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Inteligencia animal: las teorías

de Thorndike y Köhler
Un repaso al estudio de la inteligencia animal de la mano de
Wolfgang Köhler y Edward Thorndike.

La inteligencia es uno de los grandes conceptos estudiados por la


psicología y, además, uno de los más difíciles de explicar. Siendo el
intelecto una capacidad definitoria del ser humano, cuesta rastrear
sus raíces evolutivas y, por lo tanto, llegar a comprender cómo se
originaron sus bases biológicas en nuestra especie. Sin embargo, no
es cierto que la capacidad intelectual de la que disponemos haya
salido de la nada, y así se manifiesta también en estudio de otras
especies con las que tenemos ancestros comunes: las llamadas
investigaciones sobre inteligencia animal.
La capacidad de crear mentalmente escenas simples en las que se
pueden resolver problemas de manera virtual, también llamada
capacidad de insight, es propia también de algunos animales de
evolución reciente. Los fundamentos de la conducta inteligente
pueden encontrarse, por tanto, en otras especies contemporáneas a la
nuestra. En lo relativo al estudio de la inteligencia animal, dos de los
psicólogos de referencia son Wolfgang Köhler, asociado con la
psicología de la Gestalt, y Edward Thorndike, psicólogo conductista.
Inteligencia animal, concepto poliédrico
En primer lugar debemos aclarar el objeto de estudio tanto de Kölher
como de Thorndike. El primero de ellos desea comprobar en qué
medida existen conductas inteligentes en los animales, especialmente
en los antropoides, pero concreta que su nivel de inteligencia esta por
detrás de la del ser humano en cuanto a capacidad de insight. El
segundo de ellos, Thorndike, destaca su objeto de estudio como un
proceso descritos en términos de leyes de asociación. Por lo tanto,
mientras que Köhler se fija en los saltos cualitativos que se producen
en la conducta del animal a la hora de resolver un problema
(explicados por el hecho de llegar “de sopetón” a la resolución de
un problema gracias al poder de insight), Thorndike explica la
resolución de problemas en animales como un proceso
acumulativo de repeticiones.
Haciendo referencia a Thorndike, destacamos su especial interés en el
conocimiento de las facultades sensoriales, fenotipos, reacciones y
vínculos representacionales establecidos por la experiencia a la hora
de estudiar la inteligencia animal. De acuerdo con su criterio, la
palabra “asociación” puede abarcar una multitud de procesos
diferentes que se manifiestan en múltiples contextos. De este
modo, para Thorndike la asociación no sólo no marca los límites
de la conducta racional, sino que es el sustrato de esta al ser el
mecanismo mediante el cual ciertos animales se adaptan al
entorno de la mejor manera posible. Por esta razón desecha las
connotaciones negativas de una palabra ligada al ámbito del
laboratorio.
Kölher, sin embargo, considera que no hay psicólogo asociacionista
que en sus observaciones imparciales no distinga y contraponga las
conductas no inteligentes por una parte y las no inteligentes por otra.
Es por esto que cuando Thorndike, tras sus investigaciones con gatos
y pollos, menciona que “nada en su conducta parece inteligente”
Kölher considera que quien formula los resultados en estos términos
debería ser más flexible en su definición de inteligencia animal.

El método
Para el objeto de estudio de Thorndike, es decir, interpretar las formas
de actuar de los animales, construyó un método de estudio
fundamentado en la mediación de las curvas temporales de
progreso. Estas curvas de los progresos en la formación de las
asociaciones “correctas”, calculadas a partir de los registros de los
tiempos del animal en los sucesivos ensayos, son hechos absolutos.
Las considera buenas representaciones del progreso en la formación
de la asociación debido a que da cuenta de dos factores esenciales: la
desaparición de toda actividad salvo la que conduce al éxito y la
realización de esta última actividad de un modo preciso y
voluntario.

El lugar
El medio para este tipo de análisis fue el laboratorio, ya que permitía
aislar variables lo máximo posible. En cuanto a los animales objeto de
su estudio, utilizó principalmente gatos, aunque también pollos y
perros, para determinar la habilidad y el tiempo que tardaban estos
animales en construir un conjunto de acciones suficientemente
eficaces para alcanzar sus metas, es decir, para alcanzar la comida o
aquello que el investigador les mostraba a través de las rejas de la
caja.
Kölher, a pesar de utilizar puntualmente pollos y perros como sujetos
de experimentación para estudiar la inteligencia animal, centra su
atención en los antropoides. Para estos, construye una complicada
geometría de movimientos para que los animales lleguen a su
objetivo, el cual está situado de manera que fuese identificado
visualmente por los antropoides. Además considera de suma
importancia el hecho de que deben ser observadas continuamente las
conductas de éstos animales, para lo cual realiza un buen análisis
basado en la observación. Kölher considera que solamente
provocando inseguridad y perplejidad en los chimpancés mediante
ligeras modificaciones del problema se puede estudiar la constante
adaptación a las circunstancias que se manifiesta por medio de la
acción inteligente.

Discusión sobre la inteligencia animal


Thorndike concluyó que el punto de partida para la asociación es el
conjunto de actividades instintivas activadas en el momento en que el
animal se siente incómodo en la jaula, bien sea por causa del
confinamiento, bien por un deseo de alimento. De este modo uno de
los movimientos presente en el variado repertorio conductual del
animal seria seleccionado para el éxito. Después el animal asocia
ciertos impulsos que lo han llevado al éxito con el sentimiento de
confinamiento, y estos impulsos “útiles” se fortalecen por medio de
la asociación.
Kölher, además de su idea de la importancia de las condiciones
geométricas, tuvo en cuenta que el azar puede llevar a los animales
a posiciones privilegiadas y desiguales ya que en ocasiones puede
ocurrir que una serie de casualidades conduzcan al animal
directamente hacia la meta, enmascarando todo el proceso como una
muestra de inteligencia animal. Esto le lleva a la conclusión de
que cuanto más complejo es el trabajo a realizar, menor es la
probabilidad de una solución por azar. También cree que el
experimento se hace más difícil cuando una parte del problema, si es
posible la más importante, no es visible desde el punto de partida, sino
solamente conocida por la experiencia. Es por esto que considera
importante la complejidad del problema y en consecuencia la
discriminación entre conductas determinadas por el azar y conductas
inteligentes.

Las críticas
Kölher sostuvo algunas objeciones sobre los experimentos de
Thorndike. La principal era su crítica hacia la idea de Thorndike de
que en los animales no emana ninguna idea a partir de la
percepción desde la cual trabajar mentalmente en la resolución
de un problema (como sí ocurre en el ser humano), sino que
simplemente se limitaban a establecer conexiones entre experiencias.
Köler, sin embargo, habla de la capacidad de insight de muchos
animales, la propiedad de poder llegar súbitamente a la solución de un
problema mediante la representación mental de lo que ocurre en el
entorno.
A su vez, Thorndike negó que en el animal haya una conciencia de las
o ideas o impulsos disponibles, y por lo tanto negó también la
posibilidad de que la asociación animal sea idéntica a la asociación de
la psicología humana. Desde esta posición, negó la existencia de la
inteligencia animal.
Kölher, sin embargo, afirma que sí existen las conductas inteligentes,
al menos en los antropoides, aun siendo estas inferiores a la de los
seres humanos. Este grado inferior en el insight de los animales no
humanos queda explicado fundamentalmente por la carencia de la
capacidad para crear lenguaje y la limitación en el repertorio de ideas
posibles, que se quedan ligadas a lo concreto y al entorno inmediato.
Las cinco inteligencias del ser
humano
Las claves evolutivas para entender nuestra cognición.

Si alguien nos suelta una frase parecida a “¡eres un animal!”, no


deberíamos sentirnos ofendidos. Deberíamos sentirnos
reconfortados de que haya percibido nuestra energía y capacidad
vital y de que se hayan dado cuenta de que no pertenecemos ni al
reino vegetal ni al mineral, las otras dos alternativas que la madre
naturaleza nos ofrece.
Otra cosa sería que nos calificara de “mal animal” o “alimaña”, pero la
pertenencia al reino animal en el subreino de sangre caliente es,
claramente, un motivo de satisfacción, una suerte a celebrar.
Si, por otro lado, nos califican de “gorila” u “orangután”, nos están
diciendo que tenemos un insuficiente desarrollo mental; pero si nos
llaman “primate” nos están posicionando correctamente en la
subespecie a la que pertenecemos.
Una racionalidad relativa
En mi adolescencia, los profesores nos decían que el hombre era
el único animal racional y dotado de alma, hecho a semejanza de
Dios. La ciencia ha puesto en cuestión esta creencia de claro origen
religioso, puesto que son bastantes los animales que muestran un
nivel de racionalidad similar.
Por otra parte, la capacidad racional de los humanos no garantiza,
ni de lejos, que nuestra conducta sea siempre racional. Y la
explicación es muy simple: no solo somos racionales.
Nuestro cerebro ha sido configurado por la evolución en cinco etapas
de funcionamiento, heredadas de nuestros antecesores.
Las Neurociencias y la Psicología Evolutiva han demostrado que
poseemos capacidades instintivas (como los primitivos reptiles),
capacidades de memoria emocional (como los primeros mamíferos en
la evolución), capacidades de respuestas rápidas por vía intuitiva
(como los grandes primates), capacidades racionales (heredadas de
los homínidos que nos precedieron) y capacidades de visión de futuro
y planificación, la verdadera característica diferencial del homo
sapiens.
El cerebro está construido por fases
evolutivas
Cada etapa de la evolución darwiniana ha dejado su constancia
anatómica en una nueva zona de crecimiento del cerebro.
Además, el cerebro humano es la parte del cuerpo humano que más
dramáticamente ha crecido con la evolución. Tal como escribió el
paleontólogo Phillip V. Tobias en 1995: “El hombre, en tan sólo un
espacio de tiempo de 2 a 3 millones de años, ha aumentado el peso
del cerebro de 500 gramos a 1.400 gramos. Un aumento de casi un
kilo de cerebro”.
Al cerebro meramente instintivo de los reptiles, los mamíferos
primitivos añadieron el sistema límbico que le permite conservar
memoria de las emociones de placer o dolor asociadas a sus
conductas anteriores y, en consecuencia, les otorga la capacidad de
rectificar o ratificar la reacción instintiva, es decir: el control de los
instintos, la capacidad de aprendizaje a base de premios y castigos.
Los primates adquirieron una corteza cerebral añadida que les
proporciona la capacidad de relacionar en milésimas de segundos sus
experiencias anteriores con la vivencia actual e intuir si les conviene
rechazar o aceptar el alimento, el objeto o la compañía que se les está
ofreciendo.
Según los paleontólogos, los desaparecidos homínidos desarrollaron
la polarización del hemisferio izquierdo de la corteza cerebral que les
permitió aplicar la lógica y el razonamiento deductivo a los problemas
de su existencia, con un tiempo de respuesta tremendamente inferior
a la intuición precedente, pero con una maravillosa y asombrosa
capacidad de construir herramientas y progreso en la forma de vida.
Lenguaje, arte, cultura y ciencia nacen gracias a esta evolución del
neocórtex.
La última etapa de la evolución ha sido el crecimiento del neocórtex
del homo sapiens hasta rebasar la capacidad craneana y
desparramarse por la frente encima de los ojos y la nariz, los
llamados lóbulos prefrontales. Allí radica nuestra nueva capacidad
más evolucionada y superior: la visión de futuro, la capacidad de
imaginar antes de tomar una decisión cuáles pueden ser las
consecuencias derivadas de ella, la capacidad de pensar a largo plazo
y seguir principios y normas, etc.
El cerebro ejecutivo
El neurocientífico Elkhonon Goldberg, discípulo del gran
neurólogo Alexander Luria, denomina cerebro ejecutivo a los lóbulos
prefrontales porque tienen la función y la capacidad de supervisar y
controlar el resto de zonas cerebrales anteriores en la evolución. Es
como un director de orquesta que con su batuta va dirigiendo a los
diferentes músicos que tocan juntos. Pero si nos acogemos a la
metáfora de la orquesta, tendremos que reconocer que, demasiado a
menudo, la música sale desafinada o descompuesta.
La explicación es simple: cada músico es una vedette impaciente
que tiene tendencia a anticiparse a la batuta del director. En
palabras más científicas: el orden de llegada de los estímulos externos
o internos a las distintas zonas cerebrales sigue el mismo orden de su
aparición en la escala evolutiva y, en consecuencia, cada función
cerebral recibe la información cuando las zonas anteriores ya han
empezado a responder. Solo puede frenar la reacción iniciada o
acelerarla, pero durante unas décimas de segundo ya han sonado las
notas propias, convengan o no a la armonía global.

Cinco inteligencias para adaptarse al entorno


Si llamamos “inteligencia” a la habilidad de adaptarse a los estímulos
del entorno existente para reaccionar de la manera que ofrezca el
máximo beneficio o minimice los daños (según sea la
situación), podremos afirmar que el cerebro humano está dotado
de cinco inteligencias, de complejidad y alcance cada vez superior,
siguiendo la progresión evolutiva.
La inteligencia instintiva nos viene otorgada por herencia
cromosómica. Nos permite la supervivencia individual frente a los
peligros ya interiorizados genéticamente y la supervivencia colectiva a
nivel de la especie. Si una abeja nos quiere clavar su aguijón, nuestro
instinto nos hace esquivarla y procurar eliminarla de un manotazo.
Reacción muy beneficiosa a pie de calle, pero que nos puede
ocasionar la muerte por accidente si estamos conduciendo un vehículo
lanzado a alta velocidad por una carretera.

