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Caracas, abril 13 (VTV) / El tribunal 10º de Juicio de Caracas condenó a Patricia Poleo a
seis meses de prisión por la comisión del delito de difamación, cometido en contra del
ministro del Interior y Justicia, Jesse Chacón.
La leyenda de la gráfica afirmaba que el soldado era el actual ministro Chacón, frente a una
de las víctimas de la toma de Venezolana de Televisión, durante el golpe de Estado del 27
de noviembre de 1992.
El proceso comenzó el 6 de abril, para continuar el 8 y culminar este martes 12, cuando el
juez de la causa la condenó a seis meses.
Asimismo, le ordenó publicar la sentencia en los diarios “El Nuevo País” y “El Nacional”
en dos oportunidades, con intervalo de 7 días.
Por su parte, el titular del MIJ se mostró satisfecho con la sentencia que el Tribunal 10º de
Juicio del Circuito Metropolitano, considerando que "esta sentencia debe llevar a la
reflexión sobre la ética periodística, debe llevar a la reflexión sobre el trabajo social que
hace el periodista cuando informa, la responsabilidad social que tiene y que no se puede
utilizar el poder de un medio de comunicación social para difamar".
Asimismo aclaró que "mi intención con esto no era que la periodista quedará presa, nada de
eso, en mi animo lo que estaba era demostrarle a los venezolanos, que eso que fue
publicado era falso como quedó establecido en el juicio y que fue utilizada una foto que no
correspondía a mi persona para crear una serie de señalamientos que en el desarrollo del
proceso quedó demostrado que son totalmente falsos, yo me siento satisfecho", puntualizó
Chacón.
2.2 Delito de difamación e injurias
a) Descripción
El delito por difamación e injurias1es una sanción que se considera cuando una persona
entiende que determinada información u opinión dañó su honor. La legislación establece una
serie de excepciones que exoneran de pena pero en ningún caso excluyen el delito.
Nos encontramos ante un delicado caso en que se oponen dos derechos fundamentales: el de
libertad de expresión e información, y el derecho al honor, ambos reconocidos en la normativa
nacional e internacional de la que nuestro país es signatario.
Nuestro el Poder Judicial ha avanzado, via jurisprudencia 3, en una solución al dilema: “el
derecho a informar y el derecho a informarse y ser informado” son derechos “tan trascendentes
que pueden ser ubicados en un plano superior al de los otros derechos civiles, pues ello
depende de la estructura entre el poder y la libertad. En los estados democráticos este derecho
es uno de los pilares del sistema constitucional” 4.
En este sentido, las limitaciones a la libertad de expresión deben ser mínimas, imprescindibles
y legítimas. Según este criterio, en caso de tratarse de funcionarios públicos o personas con
notoria y voluntaria actividad pública, se ampara a los periodistas aún dando noticias falsas o
inexactas “siempre y cuando su autor las crea verdaderas y su propósito haya sido el de ilustrar
a la opinión pública del tema tratado, de buena fe y sin malicia” 5.
que la protección que ofrece este derecho no solo debe extenderse a las ideas favorables,
sino también y sobre todo, a aquéllas ideas que puedan resultar ofensivas, perturbadoras,
exageradas, provocativas o chocantes pues, tales son las exigencias del pluralismo y la
apertura mental sin las cuales no es posible que exista una sociedad democrática.
que si bien este derecho no ampara ni los agravios, ni la injuria, ni la calumnia, ni la
difamación; y tampoco protege la falsedad, la mentira o la inexactitud cuando es fruto de la
total y absoluta despreocupación por verificar la realidad de la información. Sí ampara a la
prensa cuando la información se refiere a cuestiones públicas o a funcionarios públicos, aún
en el caso de que la noticia tuviera expresiones falsas o inexactas, siempre y cuando su
autor las crea verdaderas y su propósito haya sido el de ilustrar a la opinión pública del
tema tratado, de buena fe y sin malicia.
que la posición de preferencia que posee la libertad de expresión por sobre los otros
derechos se mantendrá, siempre y cuando: a) la información que de ella emane resulte
“útil” a una sociedad democrática; y b) existan bases objetivas que induzcan al informador
a considerar que dicha información es cierta, aún cuando posteriormente se demuestre el
hecho como objetivamente falso.
que en caso de que el periodista haya ejercido en forma legítima este derecho, no es posible
concluir jurídicamente que el derecho al honor se hubiera visto lesionado de forma alguna.6
b) Antecedentes
En los casos Herrera Ulloa7 y Canese8 la Corte falló en el 2004 en contra de sentencias de
difamación en los Estados de Costa Rica y Paraguay.
