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13 ERRORES FATALES EN QUE INCURREN LOS GERENTES

(Y CÓMO EVITARLOS)

Error número 1: REHUSAR RESPONSABILIZARSE.


Error número 2: FALLAR EN PROMOVER EL DESARROLLO DE LA GENTE.
Error número 3: TRATAR DE CONTROLAR LOS RESULTADOS EN LUGAR DE
INFLUIR EN EL PENSAMIENTO.
Error número 4: JUNTARSE CON EL GRUPO INAPROPIADO.
Error número 5: DIRIGIR A TODAS LAS PERSONAS DE LA MISMA MANERA.
Error número 6: OLVIDAR LA IMPORTANCIA DE LAS UTILIDADES.
Error número 7: CONCENTRARSE EN LOS PROBLEMAS, MÁS BIEN QUE EN
LOS OBJETIVOS.
Error número 8: ACTUAR COMO COMPAÑERO, NO COMO JEFE.
Error número 9: DEJAR DE ESTABLECER LAS NORMAS.
Error número 10: FALLAR EN EL ENTRENAMIENTO DE SU GENTE.
Error número 11: TOLERAR LA INCOMPETENCIA.
Error número 12: RECONOCERLES LOS MÉRITOS ÚNICAMENTE A LOS
MÁXIMOS REALIZADORES.
Error número 13: TRATAR DE MANIPULAR A LA GENTE.

ERROR NÚMERO 1: REHUSAR RESPONSABILIZARSE.

Este error nos propone que el gerente no debe descuidar la responsabilidad que le
atañe cada una de las funciones operativas con que cuenta una empresa, y
obviamente su cargo. El negar la procedencia de una falta puede acarrear malas
consecuencias, sobre todo si no se le da el debido seguimiento de lugar.

De igual manera el gerente debe detener toda aquella irresponsabilidad y tomar la


responsabilidad con buena actitud, a modo de lema. Debe omitir el uso de excusas,
que a lo largo del tiempo han sido fundamento de muchos fracasos que denotan
irresponsabilidad donde no debe existir ese tipo de ejecuciones.

Para evitar este error: Nunca el gerente debe perder, dentro de los objetivos
naturales y principales, el consistente desarrollo de la responsabilidad en cada una
de las vertientes en las que se ve envuelto.

ERROR NÚMERO 2: FALLAR EN PROMOVER EL DESARROLLO DE LA


GENTE.
Una de las grandes faltas de los gerentes ha sido entender que son totalmente
indispensables sobre sus subordinados en su área a cargo. A menudo muchos
gerentes potenciales hacen caso omiso al recurso humano y a la capacidad que
tienen sus empleados para resolver situaciones que creen sólo ellos son capaces
de resolver, incurriendo con esto en una muy desatinada práctica.

Como dice el autor, el ejercicio administrativo tiene como propósito importantísimo


de proveer en caso de no estar disponible el mismo de todo cuanto se pueda para
que la continuidad tenga presencia activa.

Los gerentes deben preparar su ambiente para que puedan continuar de forma
óptima todas sus actividades cotidianas, sin necesidad de verse afectadas cuando
no estén presentes.

Por tanto, el gerente debe confiar en sus empleados y darles la mayor capacitación
posible, la confianza debida y el poder que requieren sobre sí mismos para
aumentar y fomentar la capacidad individual.

Para evitar este error: Un buen gerente debe ayudar a sus empleados a
desarrollarse y crecer en el aspecto profesional, además de tratarlos como
individuos en vez de simples partes de un grupo en común.

ERROR NÚMERO 3: TRATAR DE CONTROLAR LOS RESULTADOS EN


LUGAR DE INFLUIR EN EL PENSAMIENTO.

Al autor nos propone que la gerencia entiende a menudo que es importante


intervenir en lo que sería el resultado de una cadena de acciones, y trabaja sobre
un marco de exigencia que está fuera de lo que es la capacidad real de la persona.

El error gerencial está en intentar dirigir los esfuerzos a incrementar los buenos
resultados si tomar en cuenta la manera en que se llevan a cabo estas tareas.
Definitivamente no se puede enfocar todo el punto de atención sólo en el final o
consecuencia, sin pasar desapercibido todo el camino o proceso con que cuenta el
mismo.

