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La conducta

humana:
motivación,
expectativas,
emociones,
valores y
competencias
Paper de Clase

Romina Balayn
Profesora + Coach + Consultora
La conducta humana
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"El ser humano no es una cosa más entre otras cosas; las cosas se determinan
unas a las otras; pero el hombre, en última instancia es su propio
determinante. Lo que llegue a ser -dentro de los límites de sus facultades y
de su entorno- lo tiene que hacer por sí mismo."
Víktor Frankl.

Motivación

“motivo” es aquello que impulsa a una persona a actuar de determinada manera o que origina una
propensión hacia un comportamiento específico. (Mario Krieger)

1) El comportamiento es causado: se origina en estímulos internos, externos o


trascendentales

2) El comportamiento es motivado: en todo comportamiento existe una finalidad, está


dirigido u orientado hacia algún objetivo;

3) Siempre existe un deseo o una necesidad que sirven para indicar lo subyacente al
comportamiento

4) No existe la “no conducta”, siempre hay motivos para “hacer” o para “no hacer”

Expectativa

Expectativa, del latín exspectātum (“mirado” o “visto”), es la esperanza de conseguir o realizar


algo.

La expectativa suele estar asociada a la posibilidad razonable de que algo suceda. Para que
haya expectativas tiene que haber, por lo general, algo que las sustente. De lo contrario, sería
una simple esperanza que puede ser irracional o basarse en la fe.
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La expectativa surge en los casos de incertidumbre, cuando aún no está confirmado qué es lo
que va a ocurrir. La expectativa es aquello que se considera más probable que suceda: se trata,
en definitiva, de una suposición más o menos realista. Si la expectativa no se cumple, el sujeto
experimentará una decepción.

Schein manifiesta en su concepto del contrato psicológico, las expectativas que trabajador y
empleador ponen en juego en el inicio y transcurso de una relación laboral, y como el sentido de
pertenencia y la confianza entrarán en juego en la medida que las expectativas son satisfechas o
por el contrario, no lograr alcanzarse.

Emociones

El tema de las emociones ha tenido diferentes tratamientos hasta el momento dado que nuestra
concepción tradicional de los seres humanos no ha sido capaz de decidir donde se sitúan, por
ejemplo...

¿Son un fenómeno corporal? ¿Son mentales? ¿Dónde las podemos localizar?

Desde la mirada del coaching, sostenemos que para comprender la acción humana, debemos
prestar cuidadosa atención a nuestra vida emocional. Nuestras emociones son determinantes
básicas de lo que podamos o no lograr en los dominios del trabajo, aprendizaje, sensibilidad,
espiritualidad, etc. y se manifiestan en cada esfera de nuestro hacer, como en el ámbito de nuestras
relaciones interpersonales.

¿Qué es una emoción?

La mirada tradicional sobre el tema define a las emociones como un estado afectivo que
experimentamos. Una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos
(fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. Las emociones tienen
una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene
súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras.

En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de


cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación
concreta y, por lo tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación y definen nuestro
espacio de acción posible.
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La etimología de la palabra “emoción”, del latín emovere, “mover hacia fuera”, se corresponde con
esta interpretación de una pulsión interna que se expresa corporalmente, y se manifiesta en un
comportamiento. Las emociones son específicas y reactivas. Los acontecimientos las preceden.

Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le
ha dado más relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero las emociones, al ser estados
afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso
objetivos.

Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la
alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones tan básicas, que en los
humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y
significados.

Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de su historia


personal, su aprendizaje, carácter y de la situación concreta a la que se enfrente. Pero además
de condicionar la percepción, los pensamientos y el campo de acción; los pensamientos y las
emociones afectan la fisiología. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que
desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

De la misma manera que se reconoce el CI (cociente intelectual), se puede reconocer la Inteligencia


Emocional. Se trata de conectar las emociones con uno mismo; saber qué es lo que siento, poder
verme a mí y ver a los demás de forma positiva y objetiva. La Inteligencia Emocional es la
capacidad de interactuar con el mundo de forma receptiva y adecuada.

Los Estados de Ánimo

Aunque los estados de ánimo están relacionados con las emociones, no son lo mismo que ellas.
Podemos encontrar así dos aspectos que diferencian a estos de las emociones:

-La duración. Las emociones pueden aparecer y desaparecer en cuestión de minutos o segundos,
mientras que los estados de ánimo pueden llegar a durar varios días.

-Los estados de ánimo influyen en la percepción del mundo y según como percibamos, vamos a
actuar.

Los estados de ánimo constituyen la existencia humana

Los seres humanos, dondequiera que estemos, dondequiera que vayamos, estamos siempre
inmersos en determinados estados de ánimo. No hay forma en que podamos evitar encontrarnos
en alguno y mirar la vida desde afuera de algún tipo de estado emocional, cualquiera que éste sea.
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Los estados de ánimo son constitutivos de la existencia humana. Simplemente no se puede


concebir la existencia humana sin aceptar que estamos, inevitablemente, en algún tipo de estado
de ánimo.

