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Socialización y desarrollo

1.

El concepto de socialización o sociabilización consta del proceso por el cual los


individuos acogen los elementos socioculturales del contexto social en el que se
encuentran mediante la interrelación con el resto de los individuos, de modo tal
que se internalizan los conceptos acerca de la realidad a su personalidad durante
el desarrollo del proceso de adaptabilidad social.

En otras palabras, es al relacionarse con las demás personas cuando el individuo


adquiere las perspectivas, las pautas, normas y valores culturales de una
determinada sociedad y en un momento histórico en particular.

La socialización acompaña a una persona en todas las etapas de desarrollo, sin


embargo es fundamental en el periodo de la infancia y la niñez. A través de este es
que se conocen las formas sociales que se consideran “correctas” acerca de cómo
comportarnos ante los demás seres humanos.

Los agentes socializadores son elementos que intervienen en la socialización.


Pueden ser individuos o instituciones que tienen gran influencia en la persona y en
el comportamiento social de la misma, y son también a través de los cuales el
individuo va desarrollar su actividad social.
De este modo se pueden distinguir a dos tipos de socialización:

 Socialización primaria: Aquella que recibe el individuo durante los


primeros años de vida, en su niñez e infancia al relacionarse con su familia,
esta es fundamental tanto para el buen desarrollo personal, psíquico, como
para su desenvolvimiento social y la incorporación de pautas sociales ya
que se definirá su identidad. Luego, ya superada esta etapa, se inicia la
socialización secundaria.

 Socialización secundaria: Tiene el propósito de darle al individuo


una visión distinta de la realidad, en la cual ya no es la visión de sus pares
o familiares la que tiene la preeminencia sino que es la de diversos agentes
socializadores la que amplía su conocimiento, son las relaciones con
personas más allá del vínculo familiar. Esta comienza cuando ya se
encuentra terminada la niñez o infancia del individuo, amigos, profesores,
son ejemplos de los agentes socializadores de esta etapa que se
desarrollara por un período mayor que la primaria.

Fuente: https://concepto.de/socializacion/#ixzz5yZVDUle9

2.
 El apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres (o
cuidadores) y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un
buen desarrollo de la personalidad. La tesis fundamental de la Teoría del
Apego es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es
determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de
su principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo).

 La presencia de a figura de apego aporta una seguridad (base segura) que


favorece la exploración por parte del niño. Ante la separación, el niño
experimenta ansiedad, que se manifiesta por una activación de los esfuerzos
para atraer a la figura de apego, seguidos de sentimientos de protesta,
desolación y abandono frente a su pérdida.

 Los tipos de apego que describieron son:

Apego seguro (Tipo B)

Apego Inseguro

* Ansioso ambivalente (Tipo C)

* Huidizo evitativo (Tipo A)

* Inseguro desorganizado (Tipo D) (Introducido por Main y Salomón en 1986)

Apego seguro

El individuo tiene confianza en la disponibilidad, comprensión y ayuda que la


figura parental le dará en situaciones adversas. Se siente animado a explorar el
mundo. Este esquema se lo proporciona una figura parental (generalmente la
madre) que sea fácilmente disponible, atenta a las señales del niño y preparada a
responder. Manifiesta una búsqueda activa de contacto con la madre y ofrece
respuestas adecuadas ante ella. Expresa una amplia gama de sentimientos
positivos y negativos Este tipo de apego evoca sentimientos de pertenencia, de
aceptación de sí mismo y de confianza de base.

Apego inseguro huidizo-evitativo (A)

El niño tiende a ignorar o esquivar a su madre (por ejemplo, evitando el contacto o


la mirada). A su vez, la evitación del hijo puede amplificar la conducta parental que
ha generado esta percepción en el hijo. Muestra mayor ansiedad o al menos igual
comportamiento ante padres que ante figuras extrañas. Manifiestan una impresión
general de de indiferentes o fríos con el adulto. Parece intentar vivir la propia vida
emocional sin el apoyo y el amor de los otros, desde una tendencia a la
autosuficiencia, y con una ausencia casi total de expresiones de miedo, malestar o
rabia.

