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Regimen Sindical Peruano
Regimen Sindical Peruano
FACULTAD DE DERECHO
Integrantes:
Docente:
HUARAZ – PERÚ
2018
ÍNDICE
DE FERRARI (1998) definía a los sindicatos como una asociación libre de personas de
la misma condición y de la misma profesión o de profesiones y oficios similares o
conexos, constituía para el estudio, mejoramiento y defensa de los intereses comunes.
Se entiende que gozan de este derecho, en principio, todos aquellos sujetos regulados
por el Derecho del Trabajo, a saber, quienes prestan servicios personales, subordinados
y remunerados. Son también, según el Convenio 87 de la OIT, titulares del referido
derecho los empleadores.
Cabe mencionar que los menores de edad entre los doce (12) años y dieciocho (18)
años (adolescentes según nuestra normativa interna) se encuentran autorizados para
sindicalizarse en virtud del Código de los Niños y Adolescentes
En nuestro país existen una serie de excepciones al principio general de que todo
trabajador tiene el derecho de constituir (si se cumple con determinados requisitos) las
organizaciones que estimen conveniente, algunas legítimas en tanto están
contempladas por la Constitución Política y otras contrarias a ésta. Así, según nuestra
normativa, no podrán constituir sindicatos:
a. Los funcionarios del Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos de
confianza o de dirección.
b. Los miembros de las fuerzas armadas y de la policía nacional
c. Los jueces y fiscales
d. El. personal civil que forma parte de las Fuerzas armadas y fuerzas policiales
e. Los Trabajadores de la empresa militares
Sin embargo, cabe anotar que en el derecho comparado existen legislaciones que
permiten la sindicación de determinados miembros de las Fuerzas Armadas y Fuerzas
Policiales (con más razón del personal civil que labora en estas instituciones) así como
los jueces y fiscales.
CAPITULO III:
La doctrina presenta una gran cantidad de clasificaciones de los sindicatos siendo casi
imposible la enumeración de todas ellas. Sin embargo, procuraremos presentar las más
importantes, en cuanto resultan indispensables para atender las diferentes
manifestaciones del hecho sindical y las normas jurídicas a ellas referidas, previa
aclaración de que muchas de estas clasificaciones- solo tiene sentido respecto a los
sindicatos de trabajadores no aplicables a las organizaciones de empleadores, y son las
siguientes:
Debemos indicar que al interior de un sindicato (sobre todo en le caso del sindicato de
empresa) es posible conformar unidades menores como son la categoría (empleados u
obreros, por ejemplo), la sección (cuando los sindicatos se organizan con alcance local,
regional o nacional) o establecimiento (cuando existe una matriz y varias sucursales,
por ejemplo).
Respecto de este punto el CLS observó que en tanto se ofrecen en forma potestativa
varias alternativas y es posible elegir la forma de organización que se estime
conveniente, no se estaría vulnerando el derecho de sindicación.
4.1. REGISTRO
Una vez realizada la constitución del sindicato, para que este pueda desempeñar sus
funciones regularmente requiere de su inscripción registral, acto formal que le otorgará
personalidad jurídica y que únicamente podrá ser denegado cuando no se cumpla con
alguno de los requisitos establecidos por la Ley y que serán instrumentalizados
mediante una serie de documentos expresamente establecidos. De esta manera la labor
del registrador debe consistir únicamente en comprobar que se ha cumplido con
presentar los documentos exigidos. No es posible cuestionar su veracidad ya que tal
potestad no puede ser ejercida ni resuelta discrecionalmente por órgano Administrativo
alguno.
En el caso del sector público, el Registro Sindical legalmente estuvo a cargo del Instituto
Nacional de Administración Pública (INAP) y se disponía que dicha inscripción otorgaba
personería jurídica a la organización sindical para todos los efectos legales, sin distinguir
el efecto gremial de los civiles. Esta redacción resultaba acertada desde un punto de
vista jurídico, ya que la personalidad jurídica es una sola, a la vez que simplifica los
trámites. Sin embargo, desde la dación de la Ley Nº 27556 y su reglamento el Decreto
Supremo Nº 003-2004-TR el Registro se encuentra a cargo de la Autoridad
administrativa de Trabajo.