Ahora bien, hay varios factores que contribuyen a crear diferentes estados de ánimos, como por
ejemplo:

-los ciclos climáticos... ya que asociamos posibilidades distintas a cada uno de ellos;
-los días de la semana... no es lo mismo el humor del día lunes al del viernes o domingo;
-las diferentes horas del día... el humor de la mañana es diferente al de las tardes;
-las diferentes edades...los adolescentes tienen estados de ánimo muy distintos a los de las
personas de edad.

“Los estados de ánimo viven en el trasfondo desde el cual actuamos”

Valores

La filosofía, y dentro de ella especialmente la axiología, la psicología y otras


ciencias sociales abordan el término "valor".

¿Cómo valora el ser humano?

El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja serie de condiciones
intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la actuación.

Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al formular
metas y propósitos personales.

Las valoraciones se expresan mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones,


actitudes, juicios de valor y acciones.

El "valor" objetivo del "valor subjetivo"

Por "valor objetivo" entendemos aquella propiedad de los objetos materiales y de la conciencia
social que por afectar positiva o negativamente las necesidades del sujeto (individuo, grupo o
sociedad) engendra en este una orientación afectiva o motivacional de aproximación o evitación
respecto a la misma.

Por "valor subjetivo" entendemos el reflejo cognoscitivo (en percepciones, representaciones,


conceptos y proyectos) del valor objetivo en la personalidad o en la psicología social del grupo
como una orientación afectivo-motivacional.
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O sea, cuando decimos valor "objetivo" o "subjetivo" nos referimos a lo mismo, por ejemplo, a la
Patria como valor. Pero en el primer caso (el valor objetivo) nos referimos a la Patria como
realidad objetiva, a nuestra nacionalidad. En el segundo caso (el valor subjetivo) nos referimos
al reflejo del valor objetivo en el sujeto, o sea, en qué medida un determinado sujeto es patriota
y responde a este valor. Cuando se habla de "formación de valores" por lo general estamos
aludiendo precisamente al valor subjetivo.

Una interpretación psicológica del concepto valor requiere esclarecer su relación con los de
actitud, motivo y necesidad.

La motivación y la afectividad del hombre surgen y actúan en la interacción del sujeto con los
múltiples objetos y sujetos que componen la realidad.

El sujeto tiene muy diversas necesidades: orgánicas, económicas, de contacto afectivo, de


exploración o percepción, de actividad, de valoración, de dar un sentido a la vida, necesidades
morales, estéticas, políticas, de conocimiento y tantas otras. En su interacción con un
determinado objeto o persona o grupo o forma de la conciencia social, el sujeto va descubriendo
cómo se relaciona con sus muy diversas necesidades. Surge entonces una actitud hacia ese
objeto o persona o grupo o institución o forma de la conciencia social, en dependencia de cómo
esa realidad satisface o frustra sus diversas necesidades. El concepto de necesidad es analítico y
centrado en el sujeto. El de actitud es sintético y centrado en la realidad que se considere.

Pensamos que el valor es el objeto de la actitud. Toda actitud tiene un objeto, se dirige hacia
algo, a favor o aproximándose, o en contra o evitándolo. Para nosotros el valor es el objeto de la
actitud, es aquello hacia lo cual la actitud se dirige a favor o en contra, aproximándose o
evitándolo.

Entendemos por motivo aquel reflejo subjetivo que mueve al sujeto, lo dirige e impulsa con
determinada intensidad ya sea acercándose o evitando a un determinado objeto.

Las necesidades y las actitudes pueden ser pasivas o activas. Pasivas, cuando expresan cómo
dependen de su objeto por privación, frustración, satisfacción actual o perspectiva. Son activas,
cuando impulsan y dirigen al sujeto, lo mueven a la acción. Las necesidades y actitudes activas
son los motivos y esto supone el reflejo de la posibilidad objetiva de lograr, de obtener, el objeto
meta de la actividad. Si una necesidad o actitud no se acompaña del reflejo subjetivo de la
posibilidad de su satisfacción, permanece sólo pasiva y no se convierte en un motivo.

Si entendemos por valor el objeto de la actitud, entonces debemos diferenciarlos en pasivos y


activos, según sea la actitud. Los valores activos son motivos, pero no todos los valores son
motivos, sino sólo aquellos que mueven, que impulsan, que dirigen la conducta y que suponen
la convicción sobre la posibilidad de obtenerlo, de lograrlo.

En conclusión, el valor es el objeto de la actitud y en el caso de actitudes activas, el valor es un


motivo de la actividad.
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Competencias

En 1973, David Mc Clelland, uno de los más expertos en el campo de la motivación, demostró
que los tradicionales test de aptitudes y conocimientos, así como los títulos académicos,
resultaban INSUFICIENTES para predecir eficazmente el rendimiento profesional.

Encontró que para predecir con mayor eficiencia , era necesario estudiar directamente a las
personas en el trabajo.