Inteligencia emocional: un nuevo paradigma


La llamada inteligencia emocional incorpora la racionalidad y la
previsión de futuro al control de las emociones que, sin este filtro, nos
pueden hacer caer en reacciones viscerales altamente perjudiciales.
El insulto o la agresión que se nos escapa, por no mencionar el
desgraciado crimen pasional.
La inteligencia intuitiva nos permite tomar decisiones inmediatas
cuando no hay tiempo para pensar racionalmente. Se basa en la
acumulación de vivencias anteriores, es fruto de la experiencia
adquirida. Un contraste automático y veloz con las experiencias
vividas nos da una reacción clara de aceptación o repulsión de la
situación, objeto o persona que se nos ofrece. No es infalible porque
nuestra estadística de hechos vividos nunca es infinita, pero debería
ser una advertencia muy seria a tener en cuenta. A menudo, la
evaluación efectuada posteriormente por la inteligencia racional nos
hace actuar equivocadamente en contra del aviso intuitivo. A cada
persona le toca calibrar mejor su intuición y decidir cuándo le conviene
hacerle caso y cuándo no.
La inteligencia racional (también llamada analítica, lógica,
deductiva o adjetivos equivalentes), con funcionamiento
totalmente contrapuesto a la intuición, requiere tiempo y calma.
Ha sido la que ha permitido crear todo lo que llamamos civilización y
progreso humano, la que ha salvado escollos de la naturaleza, la que
nos ha dado herramientas para superar nuestra inferioridad biológica
evidente frente a otros animales. También la que a veces ha sido
puesta al servicio de la maldad humana potenciando hasta extremos
escalofriantes la capacidad de explotar y hasta quitar vidas a otras
personas, a animales, a fauna, al clima, al planeta entero. La que
puede provocar auténticos desastres cuando le falta la previsión de
futuro. Tanto ha admirado la especie humana este tipo de inteligencia
que durante más de un siglo se ha querido creer, erróneamente, que
era la única inteligencia que poseíamos, la única que merecía la pena
poseer. El famoso coeficiente intelectual CI (IQ en inglés) estaba
fundamentado en esta idea.
La inteligencia planificadora, el dominio del cerebro ejecutivo, es
el gran pendiente actual de la Psicología y, por supuesto, de las
enseñanzas a todos los niveles. Saber coordinar todos los músicos en
una misma sinfonía para que no haya notas discordantes es la misión
clara de los directores de orquesta.

En conclusión
Aplicar individualmente alguna de las cinco inteligencias no es bueno
o malo por sí mismo. Un músico puede interpretar un fantástico “solo”
o desafinar hasta rompernos los oídos. Pero el objetivo claro de toda
orquesta es interpretar en armonía y coordinación perfecta magníficas
piezas orquestales. Hay que aprender a tocar siguiendo la batuta del
director.
Quizás deberíamos decir que la evolución nos ha dotado de una
inteligencia compuesta de cinco dimensiones a armonizar. En
cualquier caso, se trata de alcanzar una inteligencia eficaz que
combine de la manera más adecuada a nuestro bienestar individual y
social los instintos, las emociones, la intuición, el razonamiento y la
capacidad de planificación.

Referencias bibliográficas:

 Goldberg, E. (2002). El cerebro ejecutivo: lóbulos frontales y mente


civilizada. Critica.
 Guilera, L. (2006). Más allá de la inteligencia emocional: las cinco
dimensiones de la mente. Thomson Paraninfo.
 Ledoux, J. (1999). El cerebro emocional. Planeta.

La inteligencia se hereda de la
madre, revela la ciencia
Genética e inteligencia: ¿cuáles son los principales predictores
de la capacidad intelectual?

La inteligencia es uno de los temas más recurrentes en Psicología y


Mente. Además de tener toda una sección dedicada a diversas
monografías, investigaciones y teorías sobre la inteligencia, hoy
nos hacemos eco de un asunto particularmente interesante.
Inteligencia: ¿se hereda… de la madre?
Las personas que tienen la suerte de ser más inteligentes que el
promedio deberían empezar a agradecérselo a otra persona en
particular: sus madres. Y es que, según han destacado varias
investigaciones, parece que son las madres las que transmiten la
mayor parte de carga genética relacionada con las habilidades
cognitivas.
Esto desmentiría muchos de los prejuicios de género que siguen
bastante enraizados en nuestras sociedades y que llevan siglos
acompañando cruelmente a las mujeres en particular. Según estas
informaciones, la inteligencia del progenitor no sería un factor fuerte a
la hora de predecir la inteligencia de los hijos.

Genes condicionados, la clave de todo


La base científica de este asunto reside, justamente en la existencia
de “genes condicionados”. Estos componentes genéticos, tal como
describen los biólogos que los han estudiado a fondo, se comportan
de forma distinta según su origen sea de un cuerpo masculino o
femenino.
Al parecer, estos genes contienen algo así como una etiqueta
bioquímica que proporciona información sobre su procedencia, y
que incluso nos revela si estos genes serán activos o no en las células
del hijo. En concreto, algunos genes condicionados solo se activan si
proceden de la madre. En caso de que este mismo gen sea heredado
por la vía paterna, no se activa. Como cabría esperar, hay otros genes
que funcionan a la inversa: es decir, solo se activan si proceden del
padre.

Cromosoma X, esencial en el desarrollo del


potencial cognitivo
Es bien sabido que la inteligencia se hereda de padres a hijos, pero no
se tenía ninguna constancia hasta hace poco de que esta capacidad
se debía en mayor medida de uno de los dos progenitores. Los
distintos estudios que han revelado que los hijos tienen una mayor
probabilidad de heredar la inteligencia de la madre apuntan a que los
genes relacionados con las capacidades cognitivas se ubica en
el cromosoma X.
De hecho, los datos que dan sustento a esta tesis vienen de lejos. En
el año 1984, un estudio en la University of Cambridge ya detectó la
tendencia. El equipo de investigadores analizó ciertos componentes
bioquímicos y genéticos del cerebro, y llegaron a la conclusión de
que los genes de la madre aportan más información para el
desarrollo de las estructuras cerebrales asociadas con el
pensamiento y las operaciones mentales.
Para llegar a este sorprendente hallazgo, los investigadores trabajaron
con embriones de ratones modificados para reproducir, solamente, los
genes de la madre o los del padre. No obstante, cuando los científicos
trasladaron los embriones al útero de un ratón hembra para que
pudieran seguir desarrollándose, éstos murieron.
De este modo, los investigadores se dieron cuenta de que existen
genes condicionados que solamente activan cuando son heredados
por vía materna, y que son imprescindibles para el desarrollo y la
supervivencia del embrión. Con los embriones que eran copias
genéticas de los padres ocurría algo distinto: sus genes eran cruciales
para el crecimiento de los tejidos placentarios. También murieron.
La hipótesis era clara: si esos genes en concreto eran tan sumamente
esenciales para el desarrollo (y la supervivencia) del embrión, sería
razonable pensar que serían genes con grandes responsabilidades en
el funcionamiento orgánico de los animales y los seres humanos, y tal
vez podrían guardar una relación fuerte con ciertas funciones
cerebrales. Una hipótesis que, después de sucesivos estudios
aislando variables, fue validada.
Ratones con cabezas asombrosamente grandes
Los ratones que contaban con una proporción mayor de genes
maternos desarrollaban un encéfalo anormalmente grande, y sin
embargo su cuerpo era muy menudo. Por contra, los ratones con
genes paternos tenían una cabeza diminuta y el cuerpo
hiperdesarrollado.
A medida que los científicos fueron detectando cuáles genes eran
provenientes de la madre y cuáles del padre, identificaron a su vez
varias células que solo contenían genes maternos o paternos en
distintas áreas cerebrales que rigen diferentes funciones y procesos
cognitivos, como la inteligencia o la memoria.
Los científicos no hallaron ninguna célula paterna en la corteza
cerebral, donde se ubican las estructuras que nos permiten tener
funciones cognitivas complejas, tales como la inteligencia, la toma de
decisiones, el lenguaje y otras habilidades.

Nuevas investigaciones y evidencias


Con el paso de los años, la comunidad científica ha ido revisando este
curioso fenómeno genético. De hecho, uno de los investigadores más
reputados en el ámbito de la inteligencia, Robert Lehrke, reveló que la
mayor parte de la capacidad intelectual de los neonatos es generada
en el cromosoma X. Pudo demostrar, incluso, que las mujeres tienen
el doble de probabilidades de heredar los rasgos vinculados a la
inteligencia, al tener dos veces ese mismo cromosoma ‘X’.
Hace pocos meses, otro estudio de la germana Universidad de Ulm
descubrió que el material genético implicado en el daño cerebral está
estrechamente vinculado al cromosoma X. Además, señalaron que
una de las evidencias de esto es el hecho de que las discapacidades
mentales e intelectuales son un 30% más frecuentes en los hombres.

Predictor del cociente intelectual


Todos los anteriores estudios son muy interesantes y dan con claves
específicas de la relación entre los genes de la madre y la inteligencia.
No obstante, uno de los estudios más reveladores es el análisis
longitudinal realizado en el Medical Research Council Social and
Public Health Sciences Unit de EEUU.
A lo largo de un largo período de tiempo, 12.000 jóvenes entre los 13 y
los 22 años fueron entrevistados anualmente. Analizando distintas
variables sobre los individuos, como el color de piel o el nivel
sociocultural y económico, descubrieron que el indicador que mejor
predijo la inteligencia de cada sujeto fue el C.I. de su madre.

Más allá de la genética


Pero no solo la genética nos da datos sobre esta cuestión. Hay otras
investigaciones que muestran que la madre ejerce un papel
fundamental en el desarrollo intelectual y cognitivo de los hijos,
mediante estímulos del día a día. Varios estudios sugieren que
el apego, ese vínculo de confianza prístina con la madre, está
estrechamente relacionado con la inteligencia futura.

El apego y su importancia para el desarrollo de la


inteligencia
Varias investigaciones en la Universidad de Carolina del Norte, entre
otras muchas, hallaron que los niños que desarrollan con éxito un
apego seguro hacia sus madres son capaces de llevar a cabo
juego simbólico de mayor complejidad. Además, son más
constantes y tienen más tolerancia a la frustración.
Parece ser que el apego seguro ofrece las bases para que los niños
crezcan confiando en sus posibilidades, afrontando los retos para
esforzarse y resolver los problemas de su día a día. También es
destacable que las madres que proporcionan este apego seguro son
también las que estimulan más y mejor a sus hijos para que puedan
avanzar en su desarrollo cognitivo.

¿Qué porcentaje de la inteligencia se


hereda?
Pero, ¿realmente se hereda la inteligencia? ¿En qué proporción es
así? Se suele hablar de que entre un 45 y un 55% de la inteligencia
viene escrita en los genes. Esto nos da a entender que también hay
una parte significativa, aproximadamente la mitad, que se desarrolla si
los condicionantes familiares, sociales y personales son buenos.
Y es que cabe recordar que la inteligencia no es otra cosa que la
capacidad que tenemos los seres humanos para solucionar
problemas. No hay una zona específica del cerebro encargada de
resolver problemas, sino que es todo nuestro cerebro en su conjunto
el que funciona globalmente para abordar cualquier tarea que precise
de un esfuerzo de nuestras habilidades cognitivas. Además, para más
embrollo, no solo usamos el pensamiento racional para estos fines,
sino que también entran en juego el pensamiento heurístico, la
intuición y las emociones, que suelen estar más relacionadas con la
herencia genética del padre.

Estimular la inteligencia del niño


No hay que prestar una atención desmedida al C.I. de un hijo. La
inteligencia es un constructo extremadamente complejo, que se
desarrolla si la mente del niño es estimulada convenientemente, con
retos y tareas que, poco a poco, vayan obligándole a escalar en sus
etapas de desarrollo cognitivo.
Como padres, hemos de ser capaces de comprender que
podemos contribuir mucho a que nuestros hijos maduren y vayan
desarrollando habilidades cognitivas más complejas, y esto debe
hacerse, no lo olvidemos, atendiendo a las necesidades emocionales
y lúdicas de los pequeños de la casa. Todo ayuda.
Te puede interesar: "5 consejos para nutrir con inteligencia emocional a tu hijo"

Referencias bibliográficas:

 Bassedas, E. et al. (1991). Intervención educativa y diagnóstico


psicopedagógico. Bardelona: Paidós.
 Der, G. et. Al. (2006) Effect of breast feeding on intelligence in
children: prospective study, sibling pairs analysis, and meta-
analysis.BMJ; 333(7575): 945.
 Keverne, E. B.; Surani, M. A. et. Al. (2004) Coadaptation in mother and
infant regulated by a paternally expressed imprinted gene. Proc Biol
Sci.; 271(1545): 1303–1309.
 Matas, L.; Arend, R. A. & Sroufe, L. A. (1978) Continuity of adaptation
in the second year The relationship between quahty of attachment and
later competence. Child Development; 49: 547-556.
 Prieto, M.D. y Arnaiz, P. (1989). Un enfoque cognitivo de la evaluación
de las capacidades de la inteligencia en Educación Especial. En M.P.
Abarca, (coord.). La evaluación de programas educativos. Madrid:
Escuela Española.
 Vines, G. (1997) Mamá, gracias por la inteligencia. El Mundo; 253.
¿La lactancia materna aumenta
la inteligencia de los bebés?
Algunos estudios han hallado una relación entre dar el pecho y
el aumento del CI en hijos e hijas.

