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Historias de Diván : Antonio

En la primera sesión, se presenta a consulta paciente masculino de 63 años, un sacerdote


llamado Antonio, quien da a conocer que el estar en terapia para él, expresando "no sé ni
cómo se hace, esto de analizarme", por lo que, Manuel, el terapeuta lo motiva a que hable
mencionando que "aquí nadie lo va a juzgar", frente a lo que el paciente dice "eso ya es
todo un cambio para mí".
Comienza hablando sobre su padre, ingeniero agrónomo de 83 años. Añade que "siempre
tuvimos campo", advierte haberse criado en una estancia, en donde sintió la presencia de
Dios. Respecto a su padre da a conocer que actualmente está en un geriátrico en la ciudad,
con lo que él no estaba de acuerdo, cuestionándose si tal vez esté tenía razón, manifestando
que "debí dejarlo en su lugar hasta que Dios se lo llevara", seguidamente el terapeuta le
pregunta, ¿y por qué lo hizo?, ante lo cual el paciente le responde considerar que era lo
mejor para los dos, agregando "de todos modos, no dejo de sentir culpa por eso".
Cuando se le pregunta por su madre, Antonio dice que está murió cuando el tenia 17 años,
la recuerda como "muy hermosa, muy dulce, un sol, muy religiosa, ", cuya frase de
cabecera era "nada escapa a la mirada de Dios".
Durante el desarrollo de la terapia, el psicólogo le pregunta, ¿por qué usted hoy aquí frente
a un psicólogo en lugar de estar en un confesionario?, a lo que Antonio dice "no sé, no crea
que no me lo pregunte antes de venir", continua contando "me produce mucha culpa estar
aquí", aludiendo que el motivo de ello es porque "es como si renegara de mi fe"...
"pensando que mi angustia viene de un problema psicológico y no de un problema
espiritual", a lo que el terapeuta interviene declarando "bueno, puede que ambas cosas no
sean tan distintas" y luego de ello, le dice que no se apresure, mencionando la idea de tener
otros encuentros y que Antonio decida si quiere continuar o no.
A la semana siguiente, Antonio expone "estoy susceptible"..."me enojo por cualquier cosa"
completando la frase con " y un sacerdote que no tolera las debilidades de los fieles, no
sirve para nada", a lo que el terapeuta le responde "además de sacerdote eres un hombre y
al parecer tampoco tiene mucha paciencia con usted"..."todo esto me hace sentir culpable".
El psicólogo hace un recuento de que con esa ya es la tercera vez que Antonio relata
sentirse culpable. La primera por haber traído a su papá, la segunda por una entrevista con
un psicólogo y la tercera por la falta de tolerancia, por lo que le pregunta si "¿cree que
cuando alguien siente tanta culpa por cosas tan diferentes en realidad está ocultando una
culpa más profunda y por no poder hacerse cargo de esa gran culpa, la desplaza y comienza
a sentirse culpable por todo, digamos que no es la mejor manera de vivir?"
Inician indagando con quien se siente el paciente furioso actualmente y el paciente asegura
sentirse furioso con muchos de los chicos que asisten a su parroquia, los cuales tienen en
común a Mary, una mujer de 25 años que los coordina, quien Antonio conoce desde que
era pequeña y da a conocer que "siempre la vi como una nena", a lo que Manuel, replica, "a
lo mejor no se dio cuenta que cambio la manera de mirarla", debido a lo cual el sacerdote se
siente ofendido y se defiende diciendo que nunca miro de ninguna manera a las mujeres
que asisten a su parroquia, ni grandes ni chicas y es donde el terapeuta le pregunta a su
paciente, ¿y a los hombres no los miro de ninguna manera?, obteniendo como contestación:
"váyase a la mierda"..."usted me ofende, a mi parroquia viene gente humilde que sufre
maltrato, que tiene hambre, ¿usted sabe que es eso?"..."yo jamás usaría mi embestidura para
sacar provecho", agregando sentirse enojado por ser acusado de mirar con interés sexual a
