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LÍNEA DE LITERATURA
BOGOTÁ D.C.
2015
EL PENSAMIENTO NARRATIVO:
UNA EXPERIENCIA LÚDICA EN LA ELABORACIÓN DE RELATOS
CON NIÑOS DE PRIMER GRADO DE BÁSICA PRIMARIA
DIRECTOR
LNEA DE LITERATURA
BOGOTÁ D.C.
2015
Hoja de aceptación
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EVALUADOR No. 1
______________________________
EVALUADOR No. 2
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Hasta que las palabras, aburridas de nombrar, decidieron ser nombradas: dijeron
"mujer", dijeron "hombre", y las palabras "mujer" y "hombre" caminaron, se
encontraron, se nombraron y se amaron. Les pusieron nombres a las palabras.
Apareció la palabra "casa", y la mujer y el hombre la habitaron. Se dijo "mesa", y
hubo dónde sentarse a comer. Con la palabra "palabra" apareció la primera
herramienta, y sentados alrededor de la palabra "fuego", la mujer y el hombre se
contaron las primeras historias.
Nicolás Buenaventura
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN Pág.
2. La narrativa en la educación……………………………………………......... 17
2.1. El contexto educativo……………………………………………......... 17
2.2. Qué se entiende por narrativa………………………………….......... 22
2.3. La narrativa como acto de conocimiento…………………………… 25
2.3.1. Dos modalidades del pensamiento
(lógico-científico y narrativo)...……….………………….…........ 27
2.3.2. El pensamiento popular como expresión cultural………......... 29
2.3.3. Formación del pensamiento narrativo……………………......... 31
2.4. Funciones de la narrativa en la enseñanza………………….......... 33
2.4.1. Función epistemológica del los relatos…………………........... 34
2.4.2. Función transformadora de los relatos…………………............ 34
1. EL PROBLEMA DE LA INVESTIGACIÓN
Hasta aquí, destacan tres aspectos que merecen ser abordados ya que van a
orientar la reflexión del trabajo por su carácter complementario: la construcción de la
confianza, el carácter lúdico de lo creativo y el proyecto pedagógico de aula. El punto
de encuentro entre estos elementos se ubica en la literatura, pensada desde el trabajo
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que puede hacer el maestro con este material flexible, como puente de comunicación
con los niños. La literatura, no solo entendida como los textos ofrecidos para la lectura,
sino como el espectro de posibilidades que en el espacio escolar se abre para jugar con
ella, escuchando y narrando en forma oral, gráfica y escrita. El rincón del cuento o la
hora del cuento, el momento de lectura colectiva o individual, el encuentro en la
biblioteca, la invitación de un personaje divertido, el disfraz de animales, hombres-lobo
o seres extraordinarios; son imágenes que aparecen como posibles en el escenario
educativo con niños pequeños, en este caso, de primer grado de primaria, quienes se
estrenan en los procesos de acercamiento y formación como primeros lectores y
escritores.
Por lo tanto, se trata de ir más allá de la lectura del cuento tradicional que se
realiza en diez minutos, entregar una fotocopia con la imagen del personaje principal
para colorear y dar por sentado el trabajo literario en el aula. Para quien ha sentido la
voz de un personaje resonar en su interior, al lado de la imagen nítida del ambiente que
lo rodea, y ha vivido la emoción de su aventura, es una necesidad comunicar esa
vivencia de crecimiento personal, compartir de nuevo y cuántas veces sea necesario la
experiencia lúdica que permite el acceso al mundo imaginario. Y esto se logra no solo
leyendo cuentos sin medida ni concierto, sino justamente direccionando una propuesta
significativa, organizada y concertada con el grupo de referencia a la medida de sus
intereses y posibilidades.
Mientras que por otro lado, para los defensores del artificio, los cuentos son para
entretener y divertirse, basta con el aprendizaje de una técnica, aprovechable por los
mercaderes del arte para reproducir series de aventura, terror, amor, etc.
Contar un cuento creado por uno mismo, es muy distinto a contar uno de otra
autoría, pues lo propio, si se ha hecho con el sentimiento, la emoción y la razón se
cuenta en esa misma proporción afectiva, consciente y emotiva y genera lazos
comunicantes con los oyentes, de identidad, correspondencia y afectividad.
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Tanto escribir como contar oralmente y leer en voz alta, cuentos o relatos, son
actividades vitales que requieren de un alto compromiso consigo mismo y con los
demás; pensar en ellas con el propósito de divertir, comunicar un mensaje educativo,
formar valores, vivir una aventura, habitar otros mundos, vender una idea, recibir
elogios, etcétera, es una responsabilidad de gran peso en el contexto educativo.
Es la misma experiencia que nos dice que el arte de la narración está tocando a
su fin. Es cada vez más raro encontrar a alguien capaz de narrar algo con probidad.
Con creciente frecuencia se asiste al embarazo extendiéndose por la tertulia cuando se
deja oír el deseo de escuchar una historia. Diríase que una facultad que nos pareciera
inalienable, la más segura entre las seguras, nos está siendo retirada: la facultad de
intercambiar experiencias. (Benjamin, 1991, p.2).
Subpreguntas orientadoras:
Objetivo general
Objetivos específicos
1.4. Justificación
Voces narrativas en la pedagogía
La literatura permite encontrar y construir lenguajes alternos a los elaborados
desde el significado estrecho de lo real, en que se embarca la educación tradicional,
con la pretensión objetiva de formación para el futuro, y descuida al ser que tiene en
frente con cantidad de inquietudes y expectativas sobre sí mismo, sobre los otros y
sobre su entorno.
Por esto, se pretende realizar un trabajo con los niños que potencie las
dimensiones de lo lúdico e imaginario a través de la elaboración del pensamiento
narrativo asociado a la experiencia humana, a un proyecto concreto de aula que acoja
sus expectativas, gustos e intereses. De esta forma, se genera un espacio afectivo-
expresivo e imaginativo, que hace de la relación educativa una experiencia de
construcción conjunta, en la que tienen cabida los sueños y expectativas personales y
colectivos de los niños, que ellos exploran en las historias y relatos que narran a través
del lenguaje gráfico, escrito y oral.
Abrir la puerta a la narración oral, gráfica y escrita con una población de niños y
niñas que sitúan su proceso escolar en la compresión de la lengua oral y escrita, es una
oportunidad para plantear la relación estrecha entre los procesos de aprendizaje, los
modos de enseñanza y la literatura como vehículo artístico que sirve de nexo,
atendiendo a las necesidades del ser como totalidad y no como parcialidad.
Este trabajo se concibe como una apuesta de reflexión pedagógica del aula en el
marco de la institución educativa, para el fortalecimiento de elaboraciones narrativas
construidas por los estudiantes de manera significativa, en el contexto de la pedagogía
por proyectos, en donde se reconozca el papel del docente como promotor, productor y
mediador de narraciones en la escuela.
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2. LA NARRATIVA EN LA EDUCACIÓN
Los seres humanos vivimos inmersos en los relatos, en los cuentos e historias
que sencillamente se forman de los acontecimientos diarios en que estamos inscritos o
que recibimos, principalmente por tradición, en los espacios de socialización familiar y
escolar.
Los relatos son una forma de expresión cotidiana propia de las personas y de la
vida colectiva de los pueblos. Es decir, una forma de expresión de los hombres como
especie, a través de la cual es posible comunicar algo, darse a entender a otros y que
lleva a organizar la experiencia vinculando un sentido, un significado (o varios) que los
representa o identifica desde una perspectiva particular. De este modo, a la vez que
cuenta su forma de comprender la vida, el hecho, suceso o la experiencia vivida; la
persona se siente parte integrante de un grupo de referencia sociocultural en el que
vive. Por esto, “con narrativa hacemos referencia a un relato que consta de una serie de
sucesos (la historia), a través de la representación humana (el narrador, los personajes)
y con un planteamiento sobre la condición humana (el tema).
La narrativa como género literario incluye relatos o historias extensas como la
novela y narraciones breves como los cuentos, mitos, fábulas y leyendas; plantea una
secuencia narrativa y un sentido moral y los relatos o historias pueden ser ficticios o
reales. Estos relatos, por lo general escritos en prosa, pueden ser narrados en forma
oral con base en la recopilación de historias antiguas, que forman parte de la literatura
oral y con el tiempo pasaron a formar parte de la literatura infantil.
Este estudio se circunscribe al trabajo con narrativas breves, particularmente,
desde su componente o dimensión lúdico-simbólica, en relación con su papel dentro del
campo educativo, lo cual se referirá en este capítulo, y ahondará en la caracterización
lúdico-narrativa con la propuesta del maestro como animador y narrador oral de relatos,
así como mediador y lector de textos literarios, en el siguiente capítulo. No se incluye la
narrativa audiovisual que se desarrolla con recursos multimedia, cine y televisión, ya
que si bien es atractiva para los niños entre los 6 y 7 años, se asume como pertinente,
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en primera instancia, trabajar con el grupo en contacto directo visual, auditivo, corporal,
gestual, desarrollando un vínculo comunicativo y afectivo, propicio para el proceso
formativo; aunque no se puede obviar este aspecto, que será asumido como otro
estudio posterior en correlación con el actual.
Dentro del ámbito escolar circulan y a la vez se producen muchos relatos con
base en la experiencia de los agentes educativos, los niños y maestros, que involucran
sus formas de sentir, comunicar, apreciar y valorar la vida y su propia experiencia. Por
esto, es necesario, vincularlos a la práctica pedagógica en los proyectos de aula, para
enriquecerlos desde una perspectiva de la enseñanza del lenguaje que propicia la
construcción de significados en el contexto de las interacciones sociales de los
estudiantes y de su entorno sociocultural, a través de su expresión oral, escrita, gráfica,
corporal, que el maestro incentiva y orienta.
