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Trastorno de

ansiedad, estrés y
depresión en
adolescentes
ASIGNATURA: Introducción a la investigación científica de las
ciencias naturales
PROFESORA: Marcela Durán
ALUMNOS: Ochoa Mathias, Flores Karen, Mendieta Aylen,
Yonar Lucas, Puca Facundo, López Jazmín, Jiménez Carla.
INSTITUCIÓN: IRL N° 8084 P. Ramón Barrufet

Año: 2019
Adolescencia:
Según Amorín, la adolescencia proviene del latín del vocablo “adolescens”, participio presente
de adolescere: crecer. Para los romanos ir creciendo e irse convirtiendo en adulto. (1)
Una de las definiciones más utilizadas, es aquella proporcionada por la Organización Mundial de
la Salud (OMS) la cual considera a la adolescencia como el periodo que abarca de los diez a los
diecinueve años, utilizando criterios referentes a la maduración y madurez sexual y
reproductiva. (2)

Según José Barrionuevo, en el 2013: (2)

Se entiende a la adolescencia no como un hecho universal aislado, sino que debería hablarse de
adolescencias en plural, ya que si bien implica cambios biológicos similares en todo sujeto,
caracterizados principalmente por el momento de transición de la pubertad a la adultez, se
podrán diferenciar entre sí por diversos factores, tales como el extracto social al que
pertenezcan, su historia personal que será determinante a la hora de generar subjetividades,
etc.

Amorín, plantea sub-categorías, las cuales se diferencian por la edad en que se presentan y por
las características que van adquiriendo: (1)

1. Adolescencia temprana: periodo que abarca de los ocho a las quince años
aproximadamente. Esta etapa podría dividirse en pre-pubertad (de los ocho a los once
años), pubertad (de los once a los catorce años) y adolescencia temprana (de los catorce
a los quince años).
Aquí se pueden visualizar cambios como: desarrollo de los caracteres sexuales primarios
y la aparición de los secundarios, cambios en la apariencia física, así como también a
nivel biológico la menarca en el caso de la niñas y la eyaculación en los varones. También
se pueden observar cambios en el comportamiento como: actitudes desafiantes,
oposicionismo y conductas conflictivas en general. En esta etapa se hace visible cierta
distancia entre el yo psicológico y el yo corporal.

2. Adolescencia media: va desde los quince a los dieciocho años, donde se destaca con
fuerza lo psicológico. Aquí se continúan los cambios que se iniciaron en la etapa anterior,
marcándose la crisis de identidad. Se entiende como un “segundo nacimiento
psicológico”, según lo que plantea Amorín (2008, p. 125).

3. Adolescencia tardía: comprendida desde los dieciocho a los veintiocho años. Podría
entenderse este momento como un fenómeno de pos-adolescencia. Se pueden
visualizar aquí el anhelo por lograr las metas personales como ser, independencia
económica, de los padres, deseo de tener una pareja estable, alcanzar los objetivos
laborales y/o vocacionales.
Enfoques de la adolescencia:

Enfoque biológico:

Los principales indicadores que indican el comienzo de la adolescencia son los cambios
corporales, como la voz, vellosidades, desarrollo de los órganos sexuales, etc. Según factores
ambientales, alimenticios o hereditarios, los cambios adolescentes se presentarán de forma y
en momentos distintos para cada sujeto. (Prieto, 2010). (3)
En esta etapa se pueden apreciar sentimientos de vergüenza e incomodidad, ya que el
adolescente tenderá a pensar que el entorno está alerta a sus cambios, por esto, el adolescente
prefiere pasar más tiempo consigo mismo, por ejemplo encerrado en su habitación re-
descubriéndose. Al buscar la aceptación del entorno, el adolescente comenzará a dedicarle más
tiempo a su apariencia y cambiará constantemente su forma de vestir, caminar, hablar, etc.
(Prieto, 2010).

Enfoque psicológico:

Según Ruiz Lázaro: (4)


Desde el punto de vista fenomenológico, la psique del adolescente se halla en un proceso de
integración entre el psiquis del cuerpo sexuado púber y la progresiva emancipación de las figuras
parentales. En función de las palabras de Ruiz Lázaro, se pueden observar algunos de los estados
por los que pasa el individuo. Se atraviesan múltiples cambios, generando esto diversas
reacciones en el adolescente, por lo tanto, ¿es posible predecir cómo internalizará y responderá
el adolescente a estos cambios? Al respecto, Ana Freud, (citada por Aberastury & Knobel, en el
1994) afirma la dificultad en marcar una diferencia entre lo normal y lo patológico,
entendiéndose lo normal como inestabilidad; por el contrario añade que podría considerarse
anormal encontrar estabilidad en el adolescente. (5)

Trastorno: (6)
Según Myers, un trastorno psicológico puede ser definido como una “disfunción perjudicial” por
la cual una conducta es juzgada como atípica, perturbada, inadaptada e injustificable.

