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5771/2011
INTRODUCCIÓN
Una de las acusaciones con las que más nos hemos enfrentado los judíos ante
los cristianos de todas las denominaciones, es la acusación de Deicidio. Esta
consiste en afirmar que todos los judíos, no solamente los del siglo II sino de
todas las generaciones y los judíos que vivimos hoy día, somos los directos
responsables de la muerte de Jesús de Nazareth y que debemos pagar con
nuestras vidas por ese magnicidio.
El Reverendo Sun Myung Moon afianza esta tarea a través de una enseñanza
que ha plasmado en su autobiografía: “Respeten las tradiciones de las otras
religiones y hagan todo lo que puedan para prevenir conflictos y discordias
entre las religiones”1. Está claro que si no existe respeto a todo nivel entre las
tradiciones de fe, será muy difícil derribar los muros de odio y de
desconfianza que actualmente impide establecer una verdadera cultura de paz
interreligiosa.
1
MOON, Sun Myung. As a peace-loving global citizen - launching edition. Seoul: Gimm-Young
Publishers, Inc. 2009, p. 310.
En tercer lugar, la dignidad recibida como Embajador Internacional para la
Paz me lleva a buscar caminos y espacios que nos permitan de manera
especial a judíos y a cristianos de todas las iglesias a entablar un diálogo
fluido, sincero y fraterno. No hacer nada al respecto sólo ampliaría aún más la
brecha entre estas dos comunidades de fe y así sería imposible involucrarnos
mutuamente en el trabajo conjunto para establecer una cultura de paz
interreligiosa en el mundo, ya que siempre debemos tener presente aquella
máxima del teólogo alemán Hans Küng: “sólo habrá paz en el mundo cuando
haya paz entre las religiones”.
Elevo mis plegarias al Padre Celestial para que la figura del Nazareno no sea
razón de confrontación entre nuestras tradiciones de fe, sino punto de
encuentro para la fraternidad mutua y el trabajo conjunto que nos debe llevar a
la misma meta: hacer de la Humanidad una sola familia bajo Dios.
Shalom!
El Cristianismo en general enseñó por muchos siglos que todos los miembros
del Pueblo Judío somos directos y eternos responsables de la muerte de Jesús
de Nazareth; este señalamiento se ha resumido en decenas de miles de escritos
y predicaciones en la siguiente frase: “los judíos mataron a Jesús”.
2
Para un estudio profundo y visión de conjunto de la shoáh, veáse AGAMBEN, Giorgio. Lo que
queda de Auschwitz, el archivo y el testigo: homo sacer III. Valencia (España): Editorial Pre-Textos
2000. AMERY, Carl. Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? Madrid: Turner-FCE 2002. ARENDT,
Hanna. Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal. Buenos Aires: Lumen 1999.
BAUER, Yehudá. Repensar el holocausto. Paris: Autrement 2002. BAUMAN, Zygmunt.
Modernidad y holocausto. Madrid: Ediciones Sequitur 1998. BETTELHEIM, Bruno. Sobrevivir: el
holocausto una generación después. Barcelona: Editorial Crítica 1983. BRUCHFELD, Stéphane y
LEVINE, Paul. Dites-les à vos enfants, histoire de la shoah en Europe - 1933-1945. Paris: Ramsay
2000. COHEN, Elie. Human behaviour in the concentration camp. London: Free Association Books
1988. FORGES, Jean-François. Shoah, histoire et mémoire. Paris: Les Temps Modernes 2000.
FRANKL, Víctor. El hombre en búsqueda de sentido. Barcelona: Editorial Herder 1996. GILBERT,
Martin. Atlas of the holocaust. New York City, NY (Estados Unidos): William Morrow &
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escritor hace balance de 35 años. Traducción de SÁENZ, Miguel. Barcelona: Ed. Paidós 1999.
KERTÉSZ, Imre. Un instante de silencio en el paredón – el holocausto como cultura. Barcelona:
Editorial Herder 2002. MATE, Reyes. Memoria de Auschwitz, actualidad moral y política. Madrid:
Trotta 2003. MÈLICH, Joan Carles. La lección de Auschwitz. Barcelona: Herder 2004. WEBER,
Louis. Crónica del holocausto. Madrid: Editorial Libsa S.A. 2002. FINCHELSTEIN, Federico. Los
alemanes, el holocausto y la culpa colectiva - el debate Goldhagen, Buenos Aires: Editorial
Una sencilla y errónea enseñanza religiosa llevó a que el odio fuera cultivado
en los corazones de los cristianos por siglos, odio que fue legitimado y
bendecido sin que nadie protestara por ello.
