivo,


donde los que obtuvieran el poder serían los más efectivos y no los que Dios o la
cuna hubieran decidido. A partir del siglo XVIII comenzaron a surgir pensadores
que planteaban que el gobierno debía ser compartido, que debía ser de leyes y no
de hombres, que todos los seres humanos son libres e iguales por naturaleza, que
el poder radica en el pueblo y que el gobierno tiene que actuar por el bien
público., Loa principales exponentes de estas ideas fueron John Locke, con su
“Segundo Tratado de Gobierno Civil” (1690); Charles de Montesquieu con “El
Espíritu de las Leyes” (1748), y Jean Jaques Rousseau, con “El Contrato
Social”(1762). Estas ideas se conocen como liberalismo político y dieron lugar a
la Revolución Norteamericana (1776), y a la Revolución Francesa (1789). A su
vez, estas ideas políticas estuvieron acompañadas por los conceptos de liberalismo
económico, los cuales planteaban que para que la economía opere en beneficio de
la sociedad, el estado político no debe intervenir en los asuntos de aquélla. El
máximo exponente de esta doctrina fue Adam Smith, con “La Riqueza de las
naciones” (1776).

1
Disponible en https://docer.com.ar/doc/851vc8n

1
A estas circunstancias económicas y políticas de la sociedad europea de
del siglo XVIII hay que añadir que la población humana comenzó a aumentar
como nunca y que por primera vez un pensador, Thomas Malthus, escribió un
“Ensayo sobre Población” (1798), donde expresó su preocupación sobre la
capacidad humana de alimentar a toda la población si esta seguía creciendo
como lo hacía.

Por último, los cambios tecnológicos hicieron posible la Revolución


Industrial, que es conocida como los acelerados cambios económicos e
industriales que se suscitaron en las formas de producción desde mediados del
siglo XVIII. Estos cambios se debieron a los descubrimientos, invenciones e
innovaciones que se aplicaba a la producción económica y que modificaron
drásticamente la vida, costumbres e ideas, provocando grandes preocupaciones
sobre el futuro social de la humanidad. A partir del siglo XIX surgieron
pensadores que iniciaron el intento de aplicar la metodología científica al
estudio de la sociedad humana.

Surgimiento de las CIENCIAS SOCIALES.-

Atraída por la producción económica de las fábricas, la gente comenzó a


asentarse alrededor de estos focos de trabajo, sin embargo, la población carecía
de las más mínimas condiciones de salud. Las viviendas se edificaron alrededor
de las fábricas donde vivían varias familias sin servicios sanitarios, agua
potable o alcantarillados. Niños, jóvenes, mujeres, hombres y ancianos vivían
aglomerados sin separación de sexos o edades. Los desperdicios humanos se
tiraban a la calle y los mosquitos, las aguas usadas y las viviendas inadecuadas
eran la orden del día. Como no había intervención del estado en los asuntos de
la economía, hombres y mujeres trabajaban alrededor de 16 horas al día, con
salarios miserables y en condiciones que incluían falta de ventilación y
calefacción en invierno, sin horas de descanso, herramientas adecuadas, ni un
lugar donde sentarse. Los niños acompañaban a las madres a las fábricas y eran
obligados a trabajar sin salario.

En estas condiciones la vida de los trabajadores asalariados se hizo muy


dura. Aquel que se accidentaba o enfermaba no recibía paga alguna ni
compensación por accidente. Había tantas personas disponibles para trabajar,
que los patronos se aprovechaban de la menor protesta o del menor pretexto
para echar la gente a la calle. Esto provocó que esta nueva clase social, los
trabajadores asalariados – es decir, el proletariado – se organizara en sindicatos
para luchar por condiciones laborales más equitativas, a pesar de que estaban
prohibidos legalmente. Pretendían un salario justo, igual retribución para
hombres y mujeres (igual paga por igual trabajo), una jornada laboral de ocho
horas, condiciones de salud y seguridad laboral.

La situación de las personas que no podían trabajar era peor. Los enfermos,
discapacitados, enfermos mentales, niños huérfanos o abandonados, ancianos y
accidentados e n el trabajo eran dejados a su suerte. Por otro lado la pobre
alimentación, la poca ventilación en fábricas y vivienda, y, los extenuantes
horarios de trabajo hicieron que las enfermedades se propagaran con rapidez

2
entre proletarios y pobres; es decir entre los desposeídos que tenían capacidad de
trabajar y los que no la tenían.

