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El león que se hizo el muerto Siguiendo al pie de la letra la sugerencia del guepardo, el león se acostó en la entrada de su

Érase una vez una zorra que la tenía tomada con un viejo e inocente cueva y se puso panza arriba, muy quieto y muy tieso, fingiendo ser un cadáver. Después esperó,
león y siempre le robaba la comida. La muy listilla, todos los días, esperó y esperó hasta que por fin, por el rabillo del ojo, vio llegar a la zorra.
aprovechaba que el felino dormía o salía a cazar para entrar en su Contuvo la respiración aguardando a que ella pasara casi rozándole para colarse en la cueva
cueva y quitarle los trozos de carne que guardaba para la cena. pero desgraciadamente, esa parte del plan falló. En vez de acercarse, la zorra se quedó a un par
Aunque nunca la había pillado con las manos en la masa, al león le de metros de distancia y el falso difunto escuchó que decía:
habían llegado rumores de que ella era la ladrona y ya estaba hasta las narices de llegar a casa – ¡Uy, parece que el león ha fallecido! Bueno, no puedo estar segura hasta que no se tire tres
y ver que habían desaparecido todos sus víveres. pedos, porque por todos es sabido que es lo que hacen los leones cuando mueren.
Un día decidió que tenía que vengarse de su eterna enemiga y se lo comentó a su amigo el La zorra se aseguró de hablar bien alto para que el león la oyera y él, que era bueno e ingenuo,
guepardo. cayó en la trampa. Se concentró y sin mover ni un pelo de los bigotes, se tiró tres enormes y
– ¡Está claro que algo tengo que hacer! Por culpa de esa caradura me quedo muchos días sin apestosos pedos.
probar bocado y no me parece justo. Yo me paso horas buscando comida y ella no hace nada en ¡PRRRR! ¡PRRRR! ¡PRRRR!
todo el día y luego se come lo mío ¡Tiene un morro que se lo pisa! La zorra se tapó la nariz y empezó a partirse de risa.
– Ciertamente su actitud es intolerable, compañero. – ¡Ja, ja, ja! ¡Está claro que sabes tirarte pedos como bombas fétidas, amigo, pero lo que está
– Quiero atraparla para darle un buen escarmiento, pero es muy ágil y yo ya estoy viejo… ¿Algún todavía más claro es que tú estás más vivito y coleando que yo!
consejo? El león se sonrojó y bastante enfadado se levantó de golpe, pero la zorra ya había puesto en pies
Su querido colega el guepardo tuvo una idea que al león le pareció brillante. en polvorosa y le gritaba desde lejos:
– Yo creo que la única forma de conseguirlo es haciéndote el muerto. Te tumbas en la hierba en – ¡Ay, león, mucho tienes que espabilar para poder coger a una zorrita lista como yo!
la entrada de la cueva y cuando la zorra entre a robar y pase por tu lado… ¡Zás!… ¡Sacas la zarpa El felino tuvo que admitirlo: ¡esa granuja era difícil de atrapar y no le quedaba otra que perfilar
y la enganchas por el rabo! un plan mejor!
– ¡Es un plan genial, amigo mío! Me voy a casa a ponerlo en práctica ¡Gracias por tu ayuda! – ¡Soy viejo pero no tan tonto como tú te crees! ¡Ten por seguro que algún día te atraparé!
Resignado, entró en la cueva y se puso a pensar en una nueva y original estrategia para
conseguir que cayera en sus redes.
¿Lo logró?… ¡Quién sabe!

Colorín colorado, este simpático cuento, se ha acabado.

El león que se hizo el muerto(c) CRISTINA RODRÍGUEZ LOMBA


Pánfilo recibe una lección
Un muchacho llamado Pánfilo vivía en una pequeña comunidad indígena de Nicaragua. – Así lo haré. Mil gracias por atenderme, señor.
Había crecido sin padre y no tenía hermanos, así que su mamá, desde muy pequeño,
le había consentido todos los caprichos. A medida que se hizo mayor Pánfilo se A la mujer le pareció muy extraño el método del hechicero pero a estas alturas la magia era la
convirtió en un ser egoísta, insolente y malhumorado que se creía mejor que los única esperanza que le quedaba y por lo menos debía intentarlo.
demás.

El chico desobedecía en casa y no respetaba a nadie, ni siquiera a sus maestros. Por


si esto fuera poco siempre se metía en peleas de las que, por suerte para él, salía vencedor porque Al llegar a casa siguió las instrucciones paso a paso: llenó un enorme caldero que guardaba en el
era más alto y fuerte que sus contrincantes. desván, lo llenó hasta rebosar y dejó que la piedra se sumergiera y se posara en el fondo.

