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Historias tapatías
LGBTQ+
Participantes:
Adriana Neri
Emmanuel Medina Guerra
Gerardo Salgado Rojas
Abdel Anahí Vidrio
Juan Manuel Buenrostro Terán
José Armando Güemez
Josué Martín Zacarías
Francisco Javier Alférez
En alianza con:
Festival Prohibido
Codise AC.
RosaDistrito.com
Sobre Sarao_ 5
Que sigan contándose las historias 6
La fiesta de las letras diversas 8
De serpientes a estrellas
José A. Güemez Cruz 11
Charros, charros
Emmanuel Medina Guerra 17
En un baño del Centro Magno
Abdel Anahí Vidrio R. 20
Todos necesitamos un amigo
Gerardo Salgado Rojas 26
Hermanos de leche
Emmanuel Medina Guerra 31
Visitando el infierno
Josué Vitales 35
La historia de un alma perversa
Adriana Neri 39
Domingo en Grindr
Emmanuel Medina Guerra 41
Descubrimiento
Juan Manuel Buenrostro Terán 45
Primeras veces
Paco Alférez Lomeli 51
Para todas las personas que han dedicado
una parte de su vida a la lucha por los
derechos de las personas LGBTQ+ de
Guadalajara. Para aquellas y aquellos
héroes que el tiempo se ha llevado
físicamente o el recuerdo de su
labor social.
Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Sobre Sarao_
Sarao_ Libro digital LGBTQ+ surge como iniciativa del blog RobsMx
para convocar a personas de Guadalajara para que escribieran y nos com-
partieran sus historias LGBTQ+.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Como parte del jurado, para mí, ha sido una gran experiencia, más
allá del juzgamiento objetivo de las piezas y su valor testimonial formal.
Debo confesar que hubo historias que me sorprendieron, que me impac-
taron y que, finalmente, lograron concientizarme de lo mucho por lo que
pasan quienes en algún momento de sus vidas han tenido que visibilizar
ante sus familiares o personas cercanas, su verdadera condición, o bien las
experiencias que en el día a día experimentan y que no encajan con lo que
se denomina “normal”.
Sirva este primer ejercicio SARAO_, para que la fiesta nunca ter-
mine, que sea el inicio de un diálogo eterno, continuo, feliz.
¡Enhorabuena!
David Izazaga
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Rob Hernández
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Sarao_
Historias tapatías LGBTQ+
De serpientes a estrellas
José A. Güemez Cruz
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Me levanté sin decir nada. Abrí la llave para ver si tenía agua caliente,
dejé correr el agua mientras me quitaba la ropa y caminé hacia la puerta.
Me apoyé sobre el marco y le hablé. En el momento en que volteó, se paró
de un brinco, tomó una silla, la puso en la entrada del baño y se sentó ahí.
Platicamos hasta que comencé a enjuagarme lentamente, ya saben, tra-
tando de dar el mejor show.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
“¿Qué?”
Dijo que cerrara la llave del agua y me sentara en la esquina del baño.
Lo observé por unos segundos, luego empecé a sonreír y pregunté si acaso
esto era una broma mientras me acercaba a él. Levantó la voz y cargó el
arma, dijo que no era un chiste, que obedeciera y todo sería rápido.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
QUÉ
P*TA
SUERTE
TRAIGO
Sin más qué hacer y sin nadie quien volteara, abrí la puerta despacio.
Miré a tanta gente pasar cerca de mí y yo era incapaz de exclamar tan
siquiera una sílaba. A lo lejos vi una sombra, vi a alguien, a una persona, vi
una luz. Era la joven que nos había atendido antes. Sin exclamar un sonido,
clave mi mirada lo más fuerte que pude en ella con la esperanza de que
volteara y lo hizo. Logré llamar su atención y pedí que se acercara a mí, ella
caminó lentamente hacía donde estaba y cuando llegó, abrí poco a poco
la puerta y preguntó:
“¿Qué necesitas?”
