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“UNIVERSIDAD NACIONAL
SINDROME ULCEROSO
ALUMNOS:
ROJAS CESPEDES JANNIER YOEL
ROJAS YNOÑAN ANTONY ALDAIR
SALAZAR BUSTIOS KARLA MARIA
SANCHEZ MONTENEGRO AMNER
SANTAMARIA OJEDA OSCAR OMAR
SEMIOLOGIA
NOVIEMBRE, 2014
Dr. CARRASCO BARBOZA JOSE
INTRODUCCIÓN
Uno de los trastornos que con más frecuencia afecta a la población de finales
de siglo es la enfermedad ácido péptica, definida como el conjunto de síntomas
y signos debidos a la acción de los jugos digestivos, ácidos en su naturaleza,
sobre estructuras que no están preparadas para entrar en contacto con ellos,
como es el caso del esófago, o que han perdido la capacidad de protegerse de
aquellos, como puede suceder con el estómago o el intestino. Lesiones como
la gastritis o la esofagitis hacen parte de los trastornos agrupados bajo tal
denominación, pero son las úlceras las más conocidas y sobre las cuales existe
un mayor número de creencias erróneas, que muchas veces llevan a no
buscar diagnóstico y tratamiento adecuados, debido a la percepción de que se
trata de una enfermedad incurable para la cual no existe tratamiento efectivo.
FISIOPATOLOGÍA
El estómago está expuesto continuamente al HCl y a la pepsina, pero éste
conserva su integridad gracias a los diferentes mecanismos fisiológicos que
intervienen en su defensa y están representados por la barrera mucosa
gástrica, el flujo sanguíneo local y la secreción de PGE2. Al fallar estos
mecanismos y producirse un desequilibrio entre factores de defensa y agresión
se produce la úlcera péptica1.
ETIOPATOGENIA
El concepto más admitido para explicar la fisiopatología de la úlcera péptica es
que es consecuencia de un desequilibrio entre los factores agresivos y
defensivos que regulan la función de la mucosa gástrica. Entre los primeros, la
hipersecreción de ácido, gastrina y pepsinógeno se ha considerado
clásicamente como el trastorno fisiopatológico fundamental de los pacientes
con úlcera duodenal. La importancia de la secreción ácida y de la actividad
péptica del jugo gástrico en la patogenia de la úlcera péptica es evidente
porque, en ausencia de ácido, no existe úlcera. Asimismo, existe una estrecha
correlación entre la eficacia del tratamiento antisecretor (en cuanto a la
cicatrización de la úlcera) y la supresión de la acidez gástrica. Hasta hace muy
poco tiempo estas alteraciones fisiopatológicas gástricas se interpretaban como
primarias. Sin embargo, la demostración de que la infección por H. pylori se
asocia de forma prácticamente constante con la úlcera duodenal sugiere que
las anomalías descritas en la secreción gástrica son, en realidad, secundarias
en su mayor parte a la infección, más que determinadas genéticamente.
Actualmente se reconocen cuatro causas fundamentales de la enfermedad
ulcerosa: infección por H. pylori, consumo de AINE, hipersecreción gástrica
(con el síndrome de Zollinger – Ellison como prototipo) y enfermedades de la
propia mucosa gastroduodenal. Aunque las dos primeras son, con mucho, las
causas más frecuentes de úlcera gastroduodenal, existen otras etiologías
menos frecuentes que pueden producir una úlcera péptica2.
Helicobacter pylori
Responsable de la enfermedad infecciosa más difundida en el mundo. Se
considera que alrededor del 50% de la población mundial está infectada con un
porcentaje que varía del 80 al 90% en los países subdesarrollados y hasta el
50% en los desarrollados. La infección por Hp no necesariamente significa
enfermedad ulcerosa, la mayoría de casos con colonización de HP nunca
desarrollaran ulceración y permanecerán asintomáticos a pesar de que en el
aspecto histológico pueden encontrarse alteraciones inflamatorias 1.
AINE’s
Grupo de fármacos más utilizados en el mundo, pueden favorecer la
producción de úlceras mediante su acción local y sistémica. Debido a que los
AINE’s son ácidos débiles y no se encuentran ionizados a nivel gástrico, tienen
la capacidad de difundir libremente a través de la barrera gástrica dentro de las
células epiteliales donde los iones H+ son liberados y pueden producir daño
celular. Sus efectos sistémicos se deben a la actividad inhibitoria sobre la COX,
que disminuye la síntesis de PGE2. Esta inhibición de las PG produce cambios
muy importantes a nivel de la barrera gástrica (reducción del flujo sanguíneo,
reducción de la producción de moco y bicarbonato y una disminución del
recambio celular) que produce una interrupción de los mecanismos de defensa
y favorece la aparición de úlceras1.
