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Universidad Nacional de Piura

Curso: Filosofía y Ética


Profesor: Nicolás Cueva Palacios
Control de lectura
I. Lee y subraya las ideas principales.

1. Alienación

O enajenación o extrañamiento. Circunstancia en la que vive toda persona que


no es dueña de sí misma, ni es la responsable última de sus acciones y
pensamientos. Para Marx es la condición en la que vive la clase oprimida en
toda sociedad de explotación, en toda sociedad que admite la propiedad
privada de los medios de producción.
Tanto para Marx como para Hegel, este concepto describe la siguiente
situación que le puede sobrevenir a un sujeto: cuando no se posee a sí mismo,
cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse
en otra cosa distinta a la que él mismo propiamente es, decimos que dicho
sujeto está alienado; la alienación describe la existencia de una escisión dentro
de un sujeto, de un no poseerse totalmente y, como consecuencia de ello,
comportarse de un modo contrario a su propio ser. Sin embargo, aunque Marx
tomó este concepto de Hegel, hay importantes diferencias en el modo en que
ambos filósofos la interpretaron:
para Hegel el sujeto de la alienación es la Idea (que algunos intérpretes de su
pensamiento identifican con el mismo Dios), para Marx el sujeto es el hombre;
para Hegel la alienación consiste en el peculiar procedimiento por el cual la
Idea se hace otra cosa radicalmente distinta de sí, se enajena y se hace
Naturaleza; y las razones de este extraño destino son de índole teológica, pues
tienen que ver con los planes de la Idea (Dios) para su propia perfección o
autoconocimiento. En Marx la alienación se refiere a la explotación del hombre
por el hombre, se refiere a la pérdida de autonomía y libertad de una clase
social como consecuencia de la explotación a la que le somete otra clase social,
principalmente por el hecho de existir la propiedad privada de producción.
Marx considera que con la aparición de la propiedad privada se produce
una circunstancia social totalmente nueva y que sólo podrá eliminarse con la
abolición de dicha forma de propiedad. Podemos entender esta nueva
situación si nos fijamos en la alienación en la sociedad esclavista: en esta
sociedad el esclavo no se pertenece a sí mismo sino al amo; el amo puede
disponer a voluntad del esclavo, de su cuerpo, de su mente, de su personalidad
y sus habilidades. Cabe distinguir el individuo mismo, su actividad y los objetos
producidos por su actividad; pues bien, en dicha sociedad, el esclavo no es
dueño ni de sí mismo (carece de libertad completa, no puede hacer lo que
quiera con su cuerpo, ni con su sexualidad, ni con su mente) pero tampoco es
dueño de su actividad, ésta le pertenece al amo, como también le pertenece
al amo el conjunto de objetos producidos por el esclavo (por ejemplo los
objetos de su actividad manual, lo que obtenga por trabajar en el campo, ...).
Según Marx, lo mismo ocurre en el sistema de producción capitalista: aquí el
hombre se hace cosa, mercancía, usada por el propietario de los medios de
producción sólo como un instrumento más en la cadena de producción de
bienes. La propiedad privada convierte los medios y materiales de producción
en fines en sí mismos a los que subordina al mismo hombre. La propiedad
privada aliena al hombre porque no lo trata como fin en sí mismo, sino como
mero medio o instrumento para la producción.

2. Consumismo y alienación en la sociedad actual1

En la actualidad, vivimos en un tiempo histórico – social y en un sistema


regidos por un modo de dominio que podríamos perfectamente calificar como
de capitalismo salvaje.

1
Silvia Quinelli Viñán
En este estado de situación, el complejo tema del consumismo se erige como
un buque insignia de estos tiempos de enajenación y alienación del sujeto,
enajenación y alienación que podemos pensar que devienen como
consecuencia del citado fenómeno del consumismo pero que también
podríamos plantearnos como posibles causas del mismo, dado que nada es tan
simple como aparenta.
La globalidad característica de esta época, representada en múltiples formas
(principalmente la información al instante y la “comunicación” instantánea
virtual, a través de las redes sociales) nos hace asistir a la configuración de
nuevas subjetividades, entendiendo por tales al modo en que cada individuo
aprehende el mundo circundante y se forma a sí mismo como ser deseante y
pensante. En tal sentido, Guattari expresaba: “Lo que constituye, en la
actualidad, lo esencial del poder del capitalismo, no es tanto su ejército, su
policía, su carácter soberano, sino su capacidad mucho mayor que los
movimientos progresistas para producir subjetividad, para modelarla”2
Por otra parte, la publicidad en todas sus formas y por todos los medios se
encarga de “bombardearnos”, si se me permite la expresión, con toda clase de
artículos y bienes de consumo, permeando todos los espacios e influyendo en
mayor o menor medida en la población, variando en función de cada
singularidad. Calzado, vestimenta, electrodomésticos, celulares de última
generación y todo objeto pasible de ser comprado se promete, muchas veces,
como una especie de panacea, cuando no como algo que, si no se tiene, te deja
“out”, afuera de la felicidad y bienestar que podríamos sentir al tenerlos. De
esto se desprende la identificación (como proceso no consciente) que los
técnicos del marketing buscan y consiguen despertar mediante la publicidad:
afamados deportistas que visten X marca de calzado, prominentes modelos
que anuncian cuál debe ser la “tendencia” de la moda, sólo por poner algunos
ejemplos concretos.
Sin embargo, en este punto debemos hacer una consideración imprescindible:
frente a la desigualdad económico – social y cultural a la que asistimos en
nuestro Uruguay actual hay algo que, al decir del Psicoanalista Marcelo

