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Actividades económicas en la época colonial del Peru

Meel Cristhone Cori Vilca

2019
Actividades económicas en la época colonial del Perú

Los historiadores coinciden en que los modelos económicos practicado por España en sus colonias
eran del tipo:

Mercantilismo

Sistema que planteaba que la riqueza de un país estaba en relación directa con la acumulación de los
metales preciosos (oro y plata).

Exclusivismo

Equivalente al monopolio comercial, por el cual España podía comerciar con sus colonias y éstas
estaban prohibidas de comerciar entre ellas, y con otros países.

Intervencionismo

Consistió en el control y regulación directa ejercida por España sobre todas las actividades
económicas de sus colonias, con una serie de prohibiciones que no permitieron el desarrollo de estas.

Actividades económicas coloniales.

En términos generales las actividades económicas coloniales se basaron en tres sectores:

La agricultura y ganadería

Una de las grandes preocupaciones de los españoles fue la de poseer extensas tierras en el
territorio conquistado para así obtener mayores ventajas económicas y un mayor prestigio social.
Extensas propiedades que de no incluir dentro de ellas a una gran cantidad de mano de obra indígena
que la trabajase. Carecían de valor.
La tenencia de tierras en la época colonial quedó distribuida de la siguiente manera:

➢ Tierras realengas (pertenecientes al Rey, al Estado).


➢ Gran propiedad territorial expresada en las Haciendas y Estancias.
➢ Mediana y pequeña propiedad pertenecientes a criollos, españoles y mestizos.
➢ Propiedad indígena consistente en pequeñas parcelas individuales, cuya producción agrícola y
agropecuaria apenas alcanzaba para su auto subsistencia y el de su familia.
➢ Propiedad indígena de tipo comunal, tierras que eran trabajadas colectivamente para poder
obtener la producción y rentas necesarias para poder efectivizar el pago del tributo.

A pesar de haber existido disposiciones legales que amparaban y protegían la propiedad


indígena sobre tierras, el crecimiento y fortalecimiento de las haciendas y estancias cada vez restaba
tierras agrícolas y pastos a las reducciones indígenas y a la de los indígenas particulares. Crecimiento
originado y favorecido por: mercedes y donaciones, por compra a caciques indígenas, por el
acaparamiento y usurpación de los españoles por la gran despoblación indígena y por las
composiciones de tierras.
Es necesario señalar que las Haciendas jugaron un rol fundamental, convirtiéndose en fuente de renta

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para sus dueños por que lograron compatibilizar una economía natural al interior de ellas y una
economía monetaria fuera de ellas. Demás está decir que fue la mano de obra indígena el motor de
todas las actividades productivas de la colonia.

La agricultura en la colonia fue de tipo extensiva, por lo que no logró abastecer a la sociedad;
se introdujeron nuevas especies tanto vegetales como animales, entre ellos: el trigo, cebada, vid,
olivo, caña de azúcar; vacunos, ovinos, caballos, caprinos, burros, etc. Pero la papa, el maíz y la coca
siguieron siendo especies nativas muy cultivadas.
La papa peruana fue exportada a Europa y fue el factor decisivo contra el hambre de los pobres en
Europa. Los europeos hasta hoy ¡no han dicho gracias!.

La minería y las manufacturas

La minería colonial peruana se basó fundamentalmente en la explotación de la plata y en


parte del oro y en base a la explotación de la mano de obra del indio [esclavitud] y no del negro
esclavo. Fue la actividad que proporcionó a España grandes ingresos que fueron gastados para la
producción de armas y para guerras nada más.
En el sector minero básicamente se aprecian 2 etapas: una primera en la que se da la simple
recolección de los metales preciosos acumulados por los incas y una segunda en la que recién se
procede a explotar los yacimientos mineros.

El centro minero de Potosí fue la clave del sistema minero desde 1545 hasta 1650, cuya
explotación fue favorecida por el procedimiento de la amalgama gracias a la utilización del mercurio
de las minas de Huancavelica. Potosí producía el 85% de la plata, convirtiéndose en un gran centro
poblado (160,000 habitantes en 1650). A partir de 1650 en cierto modo fue reemplazado por las
minas de Cerro de Pasco.

A fines del siglo XVIII, se explotaban más de 700 minas en el territorio peruano. La mayoría
era de plata y en menos proporción de oro. Nos referimos a las más importantes:

➢ Potosí.
➢ Cerro de Pasco.
➢ Huancavelica.
➢ Castrovirreina.
➢ Huantajaya.
➢ San Antonio de Esquilache.
➢ Laicacota.

