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En este apartado es preciso establecer los momentos o pasos lógicos que permitirán
comprender las modificaciones en el método de Freud, así como abordar el primer
aparato conceptual en un intento de comprender la génesis de los síntomas
histéricos.
Habrá que partir entonces del concepto de retención y resistencia para llegar a
conceptualizar la represión y comprender el conflicto impuesto por los recuerdos
patógenos.
Quedan así delimitadas dos áreas en conflicto y el síntoma histérico vendría a ser la
resultante de dicha transacción.
Es importante considerar además las modificaciones en torno al método aplicado por
Breuer y la modificación impuesta por Freíd Freud, además de plantearnos
justamente la idea de defensa. Es decir ¿de qué se defiende la histérica? ¿Qué
relación hay entre la defensa, la conversión en el cuerpo, el lugar de la sexualidad y el
lugar de la palabra? ¿Porqué defenderse de la sexualidad? ¿Se puede escapar de
ella? ¿Cómo se relacionan sexualidad y época?
Freud parte desde sus inicios en la historia de mujeres excéntricas de la alta sociedad
en la Viena del siglo XIX. Desde sus "Estudios sobre la histeria" aborda el universo
femenino presentándose ese enigma que es la mujer como un cuerpo que habla. Y es
a través de los síntomas de estos cuerpos que hablan, de la historia de estos
síntomas, desde donde Freud va tejiendo junto a sus pacientes una trama de
significantes, que se inscriben en la historia del descubrimiento del inconsciente.
Freud abre la dimensión subjetiva a partir de la escucha, estas mujeres histéricas
dejan de hacerse ver para hacerse escuchar. La escucha le permite ir revelando
cuáles son los posibles mecanismos que se ocultan tras el sufrimiento de sus
pacientes.
Este recorrido se puede observar en el libro Estudios sobre Histeria, que es una
recopilación de trabajos realizados por Freud y Breuer.
Nos comenta Emilio Rodrigué que: “para hacerse una idea de la importancia del
paso dado por Breuer conviene considerar el estatuto de terapia de la histeria
en 1880, en Viena y el resto del mundo, salvo París. Las mil curas existentes
eran tan proteiformes como inoperantes. Se basaban en dietas, aguas minerales
y en tratamientos medicamentosos
„antihistéricos‟: valeriana, antiespasmódicos, narcóticos (bromuros, opio,
morfina, cloroformo, hidrato de cloral), antipiréticos, estimulantes (estricnina,
alcanfor y arsénicos), preparados ferruginosos, digitalina y atropina. Estaban
además la electroterapia, la hidroterapia, la balnearioterapia (también
denominada climatoterapia), la metaloterapia, la magnetoterapia y la
mecanoterapia (gimnasia, deportes y masajes).” (Emilio Rodrigué: Sigmund
Freud. El Siglo Del Psicoanálisis, Pág. 247, capitulo 15. Editorial Sudamericana,
1996).
Josef Breuer (1842-1925) fue otra persona destacada en la vida de Freud, se habían
conocido años antes, cuando ambos desarrollaban actividades en el Instituto de
Fisiología de Von Brucke entablando una amistad bastante próxima. Breuer gozaba
de una alta reputación en Viena como facultativo de gran experiencia y destacado
científico y Freud apenas se iniciaba como médico.
Uno de los casos clínicos más importantes en la historia del Psicoanálisis es el de la
señorita Anna O (Bertha Pappenheim) (1859-1936). Esta paciente fue atendida por
Josef Breuer en la Viena de 1880, se trataba de un cuadro clínico de histeria. Sin
embargo, un episodio muy singular viene a prestarle ayuda en la elección de un
nuevo método de análisis del inconciente. Freud fue invitado por Josef Breuer a
trabajar lo que había descubierto con la paciente.
