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Con todas estas realidades existenciales, es cuando juega un papel importante los
carismas sobrenaturales (porque la guerra es contra seres que dominan este
mundo), es decir, la guerra es contra el enemigo de Dios, y es una guerra intelectual;
los carismas son lo que desarrollan soluciones a todas estas realidades, y es allí
cuando la Iglesia le pide a Dios que haya muchas personas que tengan dones y
carismas para ayudar en esos momentos donde la ciencia y la vida cotidiana se
queda impotente ante el dolor humano, y una de las debilidades dentro de la Iglesia
es la ausencia del ejercicio de estos dones y carismas, que son la manifestación del
Espíritu Santo en la vida de los hijos de Dios, y todo por el desconocimiento de los
mismos; como dice el profeta Oseas:
“Perece mi pueblo por falta de conocimiento. Porque has rechazado el
conocimiento, yo te rechazare de mi sacerdocio; porque haz olvidado la ley
de tu Dios” (Oseas 4, 6).
Por esta razón me dedicare a desarrollar de una manera sencilla las funciones
sobrenaturales de los dones y carismas. Profundizare en el obrar de los dones junto
con los carismas, como epifanías, es decir, manifestaciones o señales que
acompañan a los hijos de Dios que Creen en Jesucristo.
¿Por qué tienen que ser sobrenaturales? “Porque nuestra lucha no es contra
fuerzas humanas, sino contra los gobernantes y autoridades que dirigen este mundo
y sus fuerzas oscuras. Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas
sobrenaturales del mal” Ef. 6,12. También nos dice la palabra en Col. 1,11. Dios
que tiene todo poder en su gloria, les dará dones de fuerza de toda clase que los
hará firmes y constantes”.
Los dones del Espíritu Santo son clasificados según sea su función para lograr la
salvación del hombre: Dones Santificantes y Carismas. Los dones santificantes
reciben este nombre porque llevan al hombre a la santificación, mientras que los
carismas están destinados al crecimiento de la Iglesia. Los dones santificantes
descritos en libro de Isaías: Is. 11,2-3. CEC 1831 “Sobre él reposa el espíritu de
Yahvé. Espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de fortaleza y de consejo,
espíritu de ciencia y de temor de Dios”.
2. CONOCIMIENTO: Es el que nos abre los ojos Espirituales y nos lleva a creer y
comprender la palabra revelada en las escrituras y nos lleva conocer y aceptar mejor
a Cristo y su doctrina. “Esto no te lo reveló la carne, sino mi Padre que está en los
Cielos”. Mt. 16,17. El don de entendimiento nos sirve para penetrar en los misterios
de la fe, las cosas que la iglesia nos enseña y que muchas veces no entendemos
(Dogmas), así como pasajes de la Biblia que no podemos comprender por nuestra
cultura y nuestra generación, Dios nos auxilia y podemos sacar fruto para nuestra
vida.
Efectos que produce en el alma:
Nos descubre el sentido oculto de las sagradas Escrituras.
Nos manifiesta el sentido misterioso de las semejanzas y figuras.
Nos descubre bajo las apariencias sensibles las realidades Espirituales.
Nos hace ver las causas a través de los efectos.
3. CIENCIA: Es el don que nos ayuda a ver el sendero a seguir para llegar a Cristo,
de acuerdo con nuestra realidad humana y nos advierte sobre los peligros de
nuestra fe. El espíritu de Ciencia nos hace distinguir entre el bien y el mal y nos
hace mirar a las personas con los ojos de Dios, podemos descubrir a través de este
don intenciones para confundirnos a través de teorías engañosas, pero bien
presentadas, camuflando errores doctrinales o para sacar provecho particular de un
servicio prestado.
6. FORTALEZA: Es el don que nos hace actuar con valentía, haciendo siempre la
voluntad de Dios y nos lleva superar todas las pruebas. Stgo 1, 2-4 “Hermanos
estimen como la mayor felicidad el tener que soportar diversas pruebas, ya saben
que al ser probada nuestra fe aprendemos a ser constantes, procuren pues que esa
constancia se verifique en hechos, para que de allí salgan perfectos e
irreprochables, sin que les falte nada”.
Sgto 4, 7-8, “Sométanse a Dios, resistan al diablo y huirá de ustedes, acérquense
a Dios y él se acercará a ustedes”. También en la carta a los Corintios. “1ª Cor
10,13. “Dios no les puede fallar y no permitirá que sean tentados sobre sus fuerzas,
él les dará al mismo tiempo que la tentación los medios para resistir”.
Este don nos lleva a superar los momentos difíciles de tentaciones si recurrimos al
Señor, así como también nos hace tomar misiones y empresas apostólicas con
capacidad de riesgo.