En vista de una buena realización ejecutora, Brown nos describe la mejor forma de
encaminar la productividad por medio a la reacción en cadena de varios aspectos a
tomar en cuenta en su debida secuencia, siendo éstos el Pensamiento (la acción o
idea principal para alcanzar), las Sensaciones (las motivaciones y demás puntos
que se necesita), la Actividad (el trabajo en cuestión), los Hábitos (la manera positiva
en que se realiza la actividad, y los Resultados (los efectos de la buena acción
llevada a cabo), que definitivamente dejan como fruto el Éxito esperado (los logros
alcanzados y sus respectivas derivaciones).

Para evitar este error: El gerente siempre debe influir y fomentar sobre la base del
pensamiento para que a su vez se alcance de manera efectiva los buenos
resultados esperados y planificados, bajo un ambiente de motivación personal
propicia para todos.
ERROR NÚMERO 4: JUNTARSE CON EL GRUPO INAPROPIADO.

ERROR NÚMERO 5: DIRIGIR A TODAS LAS PERSONAS DE LA MISMA


MANERA.
Este error relaciona muchas ideas que previamente aceptadas por los gerentes y
sus jefes, como el de ponerse “el traje de jefe” cada vez que llega a la empresa y
presentar una idea fuerte y robusta ante los colaboradores, para infundir cierta idea
sobre su cargo.

Muchas personas toman esto como “el pan de cada día” sin saber que les hace un
grandísimo daño entendiendo que es una práctica adecuada. Esto está desfasado
de la realidad en que se debe relacionar un gerente en cuanto al clima humano en
lo laboral, ya que no refleja una buena imagen ante los demás.

De ese mismo modo, se atribuye a sí mismo una imagen o auto-retrato y pues, esto
estampa una actitud errónea de dirigir con mano dura. Frecuentemente implica que
el trato en la dirección de los empleados se maneja indebidamente, como por
ejemplo, cuando se trata a todos de igual manera. Cada persona es un individuo
distinto y se le debe respetar como tal: cuando hay que promover o reconocer a
alguien se le reconoce abiertamente, fomentando el trabajo y la superación. Pero
del mismo modo, cuando se le recrimina por no cumplir con los objetivos o por no
accionar en forma esperada, no debe hacerse en público o en la manera que pueda
afectar el compañerismo en la empresa.

Enfocarse en lo importante de esto que citamos es lo que prima.

Para evitar este error: Se debe aprender a desarrollar la cultura de exaltación y


motivación para generar resultados positivos en cada uno de los individuos que se
relacionan en la empresa.

ERROR NÚMERO 6: OLVIDAR LA IMPORTANCIA DE LAS UTILIDADES.

Significa un descuido omitir o equivocarse cuando se refiere a la importancia que


conllevan las utilidades. Según el ejemplo que muestra el autor, ésta debe tener una
relevante cuantía, claramente sin obviar los ya de por sí laureados recursos
humanos que tiene una empresa, por citar algún ejemplo.
Éstas forman parte del gran propósito que tiene una compañía: ésta contribuye al
empuje del desarrollo en las actividades de la empresa, y es de por sí el punto que
más trasciende en el fin en común de todos los individuos.
Mientras se le otorgue su debida importancia, ésta verá en su medida la excelencia
de las operaciones que representan los empleados en cada una de sus
obligaciones.

Para evitar este error: No caer en la negligencia y abandono de lo que debe


tenerse siempre presente para no descuidar el valor que tienen las utilidades de una
empresa.

ERROR NÚMERO 7: CONCENTRARSE EN LOS PROBLEMAS, MÁS BIEN


QUE EN LOS OBJETIVOS.
Para un buen gerente, la palabra problema no debe estar dentro de su ambiente.
Sólo se alcanzarán óptimos resultados si se trasciende y se trabaja en el marco de
la calidad, nunca concentrándose en los inconvenientes que se presenten sino en
lo que persiguen los individuos independientemente de que se presenten éstos.

Es bueno sustituir la palabra “problema” por “oportunidades”. Esta es la conclusión


que nos deja este punto.

