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PABLO GRAÑA NAVARRO

ANATOMÍA DEL FASCISMO

El autor del texto tratado en esta práctica es Robert O. Paxton, historiador y politólogo
estadounidense, profesor por la Universidad de Columbia desde 1969.
El autor comienza afirmando que lo que va a realizar, el texto tratado en esta práctica, no es una
recopilación enciclopédica del fascismo sino un tratado acera del mismo, albergando la esperanza
de que el lector se tiente a leer más por su cuenta.
El autor considera el fascismo como la invención con una mayor relevancia del siglo pasado ya que,
las demás corrientes de la política occidental como el socialismo, el conservadurismo o el
liberalismo alcanzaron su grado de madurez entre los siglos XVIII y XIX. En 1895 cuando Engels
escribía una nueva edición de La lucha de clases en Francia, resultaba impensable el fascismo, sin
embargo, creyendo que el aumento del sufragio aportaría más voto a la izquierda no contaba que, su
supuesto que la única opción que le quedaba a la derecha era quebrantar la legalidad ya que dentro
del marco legal se mostraba invencible la izquierda, se cumpliría y de manera muy numerosa;
dictadura contra la izquierda en medio del entusiasmo popular, siendo esta la combinación
inesperada que pondría en pie el fascismo en el lapso de una generación. Dos premoniciones
encontramos a este singular hecho, la primera de Alexis de Tocqueville con su visita a Estados
Unidos en 1831 y la de Georges Sorel en 1908 al criticar la obra de Marx.
Etimológicamente fascismo proviene del italiano “fascio”, que evocaba las fasces, un haz de varas
con un hacha encajada en él que se llevaba delante de los magistrados en procesiones públicas
romanas para indicar la autoridad y unidad del Estado. De manera paradójica, los fasces se
relacionaban con los movimientos de carácter republicano. Sin embargo, los revolucionarios
italianos emplearon el termino “fascio” para rederirse a aquel comprometido con la causa. Un grupo
de partidarios que giraban en torno a Benito Mussolini, Fascio Rivoluzionario d’Azione
Interventista.
El autor más adelante aglutina a los seguidores del fascismo en grupos. El primero estaría
conformado por los veteranos de guerra, Artidi, los cuales se creían con el derecho de dirigir el país
que habían salvado. El segundo serían los sindicalistas partidarios de guerra, los cuales eran los más
estrechos aliados de Mussolini para que Italia se uniera a la Contienda de 1915. Al contrario que
los parlamentos socialistas que trabajaban por reformas parciales esperando un cambio
trascendental, los sindicalistas creían derrocar el capitalismo mediante su fuerza de voluntad. En
tercer lugar, los jóvenes intelectuales y estetas antiburgueses como los futuristas, loc cuales estaban
en torno a la figura de Filippo Tommaso Marinetti, quienes ensalzaban las cualidades libertadoras y
revitalizadora de la velocidad y la violencia. El autor posteriormente señala un cuarto grupo a
destacar, aquellos que soñaban con un segundo Risorgimento.
El 15 de Abril de 1919, tras la formación del fascismo en la piazza San Sepolcro, un grupo entre los
que estaban Marinetti y Ferruccio Vecchi, líder los Artidi, asaltaron el periódico socialista Avanti
dejando cuatro muertos, entre ellos un soldado, y treinta y nueve heridos; entrando de esta manera
en la historia el fascismo de una manera violenta atentado de manera simultánea contra los
socialistas y la legalidad burguesa en nombre de un supuesto interés nacional superior. El autor hace
especial hincapié de esta manera que Mussolini no se encontraba solo. Tres años tras la piazza San
Sepolcro el Partido Fascista gobernaba en Italia, once más tarde el Partido Nazi en Alemania y seis
más tarde Hitler sumía Europa en la guerra que después trascendería al plano global. Sin embargo,
encontramos varios tendencias en lso enfoques sobre el fascismo, la gente sensible y culta los
consideraba bárbaros, la escoria más vil había tomado poder con inmenso regocijo de las masas. Sin
embargo, tras el transcurso de la guerra los historiadores alemanes e italianos por igual, como
Benedetto Croce o Friedrich Meinecke consideraban el fascismo como el resultado de la
degeneración de la moral, siendo la salida considerada por los dos como la restauración de una
sociedad donde no gobernaran “los mejores”. Por parte de los marxistas consideraban el fascismo
como un instrumento de la clase burguesa para oprimir al proletariado cuando los medios legales
disponibles del Estado resultasen insuficientes para someterlos.
Imágenes del fascismo
Un análisis simplista del fascismo sería considerar de manera exclusiva la crítica al dirigente,
siendo fuerte esta perspectiva hoy día incentivada por los propagandistas del fascismo, sirviendo de
coartada a personas, grupos e instituciones que le sirvieron ayuda al fascismo.
