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Más tarde se comenzaron a construir puentes de barcas, sobre todo con finalidades de tipo bélico,
que en seguida fueron adoptados por su facilidad para ser montados y desmontados. Herodoto describió
la construcción de un puente de barcas sobre el río Struma por parte de los soldados persas del rey
Jerjes: «Unieron entre sí ponteconteros y trirremes; trescientas sesenta de dichas naves fueron
suficientes para constituir la base que debía servir de sostén al puente, en la parte que quedaba junto al
Ponto Euxino, y trescientas catorce como base del otro lado; las dispusieron transversalmente a la
corriente del Ponto Euxino y paralelas a la corriente del Helesponto. Tejieron más tarde en tierra firme
algunos cables que situaron completamente alrededor de árganos de madera, utilizando para cada
puente dos sogas de lino y cuatro de papiro.
Cuando se consiguió la unión entre las dos orillas, cortaron troncos de árboles ele longitud idéntica a
la anchura del puente formado por las naves y los dispusieron en orden sobre los cables tendidos y,
situados así en hilera, los ataron entre sí. Por último colocaron tablas de madera y echaron cierta
cantidad de tierra por encima de ellas, aplanándola bien. Luego erigieron a ambos lados una empalizada
lo bastante alta para que los animales no se asomaran a las márgenes del puente y vieran el mar por
debajo de ellos…»
Para encontrar el puente más antiguo de cuantos se han construido a lo largo de la historia de la
humanidad es preciso remontarse a la época del máximo esplendor de la civilización de Babilonia, en los
tiempos del reinado de Nabucodonosor, que ordenó la construcción de un puente sobre el río Eúfrates
destinado a unir de una manera permanente los diversos barrios de la ciudad de Babilonia, que se
hallaban separados por el curso del río.
Dicho puente, según el testimonio de los historiadores griegos, tenía una longitud superior a 900 m,
cifra que indica asimismo la anchura del río en aquel punto, y contaba con 100 pilares de piedra que
sostenían una plataforma, construida de vigas de palmera estrechamente ligadas entre sí con lianas y
que estaba cubierta por un techado.
El gran número de pilares y el escaso espacio que distaba uno de otro, alrededor de 5 m, daba lugar
a una notable irregularidad en el fluir de las aguas del río, ocasionando frecuentemente obstrucciones y
encharcamientos en las épocas de crecida.
Sólo algún tiempo más tarde, en Mesopotamia, con la adopción de aberturas en arco, se pudo
mejorar la construcción de puentes, evitando los inconvenientes técnicos de graves repercusiones, de
los cuales ya se ha hecho mención.
La falta de una verdadera y auténtica red de comunicaciones y la escasez relativa de cursos de agua
constituyen los motivos básicos que hicieron muy esporádica la actividad que los griegos desplegaron en
la construcción de puentes. Múltiples testimonios históricos contribuyen aún hoy a proporcionarnos
noticias acerca de la construcción apresurada de puentes, cuya finalidad se relacionaba de modo directo
con objetivos de tipo exclusivamente militar, de lo que puede deducirse que los griegos no ignoraban la
técnica de la construcción de puentes.
Los puentes romanos, que a pesar del desgaste soportado durante los dos mil años que nos separan
de ellos toleran todavía la acción de la intemperie y se muestran capaces de resistir el peso del tráfico
moderno, constituyen uno de los testimonios más impresionantes de la genial capacidad arquitectónica
de los antiguos romanos, los cuales, según parece, aprendieron de los etruscos los rudimentos o
principios fundamentales de esta técnica constructiva, pero supieron desarrollarla más tarde de modo
autónomo con resultados admirables y que ni decir cabe que superaron ampliamente cuanto aprendieron
de sus maestros.
Los puentes romanos de mayor antigüedad, el Sublicio entre ellos, citado en la leyenda de Horacio
Coclite, estaban construidos exclusivamente de madera, y este material continuó siendo utilizado por los
romanos durante mucho tiempo después de la introducción de la piedra como material principal en la
construcción de puentes, tal como atestigua el relieve de la Columna Trajana, que representa el puente
existente sobre el Danubio, construido en el 104 d. de J.C. por Apolodoro de Damasco por orden del
emperador Trajano.
A partir del siglo n d. de J.C, con la constante evolución de los conocimientos técnicos y la utilización
siempre creciente de la piedra, los puentes romanos llegaron a un nivel tal de audacia arquitectónica y
de elegancia estructural que aún hoy día constituyen obras dignas de la admiración de los eruditos.
Mientras que los puentes de mayor antigüedad presentaban un solo arco y obedecían exclusivamente
al criterio de la simple función, casi siempre militar, tal como se atestigua a través del considerable
número de puentes construidos por los legionarios durante las campañas militares, inmediatamente
después de la realización de estas obras de utilidad pública intervino una precisa intención estética que
confería una ligereza admirable a las sólidas estructuras de la arquitectura romana.
Hasta la introducción del hormigón armado y del acero como materiales de construcción, que abrieron
un nuevo capítulo en la historia de la arquitectura y de las comunicaciones terrestres, los puentes
romanos constituyeron modelos insuperados y prácticamente insuperables que atrajeron de modo
constante la atención de los arquitectos de los siglos posteriores, Una vez trazado este somero cuadro
de las redes de carreteras y de comunicaciones de la antigüedad, no queda ya más que examinar las
características de los vehículos de más amplia difusión en el mundo grecolatino.
Desde los primeros puentes caraqueños, indispensables para desarrollar una trama urbana, cruzada
por múltiples quebradas e irregularidades topográficas, hasta lo puentes más modernos sobre el río
Orinoco.
Se estima que en Venezuela hay más de 6100 puentes en servicio (Torres, 2006). El interés de esta
crónica está centrada en cuatro grupos de estructuras: Los primeros puentes para salvar las fuertes
irregularidades topográficas de Caracas y los subsiguientes que acompañaron el crecimiento urbano;
Los principales puentes colgantes que comenzaron a cruzar nuestros grandes ríos, los puentes de hierro
de la red ferroviaria de fines del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX, incluidos los primeros
puentes de concreto armado; La expansión de las redes viales urbanas e interurbanas desde los años 30
hasta finales del siglo XX; Puentes de grandes vanos desde el primer puente sobre el río Caroní en 1964,
en adelante.
25 Agosto 1962 - El puente General Rafael Urdaneta es el puente más largo de Venezuela. Cruza la
parte más angosta del lago de Maracaibo, en el estado Zulia, al noroeste de Venezuela y conecta la
ciudad de Maracaibo con el resto del país.
Fue nombrado en honor del general Rafael Urdaneta héroe de la independencia de Venezuela.
Fue construido en concreto (u hormigón armado) y tiene una longitud de 8.678 metros. Fue
inaugurado el 25 de agosto de 1962 por el para entonces presidente de Venezuela Rómulo Betancourt.