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Distinción
que aquello que procede de otro como don, perfeccione a alguien para
obrar bien, más todavía si sabemos sabiendo que ciertas virtudes nos
son infundidas por Dios. Por tanto, en este sentido el don no puede
debían distinguirse de las virtudes. Pero les queda por resolver una
llaman dones, pero no todas; y por qué se enumeran entre los dones
temor.
Por ello otros dijeron que había que distinguir los dones de las virtudes,
que fuese común a las virtudes sin que conviniese en modo alguno a
contra cada una de las tentaciones mediante los siete dones, dijeron
caridad”.
que los dones se ordenan a que mediante ellos nos conformemos con
la pasión de Cristo.
bien bajo el nombre de espíritus, pues así se dice en Is 11, 2-3: “sobre
divina. Pero la inspiración significa una moción del exterior. Pues hay
movido por la razón en las cosas que hace interior o exteriormente. Es,
altas que le dispongan para ser movido por Dios. Y estas perfecciones
se llaman dones, no sólo porque son infundidos por Dios, sino también
mejor que la razón humana. Por eso se dice que los dones perfeccionan
al hombre para unos actos más elevados que los actos de las virtudes.
infundidos por Dios e n las potencias del alma para disponerlas a obrar
las potencias del alma para recibir y secundar con facilidad las
otro.
Tales son las principales coincidencias entre las virtudes y los dones.
diferencias:
hábito de los dones como instrumentos directos suyos. Por eso, del
sin que haya diferencia específica entre ellos; pero si difieren por su
los dones del Espíritu Santo. Unas y otras tienen (como ya hemos
propia, sino que tienen por misión perfeccionar el acto de las virtudes
como es sabido, los hábitos se especifican por sus actos, y éstos por
distintos.
tiene que tener el mismo modo que la causa motora que la impulsa y
dones por causa motora y por norma o regla al mismo Espíritu Santo,
verdadera contradicción.
dones son hábitos que no confieren al alma más que la facilidad para
única causa motora de los mismos, sin que el alma pueda hacer otra
impulso del Espíritu Santo, que mueve los dones como causa principal,
Dios, etc.) para que el propio Espíritu Santo pueda actuarlos cuando le
plazca. En este sentido, podemos decir que nuestros actos son causa
haber, a fin de que esa docilidad al Espíritu Santo pueda hacerse real
los mismos dones del Espíritu Santo en cuanto hábitos. Y a medida que
sea cual fuere el grado de perfección habitual que los dones hayan
David Lucena Peris
fuera del alcance de nuestro libre albedrío. El Espíritu Santo los actuará
cuando quiera y como quiera, sin que nosotros podamos hacerlo jamás
actos, aunque siempre, desde luego, bajo la moción divina, que nunca
corresponde por entero al Espíritu Santo mismo, que actúa como única
causa principal. Por eso, tanto más perfecta y limpia resultará la acción
donal cuanto el alma acierte a secundar con mayor docilidad esa divina
operación, que nada absolutamente tiene que ver con la estéril inacción
del quietismo.
sobrenatural.
por el cual juzgamos rectamente de Dios y de las cosas divinas por sus
sobrenatural.
para practicar, por instinto del Espíritu Santo, toda clase de virtudes