El siglo XIX fue, pues, un siglo caracterizado por un gran aumento de la


población, sobre todo entre las clases desposeídas de propiedad y riqueza... las
ideas de igualdad, libertad y fraternidad promulgadas por las revoluciones de
finales del siglo XVIII, pensadas por los dueños de los medios de producción (la
burguesía) llegaron a los oídos de muchos integrantes de todas las clases sociales.
Esto dio como resultado la lucha por mejorar las condiciones de vida a través de
diferentes medios, el sindicalismo, el cooperativismo, el socialismo, la filantropía,
y, la metodología social científica.

En este nuevo mundo de caos, desorganización y desintegración social,


surgieron pensadores que plantearon la posibilidad de utilizar la nueva
metodología científica para conocer, entender, explicar, predecir y controlar la
sociedad humana. Si el descubrimiento de las leyes que gobiernan la naturaleza
permitía dominarla en beneficio del interés económico, ¿Por qué no hacerlo con la
vida social humana? Ese fue uno de los orígenes de las Ciencias Sociales actuales.

La creación de las múltiples disciplinas en las ciencias sociales fue producto


del intento decimonónico de asegurar el conocimiento objetivo de la realidad con
base en hallazgos empíricos. Esto obedeció a un deseo de separarse de los
pensadores anteriores que simplemente especulaban o intuían la verdad. para
legitimar dicha forma de conocer era necesario diferenciarla de la Filosofía y las
Letras. La institucionalización de las Ciencias Sociales se hizo en las
universidades donde se desarrolló la actividad científica del siglo XIX; o sea, en
gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos.

Las primeras disciplinas que se diferenciaron fueron, Historia, Economía,


Sociología, Ciencias Políticas y Antropología. En esos primeros años, dichas
ciencias se dedicaron a describir la realidad de sus propios países. La excepción
fue la Antropología, que se concentró en estudiar la vida de las naciones
conquistadas por los países europeos a través del colonialismo. Más adelante, se
desarrollaron Geografía, psicología y Derecho.

Los grandes exponentes de las ciencias sociales del siglo pasado y comienzos
del XX fueron Augusto Comte (1798-1857), considerado el padre de la Sociología
y creador del positivismo; Herbert Spencer (1820-1913, cuyas ideas justificaron la
superioridad de los ricos y poderosos como “los más aptos”, y Karl Marx (1818-
1883), creador del Materialismo Dialéctico e inspirador de numerosos
movimientos que pretenden el cambio social a través del conflicto social y la
revolución armada. Les siguen en orden de importancia Emile Durkheim (1858-
1917), creador del primer intento de la investigación sociológica con su estudio
sobre el suicidio, y Max Weber (1864-1920) quien influyó grandemente en la
sociología occidental.

Hasta mediados del presente siglo el desarrollo de las ciencias sociales


subrayaba la separación de las disciplinas que las conformaban. Esto se dio de la
misma manera en las ciencias naturales, ya que tuvieron la necesidad de
desarrollar el conocimiento “objetivo” de la realidad con base en la

3
experimentación científica. Sin embargo una vez finalizada la Segunda Guerra
Mundial, al cambiar las condiciones económicas y sociales en el Continente
Europeo se desarrollaron múltiples investigaciones sociales que enfatizaban los
estudios de áreas, realizados sobre todo por varias disciplinas.

En la actualidad las barreras entre cada una de las especialidades de las ciencias
sociales no están muy claras; por lo tanto, se regresa a los orígenes; esto es, a las
ciencias sociales como un conocimiento multidisciplinario y transdisciplinario.

Las ciencias sociales surgieron siguiendo el modelo de las ciencias naturales. La


filosofía del positivismo impregnó a todas las ciencias.
Se consideró que el saber científico era un saber positivo basado en las siguientes
consideraciones del conocimiento:
1 - La realidad se manifiesta en los fenómenos lo que obliga a rechazar cualquier
concepción de una esencia oculta más allá de los fenómenos.
2 - El saber abstracto no es saber de cosas en sí o universales, sino de meras cosas
individuales generalizadas.
3 - Los juicios de valor y enunciados normativos, carecen de sentido cognoscitivo.
4 - La unidad del método de la ciencia, (monismo metodológico) según la cual cabe
pensar en un solo ámbito del saber, reducible a la observación y a la experiencia, en
definitiva a una única ciencia, preferentemente la física.

A continuación, te presentamos 2 actividades para que las realices en tu casa.