Perspectivas:
Perspectiva pre-científica: trastornos atribuidos a fuerzas extrañas, como el movimiento de las
estrellas, los poderes divinos o los espíritus malignos.
Tratamientos: exorcismos (golpear, quemar o castrar), extracción de dientes u otras partes del
cuerpo, sangrías, etc.

Perspectiva médica: Los trastornos psicológicos son enfermedades mentales que se pueden
diagnosticar sobre la base de sus síntomas y curarse mediante terapia, que puede incluir un
tratamiento en un hospital psiquiátrico o un seguimiento farmacológico.

Perspectiva biopsicosocial: Los tratamientos psicológicos son producto de la combinación e


interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Estrés

Siempre se piensa que el estrés es algo que afecta a la gente mayor que trabaja y llega a casa
cansada, como los padres. Sin embargo, la adolescencia es una etapa de especial estrés. Esta
palabra significa la reacción del sistema nervioso y de todos los sistemas del cuerpo ante
situaciones difíciles o dolorosas que uno se siente incapaz de afrontar. Cuando uno percibe una
situación dolorosa o difícil, la mente y el cuerpo se preparan como si fueran a afrontar un peligro.
Un número de influencias físicas, psicológicas y sociales son ejercidas sobre el individuo en esta
etapa del desarrollo, así de esta manera se presentan una lista de estresores típicos del
adolecente: crecimiento puberal, cambios hormonales, cambios en la relación de los padres
hacia los adolescentes, entre otros.
Cuando se tienen que encarar varios cambios en un período corto de tiempo, el cuerpo se cansa
de adaptarse y plantar cara, y, poco a poco uno pierde resistencia y empieza a sentirse mal.
Un determinado grado de estrés estimula el organismo y permite que este alcance su objetivo,
volviendo a la “normalidad” cuando el estímulo ha cesado. Por ejemplo, cuando un atleta
intenta conseguir un buen resultado en una competición, está sometido a un estrés que implica
un aumento de la actividad muscular (mas irrigación, el corazón late más rápido, etc.) lo que le
ayudara a alcanzar el éxito y conseguir su objetivo. Una vez finalizada las pruebas atléticas, se
produce un descenso de las constantes y el organismo vuelve a su estado basal.

Las personas que están pasando por una sobrecarga de estrés muestran algunos de los
siguientes síntomas:
• Ansiedad o ataques de pánico.
• Constante presión, confusión y apresuramiento.
• Irritabilidad y melancolía.
• Aislamiento.
• Agresividad.
• Síntomas físicos: problemas estomacales, dolores de cabeza y dolores de pecho.
• Reacciones alérgicas: eczema y asma.
• Problemas del sueño.
• Beber en exceso, comer en exceso, consumir drogas.
• Tristeza o depresión.

Todas las personas sienten el estrés de una manera diferente. Algunas personas se enfadan,
comportándose de manera poco apropiada y desquitándose con los demás. Otras personas lo
esconden y comienzan a padecer de problemas alimentarios o abuso de sustancias ilegales. Las
personas que padecen de una enfermedad crónica también notan que los síntomas de su
enfermedad se acrecientan cuando tienen una sobrecarga de estrés.

¿Por qué se produce?

De acuerdo con Arnold, en el 1990, además del estrés normal del desarrollo de la adolescencia,
la gente joven enfrenta un número de estresores Psicosociales:

A. La presión social: puede tener fuertes influencias sobre el comportamiento saludable y


no saludable. El estrés de resistir una presión no saludable del resto de los adolescentes,
puede ser equilibrado por buenas relaciones familiares, o por una alta autoestima, y es
frecuente que aquellos adolescentes que no tienen ninguno de estos elementos sean
quienes sucumben a la presión no saludable de sus pares (Sandín, 2003).

B. El estrés de los padres: La enfermedad mental de los padres, el desempleo de los


padres, bajo estatus socioeconómico y discordias maritales, son algunos de los
importantes factores de estrés relacionados con los padres, y que es enfrentado por
muchos adolescentes.