Tanto en la comunidad científica como en la población general se


atribuye un gran número de beneficios a la lactancia materna en
comparación con el uso del biberón. Además de la mejora del sistema
inmunitario o del ritmo de crecimiento físico, demostradas por la
ciencia, en ocasiones se dice también que la lactancia materna
aumenta la inteligencia de los bebés.
Las investigaciones disponibles en la actualidad no permiten afirmar
de forma rotunda que el consumo de leche materna guarde una
relación directa con el cociente intelectual. No obstante, y si bien
existen datos contradictorios a este respecto, la probabilidad de que
exista una relación causal pequeña pero significativa entre estas dos
variables es elevada.

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arrepentidos?"
Relación entre lactancia materna e
inteligencia
Según un metanálisis de 17 estudios sobre este tema realizado por
Horta, Loret de Mola y Victora (2015), parece existir una relación entre
la lactancia materna y un mejor rendimiento en las pruebas que miden
el cociente intelectual.
La media de las diferencias, afirman los autores de esta
investigación, tendría un valor de aproximadamente 3,44 puntos de
CI. Se trata de una diferencia relativamente pequeña pero con una
elevada significación estadística y que se mantiene en etapas
posteriores del desarrollo.
No obstante, estos investigadores resaltan el hecho de que la
heterogeneidad entre estudios es elevada, lo cual dificulta la
extracción de conclusiones definitivas. Aun así cabe tener en cuenta
que procuraron controlar el cociente intelectual de la madre, una
variable que podría interferir, pero no así el nivel socioeconómico
familiar, potencialmente clave.
Otro hallazgo interesante de este metanálisis es que la lactancia
materna no sólo se asocia con un aumento del CI, sino que también
podría influir en el rendimiento académico en general y en el nivel
de ingresos durante la edad adulta. Estos efectos pueden deberse
directamente a la lactancia materna, pero también a variables
mediadoras no identificadas.

 Artículo relacionado: "¿Las personas más inteligentes lo son por


herencia genética?"

¿A qué se deben estos efectos?


Horta y sus colaboradores sugieren que el vínculo entre la lactancia
materna y el aumento del CI no tiene por qué deberse a la leche
materna en sí misma sino que podría venir determinada por otros
factores, en particular la mayor interacción entre el pequeño y su
madre, que comportaría un incremento de la estimulación que el bebé
recibe.
En el caso de que se asuma la hipótesis de que la lactancia materna
aumenta la inteligencia de forma directa, esta relación de causalidad
podría ser atribuida a dos hechos principalmente: y la potenciación
del vínculo entre el bebé y la madre y la riqueza nutritiva de la leche
materna.
Este alimento contiene nutrientes muy beneficiosos para los
pequeños, como los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga.
Su consumo podría potenciar el desarrollo del cerebro y de la
sustancia blanca en particular, según Isaacs y colaboradores (2011).

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Evidencia en contra de esta hipótesis


Un estudio longitudinal realizado con una muestra de más de 8 mil
familias en Irlanda (Girard et al., 2017) encontró una relación
estadísticamente significativa entre la lactancia materna y el CI en las
primeras etapas de la vida; no obstante, se trata de un incremento
pequeño y que prácticamente ha desaparecido al llegar a los 5
años de edad.
Este equipo de investigación encontró que los bebés que eran
amamantados de forma sistemática por sus madres durante los
primeros 6 meses después del nacimiento mostraban una mejora en
las funciones cognitivas, si bien no se mantuvo a medio plazo. Por
tanto, en la edad adulta este incremento del CI sería predeciblemente
inexistente.
Según estos autores los efectos encontrados en otros estudios se
deberían al control insuficiente de variables. Destacan de forma
particular los niveles educativo y socioeconómico de los padres,
que a su vez se asocian a una mejor salud, incluyendo una
probabilidad inferior de consumo de tabaco.

Otros beneficios de la lactancia materna


Distintas investigaciones han encontrado relaciones entre el consumo
temprano de leche materna y un mejor funcionamiento del sistema
inmunitario. Esto ayudaría a prevenir enfermedades muy variadas,
desde infecciones a la diabetes e incluso al síndrome de muerte súbita
infantil.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud afirma que el riesgo
de muerte en el primer mes de vida es seis veces menor en bebés
que son alimentados con leche materna en comparación con los
que se nutren exclusivamente mediante el biberón.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que muchos de los
estudios sobre los efectos de la lactancia materna en el organismo
podrían estar sesgados de modo similar a los que hemos mencionado
al describir la relación de este alimento con la inteligencia.
Por último cabe mencionar la relevancia del vínculo de apego entre
la madre y el bebé. Éste puede tener una gran influencia en el
desarrollo del pequeño, especialmente desde un punto de vista
psicológico. La lactancia materna potencia esta relación íntima, pero
por supuesto existen muchos otros elementos que pueden hacerlo.

 Artículo relacionado: "El apego infantil: definición, funciones y


tipos"

Referencias bibliográficas:

 Girard, L. C., Doyle, O. & Tremblay, R. E. (2017). Breastfeeding,


cognitive and noncognitive development in early childhood: a
population study. Pediatrics, 139(4).

 Horta, B. L., Loret de Mola, C. & Victora, C. G. (2015). Breastfeeding


and intelligence: a systematic review and meta-analysis. Acta
Paediatrica, 104: 14–19.

 Isaacs, E. B., Fischl, B. R., Quinn, B. T., Chong, W. K., Gadian, D. G.


& Lucas, A. (2010). Impact of breast milk on intelligence quotient, brain
size, and white matter development. Pediatric Research, 67(4): 357-
62.

 Lucas, A., Morley, R., Cole, T. J., Lister, G. & Leeson-Payne, C.


(1992). Breast milk and subsequent intelligence quotient in children
born preterm. The Lancet, 339(8788): 261-264.

 Victora, C. G., Horta, B. L., Loret de Mola, C., Quevedo, L., Tavares
Pinheiro, R., Gigante, D. P., Gonçalves, H. & Barros, F. C. (2015).
Association between breastfeeding and intelligence, educational
attainment, and income at 30 years of age: a prospective birth cohort
study from Brazil. The Lancet: Global Health, 3(4): 199-205.
¿Las personas más inteligentes
lo son por herencia genética?
¿Las personas con mejor agilidad mental y capacidad para
pensar lo son básicamente por sus genes?

Todo el mundo se ha preguntado en alguna ocasión si las personas


más inteligentes lo son por herencia genética o bien a causa de las
influencias ambientales que reciben, como la calidad de la nutrición o
la educación proporcionada por los padres. En los últimos años la
genética de la conducta ha logrado responder de forma detallada a
esta duda histórica.
La investigación en el campo de la psicología diferencial revela
que tanto los genes como el entorno tienen un peso muy
significativo en la determinación del cociente intelectual, la medida
clásica de la inteligencia. No obstante, la relevancia de la herencia
parece ser ligeramente superior a la del ambiente.

 Artículo relacionado: "Las teorías de la inteligencia humana"

¿Cómo se define la inteligencia?


El constructo “inteligencia” resulta difícil de delimitar, puesto que se le
han atribuido múltiples significados tanto en el lenguaje lego como
desde la comunidad científica. Se trata de una capacidad compleja
que engloba la capacidad de aprender información nueva, la de aplicar
distintos tipos de razonamiento y la de solucionar problemas, entre
otras muchas.
Una definición especial es la que se ha hecho desde el enfoque
operacional. Esta perspectiva propone que la inteligencia debe ser
definida como “aquello que es medido por los tests de cociente
intelectual”, instrumentos que se han mostrado moderadamente
útiles para predecir aspectos como el rendimiento laboral y el estatus
socioeconómico.
Sin embargo, la inteligencia es un atributo muy amplio y que no sólo
existe en los seres humanos. Ha sido definida por muchos autores
como la capacidad para comportarse de forma adaptativa ante
situaciones complejas por tal de alcanzar una meta; en este tipo de
definiciones se destaca la concepción de la inteligencia como un factor
global y estable.

 Quizás te interese: "Inteligencia: el Factor G y la Teoría Bifactorial


de Spearman"

Relación entre genética e inteligencia


Desde el campo de la genética de la conducta, que analiza las
diferencias individuales en aspectos comportamentales (como la
inteligencia) a partir de métodos genéticos, se calcula que el
coeficiente de heredabilidad del cociente intelectual oscila entre 0,40 y
0,70. Esto significa que aproximadamente la mitad de la
variabilidad se explica por factores hereditarios.
A partir de revisiones en estudios de este tipo, Antonio Andrés Pueyo
concluye que aproximadamente el 50% de la varianza en inteligencia
queda explicada por causas de origen genético, mientras que el otro
50% se debe a distintos factores ambientales y a los errores aleatorios
de medición.
De modo general los estudios más antiguos han encontrado un peso
mayor de la herencia genética en la inteligencia que las
investigaciones recientes. Además parece que el coeficiente de
heredabilidad es mayor en los casos en que el CI es muy alto (más de
125) o muy bajo (menos de 75).
En cuanto a los distintos factores que componen la inteligencia,
algunos estudios han encontrado que las aptitudes verbales se
heredan en mayor medida que las de tipo manipulativo. El peso de la
genética en el CI verbal aumenta con la edad; lo mismo sucede con
otros componentes de la inteligencia, aunque no de forma tan notable.
Por otra parte la inteligencia fluida descrita por Raymond B. Cattell, un
constructo similar al factor global (“g”) utilizado originalmente por el
pionero Charles Spearman, está más influida por la herencia genética
que la inteligencia cristalizada. Mientras que la primera se asocia al
razonamiento y a la resolución de problemas nuevos, la segunda se
refiere al conocimiento acumulado

 Quizás te interese: "Genética y conducta: ¿los genes deciden


cómo actuamos?"

Influencia de la estructura y los procesos cerebrales


Distintos autores han señalado la relevancia de los procesos
fisiológicos del sistema nervioso central en la inteligencia. En este
sentido estarían implicadas estructuras y funciones como los lóbulos
frontales, la densidad de la materia gris (compuesta por cuerpos
neuronales, dendritas amielínicas y glía) en el cerebro o la tasa
metabólica de la glucosa.
Así, Vernon escribió que las diferencias encontradas en los tests de CI
reflejan una mayor velocidad y eficiencia en la transmisión de impulsos
nerviosos, mientras que según Eysenck lo más importante es el
número de errores en estas conexiones: si se producen menos
fallos en la transmisión el cerebro consumirá menos glucosa,
reduciendo el esfuerzo energético.
Otros estudios han relacionado las medidas de inteligencia con el flujo
sanguíneo y la actividad neuroquímica en los lóbulos frontales, así
como la densidad de la materia gris. Todas estas características
morfológicas y funcionales se heredan en un grado significativo,
puesto que dependen de la expresión de determinados genes.

Factores ambientales que afectan al CI


La inteligencia depende en buena medida del ambiente. En este
sentido son relevantes un gran número de factores, entre los que
destacan el acceso a nutrición, educación y sanidad de calidadque
permitan el mayor desarrollo posible del potencial biológico del
cerebro de cada persona.
En muchos casos resulta extremadamente complicado determinar qué
proporción de la variabilidad comportamental se puede atribuir a la
herencia y cuál al ambiente, en particular cuando hablamos de las
influencias relativas al entorno familiar inmediato. Asimismo existe una
interacción recíproca entre la genética y el ambiente que se da de
forma constante.
Según Andrés Pueyo los factores ambientales explican casi la mitad
de la varianza en la inteligencia, un peso muy similar al que tienen los
genes. Dentro del 50% de variabilidad que no queda justificado por la
herencia atribuye a la varianza común o interfamiliar un 30% y al
ambiente no compartido un 10%. La varianza error pondera otro
10% para este autor.
Así, las influencias ambientales no compartidas, que difieren entre
personas criadas en una misma familia, parecen ser más relevantes
en la determinación de la inteligencia que el ambiente compartido,
aunque el peso de éste es suficientemente elevado como para ser
tomado en consideración.

Nootrópicos: ¿qué son y cómo


potencian tu inteligencia?
Suplementos alimenticios que nos ayudan a mejorar las
habilidades cognitivas y la memoria.

Hace y tiempo que la psicología ha dado un vuelco en sus


planteamientos.
De ocuparse principalmente de los trastornos psicológicos y las
alteraciones dañinas en el funcionamiento de los procesos mentales,
ha pasado a proponer líneas de investigación e intervención que
lleven a mejorar el potencial humano. Los fármacos y los suplementos
conocidos como nootrópicos suponen un cambio de paradigma
similar en el ámbito de las neurociencias y la psicofarmacología.
La idea que hace de los nootrópicos algo tan prometedor es
sencilla: podrían darnos la opción de mejorar nuestras
capacidades cognitivas tomando una dosis, sin sufrir efectos
adversos significativos.

¿Qué son los nootrópicos?


La definición del concepto de "nootrópicos" es tan abierta como su
naturaleza y su posible potencial. De hecho, desde que el químico y
psicólogo rumano Corneliu E. Giurgea acuñó el término por primera
vez en el año 1972, lo que se entiende por nootrópico ha ido
evolucionando y cobrando unos límites conceptuales difusos.