Luego, la lectura del texto de Eliseo Verón, “El surgimiento de las Ciencias Sociales” -
Siglomundo / 69

ACTIVIDADES

Actividad 1: Dobb, Introducción a la economía, México, FCE, 1961, pp.10-12


Lea el siguiente texto y extraiga las ideas principales:

La economía política tuvo su cuna en esos cambios sociales, económicos e


ideológicos, que marcaron la transición de la Europa Occidental hacia la nueva era
burguesa. En Francia y Alemania los restos del feudalismo estaban a punto de
desaparecer. El centro de gravedad en lo económico y en lo político se desplazaba
a favor del advenedizo “tercer estado”. […] Hacia fines del siglo XVIII apareció
una nueva sección de la clase burguesa: una clase de capitalistas industriales
cuyos intereses estaban en contra del sistema vigente establecido por los intereses
agrarios y comerciales de la aristocracia conservadora del siglo XVIII […]
Tanto Francia como Inglaterra vieron entonces aparecer abundantes fermentos
de nuevas ideas, formuladas en el lenguaje de las ciencias naturales, que desde
Bacon y Descartes ganaban cada vez más seguro terreno. Frente al antiguo orden
autoritario, con sus impuestos, códigos y sanciones, se levantaba el concepto de

4
“orden natural”, cuya mano sólo se veía cuando el hombre, rotos sus yugos, volvía
a la libertad, y de cuyas sanciones disponía la voluntad popular. En oposición al
“derecho divino” autoritario se levantaba el “derecho natural” del individuo. Fue
en ese cuadro en el que se desarrolló el concepto de sociedad económica. […]
El individuo tenía un “derecho natural” de buscar su propio interés personal
porque, al hacerlo así, ayudado por aquella “mano invisible”, fomentaba el bien
común

Actividad 2: Mira la película Germinal, dirigida por Claude Berri (1993) basada en la
novela homónima de 1885, escrita por Émile Zola, por lo menos hasta 0:32:00 minutos
en el drive y contesta las consignas
https://drive.google.com/drive/u/6/folders/1gPEpVQitmCed4vu4gdNIXjcezAn1X-ED
Consignas:
1. Describe brevemente (5 a 10 líneas) las condiciones de vida y salud de los
protagonistas
2. Describe (5 a 10 líneas) las condiciones de trabajo en la mina de carbón.
3. ¿Se distinguen en la película la clase burguesa y la clase trabajadora? ¿En qué?

Actividad 3
¿Cuáles son las principales características del positivismo que plantea el texto?

“Las lógicas de la investigación positivista encuentran que al conocimiento


del fenómeno social (concebido como real, fáctico, exterior al investigador) se
accede por la observación controlada por el método científico que permite
detectar las relaciones constantes o regularidades entre fenómenos (leyes).
En efecto, el investigador deberá actuar de acuerdo con cánones
metodológicos precisos como garantía de objetividad. Asimismo, se intenta
reemplazar el sentido común por un cuerpo de conocimientos científicos. Esta
distinción entre conocimiento vulgar y científico significa que el conocimiento
científico es muy diferente a otras formas de conocimiento producidos
socialmente y que los científicos son bastante diferentes a la gente en general.
“La vida social debe ser explicada no por las nociones de aquellos que
participan en ella, sino por causas más profundas, que no son percibidas
conscientemente” (Durkheim, 1964).
Así, la realidad es aprehendida en su totalidad como algo externo y dado; tal
la formulación de Durkheim: "Los hechos sociales son externos al hombre y
ejercen presiones sobre él” (Durheim, 1968).
Este paradigma tuvo su origen en la sociología con la figura de Comte
(positivismo evolucionista) y Durheim (que continúa con el positivismo pero
superando la idea evolucionista de Comte).” (Durand y García, 2004)

5
EL SURGIMIENTO DE LAS CIENCIAS SOCIALES

por Eliseo Verón


-Siglomundo / 69-

LAS DOS RUPTURAS


De hecho, entonces, estas ciencias emergen bajo el
Para las llamadas “ciencias naturales”, no va más signo de las nuevas clases: aparecen como
allá del Renacimiento el punto de arranque de un expresión del acento puesto por la burguesía
progreso rápido, colectivo y acumulativo, que en industrial en el conocimiento de la vida social del
pocos siglos produjo en el mundo occidental un hombre, conocimiento liberado de la especulación
avance mucho mayor que en toda la historia metafísica y que estará destinado, en el futuro, a la
anterior del hombre. Con las ciencias sociales, que preservación y mejoramiento del organismo social,
algunos han llamado “ciencias de la cultura”, por oposición a la ideología marxista que afirmaba
ocurre algo parecido, salvo que el tiempo histórico la necesidad de la acción transformadora de la
es todavía mucho más breve, casi contemporáneo. sociedad. Si bien ambas concepciones proclamaban
Somos bastante generosos si afirmamos que, en su el fin de la filosofía especulativa y la muerte de la
conjunto, las ciencias sociales hacen su aparición autoridad religiosa en el campo de la vida social
efectiva dentro de los últimos cien años humana, la ideología marxista exigía sustituirlas por
aproximadamente. Están, pues, en su más tierna un análisis científico inseparable de la acción
infancia: tal vez pueda decirse que han revolucionaria, mientras que la ideología positivista
comenzado a balbucear sus primeras palabras, de la burguesía buscaba reemplazarlas por la
pero seguramente no han aprendido todavía a práctica de la ciencia, a cargo de las elites
construir frases completas. académicas en formación.