En la industria manufacturera destacó la producción de azúcar, el aguardiente y el vino; pero


fue la industria textil la actividad más importante, llevada a cabo en los Obrajes (grandes centros de
producción cuyos dueños eran los españoles y los chorrillos, pequeños centros de producción textil
que funcionaban en los hogares de los indígenas).

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Minería de oro

La minería aurífera fue un elemento importante del Perú colonial. Después de la plata, las
exportaciones del virreinato que se dirigían a Europa consistían en cacao (procedente, sobre todo, de
Guayaquil) y oro. Por tanto, el oro venía a ser la tercera exportación peruana, redondeando
aproximadamente un diez por ciento del total hacia finales del siglo XVIII. Lamentablemente, la
investigación histórica ha descuidado la minería aurífera, por lo que se cuenta con escasa
información sobre las minas de oro y las empresas dedicadas a esta actividad. Aparentemente, era
trabajada por empresas de muy pequeña escala, que desarrollaban sus acciones tanto en vetas como
en lavaderos. Durante sus mejores momentos, hacia mediados del siglo XVIII, la minería aurífera
produjo alrededor de diez mil marcos por año; lo que, convertido en su equivalente en plata,
representaría aproximadamente un cuarto del valor de la producción de plata de esa misma época en
el Bajo Perú.
Era corriente que algunas minas de plata contuviesen también minerales auríferos, pero
existían minas específicamente de oro. Según el “Estado general” de 1799, se contaban 44 minas de
oro en el Perú, al lado de 546 de plata. De estas 44 minas de oro, 38 se concentraban en la
intendencia de Huamanga y, de ellas, 18 se ubicaban en el partido de Parinacochas que, de esta
manera, resultaba la provincia peruana más especializada en la minería del oro. No obstante, la zona
aurífera tradicional en el país era la intendencia de Puno (que, como dijimos antes, no fue
considerada en la estadística de 1799). En Carabaya y Sandia se ubicaban muchas minas que venían
produciendo desde el siglo XVI. En Larecaja, Ananea y Poto, se hallaban yacimientos de “oro de
cuevas” (como se diferenciaba a estos yacimientos del oro de placeres o lavaderos) de tal
importancia que llegó a abrirse una caja real en Carabaya, situada precisamente en el asiento de Poto,
corregimiento de Azángaro. La producción de estas minas habría encontrado su mejor momento
durante el tercer cuarto del siglo XVIII, cuando Antonio de Ulloa y Cosme Bueno dieron entusiastas
referencias. Para 1779, la producción había decaído, al punto que se barajaba suprimir la caja. La
rebelión de 1780 terminó dándole el golpe de gracia a esta minería; al menos a los empresarios
españoles.
La provincia de Pataz, en la sierra norte, fue otra región aurífera importante. Aunque no se
cuenta con una estadística de la producción de oro, es presumible que siguiese una tendencia similar
a la plata; es decir, un ritmo creciente de producción desde la década de 1730 hasta el final del siglo.
Las cifras de acuñación del oro presentadas por José Deustua revelan un pico alto entre los años de
1813-1820, que probablemente estuvo relacionado con la necesidad de cubrir los gastos militares
durante la coyuntura de la independencia.
La refinación de los minerales auríferos se realizaba siguiendo el método de la
amalgamación, igual que en la minería de la plata. Los minerales eran molidos en “quimbaletes”, que
eran una suerte de grandes batanes (o de pequeños ingenios, si se prefiere) en los que el movimiento
de una piedra sobre otra iba triturando los minerales, a fin de mezclarlos luego manualmente con el
azogue en bateas. La Memoria del virrey Gil de Taboada dio cuenta de la existencia de 122
quimbaletes en el país, hacia mediados de la década de 1790, momento de mayor actividad de la
minería peruana colonial (como referencia comparativa podemos señalar que, hacia la misma época,
las haciendas minerales de Potosí disponían de 71 cabezas de ingenio). Se trataba, pues, de una
minería de tipo más artesanal que la de la plata, ya que carecía de una infraestructura fija que sí tenía
la minería argentífera (como ingenios movidos por fuerza hidráulica circos de piedra para la
amalgamación).

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El comercio y el monopolio.

El comercio se caracterizaba por que las colonias enviaban metales preciosos y materias
primas para recibir a cambio desde Europa manufacturas y servicios administrativos.

El monopolio consistía en prohibir toda posibilidad de comercio que no sea entre España y sus
colonias.