Definiendo el concepto

Que el concepto de nootrópico sea confuso y amplio no significa que


no exista una definición aproximada. En resumidas cuentas, los
nootrópicos son un conjunto heterogéneo de preparados sintéticos y
suplementos que, una vez suministrados en ciertas dosis, han
mostrado resultados prometedores a la hora de mejorar el
funcionamiento de ciertas funciones cerebrales relacionadas con la
cognición, es decir, los procesos mentales relacionados con la
memoria, la inteligencia, la gestión de la atención y la creatividad.
Los nootrópicos, por tanto, podrían ser de utilidad en la mejora
del rendimiento y la agilidad mental que se necesitan para resolver
tareas complejas y difíciles, pero también pueden tener un papel en
la prevención del deterioro cognitivo.

Nootrópico no es sinónimo de psicoestimulante


Hay que tener en cuenta que los nootrópicos no son simplemente
psicoestimulantes, ya que también se caracterizan porque
prácticamente no producen efectos secundarios adversos ni
dependencia química, y tomar una dosis adecuada no se convierte en
una amenaza inmediata para la salud de quien los toma. Esto los
diferencia de estimulantes como las anfetaminas.
Es por eso que, aunque los nootrópicos también son conocidos como
"cognitive drugs" o drogas inteligentes, si nos ceñimos a la definición
creada por consenso cabría diferenciarlos de las sustancias que
dañan la salud y dejan heridas claras e irreversibles en el organismo,
o que resultan tóxicas. Si bien todas las sustancias que afectan
al funcionamiento de las neuronas tienen efectos secundarios no
relacionados con el objetivo por el que se toma la dosis, éstos pueden
ser de tan poca importancia o ser de tan baja intensidad que no se
consideran algo dañino.

No todos los nootrópicos son fármacos


También merece la pena tener en cuenta que existen fármacos
nootrópicos y sustancias nootrópicas que no son consideradas
fármacos. La diferencia entre ambas es que los fármacos están
sujetos a indicación médica y se venden en farmacias, mientras que el
resto se pueden conseguir en una gran variedad de almacenes,
herboristerías, etc.

El gran reclamo de los estimulantes


cognitivos
La idea de los nootrópicos encaja a la perfección con una sociedad
cada vez más competitiva en la que optimizar el rendimiento laboral se
convierte cada vez más en una lucha por entrenar al cuerpo en el arte
de trabajar bajo una presión constante.
Estas sustancias ofrecen dos tipos de promesas muy valoradas en los
países occidentales del siglo XXI: la posibilidad de optimizar las
propias capacidades cognitivas para ajustarnos a las demandas
del mercado del trabajo, y la inmediatez en los resultados que se
buscan. A fin de cuentas, es más fácil y simple cambiar dinero por un
compuesto que lleve el funcionamiento del cerebro a otro nivel al
instante que elegir una habilidad a entrenar y dedicar a este cometido
horas, días o años.
Justamente por eso los trabajadores de ciertos sectores relacionados
con la creatividad y las nuevas tecnologías, así como estudiantes
que aspiran a encontrar un lugar en las universidades de la élite, hace
tiempo que están volviendo algo muy generalizado el consumo de
nootrópicos. Para estos grupos sociales la diferencia entre rendir bien
y no llegar a los objetivos marcados puede suponer un vuelco en sus
expectativas laborales y en sus planes de vida, así que el uso de
estos productos se convierte en uno de los muchos pasos
necesarios para aspirar al éxito.
La venta de nootrópicos por Internet
El hecho de que el perfil de consumidor de nootrópicos esté
familiarizado con el uso de las nuevas tecnologías y que por lo general
no existan restricciones legales fuertes que bloqueen su
comercialización hace que la venta y la compra de nootrópicos por
Internet se haya vuelto popular en muchos países.
Uno de los suplementos más vendidos en España es Boost Calm
Focus. Se trata de un nootrópico desarrollado por la firma Queal.
Según comenta Anthony Ripa, de su equipo de comunicación:
"En Queal Boost, nos hemos centrado en hacer una "pila" (stack), basada en una
investigación sólida, reproducible. Esto es lo que hace que los nootrópicos Booster
Queal sean diferentes de otros en el mercado. Cada componente de Queal Boost
cuanta con un bagaje de múltiples ensayos controlados e independientes respecto al
efecto placebo. Dichas investigaciones muestran resultados y evidencias de la mejora
en ciertas habilidades cognitivas".

Hace y tiempo que la psicología ha dado un vuelco en sus


planteamientos.
De ocuparse principalmente de los trastornos psicológicos y las
alteraciones dañinas en el funcionamiento de los procesos mentales,
ha pasado a proponer líneas de investigación e intervención que
lleven a mejorar el potencial humano. Los fármacos y los suplementos
conocidos como nootrópicos suponen un cambio de paradigma
similar en el ámbito de las neurociencias y la psicofarmacología.
La idea que hace de los nootrópicos algo tan prometedor es
sencilla: podrían darnos la opción de mejorar nuestras
capacidades cognitivas tomando una dosis, sin sufrir efectos
adversos significativos.

¿Qué son los nootrópicos?


La definición del concepto de "nootrópicos" es tan abierta como su
naturaleza y su posible potencial. De hecho, desde que el químico y
psicólogo rumano Corneliu E. Giurgea acuñó el término por primera
vez en el año 1972, lo que se entiende por nootrópico ha ido
evolucionando y cobrando unos límites conceptuales difusos.

Definiendo el concepto

Que el concepto de nootrópico sea confuso y amplio no significa que


no exista una definición aproximada. En resumidas cuentas, los
nootrópicos son un conjunto heterogéneo de preparados sintéticos y
suplementos que, una vez suministrados en ciertas dosis, han
mostrado resultados prometedores a la hora de mejorar el
funcionamiento de ciertas funciones cerebrales relacionadas con la
cognición, es decir, los procesos mentales relacionados con la
memoria, la inteligencia, la gestión de la atención y la creatividad.
Los nootrópicos, por tanto, podrían ser de utilidad en la mejora
del rendimiento y la agilidad mental que se necesitan para resolver
tareas complejas y difíciles, pero también pueden tener un papel en
la prevención del deterioro cognitivo.

Nootrópico no es sinónimo de psicoestimulante


Hay que tener en cuenta que los nootrópicos no son simplemente
psicoestimulantes, ya que también se caracterizan porque
prácticamente no producen efectos secundarios adversos ni
dependencia química, y tomar una dosis adecuada no se convierte en
una amenaza inmediata para la salud de quien los toma. Esto los
diferencia de estimulantes como las anfetaminas.
Es por eso que, aunque los nootrópicos también son conocidos como
"cognitive drugs" o drogas inteligentes, si nos ceñimos a la definición
creada por consenso cabría diferenciarlos de las sustancias que
dañan la salud y dejan heridas claras e irreversibles en el organismo,
o que resultan tóxicas. Si bien todas las sustancias que afectan
al funcionamiento de las neuronas tienen efectos secundarios no
relacionados con el objetivo por el que se toma la dosis, éstos pueden
ser de tan poca importancia o ser de tan baja intensidad que no se
consideran algo dañino.

No todos los nootrópicos son fármacos


También merece la pena tener en cuenta que existen fármacos
nootrópicos y sustancias nootrópicas que no son consideradas
fármacos. La diferencia entre ambas es que los fármacos están
sujetos a indicación médica y se venden en farmacias, mientras que el
resto se pueden conseguir en una gran variedad de almacenes,
herboristerías, etc.

El gran reclamo de los estimulantes


cognitivos
La idea de los nootrópicos encaja a la perfección con una sociedad
cada vez más competitiva en la que optimizar el rendimiento laboral se
convierte cada vez más en una lucha por entrenar al cuerpo en el arte
de trabajar bajo una presión constante.
Estas sustancias ofrecen dos tipos de promesas muy valoradas en los
países occidentales del siglo XXI: la posibilidad de optimizar las
propias capacidades cognitivas para ajustarnos a las demandas
del mercado del trabajo, y la inmediatez en los resultados que se
buscan. A fin de cuentas, es más fácil y simple cambiar dinero por un
compuesto que lleve el funcionamiento del cerebro a otro nivel al
instante que elegir una habilidad a entrenar y dedicar a este cometido
horas, días o años.
Justamente por eso los trabajadores de ciertos sectores relacionados
con la creatividad y las nuevas tecnologías, así como estudiantes
que aspiran a encontrar un lugar en las universidades de la élite, hace
tiempo que están volviendo algo muy generalizado el consumo de
nootrópicos. Para estos grupos sociales la diferencia entre rendir bien
y no llegar a los objetivos marcados puede suponer un vuelco en sus
expectativas laborales y en sus planes de vida, así que el uso de
estos productos se convierte en uno de los muchos pasos
necesarios para aspirar al éxito.

La venta de nootrópicos por Internet


El hecho de que el perfil de consumidor de nootrópicos esté
familiarizado con el uso de las nuevas tecnologías y que por lo general
no existan restricciones legales fuertes que bloqueen su
comercialización hace que la venta y la compra de nootrópicos por
Internet se haya vuelto popular en muchos países.
Uno de los suplementos más vendidos en España es Boost Calm
Focus. Se trata de un nootrópico desarrollado por la firma Queal.
Según comenta Anthony Ripa, de su equipo de comunicación:
"En Queal Boost, nos hemos centrado en hacer una "pila" (stack), basada en una
investigación sólida, reproducible. Esto es lo que hace que los nootrópicos Booster
Queal sean diferentes de otros en el mercado. Cada componente de Queal Boost
cuanta con un bagaje de múltiples ensayos controlados e independientes respecto al
efecto placebo. Dichas investigaciones muestran resultados y evidencias de la mejora
en ciertas habilidades cognitivas".

La eficacia de los potenciadores cognitivos


Ahora que ya sabemos cuál es el concepto en sí de nootrópico, cabe
preguntarse qué son, a la práctica, estas sustancias. Es decir, de qué
manera la definición encaja con la realidad.
La eficacia de los nootrópicos ha sido puesta en cuestión por el hecho
de que muchos de los resultados obtenidos tras años de
investigaciones no son concluyentes. Se han obtenido resultados que
confirman los efectos esperados mediante el uso de estos preparados,
pero también existen investigaciones que han dado resultados
contrarios. Además, como los nootrópicos no tienen por qué parecerse
entre sí ni en lo relativo a sus componentes ni en su preparación o
utilidad propuesta,hablar sobre su eficacia o ineficacia
englobándolos a todos supone un exceso de simplificación.
De todas formas, lo que se puede decir de prácticamente todos los
nootrópicos es que, a pesar de que algunos resultan
prometedores, aún no se sabe a ciencia cierta hasta qué punto son
eficaces y útiles para ser introducidos en el día a día de las personas
sanas o con síntomas de demencia. Para aclarar estos puntos harán
falta años de investigaciones y de esfuerzos conjuntos que permitan
demostrar científicamente su utilidad.

Los tipos de nootrópicos más populares


Claro que el hecho de que no haya una garantía de eficacia en el uso
de nootrópicos no ha impedido que existan algunos preparados de
este tipo que gocen de especial popularidad. Estos son algunos de
ellos.

Colina
El potencial de esta sustancia podría estar relacionado con la
mejora de la coordinación motriz y de tareas que requieren el uso
de la memoria.

Piracetam
Sintetizado por el propio Corneliu E. Giurgea, podría ralentizar el
deterioro de las capacidades cognitivas en personas de edad
avanzada. También se le ha atribuido una cierta eficacia a la hora de
mejorar la memoria y la fluidez verbal de grupos de edad más
amplios.
Aniracetam
Como el piracetam, forma parte de un grupo de sustancias
llamadas racetams. Se le atribuye el efecto de mejorar la capacidad
de concentración y pensar de manera fluida en situaciones de
presión, además de frenar el avance del deterioro mental en personas
mayores.

Galamantina
La galamantina es popular entre una parte de las personas
interesadas en la onironáutica, ya que se le atribuye el poder de
aumentar las posibilidades de recordar bien los sueños y tener
sueños lúcidos.

El consumo de nootrópicos sin indicación


médica
El hecho de que el grupo de los nootrópicos sea tan amplio y
heterogéneo hace que varios de los preparados incluidos en él se
consuman sin indicación médica, del mismo modo en el que se
consumen los suplementos alimenticios. Esto ha generado un debate
alrededor de la conveniencia de que personas sin la debida formación
en medicina puedan consumir ciertas sustancias por su propia cuenta
y determinar las dosis que necesitan.
Sin embargo, este es un debate que va mucho más allá de la ciencia,
e involucra los criterios morales y los valores que guían la creación de
leyes en los distintos países. Esto no significa que no sea necesario
investigar mucho más acerca del funcionamiento de los nootrópicos y
de sus efectos a largo plazo, siendo este último un tema relativamente
desconocido, dado que no hace tanto que se han empezado a
comercializar estos compuestos. Seguiremos atentos a la evolución
de los potenciadores cognitivos, tanto por lo que refiere a su
implantación social como en sus efectos.

Referencias bibliográficas:

 Potter, B. y Orfali, S. (1993).


