Está en la página 1de 68

La dinámica

de los grupos
Jean Maisonneuve

Ediciones
Nueva Visión
Jean Maisonneuve, profesor
en la Facultad de Letras y
Ciencias Humanas de
Nanterre-París, realiea en este
libro un estudio teórico y
aplicado de la dinámica de los
grupos. La obra se divide en
dos partes. La primera,
Los principales temas de
investigación en dinámica
de los grupos, está dedicada a
la investigación. Luego de
algunas consideraciones
metodológicas sobre las
corrientes de investigación y
las nociones básicas, estudia los
problemas de la cohesión y el
conformismo, los cambios,
los fenómenos de interacción,
el "liderazgo", la afectividad y
los vínculos colectivos. La
segunda parte, Aplicaciones de
la dinámica de los grupos,
pasa de la "investigación" a la
"intervención", desarrollando
la formación psicosociológica,
su sentido, sus niveles y los
métodos de formación.
Este libro constituye una
iniciación indispensable a la
"formación de formadores",
permitirá desechar muchas
prevenciones y orientar muy
oportunamente en la vía de las
reflexiones metodológicas
indispensables.

Psicólogo
Contemporánea
Jean Maisonneuve: La dinámica de los grupos
INTRODUCCIÓN

Título del original en francés: La dynamique des groups,


Presses Universitaires de France, París, 1968.

Traducción de Florea! Mazía

Aunque relativamente poco antiguo, 1 el vocablo grupo se ha


convertido en uno de los más corrientes del habla cotidiana.
En ese aspecto, posee un sentido en apariencia evidente y
una acepción muy amplia. En efecto, abarca conjuntos socia-
les de talla y estructura muy variadas, desde las colectivida-
des nacionales hasta las bandas más efímeras. El único rasgo
común a todos esos conjuntos consiste a la vez en la plura-
lidad de los individuos y en su solidaridad implícita, por lo
demás más o menos fuerte. En ese sentido, el lenguaje común
es significativo por sí mismo: el término de "miembros" apli-
cado de modo espontáneo a los individuos que componen un
grupo recuerda la imagen de un "cuerpo" del cual serían par-
tes a la vez dependientes y móviles; recuerda, asimismo, lo que
esas personas diferentes pueden tener en común y hacer juntas.
Además, el grupo está vinculado con la idea de "fuerza". La
expresión "agruparse" expresa muy bien la intención de refor-
zamiento mutuo de individuos que en aislamiento se sienten
impotentes. Pero esa potencia colectiva provoca reacciones
ambiguas: tranquiliza y amenaza; en forma alternativa, y según
su carácter, el individuo desea la buena acogida y el apoyo
del grupo, o teme ser aplastado, desposeído, devorado por él.
Una misma ambivalencia aparece en la manera en que puede
sentirse la situación de proximidad en el seno del grupo; tra-
tamos de acercarnos a los demás, de integrarnos en un grupo
para comunicar, en cierta forma para sentir calor. Pero la ex-
I.S.B.N. 950-602-025-6
© 1985 por Ediciones Nueva Visión 3AIC 1
La palabra grupo, de etimología incierta, sólo adquiere un sentido
Tucumán 3748, Buenos Aires, República Argentina social a comienzos del siglo xvra.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en la Argentina / Printed in Argentina
7
periencia enseña también que no basta con encontrarse con La fortuna de esta expresión —cuya historia indicaremos más
otros para participar y compartir, y que en el seno de una adelante— se debe, nos parece, a la conjunción de una expe-
muchedumbre se experimenta a menudo un intenso sentimiento riencia inmediata y de un enfoque de orden científico; a la
de soledad. riqueza de la una se agrega el prestigio del otro. Y además se
Estas pocas observaciones atraen desde ya la atención hacia suma, sin duda, un tercer ingrediente más oculto: el de un
la complejidad de la naturaleza y noción de grupo. La propia nuevo recurso que refuerza el poder —nuestro poder— sobre
extensión del término tiene como contraparte su gran impre- el destino de los grupos, una especie de esperanza demiúrgica
cisión, así como la de las palabras que a menudo se le asignan que evoluciona entre la innovación y la manipulación.
como sinónimos: masas, multitud, comunidad, organismo, ca-
Por consiguiente es preciso preguntarse por qué los pro-
tegoría social... Si se quiere precisar aun más la naturaleza
blemas de grupo están hoy "a la orden del día". Este interro-
de un grupo cualquiera, conviene tener en cuenta muchos
gante conduce en forma directa a una perspectiva sociológica.
criterios, en especial su grado de organización y su función, los
Desde hace nías de un siglo, pero sobre todo desde hace unos
modos de interacción que existen entre sus miembros y la
veinte años, las organizaciones y los sistemas de valores, y
distribución de sus roles; asimismo, la manera como es vivida
correlativamente el marco y el estilo de la vida cotidiana, se
la situación de grupo, el "ser juntos". Así se dibuja, más allá
han trasformado en profundidad. Esos cambios técnicos, eco-
de un enfoque superficial y con vistas a definiciones más pre-
nómicos, demográficos, afectan no sólo las relaciones del hom-
cisas, la presencia de dimensiones estructural, funcional y psi-
bre con los objetos —en especial la naturaleza del trabajo y
cológica.
el tipo de habitat—, sino también las relaciones de los hombres
Por lo demás, los grupos no son objetos fijos; nacen, se desa- entre sí, como consecuencia del creciente desarrollo de la urba-
rrollan, se mantienen o se dispersan. En una palabra, tienen nización y de los organismos tecno-burocráticos. La evolución
una historia. Cada uno de ellos expresa en mayor o menor de los marcos y procesos de comunicación (masificación, mass
medida un proyecto, una empresa, incluso una aventura para media), así como el desmoronamiento de los modos tradicio-
y entre los actores. Estos procesos pueden ser convertidos por nales de autoridad, tanto familiar como profesional, engen-
los investigadores en una serie de interrogantes más o menos dran la búsqueda de nuevos equilibrios y nuevas fórmulas de
objetivos: "¿Dónde, con quién, para qué se forma un grupo, integración psicosocial y, por consiguiente, un reordenamiento
cómo?" Por lo demás es dudoso, como lo veremos, que los de los grupos y de las relaciones en grupos.
actores de esa historia tengan siempre una conciencia clara de
En ese sentido, resulta sorprendente seguir la suerte corrida
lo que hacen y de todo lo que buscan, y que los observadores
por la noción de equipo. El equipo es una palabra antigua,
puedan captar en verdad el "sentido" de los procesos colecti-
vinculada en sus orígenes con la noción de embarque (el equi-
vos, si se mantienen totalmente ajenos y exteriores. Así se
po, la tripulación de una nave) y de trabajo en grupo. Recuer-
plantean, £n el plano de un enfoque científico, los problemas
da imágenes de impulso, de esfuerzo colectivo, de solidaridad.
de actitud y de método. Pero desde hace una veintena de años, cuando el término se
Sea como fuere, todo fenómeno de grupo aparece vinculado mantenía limitado al dominio del trabajo material (el equipo
a un devenir que implica una especie de vida, de fuerza es- de obreros) o de ciertos juegos colectivos, tiende a ser utili-
pecífica. Y eso es precisamente lo que quieren expresar, me- zado y postulado en muchos sectores sociales, y en planos muy
diante la jerga del físico, los términos dinámica de los grupos. diversos de responsabilidad. Así se habla de "equipo de en-

8 9
temas más desarrollados o los más significativos. A lo largo del
lace" en las colectividades industriales o administrativas, de trayecto presentaremos, por cierto, métodos y resultados, pero
"equipo de investigación" en los laboratorios privados o pú- también problemas y reservas críticas, pues la dinámica de los
blicos, de "equipo de curación" en los centros hospitalarios o grupos, fruto de una urgencia, es también la víctima de cierta
extrema afición en la cual se mezclan motivaciones bastante
incluso de "equipo pedagógico", de "equipo de reeducación" . . .
oscuras. Vinculada a la acción de los hombres por definición,
Pero si se mira más de cerca, se comprueba que en general
no deriva sólo de dimensiones psíquicas y sociales, sino tam-
las "bases" ya estaban constituidas tradicionalmente por un
bién de oposiciones axiológicas, de sistemas de valores explíci-
trabajo de equipo efectivo, que reunía a los individuos, iguales
tos o latentes que es preciso descubrir y apreciar. 8
por principio, en torno de un jefe que poseía una autoridad
casi completa (taller, oficina, aula). Del mismo modo, cierto
numero de "cúspides" presentaban ya un carácter colegiado,
en ocasiones más aparente que real (consejos o comités de di-
rección, de administración, etc.). Pero lo más nuevo es, por
una parte, la crisis de esos grupos tradicionales en los cuales
se pone en duda el modo de dirección autoritaria, y por otra
parte el surgimiento de equipos intersticiales entre la base y
la cúspide: reuniones de trabajo entre jefes de sectores, de
departamentos, de especialistas, etc., que tienden por sí mis-
mos a reunir a sus subordinados o a los delegados de éstos.
Pero con bastante frecuencia el sistema de equipo se man-
tiene más bien como una aspiración, un ideal, y aun como una
invocación casi mágica a partir de la palabra misma, y queda
como algo condicional: haría falta, sería necesario, se" dice,
promover "un verdadero trabajo de equipo". Y ello debido a
la crisis de las estructuras tradicionalmente destinadas a ese
trabajo, así como a las resistencias o a cierta ambivalencia res-
• pecto de la realización de nuevos equipos.
Se puede decir que en gran medida el desarrollo y la au-
diencia de la dinámica de los grupos resultan de los cambios
y las preocupaciones que acabamos de exponer. Animada por
2 Esta obra constituye una prolongación teórica y aplicada de nuestro
un doble objetivo de investigación y de intervención, se pro- trabajo más general sojbre La psicología social, Paidós, Buenos Aires, 1966.
pone elucidar los mecanismos complejos del funcionamiento Se encontrará en ella, sin embargo, la exposición de ciertas experiencias
que fueron tomadas de la última edición de La psicología social, a su
de los grupos, y extraer de ellos cierto número de aplicaciones vez notablemente reordenada. En cambio, no tratamos aquí la corriente
en el plano de la vida profesional o cotidiana. Esta obra tiene sociométrica —anuque pueda ser integrada al dominio de La dinámica
el propósito de presentar ciertos aspectos importanes de ese de los grupos (tomada en el sentido más amplio)—, pues sus métodos
y principales direcciones ya han sido presentados en la otra obra.
movimiento reciente, teniendo en cuenta su doble objetivo.
Sin pretensiones de agotar la materia, hemos destacado los
U
10
Primera parte
LOS PRINCIPALES TEMAS
DE INVESTIGACIÓN
EN DINÁMICA DE LOS GRUPOS
Capítulo I
CORRIENTES DE INVESTIGACIÓN
Y NOCIONES BÁSICAS

Sería bastante simplista creer que el interés asignado a los fe-


nómenos de grupo, en especial a los "pequeños grupos", se re-
monta al último cuarto de siglo y consiste en forma casi exclu-
siva en una contribución norteamericana —preocupación capital
o modo artificial—, según la actitud de evaluación.
En La República de Platón o en Lo Política de Aristóteles se
encuentra ya un conjunto de hipótesis y de análisis de gran
agudeza sobre los fenómenos colectivos, sus estructuras y sus
trasformaciones. Pero no es dudoso que el estudio de los gru-
pos y de las relaciones humanas haya adquirido un carácter po-,
sitivo y experimental sólo a comienzos del siglo xx. Hasta esa
época las obras dedicadas a ese dominio tenían, bien el carácter
de "modelos teóricos", bien el de "utopías imaginarias". Las
unas presentan un carácter racionalista y rígido; las otras están
inspiradas por el Deseo y la Fantasía, con dominantes sexua-
les o sentimentales, anarquistas o comunitarias.1 Su caracte-
rística común consiste en la invocación de "un cambio, en la
proyección de un ideal, incluso cuando sus autores se re-
fieren a una experiencia en ocasiones amplia y lúcida de la
"naturaleza humana".
Por lo demás, la psicosociología de los grupos restringidos
sigue siendo deudora, en muy amplia medida, de los grandes

1
La obra que constituye en cierta medida el "ramillete" de esos
artificios fantasmáticos, pero también la iniciación de una preocupación
experimental, es sin duda la de Charles Fourier.

15
precursores europeos de las ciencias humanas, en especial de Group Dynamics, que se integró varios años más tarde (en
Durkheim y de Freud. El primero —aunque en general se lo 1948) al Institute for Social Research, en el marco de la Uni-
presente como el ejemplo de una sociología vinculada a la versidad Ann Arbor, de Michigan.
primacía de la "spcjedad global"— se interesó también, y en En verdad, hoy conviene distinguir un sentido amplio y uno
grado considerable/^or los grupos específicos: familia, es- restringido de la dinámica de los grupos. En el sentido am-
cuela, sindicato. Sus conceptos y teorías relativos a la solida- plio, y vinculada con ciertas ideas fundamentales de Lewin,
ridad, la anomia, los símbolos sociales, contribuyeron en gran abarca un vasto conjunto de trabajos dedicados a los grupos
medida a la interpretación de los procesos colectivos en todas restringidos, pero que no se refieren todos a los conceptos y
las escalas. Durkheim, por otra parte, fue el creador de la los modelos lewinianos. Su carácter común consiste en con-
expresión de "dinámica social". Su influencia se ejerció con siderar la vida de los grupos como la resultante de fuerzas
fuerza sobre los investigadores norteamericanos más eminentes (o procesos) múltiples y móviles, que se trata de identificar
que, aun sin emparentarse con la corriente de la dinámica de y en lo posible medir con precisión. Las otras dos implicacio-
los grupos, se interesan en forma directa por los problemas del nes de la dinámica lewiniana que aceptan más o menos todas
cambio: el sociólogo Merton y el psicólogo Sherif. las corrientes de investigación son las siguientes:
— la investigación y la intervención deben estar estrecha-
En cuanto a Freud, una parte de sus trabajos está dedicada
mente relacionadas;
de modo expreso a la psicología colectiva. Los conceptos y
los modelos psicoanalíticos han sido traspuestos (con retoques — el cambio y la resistencia al cambio constituyen un as-
o sin ellos) a la descripción y explicación de la mayoría de los pecto esencial en la vida de los grupos.
fenómenos relaciónales, tanto estructurales como afectivos. Su A lo largo de esta obra tomaremos la expresión de dinámica
influencia sobre todo el pensamiento de Lewin —a pesar de de los grupos en su sentido más amplio, y reservaremos la de
las contribuciones originales y decisivas de este autor— es "corriente dinamista" para los trabajos y los investigadores
considerable. Precisamente Kurt Lewin es el creador del tér- que se refieren en forma directa a las concepciones de Lewin.2
mino "dinámica de los grupos" y el promotor de la corriente Indicaremos cuáles son esas principales corrientes de inves-
de investigación que lleva ese nombre. tigación, recordando de manera sumaria sus nociones claves,
sus modelos, sus actitudes metodológicas y sus campos de
La expresión group dynamics aparece por primera vez en investigación electivos.
1944, en un artículo de Lewin dedicado a las relaciones entre
la teoría y la práctica en psicología social; de él se puede ex-
traer este significativo pasaje: "En el dominio de la dinámica
de los grupos, más que en ningún otro dominio psicológico, 1. La corriente dinamista (o lewiniana)
están unidas metodológicamente la teoría y la práctica. Si se
la asegura en forma correcta, esa unión puede proporcionar Aquí no sería posible desarrollar, y menos aún resumir, las
respuestas a problemas teóricos, y al mismo tiempo reforzar
el enfoque racional de nuestros problemas sociales prácticos, 2
Para una exposición histórica de los precursores y de las tendencias
que es una de las exigencias fundamentales de su solución." en el estudio de los grupos restringidos, véase la obra de D. Anzieu (en
la bibliografía). Para la contribución del propio Lewin, véase el pre-
La idea y la expresión tuvieron andamiento, e inspiraron la facio y los trozos escogidos publicados por C. Faucheux, con el título de
creación de un organismo de estudios, el Research Center of Psychologie dynamique Presses Universitaires de France.