Ciertas naciones espectadoras del fenómeno del fascismo consideraban que eso no podía sucederle
a ellas ya que las naciones donde se había llevado a cabo, eran especialmente proclives a ello. Un
rasgo que resulta problemático es el de considerar el fascismo de Mussolini antisemita yq ue, no se
despliega hasta dieciséis años después de du establecimiento en el poder, teniendo Il Duce personas
judías muy cercanas, como oligarcas, compañeros de partido e inclusive su amante, Margherita
Sarfatti, la cual publicó su primera biografía autorizada. Un segundo rasgo del fascismo es que en
un comienzo este se proclamaba en contra tanto del capitalismo como del socialismo, sin embargo,
al tomar el poder no hizo nada por cumplir las amenazas anticapitalistas aunque sí atentaron
violentamente contra el socialismo, siendo las luchas callejeras con jóvenes comunistas como una
de sus imágenes propagandísticas más poderosas. Su lucha contra el capital fue un tanto selectiva ya
que en el plano económico en un comienzo respetaron la propiedad de los productores nacionales,
que debían formar la base social de la nación revitalizada. Cuando atacaban a la burguesía lo hacían
porque era demasiado débil e individualizada para la nación, criticando del capitalismo no su
explotación sino su materialismo ignorando la nación. Los fascistas no se planeaban modificar el
fascismo sino aplicar voluntad política para alcanzar pleno empleo y la productividad plena, es
decir, se valían del capitalismo para financiarse.
Los cambios que pueden ser consideraos como revolucionarios o innovadores llevados a cabo por el
fascismo no son contra el capital financiero como hemos podido observar por las medidas que
llevaron a cabo sino que, se dieron en otros ámbitos. Rediseñó la frontera entre lo privado y lo
público, reconfiguró las relaciones entre el individuo y la colectividad, modificó el ejercicio de la
ciudadanía, amplió los poderes del ejecutivo para conseguir u poder total. Posteriormente
emplearon medidas dadas en Europa exclusivamente en periodos de guerra.
Los fascistas en un comienzo no saben donde situarse en el espectro político, si competir en la
izquierda con el Partido Socialista o atacarlo desde la derecha. Sin embargo, eran conscientes que
no se encontraban en el centro debido, principalmente, por su desprecio al mismo. Para los
fascistas, la diferenciación política generaba la división de la nación, elemento que creían superior
por lo que consideraron la confrontación izquierda-derecha como anticuada.
Otra contradicción entre la teoría y la práctica fascista fue que, en lo formal detestaban la
modernidad, con su secularización, las ciudades sin rostro, sin embargo todo aquello que les ofrecía
la modernidad en lo material, desde caprichos como vehículos rápidos hasta la industrialización, les
agradaba y lo emplearon. De hecho una vez en el poder aceleraron el ritmo de la producción
industrial para armarse. Sin embargo, no puede hacerse un análisis tan simplista de la relación del
fascismo con la modernidad, ya que no puede extraerse una única esencia fascista sobre la
modernidad sino que n cada emplazamiento histórico dependiendo de la situación en la que se
encontrase la nación a su parecer emplearía una serie de medidas que confrontasen o empleasen los
elementos de la modernidad y por tanto, de manera intermitente apoyando y enfrentando la
modernidad.
Otro problema de la imagen convencional que se tiene del fascismo es que se centran
exclusivamente en momentos concretos al ser estos de gran dramatismo, omitiendo la textura de la
experiencia cotidiana y la complicidad de la gente corriente en la entronización y el funcionamiento
de los regímenes fascistas.
Estrategias
Las estrategias intelectuales dentro del fascismo difieren mucho entre sí. Por un lado nos
encontramos con sistemas políticos clásicos como son el conservadurismo, el liberalismo o el
socialismo que son defensores de dos elementos: los sistemas filosóficos de grandes pensadore y los
programas políticos. Por otro lado, el “ismo”, el fascismo en sí mismo lucha por la raza elegida,
sacrifican intereses en favor del bien del público y, a diferencia de los más convencionales, carecían
de un poder político. Mussolini formuló: “¿Los demócratas de Il Mondo quieren saber nuestro
programa político? Es romperle los huesos a los demócratas y cuanto antes mejor. El puño es la
síntesis de nuestra teoría”.
¿Hacia dónde vamos a partir de aquí?
Ante la variedad de fascismos dados y su carácter esquivo ha habido tres tipos de reacciones. El
primero es de carácter nominal y sería limitar el fascismo al de Mussolini, estudiando cada fascismo
de manera independiente, siendo, por ejemplo, el régimen dado en Alemania Nazismo y nunca
considerado fascismo. El segundo enfoque se corresponde con aceptar la variedad del fascismo y
efectuar u estudio enciclopédico de sus muchas formas. El tercer enfoque afronta la variedad
construyendo un tipo ideal que no se ajusta exactamente a ningún caso pero permitiendo una
esencia representativa, partiendo de la concepción del fascismo de Roger Griffin: “Fascismo es un
tipo de ideología política cuyo núcleo mítico en sus diversas permutaciones es una forma
palingenésica de ultranacionalismo populista”.