En los lineamientos curriculares para la enseñanza de la lengua castellana, se
propone una interpretación y enfoque más amplio del lenguaje, teniendo en cuenta la
significación, como
(…) los diferentes caminos a través de los cuales los humanos llenamos de
significado y sentido a los signos, es decir, diferentes procesos de construcción
de sentidos y significados. (…) En nuestra perspectiva pedagógica privilegiamos la
función de significación (….) además de la de comunicación (…) lo que implica
una perspectiva sociocultural y no solamente lingüística. (MEN, 1998, parte 3).
De acuerdo a esto, el trabajo propone la relación educativa en el marco de una
pedagogía dialógica, entendida como una forma de comunicación dentro del contexto
educativo que se caracteriza por promover y mantener relaciones de tipo horizontal
entre los miembros de un grupo con roles distintos, generando interlocuciones y
diálogos que aportan distintas perspectivas, conocimientos y sentimientos a partir de los
cuales cada ser nutre la experiencia individual y la colectiva.
La experiencia de compartir conocimientos y saberes a partir de la comunicación
y el diálogo, privilegia no solo el componente de la comunicación expresiva en el
sentido de lograr competencias y habilidades orales, escritas, corporales, etcétera, sino
el de desarrollar la capacidad de recepción, en la que los relatos narrados y contados
por los estudiantes y el maestro permiten estos desarrollos. Es decir, cada miembro del
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grupo está en capacidad de integrar los sentidos y significados que otros han
elaborado, lo que implica un papel de escucha atenta para procesar esas
significaciones y enriquecer con sus aportes el diálogo y la comunicación.
De este modo, los relatos y narraciones de los participantes, cobran vida e interés
para los demás y pueden ser alimentados con otros que se irán sumando, de acuerdo a
las temáticas y orientaciones propuestas o sentidas en el ambiente que se ha creado en
común. Si existe un proyecto o propuesta temática como eje de trabajo, se pueden
articular contenidos de otras áreas del conocimiento, integrando de forma coherente el
currículo y potenciando los saberes con una mirada interdisciplinaria.
En la configuración del relato se integra la voz del narrador, que puede ser la voz
del niño, quien puede estar representado por un personaje de la historia, diferente a él
pero con el que se identifica, o bien puede ser directamente él quien hablará y se
expresará en calidad de protagonista. A su vez, la creación o elaboración misma del
relato, permite entrever la formación del pensamiento narrativo ligada a su experiencia
de contar, escuchar, leer y escribir historias, lo cual implica un proceso de desarrollo
progresivo que involucra las capacidades y potencialidades de la persona.
El mundo vivencial de la persona con sus sentimientos y emociones, sus
pensamientos e inquietudes es lo que se quiere convocar, pues solo se cuenta algo,
desde el acontecimiento cercano y familiar que está en cada ser y al expresarlo, éstos
aspectos o dimensiones del ser, tanto cognitivos, emotivos, intuitivos y racionales,
operan en función de los intereses vitales y las experiencias de conocimiento y
relacionamiento de los integrantes del proyecto escolar.
Gabriel Restrepo (2009) señala la necesidad de vincular el afecto y la cognición
en el contexto educativo y propone como punto de partida
(…) una extraordinaria expresión señalada por Vigotski: No sé por qué nuestra
sociedad se ha formado un criterio unilateral sobre la personalidad humana, ni por
qué todos toman las dotes y el talento sólo con respecto al intelecto. Pero no sólo
es posible pensar con talento, sino sentir talentosamente. (p. 198).
Restrepo (2009) ve la posibilidad de avanzar en el establecimiento de nexos entre los
contextos afectivos y cognitivos a partir de la distinción entre los conceptos de ser y
estar, contemplados por Rodolfo Kusch (1999).
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Estar es, según Kusch, el modo de existencia de las comunidades indígenas (…)
Estar es estar con otros, familia y comunidad; es estar en la tierra; es estar o
habitar con dioses, ancestros, esperanzas (…) Cuando Heidegger, en Ser y
Tiempo (1986,a; 1993,b) se refiere al da-sein, al ser ahí, en realidad alude al estar
ahí, estar con y estar entre que es la condición básica de existir (p.200).
El afecto y la emoción están inmersos en el relato de quien se sabe escuchado, lo
que supone un reconocimiento de su ser integro; así como de su posibilidad y
capacidad de decir y comunicar esta percepción, este sentimiento, que por supuesto va
unido a un pensamiento. Abrir este espacio comunicativo a través de la narración de
relatos e historias, permite a todos los participantes sentir un clima afectivo de
reconocimiento a sus diferencias y a sus posibilidades comunicativas tanto expresivas
como receptivas.
Sin embargo, este ambiente propicio al desarrollo de la subjetividad humana, es
dable en la medida en que el animador de relatos, también narrador de historias, asuma
en forma reflexiva y responsable la dinámica participativa de interacción dialógica que
conlleva la experiencia narrativa. La confianza en el proyecto es un proceso que debe
construirse con la voluntad de sus integrantes y está basado en gran medida en la
disposición y actitud de cooperación del maestro, la cual es percibida por los niños y
niñas en el grado de identidad que tiene con lo que hace, con lo que dice, con lo que
narra, con lo que propone, con lo que inventa y sugiere y, en el grado de participación
que permite consolidar entre todos sus integrantes. “Es necesario convencernos de las
ventajas del trabajo en grupo, de la fertilidad del diálogo, de la esterilidad de la soledad”
(Segura, 1999, p. 86).
Estas vivencias son las que marcan la dirección de la senda narrativa, que
entiendo como el discurrir acompañado, en reciprocidad significante; discurrir en el
sentido de reflexionar, pensar, inventar o descubrir cosas nuevas, dotar de nuevos
significados a la experiencia.
En este punto asoma el componente creativo de la narrativa y del relato, que es
una forma particular de ésta y en algunos relatos se vuelve más evidente que en otros,
pero sin lugar a dudas, comporta una dosis importante de imaginación. Imaginación
activa en las imágenes que trae el relato, en las relaciones que entabla, en los espacios
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que crea, en las acciones que cuenta. Este factor imaginativo se encuentra asociado
directamente con las imágenes que surgen al escuchar un cuento, episodio, relato,
fragmento, mito, poema, canto; y se liga entreveradamente con el lenguaje. Se asocian
dinámicamente imagen mental y verbo, creando un tipo especial de correlaciones en
cada oyente, que serán motivo de diálogo cuando la narración termine.
De esta forma, la narrativa implica una serie de procesos cognitivos, emocionales,
sociales, culturales, creativos y estéticos, que por la vía de la exploración lúdica del
lenguaje se concreta en la narrativa oral, escrita o gráfica e integra las vivencias de la
persona, su experiencia, conocimiento y perspectiva para narrar, con la intención de re-
crear y re-crear-se, lo que permite una constante formación de su subjetividad y un
progreso sustantivo en sus elaboraciones simbólicas.
Esta tendencia hacia la dimensión simbólica; esta necesidad existencial humana
de lo poético, es la que permite a los individuos instaurar constantemente nuevos
sentidos de las cosas; transformar infinitamente el mundo, y siempre, de manera
significativa. Si no hay una realidad o un mundo idéntico para todos; si el mundo,
más que representación es constitución de los sujetos, puede afirmarse, entonces,
que toda organización individual o colectiva del mundo es parte del juego infinito
de posibilidades de sentido que emergen y fluyen interminablemente en el devenir
humano. Este fenómeno de la constitución del mundo como despliegue de infinitas
posibilidades de sentido, es, a la larga, la constancia más clara de la necesidad y
la existencia de la dimensión poética. (Guevara, 2015, p. 12).
Guevara (2015) plantea esa tendencia humana a la dimensión poética como “una
constante disposición a lo simbólico, al juego, a la imaginación, a la fantasía” . (p.12).
De modo que, la intención de poner esta línea de acción narrativa en funcionamiento en
el marco escolar, conlleva una reflexión sobre sus implicaciones en la concepción
misma sobre la pedagogía, que hemos dicho, requiere transformarse en dialógica, la
cual es afín a la Psicagogía propuesta por Restrepo (2009)
(…) que apela a los sujetos que escuchan para que se reconozcan como sujetos”
y a la Mistagogía que “invita a descifrar en el lugar común de los contextos
existenciales y afectivos aquello que está allí, pero no se revela si no media una
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sabe de un modo particular”; lo que nos hace pensar que relatar implica ya un
modo de conocer, ya un modo de narrar, en una mezcla inextricable. (p.48)
Lo que quiere decir que a la vez que se narra también se conoce lo que ésta
acción implica, de por sí una forma de conocer, que representa también un modo de
pensar inherente a las acciones humanas. Y esto supone entonces, una forma de
aprender enlazada a una de enseñar. La narración tiene una función que cumplir en el
contexto educativo dentro de la relación enseñanza-aprendizaje.
Plantea el teórico que el “impulso hacia la narrativa” se asocia con la facilidad
para abordar los aspectos que aún no encuentran solución dentro de los proyectos y
expectativas humanas, logrando alcanzar un sentido en las cosas cuando no lo tienen
(Bruner, 2003). Vistos así, los relatos son como un recurso que se utiliza para
contrarrestar el efecto de la incertidumbre con que apostamos en el juego de la vida,
nos permiten afrontar las sorpresas, adelantar el futuro, hacerlo menos incierto y más
previsible. Son la posibilidad de allanar caminos a las tensiones y frustraciones
humanas y, a la vez, la exploración de situaciones humanas por la vía de la
imaginación. En palabras de Bruner (2003) “Contar historias y compartirlas nos adiestra
para imaginar qué podría ocurrir si…” (p.52).
Continuando en la misma dirección, Bruner (2003) ahonda acerca de la narrativa
en los siguientes términos: “sabemos que la narrativa en todas sus formas es una
dialéctica entre lo que se esperaba y lo que sucedió. Para que exista un relato hace
falta que suceda algo imprevisto; de otro modo “no hay historia”. Y más adelante
continúa “El relato es sumamente sensible a aquello que desafía nuestra concepción de
lo canónico. Es un instrumento no tanto para resolver los problemas cuanto para
encontrarlos”. (p. 31).