“necesito ayuda”
Me tiré frente a ella y comencé a llorar. Entre cada jadeo y cada lá-
grima intenté explicarle lo que había pasado. Solo podía ver su rostro serio
con una pizca de preocupación. Pregunté si el “Hijo de p*ta” con el que me
vio llegar ya se había ido, dijo que sí. Lo siguiente que preguntó fue que qué
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
“ropa”
Cuando volvió, tenía una camisa y un pantalón con ella; me dijo que
podía ponerme lo que necesitara y que no me preocupara por ello. Ella
se quedó en la habitación conmigo en todo momento. Me preguntó que
si quería llamar a mi familia o a la policía. Yo le dije que todo estaba bien
así, no quería hacer el problema más grande y no quería más problemas.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Charros, charros
Emmanuel Medina Guerra
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Hasta hace unos meses, un cuate del grupo le dijo que tenía un hijo
“puñal” y que lo había descubierto porque lo vio, una madrugada, besán-
dose en Las Nueve Esquinas, con otro cabrón. “Es que ahí hay un bar
de putos que les gustan los vaqueros y los charros, ¿tú crees compadre?
Paso a creer”. Aurelio dejó de escuchar a su compañero músico: se pro-
metió que iría a conocer tal antro, lo antes posible. Estaba cansado de
chaquetas, todas las mañanas en su catre, encuerado y abiertas las piernas,
imaginando hombres bien bragados que se lo comían vivo, mientras él les
dejaba llena la boca de su leche tibia hasta que por su mano se resbalaba
su semen, con fuerte olor a cloro.
No veía ningún sitio como para hombres como él, puros lugares de
birria y de músicos colombianos. Se sentó en una banca y suspiró fuerte.
“Se me hace que me cabuleó mi compadre”, pensó mientras veía pasar a
un par de jóvenes que vestían mezclilla apretada y fajos piteados. Uno de
ellos le sonrió abiertamente. Aurelio sintió la llamada del deseo en forma
de un bulto en su propio pantalón. Sin pensarlo, se paró y los siguió dos
cuadras. Ellos entraron en un sitio que tenía el letrero pintado a mano. “El
Condado”. Aurelio entró y vio que era una cantinota. Llena de sombreros,
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Se irá de viaje por una semana. Es el último día que pasan juntas.
Salen del cine antes que termine la película, que es realmente aburrida.
Sofía sugiere hacer una escala rápida a los sanitarios que maravillosamente
se encuentran en soledad total. Cinthia se lava las manos mientras que su
amiga se encamina a un baño.
Cinthia se seca las manos con una toalla de papel, mientras camina
hacia la puerta del cubículo de Sofía y golpea la puerta un par de veces.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
fuerza de la tubería del agua que está justo atrás del inodoro. Aprove-
chando la postura, y una vez bien colocada sobre el retrete, Cinthia levanta
la playera de Sofía, desabrocha su corpiño, palpa lentamente cada uno de
sus senos en pleno crecimiento, olorosos a perfume juvenil y de suave
tono rosado.Titubeante pasa su lengua por encima de ellos contemplando
la cara de angustia y excitación de su compañera; sonríe un poco y vuelve
a lamer, la toma por el cuello y la jala hacia ella. Sus besos sutiles se inten-
sifican al correr los minutos acrecentando el nivel del éxtasis hasta que la
lujuria se apodera de ellas.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
— ¿Te gustó?
— ¡Sí!
— Me di cuenta por tu cara. ¡Qué bueno que te gustó!