El surgimiento de un nuevo campo de hechos, que Esta primera ruptura estuvo precedida y en gran
comienza a ser estudiado científicamente, depende medida fue provocada por la crítica que la filosofía
del desarrollo de la sociedad. Desde Colbert en racionalista ejerció sobre las concepciones
adelante, pasando por los fisiócratas, Adam teológicas y sus propios fundamentos,
Smith, Ricardo y Marx, la ciencia económica (de estrechamente vinculada con los procesos de
la que no nos ocuparemos aquí), primera de las cambio que afectaron la estructura social de los
ciencias sociales y la única que tiene una historia países europeos, particularmente en los siglos
considerablemente más larga, había avanzado en XVIII y XIX. La Revolución Industrial y sus
estrecha relación con el ritmo marcado por las consecuencias en todos los ordenes llevaron al
alternativas del desarrollo industrial capitalista. primer plano del interés el estudio científico de la
naturaleza y la vida social.
Durante el siglo XIX, cuando ya la primera
Revolución Industrial está consolidada, se Este movimiento general tuvo su desarrollo a través
produce un doble movimiento: el proletariado en de una fundamentación empírica (o sea, positiva, el
expansión se expresa en la ideología socialista que reconocimiento de los hechos tal como son) y
culmina en el análisis científico de Marx, que racional (o sea, la demostración del carácter lógico
tendrá una influencia decisiva sobre las demás del objeto en cuestión). Sin embargo, el
ciencias sociales, durante el siglo XX. La idea del desenvolvimiento de la racionalidad y la
progreso social queda así indisolublemente unida experiencia no iba a tener lugar sin avatares y
a la noción de que el desarrollo capitalista, en retrocesos. Hasta mediados del siglo XIX, si bien
virtud de sus contradicciones internas, tiene un aparecieron disciplinas especiales para el
horizonte histórico preciso, que tocará a su fin con conocimiento del hombre y la sociedad, tales como
el pasaje a la sociedad sin clases. Por otro lado, la la economía política de la escuela inglesa, la
confianza creciente de la burguesía en el progreso búsqueda de un sentido racional general y
ilimitado del capitalismo, genera las primeras totalizador -que enmarcara al objeto descripto- no
formulaciones sistemáticas del análisis científico fue claramente desmentida.
de la vida psíquica y social, considerando como
culminación del desarrollo de los conocimientos A partir de entonces, la parcelación del
humanos. Nacen así, uno tras otro, los proyectos conocimiento humano y social en diversas
de las distintas ramas de las ciencias del hombre y disciplinas (división que en otra perspectiva podría
la sociedad. tener otros fundamentos, correctos o no) no puede
1
desvincularse de la tendencia de la “ciencia lejana. Pero Marx, Freud, Durkheim, Saussure,
oficial” (vinculada a la clase dominante) de Malinowski y muchos otros, son parte de la
negarse a reconocer una razón o una verdad aventura contemporánea.
englobante en el proceso histórico. De este modo,
en una polémica múltiple con el marxismo, que EL NACIMIENTO
como concepción del mundo de una clase en
ascenso sí se reconoce como portador de una A grandes rasgos podemos decir que, al iniciarse el
verdad global del proceso histórico, las diversas siglo XX, estaba ya configurada la situación que se
disciplinas suelen plantear una heterogeneidad ha descripto. Nacen así la antropología, la
irreductible de sus resultados y una separación sociología y la lingüística modernas.
muy peligrosa de sus campos de investigación. Simultáneamente, se van perfilando otras
Esto no significa, por supuesto, que las diversas numerosas ramas y derivaciones de las que no
disciplinas particulares -más allá de las diferencias podremos ocuparnos aquí.
apreciables que al respecto existen entre ellas- no