Nuestra experiencia como pueblo nos ha enseñado que toda agresión física
contra cualquier judío es impulsada por una simple opinión despreciativa
contra dicha colectividad, siempre ha sido así; unos lo llaman
“antisemitismo”, otros “antijudaísmo” y otros más “judeofobia” 3 … en
últimas es el mismo sentimiento.
Universitaria de Buenos Aires 1999. FINKELSTEIN, Norman Gary. La industria del holocausto,
reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío. Buenos Aires: Siglo XXI de Argentina
Editores 2002. GRYNBERG, Anne. La shoah, i'impossible oubli. Paris: Gallimard 1995.
GUTMAN Israel. The encyclopedia of the holocaust. New York City, NY (Estados Unidos):
Macmillan Publishing Company 1990. HILBERG, Raul. Exécuteurs, victimes, témoins - la
catastrophe juive. 1933- 1945. Paris: Gallimard 1994. HOESS, Rudolf. Commandant of Auschwitz.
Cleveland, OH (Estados Unidos): World Publishing 1959. HÖSS, Rudolf. Death dealer: the
Memoirs of the SS kommandant at Auschwitz. New York City, NY (Estados Unidos): De Capo
Press 1996. GILBOA, Yehoshua. Confess! confess! Boston: Little, Brown & Co. 1968. KRAUS,
Ota, and KULKA, Erich. The death factory: documents on Auschwitz. Oxford: Pergamon 1966.
LENGYEL, Olga. Five chimneys: the story of Auschwitz. Chicago, IL (Estados Unidos): Ziff-
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1965. LEWINSKA, Pelagia. Twenty months at Auschwitz. New York City, NY (Estados Unidos):
Lyle Stuart 1968. VINOCOUR, Ana. Sin título: testimonio de una sobreviviente del holocausto.
Montevideo: sin editorial 2002. RABINOWITZ, Dorothy. New lives: survivors of the holocaust
living in America. New York City, NY (Estados Unidos): Alfred A. Knopf 1976. ROUSSET,
David. The other kingdom. New York City, NY (Estados Unidos): Reynal and Hitchcock 1947.
FLINKER, Moshe. El diario del joven Moshe. Jerusalén: Yad Vashem 1971. FRIEDMAN, Philip.
Martyrs and fighters. London: Routledge & Kegan Paul 1954. GOLDSTEIN, Charles. The Bunker.
Philadelphia, PA (Estados Unidos): Jewish Publication Society 1970. HEYMAN, Eva. Diario.
Jerusalén: Yad Vashem 1974. FRANK, Ana. Diario. Ciudad de México: Editorial Porrua S.A.
1999. KAUNELSON, Yitzhak. Vittel diary. Tel-Aviv: Beit Lohamei Hagettaot and Hakibbutz
Hameuchad Publishing House 1972. NYISZLI, Miklos. Auschwitz: a doctor's eyewitness account.
Greenwich, CN (Estados Unidos): Fawcett Crest 1960. RUDASHEVSKI, Yitskhok. The diary of
the Vilna ghetto. Tel-Aviv: Beit Lohamei Hagettaot and Hakibbutz Hameuchad Publishing House
1973. SERENY, Gitta. Into that darkness. New York City, NY (Estados Unidos): McGraw-Hill
1974. VRBA, Rudolf, and BESTIC, Alan. I cannot forgive. New York City, NY (Estados Unidos):
Bantam Books 1964. GILBERT, Martin, Auschwitz and the allies. London: Barn Owl Books 1990.
GUTMAN, Yisrael, and ROTHKIRCHEN, Livia. The catastrophe of european jewry: antecedents,
history, reflections. Jerusalem: Yad Vashem 1976.
3
Para profundizar acerca de la judeofobia véase PEDERNICK, Gustavo. “La Naturaleza de la
Judeofobia” en Masúah [en línea], [consultado el 16 de mayo de 2009], en Internet:
http://www.masuah.org/judeofobia.htm
No existe ninguna tradición religiosa ni nación que esté exenta de desarrollar
sentimientos antijudíos más profundos a causa de una simple enseñanza como
la de “los judíos mataron a Jesús”.