Un gerente debe tener a mano una serie de herramientas o “cartas bajo la manga”
que demuestren la capacidad de salir adelante, siempre con chispa y una buena
dosis de creatividad. La palabra creatividad debe estar acompañada de una que
últimamente se está tomando muy en serio, que es la proactividad, que no es más
que buscar a como dé lugar maneras distintas y agregadas de resolver un
inconveniente para lograr lo esperado.

Para evitar este error: enfocar lo que se quiere y dirigir todos los esfuerzos hacia
ello, porque sólo así se obviarán los problemas dificultades que no merecen
atención.

ERROR NÚMERO 8: ACTUAR COMO COMPAÑERO, NO COMO JEFE.


Es entendible que el aspecto personal en que se desenvuelven las personas, sobre
todo los gerentes, debe incluir un buen clima de cooperación, amistad y buenas
relaciones humanas, como profesionalmente se supone debe ser. Es una posición
que muchas personas entenderán factible, pero en realidad no del todo ciertamente
conveniente para una persona en un cargo gerencial.

Saber dividir (profesionalmente) estos dos ambientes laborales traen


consecuencias notoriamente buenas. El comportamiento de los individuos debe ser
delimitado en cuando a este punto, dado a que arrastra una serie de malentendidos
entre las relaciones empleado-gerente.

Brown nos sugiere una excelente y clara exhortación: Nunca haga con un empleado
lo que no haría con el cliente número uno de su empresa. Esto es puesto a que se
presta a un juicio de valor que no conviene a un gerente, el respeto y la imagen de
sí mismo debe prevalecer, sobre todo.

También nos plantea la situación de consideración en lo personal en que un gerente


se ve relacionado con un subordinado por un previo acercamiento, éste debe
manejarse lamentablemente bajo un telón profesional sin olvidarse de la posición
actual, aunque sin limitar las buenas relaciones humanas en la que se debe
enmarcar un excelente profesional.

Para evitar este error: Siempre se debe seguir actuando y ejecutando acciones
como un jefe, nunca como lo hiciera un compañero o allegado que interpone las
relaciones personales en situaciones donde no es conveniente para el puesto
gerencial que tiene al mando.

ERROR NÚMERO 9: DEJAR DE ESTABLECER LAS NORMAS.

Tener en claro el marco de acción de una empresa, parte por parte, es algo
sumamente esencial en el desenvolvimiento de las funciones operativas y
administrativas de una entidad. Éstas deben ser el parámetro al momento de
trabajar con todas las pautas y modelos, todas en coordinación de aplicaciones y
ejercicios.

Es importante para la buena administración que el pautar normas y establecer


criterios es un elemento clave para el éxito rotundo.

Respetarlas y llevarlas al pie de la letra garantiza el buen funcionamiento y


desempeño, justificando y dándole valor a las razones de porqué fueron creadas y
encarrila el fin que se persigue al ejecutarlas.

De no realizarse acciones en conjunto para que éstas nose hagan respetar, la


entidad encara una difícil perspectiva.

Para evitar este error: Invariablemente, establecer normas, reglas, modelos y


patrones de acción.

ERROR NÚMERO 10: FALLAR EN EL ENTRENAMIENTO DE SU GENTE.


No contar con la cooperación efectiva de los trabajadores es un desastre, pero no
facilitarles las herramientas para que éstos se vean beneficiados y así propulsar el
buen ejercicio mediante entrenamiento y capacitación al personal definitivamente
es un error mayúsculo.

Brown nos hace un recuento de los errores anteriores que guardan relación con este
punto, destacando la importancia de no fallar con este tópico. Los colaboradores
deben contar con la formación necesaria y el empuje y apoyo de la empresa. Ésta
debe inducir en su personal a actuar y trabajar en forma excelente.

El rendimiento de todos debe ser una de las metas principales de la empresa,


tomada por el Dpto. de Capacitación (Recursos Humanos) en conjunto con las
diferentes áreas que componen la institución.

Nos habla acerca del rendimiento PAR (que significa Precedentes, Acción o
desempeño y Resultados), que es una fórmula de operación que consta de
Precedentes (el punto de partida), la Acción (la fuerza ejecutada), los Resultados
(lo esperado), que a su vez nos lleva a un comportamiento futuro con miras a la
excelencia.