se consignan avances y resultados efectivos, sino Si el haber nacido bajo el signo de la ideología de
más bien que se encuentran en una situación las clases dominantes es un denominador común
particularmente crítica: asediadas por la para las ciencias sociales en general, tal vez en
racionalidad global del marxismo y por el ningún otro caso esto sea más claro que en la
irracionalismo en que suelen caer muchas de sus antropología: su nacimiento definitivo estuvo
postulaciones, con pocas seguridades acerca de la sustancialmente determinado por la expansión del
corrección de sus objetos parciales y, al mismo colonialismo. Esto no significa abrir juicio acerca
tiempo, sin poder prescindir nunca del planteo de las intenciones y actitudes personales de los
general inherente a la filosofía -que dicen antropólogos: en verdad, muchos de ellos lucharon
repudiar-. duramente por denunciar los males irreparables que
estaba produciendo a las culturas primitivas el tipo
Es cierto, sin embargo, que en un primer momento de contacto creado con ellas por los asentamientos
el peso de la tradición metafísica occidental se coloniales. Pero lo cierto, es que el impulso final
hizo sentir como un grave obstáculo en la que dio origen a las ciencias antropológicas y
constitución de las ciencias sociales, aunque no permitió rendir, en pocas décadas, un enorme
fuera el único. Hay otro campo, que no es el de las caudal de información, fue dado por los proyectos
ideologías producidas por grupos intelectuales, en colonialistas y las grandes potencias capitalistas en
el que se refugia un serio enemigo de la actividad expansión.
de la ciencia: el sentido común. El sentido común
es un sistema muy complejo de creencias Las culturas extrañas, asentadas en tierras lejanas,
ideológicas, difundido en toda sociedad, acerca de fueron siempre un poderoso estímulo para la
los distintos aspectos de la realidad natural y imaginación del “mundo occidental”. El iluminismo
social. Estas creencias tienen por lo general la del siglo XVIII había descrito, a través de
fuerza de la “evidencia” absoluta e indiscutible. Rousseau, la imagen del salvaje dotado del ejercicio
La formación de una disciplina científica que espontáneo de la razón natural y el buen sentido.
estudia un aspecto determinado de la realidad ha Pero esta pintura idealizada se va transformando en
exigido siempre, a lo largo o a corto plazo, la otra muy distinta, representada entre otros por la
destrucción del cúmulo de creencias del sentido obra del pensador francés Lucien Lévy-Bruhl, quien
común existentes acerca de ese aspecto de lo real. en 1910 publica Las funciones mentales en las
Este proceso de destrucción del sentido común ha sociedades inferiores. La calificación de
sido particularmente difícil en las ciencias “inferiores” no es, precisamente, un término
sociales. descriptivo: para Lévy-Bruhl, el primitivo es un
hombre sumido en la irracionalidad mágica e
Esta lucha contra ciertos prejuicios del sentido incapaz de razonamiento lógico: es, en suma, un
común y contra algunas concepciones de la individuo cualitativamente distinto del hombre
metafísica irracionalista configuraría una segunda “blanco, occidental y adulto”. No es casual por
ruptura, necesaria para la constitución de una cierto que esta ideología que ve en las culturas
ciencia de lo social. primitivas un mundo inferior, en la cual Occidente
pretendía reconocer su propia “infancia” ignorante
Ninguna de las dos rupturas se ha completado: e ingenua, haya cristalizado en el momento mismo
ambas luchas se siguen librando actualmente, en que la antropología se constituía definitivamente
como parte esencial del trabajo científico. Galileo, como disciplina científica. Era la primera reacción
condenado por la inquisición, es ya una figura ante una ciencia que, a largo plazo, podía llegar a