Tal vez para el cristianismo esta afirmación no sea grave, pero para los que
hacemos parte del Pueblo de la Alianza, esa frase se convierte en un muy
peligroso lema estigmatizador que más adelante podría generar peligrosos
ataques a todo nivel en nuestra contra. No existe ni una sola autoridad ni
persona verdaderamente judía que esté en desacuerdo con esta advertencia.
Ahora bien, para demostrar si es verdad o es falso que los judíos matamos a
Jesús, tenemos que explicar qué tipo de fuentes vamos a utilizar y cuáles no.
El Talmud
4
GAVITO, Leopoldo. México, un síndrome de responsabilidad diluida [en línea], [consultado el
17 de julio de 2011], en Internet: http://itica.aiu.edu/applications/DocumentLibraryManager
/upload/Leopoldo Patricio Gavito Nanson.doc , p. 17.
Iglesia con el Judaísmo. Por ser fuentes demasiado alejadas del contexto
histórico de Jesús y extremadamente cargadas de odio y de descalificaciones,
no nos son en lo absoluto útiles para referirnos al Nazareno en contexto judío.
El Evangelio de Juan
De otro lado el Cuarto Evangelio fue escrito entre los últimos años del siglo I
y principios del siglo II de la era común, por lo que está distanciado del
testimonio de los contemporáneos de Jesús de Nazareth y se presta para
identificar especulaciones que pudieran haber hecho parte de la Comunidad
Joánica que desarrolló la redacción del Cuarto Evangelio6.
5
FUENTES, Miguel Angel. “¿Quién fue el autor del Cuarto Evangelio?” en Catholic.Net [en
línea], [consultado el 17 de julio de 2011], en Internet: http://es.catholic.net/sacerdotes
/222/696/articulo.php?id=18259
6
Para profundizar en las conclusiones de las investigaciones de los biblistas referentes al Cuarto
Evangelio, véase MURILLO, L. San Juan, estudio critico-exegetico sobre el cuarto evangelio. Sin
ciudad: Gustavo Gili 1908. DODD, Charles Harold. The interpretation of the fourth Gospel.
Cambridge: Cambridge University Press 1958. CABA, José. Teología joanea salvación ofrecida por
Dios. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos 2007. SEUBERT, Augusto. Cómo entender los
mensajes del evangelio de Juan. Santafé de Bogotá: San Pablo 1995. HAENCHEN, Ernst. Das
Johannesevangelium. Tubingen: Mohr 1980. BROWN, Raymond. El evangelio y las cartas de Juan.
Bilbao (España): Desclée de Brouwer 2010. TUÑÍ, Josep Oriol. El Evangelio es Jesús: pautas para
una nueva comprensión del evangelio según Juan. Estella (Navarra, España): Verbo Divino 2010.
ESCAFFRE, Bernadette. Evangelio de Jesucristo según San Juan. Estella (Navarra, España): Verbo
Divino 2010. CARRILLO, Salvador. El evangelio según San Juan : el evangelio del camino, de la
verdad y de la vida. Estella (Navarra, España): Verbo Divino 2010. VAN TILBORG, Sjef.
Comentario al evangelio de Juan. . Estella (Navarra, España): Verbo Divino 2005. ORTIZ, Pedro.
Evangelio de Juan. Santafé de Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana 1997. CASTRO,
Secundino. Evangelio de Juan: comprensión exegético-existencial. Madrid: Desclée de Brouwer
2001. SCHANACKENBOURG, Rudolf. El evangelio según San Juan: versión y comentario.
Barcelona: Herder 1980.
En tercer lugar, y precisamente por la influencia helenística que pretendía
hacer frente a los señalamientos anticristianos de la Yeshivá o escuela
Rabínica de Yamnía en el año 80 (que fue la que expulsó de manera definitiva
de la Comunidad Judía a todos los judíos creyentes en Jesús de Nazareth como
Mesías), el Cuarto Evangelio presenta una abierta respuesta antijudía que no
corresponde al discurso y modo de vida de un judío tan devoto y observante
de la Ley Judía como lo era Jesús de Nazareth.
Son los Judíos “Hijos del Diablo” como Afirma el Cuarto Evangelio?
7
Este evangelio fue además señalado durante los primeros siglos de la Iglesia como un evangelio
de influencia gnóstica, por lo que por poco no entra al cánon del Nuevo Testamento y hubiera sido
clasificado como un Evangelio Apócrifo. Aún así el Concilio de Roma en el año 382 lo aprobó en el
canon del Nuevo Testamento. Véase DS 84.
