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El cine ha sido una herramienta que por años ha sido de forma didáctica con el fin
de mostrar conflictos morales que se han desarrollado teóricamente. La filosofía es
nacida del asombro donde se cuestiona las preguntas, buscando las respuestas de los
posibles y/o problemas que hay para indagar. La filosofía académica ha empezado a
ensanchar el camino recuperando el interés por el cine e integrándose de nuevo en
la teoría fílmica como marco institucionalizado de reflexión. (CHAVOLLA Arturo,
2015).de esta manera parece ilógico que el cine y la filosofía son dos cuestiones
incompatibles. Solemos asociar la idea de ir al cine con divertirnos, pasarlo bien,
comer palomitas, beber un refresco de cola, amigos, etc. En cambio, si hablamos de
filosofía, solemos asociarlo a aburrirnos, rollo de colegio, profesor insoportable, etc.
Y la verdad es muy distinta.
Parece que la filosofía debe ser una cosa muy aburrida; pero si conseguimos buscar
y conocer su verdadero sentido, la filosofía es lo más interesante que puede hacer el
ser humano; es buscar el oculto significado de las cosas visibles. Y, para
escenificarlo, nada mejor que contar con una buena película; una de esas que te
hacen pensar, darle vueltas a lo que has visto en la pantalla para buscar lo que quiere
transmitir el director. Si queremos buscar el origen del cine podemos pensar en el
teatro clásico de Grecia. El teatro, en su origen, sirve para educar a la ciudadanía,
para trasmitir valores. Si estas ideas ya se trabajan con el teatro clásico de Grecia,
con una película, capaz de transportarnos al espacio infinito, a las profundidades de
nuestros océanos, de hacernos vivir dramas profundos, de vivir amores intensos y
apasionados.
Es probable que el cine nos presente un lenguaje más apropiado que el lenguaje
escrito para enfrentar algunos supuestos filosóficos, sin tratar de establecer verdades
acabadas o pensamientos definitivos e inmutables, ni mucho menos tratar de ver en
todas las películas una concatenación filosófica tal vez inexistente.
Ante la reflexión del cortometraje El Espectador emancipado, es un espacio de
intercambios textuales sobre cine. El objetivo es formar “entramados” o series de
textos críticos y analíticos, cadenas de lectura y escritura alrededor de diferentes
películas, para abrir el abordaje hacia ellas, intercambiar opiniones, para ampliar el
espectro de observación y reflexión de cada visitante-espectador, en tanto agente
activo. El cine es un arte que nace como mercancía, como entretenimiento y registro,
técnica e ilusión. La imagen cinematográfica es, tal vez, la más potente de todas, la
más accesible y la más hipnótica.
Trabajos citados
CHAVOLLA Arturo. (Junio de 2015). Sincronía. Obtenido de
file:///C:/Users/Margarita%20Reyes/Downloads/Cien%20y%20filosof%C3%
ADa%20Arturo%20Chavolla.pdf