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Carlos Vaz Ferreira nació en Montevideo el 15 de octubre de 1872.

En 1897 ganó por concurso la cátedra de filosofía en la Universidad, la cual


desarrollo hasta el año 1922; definiéndose el perfil de su personalidad especulativa. La
mayor parte de sus libros, antes que escritos fueron expuestos en la cátedra.

Entre los años 1900 y 1915 se desarrolló como miembro del consejo directivo de
instrucción primaria. Además, en el año 1903 se graduó de abogado en la Facultad de
Derecho.

Entre los años 1904 y 1906 se desempeñó como decano de preparatorios de la


Universidad de Montevideo. A partir de 1913 como Maestro de Conferencias en la
Universidad de Montevideo; de 1924 a 1929 como profesor de filosofía de derecho, a
continuación, se desempeñó como rector de la Universidad por tres períodos. Entre 1946
y 1949 fue Director de la Facultad de Humanidades y ciencia, y decano de la misma por
dos períodos consecutivos. Por otro lado, cabe destaca que su bibliografía es muy amplia,
dentro de ella se pueden mencionar: Ideas y observaciones (1905), Lógica viva (1910),
Sobre los problemas sociales (1922) entre tantos otros.

Si bien el nacimiento de Vaz Ferreira y parte de su obra se ubican hacia finales


del siglo XIX, su creación pedagógica más importante se puede encontrar en el segundo
impulso modernizador del Uruguay. El espíritu conciliador de su pensamiento, aparece
amparado por una conciliación de carácter histórico. El avance del socialismo a escala
mundial y las discusiones del mismo en los ámbitos académicos eran razones para que,
en el Uruguay de las primeras décadas del siglo XX el liberalismo de entonces iniciara
un proceso de rectificaciones. Se trataba de armonizar aspectos del liberalismo político
con la democratización de derechos sociales y económicos a través de políticas de
bienestar volcadas hacia los sectores populares.

Desde el punto de vista filosófico la época estaba sellada por la presencia de tres
grandes escuelas del pensamiento como lo eran el positivismo, el materialismo y el
espiritualismo. Su pensamiento aparece ubicado en el quiebre de la hegemonía positivista
que, por un lado, se veía interpelado por el racionalismo espiritualista y el materialismo,
y por otro, por la presencia cada vez más notoria del pragmatismo anglosajón
manifestándose en el autor en el sentido que adquiere la experiencia de lo concreto y el
sentido de la vida a través de la acción.

María Lucía Ramírez- Agustina Cordero- Martina Sonderegger


El pensamiento liberal de Carlos Vaz Ferreira, colocado en el desamparo del
individualismo neoliberal permite interrogar y desvelar a este autor, que concibe un
individuo que aporta y recibe aportes del colectivo social e institucional, quizás por estar
al amparo de un estado que realiza intervenciones en el plano de lo social.

Si bien VazFerreira ha sido reconocido fundamentalmente como filósofo, su


preocupación acerca de cómo pensamos y como actuamos, nos da la posibilidad de
situarnos en un plano pedagógico, no sólo cuando se trata de la obra pedagógica más
explícita. En este sentido debemos tener presente que la actividad docente fue, en gran
medida el vehículo a través del cual el mismo comunicó su pensamiento. Los problemas
pedagógicos ocuparon no solo sus esfuerzos teóricos sino también su práctica social.

Vaz Ferreira no nos ofrece una teoría pedagógica detallada y delimitada que nos
acerque al ideal educativo; no obstante, para el autor los problemas educativos son un
tipo de problema, y como tales deben encararse para buscarles una solución. En un plano
general, los problemas que se presentan a los hombres y a los cuales debe darle solución
se podrían dividir según Vaz Ferreira en problemas de ser y problemas de hacer. Como
menciona el autor “no podemos resolver del todo, ni siquiera dominarlo todo, pero
busquemos, intentemos pensar y querer algo mejor, reducir el mal…” (Vaz Ferreira,
1930).

Algunas de sus ideas principales son:

- El amor al saber por el saber mismo.


- El valor al estudiar en la obra fuente.
- El desconfiar de las soluciones rígidas, así como de la excesiva simplificación.
- En pedagogía no hay libros sagrados ni reglas generales. “No existen reglas
generalísimas, absolutas, que puedan seguirse a ciegas seductivamente, si no
algunas ideas directrices, más o menos generales, más o menos fecundas, que
se complementan y que a veces se corrigen y limitan unas a otras…”
- El mantenerse alerta para no tomar como contradictorio aquello que es
complementario.
- Enseñar teniendo en cuenta el escalonamiento y la penetrabilidad, junto con el
valor de las ideas ferméntales. Mientras que en el escalonamiento va
“suministrando al niño materia pedagógica preparada y adaptada para su

María Lucía Ramírez- Agustina Cordero- Martina Sonderegger


edad”, en la penetrabilidad se presentan al niño conocimientos “ a medida que
se vayan desarrollando sus propias aptitudes”.
- Valorar la teoría como indispensable, pero a la vez confiar en la propia
experiencia.
- La noción de que lo humano es primordial y por lo tanto los docentes deben
ser ejemplo de tipos.

La preocupación de Vaz Ferreira por la superación del individuo, sin restricciones, nos
ofrece un campo de reflexión sobre nuestras prácticas educativas.

Según Manuel Clapps (1978) “Quiso crear un estado de espíritu en la docencia,


combatiendo los absolutismos y advirtiendo contra los excesos de un cientificismo
falso… Su pensamiento y acción docentes produjeron animados movimientos de
maestros, discusiones sobre los problemas de enseñanza, facilitando la implementación
de nuevos métodos…”

María Lucía Ramírez- Agustina Cordero- Martina Sonderegger

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