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EL ESPIRITU SANTO EN LAS MISIONES


El Señor Jesús vino con un mensaje que él lo llamó el reino de
los cielos, más de dos mil años de la predicación del evangelio
en el mundo y lo que se ve hoy es por obra del Espíritu Santo.
Hoy hablaremos sobre El poder del Espíritu Santo en las
misiones.
Nosotros debemos tener bien claro, que la obra no es de los
hombres, lo que somos y lo que la iglesia es hoy, se lo debemos
al Señor Jesucristo.
Jesús predicaba el evangelio, hacia milagros y también predicaba
a través de los milagros; algunos no creían por las palabras, pero
creían entonces por los hechos.
Él dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí”, Dios estaba en
Cristo reconciliando consigo mismo al mundo.
Le trajeron un paralítico al Señor, bajándolo por el tejado, y al
ver Jesús la fe de ellos le dijo: “Hijo, tus pecados te son
perdonados”, eso fue lo que vino a hacer el Señor.
El que perdona pecados y el que liberta al hombre del pecado, se
llama Jesucristo. “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres”.
¿Quién es la verdad?
Jesús lo dijo: Yo soy el camino, yo soy la verdad y yo soy la
vida, nadie viene al Padre, (porque él es el mismo), sino por mí;
así que él es la verdad, el verbo hecho carne.
Ahora, para salvar a aquella mujer sorprendida en el acto mismo
del adulterio, le dicen ellos “Señor, la sorprendimos”.
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Pero cuando Jesús, enderezándose, levanta la mirada y no viendo


a nadie, sino a la mujer, le dijo: mujer ¿dónde están los que te
acusaban, ninguno te condenó?, ella contestó “Ninguno Señor;
entonces Jesús le dijo: ni yo te condeno”.
El diablo vino para matar, robar y destruir, pero Jesús dijo: “Yo
he venido para que tengan vida”.
Jesús vino a salvar el mundo, no a condenarlo, el Hijo del
hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, y entre
esos que se había perdido, estábamos nosotros.
Esto de la salvación es algo inexplicable ¿Quién puede explicar
esto? si es un misterio.
Nosotros no merecíamos ser salvos, desde hace rato
estuviéramos muertos; nosotros para explicar la salvación
tenemos que basarnos en la Gracia.
En Efesios dice “Por gracia sois salvos, por medio de la fe, y
esto no es de vosotros, pues es don de Dios”
¿Qué es gracia?
Es un favor inmerecido, Pablo dice: “Yo no debería estar
aquí”. Tú y yo tampoco lo merecíamos y ¿Por qué estamos aquí?
No hay gloria para el hombre, por eso es que usted y yo no
merecemos nada, porque el único que merece la alabanza es el
dueño de esta obra.
Ninguno de nosotros merecemos que nos den gloria, nosotros
solamente somos simples instrumentos, estamos aquí por pura
gracia y misericordia de Dios.
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La gracia nos enseñó a vivir una vida en santidad, eso dice en


Tito, “La gracia nos enseñó que renunciemos a la impiedad,
que renunciemos a la inmundicia, que renunciemos a los
deseos mundanos, para vivir en este siglo presente, sobria,
justa y piadosamente, aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran
Dios y salvador Jesucristo”.
En este largo tiempo de predicación, el Señor sigue liberando
cautivos, sigue perdonando pecados.
Zaqueo también experimentó lo mismo, estamos hablando sobre
el poder del Espíritu Santo en las misiones, nosotros predicamos,
pero el que hace la obra es el Espíritu Santo.
Jesús entró a la casa de Zaqueo y oyó el discurso, porque el todo
está en que el hombre oiga la palabra.
Nosotros estamos aquí porque un día oímos la Palabra.
Zaqueo oyó la palabra y la palabra comenzó a hacer una obra
especial en la vida de ese hombre.
Fue tanto, que dijo: “Señor, la mitad de mis bienes se la doy a
los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo
cuadruplicado”.
Jesús dijo: este hombre cambió su condición no por sus propias
fuerzas, sino que hoy ha venido la salvación a esta casa.
Por cuanto él también es hijo de Abraham, porque el Hijo del
hombre vino a buscar ya salvar lo que se había perdido.
Por aquí debajo dejaremos una enseñanza, que sabemos será de
mucha bendición para tu vida.
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Hechos 13:1-3
En este tema hay algunos puntos que merecen ser destacados:
1. El Espíritu Santo dirige.
a) El Espíritu Santo da la visión,
b) El Espíritu Santo llama a la misión,
c) El Espíritu Santo llena la Iglesia de Su Presencia,
d) Una iglesia tiene que estar llena del Espíritu Santo para
recibir la misión.
2. Dependencia de la iglesia del Espíritu Santo.
a) El Espíritu Santo capacita (Juan 16:13),
b) Nos guía a La Verdad,
c) Él nos da dones (1 Corintios 12:13),
d) Nos capacita para predicar con denuedo y valentía
(Hechos 28:29).
3. El Espíritu Santo provee las estrategias (Juan 16:8).
El Espíritu Santo es el motor para las misiones. Una iglesia sin
El
Espíritu Santo, está paralizada y estancada

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