2
poner en duda que la sociedad industrial del capitalismo industrial es concebido como punto
capitalista fuera el único mundo verdaderamente terminal de un proceso de alejamiento de los lazos
racional. comunales tradicionales y consecuentemente con
triunfo de la racionalidad social. La tipología de
Este pensamiento, que implícita o explícitamente Tönnies perdurará hasta hoy en innumerables
colocaba al capitalismo industrial en la cúspide trabajos de sociología, y en ella tienen sus raíces los
del progreso humanos, se apoyó en las ideas planteos actuales acerca del pasaje de la “sociedad
evolucionistas, que se difundían cada vez más. tradicional” a la “sociedad de masas” moderna y
Darwin publica El origen de las especies en 1859, desarrollada.
y desde 1862 hasta 1896, aparecen los diez
volúmenes del Sistema de filosofía sintética del En el contexto de este optimismo evolucionista,
filósofo inglés Herbert Spencer (1820-1903), algunos hombres habían comenzado a crear la
donde la evolución es afirmada como ley imagen de la sociología y la antropología como
universal que rige todos los aspectos de la ciencias a la vez teóricas y empíricas. El francés
realidad. La evolución preside también, para Frédéric Le Play (1806-1882), a la vez ingeniero,
Spencer, la vida social: la sociología estudiará economista y sociólogo, había publicado en 1855 su
entonces la larga historia de la adaptación del obra sobre Los obreros europeos, resultado de
hombre a su medio ambiente, con el consiguiente encuestas y estudios de casos de familias obreras en
desarrollo de sus mejores capacidades. En la numerosos países de Europa. El mismo Tönnies
síntesis spenceriana se justifican, en un solo realizó trabajos empíricos sobre los obreros de
movimiento, el lugar privilegiado del capitalismo Hamburgo y otros puertos. El año en que Tönnies
en la historia humana, y el mito de la iniciativa y recibe su doctorado en Tubinga, 1877, aparece en
el perfeccionamiento individuales como Nueva York La sociedad antigua, del
fundamento de la moralidad social. norteamericano Lewis Henry Morgan (1818-1881).
Este libro de Morgan abre el enorme campo de
En su Curso de filosofía positiva (1830-1842) el estudio de los sistemas de parentesco y las reglas
francés Augusto Comte ya había colocado a la matrimoniales en las culturas primitivas, reglas
sociología en el extremos más alto de la jerarquía cuya complejidad ha desafiado hasta hace muy
de las ciencias: el estudio sistemático de los poco la inteligencia de los antropólogos del mundo
procesos sociales marcaba, para Comte, la época “moderno” y aun ha exigido, en los últimos años, el
en que la ciencia pasaba a dominar en forma uso de las computadoras. El impacto de Morgan se
completa el horizonte intelectual de la humanidad. hace sentir profundamente en el marxismo, y se
Comte combinaba esta fe en la ciencia con una revela en la obra El origen de la familia, de la
ideología conservadora: la familia, unidad básica propiedad privada y del Estado, que Engels
de la sociedad, es para Comte una institución de comienza a escribir en 1881-82 y publica dos años
control, que está fundada en “la subordinación más tarde. Ya en 1871, había aparecido La cultura
natural de la mujer”. Sobre la familia se edifica el primitiva de Sir Edward Burnet Tylor (1832-1917).
organismo social, superior al organismo En este libro, Tylor señalaba que muy pocos de
individual. Spencer prolonga el positivismo aquellos que se toman el trabajo de estudiar la
comteano y acentúa la concepción de la sociedad religión primitiva pensarán que se trata de hechos
como un organismo, pero su ideología es más ridículos: descubrirán que los principios de esta
liberal que la de Comte. religión son esencialmente racionales. Al mismo
tiempo, Tylor proporciona la primera definición
En 1877, Ferdinand Tönnies publicó un libro que sistemática del concepto de “cultura”, como esa
tendrá enorme influencia: Comunidad y sociedad. “totalidad compleja que incluye conocimiento,
En él, el modelo de la sociedad como un creencia, arte, moral, ley, costumbres y todas las
organismo natural es colocado en perspectiva demás capacidades y hábitos adquiridos por el
histórica, como un tipo particular de sociedad. La hombre como miembro de la sociedad”.
“comunidad” posee todos los rasgos de una
totalidad orgánica, está basada en las relaciones de En Londres, Sir James George Frazer (1854-1941)
confraternidad y parentesco, y predomina en ella publica, en 1890, la monumental obra La rama
el derecho familiar. La fuente básica de la riqueza dorada. Frazer reunió en ella una enorme colección
es la tierra. La “sociedad” en cambio es aquella de creencias y mitos de culturas primitivas. Su
colectividad asentada en la razón y el contrato: es, trabajo no había sido, con todo, demasiado pesado:
en suma, la sociedad capitalista. Esta dicotomía de Frazer jamás se movió de su sillón para especular
Tönnies sintetiza y consagra para la sociología sobre el mundo primitivo, y se cuenta que cuando
una visión de la historia en la que el surgimiento se le preguntó por qué no había hecho nunca trabajo