Esta acotación al tema denota claramente que el elemento sorpresa que desvía el
curso normal de los acontecimientos, es el que da vida a la historia alertando al oyente
o lector a inmiscuirse en ella. Podríamos decir que hay historia cuando hay problema-
peligro–riesgo-obstáculo-, que vuelve interesante el modo de resolverlo, “cuando la
imaginación se figura las cosas en perspectiva futura o pasada (pensamiento narrativo)
saliendo del curso explicativo acerca de cómo son las cosas (pensamiento
paradigmático)” (Bruner, 2003, p. 140).
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una cierta forma adecuada de ser, lo cual permite mantener claridades sobre
aquello que es posible y aquello que no lo es, aquello que es aceptable y aquello
que no lo es. Esto no tanto para descalificar lo que se encuentra por fuera de la
norma como para saber qué cosas tienen sentido y qué cosas necesitan
explicación (Camargo & Hederich, 2010, p.334).
De acuerdo con este enfoque, el entorno cultural permite que la persona elabore
los significados en el marco del contexto en que se encuentra, a partir de las relaciones
e interacciones en las que participa, y los significados operan sus transformaciones en
la medida en que cambian estos contextos.
Para Bruner, entonces, el pensamiento de la cotidianidad tiene su expresión
simbólica directa en la modalidad narrativa de organización de la experiencia (…)
En esta medida, en contraste con el pensamiento lógico-científico, lo que interesa
sobre cualquier otra cosa es el sujeto y su circunstancia. Es en este juego de
subjetividades que aprendemos a ser personas pertenecientes a una cultura.
(Camargo & Hederich, 2010, p.337).
Parece importante detenerse en este punto y referir el uso que los niños hacen de
sus narraciones (Bruner, 2006) con base en lo que han aprendido desde su experiencia
práctica en el grupo de referencia socio-cultural, en primera instancia en la familia.
Citando ejemplos extraídos del libro de Judy Dunn Los inicios de la comprensión social,
donde se muestra que el niño aprende en la acción lo que es aceptado o permitido
como válido y lo que no lo es. Los relatos que oye de sus familiares (hermanos, padres
y otros) son contados con la perspectiva del que cuenta lo que ha s ucedido en el marco
de los dramas familiares. Es decir, que cuando los deseos de los niños entran en
conflicto con los de sus familiares, la tarea del niño consiste en equilibrar sus deseos
con sus compromisos hacia ellos. “En estos precoces conflictos familiares, las
narraciones, en este contexto, se convierten en un instrumento no sólo para contar lo
que ha sucedido, sino también para justificar la acción relatada” (p.90).
En este caso, Bruner (2006) resalta que niños pequeños (3-4 años) aprenden a
contar “la historia apropiada” de acuerdo a su conocimiento de la versión canónica, con
el fin de convencer a sus padres, mediante una versión opuesta a la de su hermano,
sin entrar en confrontación con los adultos. De este modo, los niños usan las
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narraciones de forma retórica (para justificar, halagar, engañar, etcétera) con las que
buscan persuadir y convencer y no simplemente exponer algo “y se convierten en
conocedores del género de historias que producen el mismo resultado” (p.98). A su vez,
el niño también “aprende muchas de las formas útiles de la interpretación y, gracias a
ello, desarrolla una empatía más penetrante. Y así entra en la cultura humana” (p.98).
De lo que se desprende, que las narraciones surgen en el ámbito de la vida
social, en medio de la cultura, se encuentran metidas en los intersticios de la vida
comunitaria y colectiva, afloran de modo natural y consustancial a las circunstancias;
adquieren sentido dentro de un grupo humano y dotan de sentido la experiencia
particular de cada persona en el acto mismo de narrar.
Los relatos no solo son productos del lenguaje, tan notable por su extrema
fecundidad, que permite narrar distintas versiones, sino que el narrarlos muy
pronto se torna fundamental para las interacciones sociales. ¡Qué rápido hace el
niño para aprender la historia correcta para cada ocasión! En este sentido, el
relato se imbrica con la vida de la cultura, e inclusive se vuelve parte integrante de
ella. (Bruner, 2003, p. 53).
Vamos a seguir a Teresa Colomer en su texto Andar entre libros en el capítulo “El
progreso del lector” (2005), en donde nos dibuja con claridad el camino que sigue el (la)
niño(a) para avanzar en el itinerario por los caminos de la lectura desde las primeras
etapas de desarrollo infantil, a partir de las cuales se va desarrollando la conciencia
narrativa.
La primera etapa inicia desde el nacimiento y puede decirse que se trata de una
sensibilización a través de las narraciones que escucha, en las que por el contacto
anímico con la voz, en un lazo afectivo estrecho con el narrador, se empieza a
conformar un mundo de sentido. El niño-oyente sabe que le están comunicando algo
que contiene significado.
Se inicia el desarrollo de la conciencia narrativa a través de la recepción –escucha
de los relatos en los que va asociando lo que pasa, con los personajes que allí
aparecen (elementos formales), para introducir, poco a poco, vínculos de causalidad en
los episodios que antes parecían sin conexión. Será después que pueda conformar el
esquema secuencial de la historia.
Algunos autores asocian la adquisición de las estructuras narrativas con los
estadios de desarrollo. En este caso Applebee (1978), referenciado por Colomer, lo
hace en correspondencia con los estadios planteados por Vygotsky. Al inicio del
proceso de desarrollo, el niño establece asociación de ideas del relato, a los 5 años
realiza una cadena focalizada de las peripecias del personaje (a modo de
enumeración), a los seis años ya establece una relación de correspondencia entre las
acciones y los personajes dominando la estructura narrativa (inicio-conflicto-final).
Esta conciencia narrativa entra en relación con las expectativas sobre la conducta
de los personajes, quienes se integran a su mundo real y con quienes se identifican.
Los libros para niños contribuyen a potenciar esta identificación por los personajes
infantiles que incorporan y que luego revierten en otros formatos como series
televisivas. Muchos de estos personajes, especialmente seres fantásticos y animales,
representan connotaciones atribuidas por la cultura y permiten al niño separarse un
poco de la historia por ser transgresora de normas o presentar un conflicto emocional
difícil de asumir si el personaje fuera un niño.
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las personas, en todos los niveles educativos. Es de suponer que los relatos son
puestos en circulación en las distintas áreas del saber, porque se cree en su papel
educativo.
Se considera que una persona que no sabe leer, escribir y hacer las operaciones
aritméticas fundamentales, o carece de lo que actualmente se llama la “calificación
para el mercado laboral”, se encuentra en peor situación dentro de nuestra sociedad
que otra cuya única falta es no conocer, por ejemplo, la historia de los Estados Unidos o
el argumento de algún drama de Shakespeare. (Jackson, 2012, p.30).
El autor deja claro que “Los ejemplos y testimonios citados dejan poco espacio
para dudar de que las narrativas pueden tener efectos potentes” Pero, se hace la
pregunta: “¿son frecuentes esos sucesos? ¿Cuántas historias pueden tener semejante
influencia sobre nosotros?” y termina concluyendo que “pocas” (Jackson, 2012, p. 37) y
abriendo un abanico de cuestionamientos sobre la pertinencia de centrarse en los
objetivos transformadores cuando su posibilidad de ocurrencia es mínima. ¿Se
convierte esta acción de emplear relatos en la enseñanza en una pérdida de tiempo y
entonces es preferible centrar la atención en la función epistemológica de éstos? ¿Qué
puede asegurar que un relato funcione de acuerdo con su intención?
Pero, por otra parte, no todo lo que se enseña debe estar fríamente calculado y
referenciado en las planeaciones de los maestros, por eso, importa comprender al
maestro de una manera distinta, más flexible y cercana al lado intuitivo, a lo que él
asocia con el compromiso de hacer lo mejor de acuerdo con las eventualidades que se
presentan en la práctica pedagógica. De hecho, Jackson ( 2012) sugiere que
Los docentes captan las oportunidades que se les presentan mientras dan clase.
Así, descubren el valor de lo que están haciendo en el proceso mismo de hacerlo
(…) no hay comparación posible entre los planes esquemáticos, y la rica realidad
que se despliega en el aula. (p.50).
Para los maestros, (…) implica hacer de vez en cuando lo que se siente que es
correcto aunque no se pueda decir con certeza por qué se hace eso y no otra
cosa. (…) significa ser fiel a los propios principios éticos y actuar bajo su luz
cuando todas las otras guías fallan, aun cuando no parezca posible que esa
conducta arroje beneficio alguno como “resultado de aprendizaje” específico.
(Jackson, 2012, p. 44).
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Este capítulo nos lleva de la mano por el universo lúdico de la narración literaria,
en particular del cuento y el mito, develando los fundamentos que animan su estructura
y vitalidad, así como la necesidad de hacer consciente el acto de narrar en la voz de los
maestros, como una experiencia de diálogo y encuentro potencial de enriquecimiento
colectivo en el contexto educativo.
Los niños y niñas tienen experiencia en esto de ser y no ser, de hacer como si,
para ver lo que pasa afuera y adentro, en el mundo externo (representado por los
adultos) y en su interior. De esta forma, van aprendiendo a alejarse y aproximarse cada
vez que lo necesitan, alargando o acortando la pita, que como hilo invisible les permite
ir y venir a su antojo de mundos lejanos, mezclados con elementos materiales y/o con
episodios de su vida cotidiana, que le sirven de insumo para tomar distancia y
desaparecer, hasta que por algún motivo, a veces interno y otras externo, se da por
terminado el juego.
Diríase, de otro modo, que el ser del juego encuentra lugar en el orden de lo
novedoso e inusual, en aquello que es inesperado, fortuito, extraño, que se sale de
cauce y por tal motivo es asombro y gracia a la vez, misterio y broma, tal y como ocurre
con la narración literaria.