C. Los cambios en la escuela: Durante la adolescencia los jóvenes cambian de escuela, por
ejemplo, de la escuela primaria a la secundaria, y el cambio en los programas de
aprendizaje y expectativas. El cambio de escuela es un evento lleno de estrés para
muchos adolescentes y resulta en una más baja autoestima, teniendo en este sentido
una regla que se puede generalizar y que se refiere a que a mayor estrés corresponderá
menor autoestima, y a mayor autoestima menor estrés (Álvarez Icaza y Lucio Gómez-
Maqueo, 2004). Esto resultando en un incremento en el ajuste específico de los
problemas, especialmente cuando la transición de las escuelas ocurre al mismo tiempo
que el pico del cambio puberal.

D. El estrés de las mudanzas: La movilidad geográfica es también conocida por afectar la


salud del adolescente. Los ajustes adversos manifestados por si mismos se pueden
presentar en una de tres formas: 1) el adolescente incrementará desórdenes
fisiológicos, 2) la comunicación padre hijo se deteriorará, 3) los desórdenes psicológicos
se mostrarán con el aislamiento y la soledad. Los adolescentes que viven con una familia
armoniosa y unida han sido notados que se ajustan más rápidamente con los nuevos
ambientes, sin embargo, los adolescentes cuya familias no funciona bien o los
adolescentes que han sufrido disturbios antes de la mudanza, se ha encontrado que son
más vulnerables al estrés que provoca la mudanza.

E. El divorcio entre los padres: otro factor de estrés entre los adolescentes. Más de 1.2
millones de niños que se encuentran por debajo de los 18 años de edad, atraviesan
estas etapas agudas de divorcio de los padres anualmente (Jelinek y Slovik, p. 198:
Arnold, 1990). En los adolescentes se ha encontrado que un factor importante es su
abandono real o percibido y su rechazo por la no custodia de los padres. El estrés de
esta pérdida percibida resulta en pena, depresión y posible auto-culpa.

F. El estrés legal: Con un incremento de la independencia y una disminución de la


supervisión de los padres, el adolescente tiene una mayor oportunidad de encontrar
dificultades con las autoridades. La mayoría de la gente joven obtiene su licencia de
conducir, y muchos tienen accidentes de automóviles y/o violan las leyes de tránsito
durante la adolescencia. Otros tienen encuentros con los oficiales de la ley y el sistema
legal, y puede ocurrir que el adolescente experimente diferentes comportamientos más
allá de los límites de la familia, o que la familia y la propia sociedad aprueban. Cuando
son atrapados los adolescentes pueden experimentar un gran grado de estrés, que se
incrementa con la probabilidad de los desórdenes relacionados con el estrés, tales
como, la depresión y el suicidio.

G. En los roles de género: Las adolescentes mujeres, han mostrado experimentar un


mayor estrés en general de lo que lo hacen los adolescentes hombres (Burke y Weir,
1978). Encontraron que las adolescentes son más libres y más abiertas con los
problemas de expresión, y también reciben significativamente mayor apoyo social de
sus pares, sin embargo, las mujeres reportan experimentar un mayor estrés en sus vidas
diarias, particularmente en aquellas áreas como: aceptación por la otras adolescentes,
relaciones con el sexo opuesto, sentimientos de aislamiento y soledad y desacuerdos
con los padres. Estas mujeres jóvenes también experimentan afectos más negativos en
un número mayor de síntomas psicosomáticos, una posible explicación para esto, es el
cambio del rol de la mujer en la sociedad moderna, dejando a las mujeres adolescentes
con un sentido de confusión acerca de las deficiencias del control sobre sus vidas, como
ellas tratan de conformarlas en definiciones ambiguas de rol.

H. El maltrato sexual: El esfuerzo en el desarrollo del adolescente, por su autonomía,


sexualidad y cambios corporales, es severamente dificultado cuando el abuso sexual ha
ocurrido o está ocurriendo en la familia. El factor más significativo en determinar cómo
los adolescentes enfrentan el estrés es con la efectividad de sus habilidades: habilidades
cognitivas, persistencia, la habilidad de mantener una amistad, las habilidades para
resolver problemas, la fortaleza del ego, la extroversión y la forma en la cual se evalúa
un evento de estrés (Stiffman y otros, 1986: Arnold, 1990).