3
de campo directo, visitando culturas primitivas, los registros realizados por su jefe. Ya en 1822, el
respondió: “¡Dios me libre!” Aunque pasó buena astrónomo alemán Bessel descubrió que estas
parte de su vida en recolectar esas creencias, diferencias en el registro del paso de las estrellas
Frazer pensaba que nada podía aprenderse de provocaba numerosos errores, pero obedecían a
ellas, que eran creencias “absurdas”. variaciones sistemáticas entre distintas personas:
una función concebida en términos puramente
Más allá de esta lucha entre la formación de una fisiológicos, la visión, parecía estar afectada por
actitud científica objetiva y respetuosa de su diferencias regulares entre los individuos. Se
objeto, y los prejuicios contra las culturas de los designó este hecho con el nombre de “ecuación
“salvajes”, se iban multiplicando las expediciones personal”. Aunque la anécdota tal vez no tenga
antropológicas en distintos lugares del mundo. El mucha importancia histórica, simboliza muy
continente australiano es un ejemplo típico y un claramente la apertura de un enorme campo de
caso históricamente importante. Los hecho que comenzaba así a desprenderse del terreno
colonizadores ingleses encontraron allí lo que de la anatomía y la fisiología: lo “personal” era una
parecían ser las culturas más primitivas variable importante en el funcionamiento de las
imaginables: tribus nómades que vivían a nivel de facultades sensoriales del hombre. Se comenzaron a
subsistencia y estaban tecnológicamente en la realizar ingeniosos experimentos, con animales y
Edad de Piedra. El interés se volcó hacia las hombres, sobre el “tiempo de reacción”. La
culturas australianas, y durante buena parte del principal figura de esta época es Hermann von
siglo XIX se sucedieron las monografías sobre su Helmholtz, quién realizó importantes experimentos
vida y costumbres. en el campo de la percepción visual y auditiva. Pero
iba a ser uno de los ayudantes de Helmholtz,
Baldwin Spencer y H.J. Guillén escriben en los Wilhelm Wundt (1832-1920), quién se convertiría
últimos años del siglo, y tras numerosos contactos en la figura más importante de esta línea en el siglo
directos, varios libros de minuciosa descripción de XX y fundador, en Leipzig, del primer laboratorio
las sociedades australianas. Nadie imaginaba de psicología experimental en el año 1879. La
entonces que muy poco después, el médico vienés influencia de Wundt fue enorme; elaboró a la vez la
Sigmund Freud utilizaría esos datos en Tótem y teoría psicológica e impulsó los estudios
tabú para mostrar cómo mecanismos psicológicos experimentales. Combinó su preocupación por la
elementales e “irracionales”, semejantes a los exactitud y la medición de los hechos psíquicos,
revelados en la conducta de los clanes totémicos con la afirmación de la importancia central de la
australianos, se alojaban en el inconsciente de los introspección (la auto-observación sistemática de
más civilizados miembros de la sociedad los fenómenos de la conciencia) como método de la
industrial. psicología. Sostuvo la teoría del paralelismo
psicofísico, forma rudimentaria del afán de
En esos mismos años que llevaron al umbral del autonomía de la psicología: a cada “experiencia” en
siglo XX, había otra gestación que estaba llegando el plano consciente le correspondía un hecho en el
a su término, y que se había extendido durante plano de los proceso fisiológicos. Pero su teoría
buena parte del siglo XIX: el “alma humana”, ese admitió la importancia básica de fenómenos más
territorio sobre el cual durante tanto tiempo se complejos que las sensaciones: los sentimientos y la
tejieron las filigranas del espiritualismo, era voluntad, y elaboró un modelo del proceso
conquistado para la investigación, y nacía la psicológico: primero, el individuo recibe un
psicología. Este proceso se desarrolló estímulo (hecho puramente fisiológico); segundo,
simultáneamente en dos líneas principales, ambas ese hecho fisiológico pasa a la conciencia como una
muy aproximadas a las ciencias biológicas y “experiencia” (percepción); tercero, el sujeto
médicas de la época: una, la psicología identifica el hecho y “sintetiza” la experiencia
experimental; la otra, la psiquiatría. (apercepción); por fin, un acto de voluntad pone en
marcha la respuesta del individuo al estímulo.
La dimensión propiamente psicológica de un Wundt realizó o impulsó numerosos experimentos
estudio experimental de la vida psíquica se fue en el campo de los mecanismos de asociación de
construyendo sobre la base de numerosos estudios palabras, y hasta incursionó en la psicología de los
dominados por intereses fisiológicos y pueblos, subrayando la importancia del lenguaje en
preocupados por el funcionamiento del sistema la organización de la estructura psíquica.
nervioso. Se cuenta que un empleado del
observatorio astronómico de Greenwich había La influencia de la obra de Wundt se extendió
sido despedido porque sus registros del paso de rápidamente por toda Europa y también a América,
las estrellas eran sistemáticamente diferentes de transmitida por sus discípulos. En 1883, Stanley