La principal innovación de Mc Clelland en este campo reside en que mientras el análisis


tradicional se centra en el contenido de los puestos de trabajo, el enfoque de Competencias se
centra en el estudio de las características comunes de quienes mejor hacen las cosas y más
resultados logran.

Por ello las competencias están ligadas a una forma de evaluar aquello que “realmente causa un
rendimiento superior en el trabajo”

Este concepto significó para la psicología, al menos en el contexto laboral, una revisión de la
manera en que se entienden las variables y su forma de evaluación.

Las competencias son solo una forma de ver las capacidades humanas. Es decir, es un modelo;
que como tal tiene la virtud de establecer una estrecha relación con el trabajo; que responde
muy bien a la concepción de la psicología cognoscitiva y del constructivismo; que concibe una
mayor fluidez en la estructura del intelecto, en el procesamiento de la información y en la
adaptabilidad de las personas.

¿QUÉ SON LAS COMPETENCIAS?

Son características personales que van desde aspectos más profundos y personales, hasta
aspectos fácilmente observables:

-Conocimientos / Experiencias

-Habilidades

-Auto Concepto
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-Motivación

-Personalidad

-Valores (Confiabilidad, Generosidad, Honestidad)

-El conocimiento es la información que una persona posee en ciertas áreas específicas ...
Ejemplo: Para administrar remuneraciones es necesario conocer estadísticas y planilla de
cálculos en PC

-Las habilidades son las Capacidades y potencialidades que tienen las personas para procesar
información y obtener resultados o productos específicos con dicha información
Ejemplo: La buena administración del tiempo, nos lleva a prestar atención a lo esencial,
planificar y organizar y decidir inteligentemente.

-El auto concepto es aquello que la persona percibe de sí misma y se refleja en su


comportamiento...

Ejemplo: La confianza en sí misma permite a la persona aceptar desafíos, con la creencia de que
su capacidad le permitirá alcanzar sus metas en tiempo y forma

- Las motivaciones son el componente más profundo de toda competencia, guían nuestra
conducta de forma inconsciente; por ello, para mejorar la motivación debemos tener claras las
competencias necesarias (y, en consecuencia, los motivos subyacentes) y promover esas
competencias en los integrantes de la organización.

Ejemplo: La motivación al logro nos lleva a fijar metas audaces, asumir responsabilidades para
alcanzarlas y escuchar las críticas para mejorar continuamente.

-Las personalidad puede observarse en los “rasgos”, que representan la motivación en


características que pueden o no ser observables, por ejemplo, grado de angustia, de ansiedad,
etc. Según las circunstancias y la personalidad, los no rasgos pueden hacer flexibles y
resistentes a la persona.

Ejemplo: El manejo de presiones personales nos hace capaces de aceptar opiniones opuestas a
la nuestra, aceptar ayuda, tolerar pérdidas y controlar el estrés. Los rasgos nos hacen flexibles
pero resistentes...

Algunas consideraciones…

-Las competencias asociadas a habilidades y conocimientos tienden a ser características visibles


de las personas y son relativamente fáciles de desarrollar

-Las competencias asociadas a Auto – concepto, rasgos y motivos, son más profundas y
centrales a la personalidad. Estas son más difíciles de observar y desarrollar -Es más efectivo
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seleccionar por auto – concepto, rasgos y motivos y luego invertir en entrenamiento para
desarrollar habilidades y conocimientos

Otras definiciones…

Spencer & Spencer: Es una característica subyacente, origina o anticipa el comportamiento de un


individuo (personalidad) que está casualmente relacionada con un nivel standard de
efectividad y/o con un desempeño superior en el trabajo

Levy - Leboyer: Son comportamientos que algunas personas dominan mejor que otras, lo que
las hace más eficaces.

Ansorena: Una habilidad o atributo personal de la conducta de un sujeto, que puede definirse
como característica de su comportamiento, y, bajo la cual, el comportamiento orientado a la
tarea puede clasificarse de forma lógica y fiable.

Wooddruffe: Una dimensión de conductas abiertas y manifiestas, que le permiten a una


persona rendir eficientemente.

De estas definiciones podemos concluir que las competencias son:

-Características permanentes de la persona

-Se ponen de manifiesto cuando se ejecuta una tarea o se realiza un trabajo

-Están relacionadas con la ejecución exitosa en una actividad, sea laboral o de otra índole

-Tienen una relación causal con el rendimiento laboral, es decir, lo causan

-Pueden ser generalizables a más de una actividad

En resumen...

Las competencias son comportamientos y conductas efectivas (experiencia), que se adquieren


a condición de que están presentes la aptitud y los rasgos de la personalidad
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Referencias

GONZÁLEZ, D.J. (1977): Lecciones de Motivación. Imprenta Universitaria "André


Voisin", Universidad de La Habana.

ECHEVERRIA, RAFAEL (2006): Ontología del Lenguaje. Gránica.

JOIN UP. Curso Selección por Competencias.

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