Consecuencias para el individuo y su entorno:

Los desórdenes relacionados con estrés que prevalecen en los adolescentes, son la depresión,
el abuso de sustancias y los desórdenes de alimentación. Además de las variaciones en las
características biológicas, psicológicas y sociales que interactúan con los estresores ambientales
para crear desórdenes en el desarrollo de los adolescentes.
Los factores de riesgo genéticos claramente influencian el desarrollo de la depresión en los
adolescentes. La evidencia de cantidades anormales de neurotransmisores se ha encontrado en
personas jóvenes con depresión (Kashani y Cantwell,1983:Arnold, 1990).
Los niños de padres deprimidos tienen un mayor riesgo para desarrollar depresión, debido tanto
a su vulnerabilidad genética incrementada y debido a deficiencia de su disponibilidad y
estabilidad de sus padres enfermos. Estadísticas fidedignas, llaman la atención sobre una
aparente y reciente incremento de la depresión que no está disponible, sin embargo, las
estadísticas disponibles para el suicidio frecuentemente muestran una relación con la depresión.
La incidencia del suicidio en los adolescentes se ha triplicado cercanamente desde 1950. Al
evaluar el potencial de suicidio en los adolescentes, es importante evaluar el estrés ambiental y
la habilidad de enfrentamiento del adolescente.
Parte de esta explicación del aumento del suicidio en los adolescentes, es que el estrés de los
adolescentes se ha incrementado, mientras que los apoyos ambientales han disminuido,
conduciendo al adolescente a mayor vulnerabilidad. Los estudios recientes también han
reportado un efecto de contagio, que ocurre cuando hay un rol que va modelando hacia el
suicidio. (Gould y Shafer,1986: Arnold, 1990) tales como los medios de publicidad.
El estrés presenta gran cantidad de manifestaciones poco perceptibles, pero que cuyos efectos
son devastadores para la salud de los adolescentes. Tal y como lo demuestran investigaciones
realizadas acerca de este padecimiento, donde se han encontrado evidencias contundentes de
su relación directa con muchas de las principales causas de muerte, alterando el funcionamiento
general del organismo favoreciendo la aparición de otras enfermedades tales como; cáncer,
enfermedades cardiacas, cirrosis del hígado, enfermedades pulmonares, accidentes y suicidio.
Estimulando en este sentido los comportamientos de los individuos poco saludables, como el
fumar, el consumo excesivo de alcohol, drogas, bulimia, etc., Convirtiéndose por tanto en el
problema de salud más común en muchos países del mundo.

Según Josephine Elia, se puede diagnosticar y tratar el estrés de la siguiente manera:

Diagnóstico:
● Historia de un evento traumático
● Síntomas

El diagnóstico de un trastorno de estrés está basado en el relato de un suceso traumático


aterrador seguido por los síntomas característicos.

Para diagnosticar trastornos de estrés agudo y trastornos por estrés postraumático, los síntomas
deben causar angustia sustancial o evitar que el adolescente realice sus actividades con
normalidad.

El diagnóstico por estrés agudo se establece si los síntomas duran entre 3 días y 1 mes. El
trastorno por estrés postraumático se diagnostica cuando los síntomas duran más de 1 mes.

Tratamiento:
● Psicoterapia
● Terapia conductual
● A veces, medicamentos

La psicoterapia de apoyo es beneficiosa. Los terapeutas tranquilizan al adolescente sobre la


legitimidad de su respuesta y le animan a enfrentarse a sus recuerdos (como una forma de
terapia de exposición). La terapia conductual se usa para desensibilizar sistemáticamente a los
niños de situaciones que les hacen revivir el suceso.

Un tipo de antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)


pueden ser eficaces para aliviar algunos síntomas.

Ansiedad

El concepto ansiedad hace referencia al termino latino “anxietas”, que significa la condición de
una persona que experimenta una conmoción, intranquilidad, nerviosismo o preocupación.
Para la medicina la ansiedad es el estado angustioso que puede aparecer junto a una neurosis u
otro tipo de enfermedad y que no permite la relajación y el descanso del paciente.
Para el psiquiatra Rojas (1966) la ansiedad es un temor ante algo no especificado, difuso e
inconcreto que en el TAG (trastorno de ansiedad generalizado) no se debe a algún estimulo
exterior presente, es decir, no tiene un objeto determinado.
Lo que busca el individuo es defenderse ante algo peligroso los individuos ansiosos están
constantemente anticipando lo peor para situaciones futuras; creando un estado de
incertidumbre y de actuación neurofisiológicas que pone a funcionar mecanismos de control de
la vigilancia (corticales y subcorticales).
Si la ansiedad no es excesiva y no dura largos periodos, es adaptiva al igual que el miedo.
Según Dickey (2000) en los adolescentes los trastornos de ansiedad son más frecuentes en
mujeres que en varones. Los adolescentes experimentan ansiedades en su vida cotidiana en
situaciones como el colegio, el grupo de pares, las mudanzas o la perdida de algún familiar, etc.
Estas situaciones pueden propiciar la aparición de reacciones de ansiedad o un desorden de
ansiedad.

