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que nunca se acaba, ya que lo infantil nos sigue de cerca, nos lleva a
Convivir significa vivir junto con otros, y esto sin duda, supone tensiones dado que
no todas las personas pensamos, sentimos y actuamos de la misma manera ni
tenemos los mismos intereses. En la escuela, estas tensiones pueden manifestarse
de modos diversos y entre diferentes actores. Habitar un espacio y un tiempo
común bajo la condición de la obligatoriedad escolar no es tarea fácil y constituye
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Convivir es hacer y pensar con el otro y no a pesar del otro, y esto implica poder
aceptar distintos puntos de vista, opiniones y formas de vida aunque no estemos de
acuerdo con ellas. No sólo se trata de reconocer las diferencias sino de respetarlas y
enriquecernos a partir de ellas. Tal vez, una de las mayores riquezas que ofrece la
escuela pública es la posibilidad de un encuentro abierto y plural.
Estos videos son parte de las actividades desarrolladas por el proyecto Aprender a
Vivir Juntos. Aquí, los niños, las niñas y adolescentes hablan acerca de temas
como el amor y las diferentes creencias religiosas. Sus opiniones se comunican en
un ámbito de respeto y convivencia.
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Ahora bien, suele suceder que para pertenecer a un “nosotros” nos diferenciamos
de “ellos”. La construcción social de esta diferenciación no necesita realizarse como
una relación de antagonismo. Y sin embargo en nuestras sociedades, en las que
constantemente se estimula la competencia, abundan los ejemplos en los que, con
el argumento (o la excusa) de afirmar una identidad determinada, el otro es
construido como enemigo.
Gran parte de la tarea que nos toca desde la escuela consiste en ampliar las
oportunidades para construir respeto y reconocimiento hacia el otro. Cuando se
discrimina, la otra persona es colocada en un plano de inferioridad y se le hace
saber, más o menos explícitamente, que no es digna de nuestro acercamiento o
consideración. Se la destituye de la categoría de semejante, se la deshumaniza.
De hecho, en la vida social y en la vida escolar, este Otro, visto como extraño,
diferente en relación a un supuesto patrón de normalidad, suele estar estigmatizado
y subalternizado, es decir, visto como un individuo o grupo inferior. Tal como afirma
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Carina Kaplan4, es preciso tener en cuenta que todos nosotros vamos fabricando
una idea acerca de nosotros mismos a partir de cómo nos ven los demás. Somos
como somos pero también como somos percibidos y nominados por los otros.
Fabricamos una idea, una imagen y una auto-valoración en base a la mirada que los
otros nos devuelven.
En el cuento“El Indigno”de Jorge Luis Borges un personaje afirma que: “todos nos
parecemos a la imagen que tienen de nosotros. Yo sentía el desprecio de la gente y
yo me despreciaba también".
Nos preguntamos entonces: ¿quiénes son esos otros significativos que nos
constituyen?
Se hace necesario entonces, reflexionar sobre los prejuicios, los estereotipos y los
etiquetamientos como formas a partir de las cuales se refuerza la discriminación, y
se fabrica una imagen inferiorizada/desvalorizada sobre los otros.
Ser parte del grupo o quedar por fuera es una cuestión vertebradora del tipo de
vínculos que establecen entre sí los estudiantes. A partir de estas consideraciones
podemos empezar a preguntarnos acerca de las clasificaciones y jerarquías que se
establecen en los grupos de estudiantes como así también preguntarnos por cuáles
son las clasificaciones y jerarquías que se establecen a través de la propuesta que la
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escuela hace a sus estudiantes. ¿Pueden ser todos y cada uno de ellos valorados en
su singularidad a partir de su participación en la clase y en la escuela?, ¿se generan
espacios de debate y diálogo acerca de las diferentes formas de discriminación?