8
Esta cita bíblica fue usada por muchos santos de la Iglesia, especialmente por San Juan
Cristóstomo, para promover el odio contra los judíos como algo que agradaba a Dios:
Cómo pueden los cristianos atreverse a sostener la más mínima conversación con judíos,
los más miserables de todos los hombres, hombres que son... concupiscentes, rapaces,
avaros, bandidos pérfidos. ¿Acaso no son ellos asesinos, destructores, hombres; poseídos
por el demonio a quienes la mala vida y la embriaguez han entregado a las costumbres de
los cerdos y la cabra concupiscente? Ellos solo conocen una cosa: satisfacer sus agallas,
emborracharse matar y estropear...
¿La sinagoga? No solo es un teatro y una casa de prostitución, sino una caverna de
bandidos, una reparación de bestias salvajes, un lugar de vergüenza y ridículo, el domicilio
del diablo, como también lo son las almas de los judíos. En verdad los judíos adoran al
diablo; sus ritos son criminales e inmundos; su religión es una enfermedad. Su sinagoga,
de nuevo, es una asamblea de criminales... una cueva de ladrones... una caverna de
demonios, un abismo de perdición... yo también aborrezco a la sinagoga. Dios aborrece a
los judíos y siempre aborreció a los judíos... Yo también aborrezco a los judíos.
Citado por J.P.V. “El antisemitismo cristiano (¿o habría que decir romano?)” en Cristianismo
Primitivo [en línea],[consultado el 16 de mayo de 2009], en Internet: http://www.cristianismo-
primitivo.org/siglo_IV/ antisemitismo_cristiano.htm .
En primer lugar, a qué clase de “judíos” se estaba dirigiendo Jesús, si
seguimos el contexto de la cita bíblica? Una lectura de contexto de este
capítulo nos muestra que el Maestro estaba hablando al interior de Templo de
Jerusalén, de lo que se deduce, estaba rodeado de una gran cantidad de
fariseos, escribas y sacerdotes levitas, la gran mayoría de ellos opositores
públicos de la enseñanza de Jesús.
De otro lado el mismo evangelio aclara que todas estas palabras de Jesús
llevaron a que muchos judíos creyeran en Él9, así que no podemos afirmar que
Jesús, el judío más observante de la Torá, estaba maldiciendo a todos sus
compatriotas. Esto contradeciría desde sus mismas bases la vocación
mesiánica de Jesús de Nazareth, ya que una de las características de un Mesías
enviado por Dios, justamente como lo enseña el Padre Verdadero, es
demostrar con el amor a la Humanidad que se ama sinceramente al Padre
Celestial, y amar de corazón al propio país para demostrar que se ama
verdaderamente a la Humanidad.
Así las cosas, es completamente erróneo afirmar que “los judíos crucificaron a
Jesús”. No existe evidencia alguna de ello.
El imaginario colectivo sugiere que fueron los guardias del Templo los que
arrestaron a Jesús, pero en los Evangelios encontramos que quienes lo
arrestaron eran una compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los
11
Mateo 18,21-22.
judíos… nada menos que autoridades al servicio del Imperio Romano, quien
la presencia de Jesús sí representaba un peligro para su dominio12.
Así las cosas, tenemos que sacar de la jugada al Pueblo, el cual no tiene
responsabilidad alguna en el arresto de Jesús.
12
Véase Mateo 26,47; Marcos 14,43-50; Lucas 22,47-53.
festividad de Pésaj (la Pascua Judía). Así que en primer lugar tenemos aquí
una sospecha inicial de que algo anda mal.
Además la misma norma estipula que los casos capitales no pueden juzgarse
en víspera de Shabat ni en vísperas de días festivos: “Por eso no puede
realizarse un proceso de sangre en la vigilia de Shabat o de día festivo”.
Así las cosas tenemos aquí un juicio completamente injusto e ilegal en todo
sentido porque no se cumplieron con los procedimientos halájicos (es decir,
conforme a la Ley Judía).
13
Masejet Sanhedrín 4:1
14
Mateo 26,59-61. Marcos 14,55-59.