4
Hall crea en la universidad John Hopkins el con el surgimiento de teorías físico-orgánicas de las
primer laboratorio de psicología experimental de psicosis, encuadradas dentro de las ciencias
los Estados Unidos, y en 1892 funda la médicas. Por otro lado, como resultado de la
Asociación Norteamericana de Psicología. Ese difusión en Europa del mesmerismo, que afirmaba
mismo año Titchener, otro discípulo de Wundt, es la influencia del metal magnetizado para curar toda
nombrado director del laboratorio psicológico de clase de enfermedades, comienzan a investigarse
la Universidad de Cornell. Los comienzos de la los fenómenos de sugestión. Poco a poco se
psicología en los Estados Unidos están signados delimitó el campo de estudio de los procesos
pues por la herencia wundtniana. hipnóticos. En la segunda mitad del siglo XIX, una
célebre clínica de Nancy, en Francia, practicaba
La concepción de Wundt amalgamó ciertos temas asiduamente la terapia por medio de la sugestión.
vinculados al idealismo filosófico (importancia de Bajo la sugestión, se provocaban cambios
la voluntad, primado de la conciencia), con las sorprendentes en la conducta de muchos individuos
exigencias de la exactitud científica: con crisis “nerviosas”. Esto fue asociado, cada vez
experimentación, rigor en la observación, más en forma más clara, a la noción de que la
fundamentación de los conceptos en los hechos. conciencia puede estar dividida. En 1878, el
Esta síntesis inestable fue de una importancia neurólogo francés Jean Martin Charcot es
decisiva par el nacimiento de la psicología. Su nombrado director del Hospital de Mujeres de
acento en la experimentación prolongaba la París. Introduce el método clínico en el estudio de
tradición de las investigaciones biológicas y las enfermedades mentales y comienza a investigar
fisiológicas que se desarrollaron durante todo el los síntomas de la histeria. Seis años después, llega
siglo XIX. Sin embargo, la crisis del positivismo Freud a París. Tenía entonces 29 años y se proponía
(ver SIGLOMUNDO, “El auge del colonialismo”, estudiar neurología con Charcot. Diez años más
págs. 289-312) también se refleja en la psicología. tarde, en 1895, publica en colaboración con Joseph
Breuer el primer escrito que inaugura el
Tres años antes de que Wundt fundara su psicoanálisis: los Estudios sobre la histeria.
laboratorio, había aparecido en la revista Mind un
artículo firmado por un profesor norteamericano Ese mismo año Emile Durkheim, un profesor de
de fisiología que en ese momento contaba con Burdeos que cuenta con 37 años de edad, publica
treinta y cuatro años: William James. Al publicar, las Reglas del método sociológico, y, dos años más
catorce años más tarde, sus Principios de tarde, El suicidio. Hasta 1891 y durante diez años,
psicología, James introduce en la nueva ciencia un había estado en París un suizo, Ferdinand de
pensamiento ya claramente alejado del Saussure, enseñando en la Escuela Práctica de Altos
positivismo, que refleja las corrientes Estudios. Durkheim recién se traslada a París en
irracionalistas de fin de siglo. Para James, lo 1892, cuando Saussure ha vuelto ya a su ciudad
importante no es determinar estáticamente los natal, Ginebra, donde continua dictando cursos, que
“elementos” de la estructura psíquica, sino nunca publicó, sobre una teoría general del
describir el dinamismo de la “corriente del lenguaje. En 1912 aparece el último libro de
pensamiento”. Sin embargo, junto a esos Durkheim: Las formas elementales de la vida
ingredientes irracionalistas o tal vez precisamente religiosa. Dos alumnos de Saussure, sobre la base
por ellos, James introduce cierta desconfianza en de apuntes de clase, publican sus enseñanzas recién
el método introspectivo preconizado por Wundt: en 1916, bajo el nombre de Curso de lingüística
muchos proceso de la conciencia son confusos, general. Saussure había muerto tres años antes. En
vagos, imposibles de captar con claridad. La esos años que llevaron de un siglo a otro, tres
liquidación del primado de la conciencia y del hombres habían dado los pasos definitivos. Porque
método introspectivo culmina en las primeras con Freud, Durkheim y Saussure, la psicología, la
décadas del siglo XX, en particular con la enorme sociología y la lingüística no estaban naciendo,
influencia de la noción de Inconsciente en el comenzaban a recorrer los años -decisivos- de su
psicoanálisis, que sería el más serio rompimiento primera infancia.
con el sentido común dentro de la psicología.

La otra línea que confluye, a fin de siglo, en el


nacimiento de la ciencia psicológica es la
psiquiatría. En la Edad Media se suponía que los
enfermos mentales, los “insanos” eran “poseídos
por el demonio”. Durante los siglos XVI, XVII y
XVIII se destruye esta concepción demonológica,

También podría gustarte