Apego inseguro ansioso-ambivalente (C)

El individuo no tiene la certeza de que la figura parental esté disponible o


preparada a responder. La presencia de la madre no le calma después de una
ausencia corta. Manifiesta ambivalencia: puede reaccionar hacia su madre con
cólera, rechazando el contacto o la interacción, y enseguida buscar ansiosamente
el contacto. Se da una oscilación entre búsqueda y rechazo de la madre.
Propenso a la angustia de separación. Por ello, tienden a aferrarse a la madre. La
exploración del mundo les genera ansiedad, que genera a su vez una ausencia de
conductas exploratorias. Esta modalidad de apego se crea en torno a una figura
parental que unas veces está disponible y otras no. También la potencian las
separaciones y las amenazas de abandono como medio de control. Se dan de
forma prolongada y exagerada manifestaciones de rabia, miedo y malestar.

Apego inseguro desorganizado-indiscriminado (D)

En el contexto de un modelo relacional de carácter caótico, cambiante e


indiscriminado (se apegan, se desapegan para apegarse a otro, pero siempre de
manera superficial), se produce un modelo de vinculación “utilitario” ante rupturas
previas, para protegerse de la frustración y vulnerabilidad. Se produce por tanto
una relación desorganizada y cambiante con adultos, mediante comportamientos
aparentemente “casuales”, confusos y desorganizados. Hay una oscilación
desorganizada entre búsqueda y evitación.

3. La primera infancia es el periodo en que tiene lugar el proceso de socialización


más intenso, cuando el ser humano es más apto para aprender. Desde que se
nace se está aprendiendo y se continúa haciéndolo hasta la muerte. Así como no
todos los niños gatean, caminan o hablan a la misma edad, tampoco para
aprender hay una edad fija. Los niños difieren unos de otros en cuanto a su ritmo
de aprendizaje, de ahí la importancia de ofrecer estímulos, experiencias o
materiales que contribuyan en el aprendizaje, ya que el proceso mismo lo realizan
los propios niños.

Este proceso mediante el cual los niños aprenden a diferenciar lo aceptable


(positivo) de lo inaceptable (negativo) en su comportamiento se llama
socialización. Se esperan que los niños aprendan, por ejemplo, que las agresiones
físicas, el robo y el engaño son negativos, y que la cooperación, la honestidad y el
compartir son positivos. Algunas teorías sugieren que solo se aprende a través de
la imitación o a través de un proceso de premios y castigos. Sin embargo, las
teorías más recientes destacan el papel de las variables cognitivas y perceptivas,
del pensamiento y el conocimiento, y sostienen que la madures social exige la
comprensión explícita o implícita de las reglas del comportamiento social aplicadas
a las diferentes situaciones.

Sin embargo la socialización del niño durante la infancia no constituye en sí una


preparación suficiente y perfecta, sino que a medida que crece y se desarrolla su
medio ambiente podrá variar exigiéndole nuevos tipos de comportamiento. Por lo
tanto es fundamental ir enfrentando a nuestros niños y niñas a diversos
ambientes: familiar, escolar, comunal y otros…

Los diversos aspectos del desarrollo del niño abarcan el crecimiento físico. Los
cambios psicológicos y emocionales, y la adaptación social. Es válido propiciar la
adaptación social, como fuente de socialización en los niños (as). Numerosas
investigaciones han llegado a la conclusión de que el comportamiento y actitudes
de los padres hacia los hijos es muy variada, y abarca desde la educación más
estricta hasta la extrema permisividad, de la calidez a la hostilidad. Estas
variaciones en las actitudes originan muy distintos tipos de relaciones familiares.
La hostilidad paterna o la total permisividad, por ejemplo, suelen relacionarse con
niños muy agresivos y rebeldes, mientras que una actitud cálida y restrictiva por
parte de los padres suele motivar en los hijos un comportamiento educado y
obediente. Por ejemplo los padres que abusan del castigo físico tienden a generar
hijos que se exceden en el uso de la agresión física, ya que precisamente uno de
los modos más frecuentes de adquisición de pautas de comportamientos es por
imitación de las pautas paternas (aprendizaje por modelo).

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