Algunos de los trastornos de ansiedad más frecuentes son:

 FOBIAS SIMPLES: consiste en el miedo irreprimible, persistente y difícil de vencer a un


estímulo u situación concreta y solo aparece en contacto con ese estimulo. Los
adolescentes presentan fobias a los animales, la oscuridad, las tormentas, la sangre, el
ascensor, a quedarse solos en la habitación, subir en avión, ir solos por el pasillo u otras
situaciones.

 ANSIEDAD A LA SEPARACION: La ansiedad a la separación se inicia en la infancia, pero


también se da en la adolescencia y consiste en la angustia intensa que experimenta el
niño/adolescente cuando tiene que separarse de los padres o de las personas que le
cuidan.

 FOBIA ESCOLAR: La fobia escolar consiste en la incapacidad total o parcial del


adolescente de acudir al colegio como consecuencia de un miedo irracional a algún
aspecto de la situación escolar. Tener que asistir al colegio produce en el adolescente
una angustia intensa de carácter anticipatorio, por lo que tiende a evitarlo como sea. La
crisis de angustia se presenta por las mañanas, justo antes de tener que salir de casa, o
la noche anterior, o a lo largo de la tarde de la víspera, incrementándose a partir del
anochecer.

 ANSIEDAD GENERALIZADA: La ansiedad generalizada, o excesiva, se caracteriza por la


preocupación o ansiedad exagerada ante la vida en general (McGee et al., 1992). Es un
trastorno que se da tanto en la infancia como en la adolescencia, afectando más a las
mujeres a partir de esta edad. El adolescente se muestra ansioso e inseguro de su
capacidad y aptitudes en diferentes terrenos, y de modo especial, en el rendimiento
escolar, con marcado temor a las críticas de compañeros y profesores.

 FOBIA SOCIAL: La fobia social se caracteriza por el temor persistente ante situaciones
que implican el contacto social con personas desconocidas y, por tanto, el hecho de ser
visto por los otros. El adolescente experimenta miedo, vergüenza, sentido del ridículo y,
en ocasiones, ataques de pánico por el mero hecho de tener que ir a una celebración,
hablar en público o con desconocidos, hablar en grupo, tratar con el jefe de estudios o
el director del colegio, etc.

 LA AGORAFOBIA: es un tipo de trastorno de ansiedad en el que temes a lugares y


situaciones que pueden causarte pánico o hacerte sentir atrapado, indefenso o
avergonzado e intentas evitarlo.

 TRASTORNO DE PÁNICO: implica episodios repetidos de sensaciones de ansiedad y


miedo o terror intensos que alcanzan un nivel máximo en minutos (ataques de pánico).
Generan sensaciones de catástrofe inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho
latidos rápidos, fuertes o como aleteos (palpitaciones cardiacas). Estos ataques pueden
provocar que al individuo le preocupe que ocurra de nuevo o que evite situaciones en
las que han sucedido.

 TRASTORNO DE ANSIEDAD INDUCIDO POR SUTANCIAS: se caracteriza por síntomas de


ansiedad o pánicos intensos que son resultados directos del uso indebido de drogas,
como tomar medicamentos, estar expuesto a una sustancia toxica o tener abstinencia a
causa de las drogas.

SINTOMAS

Los síntomas y signos de la ansiedad más comunes son:


• Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
• Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
• Aumento del ritmo cardíaco.
• Respiración acelerada (hiperventilación).
• Sudoración.
• Temblores.
• Sensación de debilidad o cansancio.
• Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no se la preocupación
actual.
• Tener problemas para conciliar el sueño.
• Padecer problemas gastrointestinales.
• Tener dificultad para controlar las preocupaciones.
• Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad.