En el libro Estudios sobre histeria, dentro de los historiales clínicos Breuer la describe
de la siguiente manera:
“La señorita Anna O., de 21 años cuando contrajo la enfermedad (1880) parece
tener un moderado lastre neuropático a juzgar por algunas psicosis
sobrevenidas en su familia extensa; los padres son sanos, pero nerviosos. Ella
fue siempre sana antes, sin mostrar nerviosismo alguno en su período de
desarrollo; tiene inteligencia sobresaliente, un poder de combinación
asombrosamente agudo e intuición penetrante; su poderoso intelecto habría
podido recibir un sólido alimento espiritual y lo requería, pero este cesó tras
abandonar la escuela. Ricas dotes poéticas y fantasía, controladas por un
entendimiento tajante y crítico. Este último la volvía también por completo
sugestionable; solo argumentos, nunca afirmaciones, influían en ella. Su
voluntad era enérgica, tenaz, persistente; muchas veces llegaba a una
testarudez que sólo resignaba su meta por bondad, por amor hacia los demás.”
“Entre los rasgos más esenciales del carácter se contaba una bondad
compasiva; el cuidado y el amparo que brindó a algunos pobres y enfermos le
prestaron a ella misma señalados servicios en su enfermedad, pues por esa vía
podía satisfacer una intensa pulsión.- Mostraba siempre una ligera tendencia a
la desmesura en sus talantes de alegría y de duelo; por eso era de genio un
poco antojadizo. El elemento sexual estaba asombrosamente no desarrollado;
la enferma, cuya vida se volvió transparente para mí como es raro que ocurra
entre seres humanos, no había conocido el amor, y en las masivas
alucinaciones de su enfermedad no afloró nunca ese elemento de la vida
anímica.”
Como ustedes pudieron leer en este extracto escrito por Breuer del historial de Anna
O., ella era una joven de 21 años, inteligente, sumamente atractiva por su físico y por
su personalidad. Su voluntad era enérgica, tenaz, persistente y a la vez bondadosa y
compasiva: paciente histérica con una variada y florida sintomatología.
Entusiasmado con los resultados que iba obteniendo en el análisis de Anna y en vista
de la abrumadora cantidad de material que ella expresaba Anna, Breuer agregó a las
sesiones, lo que implicó dedicarle horas enteras, todos los días, durante más de un
año a esta paciente. La esposa de Breuer, celosa por no oírle hablar de otro tema,
comenzó a protestar. Y sus protestas dieron resultado, Breuer toma la decisión de dar
por terminado el tratamiento. Ante semejante noticia Anna sufre una recaída por lo
que Breuer es llamado nuevamente; la paciente estaba sintiendo ahora los dolores de
un falso parto histérico, culminación lógica de un embarazo psicológico.
A tal punto fue así que ella misma nominaría el método, revelando implícitamente
como funcionaba la cura. Breuer en el historial de Anna, comenta: “…procedimiento
para el cual ella había inventado el nombre serio y acertado de “talking cure”
(cura de palabra) y el humorístico de “chimney-sweeping” (limpieza de
chimenea)…” (Freud, Sigmund. Obras Completas. Estudios sobre Histeria. 1893/95.
Tomo II. Pág.55.Amorrortu editores. Año 1996.)
De esta manera Anna O trajo a la luz: “la amnesia característica del paciente
histérico…De inmediato se observó que el contenido psíquico manifiesto de la
paciente no lo era todo, que había detrás un contenido psíquico inconsciente”
(Freud, Sigmund. Obras completas. Estudios sobre la Histeria1893/95. Tomo
II.Pág.11. Amorrortu editores. Año 1996)
Breuer no empleó la sugestión, que empleó primero Freud. Los síntomas de Anna O
desaparecían cuando ella misma encontraba, bajo hipnosis, su origen o explicación.
A este método que consiste en la descarga a través de la palabra se la denominó
catarsis, o Método Catártico, asimilándolo a una purgación, su paciente Anna O lo
asemejaba a la Limpieza de Chimeneas.