una mujer que asiste a su parroquia.
En la sesión posterior, el paciente arranca refiriendo que estuvo pensando sobre en qué
momento se había dado cuenta que Mary era una mujer, relatando que, la conoce desde
muy nena y que ella se enojaba, cuando él la llamaba Mary, pues su nombre es Mariana,
pero según el paciente dicho nombre no tiene nada que ver con ella, ya que Mary refleja
mejor su inocencia, sin embargo hace aproximadamente dos meses ella le pidió que dejara
de llamarla de esa manera, ante lo cual Antonio se enojo, porque él la había bautizado con
el apodo que ella ahora estaba rechazando acompañado con una mirada que no era la
misma de siempre, generando mucha angustia en el sacerdote, asegurando no haber mirado
a Mariana con una connotación sexual y menos que esta lo hubiera provocado, puesto que
era una chica muy creyente.
Para el terapeuta, Antonio era alguien complicado de descifrar, pero en la anterior sesión le
dio una pista con la cual abordar la próxima sesión, por lo que el psicólogo le consulta a su
paciente sobre el nombre de su madre, a lo que este ultimo responde que había heredado su
nombre "Antonia", para lo que el psicólogo reacciona expresando que su nombre era "Ana"
y continua con el interrogante, ¿quién es Ana?...¿cómo sabe lo de Ana? replica Antonio?
añadiendo que él no se acordaba de ella, pues no había pensado en ella desde hace 30 años.
Ana era una compañera de bachillerato con la que nunca fue amigo, quien le motivo un
fuerte impacto debido a lo ocurrido el 21 de septiembre de 1967, fecha en la que se
celebraba el día de la primavera junto a varios compañeros realizaron un picnic y Antonio
se quedaría en casa de su mejor amigo Roberto y ante la ausencia de sus padres se dio
comienzo a los "juegos peligrosos", dando a conocer que Roberto y una compañera,
llamada Alicia, subieron a un cuarto y Ana junto con Antonio a otro, revelando que a pesar
de que se besaron, tocaron y ella estaba desnuda, no tuvieron relaciones sexuales, puesto
que en el cuarto de al lado se escuchaban los gemidos de Roberto y los crujidos de la cama
y él que no podía. Exponiendo que recordaba muy bien la fecha, ya que el día siguiente a
las 6 de la tarde decidió hacerse sacerdote y 4 horas antes falleció su madre.
Prosiguiendo el relato en la seguida cita, aludiendo que el día de la primavera el padre de
Antonio no quería que este estuviera presente mientras su madre está muriendo, por lo que
le dijo que pasara la noche en la casa de Roberto.
Apuntando que en relación al episodio vivido con Ana, ella se vistió, se fue y nunca
volvieron a hablar del tema, mientras que el se vistió y se quedo en la cama, cuando la otra
chica se fue, Roberto llego a su habitación y le pregunto sobre cómo le había ido, frente a lo
que Antonio le dijo que no había podido y Roberto respondió que ya se daría otra vez.
Al día siguiente fueron a casa de Antonio y su madre estaba agonizando y quiso quedarse
con ella. El paciente reflexiona y dice que todo ese episodio se había borrado de su
memoria.
"Una sensación muy fea"..."me siento culpable por la muerte de mi madre" es la respuesta
del paciente en relación al interrogante "¿cómo te sientes? de Manuel.
En la última sesión, Antonio se presenta intranquilo y angustiado por la sensación de
culpabilidad ante la muerte de su madre y duda del ¿por qué ahora? para lo que el psicólogo
le expresa que no es nuevo que estuvo dentro suyo durante mucho tiempo, sino que hasta
ahora le fue posible ponerlo en palabras y asignarle un significado.
Retomando la idea de sesiones anteriores en donde mencionaban como se desplazaba la
gran culpa a distintas situaciones, en correspondencia a esto, Antonio afirma recordarlo y
sostiene que lo conecta con un suceso vivido junto a Roberto, que en sus palabras "no tiene
