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Palabra de Vida – hombres@pdva.

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Conferencia de hombres 2020


Diligencia y disciplina
2 Pedro 1:5-9

Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a
la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la
paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
–2 Pedro 1:5-7

Introducción

El cristianismo práctico requiere cooperación con Dios y la aplicación de la diligencia y


la disciplina espiritual. El fundamento de nuestra relación personal con Jesucristo tiene su base
en la fe. Esto habla de nuestra aceptación inicial de la gracia de Dios tal como nos fue ofrecida
en el evangelio. Ahora, Pedro habla de edificar sobre esa fe.
Donde hay vida debe haber crecimiento. El nuevo nacimiento no es el final; es el
principio. Dios les da a sus hijos todo lo necesario para vivir vidas piadosas, pero sus hijos deben
esmerarse y ser diligentes para usar los “recursos de la gracia” que Él ha provisto. El crecimiento
espiritual no es automático.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios
4:23).
Pedro hizo una lista de siete características de la vida piadosa, pero no debemos pensar en
ellas como cuentas en un hilo, ni como siete etapas de desarrollo. La palabra que se traduce
como “añadid”en realidad significa “suplir con generosidad”. En otras palabras, desarrollamos
una cualidad a medida que ejercitamos otra. Estas características se relacionan entre sí como las
ramas se relacionan con el tronco y las ramitas más pequeñas. Como el “fruto del Espíritu”
(Gálatas 5:22-23), estas cualidades nacen de la vida y de una relación vital con Jesucristo:
“permanecer”. No es suficiente que el creyente “deje todo en las manos de Dios”, como si el
crecimiento espiritual fuera únicamente su obra. Literalmente, Pedro escribió: “Haz todos los
esfuerzos posibles para…”. El Padre y el hijo deben trabajar juntos.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia
solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y
temblor.
–Filipenses 2:12

Ocupaos – significa trabajar continuamente para llevar a cabo o completar algo. No se


refiere a la salvación por las obras, sino a la responsabilidad del creyente en la búsqueda activa
de la obediencia en el proceso de la santificación.
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad” (Filipenses 2:13).
El creyente es responsable de trabajar; pero el Señor es quien, en realidad, produce las
buenas obras y el fruto espiritual en la vida de los creyentes. Esto se logra porque él se ocupa de
que el Espíritu Santo, que habita en nosotros, obre en nosotros.

El querer como el hacer – Dios impulsa tanto el deseo del creyente como sus acciones. El
poder de Dios hace que su iglesia esté dispuesta a vivir una vida piadosa.
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Por su buena voluntad – Dios quiere que los creyentes hagan aquello que lo complace.

En los versículos 2 y 3, tenemos la provisión divina y la capacitación dada al creyente en


la salvación; una dinámica interior, la naturaleza divina que impulsa a una vida santa, dando
tanto el deseo como el poder para hacer la voluntad de Dios.
En los versículos 5-7, vemos la responsabilidad humana de asegurarse de que las
diferentes virtudes cristianas sean parte de nuestra vida. La naturaleza divina no es una máquina
automática autopropulsada que produce una vida cristiana para el creyente, independientemente
de lo que este haga o la actitud que adopte frente a la salvación que Dios ha provisto. La
naturaleza divina siempre producirá un cambio en la vida del pecador que recibe al Señor Jesús
como Salvador.
Pero funciona con mayor eficacia cuando el creyente coopera no solo en determinarse a
vivir una vida que agrade a Dios, sino dando un paso de fe definitivo y viviendo esa vida en
dependencia de la nueva vida que Él le ha implantado.

Datos mencionados:

1. La fe no exime al hombre de las buenas obras. (No es fe más obras; es


la fe que obra).

2. La salvación es la obra de la gracia.

3. La santificación es la voluntad para crecer.

I. Características de una vida en crecimiento (vv. 5-7)

A. Comienza con desafíos (v. 5)

Vosotros también –(en la versión en inglés, la Biblia dice: “por este motivo”) por
todas las bendiciones que Dios ha dado en los versículos 3 y 4, el creyente no puede ser
indiferente o indulgente. Tal abundancia de gracia divina requiere dedicación total.
Por el nuevo nacimiento y las promesas, tenemos que desempeñar un papel.
Enfatiza que las dádivas de las que habla en el versículo 4, lógicamente, tendrán su
resultado en el carácter.