Jesús No Fue Condenado por Decir que Era “Hijo de Dios”
El Cohen Gadól Caifás no podía condenar a Jesús porque, como lo relatan los
Evangelios, los testigos presentados se contradecían entre sí en su testimonio y
nada pudieron probarle al Maestro. Y la Ley Judía prohíbe condenar a un reo
sin testigos veraces y aún más! Aunque el acusado se declarara contra sí
mismo, no se le podía condenar si dos testigos no sustentaban los cargos que
se les imputaba.
En este punto Caifás cometió otro error contra la Ley Judía: envió a la muerte
a un inocente, sólo porque éste cuestionaba la corrupción de las altas
autoridades judías al servicio de los intereses romanos.
Es más: aunque el acusado dijera que era el Mesías, aún así no era sujeto de
condenación alguna si la persona en cuestión no hubiera utilizado
explícitamente el Santo Nombre de Dios (cosa que sí equivalía a blasfemia
como lo señala el Talmud16), ya que eso no demostraba nada ante el Sanedrín
y porque además la condición de Mesías requería consenso general entre el
pueblo y las autoridades religiosas.
15
2a. Samuel 2,7; Salmo 2,7; Talmud Babí Taanit 24b; Berajot 17b; Hulin 86ª; Mishnah Masejet
Taanit 3:8; Mishna Berajot 5:1.
16
Yoma 3:8; 6:2; Sota 7:6; Sanhedrin 7:4.
17
Levítico 20,15-16.
hallar una causal válida ante la ley romana para ejecutar a Jesús, y por eso
condujeron al Maestro ante la máxima autoridad romana de la región: el
procurador Poncio Pilato.
En conclusión, el juicio del Sanedrín contra Jesús de Nazareth fue, desde todo
punto de vista, un juicio inválido, ilegal, injusto y viciado desde sus mismas
bases…. pero no es acaso lo mismo que sucede en muchos países, en donde
miles de profetas y santos son asesinados por el poder público o por los
matones al servicio del poder político, económico, social o religioso a causa
de sus palabras que reclaman libertad, paz, justicia y respeto a la dignidad
humana?
Jesús de Nazareth lo sabía muy bien, al declarar su dignidad de rey ante una
autoridad romana era formar su propia sentencia de muerte… Jesús no fue
asesinado accidentalmente, él sabía perfectamente lo que estaba haciendo
cuando habló con el procurador romano Poncio Pilato y le ratificó “sí, soy rey,
tú lo has dicho”… aunque lo hizo dudar cuando le explicó “mi reino no es de
este mundo”; por eso Pilato le dijo a sus acusadores “yo no hallo culpa en este
hombre”.
Pilato creyó que castigando a Jesús con la flagelación (una serie de golpes con
azotes que tenían puntas de hierro que desgarraban la piel) calmaría la sed de
venganza de sus enemigos, pero no fue así. Las autoridades judías que odiaban
a Jesús invocaron la crucifixión contra el Nazareno. La presión de las
autoridades judías que animaron a cientos de habitantes de Jerusalén para que
exigieran la muerte de Jesús agravó la situación, y Pilato entregó al Maestro a
la crucifixión.
NO ES VERDAD QUE “TODO EL PUEBLO” DEMANDÓ SU
EJECUCIÓN
Si los judíos de Jerusalén odiaban a Jesús como muchos afirman, qué sentido
tenía llorarlo y lamentar su injusta ejecución?
18
Lucas 23,27
19
Lucas 23,48
20
Mateo 27,54; Marcos 15,39; Lucas 23,47.
POR QUÉ FUERON MILES LOS SACERDOTES DEL TEMPLO QUE
SE BAUTIZARON DESPUÉS DE LA MUERTE DE JESÚS?
Todos los pecados son perdonados... en este día, las manchas del alma
y del cuerpo... todas ese día... Dios hace penitencia por Israel y los
purifica de todos sus pecados y no son acusados ante Él... En este día el
sacerdote... hace penitencia por él y por su casa y por los sacerdotes y
por todo Israel... Y sabían, por una cierta cinta escarlata, si el
sacerdote había tenido éxito... Se sabía si el color de la cinta cambiaba
a blanco, que había júbilo en lo alto y en lo bajo. Si no, todos quedaban
acongojados, sabiendo que su oración no había sido aceptada22.
21
Hechos 6,7.
22
Zohar Vayikrá, Sección 3, abreviado.
