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Tout se résume dans l’Esthétique et l’Économie politique. Todo se resume a la estética y política económica. El
aforismo de Mallarmé es mi punto de inicio para considerar la estética aceleracionista..1 Pienso que la estética existe
con una relación especial con la política económica, precisamente porque la estética es algo que no puede ser
reducido a la política económica. Política, ética, epistemología, e incluso la ontología están todas sujetas a la
“determinación en última instancia” por las fuerzas y relaciones de producción. O mejor, si la ontología no es
completamende determinada, esto es precisamente en la medida en que la ontología es en sí misma
fundamentalmente estética. Si la estética no se reduce a la economía política, sino que subsiste de una manera
curiosa junto a ella, esto es porque hay algo espectral, y curiosamente insustancial en la estética.
Kant dice dos cosas importantes sobre lo que el llama juicio estético. La primera es que cualquier clase de juicio es
necesariamente “desinteresado.” Esto significa que no se relaciona con las propias necesidades y deseos. Es algo
que se puede disfrutar completamente por cuenta propia, sin motivos ulteriores, y sin ganancia alguna. Cuando
encuentro algo bello, Soy “indiferente” a cualquier utilidad que ello pueda tener; Soy incluso indiferente de si es
algo realmente existe o no. Es por ello que la sensación estética es el reino de la existencia que no es reducible a la
política económica.
Campaña de la organización Británica Cultural Capital con el apoyo del Teatro Nacional y el Museo Británico.
Sanako Tomiyoshi del Ballet Nacional Británico sostiene un banner de Damien Hirst. Fotografía: Lefteris
Pitarakis/AP.
Claro que esto no significa que estoy necesariamente liberado con el arte de otros problemas. Las limitaciones de la
economía política pueden entrar en el terreno de la estética. Una persona hambrienta está bloqueada de un completo
disfrute estético. Sólo cuando estoy en general, bien alimentado que puedo disfrutar de las delicias culinarias. Y es
sólo a partir de una posición de seguridad, dice Kant, que puedo disfrutar de espectáculos sublimes del peligro. La
belleza por sí misma es ineficaz. Pero esto también significa que la belleza es en sí misma una utopía. La belleza
presupone una liberación de la necesidad; nos ofrece una manera de salir de la escasez artificial impuesta por el
modo de producción capitalista. Como sea, ya que vivimos de hecho bajo este modo de producción, la belleza es
solo “una promesa de felicidad”(como dijo Stendhal) en lugar de felicidad por sí misma. La estética, para nosotros,
es inevitablemente flotante y espectral. Cuando el tiempo es dinero y el trabajo es 24/7, no tenemos el lujo de ser
indiferente a la existencia de algo. Usando una distinción hecha por China Miéville, el arte en el capitalismo, en
el mejor de los casos nos ofrece escapismo, en lugar de una perspectiva real de escape.
La segunda cosa importante que Kant dice sobre el juicio estético es que es non cognitivo. La belleza no puede
subsumir bajo ningún concepto. Un juicio estético es por tanto, singular y infundado. La experiencia estética no
tiene nada que ver con “información” o “hechos”. No puede ser generalizada, o transformada aninguna clase de
conocimiento positivo. ¿Como podria serlo, siendo que no cumple ninguna función o propósito por sí misma?
Y esto, nuevamente, es por lo cual la sensación estética nos parece espectral , incluso efímera. No puede extraerse,
apropiarse o usarse para trabajo.
Los filósofos analíticos de la mente, frustrados por tal imposibilidad, han invertido décadas tratando de argumentar
que la experiencia estética —o lo que ellos usualmente llaman “sensación interna,” o experiencia de la “qualia,” o
“consciencia” tout court — no existe realmente. Como dijo famosamente Wittgenstein: “Una rueda que puede girar
sin que ninguna otra cosa se mueva con ella no forma parte del mecanismo.”2 Pensadores posteriores han
transformado la perplejidad de Wittgenstein sobre la experiencia interna en negación dogmática de que puede ser
otra cosa que una ilusión. Pero el punto básico permaneece. La estética marca la extraña persistencia de que (citando
a Wittgenstein de nuevo) “no es un Algo, pero tampoco es una Nada!”3 La experiencia estética no es parte de ningún
mecanismo cognitivo — a pesar que no es nunca encontrada fuera de tal mecanismo.
Cables de red en un data center cualquiera
Cual es el rol de la estética entonces, hoy día? Dijimos que la belleza no puede ser subsumida; pese a que vivimos
en un tiempo en que los mecanismos financieros subsumen todo lo que hay. El Capitalismo se ha movido de la
“subsunción formal” a la “subsunción real” Estos terminos, originalmente acuñados These terms, originally
acuñados de pasada por Marx, han sido tomados y elaborados por pensadores de la tradición Autonomista Italiana,
más notablemente por Michael Hardt y Antonio Negri. Para Marx, es la labor la que es “subsumida” bajo el capital.
En la subsunción formal, el capital se apropia, y extrae un superávit de los procesos de trabajo que precedieron al
capitalismo, o que al menos no están organizados por el capitalismo.
En la subsunción real, ya no hay tal autonomía; la labor por sí misma es directamente organizada en términos
capitalistas (pensemos en las fábricas y líneas de ensamblaje).4
Según la redefinición expandida de Hardt and Negri’s de la subsunción,” no es solo la labor la que es subsumida
por el capital, también todos los aspectos de la vida personal y social. Esto significa que todo en la vida debe ahora
verse como una clase de labor: seguimos trabajando, incluso cuando consumimos, incluso cuando estamos
durmiendo. Los afectos y sentimientos, las habilidades del lenguaje, modos de cooperación, formas de hacer las
cosas y de conocimientos explícitos, expresiones de deseo: todas son apropiadas y reorientadas a convertirse en
fuentes de valor monetario. Nos hemos movido de una situación de explotación extrínseca, en la que el capital
incorpora directamente el trabajo y la subjetividad dentro de sus propios procesos, a una situación de explotación
intrinseca, en la que el capital subordina el trabajo y la subjetividad bajo sus propios propósitos.
Esto significa que el trabajo, la subjetividad, la vida social ya no son parte externa del capital, o antagonistas con
ello. En realidad son inmediatamente producidos como parte de él. No pueden resistir la depredación del capital,
porque ya son por si mismos funciones del capital. Esto es lo que nos lleva a hablar de cosas tales como “capital
social,” “capital cultural,” “capital humano”: como si nuestro conocimiento, nuestras habilidades y creencias, y
nuestros deseos tuvieran únicamente un valor instrumental, y se fueran sujetos de inversión. Todo lo que hacemos
y vivimos, todo lo que experimentamos, es rápidamente reducido al estatus de ¨trabajo muerto, que, como un
vampiro, sólo vive al chupar trabajo vivo, y vive más, cuanto más trabajo vivo chupa.”5 Bajo un régimen de
subsunción real, cada persona viviente es transformada en un capital social que no debe quedar sin utilizam pero
debe ser utilizado rentablemente. El individuo es asumido — y de hecho obligado — a ser lo que Foucault llama, “un
emprendedor, un emprendedor de sí mismo… ser su propio capital, ser su propio productor, ser por sí mismo la
fuente de [sus] ganancias.”6