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1.La vida es un derecho fundamental básico y, por grave que haya sido el delito
cometido por el condenado, ningún Estado puede arrogarse el derecho de
eliminarla. Se ha demostrado hasta la saciedad que no es ejemplar. Más que
justicia, que es lo que alegan sus defensores, es una venganza e impide la
rehabilitación del delincuente.
2.Fallo en la administración de la inyección letal a un preso en Oklahoma, lo
que hizo que agonizara durante 43 minutos, ha abierto un debate sobre este tipo
de ejecuciones, que registran un elevado número de errores. El método es
todavía más inicuo cuando se están utilizando drogas experimentales facilitadas
por proveedores secretos y administradas por personal no preparado para ello.
3.No se ha demostrado en ningún sitio que el efecto disuasorio de la pena de
muerte sea superior al del encarcelamiento. De hecho, en muchos de los países
en los que se ha abolido la pena de muerte los índices de criminalidad han
disminuido. El índice medio de asesinatos en Estados Unidos para los estados
que utilizan la pena de muerte es superior al de los estados que no lo hacen. En
2006, 30 años después de que Canadá aboliera la pena de muerte para los delitos
comunes, el índice de asesinatos había disminuido en más de un tercio.
Un estudio de 36 años de la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU.
concluyó que no hay evidencias de que este castigo sirva para intimidar y así
reducir los crímenes.
4.No hay pruebas científicas que demuestren que la pena de muerte brinda una
solución al problema de la delincuencia. Por el contrario, la delincuencia puede
reducirse mediante una policía mejor formada y equipada y mediante un sistema
efectivo de administración de justicia, entre otras cosas.
5.Las víctimas del delito original, y las personas ejecutadas por él, no son las
únicas que sufren. Las familias de los condenados a muerte comparten el
tormento psicológico de saber que la ejecución puede tener lugar en cualquier
momento, y sufren un enorme dolor cuando finalmente ésta se lleva a cabo. La
ejecución embrutece a quienes participan en el proceso. La lucha contra la
delincuencia no debería crear más desdicha mediante más violencia. La
sociedad debe afirmar la vida, no extinguirla.
6.Es utilizada, esencialmente, en países con regímenes dictatoriales donde se
quiere castigar a los disidentes políticos y a minorías perseguidas. Casos China,
Irán, Arabia Saudita, etc.
7.Y no menos importante: puede ejecutarse a un inocente. Por ende, el Estado (y
la sociedad) cometerían la misma atrocidad que pretenden castigar. Y la muerte
es irreversible.