16 17
concepciones de conjunto de Lewin, psicólogo alemán emigra- ladas, en función de las cuales el investigador puede desarro-
do a Estados Unidos en 1934 y que se ubicó en el centro de llar las hipótesis que luego conviene validar por medio de una
los principales movimientos psicológicos y científicos de su experiencia planificada. Toda la corriente dinamista ha sido
época, antes de promover sus propias teorías y de fundar la profundamente influida por esta actitud experimental, y se
dinámica de los grupos. Sin embargo es preciso subrayar en entiende que se haya orientado de más buena gana hacia el
qué forma el espíritu, los modelos y aun los conceptos de las laboratorio que hacia el terreno, en la medida en que el con-
ciencias físicas ejercieron su influencia sobre ese pensamiento. trol y la manipulación de las variables son evidentemente más
La introducción decisiva de lo que él denomina "el espíritu fáciles en aquél. Pero una teoría "explicativa" de los ferióme-
de Galileo" en la psicología contemporánea consiste en vincu- nos de grupos progresa por un vaivén entre el terreno y el
lar estrechamente la investigación de la ley con el examen de laboratorio; en efecto, el primero sugiere los factores e hipó-
la situación en la que ella interviene. "La validez general tesis que el segundo se encarga de refinar y de verificar o in-
de la ley y el carácter concreto del caso individual no son en validar; y el regreso posterior al terreno permite una exten-
modo alguno contradictorios; la referencia a la integridad de sión de las teorías precedentes, pues conduce a la elaboración
la situación concreta debe sustituir la referencia a la colección de nuevos planes experimentales.
más amplia posible de casos históricos que se consideran fre- Los investigadores que adhieren total o parcialmente a las
cuentes." concepciones de Lewin son sin duda los más numerosos y
El propósito de la dinámica, en psicología tanto como en productivos; constituyen varios equipos cuyos trabajos más
física, consiste siempre en "referir el objeto a la situación", en destacados se encuentran reunidos en un simposio intitulado
abordar la conducta de un individuo o de un grupo en su Group Dynamics (bibliografía). 8
"campo". Ese campo, o "espacio de vida", abarca a la perso-
na —o el grupo— y el ambiente psicológico "tal como es para 2. La corriente interaccionista
ellos". En cuanto al grupo, se define, no por la simple proxi-
midad o la simple semejanza de sus miembros, sino como un En esta corriente se puede ubicar a diversos investigadores
conjunto de personas interdependientes. En ese sentido cons- que adoptan inicialmente una actitud empirista y descriptiva,
tituye verdaderamente un organismo, y no un conglomerado, y que extraen sus conceptos e hipótesis por una especie de
una colección de individuos. La trama de esa organización es tanteo progresivo.
el campo psicológico del grupo, que engloba, no sólo a los R. F. Bales, en especial, quiere basar la investigación en
miembros, en cierta forma apoyos materiales, sino sus objeti- una observación sistemática de los datos inmediatos, es decir,
vos, sus ^acciones, sus recursos, normas, etc. En el seno de ese de los procesos de interacción entre individuos, sin tomar nada
grupo en situación se desarrolla un sistema de "tensiones", ora ú priori de la jerga físico-matemática; él mismo definió con
positivas, ora negativas, correspondientes al juego de los de- claridad en qué aspectos difiere su actitud metodológica de
seos y las defensas; la conducta del grupo consistirá en un la de los lewinianos:
conjunto de operaciones tendientes a resolver esas tensiones
"Una falsa concepción consiste en suponer que todo pro-
y a restablecer un equilibrio más o menos estable.
De ese modo se percibe el esfuerzo de Lewin para definir 3
Las obras mencionadas en el texto y que figuran en la bibliografía
conceptualmente un conjunto de variables rigurosas y articu- llevarán en adelante la identificación (bib.).

18 19
greso científico se hace en términos de una estrategia deduc- su influencia sobre los procesos, no es posible superar el nivel
tiva de sentido único." Esta estrategia supone ante todo la de las correlaciones entre variables. Por último, las ideas de
construcción de hipótesis teóricas generales; luego, la formu- totalidad y de interdependencia, que en Lewin representaban
lación de definiciones operacionales para cada una de las varia- un papel considerable, parecen, si no ausentes, por lo menos
bles englobadas por la hipótesis. Por definiciones operacionales secundarias en el interaccionismo, que de tal modo corre el
hay que entender los aspectos tangibles según los cuales la riesgo de reducir la dimensión propiamente colectiva del
variable se presta a una manipulación del investigador (por grupo al tejido o a la suma de las relaciones interpersonales.
ejemplo, una variable tal como la cohesión, el inventario de Los principales trabajos de la corriente interaccionista están
las actitudes hacia el grupo, las simpatías mutuas, el compor- reunidos en un simposio intitulado Small Groups (btb.).
tamiento colectivo, etc.). En general, toda variable se pres-
ta a varías definiciones operacionales, entre las cuales el inves-
tigador puede elegir, y que él mismo crea a menudo, con ayuda
3. La corriente psicoaruüítica
de tareas artificiales asignadas a los sujetos de la experiencia.
Pero si los resultados de la experiencia de validación son po-
sitivos., observa Bales, habrá tendencia a suponer a la vez que Ya indicamos que Freud se interesó directamente por la
las deficiones operacionales son satisfactorias y que las hipó- psicología colectiva; pero luego los conceptos y modelos ana-
tesis han quedado verificadas. Por lo contrario, si los resul- líticos ejercieron una influencia decisiva sobre numerosos clí-
tados son negativos, no se sabrá si las definiciones fueron mal nicos orientados hacia la psicosociología. Ello se explica con
elegidas o si las hipótesis carecen de fundamento. Habrá facilidad, ante todo porque el freudismo constituye el tipo
tendencia a culpar al desarrollo operativo y a conservar las mismo de un enfoque dinámico de la conducta; y luego, de-
hipótesis. En resumen, en esta estrategia el esquema teórico bido al desarrollo de la terapia de grupo, que debía poner
es protegido excesivamente. Hay muy pocas posibilidades de a los psiquiatras frente a los procesos colectivos.
que los datos puedan corregir y mejorar las hipótesis básicas. A menudo se opone la tendencia clínica a la tendencia ex-
El remedio que propone Bales consiste en un regreso a los perimental, y se subraya que la primera se atiene a las situa-
datos con ayuda de l a observación armada", en especial de ciones vividas, que analiza en términos de psicología indivi-
dual (motivaciones, ansiedad, defensas, decisiones, etc.), en
métodos de registro continuo y sistemático de los procesos
tanto que la segunda trabaja con situaciones construidas, ar-
naturales que se desarrollan en los grupos.
tificiales con la ayuda de conceptos tomados de las ciencias
Sin llegar a decir que Bales sustituye un plan experimental
físicas (equilibrios de fuerzas, redes, valencias, etc.). Sin em-
por una especie de "pesca en aguas revueltas", parecería que
bargo, se encuentran varias analogías "fisicalistas" en el len-
su perspectiva es bastante limitada, tanto más cuanto que las
guaje del propio Freud, pero sobre todo ciertos términos y
situaciones colectivas que encara son casi exclusivamente dis-
procesos parecen ser comunes y trasespecíficos, en especial los
cusiones, y que su marco de análisis es un sistema de cate-
de tensión, resistencia, conflicto, cuyo alcance es tanto indi-
gorías de origen inductivo, es cierto, pero rígido.4 Aun si se
vidual como colectivo, psicológico como sociológico.
introducen determinados "cambios experimentales" para medir
La oposición real sólo subsiste en la medida en que ciertos
investigadores tienden a reducir el mecanismo de los grupos
* Cf. cap. IV. a los modelos freudianos de la familia (en particular a la

20 21
relación entre padre e hijos, y a la de los hermanos entre sí)
y a rechazar toda interpretación en términos ajenos al siste-
ma de la personalidad (en especial los de deseos, identifi- demás, estas ideas están muy difundidas en Francia, en los
cación, frustración), e incluso a negar la influencia de las medios más diversos, ¡hasta el punto de que a veces sucede
normas específicamente colectivas sobre las conductas (redu- que se asimile, convirtiéndolos casi en sinónimos, no-directi-
ciendo por ejemplo la presión interna de un grupo sobre sus vismo y dinámica de los grupos! Este fenómeno, entre otros,
miembros a un juego de identificación interindividual). ilustra, en un grado más elevado de información, los riesgos
de simplificación y de confusión señalados más arriba, en el
En rigor, ese es uno de los puntos claves de la dinámica
plano del sentido común.
de los grupos; las acciones y las percepciones de los miem-
bros son sólo los elementos de una estructura compleja, no
reductible a esos elementos.
Los principales representantes de la corriente psicoanalíti-
ca son sin duda los clínicos ingleses dedicados a la terapia 4. Conceptos fundamentales
de grupo (Bion), a la formación (Balint) o a la intervención
(Jacques). Los trabajos de Bion —cuya obra principal, Expe-
riences in Group, ha sido traducida al francés (bíb.)—, contri- Al finalizar el capítulo es conveniente precisar ciertas defi-
buyeron en gran medida a esclarecer los aspectos inconscien- niciones y dimensiones de enfoque.
tes de la vida colectiva. La dinámica de los grupos tomada en su sentido amplio se
En términos más generales, todos los investigadores que se interesa por el conjunto de las componentes y de los procesos
interesan por la vida afectiva de los grupos y por el papel que aparecen en la vida de los grupos, más en particular en
que en ellos representa lo imaginario, y todos los prácticos los grupos "frente a frente", es decir, aquellos cuyos miembros
que se dedican a la formación psicosociológica —en particu- existen psicológicamente los unos para los otros y se encuen-
lar los responsables de los seminarios de Bethel, en Estados tran en situación de interdependencia y de interacción po-
Unidos—, tomaron una parte de sus conceptqs y sus métodos tencial. Pero no es posible hablar de "grupo" sólo a partir
del arsenal psicoanalítico. Pero la mayoría de ellos se esfuer- de los factores de proximidad, semejanza e interrelaciones;
zan por asociarle otros recursos tomados de Lewin o de Rogers. éstos sólo adquieren un sentido colectivo en el interior de una
estructura —ora previa, ora emergente—, que rige el juego de
Es preciso dedicar una atención rspecial a este último. Aun-
las interacciones e implica, en un plano más o menos cons-
que se separa expresamente de! psicoanálisis y en lo esencial
ciente, una meta, un marco de referencia y una vivencia co-
se ha dedicado a la terapia individual, sus aportes originales
munes.
tienen prolongaciones en la psicología de los grupos. La "com-
A pesar de múltiples intentos, no parece haberse estableci-
prensión empática" (que caracteriza la actitud "no directiva")
do ninguna clasificación exhaustiva de los grupos. Para orien-
ejerció una influencia muy grande en el dominio de la for-
tarse entre su variedad y en una perspectiva de investigación,
mación, a la vez como preocupación de apertura hacia los
es posible, sin embargo, destacar cierto número de criterios
demás y como medio de facilitar ciertas evoluciones.5 Por lo
decisivos.
Aparte de las dimensiones, y para atenernos a los grupos
5
Véase infra, cap. VIII. frente a frente, se pueden considerar cuatro criterios funda-
mentales: la relación con la organización social, con las nor-

22
23
El estudio de los pequeños grupos, que en cierto modo se
mas admintidas, con las metas colectivas y con él propio pro-
sitúa en el gozne de lo psicológico y lo sociológico, ofrece un
yecto científico?
doble recurso. Por una parte permite describir y analizar en
1) Como lugar y foco de interacción, el grupo puede de-
vivo los procesos dinámicos de la interacción social. Por la
pender en forma directa de la organización social o provenir
otra, proporciona un conjunto de hipótesis y de interpretacio-
de la conjunción de una serie de proyectos particulares. En
el primer caso se hablará de grupos institucionales; en el se- nes de carácter más general, susceptibles de ser confrontadas
gundo, de grupos espontáneos. luego en la escala de colectividades más amplias.
Con la condición de que se lo continúe en la más amplia
2) Las reglas seguidas implícita o expresamente por los variedad posible de campos sociales, y de que se eviten las
miembros pueden ser preexistentes al grupo o surgir en for- extrapolaciones perentorias, este estudio alcanza toda su am-
ma progresiva de las interacciones. Según el caso, se hablará plitud sin perder el sentido de sus límites.7 En los capítulos
de grupo formal o de grupo informal. que siguen presentaremos sus temas y resultados más salientes.
3) El grupo puede ser considerado por sus miembros, más
bien como un fin, o ante todo como un medio. Cuando se
trata en esencia de "estar juntos", los miembros están "centra-
dos en el grupo", y predominan los factores afectivos; se pue-
de hablar de un grupo de base. Cuando se trata de realizar
una acción, una prueba, o de adoptar una decisión, los miem-
bros están "centrados en la tarea"; predominan los factores
operativos y se puede hablar de grupo de trabajo.
4) Por último, y es el caso más corriente, la existencia del
grupo puede muy bien ser independiente del proyecto cien-
tífico o, por lo contrario, los sujetos pueden estar reunidos
en el marco y con el objetivo de una experiencia. Así, a los
grupos naturales se oponen los grupos de laboratorio, a los
cuales, sin embargo, es discutible caracterizar como puramen-
te artificiales.
Por lo demás, conviene destacar que estas distinciones no
pueden ser radicales y no implican contradicciones. Por ejem-
pro, un grupo institucional puede implicar importantes di-
mensiones afectivas y ser el foco de relaciones informales; un
grupo espontáneo puede organizarse rápidamente, volverse rí- ' En ese sentido suscribimos por entero las reservas formuladas por
gido, cerrado, e incluso llegar a ser una especie de "grupo G. de Montmollin: "El vocabulario utilizado en (ciertos) trabajos de-
de presa" centrado en el poder o el éxito. dicados a los pequeños grupos puede provocar ilusiones y llevar a una
concepción trascendental y cosificadora del grupo, concepción que puede
llegar a la mistificación cuando, mediante la vulgarización y la práctica,
6 se la difunde en la vida real sin un sentido crítico" ("Reflexions sur l'étude
Retomamos aquí un esquema pertinente de J.-C. Filloux, en la Ency- et l'utilisaíion des petits groupes", en BuUetin du CERP, 1959, t. 8, n 9 4).
clopédie de la psychologie, Nathan.