Respecto a la función:
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Destacada autora argentina de literatura infantil y juvenil desde hace décadas y por sus
aportes a los planteamientos sobre la esencia de la literatura como espacio poético.
3
De acuerdo con Montes, concepto que luego se fragmentó, escindiendo al arte en su forma
(estilo y belleza) y contenido (verdad- mensaje).
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“El artista es el constructor, el hacedor de ficciones, pero siempre hay algo que busca
atrapar con su artificio” (Montes, 1999, p.26), que siempre persigue y no logra atrapar.
Jugar nos ayudaba a entender la vida, y también el arte nos ayuda a entender la
vida. Pero no porque los cuentos “digan de otra manera” ciertos asuntos o
expliquen con ejemplos lo que nos pasa sino por las consecuencias que trae
habitarlos, aceptar el juego. Por esa manera de horadar que tienen la ficción. De
levantar cosas tapadas. Mirar el otro lado. Fisurar lo que parece liso. Ofrecer
grietas por donde colarse. (…) Y todo eso, una vez más, no con discursos sino
con poiesis, es decir con ficción, a partir de un artificio. (Montes, 1999, p.29).
Si bien en el arte nos encontramos con una “cosa”, la estatua, el cuadro, el objeto,
aquella “cosa”, carece de lo que pudiéramos denominar utilidad. (…) Este
afincarse a sí misma, ser ella a despecho del mundo que la rodea; es e su estar
ahí suficiente, es lo que nos la determina como arte, y la separa de lo útil (…) si
nos disponemos a ella, si nos abrimos, entramos, de inmediato, en un terreno de
alguna manera similar al que habita el niño cuando deja que esa intrarealidad que
el juego crea lo absorba y comienza a vivir en el pleno del “como si”. (Montaña,
1971, p.58).
cultural en el que las creaciones son posibles y válidas en su misma naturaleza, ya sea
hecha de palabras, dibujos, pinturas, danzas, cantos, esculturas, etc.
El juego (…) sirve para preparar y potenciar procesos de desarrollo humano, (…)
su función, en últimas, está ligada a la vida cotidiana como experiencia cultural,
ya que el juego conduce en forma natural a ésta. A través del juego los niños y los
adultos participan en la cultura; en la medida que los actos de creación producidos
por estos puedan transformar la cultura y, en consecuencia, dotarla de sentido y
de significación. (p. 97).
La literatura, como el arte en general, como la cultura, como toda marca humana,
está instalada en esa frontera. (…) Un territorio necesario y saludable, el único en que
nos sentimos realmente vivos, el único en el que brilla el breve rayo de sol de los versos
de Quasimodo, el único donde se pueden desarrollar nuestros juegos antes de la
llegada del lobo. (Montes,1999, p.52).
¿Qué lugar ocupa el mundo imaginario en la vida de las personas? ¿Por qué un
cuento tiene valor y qué es lo que vale en él? ¿Se le valora en relación con su utilidad
en el mundo externo, con el mundo interno del oyente-lector, y/o de acuerdo a su propio
material, a su misma naturaleza?
El material por excelencia que compone un cuento está hecho de palabras y más
exactamente del lenguaje, a través del cual se abre camino a mundos imaginarios que
valen en tanto construcción simbólica, poética y ficcional. Es decir, el cuento está hecho
43
Visto de ese modo, el espíritu infantil entra a este mundo ficcional desde muy
temprano y se complace en él libremente. Sin embargo, parece que el mundo de los
cuentos resulta atractivo para los adultos en la medida en que lo necesite, como un
material que puede prestarle una utilidad, “muchísimas veces, no es el impulso de
visitar mundos imaginarios el que lleva a los adultos a contarle un cuento a un chico
sino más bien otros impulsos que no se dirigen al cuento sino, más allá o más acá del
cuento, lo hacen instrumento, herramienta” (Montes, 1994, p.10).
Tanto la escuela como los padres y todo el conjunto de disciplinas y saberes que
se ocupan de la infancia han entrado a utilizar y/o indagar las funciones y valor de los
cuentos en relación con la naturaleza misma de su área (educativa, ética, moral,
psicológica, social, etcétera) generando y motivando adhesiones o distanciamientos
frente a las múltiples interpretaciones. Los cuentos se han utilizado para casi todo. “No
hay por qué cuestionar que “se usen” para tantas cosas. Al fin de cuentas, los mundos
imaginarios siempre han servido frente a los patios lluviosos, las tristezas y muchas
otras calamidades y limitaciones de los seres humanos” (Montes, 1994, p.10). Sin
embargo, dentro de los espacios de encuentro entre los mundos adulto e infantil, sobre
todo en el marco de la primera infancia, aún en los primeros años de educación
primaria, se requiere ahondar la comunicación a través del lenguaje narrativo de los
cuentos, lo cual significa brindarle al niño un terreno (el de lo posible) en el que puede
ingresar y acomodarse una y otra vez, cuando lo desee.De acuerdo a su experiencia
como escritor y lector, Muñoz (2013) expresa:
Cada historia que escribo guarda una ilusión, una promesa y esa posibilidad de
crear nuevas realidades por medio de las palabras. (…) leeré mis nuevos cuentos con
44
la esperanza de que esta vez encuentre en ellos esas alas que solo las palabras les
ponen a los días, a la vida, a uno mismo. (p.30).
Savater (1994) nos remite al carácter ético de los cuentos, específicamente de las
“narraciones fundacionales” o “historias puras”, es decir, las que vienen de la tradición
oral, porque advierte en ellas su inclinación e interés por cierto tipo de valores. Valores
que pasan de una generación a otra a través de la transmisión oral pero también del
material impreso. Y se pregunta qué es lo que legan estos relatos a los
escuchas/lectores? Y responde:
Este legado de sabiduría está ligado a la vida pero está dicho en forma velada, en
forma de cuento. Allí está el consejo, la advertencia, la invitación a tomar valor, al
riesgo, a la prudencia cuando es necesario, a sopesar con justicia los actos humanos;
es el relato de las experiencias vividas. Y sin embargo, la narración, el cuento está
unido a la palabra de viva voz, que aún leída, exige el compromiso de unos oyentes, a
quienes deja en libertad para interpretarlo. En este sentido, señala Savater su carácter
45
Imposible desligar del contexto narrativo al mito, el cual se encuentra dentro del
campo de la tradición oral narrativa vinculada a la simbología asociada con las culturas
aborígenes o comunidades étnicas. “Este campo es clave para comprender cómo se
conforma y teje la realidad, manifiesta el acontecer histórico, trasciende y conecta a un
contexto sagrado, creador de significados y sentidos; ficcional en última instancia”
(Goyes, 2012, p. 82).
Para este autor, es fundamental revisar los mitos que todavía permanecen en la
tradición con el fin de adentrarse en ese mundo ficcional que sobrevive gracias a la
sabiduría popular. En este orden, se pueden establecer las relaciones mito-rito, siendo
el mito el que otorga el significado profundo al rito y a su vez, el rito, el que vivifica el
mito. Una definición aclaradora sobre el Mito la propone Goyes (2012), señalando que
46
Se cuenta para volver a fundar los principios, para sentir como propios los
orígenes ligados a la naturaleza, en los que el hombre encuentra identidad y resolución
a favor de la vida. “Narrar es la posibilidad de reinventar la realidad, de recuperar las
posibilidades frente a lo difícil o lo adverso. Cuando pierde su función regeneradora,
directamente conectada con esa esperanza sustantiva de que ya hemos hablado, la
narración se agosta”. (Savater, 1994, p.36).
Importa señalar aquí las cuatro funciones antropológicas básicas que Melich en
su libro “Antropología simbólica y acción educativa” (1996:73) propone y Goyes (2012)
reseña para tener una visión amplia de su funcionamiento: una función cosmológica en
la medida en que pone en contacto al ser humano con el sentido global de la naturaleza
y de la creación cósmica. Una función histórica, puesto que recoge la tradición
ancestral, vinculando al individuo con sus antepasados. Una función sociológica, al
servir de paradigma estable y dinámico. Una función psicológica al mantener el orden
mental, al equilibrar los deseos y limitaciones humanas.
Por esta misma vía, interesa a nuestro estudio sumar la visión terapéutica que ha
incursionado alrededor de la desaparición de los mitos en épocas modernas. Rollo May,
citado por Goyes, (2012 p. 95) lo plantea de esta manera: En realidad el nacimiento y el
desarrollo de la psicoterapia en nuestra era contemporánea tuvieron su origen en la
desintegración de nuestros mitos. Signos que están siendo revisados por los analistas y
críticos del Mito, que dejan ver la gran incidencia y el papel que cumple esta forma
47
Urge una voz que cuente, una literatura que narre en las voces de sus
protagonistas, que anime e incentive sueños, imágenes y recuerdos, entre otros, para
labrar y poblar la vida de sentidos profundos. “Necesitamos pasar la vida por el tamiz de
las palabras; (…) integrar los hechos, a veces absurdos y a veces aleatorios, y darles
una ilación (…) porque, viéndolo bien, nuestra tarea desde que comenzamos a tener
palabras, es construir sentido”. (Reyes, 2013, p. 68).
48
Doris Lessing
Los autores que a su vez son narradores de historias, han encontrado el sentido
que éstas tienen para los seres humanos, puesto que han experimentado por sí mismos
sus efectos y han asumido el compromiso formativo que encarna del acto de contar.
De alguna manera contamos historias porque somos frágiles, porque somos muy
vulnerables. Hay un nivel en el que todos estamos necesaria y vitalmente solos
para completarnos. En mi caso las historias me permiten completarme. Algunos
hacen gimnasia para fortalecer sus músculos. Otros se llenan de sabiduría
excesiva. Yo vivo y como cuento y eso me transporta, me cambia, permite que sea
otro. Y es importante estar cambiando, darse oportunidad de ver otras formas de
pensar el mundo.
(http://colectivoeltaller.blogspot.com/2008/06/nicolas-buenaventura-vidal.html).