OTRAS CAUSAS
Estrés
Tabaco
Glucocorticoides
El moco gástrico segregado por las células mucosas del epitelio de la mucosa
gástrica y las glándulas del estómago tiene importancia en la defensa de la
mucosa y en la prevención de la úlcera péptica. La secreción de moco se
estimula por irritación mecánica o química y por estimulación colinérgica. El
moco gástrico está presente en dos fases: una fase soluble en el jugo gástrico
y un estrato de moco en forma de gel insoluble, de 0.2 mm de espesor, que
reviste la superficie mucosa del estómago. El espesor del gel aumenta por las
prostaglandinas E y disminuye por la aspirina y otros AINE. Al ser una capa de
agua sin remover, el gel de moco lentifica la difusión de hidrogeniones hacia la
superficie de la mucosa gástrica, permitiendo que el bicarbonato ejerza una
función de tampón en el seno del gel.
Bicarbonato
Prostaglandinas
Pepsina
Los mecanismos de lesión de los AINE se producen por dos vías claramente
diferenciadas: la tópica y la sistemática. Las lesiones agudas se explican por el
efecto tópico de los AINE aunque también están involucradas sus acciones
sistémicas. Los AINE son ácidos débiles con una constante de disociación baja
que son lipofílicos al encontrarse en un estado no ionizado en el medio ácido
del estómago. Este hecho favorece su capacidad de difusión a través de las
membranas hasta alcanzar el citoplasma de las células mucosas, donde el pH
se sitúa alrededor de 7. A este pH, los AINE se ionizan y pasan a ser
hidrosolubles, quedando atrapados en el interior de las células. Este
atrapamiento celular lesiona la célula, originando un aumento de la
permeabilidad celular, paso de hidrogeniones y flujo iónico, con el consecuente
edema celular y citolisis. Además de este efecto, los AINE alteran la barrera
mucosa afectando a otros mecanismos como la secreción de moco y
bicarbonato, reduciendo la hidrofobicidad del moco y permitiendo el paso de
ácido y pepsina para lesionar la superficie epitelial. 7
Helicobacter Pylori
Si bien es muy difícil distinguir la úlcera duodenal de la úlcera gástrica por los
síntomas, existen algunas diferencias que pueden tenerse en cuenta. 13
motílidad gastroduodenal.
DIAGNOSTICO
1. Anamnesis
La edad del paciente puede tener importancia, ya que las ulceras duodenales
son más frecuentes en pacientes jóvenes, mientras que las gástricas suelen
aparecer en pacientes mayores.
Debido al carácter crónico y recurrente de la ulcera péptica, se debe interrogar
sobre episodios similares que puedan haber ocurrido anteriormente y hayan
evolucionado sin gravedad o hayan pasado casi desapercibidos. Es importante
evaluar la existencia de estudios radiológicos o endoscópicos anteriores. No
debe olvidarse preguntar el tipo de comida habitual del paciente y si se
respetan los ritmos de desayuno, almuerzo, merienda y cena. 13
2. Examen físico
El examen físico en los pacientes con ulcera péptica no agrega nada de valor a
los datos del interrogatorio, que, como suele ocurrir con otras enfermedades
del aparato digestivo, tiene fundamental importancia. Puede revelar dolor a la
palpación profunda en el epigastrio, este dolor se sitúa a la derecha de la línea
media en 20% de los casos., Por desgracia, el valor predictivo de este dato es
relativamente bajo. La exploración física es esencial para detectar signos de
complicaciones de la úlcera. La taquicardia y el ortostatismo sugieren
deshidratación secundaria a los vómitos o una hemorragia digestiva activa. Un
abdomen tenso, como una tabla, sugiere perforación. El chapoteo a la sucusión
indica líquido retenido en el estómago, lo que hace pensar en obstrucción del
orificio de salida gástrico. 13,14,15
3. Exámenes complementarios
La úlcera gástrica benigna se proyecta como una imagen “de adición” que
sobresale de la luz del estómago. Los estudios con bario del tubo digestivo
proximal siguen utilizándose con frecuencia como primera prueba diagnóstica
del estudio de una úlcera.
Una úlcera duodenal se observa como la úlcera gástrica benigna aparece
un cráter bien delimitado, como un cráter bien definido con
habitualmente en el bulbo pliegues mucosos radiantes que
se originan en el borde de la úlcera
Sensibilidad /
Método Comentarios
especificidad %
Método no invasor
4. Estudios de laboratorio
COMPLICACIONES
Hemorragia Digestiva
Perforación
Se caracteriza por dolor intenso en la región epigástrica, que puede irradiarse a
ambos flancos. Aparecen signos peritoneales (dolor a la descompresión,
contractura y defensa de la pared abdominal, que puede llegar hasta el
abdomen en tabla en casos graves). En estos casos debe destacarse el signo
de jobert (desaparición de la matidez hepática) y el signo de Popper (presencia
de neumoperitoneo). (1)
Síndrome Pilórico
CONCLUSIONES