25
24
Capítulo II de normalización, de "presión hacia la uniformidad", ora en el
EL PROBLEMA DE LA COHESIÓN. CONFORMISMO aspecto emocional de espontaneidad colectiva y el sentimien-
Y DESVIACIONISMO to del "nosotros", del "estar juntos".
El concepto de cohesión adquiere, pues, un alcance sinté-
tico y unificador; permite pasar de comprobaciones superfi-
ciales y diferentes a un estudio sistemático de los fenómenos
de "grupo". Por consiguiente, el inventario de los factores de
cohesión que vamos a emprender prefigura los principales te-
mas de la investigación en la dinámica de los grupos, a los
cuales se dedicará cada uno de los capítulos que siguen.
La noción de cohesión parece en todo sentido central para el
estudio de los grupos restringidos, en especial entre los inves-
tigadores de la corriente lewiniana. En su sentido físico ori-
ginario, designa la fuerza que mantiene unidas las moléculas I. LOS FACTORES DE LA COHESIÓN
de un cuerpo; de ahí, por metáfora, la unión de los individuos
en un grupo. Por lo demás se emparenta con un conjunto de
Por concordantes o complementarias que sean las definicio-
nociones anteriores que expresan la misma idea, en particular
nes precedentes, reflejan, de cualquier manera, la multiplici-
la de integración, que orientaba la filosofía social de Spencer,
dad y la complejidad de las fuentes de cohesión. Ante todo
y la de solidaridad, eje de la sociología —y de la moral— de
se puede "distinguir en ellas, en general, factores extrínsecos
Durkheim.
—anteriores a la formación de tales grupos particulares o in-
El término cohesión presenta diversas ventajas. Por una mediatamente dados al comienzo mismo de la instalación del
parte, es neutral en lo que concierne al antiguo conflicto en- grupo— y factores intrínsecos, propios del grupo como tal. En-
tre psicólogos y sociólogos sobre la primacía del individuo o tre los primeros hay que citar ante todo los que aparecen en to-
del grupo, y puede englobar los factores colectivos así como dos los grupos institucionales: por una parte, la influencia de
los interindividuales. Por otra parte, se presta, como veremos, los controles sociales (que van desde las formas de coerción le-
a un enfoque experimental en relación con otras nociones co- gal hasta los modos de presión de la opinión pública); por la
nexas, también ellas tomadas a menudo del lenguaje de la otra, la dependencia jerárquica o funcional de tal grupo en
física: presión, tensión, valencia, etcétera. un conjunto más amplio (en una oficina, en una empresa, por
Aunque numerosas, todas las definiciones de la cohesión se ejemplo). Por último, ciertos factores son comunes a la ma-
refieren a los mismos temas: se trata de 'la totalidad del cam- yoría de los grupos: la disposición material que rige las redes
po de fuerzas que tienen por efecto mantener juntos a los de comunicación, la similitud o la diferencia de las posiciones
miembros de un grupo y resistir contra las fuerzas de des- sociales y de los marcos de referencia propios de los indivi-
integración" (Festinger, Schachter), de "la atracción global duos reunidos.
del grupo para todos sus miembros" (Kelley, Thibaud); el Se admite, en especial, que un grupo reducido cuyos miem-
acento puede ponerse, ora en el aspecto funcional de control, bros se encuentran ubicados de modo tal que pueden inter-
actuar con facilidad (algunas personas en torno de una mesa
26
27
redonda) y que tienen muchas características en común (de
edad, sexo, profesión o ideología) se comunicarán con más dad sea el medio para perseguir el objetivo, es también una
rapidez e intensidad que los participantes de una reunión fuente de satisfacción en sí misma; el sentimiento de la pro-
numerosa y diversa. Ya tendremos ocasión de volver a estos gresión hacia el objetivo constituye una mediación entre los
puntos a propósito del estudio de las discusiones de grupo, dos atractivos, pues reclama como criterio ciertos éxitos de-
pero ahora se puede subrayar que la proximidad en todas sus terminados.
formas —espacial, social, cultural— constituye una poderosa c) La atracción de la pertenencia al grupo. Este factor ca-
facilitación. pital está ya presente en la preocupación del esfuerzo común
En cuanto a los factores intrínsecos de la cohesión, se di- que anima a los precedentes, se trate de la realización de una
viden según dos grandes categorías esbozadas por las defini- tarea material, de una discusión o de un juego. Combina di-
ciones precedentes: versos afectos, en los cuales pueden dominar, según los ca-
1, Factores de orden socio-afectivo que confieren al grupo sos, un sentimiento de poderío (grupos en expansión, grupos
lo que los investigadores lewinianos denominan su "valencia" de presión), de orgullo (grupos de prestigio) o de seguridad
(o atractividad) y que engloban ciertas motivaciones, emocio- (caso de todos los grupos bien establecidos).
nes y valores comunes. Precisemos que el término "valor" no Pero es probable que más allá de estos afectos el móvil fun-
debe ser entendido aquí en una acepción especialmente idea- damental sea el de comunicarse, de unirse de alguna manera
lista, sino en el sentido muy general de urgencia sentida. a los demás, escapando de ese modo a la ansiedad de la so-
ledad. El enfoque clínico de la vida afectiva de los grupos,
2. Factores de orden operativo y funcional que se refieren lo mismo que la de los individuos, nos inclina a esta interpre-
a la organización propia del grupo al permitirle, por lo menos tación.1
en parte, satisfacer sus necesidades y perseguir sus metas.
El conjunto de estos factores determina el proceso de iden-
tificación de los miembros con su grupo y la intensidad (va-
riable ) del sentimiento del "nosotros". En sus niveles más al-
1. Los factores socio-afectivos tos, ese sentimiento apunta a hipostasiar el grupo como valor
trascendente y absoluto, a la vez respecto de sus miembros
Comprenden, en esencia: y de todo otro valor exterior. Así se explican los sacrificios
a) La atracción de un objetivo común. Este objetivo puede personales de que son capaces ciertos sujetos, y los fenóme-
ser más o menos claro según la edad y la naturaleza del gru- nos de fanatismo.
po. Vivido como un proyecto a veces exaltador en los grupos Esta identificación tiende a concretarse por medio de ex-
espontáneos en camino de formación, es percibido a menudo presiones simbólicas tangibles: nombres específicos, cantos,
en forma más ritualista y más prosaica en los grupos institu- ritos, ceremonias y todos los sistemas "figurativos".
cionales, en los cuales puede llegar a borrarse, no sin riesgos A estos afectos propiamente colectivos se agregan otros fac-
para la cohesión. Su fuerza atractiva depende, no sólo de su tores:
claridad, sino además de su adecuación al nivel medio de
aspiración de los miembros del grupo. — El juego de afinidades interpersonales. En efecto, la ad-
b) La atracción de la acción colectiva. Aunque esta activi-
1
Cf. cap. VI.
28 29
hesión de una persona a un grupo puede deberse en gran par- penden a la vez de las actividades realizadas y de las apti-
te a simpatías electivas hacia tales o cuales miembros con tudes de los diversos miembros, pues conciernen según los
los cuales dicha persona estableció —o trata de establecer- casos a individuos o subgrupos afectados a una misma fun-
relaciones de amistad. Hemos visto que la corriente de in- ción. Esta diferenciación funcional presenta un aspecto ho-
vestigación sociométrica se ocupó especialmente de buscar las rizontal (por ejemplo, trabajo en cadena en un equipo, turno
redes afectivas espontáneas presentes en todos los grupos y para hacer uso de la palabra en una discusión), aunque ya
que pueden, según los casos, reforzar o poner en serio peli- exista ahí cierto ordenamiento, pues la acción del precedente
gro el juego de las estructuras formales. condiciona en mayor o menor medida la del siguiente; y un
— La satisfacción de ciertas necesidades personales. No se aspecto vertical allí donde existe una jerarquía de hecho o
dudoso que la participación en un grupo —y más en general de derecho.
en toda situación colectiva— pueda permitir al individuo sa- En los grupos en vías de formación aparecen procesos de
tisfacer ciertas necesidades que exigen la presencia de los de- diferenciación y de ajuste correspondientes al surgimiento pro-
más. En esa perspectiva el grupo aparece como un medio, gresivo de un sistema de roles más o menos claramente defi-
más que como un fin. Entre tales necesidades, cuya inten- nidos y articulados. Por lo demás, no se podría hablar de
sidad varía en grado considerable según los objetos, se desta- "grupo" sino cuando tal sistema de roles, a la vez interdepen-
carán en particular: los polares, de dominación o dependencia; dientes y complementarios, se encuentra en condiciones de
las pulsiones agresivas, el deseo de prestigio o más sencilla- funcionar.
mente el deseo de ser reconocido, aceptado; por último, lo Especialmente durante las discusiones libres, carentes de
que se puede denominar necesidades "catárticas", que van el estructuras y de programas previos, es posible, bien practicar
simple deseo de expresar los propios sentimientos ante los una observación objetiva sistemática de esos procesos,2 o bien
demás hasta el de "relatarse" en forma complaciente y hasta experimentarlos, vivirlos desde el interior, en el marco de
ciertas formas acentauadas de exhibicionismo afectivo. ciertas situaciones de formación.*
Es importante precisar que estos dos tipos de factores cons- b) La conducta del grupo y el modo de liderazgo. Haga lo
tituyen a la vez un refuerzo y una amenaza para la cohesión. que hiciere —o lo que no hiciere—, el grupo, "se conduce" en
Un grupo que no les asignara lugar alguno tendría pocas po- la medida en que se mantiene; pero el estudio de los grupos,
sibilidades de subsistir. Por lo contrario, los grupos en los tanto formales como informales, revela que cada miembro
cuales los vínculos de intimidad privados predominan sobre ejerce sobre esa conducta una influencia, diferente tanto en
los colectivos resultan comprometidos en su unidad; lo mismo intensidad como en calidad.
sucede cuando los miembros hacen esencialmente del grupo Parece que ninguna operación de productividad (material o
el medio de saciar las tendencias o los intereses personales. intelectual) puede efectuarse sin un rol preeminente del jefe
o conductor del grupo. Pero la relación del jefe con los otros
miembros debe ser encarada en una perspectiva de comple-
2. Los factores socio-operativos mentaridad, pues no depende sólo de la actitud del jefe, sino

En este sentido es preciso considerar: 2


Cf. cap. IV.
a) La distribución y la articulación de los roles. Éstas de- 3 Cf. cap. VIH.

30 31
de las exigencias variables de la situación total (meta colectiva,
esperanzas y necesidades de los miembros, posición del grupo
en su medio, etc.). En ese sentido, el rol del jefe no está un sistema de comunicaciones y de operaciones entre varias
vinculado tanto a la singularidad de una persona cuanto a la personas, aparecen también ciertas uniformidades en sus con-
pertinencia de una función de coordinación y de estimula- ductas respectivas, en sus opiniones, sus sentimientos y aun
ción, el liderazgo, que por lo demás, en ciertas condiciones, su lenguaje. En los grupos institucionales estos modelos ad-
puede ser compartido o delegado. Según el estilo que haya quieren la forma de costumbres a las cuales los recién llega-
adoptado, el líder puede reservarse el poder de decisión o dos deben someterse en forma más o menos espontánea para
fijarse sólo un rol de "catalizador" que apunta a facilitar las integrarse al grupo. Por lo demás, se trata más bien de una
decisiones colectivas. Así, la función del liderazgo, según los impregnación, y no de una coerción. En los grupos espontá-
casos, se concentra por entero en la persona de un jefe o se neos en formación se puede asistir a la aparición progresiva
difunde en cierto modo en el seno del grupo que entonces de normas colectivas y a los procesos de conformización.
puede llegar a un estado de autorregulación. 4 La función colectiva del conformismo toca simultáneamen-
te a las zonas operativas y afectivas de la cohesión, pues per-
mite al grupo perseguir sus metas y mantenerse como tal. Por
II. CONFORMISMO Y DESVIACIONISMO otra parte, es vano preguntarse si influye más bien sobre los
"fines* o igualmente sobre los "medios". Cuando estallan con-
La cohesión se manifiesta por un conjunto de conductas co- flictos graves respecto de la elección de los medios, es porque
lectivas, que no sólo son sus síntomas, sino que además cons- éstos ponen en juego el sistema de valores colectivos. En úl-
tituyen factores dinámicos por sí mismas. Nos encontramos tima instancia, el conformismo concierne a los valores toma-
frente a una causalidad circular; directamente nacidas de una dos en el sentido más amplio, que hemos indicado más arri-
especie de presión interna, inherente a toda situación colec- ba: el de urgencias sentidas.
tiva, esas conductas contribuyen a reforzar esa presión y a
cristalizar el grupo.
Tres de entre ellas son particularmente patentes y pueden 2. Las conductas desviacionistas
ser estudiadas en forma casi experimental en los grupos en
vías de constitución: se trata del conformismo, de la resisten- Toda conducta que se aparta de las normas puede ser con-
cia a -las desviaciones y de la agresividad potencial hacia el siderada, en un sentido, como una desviación, desde la del
exterior. fantasista hasta la del criminal. En rigor, parece útil deter-
minar de modo más estricto el sentido desviacionismo y de
1. El conformismo lo que en psicología social se denomina a menudo "desvian-
te" (término directamente acuñado de la palabra inglesa de-
viate).
Se traduce por la presencia —o el surgimiento— de normas
Las desviaciones no se refieren simplemente a toda varia-
y modelos colectivos específicos. A medida que se establece
ción en las conductas, sino a variaciones que se sitúan fuera
del campo de las conductas toleradas en general por el gru-
* Cf. cap. V.
po respecto de tal o cual norma. La latitud es tanto más
estrecha cuando se trata de problemas importantes y urgen-
32
-33
tes para los miembros del grupo. Por ejemplo, en los talle- asiste a un esfuerzo a menudo paciente y prolongado de los
res los obreros adoptan normas tácitas de producción que im- conformistas para volver a llevar a los desviantes a una norma
plican cierto margen (el que siempre trata de trabajar lo común, buscando eventualmente ciertas conciliaciones. Si los
menos posible es considerado "francotirador" y se lo tiene en desviantes rechazan toda concesión, son aislados, sancionados
muy baja estima. Pero en el otro polo el "que bate todos los y por último expulsados. Este proceso, que ha sido verificado
récords" será vilipendiado y con frecuencia excluido porque experimentalmente en grupos artificiales, no es sin embargo
no respeta el "frenado" moderado con que por lo general se inevitable en todos los contextos culturales.
manifiesta la solidaridad de los trabajadores). Por lo común,
cuanto más aislado está el grupo más sencillas son las normas Función colectiva del desviacionismo. Esta función aparece
que adopta, más estrechas y rígidas. A la inversa, el cosmo- en el caso de una indaptación patente de los modelos acos-
politismo implica una flexibilización y una imprecisión de las tumbrados a las situaciones actuales: carencia o desgaste de
normas debido a la interferencia de los modelos. las normas frente a una trasformación del medio, y nuevas exi-
La alienación y la delincuencia constituyen casos extremos gencias. Por cierto que la corriente reformadora es percibida
de desviación respecto de las normas mentales y morales de ante todo como desviacionista por los individuos apegados a
la sociedad global; pero en apariencia el término de desviante las tradiciones, pero triunfa con mayor o menor rapidez sobre
estaría reservado con más frecuencia a los agolpamientos más el conformismo de rutina, en la medida en que trata de res-
restringidos. Además, el delincuente, miembro de una pandi- ponder a las crecientes urgencias.
lla o una banda, puede y debe adaptarse a las normas de esos Este fenómeno puede producirse a la vez en el plano de la
grupos, que son incluso especialmente severos hacia quienes sociedad global, en el caso de una trasformación del medio
cometen trasgresiones. El alienado, por su parte, es muy des- técnico (en especial en caso de contacto de una civilización
igualmente tolerado según las culturas y los medios. En cier- económicamente menos evolucionada con otra más evolucio-
tos casos tiene, si no su rol, por lo menos su ubicación. nada, o en el de una "revolución" de las técnicas industriales)
En definitiva, el desviante puede definirse como miembro y en el plano de los grupos más restringidos (en particular
de un grupo determinado, que, solo o en compañía de una en los roles y los modos de relaciones familiares).
minoría, elige, de modo más o menos deliberado, trasgredir Pero en todos los casos los resortes del cambio provienen,
o trasformar las normas de ese ^ upo en el plano práctico o no sólo de tensiones internas entre la opinión de los indivi-
en el ideológico, y que provoca las reacciones más o menos duos miembros de los grupos, sino de presiones externas vin-
violentas de la mayoría conformista contra él. culadas con una evolución sociológica general, lo cual lleva
a considerar el problema y la dinámica del cambio en una
perspectiva mucho más amplia que la del desviacionismo.
La resistencia a las desviaciones constituye así el corolario
del conformismo. Aparece como un aspecto específico del fe-
nómeno más general de la resistencia al cambio (tratada en Innovación y normalización. Cuando el desviante está solo,
el capítulo siguiente). Pero su vigor y su eficacia dependen, es ineficaz y a la postre es neutralizado, expulsado o liquida-
no sólo de los factores internos del grupo sino también de las do. Los mitos, la historia, la experimentación, concuerdan
presiones del medio. Cuando éstas son nulas o débiles, se en ese punto. Debe aparecer en un momento y en un lugar

34 35
en que por lo menos pueda arrastrar tras de sí a una corriente casos se puede repetir, a propósito de las colectividades, de
minoritaria. los "nosotros", la célebre fórmula de Maine de Biran a pro-
pósito del individuo del "yo", que "se pone oponiéndose". No
La influencia desviacionista depende, pues, muy ampliamen-
sólo la cohesión se encuentra reforzada en el seno del grupo
te de la situación; sólo una trasformación suficiente de ésta
cuando éste se siente amenazado por el exterior ("la unión
puede comprometer la posición conformista y provocar una
sagrada"), sino que aun fuera de toda amenaza el grupo pue-
descristalización de las normas y los valores tradicionales.
de tender espontáneamente a expresar su solidaridad atacan-
Dicho de otra manera, el desviante positivo no es sólo un pre-
do a sus vecinos o buscando situaciones de competición. En
cursor imaginativo, sino un sujeto más sensible que los otros
ese sentido, el estudio de los grupos institucionales, como el
frente a ciertas urgencias latentes de cambio. En ese sentido,
de los grupos en vías de formación, revela una agresividad
se define por su rol social antes que por su tipo de persona-
potencial entre el reforzamiento de la cohesión interna del,
lidad. El momento decisivo es aquel en que el desviante
grupo y la virtualidad de las tensiones entre los grupos.
se convierte en líder, en que el reprobo se convierte en refor-
mador. Pero la dialéctica continúa: el innovador no puede Por cierto que las relaciones entre los grupos no presentan
tener éxito sin un movimiento de partidarios que adhieran con siempre un carácter agresivo ni competitivo. Como subraya
suficiente fanatismo a sus proyectos, los cuales se difunden en- Sherif, dependen en esencia del tipo de contactos sociales pre-
tonces al normalizarse y engendran de tal manera un nuevo viamente establecidos. Éstos tienden a cristalizarse en un con-
conformismo. Este proceso es también perceptible en mate- junto de actitudes colectivas que se trasmiten por la tradición,
ria de arte y de ciencias, tanto como en el plano político. el lenguaje, un conjunto de imágenes y de fórmulas estereoti-
Conductas conformistas y desviacionistas no son actitudes es- padas que sobreviven a las circunstancias concretas que las
táticamente polares, sino que se encuentran en complemen- habían engendrado.
tación dinámica. Las relaciones específicas entre los diversos grupos varían,
entonces según su rango, en una escala de "distancias socia-
les* y el tipo de conducta (positiva, neutra o negativa) admi-
tida en principio. En general, parece que esta distancia de-
3. "In Group" y "Out Group" pende en forma directa del grado de similitud o de dispari-
dad existente entre las características de los diversos grupos.
Nos parece útil recurrir a estos términos anglosajones por- Pero como éstos son múltiples y no influyen sólo sobre las
que expresan en forma condensada y sugestiva un juego dia- normas o los rasgos categoriales (edad, características étnicas,
léctico de actitudes inherentes a un gran número de situacjio- • profesión, gustos, etc.), sino sobre los intereses y los puntos
nes sociales. El conjunto de los factores y de los procesos de mira, a menudo sucede que grupos muy vecinos y muy
precedentemente recordados implica focalización y valoriza- semejantes se encuentran en situación violentamente conflic-
ción del grupo por sus miembros, en todos los planos, de la tiva. Dicho de otro modo, la "homofilia" como atracción de
nación al "club" o a la "banda", cosa que a veces se deno- los semejantes no coincide necesariamente con la "endofilia"
mina "etnocentrismo". Pero este fenómeno no se produce como adhesión solamente a los miembros del "nosotros".
nunca en un vacío social, sino respecto de otros grupos que De cualquier modo, en cuanto la conservación y el valor del
son a su vez el foco de un fenómeno análogo. En muchos in group son puestos en tela de juicio por una conducta cual-