Violencias y Escuela
https://youtu.be/3CpK4-4yLRQ
Segunda parte:
https://youtu.be/ktmpjZwsB4Y
Para comenzar, podríamos decir que quizás la característica más evidente del
fenómeno de la violencia en las escuelas sea su mediatización. En el discurso de
ciertos medios de comunicación predomina una visión criminalizante y judicializante
sobre los estudiantes en la cual se asocian de manera unilineal violencia y delito, y
donde las respuestas que -más o menos explícitamente- aparecen como necesarias
son las llamadas “mano dura” y “tolerancia cero”.
Al respecto cabe preguntarnos acerca del origen del término “violencia escolar” ¿De
dónde proviene?
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Una de las creencias que sostiene este tipo de perspectivas como la de Tolerancia
cero es que si un niño transgrede desde muy pequeño y no es castigado a tiempo,
esa conducta puede ser la génesis de futuras transgresiones más graves. Es decir,
una pequeña transgresión en la escuela puede ser el germen de un acto delictivo a
futuro, Según el sociólogo francés Loïc Wacquant, estudioso de la desigualdad y las
violencias urbanas, y crítico de la Tolerancia cero, el supuesto de esta política es
que “(…) si se lucha paso a paso contra los pequeños desórdenes cotidianos se logra
hacer retroceder las grandes patologías criminales” 9.
Siguiendo los aportes de Eugenio Zaffaroni digamos que “lo punitivo se comporta de
modo excluyente, porque no solo no resuelve el conflicto, sino que también impide
o dificulta su combinación con otros modelos que lo resuelvan”. La escuela tiene la
obligación de generar las condiciones para que otros modos de resolución de la
conflictividad tengan lugar10.
“El poder punitivo redujo a la persona con el hueso roto a un mero dato, porque no
toma parte en la decisión punitiva del conflicto. Más aún: debe mostrar su hueso
roto y si no lo hace el poder punitivo la amenaza como testigo remiso y puede
llevarla por la fuerza a mostrar lo que el agresor le hizo. La característica del poder
punitivo es, pues, la confiscación de la víctima, o sea, que es un modelo que no
resuelve el conflicto, porque una de las partes (el lesionado) está, por definición,
excluida de la decisión. Lo punitivo no resuelve el conflicto sino que lo cuelga, como
una prenda que se saca del lavarropas y se tiende en la soga hasta que se seque.
Imaginemos que un niño rompe a patadas un vidrio en la escuela. La dirección
puede llamar al padre del niño para que pague el vidrio, puede enviarlo al
psicopedagogo para ver qué le pasa, también puede sentarse a conversar con él
para averiguar si algo le hace mal y lo irrita. Son tres formas de modelos no
punitivos: reparador, terapéutico y conciliatorio. Pueden aplicarse los tres modelos,
porque no se excluyen. En cambio, si el director decide que la rotura del vidrio
afecta su autoridad y aplica el modelo punitivo expulsando al niño, ninguno de los
otros puede aplicarse. Es claro que el director, al expulsar al niño, refuerza su
autoridad vertical sobre la comunidad escolar”.
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Cabe destacar que no todos los acontecimientos son tomados como insumos por los
medios de comunicación y convertidos en noticia. Esto nos ayudará a interpretar y
describir las noticias que aparecen catalogadas como “violencia escolar” en los
medios de comunicación.
Para profundizar
¿Por qué no nos parece adecuado hablar de “violencia escolar”? Hace un tiempo que
comenzamos a acostumbrarnos a leer en los diarios, ver en internet y en la
televisión hechos de violencia bajo el epígrafe “violencia escolar”. Los hechos se van
presentando como casos sobredimensionados y espectacularizados donde las
escuelas se muestran como lugares inseguros, los niños/jóvenes como violentos y
los adultos como impotentes. No hay nada nuevo en la violencia en, de, y hacia la
escuela, lo que si hay es mayor visibilidad. Con un celular se puede filmar todo,
subirlo a YouTube y ponerlo a disposición de la TV, que lo pasa 15 veces
sobredimensionando y espectacularizando dicha situación, y en muchos casos
vulnerando derechos y estigmatizando a los niños/as y adolescentes. Los medios
son parte de nuestro medio ambiente, pero vivimos en una sociedad que en parte
ha construido un miedo ambiente y es interesante que la escuela se constituya
en un filtro cognitivo, para que los niños/as y adolescentes puedan transformarse o
dejar de ser espectadores pasivos y constituirse en ciudadano.