Brain Boosters. Foods and drugs that make you smarter. Editorial
Ronin.
 Ruiz Franco, J. (2005). Drogas Inteligentes. Editorial Paidotribo.
 Nootriment - Supplement Reviews and Healthy Ideas. (2014). Guide to
Different Types of Nootropics. Disponible
en: http://nootriment.com/types-of-nootropics/

¿Es el Cociente Intelectual lo


mismo que la inteligencia?
Una confusión frecuente en el mundo de la Psicología: ¿el CI y
la inteligencia son sinónimos?

El concepto del cociente intelectual, también conocido por su


abreviatura (CI), es utilizado con enorme frecuencia como si fuera
equivalente a la inteligencia, o al menos una medida definitiva de este
constructo. Sin embargo, el CI y la inteligencia no son sinónimos ni
deben ser entendidos como tales, a pesar de la estrecha relación
entre ambos conceptos.
En este artículo nos centraremos en contestar una pregunta: ¿es el
cociente intelectual lo mismo que la inteligencia? Para ello
mostraremos varias definiciones de estos dos términos y analizaremos
las relaciones y diferencias que existen entre ellos.

 Artículo relacionado: "Las teorías de la inteligencia humana"


¿Qué es la inteligencia?
El término “intelligere” proviene del latín y se puede traducir como la
capacidad de entender o percibir. Durante la edad media las palabras
“intellectus” e “intelligentia” empezaron a utilizarse de un modo similar
al concepto cristiano del alma.
Existen muchas concepciones distintas del constructo “inteligencia”.
Aunque cada una de ellas destaca aspectos diferenciados, la mayoría
coinciden en que se trata de una aptitud relativamente estable que
varía en función del individuo y que se asocia con la resolución de
problemas y otras funciones cognitivas de orden superior, así
como con la adaptación al entorno.
El diccionario de la Real Academia Española incluye varios factores
relevantes en su definición de la inteligencia: la capacidad para
comprender y conocer cosas (de modo similar a la palabra latina
original), así como para resolver problemas. Además una de las
acepciones describe la inteligencia como una habilidad derivada de la
experiencia.
Albert Binet, creador de la primera prueba de CI, equiparó la
inteligencia con el juicio o el sentido común. David Wechsler, autor de
los tests de inteligencia WAIS y WISC, afirmó que es una capacidad
global que nos permite lograr metas, pensar de forma racional y
afrontar el entorno. Charles Spearman, pionero de la psicometría,
también destacó este carácter unitario.
Por contra, el autor de la teoría de las inteligencias múltiples,
Howard Gardner, define la inteligencia como un conjunto de
habilidades diferenciadas que nos permiten resolver los problemas
que surgen a lo largo de nuestra vida y adquirir nuevos conocimientos.
Hablaremos de la perspectiva de Gardner y de otros críticos del
concepto de CI más adelante.

 Artículo relacionado: "Inteligencia: el Factor G y la Teoría Bifactorial


de Spearman"

Definiendo el cociente intelectual (CI)


El cociente intelectual o CI es la puntuación global que se obtiene
en diversos instrumentos cuyo objetivo es medir la inteligencia.
Su origen es el concepto de “edad mental”, que proviene de la primera
escala de inteligencia: la que desarrollaron Binet y Simon para evaluar
las necesidades especiales de niños con dificultades de aprendizaje.
El término “cociente intelectual” fue acuñado por William Stern,
un psicólogo alemán experto en las diferencias interindividuales. Este
autor desarrolló las aportaciones de Binet y Simon: propuso dividir la
edad mental entre la cronológica para mejorar la capacidad de
discriminación de los tests de inteligencia entre personas de la misma
edad. El resultado era el CI.
Posteriormente Lewis Terman revisó el test de Binet-Simon añadiendo
el concepto de cociente intelectual propuesto por Stern. Además
perfeccionó el modo de calcularlo; al multiplicar por 100 el resultado
de la división de la edad mental entre la cronológica se evitaban las
fracciones. Por otra parte, Terman popularizó la abreviatura “CI”.

Los tests de inteligencia de Wechsler


En la actualidad, y desde la aparición de los tests de inteligencia de
Wechsler en la década de 1950, el CI se obtiene comparando las
puntuaciones de un sujeto determinado en la prueba con las de
otras personas de su misma edad. Para ello se utilizan puntuaciones
normales con una media de 100 y una desviación típica de 15.
Siguiendo esta distribución, dos tercios de la población tienen un CI
que se puede considerar normal, es decir, entre 85 y 115
aproximadamente. Las puntuaciones que se sitúan entre 75 y 90
denotan, según Wechsler, una inteligencia límite, mientras que las que
se encuentran entre 115 y 130 son ligeramente altas.
Los tests de Wechsler destacan además porque no sólo incluyen el CI
total, sino también varios subfactores. Los dos principales son el
cociente intelectual verbal y el manipulativo; el primero se mide
con pruebas de conocimiento adquirido y de comprensión verbal, y el
CI manipulativo tiene que ver con el razonamiento fluido y el
procesamiento de información.

 Quizás te interese: "¿Qué es la Inteligencia Emocional?


Descubriendo la importancia de las emociones"

La relación entre CI e inteligencia


En la actualidad el CI se utiliza con frecuencia en la evaluación de
distintos tipos de personas, como los estudiantes o los aspirantes a
ocupar un puesto de trabajo determinado. En este sentido suele
usarse principalmente en base a la capacidad predictiva de la
inteligencia fluida en el rendimiento académico y profesional.
La correlación más intensa a nivel psicosocial es la que se da entre el
CI y las notas durante la educación básica; se calcula que su valor es
de aproximadamente 0.50. La capacidad del CI de predecir el
rendimiento laboral varía en función del empleo pero tiende a ser más
baja que la académica, probablemente a causa de que su efecto está
mediado por la educación.
Por otro lado, una crítica muy habitual a los tests de CI es el
etnocentrismo: se argumenta que favorecen a quienes se han criado
en determinados entornos (por ejemplo en Europa o en Japón) en
detrimento de aptitudes intelectuales que son más apreciadas en
otras. La inteligencia es un concepto muy amplio, y es difícil evitar el
reduccionismo al operacionalizarla.
Múltiples autores, como Sternberg y Gardner, se han opuesto a la
concepción unitaria de la inteligencia que se deriva del uso
generalizado de los tests de CI. Desde estas perspectivas se defiende
una ampliación del concepto “inteligencia” que incluya capacidades
relativas a las relaciones interpersonales, la motricidad, la
creatividad o el conocimiento de uno mismo.
Lev Vygotsky, teórico clave en la psicología de la educación, enfatizó
el carácter dinámico de las habilidades intelectuales, dando pie a una
serie de intervenciones que evalúan el progreso en medidas similares
a las de CI de forma repetida a medida que se entrenan las
capacidades correspondientes. Esto contrasta con la idea de la
inteligencia como factor estable.
Conviene entender el cociente intelectual como una medida
fragmentaria de la inteligencia que se focaliza en algunos dominios,
como el lenguaje o el razonamiento espacial, mientras deja de lado
otros también relevantes para la vida cotidiana. Asimismo, es
importante tener en cuenta que la inteligencia puede ser más
modificable de lo que pensamos.
La relación entre inteligencia y
felicidad
¿Son más felices los menos inteligentes? ¿De qué manera se
asocian el CI y el bienestar?

Mucha gente cree que las personas poco inteligentes tienden a ser
más felices que las demás; como reza la frase popular, “la ignorancia
es dicha”. Sin embargo, la investigación científica revela que esto no
es realmente así, sino que la felicidad suele asociarse a un mayor
cociente intelectual o CI. No obstante, como veremos, esta relación
no es directa.
En este artículo analizaremos la relación entre la felicidad y la
inteligencia, principalmente entendida como CI. Con este objetivo en
mente, nos detendremos en primer lugar para definir los constructos
“inteligencia” y “felicidad”, que resultan confusos y ambiguos desde un
punto de vista científico e investigativo.

 Artículo relacionado: "¿Qué es el Cociente Intelectual (CI)?"

Definiendo la inteligencia
La American Psychological Association (Neisser et al., 1996) afirmó
que cada persona tiene una concepción distinta de la inteligencia, si
bien se encuentran algunos rasgos en común entre las definiciones de
psicólogos expertos en este tema.
La inteligencia podría ser descrita como un conjunto de habilidades
que nos permiten aprender de la experiencia, entender ideas
complejas, razonar, solucionar problemas y adaptarnos al entorno.
No es una cualidad única ni totalmente estable, sino que su valor en
un individuo determinado depende de los rasgos que se midan y del
momento temporal.
Una definición llamativa de la inteligencia es la operacional, según la
cual la forma más adecuada de describir este constructo es
como “aquello que es medido por los tests de CI”. Estas pruebas
evalúan habilidades como el razonamiento espacial o la velocidad de
procesamiento y dan un resultado numérico con una media de 100 y
una desviación estándar de 15.
No obstante, este tipo de pruebas tienden a dejar de lado otros
aspectos de la inteligencia que muchas personas, tanto expertos como
legos, consideran igualmente fundamentales. En este sentido
destacan especialmente las destrezas de tipo emocional, interpersonal
e intrapersonal, que tienen un peso significativo en la felicidad.

 Artículo relacionado: "Las teorías de la inteligencia humana"

Felicidad, bienestar y calidad de vida


La felicidad resulta extremadamente difícil de definir, probablemente
incluso más que la inteligencia. Ni siquiera existe acuerdo en torno a si
se trata de un estado global o más bien de un tipo de experiencia
puntual; es posible que esto se deba a que los factores que
determinan la satisfacción personal dependen de cada individuo.
No obstante, sí podemos decir que este término se asocia a las
emociones positivas, de la satisfacción a la alegría intensa, así
como con el desarrollo personal. En el contexto científico suele
preferirse el uso de otros constructos más específicos en sustitución
de “felicidad”. Entre estos conceptos alternativos destacan el bienestar
y la calidad de vida.
El concepto de bienestar se focaliza particularmente en la salud
física y psicológica, si bien cuando se define esta variable en un
contexto técnico se suelen incluir también una dimensión social y otra
de desarrollo personal dentro del conjunto de rasgos que la
conforman.
La calidad de vida puede ser entendida de un modo aún más amplio.
En este caso, las facetas adicionales incluyen el nivel educativo, el
estatus económico, las relaciones en el hogar y muchas otras
características del entorno.

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La relación entre inteligencia y felicidad


Según el análisis realizado por el equipo de Ali (2013) con una
muestra de 6870 personas de Inglaterra, las personas con un CI
bajo o normal-bajo (entre 70 y 99) tienden a ser menos felicesque
aquellas cuya inteligencia supera la media, es decir, 100. Esta relación
está mediada por el nivel de ingresos, la salud física y psicológica y
las actividades cotidianas.
A estos resultados los complementan los obtenidos por Kern y
Friedman (2008), que llevaron a cabo un estudio longitudinal
analizando a unas mil personas desde la infancia. Su investigación
encontró una menor felicidad y ajuste social en la edad adulta en los
individuos que habían obtenido mayores logros educativos en etapas
previas de la vida.
Veenhoven y Choi (2012) extraen una conclusión interesante de su
metaanálisis sobre la relación entre inteligencia y felicidad en todo el
mundo: un CI nacional elevado se asocia con una mayor
satisfacción en las personas que habitan un país determinado. En
cambio, no encuentran que la inteligencia influya en la felicidad desde
un punto de vista individual.
En este sentido, distintos autores deducen que las personas con un CI
bajo tienen una mayor probabilidad de ser infelices
como consecuencia de situaciones de desventaja
socioeconómica y no directamente a causa de su nivel de
inteligencia. Estas condiciones también comportan una disminución de
la salud mental y física media.
Por otro lado, investigaciones como la de Bai y Niazi (2014) o la de
Aminpoor (2013) encuentran que la inteligencia emocional y la
interpersonal influyen positivamente en la satisfacción vital. Las
habilidades que se engloban en estos constructos, como la
autoconciencia y la autoestima, se asocian fuertemente con aquello
que calificamos como “felicidad”.

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Descubriendo la importancia de las emociones"
Referencias bibliográficas:

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International Journal of Happiness and Development, 1(1): 5-27.
¿La inteligencia causa
atracción? Solo si no pasas de
este nivel de CI
Ser más inteligente suele ser una ventaja en la seducción, pero
no pasado cierto nivel de CI.

Normalmente se dice que todo exceso es perjudicial, pero… ¿se


aplica este principio al nivel de inteligencia de las personas?
En la mayoría de los aspectos de la vida, se ha comprobado que la
respuesta a la pregunta anterior es “no”. La inteligencia es la
capacidad de adaptarse a problemas nuevos utilizando los medios
disponibles en cada momento, y esto resulta ventajoso en
prácticamente cualquier situación.
Así, a pesar de que existen ciertos mitos sobre las personas con
inteligencia muy alta, lo cierto es que tienen más posibilidades de
encontrar un trabajo bien pagado y de mantenerse sanas y vivir más
años. Por lo general, ni tienen dificultades significativas para conectar
con los demás, ni son infelices.
Ahora bien, hay un ámbito de la vida en el que ser muy inteligente no
parece aportar ventajas significativas: la posibilidad de despertar
atracción sexual en los demás.

