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Un puente es una construcción que permite salvar un accidente geográfico como un río,
un cañón, un valle, una carretera, un camino, una vía férrea, un cuerpo de agua o
cualquier otro obstáculo físico.1 El diseño de cada puente varía dependiendo de su función
y de la naturaleza del terreno sobre el que se construye.
El primer libro sobre la ingeniería de puentes fue escrito por Hubert Gautier en 1716.
Con la revolución industrial en el siglo 19, los sistemas de celosía de hierro forjado
fueron desarrollados para construir puentes más grandes, pero el hierro no tenía la
resistencia necesaria para soportar grandes cargas. Con el advenimiento de acero,
que tiene una resistencia mayor, fueron construidos puentes mucho más grandes,
muchos usando las ideas de Gustave Eiffel.
Los puentes estrechos necesitan para funcionar, un dispositivo arquitectónico que
surgió en la historia relativamente tarde: el arco romano.
A partir de aquí se podría decir oficialmente que comienza la historia de los puentes.
Los puentes romanos surgieron a partir de la 1 a 2 centuria de nuestra Era. Los
puentes son parte de los logros arquitectónicos romanos así como los acueductos.
Algunos de los puentes más impresionantes son más de barrancos. Un claro ejemplo
es el Puente de Trajano del 105 que se extiende por el río Tajo en España, en
Alcántara. Sus dos arcos centrales gigantescos de 110 pies por 210 pies por arriba
del nivel del río, están hechos de granito no cementado. Cada bloque en forma de
cuña pesa 8 toneladas. Durante la construcción, estos bloques se pusieron en su
lugar gracias a un sistema de poleas, impulsado quizás por el trabajo esclavo con una
cinta rodante. Estaban soportados en una enorme estructura de madera colocada
sobre las rocas del río, que sería eliminada cuando el arco estuviese acabado.
Puente de arcos
Un puente en arco es un puente con apoyos situados en los extremos de la luz a salvar,
entre los cuales se dispone una estructura con forma de arco con la que se transmiten las
cargas. El tablero puede estar apoyado o colgado de esta estructura principal, dando
origen a distintos tipos de puentes arco en función de la posición relativa del tablero
respecto al arco.
El arco fue usado por primera vez por el Imperio romano para puentes y acueductos,
algunos de los cuales todavía se mantienen en pie. Los puentes basados en arcos
podían soportar condiciones que antes habrían destruido a cualquier puente.
Un ejemplo de esto es el Puente de Alcántara, construido sobre el Río Tajo, cerca
de Portugal. La mayoría de los puentes anteriores habrían sido barridos por la fuerte
corriente. Los romanos también usaban cemento, que reducía la variación de la
fuerza que tenía la piedra natural. Un tipo de cemento, llamado puzolana, consistía
en agua, limo, arena y roca volcánica. Los puentes de ladrillo y mortero fueron
retomados después de la era romana, ya que la tecnología del cemento se perdió y
más tarde fue redescubierta.
Puente de cuerdas
Los puentes de cuerdas, un tipo sencillo de puentes suspendidos, fueron usados por la
civilización Inca en los Andes de Sudamérica, justo antes de la colonización europea en
el siglo XVI.