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Envejecimiento prematuro

Ante el aumento de la esperanza de vida, mantener hábitos saludables y evitar factores de riesgo se
torna fundamental, si queremos vivir mejor nuestra madurez.

Esperanza de vida al nacer en Perú es de 72 años en hombres y 77.3 en mujeres


Ante una concepción aún hoy muy enraizada, según la cual, envejecer implica pasividad y dependencia,
los paradigmas de envejecimiento activo y saludable ponen el acento en la autonomía, los derechos
sociales y la vinculación relacional de las personas mayores. Se trata de cambiar la visión actual del
envejecimiento por otra que valore las contribuciones de la gente mayor, que rechaza la discriminación
por la edad y pretende reducir las desigualdades, y que proporciona entornos y oportunidades para que
las personas mayores puedan hacer las elecciones más saludables para mejorar su independencia y
su calidad de vida.

El deterioro funcional que acompaña el envejecimiento puede posponerse manteniendo una vida física,
mental y social activa. Por tanto, el objetivo de los programas de promoción de la salud dirigidos a las
personas de edad avanzada, no consisten en prolongar la vida indefinidamente, sino, ante todo, en dar la
mejor vida posible a los años que le quedan a cada persona.

El envejecimiento saludable se define como el proceso de optimizar las oportunidades de salud física,
mental y social que permiten a la gente mayor participar activamente en la sociedad, sin padecer
discriminación y gozar de una calidad de vida buena e independiente.

La propuesta de una estrategia de promoción del envejecimiento activo y saludable gira en torno a diez
líneas:

Participación y soporte social, salud mental, entorno, nutrición, actividad física, prevención de las lesiones,
malos tratos, abuso de substancias adictivas (alcohol, tabaco), uso de medicamentos y problemas asociados
y servicios de prevención.

Ahora sabemos que se puede tener una buena vejez y vivirla con vitalidad. Esta labor depende de
cada uno, porque como bien se dice la vejez activa no sucede al azar.

El deterioro funcional que acompaña el envejecimiento puede posponerse manteniendo una vida física,
mental y social activa. Por tanto, el objetivo de los programas de promoción de la salud dirigidos a las
personas de edad avanzada, no consisten en prolongar la vida indefinidamente, sino, ante todo, en dar la
mejor vida posible a los años que le quedan a cada persona.

El envejecimiento saludable se define como el proceso de optimizar las oportunidades de salud física,
mental y social que permiten a la gente mayor participar activamente en la sociedad, sin padecer
discriminación y gozar de una calidad de vida buena e independiente.
La propuesta de una estrategia de promoción del envejecimiento activo y saludable gira en torno a diez
líneas:

Participación y soporte social, salud mental, entorno, nutrición, actividad física, prevención de las lesiones,
malos tratos, abuso de substancias adictivas (alcohol, tabaco), uso de medicamentos y problemas asociados
y servicios de prevención.

Ahora sabemos que se puede tener una buena vejez y vivirla con vitalidad. Esta labor depende de
cada uno, porque como bien se dice la vejez activa no sucede al azar.

envejecimiento activo por la Organización Mundial de la Salud es la


siguiente: “proceso por el que se optimizan las oportunidades de
bienestar físico, social y mental durante toda la vida

¿POR QUÉ ENVEJECEMOS?

El envejecer es un proceso natural a lo largo del ciclo de la vida. Todo organismo vivo nace y muere. Sin
embargo, encontramos una paradoja en lo referido a esta evolución natural:

 Las etapas de la infancia, adolescencia y juventud se asocian al crecimiento personal.


 La de la edad adulta al fin o conclusión de este desarrollo.
 Mientras, la vejez se relaciona con el declive o deterioro del funcionamiento físico, incluso moral.

La juventud no siempre ha de ir ligada a lo positivo (“estar bien”), ni la vejez a lo negativo (“estar mal”).
Y esta correspondencia no es del todo cierta: mientras vivimos, existen posibilidades de mejoras y cambios
positivos.

La edad funcional: la medición del envejecimiento

Los años que tenemos no son la condición adecuada para


determinar que una persona es vieja. Los geriatras han
desarrollado otra forma de medición, la denominada edad
funcional.

La edad funcional analiza el ejercicio de nuestro


organismo desde una perspectiva biológica, psicológica
y social para determinar cuán viejos somos. Es decir,
estudia cómo funciona nuestro sistema de arterias, el
estado de los músculos y los tejidos; cómo razonamos,
sentimos, emocionamos y nos relacionamos con los
demás y cómo nos implicamos en la vida.

Así, vemos que hay personas que envejecen de distintas


maneras. Dos personas mayores (por ejemplo de setenta
años) tomadas al azar, divergen mucho más entre sí que
dos niños, dos adolescentes o dos adultos jóvenes. Esto
nos indica que es en el período de la vejez cuando se
diferencian, más que en cualquier otra etapa de la vida.

TIPOS DE ENVEJECIMIENTO

Dada la diversidad de envejecimientos los geriatras coinciden en clasificar la vejez en tres tipos:

 Vejez normal: la que implica una serie de cambios graduales biológicos, psicológicos asociados a la edad,
intrínsecos e inevitables, que ocurren como consecuencia del paso del tiempo. Por tanto, una persona vieja
normal sería la que presenta la “media” de los parámetros correspondientes a su funcionamiento biológico,
psicológico y social.
 Vejez patológica: aquella que cursa con alguna enfermedad y discapacidad asociada a cambios que no
son una parte necesaria del envejecimiento. Está confirmada la relación de a mayor edad, mayor
probabilidad de enfermar. La mayor parte de los programas para la “tercera edad” van dirigidos a este tipo
de vejez.
 Vejez activa, satisfactoria, con éxito o competente: es aquella que cursa en las mejores condiciones
posibles con baja probabilidad de enfermar, con alto funcionamiento físico funcional, cognitivo y afectivo
y gran compromiso con la sociedad. Este tipo de vejez es la más deseable.

El lograr envejecer bien depende hasta un 75% de nuestros hábitos y de las oportunidades que nos
brinde nuestro entorno social. Envejecer bien lo logramos con cuatro fundamentos clave:

 Buena salud y ajuste físico.


 Funcionamiento intelectual.
 Afecto y compromiso.
 Afecto y control

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