Está en la página 1de 10

COMENTARIO DE TEXTO: TUTMOSIS IV Y LA

ESFINGE

Álvaro CARPINTERO GÁLVEZ


Historia del Egipto Faraónico
Grupo 210
2017/2018
alvaro.carpintero@estudiante.uam.es

I. ENCUADRAMIENTO TEMÁTICO Y ESPACIO-TEMPORAL


DEL TEXTO

 Tipo de texto y características principales

La inscripción jeroglífica que compone la denominada “Estela del Sueño” del faraón
Tutmosis IV, el octavo de la XVIIIa Dinastía Manetoniana, es de tipo tanto político
como religioso. En sí, el texto se puede insertar perfectamente dentro de un género
literario que recoge todos aquellos pasajes y textos cuyo tema principal son las
ensoñaciones así como las profecías. Dicho género recibe el nombre de “Libros de los
Sueños”1. Tenemos constancia de su existencia a partir del Primer Periodo Intermedio.
Estaban dirigidos a proteger al difunto dormido mediante rituales elaborados, alejándolo
así de las pesadillas enviadas (según el ideario religioso egipcio al respecto) por
enemigos y demonios y ayudándolo a combatirlas. Su esencia e intencionalidad tienen
como principal objetivo “combatir todas las ensoñaciones maliciosas en todos los malos
sueños”. A raíz del denominado “Papiro bíblico Chester Beaty”, de tiempos de la XIIa
Dinastía, que se creó a modo de manual para la interpretación de estos sueños y
profecías y ubicado actualmente en el British Museum, es conveniente destacar que su
importancia y utilización en otros periodos algo más tardíos como el Reino Nuevo – que
es el que concierne a este trabajo – influyeron en la elaboración de copias póstumas a la
originaria en tiempos del reinado de Ramsés II bajo la supervisión de su escriba real de
la villa de los trabajadores de Deir el-Medina.

1
Sobre este tema, vid: “The Oxford Encyclopedia of Ancient Egypt”. Vol.1. págs. 410-411.

1
 ¿Quién o quiénes son los autores?
Antes de decir de mano de quién/es fue inscrito este pasaje de la vida de
Tutmosis IV en la estela se precisa la división en dos partes fundamentales de su
traducción:
- Una primera parte referida a la advocación o nombramiento del
monarca utilizando para ello los correspondientes mecanismos de
formulación y titulaturas reales (líneas 1-24 de la traducción)
- Una segunda que justifica el por qué de la creación de la estela a raíz
de lo que le pasó al faraón, de edad adolescente por aquel entonces,
desde un punto de vista religioso e incluso propagandístico como se
verá a continuación (líneas 24-80 de la traducción)

Sobre los análisis formales y temáticos de estas dos partes incidiré con mayor
profundidad más tarde.

De esta forma el texto quedaría estructurado en dos partes fundamentales, una de


las cuales según acabo de comentar dirigida al nombramiento del monarca
siguiendo toda una batería de fórmulas estilísticas y otros mecanismos de
composición. Y ante la pregunta de quién sería el responsable de su autoría
tendría que hablarse, en primer lugar, del corpus literario existente en el Primer
Periodo Intermedio y, en segundo, de los textos dirigidos al monarca con el
objetivo de dejar constancia de su reinado. Los funcionarios administrativos – en
este caso los escribas – encargados de su redacción eran instruidos en una serie
de valores y principios para que fueran fieles al rey. Con ello se conseguía que
no se dudara ni de su capacidad gubernamental ni de su legitimidad divina y
regia.

Esto mismo es lo que viene a suceder en nuestra estela: de cómo Tutmosis


accede al poder en lugar de su hermano “Amenofis C”2 quien era por
continuidad de la línea dinástica el legítimo heredero. Sin duda, algo tuvo que
pasar para que Tutmosis IV accediera al poder en vez del hijo primogénito de
Amenofis II. Seguidamente se procede a hablar de ello en mayor profundidad.

2
Los criterios de clasificación y división de la línea dinástica de Amenofis II quedan recogidos por
Dodson-Dyan Hilton: 2005, 132.

