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En este trabajo, explicaré la relación entre el ascenso del fascismo y nazismo y el retroceso de las
democracias liberales, así como las características de estos dos regímenes y su influencia en las
clases mayoritarias de Alemania e Italia y fuera de Europa, desarrollando el Capítulo 4 “La caída
del liberalismo” del libro Historia del siglo XX de Eric Hobsbawm.
Desarrollo
Sin embargo, desde “La marcha sobre Roma” organizada por Mussolini en 1922, hasta la segunda
guerra mundial en 1939, las instituciones políticas liberales comenzaron a retroceder cada vez
más, tendencia que se acentuó en 1933 cuando Hitler asumió como canciller alemán.
“Considerando el mundo en su conjunto, en 1920 había treinta y cinco o más gobiernos
constitucionales elegidos, en 1938 diecisiete, y en 1944, una docena”.
El triunfo de Hitler en 1933 impulsó el auge y la consolidación del fascismo como un movimiento
universal, al ser Alemania una potencia económica y militar con una posición geográfica
estratégica, lo que le permitía desarrollar un poder político fuerte e importante en Europa. A
cambio de esto, Mussolini aceptó la hegemonía alemana y tomó de su líder el antisemitismo que
hasta el momento no había sido de interés para él.
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El autor dice que el fascismo era la revolución de la contrarrevolución, ya que, al contrario de la
derecha no fascista, movilizaba a las masas desde abajo, que se encontraban desencantadas por
sus gobernantes, temerosas ante todos los movimientos que amenazaren el orden vigente de la
sociedad (representados por Lenin, de aquí el miedo al empoderamiento de la clase obrera), y un
resentimiento nacionalista con los tratados de paz. Es por estas razones que el movimiento era
apoyado por las clases medias y bajas de la sociedad, y sobre todo por los jóvenes universitarios
de la clase media.
Fuera de Europa, sin embargo, no estaban dadas las condiciones para la aparición de movimientos
fascistas más allá de las pequeñas comunidades europeas que vivían en los distintos países. En
Japón, por ejemplo, si bien la sociedad reconocía los estamentos sociales y la superioridad racial,
el fascismo era un movimiento que se desarrollaba en la democracia, y por lo tanto no era factible
su implementación en ese país. En América, sin embargo, esta ideología tuvo otra repercusión. En
América del Norte no iba más allá de unos pequeños grupos europeos. En América del Sur, por el
contrario, las conquistas que Estados Unidos llevaba adelante hicieron surgir un antiimperialismo
antinorteamericano que evitó que se imite el modelo de este país, y en consecuencia, la mirada se
dirigió hacia Europa donde el fascismo era poderoso (“Si había en el mundo un modelo al que
debían imitar los nuevos políticos de un continente que siempre se había inspirado en las regiones
culturales hegemónicas, esos líderes potencias de países siempre en busca de la receta que les
hiciera modernos, ricos y grandes, habían de encontrarlo sin duda en Berlín y en Roma”). Una de
las principales características que se tomaron de este régimen fue el personalismo y la divinización
de líderes. La diferencia fundamental, sin embargo, radicaba en que en América Latina las masas
que los apoyaban eran obreras y el enemigo era la oligarquía.
Una de las razones por las cuales se debilita el sistema democrático liberal es debido a la creencia
de que la crisis mundial es consecuencia del agotamiento del sistema capitalista y la necesidad de
sustituir al sistema vigente por otro. Esto fue principalmente provocado por la Gran Depresión. Los
recortes económicos y sociales, así como el crecimiento del desempleo, provocaron un
descontento generalizado y por lo tanto, la caída del sistema parlamentario, que derivó en Hitler.
Por otra parte, el sistema democrático promovía una paz entre las clases sociales que la sociedad
derechizada no estaba dispuesta a aceptar. Este conjunto de factores produjeron un descontento
que llevó a la población a considerar otras formas de gobierno. La democracia parlamentaria
estaba en crisis y su retroceso estaba ya prácticamente asegurado.
Conclusiones