Poniendo toda diligencia – con el mayor esfuerzo. La vida cristiana no se vive para
la honra de Dios sin esfuerzo. Aunque Dios derramó su poder divino en el creyente,
además, se requiere que el cristiano se esfuerce con disciplina.

A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda


sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo,
luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
–Colosenses 1:28-29

Perfecto – completo, maduro, ser como Jesús (v. 28). Pablo se esforzó por servir y
honrar a Dios con todas sus fuerzas (v. 29).
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Trabajo – se refiere a trabajar hasta el agotamiento.

Luchando – nos da la palabra “agonizar” y se refiere al esfuerzo que se requiere


para competir en un evento atlético. Al mismo tiempo, él sabía que Dios estaba llevando a
cabo la lucha o el trabajo efectivo, con resultados espirituales y eternos a través de su
persona.

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo,
antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
–1 Corintios 15:10

Añadid a vuestra fe – Dar abundante y generosamente. Dar provisiones adicionales.


Equipar al coro con suministros adicionales. Proveer más de lo que se demanda; proveer
más allá de las necesidades.
En la cultura griega, la palabra se usaba para el director del coro que era
responsable de suplir todo lo que este necesitara. Nunca significaba equipar con frugalidad.
Dios nos ha dado la fe y toda la gracia necesaria para la piedad (vv. 3-4). Nosotros
añadimos a estas a través de la devoción diligente a nuestra rectitud personal.

B. Continúa con características (vv. 5-7)

1. Virtud (v. 5)

El poder moral, la energía moral o el vigor del alma. Es un poder que lleva a
cabo obras excelentes. Es la habilidad dada por Dios para llevar a cabo obras heroicas.
Esa cualidad de vida hace que alguien sobresalga por su excelencia. Recuerda:
es la energía que los cristianos pueden exhibir, a medida que Dios administra su poder
sobre ellos.
Cuando cualquier cosa en la naturaleza cumple su propósito, eso es virtud –
excelencia moral.

Ejemplo

La tierra que produce cultivos es “excelente” porque está cumpliendo su


propósito.
Se supone que el cristiano debe glorificar a Dios porque tiene dentro de él la
naturaleza de Dios; por lo tanto, cuando lo hace, muestra “excelencia” porque está
cumpliendo el propósito para su vida.
En este contexto (la conducta correcta bajo disciplina), los buenos hábitos se
afirman y los deseos carnales se disipan.

2. Conocimiento (v. 5)

Entendimiento, percepción correcta, la verdad comprendida y aplicada


correctamente. Esta virtud incluye un estudio diligente y la búsqueda de la verdad en la
Palabra de Dios.
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Se refiere a la habilidad de manejar la vida de manera exitosa. Surge de la


obediencia a la voluntad de Dios.
“El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o
si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17).
Es la habilidad de aplicar el conocimiento supremo que da la sabiduría en ciertas
situaciones en particular.

3. Dominio propio (v. 6)

Controlarse – el cristiano debe controlar la carne, las pasiones, y los deseos de


su cuerpo, en lugar de permitir que estos lo controlen. Es la habilidad de sujetarse a sí
mismo.
“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su
espíritu, que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32).
“Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda”
(Proverbios 25:28).
Es la virtud de aquel que domina sus deseos y pasiones, especialmente su apetito
sensual. Los griegos se referían a esta capacidad, a la virtud de controlarse, al hablar de
alguien que tenía sus pasiones sexuales bajo control.
La virtud, guiada por el conocimiento, disciplina los deseos y los hace sus
siervos, no el señor de su vida.
Nos enfocaremos más en una disciplina: el dominio propio. Pablo lo menciona
en Gálatas 5:23 como el fruto del Espíritu Santo.
Si no somos diligentes y disciplinados, llegaremos a ser egoístas, buscando la
gratificación sensual, y nos volveremos siervos de Satanás.

¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia
para justicia?
Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad
presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora
para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
–Romanos 6:16,19

Estas son algunas de las cosas que suceden cuando cedemos a la gratificación
sensual:

• Un quiebre en el compromiso matrimonial.

• Fracaso en considerar el precio al ministerio, la integridad y el futuro


personal.

• Desconocimiento de las heridas emocionales infligidas a otros miembros


de la iglesia, amigos, familia y sociedad.

• El dolor mental, emocional y psicológico provocado al propio cónyuge.

• Permitir que se desvanezca la espiritualidad.


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• Dar oportunidad al enemigo para blasfemar el nombre de Dios.

• Una relación con Dios moribunda.

• Ignorar que los miembros pueden pagar un precio espiritual al


desanimarse por el comportamiento del pastor.

–Alanzo Smith, pastor y consejero matrimonial

En conclusión, debes ser puro sexualmente para estar conectado espiritualmente.


En Efesios 4:19, la Biblia describe lo que pasa si no hay dominio propio: “Los
cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para
cometer con avidez toda clase de impureza”.
La lujuria ansía más; nunca se satisface, sino que siempre desea más. El
resultado es que esta nunca se puede saciar. Tan pronto como se alcanza el objeto de la
lujuria, esta quiere más. Esa es la recompensa: un deseo continuo de más.

La lujuria es un deseo sexual menos el honor y la santidad. Cuando deseamos así,


tomamos algo bueno, el deseo sexual, y le quitamos la honra hacia los otros seres
humanos y la reverencia hacia Dios. La lujuria es un deseo idólatra que rechaza el
gobierno de Dios y busca la satisfacción lejos de Él.
–John Piper

¡Qué mensaje sobre el domino propio!


Se han referido al respecto como el paso lógico hacia una vida de éxito y
productividad.
¿En qué área necesitas más dominio propio?

• Tu temperamento

• Tus gastos

• La gestión del tiempo

• Devocional diario

• Hábitos laborales

• El entretenimiento

• El patrón de lo que ves

• Tus apetitos

• Tu lengua
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En algún sentido, todos nuestros fracasos son una falta de dominio propio.
Charles Lowery dijo que, al parecer, todos nosotros luchamos con una sola cosa.
¿Qué es aquello que, si pudieras controlar, te llevaría a una vida de disciplina y
diligencia?
Recuerda que el pecado sedujo al más fuerte, Sansón; al más sabio, Salomón, y al más
piadoso, David.
El pecado nos puede atraer, aventajar y dominar a todos. Es como una araña: coloca la
trampa y espera para abalanzarse sobre aquellos que juegan en su tela.

Ilustración - Junior Hill

¡A Satanás no le importa esperarte!

Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en


lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia,sino vestíos del Señor Jesucristo, y no
proveáis para los deseos de la carne.
–Romanos 13:13-14

“Eso es el dominio propio, evaluar nuestras elecciones continuamente de


acuerdo con la voluntad de Dios” (David Jeremiah).
El dominio propio no se trata de la disciplina para dejar de hacer cosas que nos
destruyen, sino para hacer las cosas que nos edifican.
Implica tomar decisiones diarias y también ponerse metas a largo plazo. Es un
intercambio. Te niegas indulgencias inmediatas a fin de llegar a un mayor nivel, a una
meta a largo plazo. Incluye decir “no” cuando te gustaría decir “sí”. Es pensar antes de
actuar, y es controlar tus apetitos, etcétera.
El dominio propio es una disciplina de la cual dependerá que prosperemos o no.
Es la diferencia entre el éxito y el fracaso en la vida piadosa.

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,


enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este
siglo sobria, justa y piadosamente.
–Tito 2:11-12

Sobria – dominio propio; autocontrol; autodisciplina.