Un día se enfrentó a un chico llamado Rufino y le ganó en cuanto le propinó cuatro puñetazos en el Horas después, ya por la mañana, despertó al chico y le invitó a darse un baño refrescante en el
pecho. La noticia corrió como la pólvora entre los vecinos y llegó a oídos de su madre. La pobre se enorme barreño. Él no sabía que formaba parte de un plan y como hacía mucho calor, aceptó
disgustó muchísimo porque estaba harta de que su hijo fuera un tonto fanfarrón que estaba tirando confiado. Después desayunó y se fue a la calle a hacer el vago como todos los días.
su vida por la borda.
Casualmente se cruzó con Rufino y le faltó tiempo para liarse a golpes con él ¡Pánfilo metido en
Decidida a poner fin a la situación salió de casa y se presentó en la cabaña de un hechicero muy problemas otra vez!
famoso por ser buen adivino y remediar todos los males.
Sí, de nuevo la misma historia, pero en esta ocasión sucedió algo con lo que Pánfilo no contaba: por
– Señor, vengo en busca de ayuda. Mi hijo es buen chico, yo lo sé, pero está acostumbrado a salirse primera vez perdió la pelea y acabó vencido en el suelo y lleno de moratones por todo el cuerpo.
siempre con la suya y va por mal camino. Si sigue así me temo que un día va a ocurrir una tragedia
Tuvo que regresar a su casa casi arrastrándose y con un dolor de cabeza insoportable. Mientras
¿Qué puedo hacer?
lo hacía no dejaba de preguntarse cómo era posible que un tipo flacucho y torpe como Rufino le
El hechicero, un hombre anciano de ojos pequeños y mirada cansada, se quedó mirando al infinito hubiera derribado con tanta facilidad ¡Él era un ganador nato y nadie lo había conseguido jamás!
durante unos segundos. Después, le dijo:
Su madre sintió mucha pena cuando se presentó dolorido y con cara de fracaso, pero por otra
– Tranquila, yo le diré qué hacer para solucionar este desagradable problema. parte se alegró porque comprendió que había sido por el efecto mágico de la piedra del dios Trueno
¡El chico merecía un buen escarmiento y perder la pelea le haría reflexionar!
Se dio la vuelta, abrió un grueso saco de arpillera y sacó de su interior una piedra muy rara con
forma puntiaguda. La mujer no se equivocaba. Durante mucho tiempo Pánfilo buscó una explicación lógica a esa
derrota, pero nunca la encontró ella siempre calló y guardó el secreto. La parte positiva de todo
– Tenga esta piedra que el dios del Trueno ha lanzado a la tierra ¡Tiene poderes mágicos! Métala en esto fue que el muchacho se dio cuenta de que tenía que cambiar de actitud ante la vida, ante los
un cubo grande lleno de agua. Por la mañana, cuando su hijo se levante, haga que se bañe con el demás y lo primero de todo, consigo mismo.
agua del cubo. Eso es todo.
Prometió a su madre que las cosas iban a cambiar y como en el fondo era un buen chico, lo – Me parece bien, pero para que luego no haya peleas, tú te quedarás con lo que crezca de la tierra
consiguió. Pánfilo se convirtió en un joven adorable al que todo el mundo comenzó a respetar pero hacia arriba y yo con lo que crezca de la tierra hacia abajo.
no por su fuerza, sino por su buen comportamiento. Pánfilo recibe una lección(c) CRISTINA
RODRÍGUEZ LOMBA El diablillo aceptó y firmaron el acuerdo con un apretón de manos. Después, cada uno se fue a lo
suyo. El campesino plantó remolachas, que como todos sabemos, es una raíz, y cuando llegó el
El campesino y el diablo momento de la cosecha, apareció el diablo por allí.

Érase una vez un campesino famoso en el lugar por ser un chico – Vengo a buscar mi parte – le dijo al muchacho, que sudoroso recogía cientos de remolachas de
muy listo y ocurrente. Tan espabilado era que un día consiguió la tierra.
burlar a un diablo ¿Quieres conocer la historia?
– ¡Ay, no, no puedo darte nada! Quedamos en que te llevarías lo que creciera de la tierra hacia
Cuentan por ahí que un día, mientras estaba labrando la tierra, el arriba y este año sólo he plantado remolachas, que como tú mismo estás viendo, nacen y crecen
joven campesino se encontró a un diablillo sentado encima de unas hacia abajo, en el interior de la tierra.
brasas.
El diablo se enfadó y quiso cambiar las condiciones del acuerdo.
– ¿Qué haces ahí? ¿Acaso estás descansando sobre el fuego? – le preguntó con curiosidad.
– ¡Está bien! – gruñó – La próxima vez será al revés: serás tú quien se quede con lo que brote sobre
– No exactamente – respondió el diablo con cierta chulería – En realidad, debajo de esta fogata he la tierra y yo con lo que crezca hacia abajo.
escondido un gran tesoro. Tengo un cofre lleno de joyas y piedras preciosas y no quiero que nadie
las descubra. Y dicho esto, se marchó refunfuñando. Pasado un tiempo el campesino volvió a la tarea de sembrar
y esta vez cambió las remolachas por semillas de trigo. Meses después, llegó la hora de recoger el
– ¿Un tesoro? – El campesino abrió los ojos como platos – Entonces es mío, porque esta tierra me grano de las doradas espigas. Cuando reapareció el diablo dispuesto a llevarse lo suyo, vio que el
pertenece y, todo lo que hay aquí, es de mi propiedad. campesino se la había vuelto a dar con queso.

El pequeño demonio se quedó pasmado ante la soltura que tenía ese jovenzuelo ¡No se dejaba – ¿Dónde está mi parte de la cosecha?
asustar ni siquiera por un diablo! Como sabía que en el fondo el chico tenía razón, le propuso un
acuerdo. – Esta vez he plantado trigo, así que todo será para mí – dijo el muchacho – Como ves, el trigo
crece sobre la tierra, hacia arriba, así que lárgate porque no pienso darte nada de nada.
– Tuyo será el tesoro, pero con la condición de que me des la mitad de tu cosecha durante dos
años. Donde vivo no existen ni las hortalizas ni las verduras y la verdad es que estoy deseando El diablo entró en cólera y pataleó el suelo echando espuma por la boca, pero tuvo que cumplir su
darme un buen atracón de ellas porque me encantan. palabra porque un trato es un trato y jamás se puede romper. Se fue de allí maldiciendo y el
campesino listo, muerto de risa, fue a buscar su tesoro.
El joven, que a inteligente no le ganaba nadie, aceptó el trato pero puso una condición.
El campesino y el diablo(c) CRISTINA RODRÍGUEZ LOMBA

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