36 37
quiera de un out group, sea éste cual fuere, se desarrollan pro-
cesos de tensión en forma defensiva o agresiva. Como lo hace
En tanto que los trabajos precedentes tienen a aislar a los
notar Sherif —cuyas notables investigaciones experimentales
grupos de todo contacto exterior, para controlar mejor la ex-
resumimos aquí—, aun en sus formas más violentas, estos pro-
periencia, conviene también estudiar los procesos de cohesión
cesos son irreductibles a conductas de desviación. Por cierto
en relación con los fenómenos de tensión entre grupos. Esta
que los miembros del in group se comportan a menudo, en el
es la perspectiva que adoptó Sherif en una serie de experi-
plano social, en formas totalmente diferentes hacia los inte-
mentaciones sobre el terreno, en las cuales la dinámica de los
grantes del out group y hacia sus compañeros, pero se trata
grupos es encarada a la vez en sus aspectos internos y en
precisamente de una manifestación de cohesión y de confor-
forma de conflictos colectivos, con sus significaciones cultu-
mismo.
rales (bib.).
Con vistas a eliminar tanto como sea posible la influencia
de factores extrínsecos, anteriores a la constitución de los gru-
III, LAS INVESTIGACIONES EXPERIMENTALES pos, Sherif y sus colaboradores constituyeron una pequeña co-
lonia de veinticuatro jóvenes de posiciones sociales muy ho-
mogéneas, desconocidos los unos de los otros y que no pre-
Aunque en un sentido todos los estudios referentes a los
procesos de grupo aportan una contribución parcial al proble- sentaban perturbaciones caracteriales.
ma de la cohesión, algunos de ellos lo abordan en forma más En una primera etapa de tres días, en que todos los jóve-
directa y se destacan por el rigor de su plan experimental. nes son reunidos en un mismo campamento, deja que se des-
La mayoría de ellos son estudios de laboratorio realizados arrolle una primera red de afinidades, que estudia con la ayu-
por lewinianos (en especial L. Festinger, S. Schachter, M. da de entrevistas sociométricas.
Deutsch). 5 Estos investigadores se vieron necesariamente lle- En una segunda etapa distribuye a los jóvenes en dos gru-
vados a convertir la noción de cohesión en "índices operativos" pos, quebrando en forma sistemática todos los pares sociomé-
susceptibles de medición. Se trata, bien de modos dé com- tricos con el fin de eliminar las atracciones iniciales de los
portamiento registrables: grados de participación en una tarea, procesos posteriormente observados. Cada grupo vive en ade-
de prueba, de interacción con los compañeros; bien de ín- lante en su campo respectivo, y desarrolla actividades colec-
dices psicológicos más indirectos: nivel de satisfacción expre- tivas autónomas. Los sujetos tienen así ocasión de conocerse
sada en respuesta a un cuestionario número y distribución mejor, de adaptarse unos a otros, de distribuirse los roles y
de las elecciones preferenciales. Aparte de los problemas me- de asignarse ubicaciones sociales, fenómenos todos que cul-
todológicos que plantea el empleo de órdenes verbales o de minan en la constitución de verdaderos grupos, con sus es-
"compadres", es dudoso que esos índices puedan expresar en tructuras socio-operatorias y socio-afectivas, y con su senti-
forma completa esa "resultante de fuerzas" que constituye por miento vivido de un "nosotros" colectivo.
definición la cohesión.
En ese período, en efecto, aparecen muchos signos de co-
hesión en cada grupo: lemas de reunión, canto tribal, atribu-
5
Los principales trabajos fueron publicados en el simposio titulado ción espontánea de un nombre común: el de Red Devils y el
Group Dynamics, Research and Theory, 1960; cf. también Lévy \bib-). de Bull Dogs. Pero el síntoma más significativo es precisamen-
te de orden sociométrico: es la inversión de las elecciones pre-
38
39
ferenciales, en un nuevo sociograma en el cual las elecciones algunos golpes e invectivas. La única situación que puede
se dirigen de manera casi exclusiva a los miembros del propio representar un papel decisivo consiste en provocar una in-
grupo, a expensas de las primeras afinidades. A esta endofilia teracción entre los grupos en relación con una empresa ur-
del in group se agrega una tendencia a las comparaciones de gente que supere los recursos de los grupos tomados por se-
estilo competitivo: los jóvenes oponen su "nosotros" a 'los parado (superordinate goals). Entonces se asiste va una evo-
otros" y solicitan enfrentamientos deportivos entre los dos lución de las actitudes y al restablecimiento progresivo de
grupos. un estado de comunicación y de colaboración entre los grupos.
Una tercera etapa (cinco días más tarde) aparece cuando Esta evolución es confirmada por los resultados de un nue-
ese deseo de rivalidad se encuentra satisfecho. Se asiste en- vo test sociométrico referido al conjunto de la colonia, que
tonces a la aparición de un clima de tensión y a la irrupción revela una apreciable proporción de elección (más o menos
de conductas agresivas de todo tipo entre los dos grupos: bur- 30%) hacia los miembros del out group, en tanto que los actos
las, injurias, provocaciones, novatadas colectivas. agresivos y los estereotipos tienden a atenuarse en grado apre-
ciable.
Se producen distorsiones perceptivas muy notables, en espe-
En conclusión, se puede considerar que las experiencias de
cial en el grupo vencido en la competición; en todas partes
percibe handicaps injustos y traiciones, racionaliza su derrota Sherif presentan un triple interés:
y manifiesta su frustración por medio de dibujos o de motes a) Descubren ante todo la considerable influencia del mar-
hostiles. Así se engendran ciertos estereotipos mediante los co del grupo sobre las elecciones interpersonales y la impor-
cuales será catalogado en adelante todo miembro del otro tancia del fenómeno colectivo de endofilia.
grupo. El conjunto de estas actitudes se encuentra muy pron- b) Muestran luego que cuando dos grupos dotados de co-
to instalado con tanta solidez, que resulta muy difícil extirpar- hesión son mantenidos a la vez en un estado de segregación
las o aun atenuarlas. y de vecindad, tienden a desarrollar relaciones de hostilidad
Esta es la principal dificultad que encaró Sherif a lo largo creciente, en apariencia bajo la influencia de modelos cultu-
de nuevas experiencias. Se intentaron sucesivamente tres me- rales de estilo competitivo. Este punto tiene suma importan-
dios para reducir las tensiones entre los grupos y los estereo- cia, pues traduce por una parte la persistencia de modelos
tipos agresivos: ante todo provocar la reunión de los esfuer- globales en el plano de los grupos restringidos de formación
zos de todos- contra un tercer grupo tomado como adversario reciente. Revela, por otra parte, que todo sucede como si el
común. Esta medida puede tener una eficacia provisional, progreso de la cohesión intragrupo fuese acompañado por un
pero de todos modos no hace más que ampliar el problema creciente riesgo de tensión entre grupos.
de las tensiones intergrupos. Un segundo método parecería c) La última parte de la experiencia de Sherif sugiere, sin
consistir en provocar contactos entre los dos grupos, en si- embargo, una línea de intervención que permite escapar a
tuaciones agradables por sí mismas (sesiones recreativas, me- esa especie de fatalidad psicosocial: el surgimiento de objeta
riendas en común, etc.). En la práctica resulta desilusionador, vos y preocupaciones comunes a los adversarios que se quiere
porque los miembros de los dos grupos se instalan por sepa- reunir es el único susceptible de eficacia. Pero aparte de que,
rado en los locales comunes y sólo tratan de intercambiar no siempre es posible provocar tales situaciones, tampoco se

40 41
elimina con ello todo resurgimiento de los modelos competi-
tivos. Se puede pensar que éstos quedan en suspenso para Capítulo III
otra ocasión, y que, cuando la comunidad encuentre un nue- CAMBIOS Y RESISTENCIA AL CAMBIO
vo grupo ajeno, resurgirán en más vasta escala.

Es notorio que la introducción de cambios —y aun de sim-


ples proyectos de innovación— provoca al comienzo resisten-
cias a menudo considerables. Ello se produce cuando se trata
de modificar ciertos hábitos cotidianos (de orden horario o
alimentario, por ejemplo), o de promover nuevos métodos de
trabajo o de organización. Sea cual fuere la influencia even-
tual de una corriente desviacionista, la transición resulta ser
siempre difícil.
¿A qué se debe ese fenómeno muy general de resistencia
al cambio? ¿Cuál es su significación psicosocial? ¿Cómo su-
perarla?
Se entiende la importancia de estos interrogantes en una
época caracterizada por una aceleración del cambio en todos
los dominios y todos los sectores sociales. Para tratar de con-
testarlos se puede partir de ciertas consideraciones psicológi-
cas y luego examinar las contribuciones experimentales más
destacadas de la escuela dinamista.
Nuestra vida cotidiana —incluso fuera de lo que depende
de las instituciones legales propiamente dichas— es regida
por un conjunto de costumbres, hábitos y modelos que afec-
tan tanto a la forma de alimentarse y vestirse, como a las
de trabajar, curarse o aun establecer relaciones con los de-
más.1 La resistencia al cambio puede provenir ante todo del

1
Acerca de la influencia de los modelos culturales sobre nuestras con-
ductas y nuestras relaciones, consúltese nuestra Psicología social, ed. cit.,
caps. III.y IV.

43
carácter coercitivo que con frecuencia tiene ese cambio; el
ciudadano, el usuario, el trabajador, se ven sometidos a nue- una especie de experiencia princeps en la materia, y un ejem-
vas operaciones sin haber sido infomados, en general, ni con- plo típico de experiencia activa, pues se trataba, en efecto, de
sultados. Tienen entonces la impresión de que un poder su- responder a una exigencia urgente.
perior los maneja a sus anchas, sin tener en cuenta la forma Ciertos hábitos relativos al consumo de carne habían resul-
en que habían sabido adaptarse al sistema precedente, ni las tado ser molestos desde el punto de vista económico, después
sugestiones que con el tiempo habrían podido presentar. de la entrada de Estados Unidos en la guerra, 1943; se tra-
Por lo demás, un fenómeno de inercia y de rigidez tiende taba de hacer que los norteamericanos consumieran más asa-
a frenar el esfuerzo necesario para realizar una nueva adap- duras —alimento poco apreciado e imposible de conservar—
tación. En ese sentido, es indudable que la edad o el estado para evitar el racionamiento de los otros trozos.
de fatiga refuerzan la aprensión provocada por el cambio. Los Solicitado por los servicios oficiales, Lewin tuvo la idea de
actuales modos de. conducta han sido el resultado de un comparar dos medios de intervención en favor del consumo
aprendizaje y de una adaptación al medio físico o social. To- de asaduras, en el marco de los clubes femeninos en que se-
do lo que ponga en tela de juicio ese sistema aparece como reunían regularmente las amas de casa de pueblos pequeños;
difícil y peligroso. Esta aprensión concierne no sólo a Jos por una parte, conferencias vinculadas con los méritos nu-
azares de un nuevo método operatorio, sino también a la even- tritivos de las asaduras y con los medios culinarios que
tualidad de una pérdida de prestigio en caso de fracaso o permitían mejorar su preparación y presentación; por otra
aun de menor rendimiento. El individuo siente, pues, un ries- parte, exposiciones-discusiones, en las cuales, luego de una in-
go de devaluación, tanto respecto de los demás como frente formación más breve, las mujeres eran invitadas a formular
a la imagen que tiene de sí mismo. preguntas y a discutir entre ellas las soluciones posibles, bajo
Por último, la resistencia al cambio se debe a los fenóme- la dirección de un animador.
nos de solidaridad y de presión colectiva ya recordados en el Se. comprobó que los efectos sobre el aumento del consumo
capítulo precedente. Mientras nos adaptamos a sus modelos, eran diez veces superiores con el segundo método (30 por
el grupo nos aprueba y nos protege. Cuando nos sentimos ten- ciento contra 3 por ciento).
tados de ir más allá, nos exponemos en el acto a la reproba-
Estos resultados fueron confirmados por otros estudios, re-
ción, cuando no a la sanción de nuestros compañeros, quienes
lativos esta vez a la comparación entre el efecto de instruc-
de este modo refuerzan la repugnancia que experimentamos
ciones dietéticas dadas en forma individual por médicos, y el
de desolidarizarnos del grupo. De ese modo se ve surgir el ca- efecto de las decisiones adoptadas por pequeños grupos, bajo
rácter profundamente socio-afectivo de la resistencia al cambio. la dirección de los mismos médicos: se trataba de comprome-
ter a las jóvenes esposas que habían dado a luz en un hos-
pital rural, a dar precozmente aceite de hígado de bacalao
1. Investigaciones sobre el cambio de los hábitos alimentarios y jugos de frutas a sus hijos recién nacidos, en lugar de man-
tenerlos durante mucho tiempo (como lo habían sido ellas
mismas) con un régimen exclusivamente lácteo. Los contro-
Lewin y sus colaboradores abordaron el problema del cam-
les posteriores revelan que las madres que se habían decidi-
bio desde el ángulo de los hábitos alimentarios y en el marco do, luego de una discusión, a adoptar el nuevo régimen, lo
de los grupos naturales. Esos estudios constituyen a la vez practicaban efectivamente en una proporción del 85 al 100

44
45
por ciento, en tanto que las que habían recibido instruccio-
nes individuales sólo lo practicaban en una proporción del Lewin infiere de ese conjunto de investigaciones una inte-
40 al 50 por ciento. resante teoría respecto de los equilibrios sociales y sus tras-
¿Cómo explicar esa ventaja indiscutible de la discusión de formaciones. Se trate de hábitos alimentarios o profesionales,
grupo y de las decisiones colectivas? de modos de ordenamiento, de clima social o de nivel de pro-
Ante todo el grado de implicación, de compromiso de las ductividad —salvo en los períodos de crisis bruscas— nos en-
personas invitadas a una discusión es más intenso que cuando contramos en presencia de equilibrios casi estacionarios. Si
se conforman con leer un folleto o escuchar una conferencia; se quiere introducir un cambio, es preciso modificar ese equi-
los miembros de un grupo de discusión son más activos, se librio en un sentido deliberado.
sienten implicados en forma más directa cuando adoptan una Se dispone entonces de dos métodos: o bien aumentar las
decisión colectiva. Además, como pueden expresarse con ma- presiones en el sentido del cambio, o bien disminuir las resis-
yor libertad, en forma más espontánea, el animador capta tencias hacia ese cambio. Practicar en forma exclusiva el
mejor las reservas, los obstáculos, las diversas dificultades que primer método lleva casi siempre a tensiones, a conflictos más
surgen frente a sus proposiciones o sus informaciones, y le o menos vivos. Por lo tanto hay que asociarle el segundo mé-
es posible tenerlos en cuenta. todo.
En tanto que la conversación individual o la propaganda Como sabemos que una de las principales fuentes de re-
de masas dejan al individuo en una situación solitaria, solo sistencia es el temor a apartarse de las normas tradicionales,
frente a sus vacilaciones y veleidades, la discusión es capaz si se lleva a los miembros de los grupos a admitir juntos la
de provocar un movimiento colectivo de evolución de las ac- posibilidad de poner en tela de juicio esas normas, se ha ini-
titudes. Las mujeres, amas de casa o jóvenes madres, formu- ciado el proceso de evolución.
laron las preguntas en sus propias perspectivas, en función
Lewin completa su teoría subrayando que estos fenómenos
de sus propias preocupaciones y con su lenguaje. Luego, una
de resistencia o de evolución deben ser considerados en el
minoría por lo menos de amas de casa se declaró dispuesta
contexto social en que se plantean. Ellos exigen un análisis cui-
a encarar un ensayo en favor de las asaduras, a decidirse jun-
dadoso de las situaciones concretas en que se desea practicar
tas. En cuanto a las jóvenes madres, por lo general, fueron
una intervención. Tiene especial importancia determinar los
unánimes en lo referente a preocuparse por mejorar el cre-
diversos grupos afectados de modo directo o indirecto en el
cimiento de sus hijos medíante un régimen más ecléctico.
caso de tal o cual cambio, y la posición social y el rol de las
distintas personas en el interior de los grupos. Todo proceso
Interpretación teórica. Lewín percibe el problema en el social supone una red de comunicaciones y una serie de ope-
plano del análisis: una de las principales fuente de resisten- raciones. Ciertas regiones de esa red desempeñan un papel
cia al cambio es el temor de apartarse de las normas de grupo. de particular importancia; Lewin propone denominarlas las
He ahí por qué, dice Lewin, es más fácil'modificar las cos- puertas. En el plano de esas puertas y de sus "porteros" se
tumbres de un grupo que las de un individuo tomado aisla- sitúan las opciones decisivas, luego de momentos de vacila-
damente, aunque no se trate de una decisión relativa a un ob- ción o a veces de conflictos y pruebas (cf. Lévy, bib.).
jetivo común, sino de una referente a las conductas indivi- Por ejemplo, en materia de alimentación, la "puerta" prin-
duales en un marco social. cipal se ubica en el plano de la operación de compra, en el
mercado, cuando la cliente vacila entre la calidad y el precio,
46
47
o bien entre sus propios gustos y los de su esposo, o bien
entre la costumbre y la fantasía.