La verdadera libertad no es posible sin el dominio propio. Cuando abandonamos


el autocontrol y seguimos nuestros deseos, lo que parece ser libertad se vuelve una
forma de esclavitud.
David Jeremiah sugiere una estrategia para llegar a ser una persona con dominio
propio:

A. Pide la ayuda del Espíritu Santo

Santificación – Cristo me domina

“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas


5:16).
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Debes estar lleno de y controlado por el Espíritu Santo. Puedes orar así:
“Señor, no puedo controlar esta área de mi vida con mis propias fuerzas.
Necesito estar controlado por el Espíritu.
Ayúdame a reemplazar las obras de la carne con el fruto del Espíritu, hoy”.

“A través de Cristo, tengo el poder para controlarme”.

Recuerda que Jesús te ama, Él murió por la lucha que tienes en tu vida; por lo
tanto, que Dios nos ayude a entregarnos al amor, la gracia y la presencia de Cristo que
está en nosotros.

B. Ajusta tu forma de pensar

Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad
por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.
–1 Pedro 1:13

Los cristianos muchas veces culpan injustamente a su cuerpo y sus apetitos


por el pecado. Pero, en la mayoría de los casos, el cuerpo obedece a los impulsos
generados en la mente. A veces el cuerpo resiste a la mente; casi siempre detesta su
primer cigarrillo y su primera bebida. Fue la mente la que insistió en continuar con
esos hábitos, pensando que la indulgencia era sofisticada o genial.
–C. S. Lewis

C. Adquiere nuevos hábitos

Desarrolla hábitos que fortalezcan la autodisciplina en tu vida. Un hábito es una


manera de hacer cosas dolorosas de una forma menos dolorosa.

• Lectura

• Oración

• Ofrenda

• Ejercicio

Pablo entendía que la piedad que todo cristiano desea se puede lograr a través de
los hábitos correctos.

Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el


ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues
tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
–1 Timoteo 4:7-8

Comienza con una pequeña victoria sobre alguna área problemática de tu vida.
Usa esa victoria como fundamento sobre el cual puedas estar firme a medida que
conquistas otras áreas. Un pequeño paso en dirección a la autodisciplina te coloca en el
camino hacia una vida de dominio propio.
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D. Cierra áreas herméticamente

“El camino de los rectos se aparta del mal; su vida guarda el que guarda su
camino” (Proverbios 16:17).
Prepárate para la tentación antes de que llegue.
El dominio propio se ha definido como la habilidad de anular o cambiar las
respuestas interiores y abstenerse de actuar por impulsos.
Las personas con mayor dominio propio también son más propensas a ser felices
a corto plazo.
La mente que se prepara de antemano edifica una muralla contra la tentación.

“Es más fácil permanecer afuera que salir” (Mark Twain).

E. Acepta el proceso

Si erras, no te rindas.
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en
el mal” (Proverbios 24:16).
¡Todos tenemos un pasado!

4. Perseverancia (v. 6)

La paciencia o la perseverancia en hacer lo correcto, nunca cediendo a la


tentación o a la prueba, es esa resistencia espiritual que prefiere morir antes que
rendirse. Es la virtud que puede perdurar, no solo con resignación, sino con esperanza
vibrante al permanecer bajo las pruebas y tribulaciones honrando a Dios.
No solo soporta lo inevitable (porque Cristo podría haberse librado de su
sufrimiento); es una paciencia heroica, valiente, con la que el cristiano no solo soporta,
sino lucha.

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo
puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del
trono de Dios.
–Hebreos 12:2

Jesús perseveró a fin de recibir el gozo de haber llevado a cabo la voluntad del
Padre y su exaltación.

5. Piedad (v. 6)

“Semejante a Dios”; literalmente significa “adorar bien”. Describe al hombre


que tiene una relación correcta con Dios y con el prójimo. Es la cualidad de carácter que
hace que una persona sea singular. Vive por encima de las cosas insignificantes de la
vida, las pasiones y las presiones que controlan la vida de otros. Busca hacer la voluntad
de Dios y, al hacerlo, busca el bienestar de los demás.
Nunca debemos quedarnos con la impresión de que la piedad es algo impráctico,
porque es intensamente práctica.

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