2
 Localización cronológica y geográfica
En líneas generales, la familia dinástica de Tutmosis IV compone la denominada
Dinastía XVIII según el cómputo de Manetón de Sebenitos, y está enmarcada en
lo que se conoce como el Reino Nuevo. Este período ha sido denominado por
los historiadores como la época de mayor esplendor de Egipto que estuvo
gobernado por las más famosas figuras de soberanos (Kessler, 1997a). Lejos de
profundizar en las características políticas, económicas y sociales del período lo
que más interesa es hablar sobre la familia de Amenofis II y la extraña coyuntura
interna que se vivió en ella.

La estela, como ya se ha referido en varias ocasiones, trata de un documento


epigráfico con el cual se está justificando el acceso al trono egipcio de Tutmosis
en lugar del primogénito y verdadero legítimo, Amenofis. La causa de que lo
hiciera pudo ser como un acto de bondad ante la Esfinge (Grimal, 1996a, 236); o
bien por considerarse como el próximo heredero pero ya no por sucesión
cronológica, sino porque ha recibido el apoyo y respaldo de los mismísimos
dioses. Resulta significativo que de este Amenofis apenas se tengan evidencias
arqueológicas y documentales. Ello puede deberse a la mutilación de sus
monumentos en el momento en que Tutmosis se convierte en monarca (Dyan
Hilton, 2005a, 137), lo que podría ser otra opción, tratándose así de una lucha de
poder entre los dos hermanos. No sería la primera vez que asistimos a este tipo
de evento.

El por qué de que la estela se encuentre en Guiza no es un hecho aislado. Unos


mil años después de que fueran construidas las pirámides, éstas siguieron
despertando el respeto y la admiración de faraones como Amenofis II y el propio
Tutmosis IV. Con la objeción de que en esta época la meseta constituía un lugar
semiabandonado, y ello lo demuestra el texto al mencionar que la Gran Esfinge
estaba medio enterrada por la arena. Si ya antes era un importante lugar de culto,
tras la campaña de reformación administrativa e iconográfica tanto de toda la
necrópolis como de la propia figura de la Esfinge llevada a cabo por el faraón
tutmósida se convirtió en todo un centro de peregrinación.

3
 Destinatario/s
Por último quedaría hablar de para quién iría dirigido este documento epigráfico.
Aparte de tener las características propias de los “Libros de los Sueños” no se
está intentando proteger al faraón de algún tipo de malas ensoñaciones ni de
demonios, sino que se quiere dar otro mensaje: la proclamación como soberano
del Alto y Bajo Egipto por designación divina.

El principal destinatario a quien iría dirigido este mensaje sería al público: a los
devotos que transitaran las rutas y vías procesionales hasta llegar a la necrópolis
de Guiza, así como a los miembros de la administración real que en
determinadas ocasiones llegaran a cuestionarse el nuevo reinado.

II. ANÁLISIS FORMAL Y TEMÁTICO DEL TEXTO


En primer lugar tenemos tanto el encuadre cronológico en el que se desarrollan los
hechos así como la enumeración de las titulaturas reales del monarca.

- Inicia el relato en el primer año de reinado del monarca en el día 19


del mes de “akhet” o mes de la inundación del Nilo y del ascenso de
la estrella Sirio o “Sopdu” para los egipcios.

- A continuación (párrafo 1, ll. 2-6) tendríamos el nombramiento de las


ya canónicas “Titulaturas Reales”: el nombre de Horus, que viene a
significar “toro victorioso que aparece perfecto”; el nombre de Las
Párrafo 1
dos Señoras o de Nebty, que viene a decir “perfecta realización como
Atum”; el nombre del Horus de Oro o de Hor-Nub, que se refiere al
rey como “poderosa imagen”; la titulatura propia de Re denominada
como Nesut-Bity, es decir, “estables son las manifestaciones de Re”;
y en último lugar (párrafo 1, ll. 6-8) estaría el nombre de pila de
Tutmosis: “el de nacimientos brillantes”.