El autor propone estudiar el fascismo en cinco fases: la creación de los movimientos, su arraigo en
el sistema político, su toma de poder, el ejercicio de ese poder, el largo plazo, en el que ese poder
elige radicalización o entropía. Esta diferenciación permite una comparación verosímil entre
regímenes, nos ayuda a ver que el fascismo fue una sucesión de procesos y de elecciones.
¿Qué es el fascismo?
Interpretaciones contrapuestas
En un primer lugar encontramos las denominadas primeras tomas, las cuales consideraban rufianes
en el poder y agentes del capitalismo, sin embargo la visión del fascismo como un instrumento
capitalista plantea una serie de problemas. A estas primeras tomas se le suma la del psicoanálisis ya
que líderes tan excéntricos como lo eran Mussolini o Hitler eran claros merecedores de estudio,
sobre todo porque su carisma de una manera u otra era respetada. El sociólogo Parsons propuso en
1492 que el fascismo había surgido del desarraigo y de las tensiones producidas por un desarrollo
social y económico irregular. Ernst Bloch, un marxista que se volvió heterodoxo debido a su interés
por lo irracional y la religión, llegó a la teoría de la contemporaneidad. Otro enfoque sociológico, en
el que trabajó Hannah Arendt, sostenía que la nivelación urbana e industrial había producido desde
finales del siglo XIX una sociedad de masas atomizada en la que los proveedores de odios dimples
hallaban un público propicio que no estaba controlado ni por la tradición ni por la comunidad.
También se ha estudiado el fascismo desde su composición social, segú Lipset el fascismo es un
extremismo del centro basado en la cólera de campesinos, artesanos, tenderos y otros miembros de
las viejas clases medias en tiempos independientes y aplastadas ahora entre los obreros industriales,
mejor organizados, y los grandes empresarios y capitalistas, y que han ido perdiendo terreno con el
rápido cambio social y económico. Hay ciertos observadores que aprecian el fascismo como una
subespecia de totalitarismo. En este caso, se estudian dos casops dados simultáneamente los cuales
se enfrentaron arduamente en la II Guerra Mundial: el nazismo de hitler y el totalitarismo de Stalin
en la Unión Soviética. En ambos regímenes la ley estaba subordinada a imperativos superiores de
raza o de clase, sin embargo comparar el estalinismo y el régimen hitleriano resulta difícil, ya que el
momento de comparación de Stalin con Hitler más recurrente es la hambruna de 1931, que aunque
se debiese a negligencias, afectó por igual a los ciudadanos rusos como a los ucranianos, no fue un
genocidio tan deliberado como Hitler perpetraba o el propio Stalin durante su purga donde era
confinado a un gulag todo aquel considerado como enemigo de clase. En conclusión, existen
muchos enfoques e interpretaciones a cerca del fascismo, sin embargo, ninguna es reconocida
universalmente.
Fronteras
La frontera más simple es la de fascismo con la tiranía clásica, Gaetano Salvemini considera que el
fascismo supone dejar a un lado la democracia y el procedimiento debido en la vida pública en
favor de la aclamación de la calle, por lo que no debríamos emplear el término fascismo para
dictaduras predemocráticas.
Las dictaduras militares se confunden con las fascistas porque las fascistas militizaron sus
sociedades, sin embargo, mientras que las dictaduras fascistas son militares, no todas las dictaduras
militares son fascistas. La mayoría de dictadores militares han actuado como tiranos y no han
desencadenado el entusiasmo popular del fascismo. Las dictaduras militares son más comunes que
las fascistas porque no precisan una democracia fallida.
La frontera entre fascismo y autoritarismo es sutil. Los autoritarios prefieren dejar a la población
desmovilizada y pasiva, mientras que los fascistas tienden a hacer participar al públicoy
movilizarlo. Los autoritarios tienen un gobierno fuerte pero limitao, que duda al intervenir en
economía, cosa que los fascistas hacen de buena gana. Se aferran al statu quo.
El autor finaliza el texto ofreciendo una definición breve y práctica del fascismo. Se puede definir
fascismo como una forma de conducta política caracterizada por una preocupación obsesiva por la
decadencia de la comunidad, su humillación o victimización y por cultos compensatorios de unidad,
energía y pureza, en que en un partido con una base de masas de militantes nacionalistas
comprometidos, trabajando en una colaboración incómoda pero eficaz con élites tradicionales,
abandona las libertades democráticas y persigue con violencia redentora y sin limitaciones éticas o
legales objetivos de limpieza interna y expansión exterior.

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