51
Paul Zumthor (1991) en su libro Introducción a la poesía oral, plantea el papel que
corresponde a las tradiciones orales como fruto y a la vez constituyente de la cultura y,
el desconocimiento de las mismas frente al marcado reconocimiento de la producción
escrita, como principal producto de las artes del lenguaje. La relación entre voz y poesía
ha sido evidente a través de la tradición oral poética que en nuestros días percibimos
en contacto con el universo de la escritura.
52
Verticalidad luminosa que surge de las tinieblas interiores, pero aún marcada por
esas profundas huellas, la palabra proferida por la voz, crea lo que dice. Es eso
mismo que nosotros llamamos poesía. Pero también es memoria viva para el
individuo y a la vez para el grupo cuyo lenguaje constituye la energía ordenadora
(Zumthor, 1991, p. 66).
Todos estos rasgos de la oralidad que P. Zumthor (1991) reclama para la poesía
antigua (medieval) son rescatables en el escenario de la comunicación educativa y la
relación pedagógica, justamente para acoger el valor asociado al lenguaje vivo, que
encarna la eficacia de la voz y el reflejo que acontece en los oyentes-receptores de la
misma; generando una actividad lúdica que involucra la totalidad de los seres en un
espacio poético que amplía sus fronteras de construcción en torno al lenguaje que
rebasa lo meramente lingüístico.
En palabras de Julio César Goyes (2012):
(…) atendiendo a la oralidad se puede cualificar crítico-creativamente la
performance pedagógica del docente/discente, a partir del juego y las dinámicas
de carácter lúdico; además comprende el reconocimiento del lenguaje no
únicamente como categorías lingüísticas, sino como materia de palabras, actos de
habla con el cual se crean objetos y mundos e intenta propiciar una acción
pedagógica que posibilite el acercamiento de profesores y estudiantes a la
tradición narrativa y a la literatura como el arte de decir poemas y contar cuentos.
(p.58).
En la escuela el elemento vocal es la fuente vivificante del lenguaje y estructura
de la función comunicadora, que más allá de la significación discursiva abre paso a la
fuerza presente desencadenada entre los participantes -corporalmente presentes- de
ese acto perceptivo-receptivo y, a la vez, representativo-expresivo que constituye la
Performance.
Refiere Goyes (2012), “Entendamos entonces por performance una acción
compleja por la que un mensaje poético es simultáneamente transmitido y percibido, en
un ahora y un aquí concretos” (p. 59). El maestro al tomar el papel de narrador oral de
cuentos e intérprete de poemas explora las posibilidades poéticas de la palabra,
asumidas desde la comunicación verbal y no verbal; cualificándose en su papel de
53
intérprete pero a su vez de escucha. Es un actor, un jugador creativo con las dinámicas
del lenguaje, que entra en diálogo y encuentro de imaginarios, apuestas de significado,
visiones.
Fundar este espacio en la escuela, es conquistar una comunicación que valora la
subjetividad ligada al afecto, como cualidad humana que debe visibilizarse en la
pedagogía de la oralidad. Significa avanzar en el campo de la ampliación de la cultura
implicada en el horizonte de sentido de la tradición propia de las comunidades, donde la
constante es el aporte e interrelación de actos de significado particulares, en tensión y
dialogo con los que los demás proponen. En este espacio quedan en entredicho los
paradigmas del conocimiento verdadero y objetivo que niegan los imaginarios posibles,
las apuestas interpretativas, los gozos con la ilusión y, se admiten las aproximaciones
como valiosas y originarias de otras consideraciones, son bienvenidos los absurdos, los
sin sentidos, las risas, como también los aciertos, los acertijos y las dudas.
Este espacio se convierte en el escenario de la voz poética, la voz que encanta,
que danza, que fluye y resuena en los ecos de otras voces e imaginarios, que se
adhieren al canto, al juego, al chiste, al cuento, al poema…
(…) la voz poética es, en la concepción de Paul Zumthor, una voz dotada de una
densa carga significativa simbólica, en la que se halla una identificación del
mensaje con la situación que lo engendra; la voz poética agrupa las palabras en el
momento de la interpretación, y así, en la actuación y en el tipo de audición, se
fijan la unidad de la obra poética y de la voz. (Calvo, 2000, Sección de
introducción, párr. 2).
Contar o narrar cuentos en forma oral y leer en voz alta para niños , responde al
gran propósito de servir de herramienta para que la creación literaria surja en todo su
esplendor y tome vida con la magia de la palabra, la fuerza de la voz y la potencia de
las imágenes, y así, ilumine la vida de los oyentes.
Estos dos actos, narrar oralmente y leer de viva voz, que convocan la integración
y la vida grupal, son preparatorios para la lectura, que posteriormente va a ser un acto
54
más privado, pero que también puede realizarse entre dos o más personas, si hay
acuerdo sobre el material escogido. Quede bien claro, que aunque puedan ser un
peldaño en el largo tránsito por el mundo de las letras, ese no es su objetivo primordial,
ya que como se ha dicho en forma insistente, el acto narrativo sirve a propósitos más
espirituales relacionados con la formación anímica e integral del ser, en el contexto de
su vida cultural.
Escuchar cuentos no es una actividad exclusiva de la primera infancia, aunque es
una etapa en la que no pueden faltar. Si en el seno familiar creaba una comunicación
afectiva muy intensa, en el medio escolar también la convoca, en una relación más
abierta a la colectividad pero igualmente cercana y afectiva. Los momentos del cuento
son momentos para el encuentro en el que se comparten las experiencias en torno a los
mundos fabulosos e imaginarios.
Lo esencial en una narración es no perder de vista que ésta es útil para quien la
oye, justamente porque permite que cada quien obtenga del cuento lo que necesita, y
que a partir de él se realice un estimulante ejercicio de imaginación. (Busatto, 2009, P.
65).
En el acto de narrar, la voz como elemento que da fuerza fundante a la palabra,
es la presencia que se hace real exclusivamente por el fono (voz activa) no por el logos
(racional). Por esto, la narración es presencia viva, activa y real al hacerse oír, al
convertirse en voz y en presencia efectiva que permanece en un espacio y tiempo
determinados: es el momento único de encuentro que hace posible el acto de
comunicación dentro del espacio poético. La oralidad, en este sentido, en acción
integrada con el gesto y el cuerpo, se potencia e inscribe dentro de un rango de mayor
alcance.
La palabra lleva enredada en su esencia una prosodia que articula un sentido
rítmico, fundamental constituyente de la voz. El ritmo implica siempre una repetición, un
eco de movimiento, de sonidos, de vocalizaciones léxicas o no, una secuencia que
puede variar sin dejar de articular un sentido. Sentido que debe entenderse más allá de
la significación, en relación con la identidad que mueve el flujo vocal, visual, corporal del
acto performativo que constituye el espacio narrativo, en el que el autor o intérprete se
liga en juego y trance afectivo con el público escucha, que entra a participar en forma
55
Contar algo que tenga sentido para el que narra, aquellos cuentos que nos
reportan un significado especial, mirarlos detenidamente y aclarar qué es lo que dicen -
precisando cuál es su intención- y, de qué manera lo dicen -para captar el tono y sentir
afinidad con él. Preparar la narración conlleva estimularse a sí misma(o) en el ejercicio
56
de contar, disfrutar hablando a solas en voz alta, como un buen narrador o un buen
cuentero, sin intentar parecerse a ninguno conocido, pues cada quien, encuentra su
propio ritmo y su propia voz, que emergen de acuerdo a las imágenes que el cuento
sugiere. “Narrar un cuento implica apropiarse de sus símbolos, y esto más que
importante, es esencial. Vivimos en un mundo árido, poblado por imágenes vacías,
despojadas de significado, y rescatar significados es imprescindible para nuestra
existencia” (Busatto, 2009, p.37).
Para poder contar algo con tranquilidad se requiere que sea propio, tener claro su
centro, lo más valioso, los momentos cruciales, el tono, los espacios, las imágenes
elaboradas que le dan realce y vuelo a la imaginación, la melodía, es decir el ritmo con
sus pausas y giros precisos en algunos momentos de la historia. Aprenderlo de
memoria no hará que sea emocionante para el público, pues saber la historia no es
suficiente; lo que convierte el texto en encuentro, es vivir la experiencia del relato, sentir
el peso, elaborar la carga que brinda, dando lugar a que cada oyente también lo
elabore, lo teja en su conciencia e imaginación. Por eso, no debe haber prisa en la
narración y por lo mismo, el espacio, en su doble significado como encuentro y como
escenario de la narración, no es indiferente a la dinámica de las relaciones narrador-
oyentes. Munita & Riquelme (2012) acercan los eventos narrativos a través del acto de
escuchar:
(…) tal como sucede también con la narración, la lectura en voz alta permite que
los alumnos desarrollen la imaginación, es decir, que elaboren sus propias
imágenes mientras escuchan. Los expertos en lectura han hecho hincapié en la
importancia de este aspecto en el proceso de comprensión. Un buen lector es
quien crea imágenes mientras lee y eso se practica en la audición. (p.21).
las voces de los personajes, la armonía y musicalidad que imprime el narrador y que
deja emerger los sentimientos del cuento.
4. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
Se asume este enfoque, dado que en el marco educativo se realiza un trabajo con
personas, orientado a la construcción y elaboración de conocimiento, desde la
perspectiva del sujeto que participa activamente del mismo, atendiendo a los
significados y experiencias personales y colectivas producidas dentro del contexto
compartido social y culturalmente.