Consecuencias de la ansiedad en el individuo que la padece:

Teniendo en cuenta que existen dos tipos de ansiedad (la normal y la patológica), podemos decir
que: cuando la ansiedad es normal, nos alerta y protege, pero cuando es patológica, nos causa
sufrimiento, y en algunos casos extremos nos recluye e invalida socialmente. (M. Pérez de la
Mora, 2003).
Cuando la ansiedad es intensa, el individuo experimenta una sensación de inquietud y
aprehensión que se acompaña de un aumento en la vigilancia del entorno, dificultad para
concentrarse, aumento de la tensión muscular, palpitaciones, sudoración, falta de aliento, entre
otros. Si hablamos, por ejemplo, de los individuos que sufren de la enfermedad de pánico, a los
síntomas anteriores, que en ellos se encuentran muy acentuados, se añade una sensación de
irrealidad, y de estar separado de uno mismo, así como un marcado temor a volverse loco, a
desmayarse o incluso a morir (M. Pérez de la Mora, 2003).
Esta patología puede provocar síntomas como: inquietud o impaciencia, fatigabilidad fácil,
dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco, irritabilidad, alteraciones del sueño
(dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación al despertarse de un sueño no
reparador) (DSM-IV-TR).
Un área de contenido que ha distinguido siempre a los pacientes con trastorno de ansiedad
generalizada de los demás es la preocupación excesiva sobre asuntos menores: problemas
cotidianos y horarios, por ejemplo (Roemer y otros, 1997; Sanderson & Barlow, 1990).
Los pacientes con trastorno de ansiedad (generalizada) no están exentos de habilidades para
resolver problemas, pero los orientan mal, y muestran muchas más dificultades para tolerar la
ambigüedad (Ladouceur, Blais, Freeston y otros, 1998).
Las personas con fobia social (trastorno de ansiedad) sufren temores persistentes, por
una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a
personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás.
Él reconoce que este temor es excesivo o irracional. (DSM-IV-TR)
Estos son, entre otros, los problemas que afectan a la población con uno o más
trastornos de ansiedad. Podemos observar que estas personas ven reducidas parcial o
totalmente sus actividades sociales debido a la condición psicológica que poseen.

DIAGNOSTICO PARA EL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA (DSM-


IV-TR)

La característica esencial del trastorno de ansiedad generalizada es la ansiedad y la


preocupación excesiva (expectación aprensiva) que se observan durante un período superior a
6 meses y que se centran en una amplia gama de acontecimientos y situaciones. La ansiedad y
la preocupación se acompañan de al menos otros tres síntomas de los siguientes: inquietud,
fatiga precoz, dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y trastornos del
sueño (en los niños basta con la presencia de uno de estos síntomas adicionales).
Las situaciones que originan ansiedad son tales como: el temor a sufrir una crisis de angustia
(trastorno de angustia), el miedo a quedar mal en público (fobia social), a contraer una
enfermedad (trastorno obsesivo-compulsivo), a estar alejado de casa o de las personas queridas
(trastorno por ansiedad de separación), a engordar (anorexia nerviosa), a tener múltiples
síntomas físicos (trastorno de somatización) o a padecer una grave enfermedad (hipocondría) y
la ansiedad y la preocupación no aparecen únicamente en el transcurso de un trastorno por
estrés postraumático.
Aunque los individuos con trastorno de ansiedad generalizada no siempre reconocen que sus
preocupaciones resultan excesivas, manifiestan una evidente dificultad para controlarlas y les
provocan malestar subjetivo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de
actividad. Esta alteración no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej.,
drogas, fármacos o tóxicos) o a una enfermedad médica general y no aparece exclusivamente
en el transcurso de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico o un trastorno
generalizado del desarrollo.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL DEL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA (DSM-IV-TR)

El trastorno de ansiedad generalizada debe diferenciarse del trastorno de ansiedad debido a


enfermedad médica, en el que los síntomas se consideran secundarios a los efectos fisiológicos
directos de una enfermedad subyacente (p. ej., feocromocitoma, hipertiroidismo). Este
diagnóstico diferencial debe basarse en la historia clínica, en los hallazgos de laboratorio y en la
exploración física. El trastorno de ansiedad inducido por sustancias se diferencia del trastorno
de ansiedad generalizada por el hecho de que la sustancia (p. ej., drogas, fármacos y tóxicos) se
considera etiológicamente relacionada con los síntomas de ansiedad.

Por ejemplo, la ansiedad de carácter intenso que sólo aparece coincidiendo con grandes ingestas
de productos que contienen cafeína debe diagnosticarse de trastorno de ansiedad inducido por
la cafeína, con ansiedad generalizada.
En el cuadro anterior se muestran los criterios para el diagnóstico del trastorno de ansiedad
generalizada según el CIE-10.