nada de grave", más aún evoca que cuando tenían entre 5 o 6 años ambos estaban en el
campo cazando pájaros y empezaron a correr terminando en los maizales y no sabe como
empezaron a mostrarse sus genitales, comparar los tamaños, a tocarlos, por lo que Antonio
sintió que no estaba bien y temía de que alguien pudiera verlos y Roberto dijo que "no, allí
dentro de los maizales nadie nos puede ver". Antonio tenía una sensación extraña, pero
decidieron seguir y penetrarse, primero Antonio a Roberto y no acuerda sentir nada, luego
revive como se puso boca abajo, aun recordando el sabor del pasto en su boca, entonces
cuando fue penetrado, sintió vergüenza al experimentar placer y al encantarle, aún
sabiendo que debía detenerlo para que su amigo no pensara que era "un maricón", no
quería, recapitula que se filtro un rayo de sol entre los maizales, por lo que Antonio se
sintió muy angustiado, seguidamente se puso los pantalones, salió corriendo y lo espero
fuera del maizal, cuando Roberto salió parecía que no le había pasado nada, por el otro lado
Antonio se sentía desgarrado, condenado, entretanto, ahora el paciente se siente
confundido, no entendiendo como pudo olvidar un suceso tan importante.
Cerrando la sesión, el paciente decide preguntar al terapeuta, ¿cómo pudo deducir la
existencia de Ana?, a lo que el ultimo da solución explicando que era el mismo Antonio
quien se lo había dicho al no poder pronunciar el nombre de Mariana, entonces lo dividió
en dos Mary; la ternura y pureza, pero Ana; lo peligroso y angustiante, a razón a lo que se
le pregunto ¿qué significaba Mariana en su vida?, si bien el sacerdote no tenía un deseo
sexual hacia Mariana, vinculaba a algo que si tenía que ver con un deseo sexual que no
tenía que ver con ella, para lo que el psicólogo lo invita a reconstruir la escena que vivió
con Ana, en donde a las 17 años está desnudo en el cuarto con una mujer, excitado y con
miedo, relato en el cual hace hincapié en los sonidos del cuarto del al lado, omitiendo el
resto de estímulos y angustiándose por los gemidos de Roberto, porque lo remitían a algo
antiguo, profundo, traumático que tiene que ver con su deseo homosexual considerado
como algo impuro y que merece un castigo representado en la muerte de su madre, a lo que
Antonio declara "todo por un juego infantil" y el terapeuta sostiene" tengo la impresión de
que probablemente haya sido la experiencia sexual más importante de su vida en donde se
mezclo un poco de dolor, miedo, pero también placer".
¿Por qué produjo en mi semejante efecto? formula Antonio y el terapeuta expresa ¿recuerda
el rayo de luz que filtro entre los maizales?, Antonio responde afirmatoriamente, por lo
cual, el psicólogo emite otra pregunta, ¿que era su madre para usted? y Antonio dice "un
sol" y que siempre decía "nada escapa a la mirada de Dios", frente a lo que el terapeuta
concluye que el rayo que atravesó el maizal era la mirada de Dios que todo lo ve, respecto a
lo que el paciente menciona "yo no quería que Mariana creciera para que no perdiera su
inocencia, pero lo que en realidad me preocupaba era mi inocencia perdida" trayendo a
colación la pregunta inicial del terapeuta en la primera sesión, sobre ¿por qué no hablaba
con su confesor?, no sabía que tenía para confesar, ahora lo sé. Termina con el interrogante,
"¿usted piensa que soy homosexual y elegí el celibato por represión?", a lo que el psicólogo
argumenta que no lo sabe y sería necesario averiguarlo en una serie de sesiones y añade
"usted para mí, es un hombre con todas las letras, que se preocupa del dolor de los demás,
que está ocupado del dolor de los demás y para mí eso merece el mayor de los respetos".
Al final, durante la despedida, Antonio invita a Manuel a dejar los prejuicios y buscarlo
cuando lo necesite, pues siente que el terapeuta no está bien.