La elección del trabajo a través del Proyecto de Aula, se adoptó debido a que en
la educación básica y media, se configura como una estrategia que integra la
investigación y la pedagogía. Además, pretende motivar en los estudiantes -sobre todo
59
en los primeros niveles de formación- los procesos que llevan a cimentar las bases de
una actitud inquieta y curiosa frente a los fenómenos de la cultura y la naturaleza, a
través de la formulación y respuesta a preguntas que motivan indagaciones y
exploraciones en donde la participación misma del sujeto es requisito fundamental para
avanzar en estos procesos.
estimula. Estos aspectos se encuentran definidos en algunas de las funciones que tiene
la investigación cualitativa, según Maxwell (2004), como
(…) comprender los significados que los actores dan a sus acciones, vidas y
experiencias, sucesos y situaciones en los que participan” y también, “comprender
un contexto particular en el que los participantes actúan y la influencia que ese
contexto ejerce sobre sus acciones (Vasilachis, 2006, p. 31).
estudiantes y padres de familia, y otro que plantea las acciones previas del docente
para la concertación de las visitas o recorridos locales y la consecución de los recursos
necesarios para la implementación del mismo, con otros actores de los espacios
públicos urbanos.
Esta estrategia sirvió de eje estructurador del trabajo pedagógico, pues es una
herramienta que contribuye a “generar la investigación en el aula y la indagación
formativa (…) entre otras opciones que también parten de la importancia de la
construcción conjunta del conocimiento”. (Gutiérrez&Zapata, 2011, p. 80).
A partir de la ejecución de las fases del Proyecto de Aula con la realización de las
actividades se pudo promover la elaboración de narrativas y hacer acopio del material
par la interpretación.
¿Cómo provocar en los niños interés genuino por el acto narrativo oral, gráfico y
escrito?
¿De qué manera las experiencias exploratorias del entorno urbano escolar en la
localidad, contribuyen a estimular la elaboración de textos y/o narrativas en los niños?
64
4.6. La Población
años de edad y que en su mayoría son estudiantes antiguos del colegio y tienen
algunos compañeros conocidos del año anterior con quienes tienen más confianza.
Cuando se toman como punto de partida del trabajo escolar los intereses,
búsquedas, gustos y expectativas de los muchachos, se está abocado a cambios
no sólo de mirada ante el quehacer en el aula sino, primordialmente, de la actitud
del maestro frente al estudiante (Segura et al., 1999, p. 47).
Los proyectos tienen distintos puntos de partida, bien por inquietudes e intereses
de los estudiantes que se pueden acordar por consenso grupal, por propuestas que los
maestros presentan, pertinentes para el grupo (dado su conocimiento del mismo), o por
la experiencia docente en su disciplina específica. Otra posibilidad de origen, está en
relación con el desarrollo de una temática particular en un área de estudio central de la
institución escolar, por temas de actualidad, entre otros.
En este caso, el proyecto surge del interés de la maestra del grupo con base en
una experiencia de trabajo previa, basada en la literatura. La motivación fundamental
es la de vincular las vivencias del grupo en los actos de expresión oral, escrita y gráfica
como una forma de trabajo colectivo, a partir de los aportes individuales, llegando a
concertar un eje temático para dinamizar el proyecto de aula.
¿Cómo provocar en los niños interés genuino por el acto narrativo oral, gráfico y
escrito? ¿De qué manera las experiencias exploratorias del entorno urbano escolar en
la localidad, contribuyen a estimular la elaboración de textos y/o narrativas en los
niños?
La persona, vista como un ser con la necesidad de contar (y escuchar) algo a (de)
otros y de expresar algo sobre sí mismo, respecto a sus intereses, expectativas y
experiencias en la perspectiva de afirmación de su identidad.
Los otros, como seres dialogantes, curiosos frente a los relatos y narraciones
propias, de sus compañeros y de terceros, que movilizan la aparición de puntos de vista
diversos, llaman al respeto, la admiración y la necesidad de compartir sus vivencias.
en el área de lenguaje desde una perspectiva integradora del conocimiento que brinde
participación a niños y padres de familia para trabajar conjuntamente.
Los objetivos
otros adultos) que cuentos, a partir de Interesar a los niños y manzana del colegio
participan en el Libro-álbum con temas niñas por el tema de lo observando los espacios,
proyecto. de la ciudad urbano desde la lectura personas y demás
en voz alta y las aspectos que forman parte
imágenes del libro-álbum, de este escenario
donde los protagonistas
son niños de su misma
edad y comparten
intereses, inquietudes y
sentimientos.
Los niños completaron la
Lectura en voz Síntesis temática historia en forma oral,
alta del Libro-álbum El El libro relata el viaje de la leyendo las imágenes y
perro de Madlenka niña protagonista dando escuchando atenta y
-Peter Sís la vuelta a la manzana del activamente paso a paso
edificio situado en la gran la secuencia.
ciudad y en el planeta; su Otro día, realizaron un
encuentro con los vecinos relato en el que ellos son
del barrio (oficios) los protagonistas.
llevando de la mano a su
perro imaginario.
Estableciendo acuerdos
Se dialoga sobre los escenarios conocidos por el grupo y otros desconocidos por
la mayoría. Encontramos el supermercado, el polideportivo, el humedal, la biblioteca,
los parques zonales y espacios más cotidianos como las tiendas de barrio y el mismo
colegio, pero el de la Sede A, que cuenta con un espacio mayor que el de la Sede B, y
se plantean las posibilidades de asistir de acuerdo al gusto y la motivación, pero
también a las ofertas de servicios que tienen estos lugares para el público.
atrae mucho asistir al supermercado, porque no vamos a manejar dinero para hacer
compras. La Plaza de mercado Corabastos, que fue seleccionada no se visitó por falta
de tiempo y coordinación con las personas que podían hacernos de guía.
Algunos padres también participaron en otra actividad del proyecto dentro del
colegio, presentando al grupo su experiencia ocupacional y/o de vida laboral en la
ciudad acorde a su lugar de trabajo, con el ánimo de ampliar el panorama de la vida
urbana en comparación con la vida rural que trabajamos en el aula, siempre retomando
nexos con experiencias vivenciales individuales o de grupo. En este caso, se realizó
una salida a una granja en Subachoque, en la que se pudo ver claramente las
diferencias entre la zona rural y urbana.
Los padres que compartieron las salidas pedagógicas con sus hijos, participaron
de los recorridos y la experiencia del taller en el que se narraron algunas historias por
parte de los talleristas, por ejemplo en la Biblioteca El Tintal, en la que las voces de los
niños también contaron algunos sucesos, como elementos de las narraciones visuales
proyectadas, con el objetivo de ser contadas por ellos. De igual manera, los padres se
vincularon contando su experiencia en forma de anécdotas y, a su vez, aprendieron
junto con sus hijos, sobre la evolución del Humedal, sus recursos y especies, cuando el
facilitador y guía del recorrido las contó para todos.
79
El elemento exótico o raro para los niños en general parece ser el humedal, ya
que no lo conocían. El cierre es lo que da importancia a la descripción del lugar, lo
presenta como espacio que ahora conoce por su nombre: “i entonces el lago lo
llamaron umedal de la vaca”.
83
Los personajes van a otro lugar. A un gran lago, donde llevan a nadar a sus
conocidos, con quienes finalmente nadaron mucho.
Por ese final el relato toma tinte fantástico, pues sugiere la imagen de los cuatro
seres nadando en el lago (dos niños, un ave y un grillo) y también queda abierto a
continuarlo. Esta forma de narración se asemeja a un mito de origen, que puede
suceder y contarse en cualquier tiempo y lugar.
El dibujo muestra los 4 seres muy bien detallados con sus características, todos
en el lago, aparecen de pie sobre el lago y el ave elevada pero cercana a ellos. Los
niños tienen el nombre escrito y los animales su especie o clase (grillo y ave). Tanto el
lago como los seres que lo llegan a habitar son elementos principales, no hay
elementos secundarios.
Los dos niños actúan, van al río, encuentran un animal –un pato raro– con otro
encima –un colibrí bonito- . Esta característica llama la atención de la mamá, que
aparece allí sin saber cómo llegó, y es quien actúa, sacándolo del río –parece que es al
colibrí, aunque pudo ser a los dos-, lo observan y luego el animalito se va.
Actividad: Escoger el cuento narrado que más les gustó y contarlo en formato de
historieta en 8 viñetas con imagen y texto.
Historieta No. 1
88
La narración inicia con el problema que enfrentan los protagonistas (van a sacar
del castillo a los vampiros), el cual se acrecienta porque ellos no saben leer (les llegó
una carta) (viñeta 3).
El dibujo refleja lo que la historia cuenta en cada viñeta y aparecen los objetos
simbólicos nombrados que son importantes, como la llave que es de gran tamaño y
representa el premio del castillo para los ganadores. El castillo aparece en medio de los
competidores que lo disputan: vampiros y hombres. En las viñetas no aparecen
diálogos entre los personajes, parece obvio que se comprende todo a través del dibujo
por lo sencillo, casi en todos los recuadros un solo objeto. En la viñeta 6 el texto queda
inconcluso (los ganadores fueron) y en la siguiente se completa (los vampiros), dando
la sensación de suspenso debido a la espera y la sorpresa que causa la imagen
acompañada del nombre de los ganadores.
Vale resaltar que en la viñeta de entrada aparece el cajón mortuorio con una
mano afuera, que obedece a que al inicio de la historia se cuenta que los vampiros
salen de sus tumbas por la noche a asustar y a trabajar; pero esto solo fue retomado en
el dibujo, no en el texto, lo que permite inferir que el dibujo incluye momentos y partes
importantes para entender el relato que pueden completarse con el texto o quedar sin
explicación o referente escrito y saltar un significado importante para el que no conoce
la historia.
90
Historieta No. 2
91
Historieta No.3
93
Aparentemente no sucede nada en particular que haga tener miedo a las dos
mujeres. La sola presencia del monstruo es suficiente para crearlo. Es el miedo grande,
el susto mayor de saber la presencia de ese ser que está ahí: la niña le dice a la mamá
mira y la mamá se asusta. Es imposible no asustarse, todos tienen miedo de los
monstruos: parece ser el mensaje del cuento.
94
Hay un final claro en la viñeta 6 con la fórmula vivieron felices por siempre, luego
de que la niña enfrenta al monstruo cuando le dice déjala en paz y posteriormente,
vete.