Extensiones. Se ve, entonces, que la concepción lewiniana 2. Investigaciones sobre el cambio de los métodos de trabajo
del cambio desemboca en una perspectiva dé intervención pla-
nificada y generalizable, consistente en efectuar un inventario Tomaremos como ejemplo un estudio realizado en un medio
exhaustivo de la situación, y luego en actuar sobre puntos es- industrial por dos investigadores de la corriente lewiniana:
tratégicos que ponen en juego normas de grupo, con el fin Coch y French,2 porque presenta un doble interés: positivo y
de consolidar las nuevas normas por medio de una organiza- crítico. En términos metodológicos, constituye, gracias a su
ción práctica pertinente. esquema riguroso, una especie de experimentación sobre el
terreno en la cual se manipulan variables bien definidas, en
Pero si en el caso de la elección de los alimentos o el ré-
lugar de limitarse, como en muchas encuestas, a descubrir
gimen de los recién nacidos resulta fácil la identificación de
correlaciones entre ciertos factores. Pero en cuanto a su al-
los "porteros", no siempre sucede lo mismo. Otras situaciones cance, provoca ciertas críticas de orden sociológico y lleva
aparecen como mucho más complejas, bien porque no impli- a formular de modo más exhaustivo el problema de la parti-
can ,s$Iqrpostumbres, sino además ciertas reglas institucionales, cipación en el cambio.
r¿i^nrtgorque requieren el concurso y la interacción de varias
El objetivo del estudio consiste en apreciar la importancia
personas o de agrupamientos más o menos numerosos y co-
de los factores psicosociales durante la introducción progre-
herentes. Así ocurre, por ejemplo, en los procesos de orienta-
siva de nuevas máquinas en una fábrica textil.
ción escolar, en las actitudes pedagógicas o en los métodos
El esquema experimental abarcaba 3 grupos de trabajo que
profesionales. En tales casos, ninguna intervención puede ha-
tenían la misma productividad antes del cambio de máquinas.
cer pie si no se despliega desde el comienzo sobre ciertas ten- En el grupo G 0, llamado de control, se procede como de
siones o presiones latentes que existen en el seno mismo de costumbre en la empresa, es decir, que llegado el día se ext
las colectividades de que se trata. En tal forma, el psicólogo plica a los obreros el uso de las máquinas incitándolos a ha-
social no aparece tanto como un promotor de cambio ocasio- cer lo mejor posible, a la vez que se les anuncia que las nue-
nalmente requerido por un poder o una competencia extema vas normas serán establecidas por los servicios competentes.
(de orden económico o médico, por ejemplo), sino como un En el grupo experimental G1, luego de haber expuesto las
facilitador, un catalizador. Puede contribuir, en particular, a razones del cambio técnico, se invita a los trabajadores a de-
localizar las resistencias y elucidar su significación en el mar- signar a los delegados que participarán con el Servicio de
co de reuniones en las cuales se expresan diversas tendencias. Métodos en la fijación de las normas luego de una fase de
Sea come fuere, el proceso de descristalización de los mode- ensayos.
los puestos en tela de juecio será tanto más rápido cuanto En el grupo G2, todo éste, en su conjunto es invitado a
más capaz resulte la tendencia innovadora de proponer un pro- colaborar en el establecimiento de las normas.
grama percibido como suficientemente operativo. Así, las exi- Hay, pues, tres niveles de participación en el cambio: nulo,
gencias formales se conjugan por necesidad con las tensiones directo, indirecto. Se observa lo que sucede durante los días
afectivas, o con la simple "desafección" provocada por el posteriores a la introducción de las nuevas máquinas, y en
desgaste de los sistemas establecidos.
2
Overcoming resistance to change.

48
49
especial el grado de disminución temporaria de la producción
ras por las amas de casa estaba relacionado con un oscuro
y el proceso de recuperación. rechazo de los alimentos cuya consistencia y olor recuerdan
a) En cuanto al rendimiento, se comprueba ante todo un los del sexo, los excrementos o, más en general, lo "vital" en
brusco descenso en todos los grupos durante los primeros días, una cultura que tiende a distanciarse al máximo de éste por
pero sólo el grupo GO, en el cual no hay participación algu- medio de la técnica. Cuando pudo expresarse con libertad,
na, no llega, ni siquiera a continuación, a recuperar la norma ese desagrado logró ser, no "superado", sino "separado" de las
anterior, en tanto que los otros dos grupos (y sobre todo G 2 ) visceras a las cuales se encontraba fijado, gracias a la ac-
recuperan dicha norma y muy pronto la superan. titud comprensiva del animador de las reuniones, que con-
b) En cuanto a la moral, se comprueba en el grupo de con- tribuyó a trasformar el "objeto malo" en un objeto, si no
trol un vivo descontento, que se traduce en la baja de dos "bueno", por lo menos neutralizado y susceptible de uso. En
obreros y en muchas reclamaciones. En el grupo experi- el capítulo VI volveremos a referimos a la importancia de
mental G 1 la moral es bastante satisfactoria, a pesar de cier- esas "fantasías" afectivas.
tas inquietudes y discusiones. En el grupo G 2 la moral es En cuanto a la participación colectiva, sus implicaciones y
excelente y no surge problema alguno. las actitudes respecto de ellas son en realidad mucho más
Sé podría, entonces, extraer la conclusión de que los mé- complejas de lo que lo postulan los lewinianos.
todos de cambio —información y participación ofrecidas o in- Por cierto que en muchos casos el reforzamiento de la
existentes— son los que provocan una diferencia significativa información y la proposición de ciertas formas de participa-
entre las actitudes y las conductas profesionales. ción encuentran adhesión y corresponden a expectativas o aun
a exigencias explícitas, pero no siempre sucede así. La si-
tuación es mucho más compleja cuando implica ciertos cam-
bios de las estructuras y de los modelos institucionales en un
3. Alcance y límite de estas experiencias. El problema plano propiamente sociológico.
de la participación Ante todo, tales cambios son pocas veces propuestos en for-
ma espontánea e incondicional por los dueños de la informa-
En definitiva, los trabajos de los dinamistas han descubier- ción y del poder, quienes deben abandonar entonces una espe-
to en forma decisiva importantes factores psicosociales de la cie de zona reservada, susceptible de trasformar en mayor o
resistencia al cambio y ciertos medios para reducirla. Pero menor medida el propio sistema de poder (por ejemplo, los
hay otras fuentes de resistencia que escapan a su análisis y trabajadores invitados a colaborar pueden mostrar inclinación
que se «refieren, bien a los objetos mismos del cambio, bien a poner en duda, no sólo los métodos de trabajo, sino la po-
a la participación colectiva. Si no se las tiene en cuenta, la lítica misma de la empresa).
interpretación resulta trunca, y aleatoria la intervención. Por oha parte, por razones simétricas, los propios trabaja-
En cuanto al objeto del cambio, puede provocar defensas dores no están mecánicamente dispuestos a adherir de golpe
a menudo inconscientes, vinculadas con imágenes simbólicas a cualquier proposición de participación. Como lo subraya
y fijaciones afectivas derivadas de un resorte muy distinto del Crozier, 3 hay un doble postulado entre los teóricos del mo-
conformismo. Para volver a tomar el ejemplo de las actitu-
des alimentarias tratadas por Lewin, el rechazo de las asadu-
s Le phénoméne bureaucratique, caps. Vil y VII (bib.).

50
51
vimiento norteamericano de relaciones humanas y de la diná- tablecido para evitar los azares del cambio, a la vez que se
mica de grupo: postular, por una parte, que es evidente que aprovechan las ventajas adquiridas;
los hombres tienen siempre el deseo de participar, en cua- c) la rebelión, que pone en duda el conjunto del sistema;
lesquiera condiciones; postular, por otra parte, que si los due- aparece en parte en la huelga; pero en la medida en que ésta
ños de la autoridad adoptan métodos más cooperativos y más es institucionalmente admitida, deriva también de las dos ac-
permisivos, los subordinados están siempre dispuestos a res- titudes precedentes.
ponder a ellos. El retiro, como lo hace notar Crozier, es particularmente
Las investigaciones más recientes muestran que el proble- satisfactorio en una sociedad en la cual dar pruebas de in-
ma es más ambiguo. En verdad, la participación ejerce siem- dependencia es considerado como un valor en sí —tal es pre-
pre cierto atractivo, pero por lo demás los subordinados te- cisamente el caso en la sociedad francesa—, por lo menos
men a menudo que si ceden pueden perder cierta autonomía mientras la participación propuesta no aporte un derecho de
respecto de la dirección, y además exponerse a cierto control control personal percibido como suficiente por el individuo.
horizontal por parte de los coparticipantes. En definitiva, las concepciones lewinianas sobre el cambio
En la práctica es má fácil conservar un margen de inde- presentan un gran interés, pero deben ser completadas en sus
pendencia cuando uno se mantiene apartado de las decisio- márgenes por un aporte psicoanalítico en lo que se refiere al
nes o aun de sus modalidades de aplicación, que cuando se papel de las resistencias inconscientes, y por un aporte socio-
participa en su elaboración. Cuando se discute, se encuentra lógico en lo que concierne al juego de los conflictos y de la
uno mezclado en la acción colectiva y por consiguiente resul- negociación.
ta más vulnerable a las presiones de los superiores y aun de
los colegas. Debido a ello, los miembros de una organización
aceptan muy pocas veces colaborar sin obtener contraparti-
das. Dicho de otro modo, en general tratan de negociar su
participación o de diferirla si no existen o son inseguras las
bases para dicha negociación. En ese caso, otras actitudes,
fuera de la participación, pueden parecer preferibles para el
individuo o el grupo, sobre todo si sospecha que la colabo-
ración propuesta es muy parcial y puede ocultar una forma
sutil de manipulación.
Estas actitudes han sido bien caracterizadas por el soció-
logo norteamericano R. K. Meiton en sus investigaciones so-
bre los modos de adaptación a las estructuras burocráticas
(Elementos de teorías y de métodos sociológicos). Ellas son:
a) el retiro, el apartamiento, consistente en vincular su
suerte lo menos posible con la organización en que se trabaja;
b) el ritualismo, que se apega a los detalles del orden es-

52
Capítulo IV
PROCESOS DE INTERACCIÓN referiremos a uno de los más elaborados y mejor validados:
el de R. F. Bales.

I. E L ANÁLISIS SISTEMÁTICO DE LAS INTERACCIONES

1. Las categorías de Balesx

La preocupación de Bales es una trasposición en el plano


psicosocial de la de muchos espíritus en el plano filosófico o
La noción de interacción aparece entre los precursores de la simplemente nocional: trazar un sistema de categorías y apre-
psicología social. El aporte más fecundo" fue el de E. Eubanck, hender normas. Pero aquí se trata de encontrar categorías
quien definió la interacción como "la fuerza interna de la que ordenen el contenido empírico de las relaciones humanas
acción colectiva vista desde el lado de quienes participan en a partir de ese contenido. Así llegó Bales, progresivamente,
ella", y que distinguía dos grandes tipos: las interacciones por a restringir su número, de un centenar a una docena. Por
oposición (conflicto y competición) y las interacciones por otra parte, la dinámica de las relaciones provoca un paso in-
adaptación (combinación y fusión), cuyos efectos examina cesante, variado pero orientado, de una categoría a otra. Por
discursivamente en cuanto al grado de proximidad, de igual- lo tanto, él prefiere el término de análisis del proceso al de
dad y semejanza entre los actores, y en cuanto a la estabili- contenido. Trata de encontrar ciertas normas de proceso casi
dad del grupo tomado en su conjunto. De ese modo, Eubanck constantes, a la vez que distingue diversos tipos de situacio-
encontraba ya las grandes dimensiones según las cuales se nes y de poblaciones de grupo. Las doce categorías con-
desarrollarían múltiples investigaciones. servadas, que se aplican en esencia a los procesos producidos
El desarrollo de las exigencias científicas y de las técnicas durante las discusiones colectivas, son las siguientes:
experimentales debía conducir luego a los investigadores a
una definición operacional y a un inventario sistemático de los Área socio- 1. Da pruebas de solidaridad
procesos de interacción: la interacción tiene lugar cuando una afectiva po- 2. Se muestra moderado •
unidad de acción producida por un sujeto A actúa como estí- sitiva 3. Aprueba
mulo de una unidad-respuesta en otro sujeto B, y viceversa. 4. Ofrece una orientación o sugestión
De tal mpdo, la interacción constituye un proceso circular; 5. Da una opinión
Área de las 6. Da una información, un resumen . .
por lo demás puede producirse, no sólo entre dos individuos, tareas (socio-
operativa) 7. Pide una información
sino entre un individuo y un grupo, o entre dos grupos. 8. Pide una opinión
Esta definición implica la determinación de las unidades 9. Pide una 'orientación
de acción que se deben considerar y la elaboración de un Área socio- 10. Desaprueba
marco de referencia que permita identificarlas, clasificarlas y afectiva ne- 11. Manifiesta una tensión, molestia
relacionarlas entre sí. gativa 12. Manifiesta agresividad
A ese problema responden diversos sistemas de análisis; nos 1
Cf. R. Bales, Interaction procesa anah/sis, y Lévy (bib.).

54 55
Destaquemos que estas categorías se corresponden dos a
dos a partir del centro, en función de seis problemas: a) in- través de una serie de tensiones y de resoluciones de conflic-
formación (6, 7); b) evaluación (5, 8); c) control (4, 9); d) tos eventuales, que permiten el paso de una fase a la otra.
decisión (3, 10); e) tensión (2, 11); f) integración (1, 12). Por ejemplo, durante la de evaluación el conflicto de las opi-
Las 6 categorías extremas corresponden al área socio-afec- niones puede ser prolongado: el control del grupo implica la
tiva positiva (1-2-3) y negativa (10-11-12); las 6 categorías aparición de un Hderazgo eficaz. Las fuentes de tensiones,
centrales, al área socio-operativa de la tarea, que comprende entonces, son múltiples, y cuando el grupo no logra liquidar-
aportes o respuestas (4-5-6) y pedidos o preguntas (7-8-9). las es poco productivo, y no soluciona el problema. El aná-
La hipótesis general dice que todo grupo que trata de re- lisis muestra que la elaboración de una decisión colectiva im-
solver un problema tiende a pasar sucesivamente por tales plica una combinación íntima de pasos operatorios y de
fases, y que por lo tanto existen normas de procesos. Para procesos afectivos e ideológicos.
efectuar esos análisis —que, subrayémoslo, no se refieren al En rigor, el equilibrio temporal de las diferentes fases va-
contenido temático de los intercambios, sino al tipo de inte- ría en forma notable según la composición y naturaleza de
racción entre los sujetos—, Bales utiliza un ingenioso dispo- los grupos. Así, por ejemplo, un grupo de niños se encuentra
sitivo de experimentación y de notación: los miembros del por encima de los límites medios en cuanto a las categorías
grupo (en el cual no ha sido designado líder alguno) tienen de solidaridad y de antagonismo, y por debajo en lo que
que resolver verbalmente un problema colectivo que implica respecta al intercambio de opiniones; en tanto que un grupo
una decisión. Son observados desde el exterior por un inves- de social scientists que establece un plan de investigación se
tigador cuya presencia es conocida pero no visible. Éste se encontrará en los límites en lo referente a todas las categorías.
esfuerza por ponerse alternativamente en la situación de cada
miembro adoptando "el punto de vista del otro generalizado". B) Además se pueden descubrir otros fenómenos significati-
Y clasifica las interacciones aparecidas en tablas especiales, vos en la distribución de las interacciones en el plano de los
que abarcan las 12 categorías antes mencionadas y que se sujetos. El establecimiento de perfiles de interacciones mues-
desarrollan sobre un cilindro móvil (interaction recorder). tra una fuerte desigualdad a la vez cuantitativa y cualitativa,
es decir, en cuanto al número y en cuanto al tipo de interác--
ciones emitidas y recibidas por cada uno. El examen de di-
A) Después de muchísimas investigaciones realizadas con chos perfiles permite así descubrir nociones más sintéticas
grupos diferentes (clases, familias, clubes, grupos informales) que la de interacción.
y en las situaciones más variadas (juegos, discusiones, orga-
nización eje un trabajo de equipo, grupos terapéuticos, etc.), a) Por una parte, la de estructura de influencia y de cen-
Bales considera haber validado esas normas empíricas: en cier- tralización: Bales establece matrices de interacción en las
tas condiciones asignables, todo problema de grupo tiende a cuales cada sujeto aparece como emisor y receptor, teniendo
un proceso tipo de resolución. en cuenta las observaciones dirigidas al grupo en su conjun-
Estas normas consisten en pasar sucesivamente de una fase to. Pero el examen atento de dichas matrices revela los si-
de información a una de evaluación, luego a una de influen- guientes puntos:
cia y de investigación de control, y por último de decisión (o —Una diferenciación muy clara entre los sujetos (corres
de fracaso y disolución). Pero este proceso sólo culmina a pondiente aquí a su score de interacción).
—El sujeto que ha efectuado el mayor número de interven

56
57
2. La teoría y su alcance
ciones hacia los individuos es también el que se dirige con
más frecuencia al grupo en general. Como subrayamos al presentar la corriente interaccionista,
—El sujeto que más emite es también el que más recibe. no nos encontramos aquí con un plan experimental que im-
—En lo que respecta a todos los sujetos (salvo el más in- plique hipótesis previas y la manipulación de variables, sino
fluyente), las emisiones se dirigen ante todo hacia los miem- con la interpretación de los resultados de una observación
bros más activos, y luego hacia el grupo en general. sistemática y continuada. Ésta se propone integrar las inte-
Por lo demás, la observación comparada muestra que cuan- racciones en un marco único de referencia en el cual lo's con-
to más aumentan las dimensiones del grupo, más se acusan ceptos categoriales no sean una especie de entidades psico-
estas diferenciaciones, reforzando la centralización. lógicas, sino que se los extraiga en forma directa del examen
b) Por otra parte, las nociones de rol y de estilo de rol. Só- clínico de los fenómenos relaciónales.
lo aparecen con claridad en el sujeto central a quien se puede La teoría sólo postula —dedicándose a validarlo empírica-
clasificar de "líder", pero cuyo estilo de influencia puede va- mente— que el orden temporal de las interacciones deriva de
riar en forma cualitativa, según que proceda sobre todo por cierto esquema general; que la noción de "secuencia", en par-
incitación y evaluación (líder directivo) o por clarificación y ticular, no es un accidente ni un puro modelo lógico, sino
coordinación (líder no directivo). que corresponde de modo efectivo a problemas funcionales
En ese sentido, Bales pudo descubrir la existencia de una precisos que aparecen en todos los grupos. Destaquemos, en
complementaridad significativa entre el rol de líder y el de efecto, que en esa perspectiva el ritmo funcional de interac-
los otros miembros del grupo (tomado en su conjunto) se- ción se ejerce, si no de modo independiente, por lo menos a
gún el tipo de liderazgo ejercido y aceptado. Si el líder in- través de todas las estructuras de grupo. A partir de las
terviene mucho en la orientación de las tareas (categorías 4, normas funcionales, se percibirán ciertas variaciones signifi-
5), el propio grupo produce relativamente poco; y a la inver- cativas correspondientes a situaciones o a géneros de grupos
sa, el grupo es más productivo y está más comprometido cuan- distintos respecto de los cuales luego se podrá establecer una
do el líder interviene sólo o sobre todo en el plano de la tipología.
información y de la explicación (cat. 6) y manifiesta una ac- El otro descubrimiento importante se refiere a la estructu-
titud de comprensión (cat. 3). ra de influencia y a la centralización en torno de un líf^er
Estos resultados vienen a confirmar experimentalmente y en cuyo estilo puede ser más o menos directivo. Este punto, que
el plano de las interacciones colectivas las concepciones clí- interesa de manera directa a la conducta de las discusiones,
nicas de Rogers acerca de la dinámica interpersonal durante adquiere, como veremos, un gran alcance en materia de tra-
la entrevista terapéutica, y en especial los efectos de la ac- bajo de grupo y de adiestramiento para ese trabajo.
titud no directiva.2 La teoría es sin embargo limitada, tanto en su campo co-
mo en su técnica. Se aplica casi con exclusividad a situacio-
nes verbales de discusión libre en grupos cuyo efectivo no
podría ser superior a una docena de personas y en los que
cada uno puede comunicarse efectivamente con quien quiera,
2
y en principio con todos. Pero se trata de una situación pri-
Sobre estos aspectos, cf. M. Pages, L'orientation non directwe, Du-
nod, 1965.