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el joven prevalecen? ¿Qué visión predomina sobre la institución, los alumnos/as, los
directivos, los docentes, preceptores, etc?
Al construir las noticias sobre violencia en las escuelas, se observa que ciertos
medios de comunicación lo hacen a través de etiquetamientos, rótulos o metáforas
que reducen el fenómeno, lo descontextualizan y lo simplifican. Esta operación
desliza la mirada hacia sentidos estigmatizantes en torno a la escuela y sus actores.
- ¿Se reitera el uso de metáforas que vinculan los hechos descriptos con
cierto peligro o amenaza? Estas metáforas que sostiene la existencia de, por
ejemplo, una “ola” o “epidemia” de violencias en las escuelas que tiñe todo el
cotidiano escolar, o se representa a la escuela como un campo de batalla.
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- ¿En qué sección del diario aparece la noticia? Frecuentemente estas noticias
aparecen en la sección referida al ámbito policial (y no educativo).
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Como sostiene el sociólogo alemán Norbert Elias, los cambios sociales producen
modificaciones en las costumbres humanas, lo que implica una transformación en
las estructuras y hábitos psíquicos14.
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Una pregunta que nos puede resultar útil para pensar en los estudiantes, sus
vínculos y la dinámica de los grupos escolares, es la pregunta por las modalidades
de construir respeto en la escuela. Como señala Richard Sennett 15 el respeto
constituye un aspecto fundamental de la experiencia social e individual de las
personas. La vivencia de respeto no puede pensarse por fuera de la relación
social porque las personas necesitamos de la confirmación de los otros
para sentirnos respetados. Niños/as y jóvenes necesitan tener un lugar en el
propio grupo de compañeros. El hecho de ser o no respetado y reconocido por parte
de sus pares tiene fuerte incidencia en la manera en que establecen sus vínculos
dentro de la escuela.
Otro aspecto que puede brindarnos una explicación acerca de las situaciones de
violencia en la escuela, es aquel que la vincula como el emergente de la ausencia de
sentido en la vida. Este sinsentido sin dudas puede ponerse en cuestión en la
escuela, en los proyectos educativos que posibilitan pensar en un por-venir, en un
futuro junto con otros, en la revalorización de la autoestima y del “ser para otros”.
Cabe destacar que en los últimos tiempos, ha cobrado mucha relevancia, sobre todo
a través de los medios de comunicación, el fenómeno de acoso u hostigamiento
entre pares en la escuela, más conocido como Bullying 18. El fenómeno del acoso
entre pares existe y es importante ser conscientes de ello para poder abordarlo. No
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Eugenia y Gabriela alumnas de 7mo grado mientras esperan que la maestra entre
al aula, discuten por un problema entre ellas, mientras la maestra está
ingresando al aula, escucha que Gabriela dice: “¡¡¡basta Eugenia!!! me tenés
cansada sos una puta y ya te lo dije varias veces no me jodas más a mí, conmigo
no te metas o te la vas a ver mal” Eugenia con los ojos rojos sale corriendo de
aula.
Pensemos juntos:
Dan Olweus20, un referente de este paradigma del bullying, sostiene que quienes
han sido “victimarios” con frecuencia incurren en delitos en su vida adulta mientras
que las “víctimas” pueden llegar a episodios de suicidio ulteriores. Apelando a estos
mismos argumentos, es importante también cuestionar el uso de categorías
dicotómicas provenientes de la criminología clásica, más propias del delito y del
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Debemos preguntarnos entonces, no por las características que hacen que un sujeto
sea violento sino por las condiciones relacionales que promueven que determinados
sujetos o grupos se comporten de modo violento, y el contexto en que esa
manifestación ocurre.
Nadie “es violento” sino que, en todo caso “está violento” bajo determinadas
circunstancias, que deberán ser parte inexorable del análisis de ese comportamiento
para poder intervenir pedagógicamente.