El que la cinta escarlata se convirtiera en blanca era el signo de que Dios había
aceptado el sacrificio y perdonado al pueblo judío sus pecados23. Sin embargo,
el mismo Talmud reporta que cuarenta años antes de que el Templo fuera
destruido, este gran milagro, que confirmaba la aceptación divina del
sacrificio del sacerdote, dejó de ocurrir.
El Talmud dice:
La destrucción del Templo ocurrió alrededor del año 70; es decir, que el
milagro dejó de ocurrir alrededor del año 30, precisamente cuando tuvo lugar
la crucifixión de Jesús. De acuerdo con el Nuevo Testamento, en el mismo
momento en que Jesús murió en la Cruz, la cortina del Templo que separaba al
Santuario se rasgó en dos, simbolizando así el final de la eficacia de los
sacrificios de la Antigua Alianza25.
Por esta razón fueron miles los sacerdotes del Templo que reconocieron a
Jesús de Nazareth como Mesías. Así que no se puede afirmar que todas las
autoridades judías seguían odiando a Jesús, ya que a la luz del Principio
Divino, los cohaním estaban sirviendo de condición de indemnización a causa
del error que cometieron los miembros del Sanedrín que condenaron al
Maestro.
23
“Aunque sus pecados sean como escarlata, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos
como púrpura, se volverán como lana blanca”. Isaías 1,18.
24
Rosh HaShanáh 31b. Yoma 39b. También citado por Roy SCHOEMAN. La salvación viene de
los judíos. Bogotá: Misión Católica Peregrinos del Amor, sin fecha, pp. 71-72.
25
Mateo 27,51; Marcos 15,38; Lucas 23,45.
EL APORTE DE LA IGLESIA CATÓLICA A LA CUESTIÓN DE LA
RESPONSABILIDAD JUDÍA EN LA MUERTE DE JESÚS
26
Para profundizar acerca de cómo llevó la Teología de la Suplantación a asesinar a millones de
judíos a lo largo de dos mil años, véase GAMBOA, Richard. La Iglesia y la Shoáh: necesidad y
urgencia de un ejercicio penitencial permanente de la memoria histórica [en línea], [consultado el
17 de julio de 2011], en Internet: http://es.scribd.com/doc/33979505/La-Iglesia-y-la-Shoah-
Necesidad-y-Urgencia-de-un-Ejercicio-Penitencial-Permanente-de-la-Memoria-Historica
Por lo cual, la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la Revelación
del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo, con quien Dios, por
su inefable misericordia se dignó establecer la Antigua Alianza, ni
puede olvidar que se nutre de la raíz del buen olivo en que se han
injertado las ramas del olivo silvestre que son los gentiles. Cree, pues,
la Iglesia que Cristo, nuestra paz, reconcilió por la cruz a Judíos y
Gentiles y que de ambos hizo una sola cosa en sí mismo.
La Iglesia tiene siempre ante sus ojos las palabras del Apóstol Pablo
sobre sus hermanos de sangre, "a quienes pertenecen la adopción y la
gloria, la Alianza, la Ley, el culto y las promesas; y también los
Patriarcas, y de quienes procede Cristo según la carne" (Romanos 9,4-
5), hijo de la Virgen María. Recuerda también que los Apóstoles,
fundamentos y columnas de la Iglesia, nacieron del pueblo judío, así
como muchísimos de aquellos primeros discípulos que anunciaron
al mundo el Evangelio de Cristo.
27
Para profundizar acerca de la actual vigencia del Pueblo Judío en el Plan Salvífico y la
Providencia de la Restauración, véase LECHUGA, Armando. Injertados en su propio olivo: una
visión actual de los judíos por Jesús. Barcelona: Ed. CLIE 1994. STERN, David. Restaurando las
raíces judías del evangelio. Clarksville, MD (Estados Unidos): Jewish New Testament Publications
1998. BAUM, Gregory. Los judíos y el evangelio. Madrid: Aguilar S.A. de Ediciones 1965.
WILKINSON, John. Israel mi gloria: el plan de Dios para los judíos. Montevideo: Editorial
Llamada de Medianoche 1998. SCHOEMAN, Roy. La salvación viene de los judíos. Bogotá:
Misión Católica Peregrinos del Amor, sin fecha. EKMAN, Ulf. Los judíos: el pueblo del futuro.
Barcelona: Ed. CLIE 1998.
Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a
cristianos y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y
recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos, que se
consigue sobre todo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y
con el diálogo fraterno.