El caso costarricense comenzó con un artículo del periodista Mauricio Herrera Ulloa en el diario
La Nación en 1995. A partir de notas de prensa en medios europeos, se refirió al diplomático
costarricense Félix Przedborski y sus supuestas actividades relacionadas con el tráfico ilegal de
armas, drogas, cigarrillos y divisa extranjera en Europa.
El juez sentenció en contra de Herrera porque no logró probar la veracidad de los hechos
publicados en los diarios europeos. Esto significa, dice la Corte en su fallo, “que el juzgador no
aceptó la excepción mencionada porque el periodista no había probado la veracidad de los
hechos de que daban cuenta las publicaciones europeas; exigencia que entraña una limitación
excesiva a la libertad de expresión, de manera inconsecuente con lo previsto en el artículo 13.2
de la Convención”.
Y agrega: “el efecto de esta exigencia resultante de la sentencia conlleva una restricción
incompatible con el artículo 13 de la Convención Americana, toda vez que produce un efecto
disuasivo, atemorizador e inhibidor sobre todos los que ejercen la profesión de periodista, lo
que, a su vez, impide el debate público sobre temas de interés de la sociedad”.
En el caso paraguayo, sucesivos juicios por difamación penaron con prisión y multas al
candidato presidencial Ricardo Canese. En agosto de 1992, Canese había señalado que el
candidato Juan Carlos Wasmosy era testaferro de Stroessner en la constructora CONEMPA,
empresa adjudicataria del contrato de la construcción de la Central Hidroeléctrica de Itaipú. Los
socios de Wasmosy, que no fueron mencionados por Canese, lo demandaron por injurias y
calumnia.
Para la Corte Interamericana, la sentencia y el propio proceso «constituyeron una sanción
innecesaria y excesiva por declaraciones que emitió la presunta víctima en el marco de la
campaña electoral, respecto de otro candidato a la Presidencia y sobre asuntos de interés
público». Dichas sanciones, señala la Corte, «limitaron el debate abierto sobre temas de interés
o preocupación pública».
c) Propuestas
En el mismo sentido, la Comisión Interamericana de la OEA recomienda a los países miembros
que ajusten su legislación a los Principios sobre Libertad de Expresión:
Los trabajadores de la prensa uruguayos han propuesto que el proyecto “reconozca, como
regla y no como excepción, la irrelevancia penal de las informaciones de interés general y
diligentemente chequeadas, y que como consecuencia corresponda al denunciante la carga de
probar la real malicia del periodista o ciudadano que difundieron una noticia falsa” 12.
d) Recursos
La injuria
La injuria es aquella expresión que lesiona la dignidad de una persona perjudicando su
reputación o atentando contra su propia estima.
Puede consistir en la atribución de unos hechos, en formular juicios de valor sobre ella…
etc.
Si la injuria consiste en atribuir la comisión de unos hechos a otras personas, será grave
cuando se hayan llevado a cabo sabiendo que tales hechos son inciertos.
La pena
Las injurias son castigadas con pena de multa de 3 a 6 meses y las hechas con publicidad,
es decir, por medio de la imprenta, radio, o similar, con multa de 6 a 14 meses.
En el caso de que las injurias se dirijan contra funcionarios públicos en el ejercicio de sus
cargos, sobre faltas penales o infracciones administrativas, el acusado quedará libre de toda
responsabilidad penal si acredita que sus manifestaciones son ciertas.
Si Ud. ha sido ofendido por una calumnia o injuria y desea que se castigue a los
responsables y obtener una reparación por la ofensa, es necesario que presente la
correspondiente querella criminal contra el presunto autor, dado que estos delitos son
privados y no se persiguen de oficio (a iniciativa de las autoridades)
Este “perdón” debe realizarse de forma expresa y ser anterior al inicio de la ejecución de la
pena recogida en sentencia firme.
El testimonio de la retractación del acusado se le entrega al ofendido por orden del Juez o
Tribunal, y si éste lo solicita, podrá ordenarse que se publique dicho testimonio por el
mismo medio que difundió la calumnia o la injuria.
Será también responsable civil solidario junto con el ofensor, la persona física o jurídica
propietaria del medio de comunicación a través del cual se haya propagado la calumnia o
injuria.