Al igual que en el sector privado las organizaciones sindicales de servidores públicos
requieren un doble registro sector privado se exige a las organizaciones sindicales un
doble registro: uno que le confiere personería gremial (a cargo de la Autoridad
Administrativa de Trabajo) y otro que le otorga personería civil (Registro de
Asociaciones). La inscripción ante la Autoridad Administrativa de Trabajo se efectuará
automáticamente con la sola presentación de la solicitud en forma de declaración jurada
adjuntando los demás documentos exigidos.
Las organizaciones sindicales de ámbito nacional se registrarán ante la dependencia
respectiva de la sede Central del Ministerio de Trabajo y Promoción Social. Si el ámbito
es local o regional, ante la Autoridad de Trabajo del lugar donde se encuentre ubicado
el centro de trabajo o el mayor número de trabajadores, según sea el caso.
Las resoluciones de la Autoridad de Trabajo que denieguen el Registro sindical son
susceptibles de apelación dentro del tercer día de notificada. De lo resuelto en segunda
instancia no procede la interposición de recurso impugnatorio alguno en la vía
administrativa. En todo caso, es posible iniciar una Acción Contencioso Administrativa
ante las salas Laborales de las Cortes Superiores.
Según nuestra legislación vigente son obligaciones de las organizaciones sindicales las
siguientes:
a. Observar estrictamente sus normas institucionales con sujeción a las leyes y normas
que la regulan.
b. Llevar libros de actas, de registro de afiliación y de contabilidad debidamente
sellados por la Autoridad de Trabajo.
c. Asentar en el libro de actas las correspondientes a asambleas y sesiones de la junta
directiva, así como los acuerdos referentes a las mismas, y, además decisiones de
interés general.
d. Comunicar a la Autoridad de Trabajo la reforma de los estatutos, acompañando
copia autenticada del nuevo texto y, asimismo a aquella y al empleador, la nómina
de la junta directiva y los cambios que en ella se produzcan dentro de los cinco días
hábiles siguientes.
e. Otorgar a sus dirigentes la credencial que los acredite como tales.
f. Emitir los informes que puedan solicitarles la Autoridad de Trabajo u otras
autoridades gubernamentales.
g. Las demás que señalen las leyes y normas que la regulan.
4.5. ESTRUCTURA DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES
A este respecto el artículo 3 del Convenio 87 de la OIT prescribe que “las organizaciones
de trabajadores y de empleadores tienen el derecho de redactar sus estatutos y
reglamentos administrativos. El de elegir libremente sus representantes, el de organizar
su administración y su actividad y el de formular su programa de acción. Asimismo, La
Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo en su artículo 10 señala que “Son obligaciones
de las organizaciones sindicales: a). Observar estrictamente sus normas institucionales
con sujeción a las leyes y normas que las regulan.”
Por consiguiente, en el ejercicio de la Libertad sindical las organizaciones sindicales
pueden establecer la estructura que consideren conveniente. Son los adherentes de
cada organización sindical quienes aprueban la estructura organizativa de ésta, lo que
debe ser materia del estatuto. Las reformas de la estructura implican, una modificación
del estatuto.
Toda reforma del estatuto debe ser comunicada a la autoridad administrativa de trabajo
dentro de los cinco días de efectuada, acompañando copia autenticada del nuevo texto;
el acta de aprobación de éste requiere la refrendación o legalización notarial como
corresponde a la aprobación del estatuto.
Nuestra legislación interna considera como órganos sindicales a la Asamblea General y
la Junta Directiva.
La asamblea es convocada por la junta directiva para tratar asuntos señalados por esta
o los que pida considerar un grupo determinado de afiliados. La convocatoria debe
efectuarse con cierta anticipación, de manera que todos los afiliados la conozcan y se
preparen para intervenir en la asamblea.