No sería justo echarle la culpa a los españoles de hoy día por el Holocausto
Amerindio durante la conquista del Nuevo Mundo entre 1493 y 1530, época
en la que los conquistadores hispánicos dieron muerte a más de 20 millones de
nativos americanos en nombre de Cristo y de Su Majestad el Rey28. No sería
justo señalar a los alemanes que viven actualmente por culpa de los errores de
sus ancestros que perpetraron el genocidio contra más de 6 millones de judíos.
No sería justo, desde ningún punto de vista, que yo condenara a todos los
miembros actuales del Partido Conservador Colombiano por los asesinatos
perpetrados contra mis ancestros del Partido Liberal durante la Guerra de los
Mil Días y en la época de la Violencia en la mitad del siglo XX.
No sería justo, de igual manera, que los coreanos discriminaran y odiaran a los
japoneses de hoy día por causa de la invasión y todos los crímenes cometidos
durante los 40 años de ocupación nipona.
28
Para un análisis en conjunto de la masacre contra los nativos en América Latina durante la
conquista española en los siglos XV y XVI, véase DUSSEL, Enrique. Historia general de la iglesia
en América Latina. Salamanca (España), Sígueme 1983. DE LAS CASAS, Bartolomé. Historia de
las Indias. Madrid, Alianza Editorial 1994, tomos I-III. RESTALL, Matthew. Los siete mitos de la
conquista española. Traducción al castellano de Marta PINO. México D.F., Ediciones Paidós
Ibérica 2005. LÓPEZ MICHELLSEN, Alfonso. La conquista española y sus frutos. Madrid, Ed.
Instituto De Cultura Hispánica 1976. LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco. La conquista de México.
Barcelona, Linkgua S.L. Ediciones 2008. MORALES PADRÓN, Francisco. Historia general de
América. Madrid, Espasa Calpe 1975. MOORE, David. Historia de la América Latina. Buenos
Aires, Poseidón 1945. RAMOS PEREZ, Demetrio. De la América indígena a la nueva América.
Vol. IX de la GRAN HISTORIA UNIVERSAL. Madrid, Ed. Nájera 1987.
1. No es correcto acusar a la totalidad del Pueblo Judío de aquel tiempo como
responsable de la muerte de Jesús.
2. No es correcto tampoco, como exhorta el Concilio Vaticano II, hacer
responsable de la muerte de Jesús a los judíos de las siguientes generaciones,
incluso, a los judíos de hoy día.
Esta primera etapa, la del diálogo, requiere seguir a rajatabla el consejo del
Reverendo Moon de “hacer todo lo que se pueda para prevenir conflictos y
discordias entre las religiones”. El asunto de la muerte de Jesús es el principal
elemento que hay que resolver para aclarar malentendidos que por siglos se
difundieron. Espero esta investigación sea un valioso aporte en la resolución
del conflicto existente entre el Judaísmo y la Iglesia.
Dentro de esta cultura del respeto, debo aclarar que para el Judaísmo es una
gravísima falta de respeto expresar cualquier justificación a la Shoáh, ya que
no existe en el mundo razón alguna para afirmar que el asesinato de más de 6
millones de judíos tenía que ocurrir… sencillamente este horrendo crimen
jamás debió suceder en la Historia de la Humanidad y todos los judíos del
mundo estamos de acuerdo en ello.
CONCLUSIÓN
a. Sí es verdad que las autoridades judías del siglo I fueron las autoras
intelectuales que llevaron a que Jesús de Nazareth fuera ajusticiado por los
romanos, por tanto podemos decir con la suficiente objetividad que ellos sí
mataron a Jesús, por cuanto se trató de un grupo de judíos corruptos que
ostentaban el poder y que, pretendiendo preservar los privilegios del poder
político que los invasores romanos les habían otorgado, se deshicieron del
Maestro de Galilea mediante un juicio ilegal, inválido, injusto y viciado, como
se demostró en esta investigación.
b. Si bien un centenar de judíos seguidores de las autoridades religiosas de
Jerusalén alentaron a una muchedumbre a demandar la crucifixión de Jesús,
no es cierto que el Pueblo Judío del siglo I haya sido el responsable de dicho
asesinato, por tanto los Judíos en cuanto nación, no mataron a Jesús.
El que establece la paz en las alturas otorgue con Sus piedades paz para
nosotros y para toda la Humanidad, y dígase: Amén!