2
Guattari, F.: “El devenir de la subjetividad”, Dolmen Ediciones. Santiago de
Chile, 1998
González Imaz: “… la forma en que nuestra civilización nos iguala es a través
del consumo. La sociedad se organiza en torno a esto…” 3
Centros comerciales atestados de gente, promociones, descuentos, préstamos
de distintas empresas para seguir comprando cada vez más en una suerte de
espiral sin fin son una realidad hace mucho instalada, conformando un
escenario imperante en la actualidad. Lo instantáneo y pasajero como
características de nuestro tiempo hacen que determinados artículos se
vuelvan obsoletos rápidamente, facilitando así una lógica de mercado que
tiene como lema “tener lo último”.
De esta forma, al decir del Psicólogo Eduardo Viera, muchas prácticas se
naturalizan como parte de nuestra vida cotidiana, por ejemplo “… nuevos
diagramas espaciales donde los principales emplazamientos se miniaturizan,
“Shopinización” de nuestros deseos, nuestros paseos, nuestros encuentros.”
González Imaz, Marcelo: “¿Adictos o consumidores?” 4
Ahora bien, en medio de este panorama podemos intentar plantear o ensayar
algunas hipótesis más acerca de las causas que estarían llevando a tantos
sujetos a consumir de esta forma. En tiempos en donde la soledad (paradoja
en un mundo de cyberespacio) y las frustraciones de la vida cotidiana se
constatan tan a menudo, incluyendo también a la creciente presencia de las
denominadas “patologías del vacío”, podemos preguntarnos hasta dónde
estas experiencias internas no tendrán participación en llevar al individuo a
desplegar su plena conducta consumista, donde estaría intentando
“compensar” con artículos la falta de otras cosas, aunque sean de otra índole.
Desde un punto de vista psicoanalítico, podemos introducir aquí una distinción
que puede resultar necesaria; la diferenciación entre necesidad y deseo. La
necesidad podría ser conceptualizada como algo que se puede colmar, pero el
deseo, por definición, no se colma nunca y siempre es deseo de otra cosa, que
desconocemos.

3
González Imaz, Marcelo: “¿Adictos o consumidores?” En “La actualidad del síntoma”.
Editorial Psicolibros, Uruguay, 2010.
4
Viera, Eduardo: “¿En qué presente educamos? En “Psicología en la Educación, un campo epistémico en
construcción”. Ediciones CEUP, 2003
Por lo tanto, puede ser en este marco que podemos contribuir a comprender
mejor el fenómeno consumista; los objetos que creemos desear (o que
muchas veces deseamos) se volverán tan efímeros como poco satisfactorios,
porque nunca van a alcanzar para llenar nada, en todo caso podrán satisfacer
una necesidad momentánea, dar un placer fugaz, pero, en tanto efímero y
pasajero, siempre se va a terminar continuando con el consumo y la compra
porque precisamente la satisfacción que el sujeto está buscando no la
encontrará jamás de esa forma, porque se encuentra en circunstancias y
aspectos de muy diferente cualidad.

II. Elabora un resumen de los subtítulos de este artículo.


III. ¿Estás de acuerdo con los planteamientos Silvia Quinelli Viñán
formulados en este artículo? Fundamenta tu respuesta.
IV. Escribe tres preguntas referidas al tema.
Desarrollo
Elabora un resumen de los subtítulos de este artículo.

¿Estás de acuerdo con los planteamientos Silvia Quinelli Viñán formulados


en este artículo? Fundamenta tu respuesta.
Escribe tres preguntas referidas al tema.

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