4
Luego nos encontraríamos con las fórmulas y otros mecanismos de
apelación divina al rey típicas de los textos dirigidos a ensalzar su
figura. Así por ejemplo la actuación administrativa y religiosa que
tuvo Tutmosis, según nos cuenta el texto, estuvo encaminada
principalmente a rituales religiosos realizados en Heliópolis y sobre
todo en la que fuera la capital del Reino Antiguo, Menfis.
“…el benefactor heredero de Kephri…”→ alusión a un antepasado
memorable para intensificar aun más la legitimidad al trono. Ésta fue

Párrafo 2 una dinámica constante a lo largo de todas las épocas del Egipto
Faraónico
“…que purifica Heliópolis y satisface a Re, que honra el templo de
Menfis…”→ resulta un tanto incoherente que no se haga referencia a
Amón-Ra, principal divinidad del Reino-Nuevo. Ello se debe a la
ruptura de la oficialidad de sus cultos y a un distanciamiento de la
familia real con el clero tebano a quien se intentó reducir su enorme
poder. Estaríamos ante los antecedentes del denominado “período de
Amarna”.

En una segunda parte se cuentan los datos relativos a una breve biografía del joven
faraón que corresponderían con el párrafo 3, y los relativos a la ubicación, con los
párrafos 4 y 5 en el que se desarrolló el suceso de la ensoñación.

“Cuando su majestad era un adolescente…”


“Su poderío lo inundó una vez hubo renovado el circuito”→
Párrafo 3 ceremonia del Heb Sed
“Lo que motivaba su placer era distraerse en la colina desértica de
Menfis”→ gustos y placeres del monarca

5
“… junto a Horus en el Horizonte” – “Hacia la colosal estatua de
Kephri”→ ambas referencias no mencionan directamente la meseta
de Guiza. No obstante el término “Horus en el Horizonte” es uno de
los apelativos asociados a la Esfinge (Bunson, 1991a, 387), y junto
con la que alude al que posiblemente sea Quefrén por “Kephri” nos
Párrafos 4 y 5
estarían indicando ambas con certeza de que sería el lugar correcto.
“se detenía… en Re-Stau, de Renenutet…”→ otra de sus costumbres
era la de frecuentar templos en lugares sagrados como El-Fayum,
lugar en el que se ubica el templo de Renenutet dedicado a Isis y
Hathor.

Ya por último tendríamos la parte propiamente narrativa, es decir, el momento de la


ensoñación del faraón con la Esfinge

“Yo soy tu padre Harmaki-Kepri-Re-Atum”→ dios referido a la


Esfinge
“… llevarás la Corona blanca y la Corona roja sobre el trono de
Párrafo 6 Geb”→ las coronas típicas del Alto y Bajo Egipto respectivamente,
conceptos que vuelven a ser mencionados → “Recibirás los
alimentos de las Dos Tierras…”. Con Geb se está aludiendo al dios
de la tierra.

Una de las peculiaridades que se ven es que se asocie el rostro de la Esfinge con el del
faraón Quefrén, al que se le denominó en épocas posteriores al Reino Antiguo como un
dios, algo que también queda reflejado en el texto. Esto último ha generado gran
controversia entre autores e investigadores, quienes actualmente no se han puesto de
acuerdo aún sobre a quién se le debe la autoría de la Esfinge y qué representa ésta
verdaderamente. No es de extrañar que se hayan postulado al respecto variedad de
teorías en relación a bajo el mandato de qué faraón fue erigida, si bajo el reinado de
Keops, el de Quefrén, o el de Dyedefre. Dado que la inscripción de la estela menciona
directamente al segundo de ellos que incluso ha sido divinizado (párrafo 6, ll. 53-58)

6
podría pensarse o bien que el monumento representa al monarca como un ser híbrido o
bien que fue mandado construir por él mismo.

Para finalizar el relato termina con la súplica que el dios le hace a Tutmosis que consiste
en que lo libere y lo limpie de la arena que hasta entonces le cubría, y a cambio le
concedería el privilegio de convertirle en el soberano de Egipto. La estela sería un
agradecimiento después de que se cumpliera la promesa del dios y Tutmosis se
convirtiera en el nuevo monarca.

En síntesis la idea principal que se puede sacar es la de que se está intentando legitimar
un reinado a consecuencia de una serie de acontecimientos que hicieron necesaria dicha
empresa.

III. EXPLICACIÓN DEL CONTENIDO Y CONTEXTUALIZACIÓN

Las principales causas que motivaron la realización de esta estela habría que
remontarlas inicialmente a la labor administrativa y constructiva llevada a cabo por
Amenofis II en Guiza en torno al complejo que rodea a la Esfinge, donde construyó un
templo para el dios Horemakhet/Harmaki en el cual se hallaron otras estelas dedicadas
por los hermanos de Tutmosis.