Para evitar este error: Habilitar por medio a la capacitación y entrenamiento


continuo al empleado para así éste pueda verse delegado o facultado de dotes que
le permitirán incrementar su rendimiento en la empresa y su superación personal y
profesional a lo largo de su carrera como colaborador.

ERROR NÚMERO 11: TOLERAR LA INCOMPETENCIA.


Bajo ninguna forma, debe tolerar y pasar por alto la incompetencia de un empleado.
Claro está, todo en el marco de la calidad laboral por la que un gerente trabaja, ésta
no debe ser alivianada ni alentada con la falta de control o diligencia.

Lo que se busca no es castigar ni que se le dé “una lección” a todo aquel que no


cumpla con lo cometido, sino evitar de todos modos la futura ineptitud de una
función llevada a cabo dentro del proceso de una empresa.

Más que evitar un riesgoso fracaso o mal desempeño, es implementar con


herramientas a toda costa movimientos que garanticen la ausencia de estos
inconvenientes.

Debe fluir una corriente de posibilidades abiertas para así proporcionar un


seguimiento activo, para enfrentar lo que se pueda presentar.

Debe existir una coordinación entre el jefe y los empleados, siempre bajo normas y
parámetros establecidos funcionalmente para que se lleven a cabo tal y como se
planean, sin dar cabida a insuficiencias.

Para evitar este error: Ignorar la importancia que tiene el no tolerar las
incapacidades que se puedan presentar, y afrontar las medidas que se deben tomar
para que se reduzcan las posibilidades de que se den estas situaciones.

ERROR NÚMERO 12: RECONOCERLES LOS MÉRITOS ÚNICAMENTE A


LOS MÁXIMOS REALIZADORES.
Como se trata en el error anterior, del mismo modo en que se vela por no tolerar la
incompetencia y se crean acciones para evitarla y “condenarla” (en el modo más
profesional posible), así mismo no se debe perder la perspectiva al momento de
reconocer a todos los empleados que forman parte de la maquinaria que hace
funcionar día a día a una empresa.

Sólo esperar buenos resultados y premiar o reconocer a aquellos que tienen altos
puestos o funciones especiales, no promociona un buen equilibrio de autoestima
entre las personas que están debajo de la cadena de mando.

Todos se merecen reconocimiento, en su debida medida y en su apropiada


proporción, tanto como por los esfuerzos individuales como también por los
colectivos, sin olvidar que son parte esencial del armazón de una empresa.

El puesto gerencial no debe descuidar en la idea de crear y forjar líderes, personas


que se sientan habilitadas en sus puestos por creerse capaces y funcionales para
sus respectivas tareas y que éstas brinden de sí a cada momento.

Para evitar este error: habilitar un ambiente profesional donde haya más que
colaboradores, partícipes activos del crecimiento de un todo, como si fueran líderes
o ganadores.

ERROR NÚMERO 13: TRATAR DE MANIPULAR A LA GENTE.


Influenciar sobre los individuos, sobre todo si es como un líder, es algo sumamente
importante; influenciar como cabeza de un equipo, es uno de los objetivos de un
gerente. Llevar a cabo una serie de lineamientos que pueden ser útiles a otros, bien
puede ser también un objetivo. Pero sólo influenciar, porque cuando se trata de
manipular o manejar a entendimiento propio la manera de actuar o de proceder de
los demás, es un error.

Cambiar actitudes es algo aceptable, pero la manera en que lo hacemos puede


hacer la gran diferencia entre hacer que una persona no sea rentable para uno y
que la misma sea de por sí alguien con gran capacidad en la misma medida en que
mantenga su imagen del gerente que espera.

Hay muchos medios para aumentar la productividad y alcanzar la optimización de


los procesos que dirigimos, pero no quita que el intentar dirigir la manera personal
en que los colaboradores realizan su labor sea un total entorpecimiento.
Se debe resistir a manipular a la gente, simplemente de deben edificar con el buen
ejemplo de forma indirecta y que ellos por sí mismos encuentren la manera brillante
de accionar.

Para evitar este error: de ninguna manera tratar de manejar la forma en que la
gente piensa.

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