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RESUMEN

La pena de muerte ha sido, y sigue siendo, una de las sensaciones más


controvertidas a través de la historia del Derecho.
Sus orígenes se remontan a las más primitivas etapas del desarrollo temporal del
ser humano. Desde entonces, se han formulado un sinnúmero de argumentos a
favor y en contra de su aplicación en diversos ámbitos, con los más variados
fundamentos.
A pesar de que es una práctica que comenzó hace miles de años, esta sigue
presente actualmente en ciertos países alrededor del mundo. Sin duda, ésta ha
reducido su aplicabilidad, pero hasta el día de hoy existen 95 países alrededor del
mundo que siguen utilizando la pena capital como castigo para ciertos delitos.
Cabe señalar que, hoy en día existen distintos movimientos los cuales buscan
abolir la pena de muerte a nivel mundial. Como es el caso de la organización de
derechos humanos llamada Amnistía Internacional, quienes destacan “Cada día,
algún Estado ejecuta o condena a muerte a alguien como castigo por algún delito,
y a veces por actos que no deben estar castigados. En algunos países, puede
imponerse esta pena por delitos relacionados con las drogas, mientras que en otros
se reserva para los actos de terrorismo y los asesinatos.”
Con todo, aún existen países, sociedades y grupos de personas los cuales apoyan
la idea de que la pena de muerte es una buena herramienta para atacar la
delincuencia, razón por la cual esta se debiese seguir aplicando.
Lo anterior, ha generado distintos debates acerca de la aplicabilidad de la pena de
muerte.

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INTRODUCCIÓN

La pena de muerte no es una pena, es un pecado. La pena capital ha de ser


abolida. Es un compromiso que sustentan millones de ciudadanos en el mundo y es
un compromiso por el que han luchado y luchan personas de todos los continentes,
de todas las religiones, y que tiene su fundamento y su origen en la idea de los
derechos humanos.
No habremos logrado la extensión de los derechos humanos mientras tengamos
en algún rincón de la Tierra la pena de muerte. La vida, el derecho a la vida, el valor
de la vida es el principio fundamental de la concepción y de los derechos humanos.
La pena de muerte es uno de los últimos rastros de un tiempo histórico, y su
abolición haría que el desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial y la dignidad
humana extender todo su potencial.
Estamos convencidos de que el día que desaparezca la pena de muerte de la
última nación de la Tierra habremos convertido a la Humanidad en más digna; a los
seres humanos en más libres y a la civilización, en una etapa de mucha más riqueza
para el despliegue de todo el potencial de los seres humanos.

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Afirmaciones fundamentadas contra la pena de muerte

La cuestión es a qué precio se seguirá con la lógica de matar a alguien que mató
para mostrar que matar está mal. O si es que eso tiene alguna lógica.

1) La pena de muerte viola el derecho más fundamental, el derecho a la vida.

Esta afirmación está fundamentada por el Artículo 4 de la Constitución Nacional


Argentina: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho
estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción.
Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.

2) La pena de muerte se aplica de forma discriminatoria, se usa contra las


personas más vulnerables y algunos gobiernos las utilizan para silenciar a
sus oponentes. Además, una vez aplicado, es irreversible.
Esto según un estudio realizado por el Centro de Información de la pena de
muerte de los Estados Unidos de América actualizado a fecha de 2015.

“La pena de muerte se utiliza discriminatoriamente, a menudo contra las


personas más vulnerables y debe ser abolida. La aplicación de la pena de
muerte está ligada a la pobreza. Las desigualdades sociales y económicas
afectan el acceso a la justicia para los condenados a muerte por varias razones:
los acusados pueden carecer de recursos (sociales y económicos, pero también
de poder político) para defenderse y, en algunos casos, ser discriminados por
su condición social”.
Esto es lo señalado por la Federación Internacional de Derechos Humanos tras
la investigación realizada por Coraly N. Cruz Mejía (periodista) como por
Carmelo Campos Cruz (abogado y activista de derechos humanos).

3) Muchas familias que han perdido seres queridos, afirman que la pena de
muerte no puede verdaderamente aliviar su sufrimiento, simplemente
extiende ese sufrimiento a la familia de la persona condenada.
Esto asegura la Institución de ACNUDH (Alto Comisionado de las Naciones
Unidas).

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Citando las palabras de Zeid Ra`ad Al Hussein (diplomático desempeñado
como Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos):
“Debemos seguir esforzándonos por erradicar la aplicación de la pena capital,
que es el peor ejemplo de venganza. Tal vez este castigo proporcione a las
víctimas un alivio básico, pero al final se sienten insatisfechas por la falta de
remordimiento auténtico de parte del criminal”.

Palabras del Papa Francisco al expresarse sobre la pena de muerte: “No ofrece
justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza. Desde un punto de vista
jurídico, no es necesaria, la sociedad puede reprimir eficazmente el crimen sin
quitar definitivamente a quien lo cometió la posibilidad de redimirse”.
Así se expresó el Papa Francisco el 31 de agosto del año 2022.

4) La pena de muerte no redujo los crímenes, incluso en muchos Estados ha


crecido la cantidad de homicidios.
Esta información es de acuerdo a la afirmación de la página “La Nación”, el cual
dice lo siguiente: “…En los Estados Unidos, desde que se reimplantó la pena de
muerte en 1976, el número de ejecuciones ha sido cada vez mayor, pero el
índice de criminalidad se ha mantenido casi invariable. Estudios realizados en
ese país han demostrado que los Estados en los que la pena capital es aceptada
no tienen cifras de criminalidad bajas…”.
Así se expresó Iván Simonovic (subsecretario general de Naciones Unidas para
los Derechos Humanos): “No hay evidencia científica de que la pena de muerte
desaliente la comisión de crímenes de manera más efectivas que las condenas
largas o perpetuas sin derecho a libertad condicional. Se puede afirmar que no
funciona. Cualquiera puede ver las estadísticas, es ciencia. Hay muchas
investigaciones científicas sobre la pena de muerte y no existe prueba de que
inhiba el crimen”.