El caso Elizabeth von R o Isabel von R (esa es la traducción que hacen del nombre
algunos autores), ejemplifica el uso del método catártico, muestra con qué fines Freud
utiliza por momentos la hipnosis y la sugestión y cómo el descubrimiento de las
resistencias es la estocada final que termina invalidando los resultados obtenidos
mediante la hipnosis y la catarsis. Dice Freud en Psicoterapia de la histeria: “estas
técnicas nos impiden penetrar en el juego de fuerzas psíquicas…no nos permite
individualizar la resistencia” (Freud, Sigmund. Obras completas. Estudios sobre
Histeria. Tomo II. Pág 250. Amorrortu editores. Año 1996)
Presentaremos algunos párrafos del caso clínico. Ustedes tienen como bibliografía el
caso completo.
Freud se sigue preguntando sobre la impresión psíquica que se anuda a los primeros
dolores de Elizabeth.
A su vez utiliza el dolor como brújula. Descubre que se trata de una "multiplicidad de
síntomas": astasia (dolor al estar parada) y abasia (dolor al caminar).
Aparecen las diferencias con Breuer. Para Freud, en la etiología debían buscarse
factores sexuales y Breuer no estaba de acuerdo con esto: la etiología sexual no se
presentaba en sus pacientes y no tenía nada que ver con la histeria.
Es por eso que Freud va en busca de la sobredeterminación del síntoma con los
pacientes en estado de vigilia. Recurre a la presión en la frente en los momentos en
donde el discurso del paciente parecía detenerse. El método consistía en afirmar al
paciente, tremendo efecto sugestivo, que cuando el analista le coloca la mano sobre
la frente, emergería el recuerdo del momento traumático que ocasionó el síntoma y
que con el recuerdo el síntoma desaparecería.
Allí estamos frente a la piedra angular del psicoanálisis. La noción de conflicto, noción
dinámica por supuesto que luego será nombrada como represión.
Con el método analítico ya no se busca el acceso directo al recuerdo traumático.
A medida que el síntoma se va haciendo conciente, el síntoma se va resolviendo
solo, diríamos por añadidura.
Descubre que no hay cuerpo sin significantes. El cuerpo está revestido de lenguaje,
tomado en el lenguaje, la sexualidad por ende es un fenómeno susceptible de
articularse al lenguaje. Las representaciones van a ser inscriptas en el cuerpo. El
síntoma aparece en el lugar de lo no dicho. Para Freud el lenguaje está integrado en
el cuerpo.
“En el caso de Isabel Von R, paciente que Freud trata en el otoño de 1892,
podemos apreciar una cantidad de síntomas conversivos, entre los que se
destaca la astasia abasia (inestabilidad, dificultad de sostenerse erguida y
desplazarse). En el curso del tratamiento aparecen ideas que demuestran ser
eficaces en la producción de la astasia abasia: Isabel no logra avanzar un solo
paso en sus propósitos y se lamenta por estar sola. El síntoma conversivo se
forma en torno a la palabra stehen que puede utilizarse tanto para decir
„estar‟ como „estar de pié‟, reprimiendo así el dolor moral y convirtiéndolo en
un padecimiento físico que se transforma en la expresión simbólica de aquel.”
(Cecilia Pla. Leer a Freud. Cáp. IV. Pág. 61. Editorial Lazos. Año 2007.)
La noción de conflicto, noción dinámica por supuesto que luego será elaborada dentro
de la teoría psicoanalítica con el nombre de represión.
El concepto de represión piedra angular del psicoanálisis, es uno de los primeros en
aparecer en la teoría freudiana bajo el nombre de resistencias al devenir conciente.
Freud explica la represión entendiendo que el sujeto intenta desembarazarse de una
idea incompatible, la idea no se elimina, es arrojada a la inconsciencia, la aísla
psíquicamente.
Por lo tanto podemos decir que a partir del estudio de la resistencia, en el análisis
Freud supone un sujeto escindido entre lo que sabe y lo que no sabe que sabe, pero
se manifiesta en las formaciones de lo inconciente.