Mosaico en el zaguán del Panteón de Hombres Ilustres de Madrid (España), que resalta el honor
como virtud ejemplificada en las vidas de las personas allá sepultadas.
La declaración de Oslo (1970) intentó armonizar las demandas en favor del aborto
terapéutico con la tradición hipocrática.
* Consentimiento informado.
* Derecho a ser informado.
* Confidencialidad.
* Derecho a la intimidad.
* Autodeterminación.
* Exención de perjuicio.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES.
Parece que existe un consenso mundial entre los profesionales de la salud, abogados,
filósofos, teólogos y expertos en ciencias sociales, cuando enuncian el carácter
fundamental de los principios de:
LA BENEFICENCIA.
Asimismo, guarda relación con la obligación que tienen los profesionales de la salud
de compartir sus conocimientos y su experiencia (pues "el conocimiento es poder"), o
sea, dedicarlos a incrementar la autonomía, la formación y la capacidad de las
personas, para que éstas asuman los deberes relativos a su vida y su salud, y poder
ayudarlos a que ellos mismos se curen.
LA JUSTICIA.
La justicia en cuanto a la igualdad de los resultados para los grupos atañe a las
responsabilidades "políticas" de los profesionales de la salud en la inspección y la
distribución de los recursos, así como las etapas de planificación, investigación y
realización.
Significa en esencia, dar a los pacientes el trato de personas; esto es, individuos que
poseen derechos y obligaciones. Significa respetar la autonomía de los sujetos y
proteger a quienes puedan sufrir una pérdida de esta autonomía por causa de
enfermedad, lesiones o trastornos mentales, y obrar para que la recuperen los que la
hubieren perdido. Quiere decir, reconocer los derechos fundamentales de los
pacientes en tanto que persona, a saber: el derecho a conocer, a la intimidad y a
recibir tratamiento.
El principio de que los sujetos de las investigaciones biomédicas y paramédicas o las
personas que reciben tratamiento médico deben ser informados y dar su
consentimiento voluntario es un corolario del principio de Respeto a la Persona. La
exigencia de decir la verdad o de la honradez procede del principio del honor o de
respeto hacia el paciente, considerado como una persona amparada por el derecho de
saber.
El respeto por la persona implica prestar cuidados de tal modo que se mantenga el
nivel óptimo de autonomía del paciente, para lo cual el enfermero, además del
tratamiento, debe compartir con el paciente sus conocimientos y su experiencia, con
el fin de que no se creen ni se perpetúen relaciones de dependencia.
OTROS PRINCIPIOS.
DERECHO A LA INFORMACION.
Los pacientes tienen el derecho de control sobre sus propios cuerpos. Por eso, se
requiere el consentimiento del paciente antes de: tratamientos y procedimientos
rutinarios y no rutinarios. En general se entiende que, si el paciente no dio su
consentimiento informado, el profesional sanitario puede ser responsable de agresión,
negligencia o de ambas cosas. Para la agresión, el paciente debe probar que el
profesional de la salud intentó hacer algo para lo que no tenía su consentimiento. Y
para establecer la negligencia, el paciente debe demostrar que dicho profesional tenía
el deber de informarle y no lo hizo, causándole lesión o daño.
REQUISITOS PARA UN CONSENTIMIENTO VALIDO.
-La edad:
+ Menor de edad
Como hemos dicho en este capítulo sobre las precedencias, el ordenamiento correcto en
cualquier acto es de gran importancia, ya que puede provocar errores, molestias e incluso
hay personas que se pueden sentir ofendidas (antiguamente, producían hasta conflictos).
Este principio nos indica que el sitio de honor o preferente es el que se sitúa a la derecha de
la persona de la más alta jerarquía en cualquier tipo de acto o evento.
Según este principio, si el sitio de honor está situado en el sitio central, respetando este
principio, el sitio de más jerarquía debe situarse a su izquierda (para que quede a su derecha
el sitio de honor).
Este principio es de aplicación tantos en actos donde las personas están sentadas como en
actos donde se está en pie.
En ética, los principios son reglas o normas de conducta que orientan la acción de un ser
humano. Se trata de normas de carácter general, máximamente universales, como, por
ejemplo: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida, etc. Los principios morales también
se llaman máximas o preceptos.
Los principios son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de
desarrollo y felicidad, los principios son universales y se los puede apreciar en la mayoría
de las doctrinas y religiones a lo largo de la historia de la humanidad.