Enfoque Centrado en la Persona de Carl Rogers

Soporte Conceptual

Defensa.

La defensa es la reacción comportamental del organismo a la amenaza; la defensa tiene


como objetivo mantener la estructura habitual del yo. Eso se logra mediante la distorsión
perceptual de la experiencia, a fin de reducir el estado de incongruencia entre la experiencia
y la estructura del yo; o bien de impedir el acceso de una experiencia a la conciencia,
negando así toda amenaza al yo. (Carl Rogers, 1985)

Amenaza

Se dice que hay una amenaza cuando el individuo se da cuenta o prevé ("subcibe") que una
que una experiencia es incongruente con su estructura del yo. (Carl Rogers, 1985)

Inadaptación Psicológica

Hay una inadaptación psicológica cuando el organismo se niega a concientizar, o


distorsiona en la conciencia, ciertas experiencias importantes - que, en consecuencias, no se
simbolizan correctamente ni se organizan en la estructura del yo- creando así una
incongruencia entre el yo y la experiencia. (Carl Rogers, 1985)

Incongruencia entre el Yo y la Experiencia.

Denominamos incongruencia ese estado de discrepancia entre el Yo y la experiencia.


Cuando el individuo se encuentra en estado de incongruencia está expuesto a tensión y
confusión interior, ya que en algunos aspectos la conducta del individuo se rige por la
tendencia actualizante y en otros por la tendencia a la actualización del yo. De ahí la
aparición de conductas discordantes o incomprensibles. (Carl Rogers, 1985)

Vulnerabilidad
Este termino designa el estado de incongruencia que puede existir entre el yo y la
experiencia. Se emplea cuando se desea destacar el peligro de desorganización psíquica al
que puede llevar tal estado. Cuando el individuo se encuentra en estado de incongruencia
sin tener conciencia de ello, es potencialmente vulnerable a la angustia, la amenaza y la
desorganización. (Carl Rogers, 1985)

Angustia

Fenomenológicamente, la angustia es un estado de incomodidad o de tensión cuya causa es


ignorada por el individuo que la experimental. (Carl Rogers, 1985)

Distorsión, Negación del Acceso a la Conciencia.

Cuando se percibe oscuramente (quizá sea mejor decir se subcibe") que una experiencia es
incongruente con la estructura del yo, el organismo reacciona produciendo una distorsión
del significado de la experiencia para que sea congruente con el yo, el organismo reacciona
produciendo una distorsión del significado de la experiencia (para que sea congruente con
el yo) o negando la existencia de tal experiencia, a fin de preservar de toda amenaza la
estructura del yo. (Carl Rogers, 1985)

Análisis del Caso: Antonio.

Ingresa a consulta paciente dedicado al sacerdocito, quien en su discurso expresa


desconocer el motivo de la consulta terapéutica, sin embargo, durante el desarrollo de las
sesiones Antonio proporciona más detalles respecto a su vida. En el caso del paciente es
posible evidenciar una inadaptación psicológica en relación a la experiencia vivida en su
niñez junto a su amigo Roberto, la cual estuvo llena de emociones muy fuertes y de placer,
pero a la vez le generaba una confusión interior pues iba en contra de su yo ideal que debía
ser inocente, situándolo en una posición de vulnerabilidad a la amenaza, por lo que él opta
por reaccionar defensivamente a fin de reducir la tensión, reprimiendo este hecho de su
conciencia y una vez que tiene acceso a ello, distorsiona el significado de dicha experiencia
intentando catalogarla como un "juego infantil" cuando realmente para él había sido muy
significativo, pues fue un momento en donde se dejo llevar por la emoción del instante y
exploro partes de su cuerpo que antes no había hecho. Igualmente, el sentimiento de
angustia es un elemento frecuente dentro del relato de Antonio, ya que el paciente prefirió
asignarle el nombre de Mary, debido a que era incapaz de llamarla Mariana, su nombre real
ya que, estaba asociado a una compañera de su adolescencia con la cual que trato de tener
relaciones sexuales, cuyo nombre era Ana, se logra notar como el paciente se niega a la
idea de que Mariana este creciendo y se vuelva mujer e igualmente se enoja con lo jóvenes,
porque le evocan a un recuerdo o una época en la que según él, perdió su inocencia y
pureza que debía tener su yo ideal, razón por la que termino siendo castigado con la muerte
de su madre, luego de ello.

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