Estadísticas de la presencia de los trastornos de ansiedad en la


adolescencia:

A nivel mundial:
Se calcula que, en el 2015, la proporción de la población mundial con trastornos de ansiedad fue
de 3,6%. Del mismo modo que en el caso de la depresión, los trastornos de ansiedad son más
comunes en las mujeres que en los hombres (4,6% en contraste con 2,6%, a nivel mundial).
El número total estimado de personas con trastornos de ansiedad en el mundo es de 264
millones en el 2015, lo que refleja un aumento de 14,9% desde el 2005 a consecuencia del
crecimiento y el envejecimiento de la población.
Nivel nacional (Argentina):

Según informes de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de Salud


(OMS y OPS respectivamente), en nuestro país un total de 2.542.091 habitantes padecen de
trastornos de ansiedad de algún tipo.
Este número representa un 6,3% del total de la población de Argentina.
Depresión

Definición:

Según el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DMS), la depresión se


define como un trastorno del estado de ánimo en el que predomina el humor disfórico, con
presencia de síntomas físicos, afectivos y emocionales y perdidos de interés en todas o en casi
todas las actividades3.

¿Por qué se produce la depresión?


Hay muchos factores que influyen en que una persona se deprima. Algunos de esos factores son
de origen biológico, como nuestros genes, nuestra química cerebral y nuestras hormonas. Otros
son de origen ambiental, como la luz solar y las estaciones del año, o las situaciones sociales y
familiares que tenemos que afrontar. Y otros se deben a la personalidad, como la forma en que
reaccionamos a los acontecimientos vitales o los sistemas de apoyo que creamos para nosotros
mismos. Todos estos factores pueden ayudar a determinar si una persona se deprime o no.4
Los genes
Las investigaciones demuestran que la depresión se da por familias. Algunas personas heredan
genes que aumentan sus probabilidades de deprimirse. Pero no toda la gente que tiene o ha
tenido un pariente cercano deprimido desarrollará una depresión. Y hay muchas personas que,
aunque no tengan antecedentes familiares de depresión, se deprimen. Por lo tanto, aunque los
genes son un factor, no son la única causa de la depresión.

La química cerebral
Los neurotransmisores son unas sustancias químicas que ayudan a transmitir mensajes entre las
células nerviosas del cerebro. Algunos neurotransmisores regulan el estado de ánimo. Cuando
una persona sufre una depresión, estos neurotransmisores pueden estar en concentraciones
muy bajas o pueden no ser eficaces.
Los genes y la química cerebral pueden estar conectados: tener los genes de la depresión puede
hacer más probable que una persona tenga el problema de los neurotransmisores como parte
de su depresión.

El estrés, la salud y las hormonas


El estrés, el uso de alcohol o drogas y los cambios hormonales también afectan a la química
cerebral y al estado de ánimo.4

La luz solar y las estaciones del año


La luz solar afecta la manera en la que el cerebro fabrica la melatonina y la serotonina. Estos
neurotransmisores ayudan a regular el ciclo de sueño-vigilia, la energía y el estado de ánimo de
la gente. Cuando hay menos luz solar, el cerebro fabrica más melatonina. Cuando hay más luz
solar, el cerebro fabrica más serotonina.
Los días más cortos y la mayor duración de la noche en otoño y en invierno pueden hacer que el
cuerpo fabrique más melatonina y menos serotonina. Este desequilibrio es lo que crea las
condiciones biológicas para la depresión en algunas personas, una afección conocida como
trastorno afectivo estacional (TAE). La exposición a la luz puede mejorar el estado de ánimo de
personas afectadas por un TAE.

Los acontecimientos vitales


A veces, la muerte de un miembro de la familia, amigo o mascota causa más pena de la habitual
y desemboca en una depresión. Otros acontecimientos difíciles en la vida de una persona, como
cuando los padres se divorcian, se separan o se vuelven a casar, pueden desencadenar una
depresión.
El hecho de que un acontecimiento difícil lleve o no a una depresión pueden depender en gran
medida de lo bien que la personas sea capaz de afrontarlo, mantenerse positivo y pedir y recibir
apoyo.
El ambiente familiar y social
Para algunas personas, una atmósfera familiar negativa, estresante o triste puede llevar a una
depresión. Otras situaciones vitales de mucho estrés, como la pobreza, el no tener hogar o la
violencia también pueden contribuir a que la gente se deprima. Tener que afrontar el acoso o
bullying, o la presión del grupo de iguales puede hacer que una persona se sienta aislada,
marginada o insegura.
Situaciones como estas no han de llevar necesariamente a una depresión, pero no saberlas
afrontar o afrontarlas sin ningún tipo de apoyo puede facilitar el desarrollo de una depresión.4