59
58
vilegiada; en la mayoría de los grupos reales, que son organi-
Luego de subrayar que a menudo se tiene tendencia exce-
zados de antemano, jerarquizados y pocas veces puestos fren-
siva a aislar el papel de líder entre los otros y a hacer de
te a frente, el sistema material de las comunicacions desem-
él el atributo de un individuo, antes que una función propia
peña un papel considerable (distancia espacial, "vía jerárqui-
ca", red telefónica, etc.). El estudio de las redes impuestas del grupo, ocasionalmente asumible por varias personas (su-
de comunicación y de sus diversos efectos presenta, entonces, cesiva y aun simultáneamente), Benne y Sheats distinguen
una gran importancia teórica y práctica. 3 tres categorías de roles en el seno del grupo:
Ademas, aun en su propio marco, el sistema de Bales no es a) Los roles relativos a la tarea, es decir, los que apuntan
exhaustivo. Al dedicarse sólo a las interacciones explícitas e a facilitar y coordinar el esfuerzo del grupo en cuanto a la
individualizadas, descuida ciertas formas latentes y colectivas definición de sus objetivos y en cuanto a los medios para al-
de procesos de grupo, sobre todo en el área emocional. Y canzarlos. En ese sentido se puede distinguir en especial al
los perfiles no pueden bastar para descubrir la naturaleza es- que "lanza las ideas", al coordinador, al crítico, al informa-
pecífica de los diversos roles asumidos en el seno del grupo. dor, al investigador., al secretario.
Por lo tanto, el análisis de los procesos requiere, paralela-
mente, otros enfoques de carácter experimental o clínico. b) Los roles relativos al mantenimiento de la vida colectiva;
estos roles comprenden, por una parte, a los que por preo-
cupaciones socio-afectivas son llevados a mantener la moral
del grupo, a reducir los conflictos interpersonales, a asegurar
II. E L ENFOQUE CLÍNICO DE LOS BOLES
la expresión y la seguridad de cada uno. Hay, así, el estimu-
lador, el mediador, el protector. Por otra parte, están los
Los estudios clínicos del surgimiento de los roles en las si-
tuaciones colectivas son múltiples, pero en general se sitúan en que son animados por la preocupación acerca del valor del
los límites de la investigación y de la intervención. Con más grupo (caso de quien plantea "niveles de aspiración") y por
exactitud, son en general de autores que trabajan en el do- la de una interpretación de los fenómenos colectivos (caso
minio de la formación psicosocial o de la psicoterapia colec- del "observador-comentador").
tiva, que se han dedicado a establecer un inventario de los c) Los roles individuales. Esta última categoría no se re-
roles aparecidos a medida que evolucionan los grupos, a des- fiere en verdad a roles de "miembros", sino a la satisfacción
cubrir su significación y su complementaridad. de necesidades individuales propias. Esta satisfacción se efec-
En ese sentido, el estudio princeps, del cual todos los in- túa en detrimento de la productividad o del clima colectivos,
vestigadores en ese dominio son más o menos deudores, es pero constituye un aspecto a menudo importante de las con-
el de Benne y Sheats, publicado en 1948.4 ductas de ciertos sujetos.

3
Pueden distinguirse cuatro casos principales:
Para este estudio, que no podemos abordar aquí, consúltese la obra
sintética de C. Flament, Réseaux de Communications et structures de — el dominador, que trata de imponer, de demostrar su supe-
groupe, Dunod. rioridad, con independencia de las exigencias de la situación;
* En Journal of Social Issues, vol. LV, n ' 2, primavera de 1948. En
nuestra opinión, este estudio no recibió el reconocimiento que merece — el dependiente, que constantemente trata de provocar
por parte de quienes se inspiran en él al mismo tiempo que lo truncan simpatía y apoyo para sentirse seguro;
o lo retinan.
—el amante del prestigio, que apunta a hacerse valer y a

60
61
tener en cuenta asimismo los fenómenos afectivos de natura-
atraer la atención por todos los medios, y que a menudo es
leza colectiva. A estos fenómenos los trabajos precedentes,
susceptible ante la crítica;
preocupados ante todo por el funcionamiento operativo de los
— el hombre que se relata aprovechando la situación co-
grupos, les prestan muy poca atención, y por lo demás están
lectiva para expresar ssu sentimientos, sus ideas, su historia
muy mal equipados, en el plano conceptual, para abordarlos.
personal, sin relación con los problemas reales del grupo.
Una contribución fundamental en este dominio proviene de
Benne y Sheats agregan dos casos más: el del "abogado de
los trabajos de inspiración psicoanalítica y de las investiga-
los intereses particulares", que habla en nombre del "peque-
ciones sobre los grupos de discusión libre, que expondremos
ño empleado", de los "no jerarquizados", del "técnico", etc.,
en el capítulo VI.
es decir, de un estereotipo con el cual se identifica; y por
último el del playboy, alternativamente negligente y cínico,
que exhibe una perfecta indiferencia hacia las preocupaciones
de los demás.
Hay que subrayar que, aparte de los roles individuales (que
por consiguiente traducen en forma exclusiva necesidades sin-
gulares), se trata de funciones ejercidas en el grupo por una
o varias personas. Por lo demás, éstas pueden ejercer alter-
nativamente varios roles compatibles con los recursos de su
personalidad.
Por otra parte, si volvemos al problema del liderazgo, ve-
mos que en esa perspectiva la función de control estalla, en
cierta medida, en varias dimensiones, algunas de las cuales
se refieren a la solución de la tarea (sugestión, coordinación
de los aportes) y las otras al mantenimiento de la vida del
grupo (mediación, estimulación, interpretación).
Este penetrante análisis clínico sigue siendo, sin embargo,
más bien un inventario de roles y no una teoría interpreta-
tiva, en la medida en que recuerda evasivamente los procesos
de regulación que Bales tiene el mérito de descubrir.
Por lo tanto conviene encarar una integración del enfoque
experimental de las interacciones y del enfoque clínico de los
roles. El primero, para estudiar los sistemas estructurales en
función de la naturaleza de las tareas y de las redes disponi-
bles: el segundo, dedicado a la compatibilidad de las adop-
ciones de roles, tanto con las situaciones colectivas como con
los recursos y las necesidades de las personalidades en juego.
Pero una teoría exhaustiva de los procesos de grupo debe

> 63
62
Capítulo V ción; y por último, la del liderazgo como aptitud individual,
LIDERAZGO E INFLUENCIA SOCIAL lo que a menudo se denomina "ascendiente personal", que se
relaciona con problemas caracteriales y que también debe ser
referido a circunstancias y tipos de tareas diversos.
Como no podemos abordar aquí todos esos aspectos, nos li-
mitaremos a los que se refieren en forma más directa a la di-
námica de los grupos. En cuanto a las definiciones mismas,
veremos que las más significativas aparecen a lo largo del
camino pues el considerable número de trabajos total o par-
cialmente dedicados al liderazgo no abarcan menos de un
centenar de fórmulas .. .*
En varias ocasiones hemos encontrado ya la noción de jefe,
de líder, y la función de dirección, de liderazgo. Más allá de
las pruebas a menudo confusas, se trata de conceptos y
de procesos difíciles de definir y explorar. El empleo de pa- I. E L LIDERAZGO OOMO FUNCIÓN
labras anglosajonas * traduce aquí, no tanto una moda como
la necesidad de recurrir a vocablos más flexibles, de tonalidad En un grupo institucional cualquiera (familia, empresa, sin-
menos tradicionalmente autoritaria que los términos de jefe dicato, etc.), la autoridad depende de una estructura previa,
y dirección. y su zona de ejercicio depende de la posición ocupada por el
Por otra parte, ante todo se imponen ciertas observaciones individuo en esa estructura (por ejemplo, de su lugar en un
capitales: organigrama jerárquico). En todos los casos —y esta es una
1. La autoridad, el poder, conciernen a la vez a una acción, primera definición— se trata, para el líder, de ser habilitado
a una operación del líder y a una relación de éste con el para ejercer un poder determinable sobre la conducta de un
grupo que conduce. grupo de personas determinadas.
2. El ejercicio práctico de la autoridad depende de modo Pero no basta con definir la autoridad por el poder del emi-
simultáneo de las normas colectivas ambientes, de la situa- sor, pues es un hecho que ciertas directivas no son ejecuta-
ciones concretas que se examinan y de la personalidad pro- das, o no lo son por completo. Al carácter casi jurídico de
pia del jefe. la orden debe agregarse un carácter operacional de efica-
Un examen exhaustivo de estos problemas implicaría, pues, cia, de influencia efectiva. Por eso varios autores tienden a
una triple perspectiva: la del liderazgo como función en un definir la autoridad por su aceptabilidad por parte del re-
grupo, con la consideración, en especial, de sus condiciones ceptor. Por ejemplo, según C. Barnard, psicosociólogo norte-
de surgimiento por un juego de influencias; la del liderazgo americano especializado en el estudio de las organizaciones,
como relación, que puede presentar varios tipos cuyos efec- la autoridad es "el carácter de una comunicación tal, que es
tos sobre el clima y la producción del grupo reclaman aten- aceptada por quien la recibe como determinante de su con-
1
Para una clasificación de esas definiciones, y más en general para
' En los países de habla francesa se usa corrientemente el término el estudio experimental de la autoridad, consúltese el artículo de R.
inglés leadership. {N. del E.) Lambert en el Traite de psychologie experiméntale (bib.).

64 65
temente variable (producción material, gestión administrati-
va, investigación, etc.), pero en todos los casos es posible pre-
ducta". Esta segunda definición, que tiene su eje en los pro-
cisar las operaciones que permiten llegar a esos fines. Se trata;
cesos d e influencia, posee la ventaja de poder aplicarse por
A) De operaciones relativas a la información y al método
igual al liderazgo en los grupos informales y en los grupos
de trabajo:
en vías de formación, en los cuales el líder aparece como el
— formular con claridad el objetivo: tarea por cumplir o
miembro P, u e ejerce la más fuerte influencia. En esa perspec-
problema por resolver;
tiva el liderazgo no será ya considerado según una perspec-
tiva estática y estrechamente individualizada, sino como un — presentar las etapas de la tarea o las dimensiones de los
sistema de conducta requerido por y para el funcionamiento problemas, extrayendo de ello un plan de trabajo;
del erup°> c o m o una condición y una cualidad dinámica de — proporcionar las indicaciones necesarias al comienzo, y
su estructuración. luego las que pueden resultar útiles posteriormente;
C o n v i e n e además examinar la trama de ese proceso fun- — aportar sugestiones en casos de dificultades.
cional. Dicho de otro modo, hay que precisar aun más los B) Operaciones acerca de la coordinación de los aportes y
pasos implicados en el ejercicio del liderazgo. los esfuerzos:
Varios estudios norteamericanos se han esforzado por deta- — revelar el rol de cada uno en relación con el de los otros;
llar las funciones cumplidas por el líder, sea en una óptica — asegurar y controlar esa articulación de los roles duran-
más o menos normativa, sea a partir de análisis clínicos del te el trayecto;
comportamiento de jefes eficaces, o bien a partir de testimo- — hacer explícitamente el análisis de las distintas etapas del
nios em a n a c 'Os de miembros de grupos formales o informales. trabajo.
Los unos se refieren a situaciones profesionales o a tareas C) Operaciones vinculadas con las decisiones. Estas deci-
específicas; los otros, a grupos de discusión. siones pueden referirse a los fines, a los medios o a ambos al
El análisis que vamos a proponer refleja los rasgos prin- mismo tiempo. En la óptica del autoritarismo tradicional, se
cipales °i u e s o n comúnmente descubiertos por esos estudios, estima que corresponde al líder decidir por sí solo, y que esa
V se refi e r e a u n a larga experiencia personal en materia de es la esencia misma de su rol. Ya veremos que no es así, y
grupos de formación. Por lo tanto, condensa los resultados de que aquí sólo se trata de uno de los tipos posibles de lide-
la corriente lewiniana sobre los factores de cohesión y los razgo. Sea como fuere, las decisiones se sitúan en el gozne
de la corriente interaccionista sobre los procesos de comuni- de unión entre el aspecto operativo de los procesos de grupo
cación. —pues permite progresar— y el aspecto afectivo, pues im-
Como e n e ' c a s 0 de los factores de cohesión, en la función plica un acuerdo, tácito o expreso, del conjunto de los par-
de liderazgo se puede distinguir un doble aspecto, operativo ticipantes.
y afectivo.

2. Aspecto socio-afectivo
1. Aspee*0 socio-operativo
El mantenimiento de una actividad eficaz no depende sólo
Concierne a la persecución de objetivos y a la realización de factores técnicos y metodológicos, sino también del clima
de las tareas propias de los grupos; su naturaleza es eviden-

67
66
un lenguaje común, por la expresión de las preocupaciones,
psicológico que reina en el seno del grupo, de su "moral". Y los deseos, los puntos de vista relativos a la actividad del grupo.
ésta depende a su vez del grado de motivación y de interés C) En ocasiones, intervenciones que apuntan a la elucida-
por la tarea, así como de las relaciones que se tejen entre los ción de los procesos de grupo y del conjunto de los factores
distintos miembros —incluido el jefe jerárquico— cuando se precedentes, a medida que van surgiendo.
trata de una organización. En realidad, este rol sólo es asumido excepcional o episó-
En ese sentido, el liderazgo implica, entonces, otros pasos dicamente en los grupos naturales, y no obligatoriamente por
vinculados con esa. función de "mantenimiento", bien desta- el líder, sino a veces por un sujeto con inclinaciones a la ob-
cada, ya se ha visto, por Benne y Sheats, y que se refiere, servación y aun por un "bufón". En cambio, la elucidación
no a los actos, sino a las actitudes, los valores, los sentimien- es la función principal del monitor en ciertos grupos de for-
tos conscientes o inconscientes. Aquí, una vez más, según el mación.2
tipo de liderazgo adoptado, las intervenciones que indicare- Aunque esta función no sea llenada en forma explícita, si-
mos son más o menos acusadas, e incluso a veces faltan. gue en pie la circunstancia de que no es posible establecer
Sólo abordaremos por el momento los vínculos —con suma un liderazgo sin un mínimo de lucidez, que permita, en es-
frecuencia inconscientes— que unen al líder y los miembros pecial:
y que implican procesos de identificación y en ocasiones de — apreciar la evolución de los niveles de satisfacción o de
amor o de odio. De ellos hablaremos en el capítulo siguiente. insatisfacción individuales y colectivos;
Por lo demás, nunca se trata, de uno o del otro lado, de pa- — en caso de conflicto o de ansiedad, determinar las fuen-
sos deliberados. tes y facilitar las salidas.
Conviene subrayar que estos dos aspectos (operativo y afec-
A) Intervenciones que apuntan a la estimulación y al man-
tivo, con sus modalidades internas) interfieren entre sí, sinx
tenimiento. Son dominantes en los grupos formales en los
cesar, en el curso de la actividad colectiva, y que compro- (
cuales la jerarquía es más o menos autoritaria y allí donde
meten en forma solidaria a todos los miembros del grupo, y \
el líder desempeña el rol de figura central y trata de reforzar no sólo al líder" formal o informal. Una dificultad operativa,
la identificación del grupo con su propia persona. Se pueden por ejemplo la insuficiencia o la disparidad de las informa-
incluir entre ellas: ciones durante el tratamiento de un problema, provocará rá-
— la incitación de los miembros a participar al máximo en pidamente un malestar y el retiro de ciertos participantes. A
la tarea, haciendo funcionar un sistema explícito o latente de la inversa, la aparición de conflictos interpersonales no de-
gratificaciones y sanciones (ventajas inmediatas, promesas, jará de engendrar ciertas distorsiones perceptivas o procesos
elogios, amenazas o censuras); de intención que perturbarán el trabajo del grupo.
— la tranquilización —que completa el paso precedente— en Si al líder le corresponde ser en general el más consciente
de estos problemas y el principal animador de dichas fun-
los casos en que se desarrollan ansiedades o tensiones indi-
ciones, el contenido mismo de los análisis precedentes mues-
viduales o colectivas.
tra que no puede asumirlas solo, sino que es, en esencia, un
B) Intervenciones que apuntan a ¡a facilitación social. Se catalizador de las necesidades y de los recursos del grupo.
trata de restablecer o de reforzar los procesos de comunica-
3
ción entre los participantes, en especial por la búsqueda de Cf. cap. VIII: "El grupo de diagnóstico".