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Poniendo a prueba el concepto de
sapiosexualidad
En los últimos años se ha popularizado mucho el concepto de
sapiosexualidad, asociado a las personas que suelen ser llamadas
sapiosexuales. En pocas palabras, los sapiosexuales son individuos
que, a la hora de valorar el atractivo de alguien, tienen muy en
cuenta su nivel de inteligencia, hasta el punto en el que es el rasgo
personal al que dan más importancia.
Todo esto, sin embargo, no deja de ocurrir en la teoría, ya que hasta
hace muy poco este tema aún no había sido estudiado. Sin embargo,
un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la University
of Western, Australia, se ha propuesto comprobar si la
sapiosexualidad es realmente un concepto psicológico que explica
algo real, o si tan solo es una etiqueta que algunas personas usan
para parecer más interesantes.
Los resultados han mostrado que este fenómeno sí tiene un cierto
fundamento empírico, pero solo hasta cierto punto. En lo que
respecta a la atracción generada por una alta inteligencia, llega un
punto en el que esta última casi no importa. Es decir, que un alto CI
suele ir de la mano de mayor atracción, pero no si es tan alta que se
roza la genialidad y la superdotación intelectual.

 Quizás te interese: "Sapiosexual: sentir atracción por la


inteligencia"

Si no eres un genio de CI muy alto, la


inteligencia atrae
En esta investigación se ha trabajado tanto con los datos del CI de
diferentes personas como con los que hacen referencia al atractivo
sexual que se les da, y al interés de tener una relación de largo plazo
con esas personas. Los resultados muestran, por un lado, que la
inteligencia tiene un mayor efecto sobre el interés en tener una
relación que sobre el atractivo sexual. Además, de entre los 13 rasgos
personales a valorar, la inteligencia fue la segunda más valorada a la
hora de juzgar el atractivo de las personas, justo por detrás de
“amable y comprensivo/a”.
Sin embargo, los resultados mostraron algo extraño. La inteligencia
hace que suba significativamente el atractivo de las personas, pero tan
solo hasta llegar a un CI de 120 (una puntuación de inteligencia que
solo iguala o supera una persona de cada 10). Cuando se pasa de
largo este nivel de CI, la importancia de la inteligencia en el
atractivo se desploma. Es decir, la habilidad mental de las personas
a la hora de solucionar problemas mediante el intelecto no es algo que
añada atractivo en personas extremadamente inteligentes. ¿Por qué?

 Artículo relacionado: "Las 6 teorías de la atracción interpersonal"

Una relación de igual a igual


Está claro que la inteligencia conlleva muchas ventajas, y que
normalmente esas ventajas son aprovechadas tanto por quien es
inteligente como por aquellas personas con las que quien tiene un alto
CI tiene un trato positivo. Sin embargo, también es cierto que en las
relaciones, sean fugaces o estables, la simetría es importante.
Quizás por esto, la inteligencia puede llegar a ser algo que distancie a
las personas que son muy diferentes en este aspecto. Los resultados
de este estudio muestran que la sapiosexualidad sí puede tener una
base empírica, pero que esta tiene sus límites, y por otro lado las
conclusiones refuerzan la idea de que el exceso de rasgos atractivos o
muy valorados en la mayoría de las situaciones, pueden tener un
efecto negativo.
Y es que la inteligencia se expresa de muchas maneras en el día a
día: en el tipo de conversaciones, en las aficiones, en el tipo de humor,
etc. Todos estos elementos son una manera de crear sintonía entre
dos personas, pero si esta no aparece y cuesta conectar, aparece la
frustración.
Puede que normalmente las personas más inteligentes no tengan
problemas a la hora de socializar por el simple hecho de serlo,
pero eso no significa que conecten con todo el mundo; puede
significar, también, que tienen más recursos para encontrar a aquellas
personas con las que encajan mejor y que aportan más estímulos
mentales interesantes.

Referencias bibliográficas:

 Gignac, G. E., Darbyshire, J., Ooi, Michelle (2017). Some people are
attracted sexually to intelligence: A psychometric evaluation of
sapiosexuality. Intelligence, https://doi.org/10.1016/j.intell.2017.11.009
Así influye en tu inteligencia la
educación y el entrenamiento
¿Qué parte de la inteligencia es genética, qué parte es
aprendida y qué parte entrenada?

Hay aún quien dice que la inteligencia es un rasgo con el que


naces y es completamente impermeable al cambio. Como si se
tratase del color de tus ojos, la altura o la forma de tu cabello.
Si esto realmente fuese así no existirían diferencias entre personas
que han recibido educación y personas que jamás han ido a la
escuela, o personas que han crecido en entornos estimulantes
y personas que se han criado en la pobreza.
Sabemos que la inteligencia se aloja en el órgano más maleable y
cambiante de todos. Es de esperar, entonces, que el intelecto tenga
las mismas propiedades y sea susceptible de ser entrenada y
potenciada en diversos aspectos.

¿Una inteligencia o varias?


Los modelos que teorizan la composición de la inteligencia o
inteligencias son tantos que no nos detendremos a examinarlos. Pero
es importante tener presente que no existe una sola teoría unificadora,
aunque todas hablan más o menos de lo mismo y se refieren al mismo
fenómeno psicológico.
Cuando hablamos de inteligencia hablamos de la capacidad que tiene
nuestra mente para afrontar y adaptarse con la mayor velocidad y
eficiencia a las demandas del entorno. Estas demandas pueden ser de
todo tipo, matemáticas, lingüísticas, cinéticas, musicales, etcétera. Tal
vez exista una única inteligencia que se manifieste a través de estas
habilidades en mayor o menor medida según la persona, o tal vez se
trate de inteligencias separadas que sirvan para afrontar con éxito
diferentes tipos de tarea. Para el propósito de este artículo vamos a
quedarnos con la definición general de inteligencia como
capacidad.

 Te puede interesar este artículo del psicólogo Bertrand Regader: "La


teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner"

La inteligencia heredada
A través de los estudios de gemelos, sabemos que existe una
correlación potente entre los CI de gemelos monocigóticos separados
al nacer, mientras que la correlación de los CI de hermanos de sangre
no idénticos genéticamente no es tan fuerte. Además, cuando
tomamos familias con hijos adoptivos, vemos que el CI de los niños
adoptados correlaciona más con los padres biológicos que con
los actuales.
Así pues, sabemos que la inteligencia, o por lo menos el CI que
obtenemos al medirla, está en gran parte determinada por el ADN.
Algunos aquí darían carpetazo al desarrollo de la inteligencia y se
contentarían con esta explicación. Por fortuna la cuestión es más
compleja.

La inteligencia entrenada
Que uno nazca con una cierta capacidad no quiere decir que vaya
a conservarla para siempre de forma gratuita. Uno puede nacer
con una genética que le permita desarrollar unas piernas de atleta y
terminar atrofiándolas tras pasar horas y horas sentado. Algo parecido
pasa con la inteligencia: aquel que no la entrena termina
estancándola.
Los entornos ricos en estimulación como libros o juegos
interactivos promueven el desarrollo intelectual de los pequeños.
Sabemos esto a través de estudios de adopción, donde niños que
vienen de entornos muy empobrecidos, al recibir estimulación en
familias adoptivas con un mayor nivel adquisitivo y más estimulación,
consiguen alcanzar unos niveles de CI muy por encima del promedio.
No sólo las familias juegan un papel fundamental en el desarrollo
intelectual, la escolarización, el tipo de metodología que el profesorado
emplee influencia de forma decisiva sobre la inteligencia de los niños.
En este punto alguien se preguntará: si el ambiente es una fuerza tan
poderosa, ¿no podemos optimizar la metodología didáctica de las
escuelas para mejorar la inteligencia de los estudiantes? Lo cierto
es que sí se puede y llevan desarrollándose multitud de proyectos a lo
largo de los últimos 30 años bajo esta misma premisa.

El Proyecto Inteligencia
Un ejemplo lo hallamos en el Proyecto Inteligencia de Venezuela.
Se trata de un programa de los años 80 orientado a mejorar las
habilidades de pensamiento de los alumnos y detectar en qué forma
podría optimizarse tanto la manera de enseñar como el propio material
didáctico. Las unidades de este programa incluyen lecciones sobre
razonamiento, comprensión del lenguaje, razonamiento verbal,
resolución de problemas, toma de decisiones y pensamiento inventivo.
Lo innovador del programa no es sólo su contenido, sino la forma en
que se enseña a los alumnos. Alejándose del enfoque tradicional que
considera que el aprendizaje es sólo la transmisión del conocimiento,
el programa es rompedor porque ve el aprendizaje como un proceso
de preparación e incentivación para gestionar el propio desarrollo
personal.
Los resultados tras la implementación de este programa fueron
positivos. Los docentes señalaron cambios en el rendimiento
académico, sobre todo aquellos que aplican los conocimientos
aprendidos sobre otras materias. Además, debido a la relación más
afectiva que se genera entre el alumnado y el profesorado, ocurren
cambios a nivel conductual y afectivo sobre los estudiantes. Esta
relación entre profesor y alumno, más cercana, tiene un impacto
facilitador sobre el aprendizaje.

El Proyecto Abecedario de Carolina del Norte


Este proyecto desarrollado por la Universidad de Carolina del
Norte en los años 70 tiene el objetivo de producir efectos positivos a
largo plazo sobre el desarrollo intelectual de los niños a través de una
educación de alta calidad, poniendo énfasis en las intervenciones
tempranas que amortigüen las desventajas de los niños que vienen de
entornos pobres.
Es un proyecto que se aplica desde el nacimiento hasta la edad de
cinco años. En este programa los niños van cinco dias a la semana a
un centro donde reciben una atención educativa de alta calidad que
aborda las necesidades intelectuales de los niños a través de
actividades lingüísticas y de conversación, cuidados cercanos y juegos
educativos.
No todos los niños participan en los mismos juegos, la asignación de
juegos es personalizada. Estos juegos interactivos entre niño y adulto
incluyen algunos tradicionales, como el “cucutrás” o “peek-a-boo” en
inglés, y a medida que avanza su desarrollo se van añadiendo otros
más centrados en conceptos y habilidades concretas.
Los niños que pasan por este programa tienen una mayor
competencia en lectura, matemáticas y un ligero incremento en CI.
Asimismo, estos niños tienen un mejor ajuste escolar entendidos como
mayor tiempo de escolarización, menor tasa de abandono escolar,
mayor porcentaje de niños que completan el período universitario y
menos probabilidad de ser padres adolescentes.
Aunque los resultados deben interpretarse con cautela, en
general parece que se trata de un programa beneficioso para la
inteligencia de los niños que se traduce en una mayor
competencia académica y una mejor perspectiva de trabajo en la
vida adulta.
Estos programas arrojan luz sobre la relación entre el entrenamiento,
tanto temprano como a lo largo de la escolarización, y unas mayores
competencias intelectuales. Queda descartada la antigua visión de la
inteligencia como monolito inamovible, pues ahora sabemos que es
maleable y susceptible al cambio según cómo la eduquemos.

Delincuencia, personalidad e
inteligencia: ¿cómo se
relacionan?
¿Qué aspectos de la personalidad y del Cociente Intelectual se
vinculan a la propensión al delito?
La investigación psicológica ha tratado de determinar las relaciones
entre delincuencia y variables psicológicas principalmente mediante
métodos correlacionales, que suponen dificultades para establecer
causalidad porque los distintos efectos posibles se solapan con
frecuencia.
En este artículo analizaremos propuestas teóricas y estudios
empíricos en torno a la relación de la delincuencia con la
personalidad y la inteligencia. No obstante, como veremos los
factores psicosociales y económicos parecen tener un peso
relativamente mayor en la aparición de la conducta antisocial.

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Relación entre delincuencia y personalidad


Diversos autores han relacionado rasgos de personalidad con la
delincuencia. Cabe destacar la teoría de la personalidad delictiva
de Eysenck, según la cual la conducta criminal se debe a fallos en la
adquisición de la conciencia moral.
Ésta se desarrollaría por condicionamiento de evitación del castigo y
de la ansiedad asociados a la conducta antisocial.

1. Extraversión
Según Hans Eysenck, las personas extravertidas tienen un nivel de
activación cortical bajo, lo cual las lleva a buscar estimulación
constantemente; esto puede asociarse con determinadas conductas
delictivas, como el consumo de sustancias, que a su vez favorece el
comportamiento antisocial.
Asimismo las investigaciones de este autor revelan que los
extravertidos tienen más dificultades para condicionar estímulos
y respuestas. Por tanto, en estos casos los déficits en el
condicionamiento de la conducta moral podrían ser explicados en
parte desde una perspectiva biologicista.

2. Neuroticismo
Eysenck teorizó que las personas emocionalmente inestables también
tienen dificultades para el condicionamiento, ya que reaccionan de
forma intensa y duradera a los estímulos estresantes. Así,
probablemente detectan en menor medida la diferencia entre sus
reacciones fisiológicas normales y las que se deben al
condicionamiento aversivo.

 Artículo relacionado: "Neurosis (neuroticismo): causas, síntomas y


características"

3. Psicoticismo
El rasgo que Eysenck etiquetó como “psicoticismo”
recoge comportamientos hostiles y agresivos a nivel
interpersonal, de modo que no es de extrañar que las personas con
puntuaciones elevadas en esta dimensión temperamental cometan
con mayor frecuencia conductas delictivas, que además tienden a ser
más violentas y repetitivas.
Como la extraversión, el psicoticismo se relaciona con la necesidad de
estimulación continua. Zuckerman propuso que son más relevantes la
impulsividad y la búsqueda de sensaciones, dos características que
Eysenck engloba dentro de este macrorrasgo.