— Ahora me toca hacértelo. Pero cambiémonos al último baño, ya
estamos solas otra vez.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Hubo una chica pelirroja muy amable con la que ya había platicado
antes, y me actualizaba de lo que ocurría en las clases a las que llegué a
faltar. Me sentí el hombre más torpe por haberme dado cuenta tan tarde
que ella también quería un amigo, así que empecé por conocerla más y
dejar que el destino hablara por nosotros. Hubo más personas, muy con-
tadas en realidad, pero puedo decir con todo el corazón que que todas
ellas hacían mis días más disfrutables y divertidos, que gracias a ellos ahora
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
tenía una motivación más para llegar al aula y quedar en ridículo en las
exposiciones, o que las personas del pasillo se nos quedaran viendo por
lo fuerte que nos reíamos. Tuvo que existir ese periodo de soledad para
conocer la alegría y lo que es ser un joven pleno.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Por las mañanas llegaba temprano y compraba café para los dos,
porque estaba seguro que no alcanzaba a desayunar, justo como me pasaba
a mí. En menos tiempo de lo que me pude dar cuenta, Cristian ya había
encontrado en mí a esa amistad masculina que todo hombre necesita. Me
contaba lo poco que quería decirme, porque es alguien de pocas palabras,
y yo era quien pasaba horas contándole sobre los libros que había leído,
tratando de convencerlo de que leyera más frecuentemente para tener
alguien con quien compartir esa magia de las novelas de fantasía de Tolkien,
pero eventualmente dejé de ser tan insistente.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Las cosas para Cristian no iban nada bien; su padre falleció un mes
después de que lo conocí. Exactamente en el mes de mi cumpleaños. Tuvo
que ser estudiante, trabajador y cabeza de la casa. El ritmo tan saturado
que comenzó junto con su luto, le impidió salir adelante con varias rela-
ciones estables. Cuando la casa depende de tu trabajo y estudiar, salir o
formar un noviazgo pasan a ser un lujo que no se puede tomar. Como si
todo eso no supusiera una entrega enorme, él de verdad quería salir del
clóset con su madre y su hermana, pues eran quienes quedaban y para
quienes tanto se esforzaba.
Hoy escribo para él, porque en este tiempo ha sido un amigo que me
inspira, que me ayudó a encontrar mi valor propio, que me hizo ver que las
personas son más que una etiqueta. Su ejemplo de vida y su valentía son
algo digno de aplaudir. Confesarle a su madre que es bisexual no repre-
sentó la pesadilla que nos imaginábamos. Ahora tiene los huevos de salir a
la calle agarrando de la mano a su chico, de besarlo y mantener la cara en
alto. Tener un mejor amigo con una preferencia única y diferente, es más
benéfico de lo que el patriarcado condena. Si pasas toda la vida siendo
alguien más, ¿quién vas a ser tú? Existe entre nosotros una confianza total
y completa, una especie de bromance que se siente igual de fuerte que lo
que siento por el resto de mis amigos. Esperar tanto tiempo a cruzar mi
camino profesional y personal con alguien tan asombroso lo valió todo.
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Hermanos de leche
Emmanuel Medina Guerra
Cada que se va a meter a bañar grita para que nadie abra el agua
del grifo de la cocina, al escucharlo, no logra reprimir una leve erección
de imaginarlo desnudo, escurriéndole el chorro de agua por su pálida piel,
resbalando jabón por sus redondas nalgas y cayéndole en sus pies, anchos
y blancos. “Como de pinche Hobbit”, se auto bromea Ismael, por todos los
vellos rubios que cubren su empeine, como abrigo.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Los años no les han dado hijos. Se acercan a los treinta y viven en
un cuarto minúsculo, en una planta alta asfixiante, que la comparten con
el asmático padre de Alma. El guapo hermano de su mujer duerme en el
sofá de la sala. “Sin pedos cuñado, aquí todos somos familia”, le dice de vez
en vez, cuando los ojos verdes de Ismael se topan con los de él. Cuando
regresa al amanecer del turno de chofer, lo encuentra en calzones en la
pequeña sala, viendo su celular entretenidamente.
Una tarde, días después, Daniel hizo su maleta y se fue. Sin dejar ni un
recado sobre la cama. Alma se cansó de llamarlo y dejarle mensajes. Tam-
bién Ismael. “Cuñado, markame, plis. Si tienes pedos, los solucionamos”.