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tienen por qué ser necesariamente "así", pueden ser de ese modo, pero también de
otro. Y ahí es donde se abre el abanico de posibilidades para la intervención
educativa.
Desde esta perspectiva, es necesario que la escuela pueda abordar las situaciones
de violencia o específicamente de acoso para pensar y definir sus propias prácticas
de construcción de espacios de convivencia democráticos.
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Pensemos:
Como venimos trabajando en las clases, la concepción que propone este seminario
se aleja de soluciones que se sustentan en la desconfianza entre unos y otros, en la
noción del otro como fuente de peligro, como potencial enemigo, ya que, estas
miradas, lejos de resolver el problema, lo agravan. Por ello, apostamos al
fortalecimiento del lazo social, a la promoción de la noción del otro como semejante,
es decir, como alguien diferente de uno mismo pero con idénticos derechos.
La escuela es uno de los espacios sociales, que puede revertir destinos que parecen
inexorablemente sentenciados al fracaso o la marginalización.
“La escuela sirve para defenderse fuera, saber cómo hablar, saber tratar
con otros, tener paciencia. Esta escuela para mí…es la mejor familia que
me ha tocado, me ha ayudado a salir adelante en muchísimas cosas (...), la
mejor familia que me toco, es esta escuela…”
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Actividades
Actividad obligatoria
http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?rec_id=126679
Material de estudio
Sugerimos la lectura del Texto “Acoso entre pares: orientación para actuar
desde la escuela”. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación, 2014.
Bibliografía
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Lecturas sugeridas
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Notas
[1] Esta clase ha sido elaborada tomando los aportes del documento: “La convivencia en la escuela.
Recursos y orientaciones para el trabajo en el aula.” 1 ed. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la
Nación, 2010.
[3] Sennett, Richard. El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad. Anagrama,
Barcelona, 2003.
[4] Kaplan, Carina. Talentos, dones e inteligencias, El fracaso escolar no es un destino. Buenos Aires,
Colihue, 2008.
[5] Bleichmar, Silvia: La subjetividad en riesgo, Topía Editorial, Buenos Aires, 2005, pp. 65-66.
[7] Kaplan, Carina. •Kaplan, Carina, V: Violencias en Plural. Sociología de las violencias en la escuela.
Buenos Aires, Miño y Dávila, 2006.
[8] Brener, Gabriel. Inclusión democrática en la escuela: hacer lugar y ser parte. Revista el Monitor [en
línea] Septiembre de 2014 nº 35. [Fecha de consulta: 21 de Septiembre de 2014]. Disponible
en:http://elmonitor.educ.ar/secciones/dossier/inclusion-democratica/
[9] Wacquant, Loic: Las cárceles de la miseria. Manantial, Buenos Aires, 2000, p.28.
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[10] Zafaroni, E “La cuestión Criminal”, Suplemento Especial, Página 12, Junio 2011
[12] Zafaroni, E “La cuestión Criminal”, Suplemento Especial, Página 12, Junio 2011.
[15] Sennett, Richard. El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad. Anagrama,
Barcelona, 2003.
[16] Kaplan, Carina, V: Jóvenes en turbulencia. Miradas críticas contra la criminalización de los
estudiantes. En Propuesta Educativa N°35, FLACSO, 2011, p.95-103.
[17] Este apartado ha sido elaborado tomando como base los aportes de Guía: Acoso entre pares:
orientación para actuar desde la escuela. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación, 2014.
[18] Se opta por el uso de términos castellanos tales como acoso u hostigamiento, en lugar del término
inglés bullying, porque connota significados que en este material no se comparten (el término bullying
significa, literalmente, “toreo”).
[19] Extraído de la Guía: Acoso entre pares: orientación para actuar desde la escuela. Buenos Aires:
Ministerio de Educación de la Nación, 2014. p. 19.
[20] Psicólogo noruego, autor del libro Conductas de acoso y amenaza entre escolares, 1998.
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