Los acuerdos se adoptan por mayoría, que puede ser simple, (la que alcance más votos
entre varias propuestas) o calificada si, en unos casos, se requiere más de la mitad de
los votos de los afiliados o un número mayor determinado. Lo usual es que la mayoría
sea simple, ya que, en ejercicio de la democracia interna, los afiliados tienen derecho
de votar por la posición que deseen sin ser obligados a adherirse a otras posiciones
para que alcance mayoría calificada. Sin embargo, también se estima que ciertos
asuntos relativos a la subsistencia misma de la entidad necesitan no sólo un quórum
especial sino también una mayoría calificada, como la decisión de disolver la
organización, de fusionarla con otra u otras, de modificarlos estatutos. Por ejemplo, el
acuerdo de disolver la organización se suele adoptar con una mayoría superior a los dos
tercios o a los tres quintos del número total de afiliados.
Para ser miembro de la junta directiva se requiere ser trabajador de la empresa. Este
requisito no se exigirá para el caso de federaciones y confederaciones.
La licencia sindical pude ser definida como la facultad de los dirigentes sindicales de
ausentarse de sus labores en la empresa, como trabajadores, para ejercitar las
funciones inherentes a su calidad de dirigentes de la organización sindical. Esta facultad
es fundamental para posibilitar la acción sindical, ya que cuando ella se cumple, en
relación con los empleadores y ante el estado, debe realizarse necesariamente en el
horario en que éstos efectúen sus actividades que coincide, con el horario de trabajo de
las empresas. Una negación u obstaculización en el ejercicio equivaldría a impedir que
la organización sindical lleve a cabo su actividad fundamental que tiene lugar
precisamente ante los empleadores y ante autoridades estatales.
Dentro de las normas internacionales que regulan la licencia sindical encontramos la
recomendación 143 de la OIT, que señala el criterio a observarse en esta materia,
referente a la licencia sindical para acciones de representación y para acciones de
capacitación y concertación intersindical.
Dice la primera: 1) “Los representantes de los trabajadores en la empresa deberían
disfrutar, sin pérdida de salario ni de prestaciones u otras ventajas sociales, del tiempo
libre necesario para desempeñar las tareas de representación en la empresa; 2) En
ausencia de disposiciones adecuadas, podría exigirse al representante de los
trabajadores la obtención de un permiso de su supervisor inmediato o de toro
representante apropiado de la dirección nombrado a estos efectos antes de tomar
tiempo libre durante las horas de trabajo, no debiendo ser negado dicho permiso sino
por motivo justo”
Dice la segunda: 1) “A fin de que los representantes de los trabajadores puedan
desempeñar eficazmente sus funciones, deberán disfrutar del tiempo libre necesario
para asistir a reuniones, cursos de formación, seminarios, congresos y conferencias
sindicales, 2). El tiempo libre previsto en el subpárrafo 1 anterior, debería ser otorgado
sin pérdida de salario ni de prestaciones u otras ventajas sociales, quedando entendido
que la cuestión de determinar a quién corresponderían los cargos resultantes debería
determinar por los métodos de aplicación a que se refiere el. párrafo 1 de la presente
recomendación”
La fuente más importante de la licencia sindical es la convención colectiva. La LRCT
dispone a este respecto que: “La convención colectiva contendrá las estipulaciones
tendientes a facilitar las actividades sindicales en lo relativo a reuniones,
comunicaciones, permisos y licencias. En ningún caso podrán establecerse permisos y
licencias sindicales por acto administrativo o laudo arbitral.”
Finalmente siendo el empleador el usuario de la fuerza de trabajo durante la jornada, es
el quien puede permitir que el dirigente sindical haga uso de una parte de ese tiempo
para el ejercicio de la actividad sindical, además del tiempo permitido por la legislación
y por l convención colectiva.
A falta de convención el empleador sólo está obligado a conceder permiso para
asistencia a actos de concurrencia obligatoria a los dirigentes que el reglamento señale.
Los dirigentes sindicales con derecho a solicitar permiso del empleador para asistir a
actos de concurrencia obligatoria son los siguientes:
a. El Secretario General.
b. El Secretario Adjunto, o quien haga de sus veces.
c. El Secretario de Defensa.
d. El Secretario de Organización.
Este permiso sindical se limita al Secretario General y secretario de defensa cuando el
sindicato agrupe de veinte a cincuenta afiliados.
CONCLUSIONES
CAMPS, RAMIREZ Y SALAS FRANCO. Fundamentos del Derecho Sindical. Madrid. 1977.
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