4. Impulsividad y bajo autocontrol


Las personas con déficits de autocontrol tienen problemas para
demorar la gratificación, es decir, para resistir la tentación de
obtener un refuerzo a cambio de conseguir otro distinto
posteriormente. Se ha encontrado que los delincuentes juveniles
tienden a ser impulsivos, lo cual puede deberse a déficits en el
aprendizaje de la conducta reflexiva (pensar antes de actuar).

 Artículo relacionado: "Psicopatología, delincuencia e imputabilidad


judicial"

5. Búsqueda de sensaciones
Zuckerman llamó la atención sobre este rasgo de personalidad y
popularizó su uso en distintos campos. La búsqueda de sensaciones,
que se asocia a la extraversión y al psicoticismo, se define como
la predisposición activa a experimentar emociones y
estímulos nuevos, incluso si suponen la toma de riesgos.

6. Baja empatía
La empatía es la capacidad para comprender e identificarse con las
emociones y los contenidos cognitivos de otras personas. La falta de
discriminación de los estados mentales ajenos facilita la comisión de
delitos que perjudiquen a otros; cuanto menor sea el grado de
empatía, menor relevancia emocional tiene para la persona el
sufrimiento de la víctima.

¿Cómo influye la inteligencia en la


criminalidad?
En el pasado autores como Lombroso y Goring afirmaban que la
conducta criminal se debía básicamente a déficits cognitivos.
Además, según la teoría de la degeneración, la “debilidad moral” se
transmitía y se intensificaba de generación en generación, lo cual
explicaba a su vez las clases sociales. Afortunadamente estas
hipótesis han sido abandonadas de forma mayoritaria.
Según la American Psychological Association (APA), la correlación
entre criminalidad y cociente intelectual es significativa pero baja,
aproximadamente de -0,2. Esto indica que, de media, las personas
que cometen delitos son ligeramente menos inteligentes que aquellas
que no los cometen -o bien que las que los cometen y no son
descubiertas.
Concretamente se ha encontrado que existe un número
particularmente grande de personas que han cometido delitos en el
rango de entre 80 y 90 puntos de CI, que se corresponde con la
inteligencia límite, es decir, por debajo de la media pero sin llegar a la
discapacidad intelectual.
No obstante, en estos casos las puntuaciones de inteligencia suelen
ser más bajas en el CI verbal que en el manipulativo, que tiende a
ser normal. De forma más específica, se dan con frecuencia déficits
verbales, visoespaciales y visomotores; se ha sugerido que estos
resultados en realidad indican déficits cognitivos leves debidos a
variables socioeconómicas

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Historia personal y factores socioeconómicos


A pesar de la tendencia humana a dar explicaciones unicausales e
internalistas a la conducta, lo cierto es que las condiciones sociales y
económicas resultan más relevantes en la aparición del
comportamiento delictivo. Aun así no hay que despreciar el peso de
los factores temperamentales y cognitivos.
La historia personal temprana es clave para explicar la
delincuencia. Los hijos de padres que los maltratan, negligen sus
responsabilidades, no desarrollan un apego seguro o consumen
alcohol y drogas tienen una probabilidad mayor de consolidar patrones
de comportamiento antisociales. Lo mismo sucede con las familias
conflictivas y con muchos hijos.
Además, como es obvio, las personas jóvenes nacidas en familias
negligentes o en entornos desfavorecidos tienen menos oportunidades
para ajustarse satisfactoriamente a la sociedad (p. e. encontrar un
trabajo digno) y reconducir sus patrones de conducta desadaptativos.
En esto influye también el modelado negativo por parte de las
personas significativas.
Algunos factores psicosociales particularmente relevantes en la
delincuencia son el desempleo y las dificultades de aprendizaje,
especialmente las que se relacionan con la lectura. Los niños con
retrasos en el desarrollo cognitivo y con problemas académicos tienen
una mayor probabilidad de acabar teniendo un CI bajo y de cometer
delitos.

 Artículo relacionado: "Las distintas formas de maltrato infantil"


Los 8 beneficios de las
Inteligencias Múltiples en el
aula
Según Howard Gardner, tener una visión más amplia de la
cognición potencia los talentos del alumno.

La inteligencia humana ha sido un tema de discusión importante en el


terreno de la Psicología. Y, sin lugar a dudas, uno de los conceptos
más importantes es el de las Inteligencias Múltiples, un modelo
teórico propuesto por Howard Gardner.
Durante mucho tiempo, se había hablado de la inteligencia unitaria; sin
embargo, la propuesta de Gardner dio un giró a la creencia tradicional
sobre la inteligencia humana, y el modelo de las inteligencias múltiples
apareció como alternativa al paradigma hasta entonces dominante.

 Quizás te interese: "Los 12 tipos de inteligencia: ¿cuál posees tú?"

Una teoría que cambió el rumbo de la


educación
Howard Gardner, presentó su teoría al mundo con su
libro Estructuras de la mente: la teoría de las inteligencias
múltiples, una obra que expresa la idea de que la inteligencia no es
unitaria, sino que existen muchos matices para definir este constructo.
Pese a que la primera edición de este texto se publicó en 1983, no fue
hasta 1987 cuando apareció en castellano.
Para Gardner, la inteligencia es un constructo demasiado abstracto
como para hablar de una sola, dado que es posible encontrar casos
de personas muy hábiles en ciertas tareas mentales y muy malas
en otras: genios a la hora de componer música o mover su cuerpo
para bailar, pero poco hábiles en matemáticas, por ejemplo. Por eso
los psicólogos se han interesado mucho en este tema y hoy en día
existen diferentes concepciones sobre la cognición y los procesos
psicológicos superiores.
Según la teoría de las inteligencias múltiples, podemos hablar de los
siguientes tipos de inteligencia.

 Inteligencia lingüística: Es la habilidad de dominar el lenguaje tanto


escrito como oral.
 Inteligencia lógico-matemática: Es la habilidad de razonar de
manera lógica y la capacidad de resolver problemas matemáticos.
 Inteligencia espacial: Es la capacidad de observar los objetos desde
diferentes perspectivas, igual que el mundo, y es la capacidad de
manipular imágenes mentales y crearlas para resolver problemas.
 Inteligencia musical: Es la capacidad de elaborar piezas musicales o
interpretar música.
 Inteligencia corporal: Habilidad de mover el propio cuerpo y
coordinar los movimientos de éste.
 Inteligencia intrapersonal: Es la habilidad conocer y gestionar sus
propias emociones y pensamientos.
 Inteligencia interpersonal: Es la capacidad relacionarse con los
demás.
 Inteligencia naturalista: Es la sensibilidad que tiene un individuo
hacia el mundo natural.

Beneficios de las Inteligencias Múltiples en el


aula
Las Inteligencias Múltiples han cambiado el panorama educativo,
y según Gardner aportan una serie de beneficios en el aula.

1. Motiva a los alumnos


Uno de los beneficios de este modelo de inteligencia es
que contribuye a que cada niño o alumno desarrolle sus talentos.
Esto es clave para que se sientan motivados en el día a día. Por
ejemplo, si un niño es bueno con la música, con este modelo es
posible detectarlo y ayudarle a desarrollar su gran pasión.

2. Personaliza el aprendizaje
La teoría de Howard Gardner viene a decir que cada alumno posee
unas características únicas, que le hacen diferente a los demás. Si
conseguimos descubrir lo que cada niño puede aportar y en lo que es
bueno, podemos hacerle crecer y favorecemos su aprendizaje.

3. Aporta un aprendizaje más completo


Este modelo de aprendizaje es mucho más completo que el
tradicional. Puesto que tiene una visión más amplia de la
inteligencia, favorece la adquisición de un abanico amplio de
competencias por parte de los alumnos.

4. Enseña a aprender
Los alumnos aprenden distintas estrategias y herramientas
creativas que les ayudan a desarrollar pos sí mismos sus talentos.

5. Potencia más competencias


Es un modelo más completo y en el que tienen cabida diferentes tipos
de competencias. Por eso, los alumnos desarrollan aquellas
habilidades en las que destacan.

6. Potencia la innovación educativa


Este modelo rompe con el modelo clásico de enseñanza y favorece la
creatividad. Al mismo tiempo, en él, tienen cabida las herramientas
educativas más innovadoras.
7. Aplicación práctica
Puesto que el alumno desarrolla aquello que realmente le motiva y en
lo que destaca, es más propenso a poder aplicarlo en su futuro.

8. Más precisión en la evaluación


Este modelo permite conocer y desarrollar aquellas fortalezas y
debilidades de cada alumno, por lo que obtiene una visión más
precisa de cómo es cada uno y qué es necesario hacer para
estimular su aprendizaje.

La hipótesis de la inteligencia
social
Nuestra inteligencia podría haber surgido a partir de la
necesidad de adaptarse a la vida social.

La inteligencia y las capacidades cognitivas en general son elementos


profundamente estudiados a lo largo de la historia de la psicología,
siendo algo que ha fascinado al ser humano desde la antigüedad.
Resolver problemas, saber adaptarse al medio y generar estrategias y
actuar de manera eficiente permiten tanto al ser humano como a otras
especies sobrevivir y hacer frente a las demandas ambientales.
Tradicionalmente se ha considerado la inteligencia algo heredado, en
gran parte derivado de la genética y en parte de nuestro desarrollo a lo
largo del embarazo y la infancia. Pero no es hasta hace relativamente
pocos años que no se ha empezado a hablar de la inteligencia como
algo aparecido gracias a la socialización. Esto es lo que propone la
hipótesis de la inteligencia social o del cerebro social.

 Artículo relacionado: "Las teorías de la inteligencia humana"

Así es la hipótesis de la inteligencia social


La hipótesis de la inteligencia social, desarrollada y defendida por
Humphrey, propone que la inteligencia y el desarrollo cognitivo es
promovido por el hecho de tener que gestionar relaciones
sociales cada vez más complejas. Esta hipótesis surgió de la
observación que hizo el autor del comportamiento de primates en
cautividad en su día a día, llegando a la conclusión de que sus
dinámicas sociales explicaban y promovían parte de su desarrollo
cognitivo. No estamos hablando del concepto de inteligencia social en
sí sino del surgimiento de la inteligencia como algo social.
Esta hipótesis parte de la psicología evolucionista, e insinua que de
hecho el desarrollo de las capacidades cognitivas de la especie
humana es debida al menos en parte por la necesidad de
interaccionar y comunicarse, al precisar de coordinación para cazar y
defenderse de depredadores, o preparar herramientas con estos
objetivos. También el establecimiento de jerarquías y relaciones de
poder y sumisión, el comportamiento o rol esperado de cada miembro
o el aprendizaje de técnicas y estrategias se fueron haciendo cada vez
más complejas.
Esta teoría conduce a reflexionar sobre cómo el ser humano ha ido
evolucionando y desarrollando con el paso de las generaciones una
inteligencia mucho más basada en la comunicación y en la interacción
social, desarrollando sociedades cada vez más complejas y mucho
más demandantes (pasamos de las pequeñas tribus familiares a
aldeas, ciudades, reinos, imperios o civilizaciones) que exigen una
cada vez mayor flexibilidad y capacidad cognitiva para
gestionarlas. Se requiere de cierto nivel de abstracción, que poco a
poco se fue potenciando y desarrollando al tener mayor éxito
reproductivo quienes las poseían o aprendían.

 Quizás te interese: "¿Qué es el razonamiento abstracto y cómo


entrenarlo?"
El cerebro social
La hipótesis de la inteligencia social ha encontrado algunas evidencias
a favor dentro de la biología. El ejemplo más evidente es el de
Robin Dunbar, quien recogió, desarrolló y profundizó en la hipótesis
de Humphrey.
A lo largo de su investigación, este autor reflejó la existencia de una
correlación entre tamaño de grupo social de pertenencia y cociente de
encefalización, poseyendo un mayor volumen (y posiblemente
densidad y conectividad) cerebral aquellos animales con mayor
cantidad y calidad de relaciones. Dicho aumento de volumen es visible
en el neocórtex. Sin embargo, el número de relaciones que
podemos gestionar a la vez es limitado: es por ello que, se propone
en su teoría, que al aumentarse la demanda social poco a poco
nuestra especie ha ido desarrollando mayor nivel de conexiones
neuronales y capacidades de abstracción.
Ello nos ha permitido sobrevivir. Y es que el ser humano carece de
grandes elementos que nos permitan sobrevivir por nosotros mismos:
no somos especialmente rápidos, ni nuestros sentidos son
excesivamente superiores a los de otros animales, ni poseemos
cuernos, garras o una dentición que nos permitan una defensa o
capacidad de caza. Tampoco tenemos una fuerza o tamaño
comparable a las de posibles depredadores. Evolutivamente,
pues, hemos dependido de nuestro número y capacidad de
gestionarnos socialmente para sobrevivir, y posteriormente de
nuestra capacidad cognitiva (desarrollada en gran medida por nuestra
capacidad relacional).