Lectura del cuento “El ratón del campo y el ratón de la ciudad”. Autor: Kathrin
Schärer. Bogotá: Carvajal Educación, 2013.
La lámina con el dibujo es la invitación a una aventura: todo está por suceder, la
acción espera que los niños que se miran entre sí, sellen el pacto de iniciar la ruta de
viaje…el barco aún espera y ya empieza a moverse entre las olas, como un anticipo a
la aventura. La expectativa se ha producido.
El texto, por su parte plantea la situación con claridad y precisión, “un día un niño
estaba muy solo”, la circunstancia de la soledad acentuada en un día cualquiera, y
agrega el complemento necesario, “i se encontró a un niño del campo muy amigable”,
como la fórmula perfecta para la distracción de un niño de la ciudad.
Se subrayan las características de los niños (muy solo / muy amigable) por ser
“muy complementarias”, lo suficiente para abrir las puertas a un libro de aventuras
entre un niño del campo y uno de la ciudad, que se ve venir.
Del campo a la ciudad y de la ciudad al campo, son los movimientos que tienen
lugar en esta historia, a través de dos ratoncitos y dos niñas que se encuentran en
cada espacio para “enseñárselo” el uno al otro.
De hecho, el relato comienza con el deseo “yo quiero bolar con familia”, y salta
enseguida a contar la pérdida de la cometa. Es decir, no se vivió el evento de volar la
cometa, en el registro narrativo está la evocación y el recuerdo mental de la frustración.
La esperanza de volar con la familia, al final se convirtió en ilusión y sueño
inalcanzable. Este relato no tiene final feliz.
En el relato importa contar el hecho de haber volado la cometa, por ser una
experiencia alterna a lo tradicional, es decir que se sale de lo cotidiano. Pero lo
interesante en este caso es que el niño plantea de entrada su estado emocional y la
felicidad está en relación con las personas con quienes compartió la actividad y la
nostalgia por el papá que “no pudo venir” con la que hace el cierre del texto.
Esta historia lleva a la inquietud planteada por Bruner (2003) ¿qué tipo de
modelos son los relatos?, preguntándose por el impulso metafórico más allá de de las
cosas referidas directamente en él. ¿Se puede decir que esta historia busca transmitir
algo, que hemos identificado como la felicidad que encierra el acto de compartir por un
momento, algo especial con otras personas?, ¿se puede afirmar que el narrador, en
este caso un niño, es consciente de que está enviando este tipo de mensaje a quien lo
escribe (otra persona u otros lectores o escuchas posibles, con una intencionalidad
narrativa?
105
Aun cuando no hay un suceso que rompa con la linealidad del relato, el mismo es el
evento trascendente que abarca toda la atención de principio a fin. Por eso, es contado
en un solo bloque sin desligar temáticas o acciones distintas a la acción de volar una
cometa. Una sola idea se desglosa para llevar la secuencia narrativa del día, en el
parque Timiza, hasta que fueron a almorzar y termina la historia.
106
Actividad: Los niños realizan el relato siendo ellos los protagonistas en su ciudad,
en su barrio, en su manzana.
Quizás el tono del relato y el verso encontrado surgen de la apropiación del acto
valorativo, en el sentido emotivo, que tiene para el narrador, “pasear un buen r ato con
mi gato”.
109
El relato se hace más real con el dibujo donde aparecen juntos los niños en la
falda de unas montañas y también en las cimas. Distinguiéndose en la cima del medio,
un perro “que los ayuda”.
Si las historias contadas pueden sugerir estas creaciones imaginarias que son
posibles de erigirse en diseños gráficos (dibujos) y en estructuras del lenguaje escrito,
entonces se puede afirmar que promueven el desarrollo de la narración y el
pensamiento que las dinamiza.
ciudad.
la pareja niño-perro para activar el relato. A partir de allí, se pueden ver las
diferencias entre ellos. Una (la niña), se encontró tres perros y decidió
quedárselos. Otro, cambió el perro por el gato, con quien salió de paseo por
un buen rato. El otro, dio prelación a contar con un amigo en la historia, por lo
que transformó su juguete en persona, y el perro lo tomó como ayudante. “El
niño encuentra sus propias fábulas (…) en su propia ensoñación. Entonces la
fábula es la vida misma”. (Bachelard, 1994, p.180).
En esta fase se aprecia que las narraciones basadas en la experiencia real de
volar la cometa, contienen elementos narrativos ligados a las emociones
humanas, al drama, a los afectos y la sensibilidad humana; lo que permite
sentir el relato como autentico, sin que ello signifique la ausencia de
elementos imaginarios. En la segunda, al sentirse protagonistas de la historia,
ésta se convierte más en proyección de sus deseos e intenciones como se ha
podido señalar. En estrecha relación con esto, Chambers (2013) comenta:
Las historias de vida contienen su propia lógica; ocurrieron en una secuencia
normada por una cronología real. Los relatos inventados, aun cuando usen la
materia prima de la experiencia vivida, presentan desafíos narrativos. Los
personajes y los incidentes tienen que inventarse, se debe organizar la trama,
el narrador tiene que decidir entre el tiempo pasado o el presente, tercera o
primera persona, si el narrador es un personaje dentro de la historia o un
observador, el equilibrio entre diálogo y narración, etc. (p.47)
113
Actividad: Junto con los padres los niños elaboraron dibujos y un breve escrito
sobre su actividad laboral (la de los padres, madres y/o abuelitos(as) en la ciudad).
114
El dibujo antes que narrativo es la representación de una imagen que el niño tiene
de lo que hacen su padre y madre en la ciudad, imagen concreta y clara de su labor
como conductor de bici-taxi y de vendedora de tomates. Imágenes que los niños
pudieron ampliar al compartir la experiencia con el resto del grupo, cada niño en la
medida de su confianza para hablar en público y contar algo sobre su vida y la de su
familia.
En esta actividad los niños y niñas del grupo escucharon a los padres, madres y
abuelitas(os) de sus pares, hablar sobre la actividad laboral u oficio que realizan,
algunos en la casa y otros fuera de ella en la ciudad. Los adultos contaron su
experiencia y les mostraron uno o varios implementos y accesorios que les prestan
utilidad a su labor. Los niños tuvieron oportunidad de dialogar y hacer las preguntas que
generó el contacto. Es importante anotar que el texto fue escrito un tiempo después de
la visita y refleja la percepción del niño sin la intervención directa del adulto.
115
El niño cuenta la anécdota que le impresionó de todo lo que contó don Pedro en
el aula: “que una niña tubo un animal en la barriga y siempre se dor mía” y continua
exaltando el problema de la paciente que es una niña y por eso adquiere importancia el
relato, por ser su misma edad y encontrarse muy enferma: “y iva ajugar y le daba
sueñoy el animal sele comía las frutas y todo” y etcétera, hasta que aparece el remedio,
una pepa de ahuyama “y llaes taba mui bien y fin”.
La formula de inicio difiere de los cuentos tradicionales como “había una vez”,
parece formar parte de una conversación informal, como si tuviera el interlocutor
presente en diálogo con él: “y ami me gus toloque dijo” -primero da su apreciación y
luego relata la historia. También aparecen algunas repeticiones en distintos momentos
del texto “y siempre se dor mía” “y siempre le daba lomis mo”.
La narración está ligada a la memoria del relato contado por Don Pedro y genera
intriga y tensión por el desenlace final, ¿qué le pasará a la niña? Afortunadamente el
final es feliz gracias a la pepa de ahuyama, lo que genera gran alivio al liberar la
tensión emocional.
La conclusión se puede recoger en la fórmula que escribe una niña en otro relato
“y los agüelitos son importantes, si alguna emergencia ellos están aquí Fin”, como se
aprecia en el fragmento del siguiente relato.
119
El relato es una versión del cuento de Caperucita roja con un personaje masculino
“un aguelito llamado Don Pedro y ba todos los días al bosque se comia mas sana”. El
dibujo muestra al abuelito con la nariz grande y muy roja. Solo aparece él, de gran
tamaño a modo de superhéroe con una capa verde.
Cristian, el nieto de Don Pedro, cuenta como algo especial que su abuelito le ha
enseñado “que los ojos están conectados con los pies” y la llama “la enfermedad de los
pies” que consiste en que “si uno anda des calso le puede dar dolor de ojos y puede
121
quedar siego”. Luego de este relato importante cuenta lo que pasó el día de su visita al
aula, que también reviste importancia por lo casual e inesperado para todos: “comimos
torta de mansana y le dieron gaseosa a mi abuelito”.
Un espacio importante dentro del barrio es el colegio. El dibujo representa los tres
pisos que tiene la construcción, con los salones en el segundo y tercer piso que se
adivinan por la presencia de los niños en las ventanas. Las escaleras parecen ir en
dirección al patio central de arriba hacia abajo pues una de ellas desemboca en la mitad
de la cancha deportiva. De esta manera, se ve que los niños están en los salones con
la expectativa de poder jugar en la hora del recreo, como se lee en el texto.
Relato No. 1
Relato No. 2
125
En este caso el niño cuenta una historia de su vida familiar y se representa con un
balón porque es lo que más lo identifica. El cuenta la historia en forma oral después de
haberla escrito, sin involucrar los elementos que aparecen en la imagen, ni hacer
referencia a la ciudad explícitamente. Solo al final del relato escribe el nombre que
aparece en letras mayúsculas “KENNEDY ANTIGUA”, que está asociado a otra imagen
que ha sido recortada y no aparece allí.
Relato No. 3
La niña se dibuja en los dos lugares, el actual y el pasado, pero el contenido del
relato pudo haber sucedido allí o en otro lugar así como en el momento actual o en
tiempo pasado; es decir, no circunscribe en el texto elementos que estén referidos a las
imágenes. Sin embargo el relato cuenta una historia con un personaje que parece
conocido por ella y su familia. Don Pedro la visita en su casa, allí le hacen una fiesta y
él se pone muy contento, luego van al parque y al final se devuelven. Los momentos
están concatenados en secuencia progresiva como si todo sucediera de acuerdo a un
plan familiar como de fin de semana (visita- celebración-parque-devolución a casa).