68 69
más de manera indirecta, y si es posible a sus espaldas. Esta
II. LOS TIPOS DE LIDERAZGO Y SUS EFECTOS actitud viene a menudo luego de los fracasos previos del es-
tilo autoritario.
Muchos autores han propuesto una tipología de los jefes, Al margen de estos tres tipos mayores, conviene citar:
inspirada por la filosofía social, la sociología o el psicoanáli- — el tipo elucidador, que apunta a colocar al grupo en si-
sis. Citemos en especial la de Weber, 3 que distingue tres gran- tuación de decidir colectivamente, luego de una adquisición
des tipos: el jefe carismático, considerado infalible y que se de conciencia de sus problemas y procesos. Esta actitud, ha-
rodea de un misterio distanciador; el jefe tradicional, a la vez blando con propiedad, no es un liderazgo; ejerce una espe-
autoritario y protector; y por último el jefe democrático, cuya cie de influencia catalítica, al facilitar la utilización de los
autoridad se establece sobre bases consultivas y racionales. recursos internos del grupo. Se vincula estrechamente con la
En otra perspectiva, Redi,4 quien considera al líder como actitud llamada "no directiva" preconizada en psicoterapia por
la persona central en la cual se focalizan la emoción y la aten- C. Rogers.
ción de todos, distingue diez tipos de tales personajes, que — el tipo laissez-faire, que constituye una especie de aban-
reagrupa en tres categorías según que sean objetos de identi- dono de la autoridad por un jefe provisto de una situación
ficación colectiva y de amor, objetos de ataques agresivos o nominal y que se desinteresa de la actividad del grupo o
soportes del yo de cada uno. se deja desbordar por él.
En un espíritu sintético, y teniendo en cuenta en esencia Sin embargo, no hay que exagerar la preocupación por las
las conductas del líder para con los miembros de un grupo, tipologías, consideradas en forma estática o aun dinámica. El
« propondremos la siguiente clasificación: impacto de un jefe se vincula con la compatibilidad entre la
a) El tipo autoritario, que apunta a influir sobre los de- persecución de las necesidades personales y las de los otros, y
más de modo directo y por presión externa. Por lo demás, las exigencias, por lo demás móviles, de la acción colectiva y
este tipo contiene dos especies: el jefe autocrático, que se im- de todo el contexto social. En ese sentido, la adaptabilidad
pone por intimidación o sanción, sin preocuparse de las reac- adquiere una gran importancia, y una de las definiciones más
ciones de los demás. Y el jefe paternalista, con puntos de pertinentes sigue siendo la que formularon los miembros de
uno de nuestros grupos: "El jefe es el hombre de la situación."
mira más complejos, pues quiere ser obedecido, respetado y
aun amado, al mismo tiempo.
b) El tipo corporativo, que consiste en asociar a los demás,
si no en las decisiones, por lo menos en su preparación y III. LAS INVESTIGACIONES EXPERIMENTALES
aplicaciones. Aquí la distancia entre el líder y los otros es,
por lo tanto, menos grande. Así como el grado de coerción Las investigaciones sobre el liderazgo son muy numerosas
varía en el modo autoritario, el grado de "permisividad" pue- desde hace un cuarto de siglo, y se realizan simultáneamente
de variar en el modo cooperativo. en el laboratorio y sobre el terreno. El interés se ha despla-
c) El tipo maniobrero, que consiste en influir sobre los de- zado en forma progresiva desde el estudio de las características
personales de los líderes hacia el de una medición operativa
3
Cf. Lévy, Textos escogidos (hib.). de su influencia en el seno del grupo. Además se hacen es-
4
Cf. Lévy, Textos escogidos (bib.). fuerzos para establecer las variaciones de dicha influencia en

70 71
A pesar de su rigor, no es posible dudar de que el conjun-
función, por una parte, de la tarea o del problema que es
to de estos trabajos deja escapar ciertas variables, en especial
preciso resolver, y por la otra de los estilos de liderazgo y
la influencia de los modelos culturales. Por lo demás, resulta
del "clima" colectivo que resulta de ello.
difícil pensar que sólo intervienen los factores operativos y
En la imposibilidad en que nos encontramos de recordar
aquí los procedimientos experimentales —a menudo tan inge- que no desempeña también su papel una interacción singular
niosos como rigurosos— desplegados por esas investigaciones, entre jefe y grupo, si se tiene en cuenta la naturaleza propia
nos limitaremos a indicar ciertas direcciones y contribuciones de las situaciones vividas y de las personas. Los resultados
de importancia. experimentales obtenidos presentan, pues, ciertas limitaciones,
tanto en lo que concierne a su alcance sociológico como en
1) En cuanto a la medida de la influencia, se pueden dis-
tinguir dos grupos de trabajos: los unos se refieren a una lo que respecta al nivel del análisis clínico de los procesos.
evaluación perceptiva de la influencia, sea por observadores
exteriores (en especial el sistema de categorías de Bales), sea
por los propios miembros del grupo (con ayuda de un cues-
tionario sociométrico para la designación de un jefe o de un
compañero preferido). Otros trabajos apuntan a establecer la
influencia efectiva de los diversos miembros de un grupo, mi-
diendo las variaciones del comportamiento en función del
retiro alternado de cada uno de los miembros. Un estudio
francés muy representativo de ese método es el de R. Lam-
bert, quien además es autor de un artículo sintético sobre la
experimentación en materia de autoridad y de influencia so-
cial.5
2) En cuanto a los efectos comparados de los distintos mo-
dos de liderazgo sobre el rendimiento y el "clima" colectivo
hay que citar las experiencias princeps de Lewin, Lippit y
Whyte,* que posteriormente fueron reanudadas y refinadas en
diversos contextos sociales.
3) En cuanto a la influencia de las redes impuestas de co-
municación y del programa de trabajo sobre el surgimiento
del líder y la pertinencia de su estilo, ese dominio ha sido
objeto de -muchos trabajos norteamericanos, que en Francia
fueron reanudados y desarrollados por C. Flament. 7

5
En Traite de psychologie experiméntale, fase. IX, cap. XXI (í»¿>.).
« En Psychologie dmamique, trad. de Faucheux (hib.).
7
Réseaux de Communications et structures de groupe, Dunod.

72 73
Capítulo VI mos psíquicos —ni otros conceptos— que para el análisis del
yo, y menos aún, invocar ese "instinto gregario" que la ma-
AFECTIVIDAD Y VÍNCULOS COLECTIVOS
yoría de los contemporáneos de Freud admitían como una
evidencia.
Toda relación con los demás es de naturaleza esencialmente
afectiva y deriva de dos dinamismos a menudo combinados:
el deseo y la identificación. El deseo —que envuelve todas las
formas de "atracción", desde el atractivo sexual hasta el amor
más espiritualizado— consiste en buscar el objeto complemen-
tario, apuntando espontáneamente a su posesión exclusiva; al
comienzo se manifiesta en el apego a la madre. La identifi-
En varias ocasiones hemos subrayado la importancia de la cación —o más bien las identificaciones— son procesos más
afectividad en la vida de los grupos, se trate de la cohesión, complejos, pero también primitivos. Conciernen al "sujeto"
de las actitudes con respecto al cambio, de las interacciones del yo, y no a una relación de objeto, lo que se querría ser y
de los individuos o del liderazgo. En este capítulo nos pro- no lo que se querría tener, como en el caso del deseo. De tal
ponemos explorar aun más esa dimensión afectiva para escla- modo conducen progresivamente a la interiorización de un
recer su sentido, sus implicaciones y, si es posible, las oscuras "modelo" que constituye lo que Freud denomina "el ideal del
relaciones con la dimensión funcional y operativa que hasta yo" y que remplaza parcialmente el apego primario y narci-
ahora no hemos hecho más que yuxtaponerle. De ese modo sista del sujeto hacia sí mismo. Para el niño el modelo inicial
podremos tratar de interpretar más profundamente la natu- es a menudo el progenitor del mismo sexo, cuyo lugar querría
raleza del vínculo eolectivo que une a los miembros de un ocupar junto al del sexo opuesto. Por lo tanto, esta rela-
grupo. ción de identificación adquiere con frecuencia un carácter hos-
til, o por lo menos ambivalente. Lo mismo sucede con las
relaciones fraternales: el mayor experimenta ante 'todo un
sentimiento de celos ante la intrusión de un rival en el amor
I. LAS CONTRIBUCIONES PSICOANALÍTICAS
de los padres, antes de que entre los niños se desarrolle un
sentimiento de comunidad.
1. Las indicaciones de S. Freud y de M. Klein En efecto, existe otro modo de identificación que puede
aparecer cada vez que una persona se descubre un rasgo co-
A) Según Freud (bib.), a quien en ese sentido siguieron la mún o una situación común con otra; ese vínculo se hace
mayoría de los psicoanalistas, no habría diferencia alguna de tanto más fuerte cuanto más numerosos son esos rasgos o
naturaleza, sino sólo de nivel, entre psicología individual y más preñada la situación.
psicología colectiva. Por lo tanto, la historia del sujeto sólo Según Freud, precisamente una combinación de esos vec-
se desarrolla a través de una red de relaciones interpersonales, tores afectivos constituye la trama de los vínculos de grupo,
cuyo prototipo está constituido por las relaciones del niño se trate de multitudes, de grupos espontáneos y restringidos
con su madre y su padre. Por consiguiente no habría por qué o de agrupamientos amplios, organizados como la Iglesia y
utilizar, para explicar los fenómenos de grupo, otros mecanis-
75
74
el ejército. Por una parte el jefe, de quien se considera que Por fantasías hay que entender un juego de imágenes, y aun
debe amar por igual a todos los miembros —como el padre un argumento, relacionado con una mezcla de deseos, defen-
ama a sus hijos—, es a la vez objeto de deseo y de identifi- sas y temores de origen infantil. Lejos de ser una simple
cación pues como modelo encarna el "ideal del yo". ilusión que la realidad disiparía con facilidad, se trata de
Por otra parte, el vínculo que une a los miembros del grupo, una proyección consistente y resistente que se interpone en-
más allá de las rivalidades subyacentes, proviene a lá vez de tre el sujeto y el suceso.
la percepción de sus similitudes y de su apego común al jefe. M. Klein insistió en particular en las repercusiones de la
Se advierte cuan ambiguos son en Freud los vínculos colec- angustia y de las fantasías primitivas de fragmentación del
tivos, y qué lugar central ocupa el líder. Según sus propios cuerpo y de devoración. Esa angustia puede ser reactivada
términos: "El vínculo social se basa en la trasformación de en la situación de grupo, sobre todo cuando se la vive como
un sentimiento primitivamente hostil en un apego positivo, confusa y anónima. La identidad del yo corre el riesgo de
que en el fondo no es más que una identificación", mantenida ser puesta en tela de juicio por el individuo que siente el
por el hecho de compartir "un mismo amor con el mismo ob- temor de perderse y en cierto modo disolverse en los otros.
jeto"; cuando se introduce una fisura en ese amor, cuando sur-
ge una duda en cuanto a la solicitud del jefe por los miem-
bros, el grupo corre en el acto el peligro de disgregarse. 2. El deseo y lo imaginario en los grupos
B) Ciertas indicaciones de Freud fueron completadas o
acentuadas por la psicoanalista inglesa Melanie Klein.1 Dos En un estudio reciente, D. Anzieu 2 mostró que las fanta-
puntos, en especial, interesan a la afectividad colectiva. sías penetran profundamente en la vida interna de todos los
El primero se refiere a la ambivalencia de los afectos, es grupos estables o efímeros, así como en las relaciones entre
decir, que un mismo objeto —persona o grupo— puede ser, en esos grupos. Insiste más en las pulsiones que en las ansieda-
forma alternativa o simultánea, "bueno" o "malo". El origen des, y establece un paralelo bastante notable entre el grupo
de ello se remonta al período infantil, en que el paso de un y el sueño.
estado de satisfacción a uno de privación tiende a provocar Por empezar, muchos deseos insatisfechos en la vida priva-
reacciones agresivas, en particular hacia la madre y sus cui- da son trasladados a ciertos grupos: tal es, por ejemplo, el
dados. El hecho de que las primeras relaciones de amor ha- papel de la "barra" para el adolescente, o de ciertos clubes,
yan sido establecidas por el niño en un momento en que las cenáculos o sectas para el adulto. Así, estos grupos "compen-
personas amadas le otorgaban a la vez placer y frustración sadores" provocan a menudo la desconfianza de los miembros
repercute,, en todas sus relaciones posteriores. En el grupo, de la sociedad "oficial", que sospechan celosamente la exis-
las actitudes hacia el jefe, cuyo rol es alternativamente pro- tencia en ellos de una satisfacción subrepticia de deseos pro-
tector y frustrador, son profundamente ambivalentes y oscilan hibidos.
del afecto o la admiración a la hostilidad latente o manifiesta. Por otra parte, los deseos realizados en grupo como en los
El segundo punto, vinculado por lo demás con el prece- sueños son a menudo deseos de infancia reprimidos. Si en
dente, se refiere a la angustia y las fantasías que ella engloba.
2
"Etude psychanalytique des groups réels", articulo en Les Temps
1
Cf. Lévy (bib.). modemes, 1966, n ' 242.

76 77
sus juegos los niños imitan las actividades adultas, también
3. Las hipótesis de Bion
sucede lo contrario, en especial en los grupos de diversiones
o en las reuniones amistosas, en las cuales los adultos vuelven
a ser niños en el plano de las conductas de posturas o verbales. Las concepciones del psiquiatra inglés W. R. Bion se basan
Por último, muchas acciones colectivas son desplazamientos en una experiencia intensiva de grupos terapéuticos consisten-
o simbolizaciones del deseo. El clima del grupo tiende a sus- tes en intercambios libres, sin orden del día ni líder desig-
citar o resucitar ciertos mitos, gracias a intercambios incons- nado. Aunque se inspira en gran medida en Freud y M.
cientes que culminan en construcciones utópicas o en realiza- Klein, Bion descubre un conjunto de conceptos y de esque-
ciones efectivas, pero todas aureoladas de lo imaginario y de mas de alcance específicamente colectivo y relativo a las emo-
símbolos: búsqueda del Vellocino de Oro o del Santo Grial, ciones de grupo.
proyectos, conquistas, descubrimientos . .. Según el psico- Tratemos de presentar los elementos esenciales de una obra
analista, esa búsqueda del objeto o del lugar santos y mara- compleja y en ocasiones oscura (bib.).
villosos apuntaría a la recuperación de la madre, de la que La vida de un grupo, sea cual fuere, se realiza en dos planos:
el tabú del incesto ha despojado al hijo. a) Un plano manifiesto racional, consciente, el de las ta-
Aunque se sospeche que el psicoanálisis podría complacer- reas, en relación directa con la realidad objetiva. Bion llama
se en su propia mitología, no cabe duda de que aporta un a este plano "grupo de trabajo" (e incluso agrega con fre-
complemento o una profundización necesaria a la interpreta- cuencia: "especializado"). La actividad en él supone un apren-
ción psicosociológica. Ya lo vimos a propósito de ciertas ac- dizaje y por lo común es facilitada por una estructura insti-
titudes alimentarias; también es posible comprobarlo a pro- tucional y diversos sistemas de control aceptados por los miem-
pósito de muchos aspectos de la imaginación popular. bros que colaboran voluntariamente.
Anzieu cita al respecto el ejemplo de la multitud, de la cual b) Un plano implícito, irracional, por lo general inconscien-
se dice por lo general que es "mujer caprichosa, cambiante, te e irrealista, dominado por las fantasías. La actividad men-
sentimental. . . pronta a entregarse al primero que llegue . . . tal de este "grupo de base" es "instantánea e instintiva". No
Que ruge como el océano . . . que devora a los hombres . . . exige formación ni ninguna aptitud especial para colaborar,
que grita, gime, se encoleriza, se duerme". Si se las toma al sino que sólo supone una "valencia", término tomado de la
pie de la letra, estas metáforas se esclarecen por la presencia química para expresar la disposición espontánea de los indi-
subyacente de imágenes paternales. "Al mismo tiempo, la viduos a entrar en combinación con el resto del grupo y a
conocida solución a los peligros que emanan de una multitud hacer concordar sus sentimientos y su' conducta con lo que
adquiere s« sentido: encuadrar, nuclear, disciplinar a la mu- Bion denomina las "hipótesis de base". Pero estos procesos
chedumbre es asegurar la supremacía de la imagen paternal perturban en forma más o menos grave la colaboración racio-
sobre la materna." 3 nal mientras no se los esclarezca y domine.
El término "hipótesis de base" designa actitudes o más bien
esquemas mentales colectivos (group mentality). Luego de
3 una serie de investigaciones, Bion se vio llevado a distinguir
Sólo así adquiere sentido y eco la célebre obra de Le Bon sobre la
Psicología de las multitudes, ensayo sin valor científico, penetrado de tres esquemas entre los cuales oscilaría la vida emocional de
pretensiones normativas, que sin embargo refleja con vivacidad esas los grupos, y que en su opinión, constituyen "instrumentos"
imágenes populares opacas y las devuelve a sus productores.