Ismael veía los mensajes con los ojos llorosos. Imaginaba que Daniel lo
extrañaba. Con el paso de las semanas, lo olvidaron.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
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Visitando el infierno
Josué Vitales
Y ahí estaba yo, en el cuarto que pagaba mes tras mes, con el único
fin de ser un lugar para reposar en esta gran ciudad que refugiaba mi so-
ledad. Días antes me asesinaron sin arma alguna, mis ojos fueron ríos por
el engaño del antes dueño de mi corazón. Mi cabeza rodó por el suelo
mientras sus jodidas excusas bailaban en mis oídos. Claro, ahora yo era
el culero pendejo que nunca tuvo tiempo. Nunca creí que Richie, el de
los ojos bonitos, sería la causa de su infidelidad. Los vacíos emocionales
existen y Alex dejó uno muy grande en mi alma. Nada es para siempre.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Al llegar observé que tenía dos coches, anoté sus placas y se las envié
a un amigo por aquello de la seguridad. Le avisé al perfil “discreto” que
estaba ahí, abrió la puerta y mis nervios se intensificaron. El desconocido
estaba realmente guapo, grandote, portaba una camiseta de tirantes casi
transparente, que hacía notar lo moreno de sus pezones parados por el
frío de la noche, sus vellos en pecho eran una clara invitación a pecar; en
cambio, en su pants resaltaba su bulto frontal y sus nalgas redondas.
-“Pasa”, me dijo mientras paseaba sus ojos por mi cuerpo hasta llegar
a mi culo.
Al entrar noté que fumaba en una pipa de cristal que soltaba un
espeso humo blanco. Le pregunté qué era. Si no mal recuerdo, me dijo
que “mate”, ¿o era meta?”. No sé. Recordé entonces que un amigo de la
universidad siempre llevaba su té de mate.
“No ha de ser tan malo consumirlo”, pensé, “nada es peor que una
traición”. Me atreví a fumarlo, al instante una energía caliente recorrió mi
cuerpo, una electricidad nubló mi cerebro. Mis ganas de follar eran infinitas
y al ver su bulto endurecerse, decidí quitarme el pantalón para dar paso
al desfogue.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Esa verga era enorme, era tan larga y tan gruesa que mis labios dis-
frutaban apretarla. Cada vez crecía y se endurecía más. Con su otra mano
tomó mi cabeza y controló cada movimiento hasta que mi saliva cubrió
desde la punta de su gran salchicha hasta sus pesados huevos.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Son de esas veces en las que buscas un compañero para saciar esa
sed de sexo, misma que conlleva, también, el olvidar que nos han hecho
daño alguna vez. Es un amor por el cuerpo del otro, una búsqueda infinita
de sentir caricias, afecto; es el saber que hay alguien que puede disfrutar de
ti, de apreciar tu carne y de amar aunque sea por un instante tus suspiros
llenos de placer.
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La historia de un alma
perversa
Adriana Neri
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Terminó su show y algunas de las personas con las que llegué habían
desaparecido del lugar.
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Domingo en Grindr
Emmanuel Medina Guerra
Pero Toño busca algo más auténtico, “quizá de aquí saque un novio”
pensó. Un conocido le dijo que un amigo de su primo así le hizo. Todos
ahí son gay y había encontrado buenos ligues. Sabía que mentían en sus
descripciones, pero se conformaba con conocer a alguien, ver pornografía
desnudos; y claro, un buen faje, incluida una mamadita, por supuesto.
Pero han pasado semanas y nada para Toño. Saluda en diversos per-
files, algunos le regresan el “hola”, platican un poco; pero luego nada. Unos
le preguntan si tiene lugar: él les dice que sí. Vive con un roomate, pero
nunca está. Otros ni siquiera contestan. Él piensa que quizá no es dema-
siado guapo: tiene 32 años, trabaja en Oracle y sí, está pasado de peso.