En cuanto a él, parece ser que su legitimación no tuvo reconocimiento alguno por parte
de su padre. Por ello, y tras la prematura muerte del legítimo heredero – el denominado
Amenofis C – se vio necesitado de una serie de mecanismos coercitivos para luchar por
el poder. Recurriendo a la legitimación – valga la redundancia – divina nuestro monarca
se presenta como el verdadero y único heredero. Y para asegurarse de que se desviaba la
atención de los problemas de sucesión tanto con la realización de su propia estela como
por un programa de remodelaciones en Guiza sometió a aquellas estelas de sus
hermanos ubicadas en el templo edificado por su padre a un proceso de “damnatio
memoriae” puesto que se hallaron rotas y borradas. No por esto debe tratarse de un
completo usurpador ya que en el Reino Nuevo la ideología real giraba en torno a la
legitimación divina ni existe una razón de suficiente peso para explicar el suceso (Shaw,
2007a, 330, 335-337).

7
Ninguna de las referencias religiosas de la estela hace mención al dios Amón. Esto
resulta algo incoherente ya que era la principal divinidad adorada en esta época cuyos
principales devotos eran los miembros de un clero cada vez con mayor poder. La
intencionalidad religiosa de esta estela no pretende por tanto honrar ni mencionar al dios
Amón en favor del clero de Ra en Heliópolis encargado del culto a Atón, divinidad
asimilada por Amenofis III y de forma brutal por Akhenatón en momentos posteriores.

Así pues el objetivo de la realización de este documento epigráfico sería la siguiente: de


cara a la propaganda el mensaje que transmitiría es el de legítimo rey por intervención
divina. Aquel que ha sido designado por los dioses tiene el pleno derecho de reinar.
Pero la realidad ofrece otras alternativas: que con ello nuestro monarca quisiera que su
figura imperase y participase en la lucha habida entre él y sus hermanos por el poder
pese a no contar con serias aspiraciones al trono de Egipto.

IV. CONCLUSIONES

La importancia de la Estela del Sueño de Tutmosis IV principalmente gira en torno a


tres ámbitos: la remodelación de la necrópolis real de Guiza, la intensificación del culto
hacia la Esfinge, y la instauración de un nuevo dogma religioso focalizado en el culto
hacia Atón.

Su casi perfecta conservación nos ha dado la posibilidad de ofrecer mayor información


de la colosal estatua entre cuyos pies se encuentra el monumento. Gracias a las
menciones que se hacen de Quefrén, faraón de la IV Dinastía, diversos autores han
llegado a la conclusión de que o bien el colosal monumento es una representación del
faraón o bien fue encargado construir por él. Tales teorías aún no han sido verificadas.

Su mensaje nos aporta la información necesaria para concebir la esfera política y


religiosa del momento antes del convulso periodo de Amarna debido a la falta de
referencia que se tiene del dios Amón-Ra cuyo principal centro de culto era Karnak, en
Tebas, y divinidad a la que más se ofrecían oficios y actos religiosos.

El monarca, al representarse designado por un dios diferente a Amón-Ra, es el primero


de los que intentará quitar el poder del clero tebano que hasta el momento era el que
decidía la legitimación o no de los faraones. Se justifica de esta manera que en vez de

8
mencionarse la capital tebana se mencionen tanto Heliópolis como Menfis por ser las
principales ciudades en las que se ofrecería culto a Atón – “Atum” en el texto –.

9
BIBLIOGRAFÍA

BARRY, J. KEMP. (2008): El antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Barcelona


Crítica

BRYAN, M.BETSY. (1991): The Reign of Tutmose IV. Johns Hopkins University Press

DODSON DYAN HILTON, AIDAN. (2005): Las familias reales del Antiguo Egipto.
Madrid Oberon

LARA PEINADO, F. (1998): Diccionario biográfico del Mundo Antiguo. Egipto y


Próximo Oriente

REDFORD, DONALD B. (2001): The Oxford Encyclopedia of Ancient Egypt. Volume


I-II. Oxford University Press

SHAW, IAN; NICHOLSON, PAUL. (2004): Diccionario Akal del Antiguo Egipto.
Ediciones Akal. Madrid

10

También podría gustarte