Los principios morales son una codificación de las cosas que el hombre ha descubierto que
son malas para él mismo y para los demás en algún momento de su historia, y habiendo
descubierto que estas cosas inhibían su propia supervivencia, creó entonces una ley sobre
ellas.
Como acabamos de referir (tal como se deduce del proceso de desarrollo del ser humano),
la maduración personal sólo se facilitará procurando eliminar obstáculos que puedan
originar una detención de la misma o una regresión a etapas más primitivas (propio interés).
Por eso, parece acertado concretar algunos valores universales, deseables para todos.
En este sentido, la formulación clara y precisa del imperativo categórico kantiano ofrece
abundante luz. Así, en la segunda formulación del Imperativo, en la Fundamentación de la
metafísica de las costumbres, dice: «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en
tu persona como en la de cualquier otro, nunca meramente como un medio, sino que, en
todo momento, la trates también como a un fin». Y en la tercera insiste en el mismo
sentido: «Pues los seres racionales están todos bajo la ley de que cada uno debe tratarse a
sí mismo y debe tratar a todos los demás nunca meramente como medio, sino siempre a la
vez como fin en sí mismo. De este modo, surge un enlace sistemático de seres racionales
por leyes objetivas comunes, esto es un reino, el cual, dado que estas leyes tienen por
propósito precisamente la referencia de estos seres unos a otros como fines y medios,
puede llamarse un reino de los fines»
¿Qué es un principio?
En sentido ético o moral llamamos principio a aquel juicio práctico que deriva
inmediatamente de la aceptación de un valor. Del valor más básico (el valor de toda vida
humana, de todo ser humano, es decir, su dignidad humana), se deriva el principio
primero y fundamental en el que se basan todos los demás: la actitud de respeto que merece
por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, es decir, por su dignidad humana.
Desde David Hume, existe una corriente de pensamiento que se expresa en la idea de que no es posible
derivar ningún tipo de deber a partir del ser de las cosas. El paso siguiente nos lleva a concluir que por valores
entendemos nuestras impresiones, reacciones y juicios, con lo cual convertimos el deber en un fruto de
nuestra voluntad o de nuestras decisiones.
En el positivismo jurídico tipo Kelsen el derecho es el resultado de la voluntad de las autoridades del estado,
que son las que determinan aquello que es legalmente correcto - y legítimo - y lo que no lo es.
En ética, el positivismo y el empirismo afirman que bueno y malo son decisiones meramente irracionales o
puro objeto de impresiones o reacciones, o sea, del campo emocional. Tanto en el positivismo como en el
empirismo existe aún, es verdad, la idea de valores, pero sólo como una idea subjetiva o como objeto de
consenso. El acuerdo por ejemplo de un grupo o de un pueblo crea los valores.
En realidad esto conduce a un relativismo total. Así por ejemplo, el grupo podría acordar que los judíos no
son seres humanos o que no poseen dignidad, y que por tanto se los puede asesinar sin miedo a castigo
alguno. Para esta teoría no existe ningún fundamento que se base en la naturaleza de las cosas y cualquier
punto de vista puede además variar de una a otra época. No existe ninguna barrera segura de valores frente a
la arbitrariedad del estado y el ejercicio de la violencia.
Sin embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite
reconocer en ellos y en nosotros el poder de la inteligencia y la grandeza de la libertad. Con
su inteligencia, el hombre es capaz de trascenderse y de trascender el mundo en que vive y
del que forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo y de contemplar el mundo como
objetos. Por otro lado, el corazón humano posee deseos insaciables de amor y de felicidad
que le llevan a volcarse - con mayor o menor acierto- en personas y empresas. Todo ello es
algo innato que forma parte de su mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se
halle escondido por la enfermedad o la inconsciencia.
En resumen: ala vez que forma parte del mundo, el hombre lo trasciende y muestra una
singular capacidad - por su inteligencia y por su libertad - de dominarlo. Y se siente
impulsado a la acción con esta finalidad. Podemos aceptar por tanto que el valor del ser
humano es de un orden superior con respecto al de los demás seres del cosmos. Y a ese
valor lo denominamos "dignidad humana".
La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo
podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo
ni está en nuestra mano retirarselo a alguien. Es algo que nos viene dado. Es anterior a
nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y
aceptarlo como un valor supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo.
Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto
incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los
que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la
sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo
una realidad presente en cada ciudadano. Aún cuando algunos fueran relegados a un trato
indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio
no cambiaria en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos.
Por su misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por su
particular potencial genético - que la enfermedad sólo es capaz de esconder pero que
resurgirá de nuevo si el individuo recibe la terapéutica oportuna -, todo ser humano es en sí
mismo digno y merecedor de respeto.
Principio de Respeto
«En toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno - a ti
mismo y a los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y valor como
persona»
Todo ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica de ser
humano. El valor de los seres humanos difiere del que poseen los objetos que usamos. Las
cosas tienen un valor de intercambio. Son reemplazables. Los seres humanos, en cambio,
tienen valor ilimitado puesto que, como sujetos dotados de identidad y capaces de elegir,
son únicos e irreemplazables.
El respeto al que se refiere este principio no es la misma cosa que se significa cuando uno
dice “Ciertamente yo respeto a esta persona”, o “Tienes que hacerte merecedor de mi
respeto”. Estas son formas especiales de respeto, similares a la admiración. El principio de
respeto supone un respeto general que se debe a todas las personas.
Dado que los seres humanos son libres, en el sentido de que son capaces de efectuar
elecciones, deben ser tratados como fines, y no únicamente como meros medios. En otras
palabras: los hombre no deben ser utilizados y tratados como objetos. Las cosas pueden
manipularse y usarse, pero la capacidad de elegir propia de un ser humano debe ser
respetada.
Un criterio fácil que puede usarse para determinar si uno está tratando a alguien con respeto
consiste en considerar si la acción que va a realizar es reversible. Es decir: ¿querrías que
alguien te hiciera a ti la misma cosa que tu vas a hacer a otro? Esta es la idea fundamental
contenida en la Regla de Oro: «trata a los otros tal como querrías que ellos te trataran a
ti». Pero no es ésta una idea exclusiva de los cristianos. Más de un siglo antes del
nacimiento de Cristo, un pagano pidió al Rabí Hillel que explicara la ley de Moisés entera
mientras se sostenía sobre un solo pié. Hillel resumió todo el cuerpo de la ley judía
levantando un pié y diciendo: «No hagas a los demás lo que odiarías que ellos hicieran
contigo».
Otros principios
Vale la pena hacer notar que, en ética aplicada, cuanto más concreto es el caso, más puntos
muestra en los que puede originarse controversia. En esta área, la mayor dificultad reside en
aplicar un principio abstracto a las particularidades de un caso dado. En consecuencia,
convendrá disponer de formulaciones más específicas del principio general de respeto.
Entre estos principios están los de no malevolencia y de benevolencia, y el principio de
doble efecto.
«En todas y en cada una de tus acciones, evita dañar a los otros y procura siempre el
bienestar de los demás».
«Busca primero el efecto beneficioso. Dando por supuesto que tanto en tu actuación como
en tu intención tratas a la gente con respeto, asegúrate de que no son previsibles efectos
secundarios malos desproporcionados respecto al bien que se sigue del efecto principal»
El principio de respeto no se aplica sólo a los otros, sino también a uno mismo. Así, para un
profesional, por ejemplo, respetarse a uno mismo significa obrar con integridad.
Principio de Integridad
Ser profesional no es únicamente ejercer una profesión sino que implica realizarlo con
profesionalidad, es decir: con conocimiento profundo del arte, con absoluta lealtad a las
normas deontológicas y buscando el servicio a las personas y a la sociedad por encima de
los intereses egoístas.
«Trata a los otros tal como les corresponde como seres humanos; sé justo, tratando a la
gente de forma igual. Es decir: tratando a cada uno de forma similar en circunstancias
similares».
La idea principal del principio de justicia es la de tratar a la gente de forma apropiada. Esto
puede expresarse de diversas maneras ya que la justicia tiene diversos aspectos. Estos
aspectos incluyen la justicia substantiva, distributiva, conmutativa, procesal y retributiva.
Principio de Utilidad
«Dando por supuesto que tanto en tu actuación como en tu intención tratas a la gente con
respeto, elige siempre aquella actuación que produzca el mayor beneficio para el mayor
número de personas».
l honor es una cualidad del alma por la que un hombre se conduce con
arreglo a los principios morales más elevados. Cobra pleno sentido y
vigencia práctica en la persona y vida de los héroes y de los santos. El
honor supone las virtudes cristianas y, entre ellas, las magnanimidad.