No sucede un evento extraordinario; la fiesta para don Pedro revela par él mucha
alegría, pero no desencadena otra deriva en el relato.
126
Esta fase, relacionada en parte con la anterior, tuvo dos tipos de actividades.
En la primera, otras personas de la comunidad educativa contaron a los niños su
experiencia de vida laboral en la ciudad y sus aprendizajes y, en la segunda, los
niños, ubicándose como protagonistas del barrio y la ciudad, relataron su propia
experiencia.
Relato No. 1
La imagen se complementa muy bien con el texto y utiliza algunos elementos que
muestran la dimensión del hecho. Se pueden ver las proporciones en cuanto al tamaño
de los insectos, la araña gigante tiene la altura de un edificio de diez pisos, las
personas se ven diminutas en la calle, pidiendo auxilio, mientras se produce el
enfrentamiento entre el insecto con su telaraña lanzada desde su boca y la nave aérea
que viene en picada disparando directamente sobre el cuerpo del enorme arácnido. Se
prevé el triunfo de los humanos por las gotas de sangre que caen del animal a la tierra.
130
Relato No. 2
El imprevisto ha trastocado la vida del personaje desde el comienzo del día, más
aún desde que ha abierto el ojo: “yo edespertado y ebisto una telaraña y a mi papa
pegado contra el techo”, cuadro más o menos kafkiano, que por acumulación de nuevos
elementos, uno tras otro, toma el matiz de sueño disparatado hecho realidad.
Relato No. 3
132
Parece que los cucarrones llegaron con la lluvia fuerte y prolongada desde las 5
a.m., se metieron a la casa y al protagonista le tocó buscar refugio en la calle; luego, se
complica más el asunto con la llegada de las arañas gigantes que lo van a matar y,
cosa rara, los cucarrones lo ayudan. La alianza no es entre insectos sino entre insecto-
niño.
Por último, se puede pensar que sin proponérselo cada fase permitió la
exploración o cercanía a formas características de la narrativa, como el mito (fase
1), el drama (fase 2), la autobiografía (fase 3) y la fantasía (fase 4). Lo cual no es de
extrañar ya que la narrativa remite a las acciones e intenciones humanas y las
explora como una manera de conocer, comprender y organizar la realidad. (Bruner,
2003). Sin embargo, es necesario tener presente que las actividades de lectura y
escritura son procesos de elaboración e interpretación de significados, como lo
expresan Mateos & Núñez (2011): “Independientemente de sus intenciones, el autor
del relato tiene que tener en cuenta que la última palabra sobre el significado y la
verosimilitud del mismo la tiene la reflexión e interpretación propia que realiza el
lector” (p.119). De ahí que el significado de una narración dependa no sólo del
punto de vista de quien construye la historia, sino también de quien la lee o la
escucha.
135
CONCLUSIONES
Este contexto de trabajo escolar produjo un cambio de actitud del maestro frente
a los estudiantes y al proceso de enseñanza-aprendizaje, modificando los roles,
teniendo en cuenta los relatos y a través de estos, a las personas que los elaboraron. El
maestro en el rol de narrador, de contador de historias, de lector para un público
especial, se vio obligado a ser auténtico con su público, so pena de ser descubierto
enseguida por sus interlocutores y oyentes, si intentara aparentar lo que no siente. Al
vencer el miedo a perder autoridad con el grupo, pudo entrar sin prejuicios ni
prevenciones, como un niño, en el material invisible de las historias y contar lo que
nunca imaginó y hacer lo que imaginó alguna vez pero no se sintió capaz: narrar
historias que hablan de sí mismo, de otros y para otros.
significar que los niños tienen, dando sentido a su experiencia de vida, unida a la
construcción de imaginarios posibles más allá de su cotidianidad; les permitió elaborar
significados particulares del entorno, lo que se vio manifiesto en sus narraciones orales,
gráficas y escritas.
Estas proposiciones teóricas son una invitación, a conocer a través de los relatos,
lo que constituye la experiencia vital de los estudiantes, como una manera de llegar a
comprenderlos; y también, a proponer rutas o derivas para que los actos narrativos, en
137
Se destaca, que sin ser un objetivo a alcanzar, cada fase del proyecto permitió la
exploración o cercanía a formas características de la narrativa, como el mito (fase 1),
quizá por la relación y descubrimiento de lo desconocido (en este caso el Humedal de
La Vaca) asociado a elementos de la naturaleza, que tienen conexión con los orígenes
fundacionales; el drama (fase 2), por provenir de la asociación con la experiencia
directa que mueve al narrador a representar su emoción en el contexto de vida
significativo para él (elevar cometa); la autobiografía (fase 3), por la familiaridad con los
espacios cotidianos que hablan de los gustos y preferencias y dejan ver cómo sucede y
qué significa una acción o un escenario conocido (el colegio, el barrio); y la fantasía
(fase 4), al cortar con lo establecido y aventurar en espacios y tiempos alternativos,
guardando nexos con la vida real, pues en este caso se narra a partir de un hallazgo
particular, un tesoro escondido e invisible, que se mueva bajo la tierra: insectos y
arácnidos que se van a transformar en seres amenazantes al tomar dimensiones
desproporcionadas bajo la lupa.
De hecho, algo que aparece como un resultado preciso y muy claro, es que los
niños privilegian el dibujo, como forma de narración que les permite con mayor facilidad
comunicar lo que piensan y sienten sobre su propia experiencia de vida. El texto escrito
requiere mayor nivel de elaboración y abstracción y es una conquista progresiva, que
en muchos casos se veía reducido, en proporción con el código formal alfabético. Las
palabras enunciaban lo que el dibujo comunicaba con lujo de detalle. Si bien es
necesario permitir el diálogo entre la imagen gráfica y el texto, para lograr el sentido
que se quiere comunicar, es importante trabajar narraciones gráficas con
independencia del texto escrito y permitir que los niños las narren oralmente, una vez
elaboradas, integrando progresivamente elementos secuenciales en la trama, con el fin
de enriquecer la estructura narrativa sin perder la creación gráfica.
La experiencia lectora de los relatos, hizo posible encontrar la fisura por donde
penetrar al mundo creado por los autores infantiles. En el recorrido por ellos pude
advertir los colibríes y el lago visitado del humedal, y al mismo tiempo, a dos niños, un
ave y un grillo nadando en él; pude leer el lamento de la niña que perdió el hilo de su
cometa y el deseo frustrado de recuperarla; el relato gráfico de lo que significa el
escenario escolar, donde los niños están pegados a las ventanas mirando el patio
ansiando la hora de bajar a jugar, mensaje de que el aprendizaje está ligado a la lúdica
y que se requiere animar la confabulación narrativa en las aulas de clase. Imagino a
Cristian, no como el estudiante, sino como hombre araña riendo, complacido de ver a
sus padres y vecinos pegados al techo, en complicidad con la araña gigante y puedo
reír del sentido de burla y poder del superhéroe que abandona su papel protector a
favor de la justicia y el bien de los demás, sin temor a sentirme una maestra sin valores
o que forma en contravía de ellos. Al contrario, veo en esta complicidad y complacencia
con el cuento, la manera como el autor busca una forma de identificar su rol a través del
personaje.
Los sueños y deseos, las aventuras por hacer y otras ya hechas, pueblan y
pueden poblar el mundo de los niños, si se abre el espacio para el juego poético en el
espacio educativo. No es una insistencia trivial buscar en los recuerdos, ir hasta otro
país estando en este, andar paseando con el gato por un rato, dibujar el cuento
narrado paso a paso, encontrar otros finales a una historia, copiar la idea del amigo.
Cada intento de formular una historia es el intento de descubrir algo propio, una
identidad, un acercamiento y encuentro con lo que cada uno es.
El habla, lo que se habla y como se habla, representa al que lo dice. Los relatos
prefiguran lo que somos, nos van contando y narrando a los demás, descubren las
capas de sueños, de miedos, de sorpresas que llevamos dentro, o que apenas surgen,
sin darnos cuenta que acaban de nacer. Ese es el desarrollo del pensamiento narrativo,
susceptible de forjarse en el aula, prefigurador de sueños posibles de habitar.
Por esta vía, el proyecto de aula lleva al maestro a hacer explícito su discurso
pedagógico, en coherencia con la forma de comunicación creada con su grupo de
estudiantes, que deriva de la valoración que tiene y ha construido sobre el lenguaje. En
este caso, se asume que “el lenguaje no solo transmite, el lenguaje crea o constituye el
conocimiento o la “realidad” (…) El lenguaje de la educación es el lenguaje de la
creación de cultura, no del consumo de conocimientos o la adquisición de
conocimientos solamente (Bruner, 2004, p.137).
Los niños y niñas del grupo demostraron su interés al indagar sobre aspectos de
la localidad de Kennedy en la que viven casi todos. Encontraron información sobre la
142
Para los niños, en tanto que, así como aportaba contacto directo con otros
espacios de la localidad y también de fuera de la ciudad (contacto con la zona rural),
implicaba para ellos poner en relación los elementos conocidos y vividos en la
experiencia, aprehender sobre los elementos desconocidos y jugar con el material que
aportan los medios audiovisuales, en el momento de pensar y contar lo acontecido a
través de un dibujo, oralmente o en forma escrita en los relatos elaborados. A muchos
los confrontó el acto mismo de contar con su voz una experiencia o acontecimiento
vivido o un cuento leído, al convertirse en centro de atención de los demás
compañeros, hacerse entender, organizar las ideas, las secuencias, los hechos y datos
importantes, hacerlo creíble y, a la vez, agradable; creó tensiones que fueron cediendo,
al verse involucrados en el proceso de escuchar y ser escuchado.
143
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