5) Es un sistema falible, debido a que el Estado no está seguro si está matando al


verdadero culpable.
La información obtenida es de acuerdo a la página nombrada anteriormente,
“La Nación”: “…El Estado muchas veces no está ciento por ciento seguro de que
está matando al verdadero culpable. En varias oportunidades se ha ejecutado a
personas inocentes…”.
Casos reales sobre esta afirmación, actualizado en el año 2018:

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 George Stinney Jr: joven de 14 años condenado a morir en la silla eléctrica
luego de ser acusado de matar a dos niñas. Fue declarado inocente 70 años
después.
 Gary Graham: condenado a morir injustamente, aún cuando había evidencia
suficiente de su inocencia.
 Reginald Blanton: fue ejecutado por robo y homicidio, nunca hubo pruebas
que lo vincularan con el crimen.
 Leo Jones: fue torturado y golpeado para que confesara un delito que nunca
cometió, luego fue ejecutado en la silla eléctrica.

6) No hay un método de ejecución que no sea cruel e inhumano, lo que


convierte a la pena capital en contraria al Derecho Internacional de los
Derechos Humanos (establece la obligación de los gobiernos a abstenerse
de ciertas acciones, para promover y proteger los derechos humanos y las
libertades fundamentales de los individuos).
Esto es demostrado según el artículo de la Universidad de Valencia, publicado
el 29 de octubre del año 2019.

7) Más de la mitad de los países del mundo ha abolido la pena de muerte.


Esta información está basada en un informe de Amnistía Internacional
(comunidad global de defensores de los derechos humanos).

8) Los condenados deben atravesar el llamado “pabellón de la muerte”, morada


de 700 prisioneros condenados, los prisioneros sufren una tortura mental al
saber que van a morir, se trata de una cruel “muerte en cuotas”.
Esta afirmación se puede ver en las noticias de la cadena de televisión
estadounidense “Univision”.

9) Las ejecuciones representan un costo económico muy grande.


Quienes defienden la pena de muerte agregan que es “más económico
matar a los criminales”, sin embargo, los juicios de pena de muerte son más
largos y costosos porque requiere más presentaciones legales, mayor
investigación, dos juicios, y apelaciones que tardan varios años. Por lo tanto,
todo el dinero que se ahorraría aboliendo la pena de muerte, podría ser mejor
utilizado si se lo invirtiese en prevenir y combatir el crimen realmente.
Por ejemplo, la pena de muerte le cuesta a Estados Unidos $114 millones
más al año que el costo de detener a los condenados de por vida en la cárcel.

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Esta información junto al ejemplo es afirmada por la página
“deathprnaltyinfo.org”.
Otro ejemplo es Texas, la pena de muerte cuesta un promedio de $2.3 millones,
tres veces el costo de encarcelar a alguien en una celda sencilla de máxima
seguridad por 40 años. Y Carolina del Norte ahorraría $11 millones anuales al
eliminar la pena de muerte.
Estos ejemplos corresponden a “Dallas Morning News”, 8 de marzo de 1992; y “P.
Cook, Duke University”, 11 de diciembre de 2009, respectivamente.

“Abran el periódico cualquier día de la semana y descubrirán que alguien, en


alguna parte del mundo, ha sido encarcelado, torturado o ejecutado porque sus
opiniones o su religión resultan inaceptables para el gobierno de su país”.
Así se expresó Peter Benenson, abogado británico en el diario “The Observer”.

10) Las personas con problemas mentales no deben ser ejecutadas, es injusto
e inhumano, además de que existen ciertas alternativas.
Esta afirmación también la declara Florence Bellivier, secretaria general
adjunta de la FIDH (Federación Internacional por los Derechos Humanos) y
miembro de la Coalición Mundial contra la pena de muerte: “Las personas
acusadas que padecen trastornos mentales no pueden ser sometidas a juicio en
las mismas condiciones que el resto. Se las debe proteger más de una posible
condena a muerte. Por ello es muy importante abogar por la adopción de
medidas de protección de las personas detenidas y condenadas que padecen
una patología mental o una discapacidad psíquica”.

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CONCLUSIÓN
Sostenemos que la pena de muerte constituye una violación del derecho a la
vida y del derecho a no sufrir tortura ni tratos o penas crueles. Estos dos
derechos están consagrados en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, adoptada en 1948 por las Naciones Unidas.
Además, a lo largo de esta tesis, aportamos diversos argumentos
fundamentados que prohíben el empleo de la pena de muerte, sin importar los
casos, independientemente de quién sea la persona acusada, de la naturaleza
o las circunstancias del delito, de su culpabilidad o inocencia y del método de
ejecución, la pena de muerte nunca es la solución.

Referencias

https://www.amnistiacatalunya.org/
https://worldcoalition.org/
https://www.univision.com/
https://www.uv.es/uvweb
https://www.un.org/es/
https://www.argentina.gob.ar/
https://www.uab.cat/
https://www.lanacion.com.ar
https://www.swissinfo.ch/
https://www.ohchr.org/
https://www.clarin.com

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