En la chamba le dicen El Panda. Mide 1.90 y pesa casi 130 kilos, pero
al amor no le importa el peso, Toño tiene mucho corazón para dar.
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Descubrimiento
Juan Manuel Buenrostro Terán
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
Pasaron unos años y en una de las redes sociales, seguía una página
con contenido LGBT+ que rápidamente fue creciendo, llegando a tener
más de 100 mil seguidores. Publicaron una convocatoria para buscar a su
próximo administrador. Revisé la información y vi que tenía que escribir
una historia que publicarían con una imagen que elegiría el administrador.
Las subirían y el público votaría por la mejor. La más votada sería la gana-
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
La historia que escribí fue un gran desahogo para mí, fue la forma de
contarle a todos lo que me ocurría; el remolino de emociones que sentía
en mi interior desde hace años y que no podía contarlo abiertamente por
miedo a ser señalado o excluído.
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Primeras veces
Paco Alférez Lomeli
Nunca voy a olvidar la primera vez que hablé con mi mamá sobre mi
sexualidad.Yo tenía 16 años y la acompañé a comprar unas cosas al Centro.
Ella vestía una de sus blusas de flores y yo todo de negro, como si por la
mañana hubiera presagiado la muerte de mi clóset. El sol ya nos estaba
quemando la cara y mientras caminábamos para llegar a la estación del
tren ligero me asaltó con la pregunta:“¿ayer saliste otra vez con tu amigo?”.
Muy buen consejo, uno que me hubiera servido mucho cuando a los
18 años me bañé, me peiné y me perfumé para estrenar mi IFE (INE, para
los niños de hoy), en nada más y nada menos que Babel (un antro recono-
cido de Guadalajara). Según yo, me vestí con lo más joto que tenía en el
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
clóset porque quería que todo mundo supiera que yo había llegado ¡arra-
saaaaaaando! Así que agarré mi pantalón más pegadito y mi camisa azul de
guapo, para que nadie en el lugar pudiera decir que no lo había dado todo.
Entonces llegué a la fila y recibí el primer golpe, uno que me dice que
nunca voy a ser el más perfumado, ni el más vestido, ni el más peinado y
muchísimo menos el más joto del antro. Agarré mi dignidad y entré por
la puerta de uno de los lugares más maravillosos que conoció mi yo de
18 años. No hay forma de describir correctamente lo que sentí en ese
momento, cuando vi la oscuridad que se teñía de colores, la música tan
alta, que sentía las ondas rebotar por todo mi ser, el humo que rodeaba los
cuerpos y las incontenibles ganas de bailar.
Así que bailé, y tomé, y bailé, y tomé hasta que no pude más. De
pronto estaba perreando y me caí completo, llevándome conmigo una
de esas mesitas cilíndricas que tenían en ese entonces. Como pude me
levanté y entré por primera vez al baño, ese mágico lugar de borrachos
donde por fin podía ver bajo la luz blanca las caritas preciosas de los hom-
bres que me habían estado cautivando toda la noche. Entré tambaleando
a uno de los cubículos y perdiendo toda gracia, me puse a vomitar. Ya no
pasaron muchos minutos entre eso y que me subí a un taxi para regresar
a mi casa, muy destrozado, pero muy feliz.
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Sarao_ Historias tapatías LGBTQ+
ternet sobre cruising. Apenas había leído la mitad, cuando ya sentía que
las orejas se me estaban quemando. Aun así, tuvieron que pasar como 4
meses hasta que un día, con unas rayitas de alcohol encima, me animé a
acudir, por fin. Llegué, apreté el timbre y algunas otras partes de mi cuerpo.
Abrieron y percibí de inmediato ese inconfundible olor a sexo. Pagué mis
30 pesitos y comencé la exploración del lugar.
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Sarao_
Historias tapatías LGBTQ+
Coordinador: Rob Hernández
www.Robs.mx
@Robsmx