Síntomas:
Aunque el diagnostico no es difícil, a menudo la depresión en niños y adolescentes no es
detectada o tratada. Al inicio, las personas jóvenes tienden a presentar problemas conductuales
o físicos, los que pueden ocultar los síntomas depresivos típicamente observados en los adultos.
Los problemas que pueden indicar una posible depresión incluyen1:
• Irritabilidad o mal humor
• Aburrimiento crónico o pérdida del interés en actividades de ocio que antes disfrutaba
• Retraimiento social, o no querer “pasar el rato” con los amigos
• Evitar ir a la escuela
• Disminución en el desempeño académico
• Cambios en el patrón de sueño-vigilia
• Frecuentes quejas de sentirse enfermo, dolor de cabeza, dolor de estómago, que no
tienen explicación.
• Desarrollo de problemas conductuales
• Abusar del alcohol u otras sustancias.
Es importante determinar si los problemas actuales representan un “cambio” respecto a nivel
de funcionamiento o carácter previo por ejemplo, la depresión puede explicar el bajo
desempeño académico de un adolescente de 15 años de edad, que antes era el mejor de su
clase.
Circunstancias que aumentan el riesgo de depresión:
• Problemas escolares
• Depresión en los padres
• Experiencia de pérdida o estrés, incluyendo fallecimiento de seres queridos (padres)
soledad, cambios en el estilo de vida (cambio de país) o problemas en las relaciones
interpersonales (amigos).
• Situaciones conflictivas en el entorno (centro escolar, familiar, trato diferente por la
raza).
• Haber sufrido traumas físicos o psicológicos: acoso, abusos, negligencias en el cuidado.
• Enfermedades graves o problemas crónicos de salud.
• Algunas medicinas.
• Abusar del alcohol o consumir otras drogas no solo no ayuda, sino que empeora la
depresión.

Diagnostico:
Para realizar el diagnostico de este padecimiento se sugiere llevar a cabo una evaluación médica
completa con entrevistas con los padres del niño, identificación de múltiples factores, dentro de
los cuales se pueden mencionar comportamiento suicida, psicopatología, problemas
interpersonales familiares, entre otros. Se considera necesario la presencia de por lo menos 5
síntomas que tienen que estar presente durante un periodo de 2 semanas.
Es importante evaluar la gravedad del episodio depresivo ya que servirá para indicar el tipo de
tratamiento que debiese ser administrado en primer lugar.
Depresión leve Depresión moderada Depresión grave
Debe haber presentes 5 síntomas depresivos. Debe haber presente 6 o 7 síntomas depresivos.
Debe haber presente más de 7 síntomas depresivos
Dificultad considerable para continuar realizando el trabajo escolar, actividades sociales
y familiares. Pueden presentarse alucinaciones o delirios.
A menudo existe un riesgo significativo de suicidio

Tratamiento:
El Instituto Nacional para Salud y Excelencia Clínica (NICE) introdujo en 2005 lo que se conoce
como la espera vigilante como una estrategia para los niños y adolescentes diagnosticados de
depresión leve, que no quieren ser tratados.
Esto se utiliza en el caso en el que haya una posibilidad de remisión espontanea o cuando los
riesgos del tratamiento sobrepasan los beneficios.1
En 1998 la Academia Americana de Psiquiatría para niños y adolescentes publicó un documento,
en el cual sugiere empleo de fármacos inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS)
como primera en el tratamiento farmacológico de la depresión en niños y adolescentes, entre
los cuales está la fluoxetina que ha probado su eficacia en el tratamiento de estos trastornos.
Es necesario tener alta expectativas, es decir, buscar lograr la remisión total de los síntomas, y
un retorno al nivel de funcionamiento premórbido (recuperación). Cualquier otro tipo de
resultado es un resultado suboptimo, ya que la persistencia de los síntomas depresivos aumenta
la probabilidad de un funcionamiento psicosocial inferior de suicidio y de otros problemas, así
como también de recaídas y recurrencia.
En la mayoría de los casos, una buena práctica es involucrar a los padres del niño o el
adolescente en el proceso de evaluación y tratamiento pero el grado va depender de la edad del
niño, la etapa del desarrollo, sus deseos y circunstancias y la cultura del país.
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