Pues el objetivo de la corona española era que sólo España comerciara con América y así se
beneficiara exclusivamente de sus riquezas. Por ello el comercio con América se convirtió en un
monopolio puesto en las manos de las grandes casas comerciales de Sevilla, lugar donde se creó la
Casa de Contratación (enero de 1503) para organizar y ejecutar el comercio monopólico entre
España y sus colonias.

En América hispana, quienes resultaron beneficiados con el monopolio comercial fueron los
grandes comerciantes limeños agrupados en el Real Tribunal de Consulado (fundado [en Lima] en
diciembre - 1593), por ser el puerto del Callao la "única" puerta legal de entrada y salida comercial
de Hispanoamérica.

A pesar de los esfuerzos de la metrópoli española, el contrabando, el comercio ilícito, la


acción de los piratas y corsarios fueron factores importantes en la decadencia del monopolio
comercial, el cual quedó prácticamente liquidado en 1778 producto de las reformas económicas
propiciadas por la propia corona española.

Impuestos del Virreinato

La Caja fiscal del Rey obtenía recursos directos con el cobro de una serie de impuestos, que
afectaban a las actividades económicas. Había cajas repartidas en todo el virreinato que recolectaban
los fondos, cubrían los gastos de la administración y remitían el sobrante a la caja principal situada
en Lima (Caja Real de Lima), la misma que, saldando los gastos del propio virreinato, luego las
remitía a España.
Entre los impuestos, que el virreinato pagaba a la corona figuraban:

➢ EL Quinto Real (Quinto del Rey). O sea, la quinta parte de los metales extraídos o de los
tesoros encontrados.
➢ El Tributo Personal del Indio. Que obligaba al habitante andino, entre los dieciocho y
cincuenta años, a pagar una suma anual.
➢ El Alcabala. O sea, el pago que se hacía por concepto de la compra o venta de propiedades
➢ El Almojarifazgo. Que era el impuesto que se pagaba por la entrada y salida de mercaderías
(hoy aranceles o derechos de aduana).
➢ La Media Anata. O sea, el impuesto que gravaba anualmente los sueldos de los funcionarios
públicos y burócratas.
➢ La Derrama. Que eran los donativos extraordinarios que se obligaba a hacer a los habitantes
del virreinato cuando España sostenía guerras con sus rivales europeos.
➢ Los Estancos. De la sal, del tabaco, del papel sellado, de los naipes, etc., es decir, el impuesto
que gravaba a tales productos, los mismos que tenían que ser pagados por los colonos.

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Instituciones económicas

La encomienda. - Considerado como el primer y más intensivo sistema de explotación. Consistió en


la adjudicación de centenares de indígenas que debían pagar tributo y prestar servicios personales a
un determinado español denominado "encomendero". A su vez el encomendero debía dar protección
y adoctrinamiento católico a sus "encomendados".
La mita. - Institución que hizo posible el florecimiento de la minería. Consistió en que las
poblaciones indígenas proporcionaban la 6ta. A 7ma. Parte de sus varones tributarios, quienes
obligadamente tenían que acudir a trabajar a los lugares señalados por el gobierno, siendo las mitas
mineras los trabajos más odiados por los indígenas.
El yanaconaje. - Yanaconas eran los trabajadores de las tierras de las haciendas y estancias, que a
cambo de su fuerza de trabajo estaban excluidos de pagar tributo, el cual era pagado por sus amos.
Recibían adoctrinamiento católico y pequeñas parcelas de tierras en usufructo para sembrar con las
que apenas podían autoabastecerse junto a su familia.

La moneda

En un comienzo, durante la conquista, no hubo moneda para el comercio, después aparece la primera
expresión de la moneda en el Perú, la callana, que era una pieza rudimentaria fundida con
especificación de peso y ley que funcionó en Cajamarca, Lima, Cuzco y Piura. Después se
confeccionó el peso, que fue un disco burdamente labrado a cincel, llevando una cruz a cada lado; su
valor marcaba 450 maravedíes.
Posteriormente aparecieron los ducados, los escudos y los doblones, que hicieron más expeditiva la
transacción comercial. Estas monedas eran acuñadas en las llamadas Casas de Moneda, que
empezaron a funcionar alrededor del siglo XVI, especialmente en Lima y Potosí. Durante la colonia
también funcionó la Casa de Moneda del Cusco y, en la república, funcionaron también - aparte de
las de Lima y Cusco - la casa de moneda de Arequipa, la de Cerro de Pasco y la de Ayacucho.

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