Algunas evidencias en el mundo animal


Son diferentes las evidencias a favor de esta hipótesis, en gran
medida provenientes de la observación del comportamiento animal y
de la realización de estudios comparativos y experimentos
conductuales con diferentes especies animales.
Recientemente ha salido a la luz el estudio y análisis comparado
del comportamiento de algunos animales: concretamente con las
urracas australianas. Se hizo que diferentes urracas hicieran frente a
una serie de pruebas conductuales en que básicamente deben
resolver determinados puzzles (observando la capacidad de
resolución de problemas) para conseguir comida. Los experimentos se
han llevado a cabo con urracas de diferentes edades y pertenecientes
a diferentes bandadas, siendo cada uno de los cuatro puzzles
preparados en las pruebas dedicado a evaluar una habilidad concreta
(aprendizaje de asociación respuesta-recompensa y memoria espacial
entre ellas) y manifestándose que el rendimiento del animal era mejor
cuanto mayor era la bandada a la que pertenecían, así como entre las
urracas que se habían criado en dichas bandadas desde su
nacimiento.
Así, se propone que vivir en grandes grupos se vincula y promueve un
mayor rendimiento cognitivo, lo que a su vez facilita la supervivencia.
En conclusión, aquellas aves que viven en grandes bandadas tienden
a tener un mayor rendimiento en diferentes pruebas propuestas por
investigadores. Estas mismas conclusiones se han visto reflejados con
estudios llevados a cabo con cuervos, delfines y diferentes especies
de primates.
Además de las evidencias encontradas en animales, resulta útil
pensar en nuestro propio desarrollo: la parte frontal del cerebro es
una de las más grandes y de las que más tarda en desarrollarse, y
se encuentra profundamente vinculada al control de la conducta y a la
gestión del comportamiento social (especialmente la región prefrontal).
También hemos de destacar que el descubrimiento de las neuronas
espejo por parte de Rizzolatti como elemento que nos permite
entender y ponernos en en el lugar de otros se vinculan a este hecho:
al vivir en sociedad, nuestro comportamiento y la gestión de relaciones
hace más adaptativa la evolución de estructuras vinculadas a captar lo
que nuestros semejantes sienten o refieren. Y ello nos hace, como
especie social que somos, más adaptativos.

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La teoría de la inteligencia
maquiavélica: ¿qué es
exactamente?
Esta teoría explica cómo la competición entre individuos podría
haber generado cerebros más grandes.

El contexto social podría haber tenido un papel muy importante en la evolución del cerebro
humano. Wikimedia Commons.

La evolución del cerebro humano en comparación con el resto de


animales, concretamente con los primates, resulta todavía un misterio
en constante investigación. Suscitando numerosos debates desde que
el naturalista inglés Charles Darwin expusiera al mundo su teoría de la
evolución en 1859.

Una de los supuestos con más peso que intentan explicar esta
diferencia es la teoría de la inteligencia maquiavélica, la cual
relaciona la evolución y desarrollo del cerebro con el nivel de
desarrollo social de cada especie.

 Artículo relacionado: "Las teorías de la inteligencia humana"

¿Qué es la teoría de la inteligencia


maquiavélica?
A diferencia del resto de animales, el ser humano ha experimentado
un desarrollo cerebral infinitamente superior, con las consecuencias
cognitivas y de comportamiento que esto conlleva. Incluso en
comparación con los primates, el cerebro del ser humano es
considerablemente más grande y complejo.

Aunque todavía no se ha podido establecer de manera completamente


segura cuál es la causa de estas diferencias tan abismales en cuanto
a desarrollo cerebral, son muchas las teorías que intentan explicar
este fenómeno que otorgó al “homo sapiens” la capacidad de
desarrollar una mente mucho más compleja.

Algunas de ellas proponen que el desarrollo cerebral es una respuesta


a la capacidad de adaptación a los cambios o alteraciones en el
entorno. Según estas hipótesis, los sujetos con más capacidad de
adaptación y que eran capaces de sobreponerse y sobrevivir a las
adversidades del entorno, como por ejemplo las condiciones
ambientales o meteorológicas, han conseguido difundir sus
genes, dando lugar a un desarrollo cerebral progresivo.

No obstante, existe otra teoría con mucho más respaldo por parte de
la comunidad científica: la teoría de la inteligencia maquiavélica.
También conocida como teoría del cerebro social, este supuesto
postula que el factor con mayor peso dentro del desarrollo
del cerebro es la competición social.
A grandes rasgos, esto significa que aquellos individuos con más
habilidades para la vida en sociedad tenían más posibilidades de
sobrevivir. Concretamente estas habilidades consideradas como
maquiavélicas hacen referencias a conductas sociales como la
capacidad de mentir, la picardía y la perspicacia. Es decir, los sujetos
más astutos y con más habilidades socialesconseguían mucho
mayor éxito social y reproductivo.

 Quizás te interese: "La hipótesis de la inteligencia social"

¿Cómo se forjó esta idea?


En el trabajo de investigación “Conducta social y evolución de los
primates” publicado en 1953 por los investigadores M. R. A. Chance y
A. P. Mead, se sugirió por primera vez que en la interacción social,
entendida como parte de un entorno de competitividad por
conseguir un estatus dentro de una estructura social, podía
encontrarse la clave para entender el desarrollo cerebral en los
primates homínidos.

Más tarde, ya en el año 1982, el investigador holandés especializado


en psicología, primatología y etología Francis de Waal, introdujo el
concepto de inteligencia maquiavélica en su trabajo Chimpanzee
politics, en el cual describe la conducta social y política de los
chimpancés.

No obstante, no es hasta 1988 cuando se elabora la teoría de la


inteligencia maquiavélica como tal. Gracias a los antecedentes que
relacionan los conceptos de cerebro y cognición social y de
inteligencia maquiavélica, los psicólogos Richard W. Byrne y Andrew
Whiten, investigadores de la Universidad de St. Andrews en Escocia,
realizan un compendio de investigación publicado bajo el nombre de
“Inteligencia maquiavélica: experiencia social y evolución del intelecto
en monos, simios y humanos”.

En este trabajo los investigadores presentan las hipótesis de la


inteligencia maquiavélica, la cual intenta transmitir la idea de que la
mera necesidad de ser más perspicaz y astuto que el resto de
individuos genera una dinámica evolutiva en la que la inteligencia
maquiavélica, en forma de uso de habilidades de cognición
social, daría lugar a una ventaja social y reproductiva.

Desarrollo cerebral e inteligencia social


Aunque a primera vista puede resultar complicado asociar el nivel de
inteligencia o el desarrollo cerebral a un fenómeno de naturaleza
social, la verdad es que la hipótesis de la inteligencia maquiavélica se
apoya en evidencias neuroanatómicas.

Según esta teoría, las demandas y exigencias cognitivas debidas a un


aumento de las interacciones sociales, que a su vez proviene del
aumento gradual del número de individuos de una sociedad,
provocaron un crecimiento en el tamaño del neocórtex, así como de
la complejidad de este.

Desde la perspectiva de la hipótesis de la inteligencia maquiavélica, el


aumento de la complejidad y el tamaño del neocórtex está en
función de la variabilidad de los comportamientos que el sujeto
puede llevar a cabo en interacción con su sociedad. Esta
especificación es posee una relevancia especial puesto que explica
las diferencias existentes en el desarrollo de la neocorteza entre
primates y humanos en comparación con otras especies animales.

Además, numerosos trabajos y estudios, respaldan la idea de que las


dimensiones del neocórtex aumentan según aumenta el tamaño del
grupo social. Además, en el caso concreto de los primates el tamaño
de la amígdala, órgano tradicionalmente vinculado a las respuestas
emocionales, también aumenta al verse incrementado el tamaño del
grupo social.

Esto es debido a que para la integración y éxito social es necesario el


correcto desarrollo de las habilidades de modulación y regulación
emocional, de ahí el consecuente aumento del tamaño de la amígdala.

El estudio de Gavrilets y Vose


Con el objetivo de comprobar esta hipótesis, los investigadores de la
Universidad de Tennessee, Estados Unidos, S. Gavrilets y A. Vose
llevaron a cabo un estudio en que mediante el diseño de un modelo
matemático, se podía simular el desarrollo del cerebro de las personas
en base a la teoría de la inteligencia maquiavélica.

Para ello, los investigadores tuvieron en consideración los genes


encargados del aprendizaje de las habilidades sociales. Llegando
a la conclusión de que las capacidades cognitivas de nuestros
antepasados se incrementaron de una forma significativa a lo largo de
tan solo 10.000 o 20.000 generaciones, un espacio de tiempo muy
reducido teniendo en cuenta la historia de la humanidad.

Este estudio describe el desarrollo cerebral y cognitivo en tres fases


diferentes que se dieron a lo largo de la historia de la humanidad:

 Primera fase: las estrategias sociales creadas no se transmitían de


individuo a individuo.
 Segunda fase: conocida como fase de “explosión cognitiva”, en
ella se manifestó un punto álgido en la transmisión de los
conocimientos y habilidades sociales. Fue el momento de mayor
desarrollo cerebral.
 Tercera fase: llamada fase de “saturación”. Debido al ingente gasto
de energía que implicaba el mantenimiento de un cerebro cada vez
más grande el crecimiento de este se detuvo, quedándose tal y como
lo conocemos en la actualidad.

Es necesario especificar que los propios autores informan de que sus


resultados no demuestran necesariamente la hipótesis de la teoría de
la inteligencia maquiavélica, sino que los mecanismos o fenómenos
que produjeron este crecimiento pueden coincidir con el momento
temporal histórico en el que se hipotetiza que ocurrieron.

Nuestro nuevo libro: «¿Qué es


la inteligencia? Del CI a las
inteligencias múltiples»
Un repaso a las diferentes teorías, propuestas y
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¡Hay nuevo libro de los fundadores de Psicología y Mente! Se trata


de ¿Qué es la inteligencia?: del CI a las inteligencias múltiples,
una obra que pretende dar una visión panorámica sobre el desarrollo
de la investigación acerca de la inteligencia y sobre los principales
autores que han dado a conocer teorías acerca de ella.
Entre sus páginas se da un repaso a todo lo fundamental relacionado
con el tema: ¿cómo surgió el estudio de la inteligencia? ¿Qué es el
CI? ¿Cómo funciona un test de inteligencia? ¿De qué manera
repercute sobre nuestras vidas ser más o menos hábiles en este
conjunto de capacidades mentales? ¿Surge simplemente de la
genética que heredamos, o puede ser moldeada por nuestro
aprendizaje? ¿Hay una sola inteligencia, o muchas? En esta obra
de Adrián Triglia, Bertrand Regader y Jonathan García-Allen tienes
la oportunidad de dar respuesta a todas estas preguntas.

 Artículo relacionado: "¿Qué es la Inteligencia Emocional?


Descubriendo la importancia de las emociones"

Un libro sobre la inteligencia pensado para


divulgar
Por experiencia, sabemos que la inteligencia es uno de los temas
relacionados con la psicología que más interés generan. Es normal,
teniendo en cuenta que se trata de uno de los constructos psicológicos
más importantes a la hora de predecir la calidad de vida que tendrán
las personas. Este conjunto de habilidades mentales nos permiten
comunicarnos mejor, optar a mejores trabajos, seguir un estilo de vida
más saludable y tomar mejores decisiones.
Además, aunque influye mucho en nuestras vidas, este es un tema
capaz de propiciar las más acaloradas discusiones. Como la
inteligencia es un concepto que ha sido incorporado al
vocabulario de todo el mundo, y como prácticamente todo lo que
hacemos está vinculado de un modo u otro a ella, es muy fácil
posicionarse a favor o en contra de una opinión acerca de qué es lo
que nos define como seres inteligentes, cómo puede medirse esta
cualidad, de qué manera puede ser potenciada, cómo se comportan
las personas inteligentes, etc.
Por si fuese poco, hay incluso quien ha llegado a cuestionar la idea de
que exista una sola inteligencia, haciendo que algunos se adhieran a
una visión de las capacidades mentales según la cual hay una serie
de habilidades cognitivas que corren en paralelo (la inteligencia
musical, la inteligencia espacial), de modo que las escuelas tan solo
se estarían centrando en evaluar un número muy limitado de estas
cualidades, dejando fuera a todas ellas que no se adaptan al
engranaje de la economía. Es posible, incluso, que muchos crean que
este es el paradigma imperante en psicología, lo cual es un error.
Así pues, la inteligencia tiene que ser tratada en cualquier iniciativa
que pretenda divulgar acerca de la psicología en general. Y, en
este caso, nosotros hemos sido los encargados de poner este granito
de arena en la colección Neurociencia y Psicología de El País. Puedes
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 Quizás te interese: "Las teorías de la inteligencia humana

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una introducción al tema de la inteligencia. Es decir, para lectores y
lectoras que no han tenido nunca contacto con el tema y que aún
no se han familiarizado con los conceptos trabajados en este amplio
ámbito de investigación. Condensa, en relativamente poco espacio,
todo lo fundamental para entender esta faceta del comportamiento
humano, y contiene también ilustraciones y esquemas para que sea
de fácil comprensión.
Ah, ¡también contiene apartados especialmente dedicados a
curiosidades! Estos pequeños “módulos” siempre ayudan a tener una
visión más global acerca de lo que es la cognición humana, las
personas que han realizado contribuciones a este campo científico o el
contexto en el que se han ido desarrollando estas investigaciones…
aunque algunos han sido añadidos, sin más, porque resultan
divertidos.
Así que ya sabes, si te interesa formarte una idea general acerca de
todo lo que se sabe acerca de la inteligencia, este puede ser un buen
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habilidades mentales que nos ha permitido ser quienes somos!

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