79
78
pertinentes para desentrañar el material caótico que surge ranza dejaría de existir como tal. Ese deseo de apareamiento,
durante las sesiones de grupo. de afinidad, se basaría, en último análisis, no tanto en la pre-
A) La dependencia. Cuando el grupo adopta este esquema ocupación de procreación, de producción, como en la búsque-
en forma inconsciente, se conduce como si sólo existiera para da inquieta de un complemento.
ser protegido por una persona, una idea o un símbolo cuya En efecto, las hipótesis básicas no constituyen para Bion
"función consiste en asegurar la tranquilidad de un organismo el fundamento último de la vida afectiva de los grupos; antes
inmaturo", proporcionarle un "alimento material y espiritual". bien, son respuestas variadas y alternadas a ansiedades y de-
Este estado sólo se mantiene si el líder acepta complementa- seos muy primitivos, reactivados por la situación de grupo.
riamente el papel omnipotente y protector que se trata de Como a lo largo de su historia infantil, los sujetos se encuentran
asignarle. frente a objetos ambivalentes y fragmentados, gratificantes
Pero en tal caso el sentimiento de seguridad se vincula, en o amenazantes por turno, acogedores o devoradores, que se
varios miembros, con un sentimiento de impotencia y frustra- trata de conciliar, eludir o destruir. El resurgimiento de las
ción: no sólo en los "ambiciosos", sino en todos los que as- fantasías nacidas de estas experiencias constituye el principal
pirarían a hacerse escuchar sin atreverse a entrar en compe- obstáculo para uña adaptación a las realidades de la situación
tición con el líder. Algunos incluso se sienten culpables en la colectiva y para el establecimiento de una colaboración ver-
medida en que tienen la impresión de exigir mucho y dar poco. dadera.
B) El ataque-huida (fight-flight). El grupo se conduce en- Este punto nos lleva al problema de las relaciones entre gru-
tonces como si sólo pudiera subsistir en lucha contra un peli- po de base y grupo de trabajo, o con más exactitud, entre los
gro difuso o huyendo de él. El líder correspondiente a este dos planos, afectivo y racional, de la vida de grupo.
esquema es aquel cuyas intervenciones dan precisamente a los Lo propio de la actitud racional es tratar de conocer y com-
miembros ocasiones de huida o agresión; resucita fantasías prender, a diferencia de las actitudes afectivas, caracterizadas
relacionadas con la imagen del padre terrible. Este par de ac- por el rechazo de la experiencia y la tendencia "a remitirse a
titudes puede dirigirse, ora contra un líder que se niega a ga- la eficacia de la magia". De ello resulta una tensión entre los
rantizar la seguridad del esquema de dependencia, ora contra dos planos, tanto más penosa cuanto que los sujetos "ignoran
determinado miembro o determinado subgrupo percibido como las fuerzas contra las cuales luchan" y son el foco de emocio-
desviante o traidor. Así se expresa la incapacidad real del nes irreprimibles, vinculadas con los esquemas mentales co-
grupo para comprender y amar. lectivos que hemos descrito.
C) El apareamiento (pairing). En tanto que las emociones Una solución de esas tensiones y la promoción de la actitud
del esquema precedente eran en la base de cólera y odio, aquí racional sólo son posibles por la elucidación y la interpretación
son del orden del amor y la esperanza. Esta atmósfera, según de los procesos afectivos subyacentes que los sujetos deben
Bion, sería iniciada y simbolizada en los grupos nacientes por aprender progresivamente a identificar y tolerar; en suma, a
la formación de parejas y de relaciones de intimidad en el los cuales deben domesticar. Cuando el líder (padre, jefe,
seno del grupo; implicaría la espera de un "salvador" por na- monitor, psiquiatra) llega a movilizar las emociones asocia-
cer, capaz de trasformar al grupo, de arrancarlo de la des- das a los esquemas de base sin poner en peligro la estructura
trucción y la desesperanza. Estado que sólo podría subsistir racional del grupo —gracias a la cual el individuo puede pro-
en la medida en que no se pretende realizarlo, pues la espe- teger su personalidad y a la vez seguir siendo miembro del

80 81
grupo—, se establece cierto equilibrio y el grupo es capaz de
colaborar con eficacia.
II. E L PROBLEMA DEL VÍNCULO COLECTIVO
Alcance de la teoría. En la actualidad los trabajos de Bion
representan sin duda la contribución clínica más rica y fecunda
La tesis de Bion parece implicar un dualismo tajante y casi
a la vida afectiva de los grupos. Su repercusión fue conside-
maniqueo entre el grupo de base, o zona afectiva, y el grupo
rable en el dominio de la psicoterapia de grupo y de la for-
de trabajo, o zona racional. Sólo este último permitiría el
mación psicosociológica.4
acceso a una cooperación activa que estaría incesantemente
Sus hipótesis explican muchos hechos colectivos —locales o
amenazada por la irrupción inconsciente de las ansiedades y
históricos— incomprensibles en el plano racional. Por ejem-
de las pulsiones afectivas. Pero la naturaleza del propio víncu-
plo, que dos grupos puedan a menudo buscar para conducirlos
lo colectivo se mantiene aquí bastante oscura, pues parece
a individuos paranoicos, en los límites de la alienación; que
envolver dos modos de cooperación, una "reflexiva y organi-
tiendan de modo espontáneo a un culto religioso (en el sen-
zada", la otra "instintiva y análoga" a una especie de combi-
tido más fuerte del término) de su jefe.
nación clínica. ¿Es posible esclarecer mejor este problema?
Por otra parte, al insistir en el papel de las fantasías que
aparecen en forma casi constante en la representación del
grupo por sus miembros, descubre un aspecto gravemente
omitido por todas las demás teorías dinamistas, incluida la de 1. La hipótesis de un vínculo positivo
Lewin. Si el grupo tiene una realidad sociológica específica
e irreductible a la suma de los individuos-miembros en el cam- El rol —y el favor— que Bion asigna a las actitudes raciona-
po psicológico de esos individuos, el grupo es vivido en gran les han sido criticados. Según M. Pagés,5 es preciso invertir
medida según un modo imaginario. Este fenómeno se traduce la perspectiva; lo que sucede en el plano de la tarea y de la
en particular por un conjunto de imágenes, afectos e imputa- racionalidad es lo que constituye muy a menudo un obstáculo
ciones de tonalidad "persecutoria", relativos a los otros y so- para la cooperación, una negativa a percibir el fenómeno afec-
bre todo al líder: sentimiento de ser observado, sospechado, tivo más profundo del grupo, a saber: el de un "vínculo po-
manipulado, rechazado, fragmentado.... que sólo en ocasio- sitivo".
nes coincide con la realidad de las actitudes de los demás, pero En el momento en que adquieren conciencia de la irreduc-
que constituye lo patético irreductible de la relación. tibilidad de su diferencia y de su imposibilidad para comuni-
Por último, el problema de las relaciones entre el nivel afec- carse en forma totalmente satisfactoria, los miembros de un
tivo y el racional, y el de los resortes de la cooperación, apa- grupo hacen la experiencia de un vínculo que sobrevive a to-
recen como los más discutibles. Aquí nos encontramos con das esas experiencias negativas y las engloba sin negarlas.
los fundamentos y el sentido últimos del vínculo colectivo, Dicho vínculo sería correlativo a una angustia común de
cuyo examen reanudaremos. abandono, de separación, de soledad, tal como fue descrita
por varios filósofos existencialistas. Correspondería a la, ex-
periencia última de una soledad compartida, excluiría toda

5
'"Note sur la vie affective des groupes", artículo en Buüetin de
* Cf. cap. VIII.
Pi-ychologie, Sorbona, nv 214, 1963.

82
ambivalencia y constituiría por sí solo una defensa objetiva
verdadera comunión, sin descuidar sin embargo la importan-
contra esa angustia básica.
cia de los aspectos "complacientes" del espíritu de grupo, ni
En cuanto a las actividades de la zona racional y a las es- los aspectos laboriosos del "hacer juntos".
tructuras formales de los grupos, tendrían también una fun-
En ese sentido, las objeciones de Pagés se dirigen más bien
ción defensiva, pero secundaria, contra las ansiedades provo-
contra la oposición que establece Bion entre emoción y ra-
cadas por la copresencia y la relación misma; apuntarían a se-
cionalidad, y no contra toda pluralidad de los "ingredientes"
ñalar las emociones que les están ligadas (deseo, miedo, vio-
que constituyen el vínculo colectivo. Con más exactitud se
lencia). Por lo demás, implicarían numerosos elementos de
trataría, en nuestra opinión no de invertir su jerarquía, sino
fantasía: mito de la competencia, de la disciplina, de la efi-
de precisar cómo se interfieren o se conjugan, en la vida de
cacia, de la planificación, que no dejan de impedir que el
los grupos, los esquemas afectivos de encuentro y de intimi-
grupo colabore en el plano de la realidad empírica. En mu-
dad, y los esquemas productivos de labor y de progreso. ¿Bas-
chísimos casos, las estructuras informales son mucho más coo-
ta con considerar a estos últimos como una especie de presión
perativas que las oficiales. El origen de la cooperación no
externa, de coerción? ¿No tienen también ellos un fundamen-
podría residir, como lo piensa Bion, en alguna motivación es-
to espontáneo y poderoso? Por último,. ¿el "nosotros" es in-
pecífica: deseo de aprendizaje, actitud científica... Estos mo-
compatible con el amor hacia sí mismo, ese narcisismo al cual
tivos no tienen la fuerza de la experiencia afectiva inconscien-
Freud consideraba que el hombre jamás podría renunciar?
te del vínculo positivo. Por último, no hay que confundir ese
vínculo con las ruidosas manifestaciones de "espíritu de gru-
po", que "corresponden a un estado de inmadurez" y produ-
cen por lo tanto una mitología (deificación del grupo, procla- 2. Hacia un pluralismo coherente
mación de juramentos, de sacrificios, etcétera).
Esta concepción monista y afectivista del vínculo colectivo Estos interrogantes nos llevan a desarrollar nuestra propia
es sugestiva, pero a su vez plantea ciertas reservas. concepción del vínculo colectivo. Se puede tratar de captar
Por una parte, los psicoanalistas no dejarán de sospechar, el sentido del vínculo en cuestión, bien en función de moti-
incluso bajo la soledad y la diferencia compartidas, o bien vaciones básicas, bien en el plano de procesos de relación co-
un simple modo de identificación tranquilizador (por lo me- rrespondientes a esas motivaciones y a vivencias más o me-
nos nos parecemos en ese sentido), o bien un modo sutil de nos conscientes. La experiencia nos inclina aquí hacia una
apropiación del grupo por sí mismo.6 No habría, entonces, un actitud pluralista.
verdadero intercambio cooperativo. Objeciones no decisivac,
en nuestra opinión, pues no pueden negar el sentimiento vi- A) El esquema del encuentro. No parece de manera algu-
vido de estar vinculados por ese intercambio. na dudoso que el vínculo colectivo implica la búsqueda y a
En términos polares es posible preguntarse si el vínculo co- veces la satisfacción de un deseo de encuentro tomado en el
lectivo no va más allá de una experiencia común de la sepa- sentido más amplio y con todas sus ambivalencias. Es decir,
ración y de una ayuda mutua contra la angustia, hacia una acercarse hacia el otro para estar con él —o contra él—, pero
nunca solos; "tener que ver" con él (aquí coincidimos con
8
Cf. J.-B. Pontalis, en Aprés t'reud: "Cada uno renuncia a ser él
Pagés). Por lo tanto se trata de un esquema muy general que
mismo, pero el grupo se lo conserva." abarca todos los preludios y todos los avatares antes mencio-

84 85
nados: angustia primaria de la separación; ansiedad ante la
propia relación, que es temida y deseada; búsqueda de seme- las conductas de comprensión mutua expresada según varios
janza, de protección o de dominación, necesidad de amar y registros (palabras, silencios, mímicas). Entonces cada uno
de ser amado, valoración de sí en y por el grupo. es captado —amado o aceptado— en su existencia y su valor
En cuanto a los procesos relaciónales correspondientes, ha- singular. Ciertas palabras relacionadas con esos estados los
remos algunas observaciones: describen bastante bien: "Sentimos en qué nos parecemos y
Los análisis precedentes han insistido sobre todo en las emo- completamos", o bien "Es una especie de alegría que no im-
ciones penosas de angustia o de tensiones más intensas, pero pide la lucidez"; "estamos juntos, pero seguimos siendo varios,
es preciso reconocer en el otro polo estados gratificantes, a y está bien que así sea".
veces casi orgásmicos, que adquieren la forma de un júbilo No se trata de extasiarse ante estas vivencias, ni de proce-
silencioso, de exaltación lírica y aun de ruidosas manifesta- der a convertirlas en encantamientos fantásticos, pero conviene
ciones triunfales. reconocer su existencia al lado de los procesos de conflicto.
Sin embargo no se trata de promover una tesis más "opti- En rigor estos dos procesos, connivencia y comunión, pue-
mista", sino quizá más exhaustiva. En ese sentido, lo que a den alternar, e incluso nos inclinamos a pensar que los mo-
mentos precarios de intercambios de comunión se despliegan
menudo se designa con el nombre de tendencias o de proce-
sobre un fondo de connivencia narcisista, en la Vida de los
sos "fusiónales" sigue siendo más bien confuso.
grupos como en la de las parejas. 8
"El estar juntos" afectivo, el NOSOTROS —cuando escapa al
conflicto o a ese estado de masas y anónimo bien expresado
por el pronombre SE, y que deriva de las hipótesis de Bion,7 B) El esquema del trabajo. Las obras precedentes tampo-
co parecen aclarar lo suficiente el sentido de ese otro resorte
parece implicar dos sentidos bien distintos:
del vínculo colectivo que llamaremos la preocupación del tra-
— ora se trata de procesos de connivencia colectiva de na-
bajo y el progreso.
turaleza fundamentalmente narcisista, clima de complacencia
Se trate de grupos estables o efímeros, formales o informa-
mutua en el cual el "nosotros" es un juego fantástico de pro- les, centrados en la tarea o en sí mismos; sea la situación co-
yecciones y de identificaciones, y que es la fuente de ese "es- lectiva vivida con entusiasmo o con reserva, en la medida en
píritu de cuerpo" respecto del cual vimos que está encerrado que subsiste, dicha preocupación sigue presente. Es especial-
en sí mismo y es virtualmente agresivo hacia el exterior. Pero mente sensible en los grupos en vías de formación y en los
caracterizarlo como "inmaturo" nada cambia de su dinamismo de formación propiamente dicha, como lo ha expresado la
unificador; sobria frase de un participante: "Hay que marchar." Esta pre-
— ora se trata de procesos de comunión, entendiendo por tal, ocupación, compartida por todos los miembros del grupo, in-
no todos los altos grados de intensidad emocional, sino un cluido el líder o monitor, es uno de los hilos del vínculo que
"nosotros" cuyos miembros se comunican y se unen sin con- mantiene unidas a las personas a través de las crisis o las
fundirse. frases de intensa aridez de todo destino colectivo.
El acceso a ese modo de intercambio y de intimidad es con- Es posible explicarse que la parte del trabajo haya sido mag-
firmado por el testimonio fenomenológico de los sujetos, y por
8
Cf. en ese sentido nuestra Psychosociologie des affinités, Presses Uni-
1
versitaires de France.
Cf, La psicología social. '

SÍ; 87
nificada o minimizada; y es que se destaca, bien su aspecto
no es la fuente, sino la manifestación a la vez objetiva y vi-
constructivo, bien el aspecto defensivo, cuando en realidad se
vida del vínculo colectivo. Por cierto que constituye su parte
alternan de manera confusa, según la evolución afectiva de
positiva, con todo lo que este término implica de evaluador.
los grupos. En verdad, todo proyecto participa en mayor o
Pero el vínculo colectivo no se reduce a esa dimensión po-
menor grado de dos modos de esfuerzo. Hay un modo de to-
nalidad imperativa o competitiva, que sin duda es el más di- sitiva; queda algo fundamentalmente perturbado y polivalen-
fundido y que a menudo da la impresión de provenir de pre- te, que es posible esclarecer sin por ello purificarlo.
siones "externas". Ese esfuerzo tiene ante todo una función Si el pluralismo de los esquemas y sus dimensiones implica
protectora y compensadora. En un plano muy general se pue- una forma de superación, ello no sucede en la existencia de
de pensar que el hombre tiende a consolarse de una dicha im- un hilo previo, sino en ciertas experiencias últimas: es el pO-'
posible o precaria por el culto de las obras, de los poderes y sible acceso a la intimidad colectiva que puede engendrar
los prestigios, y que el trabajo y el éxito son derivativos de la (en el sentido propio de la palabra) alegría y trabajo eficaces
soledad, una huida. Pero ello no agota su sentido, pues todo cuando un grupo, en ciertos períodos, se encuentra animado
esfuerzo traduce esa preocupación de actuar y de emprender, de un deseo y un poder de creación. Entonces el "ser juntos"
que ya se trasparenta en el juego del niño y que constituye y el "hacer juntos" parecen coincidir. Y las tomas de con-
una motivación tan fundamental como la de amar y ser amado. ciencia que fundamentan esos accesos participan a su vez de
Esa preocupación es la que se expresa en otro modo de es- dos zonas, afectiva y racional; ya no consisten en un frío aná-
fuerzo, de tonalidad más libre e inventiva, a la que el adulto lisis intelectual, sino en una especie de estallido dinámico de
llega sin duda menos veces que el niño. En cuanto a la orga- la vivencia de grupo. En ese sentido, son intercambio y pro-
nización racional, no es otra cosa que su prolongación, cuan- greso al mismo tiempo.
do el grupo procede a la elucidación de sus condiciones de
ejercicio; corresponde, en el plano de la acción, a la domes-
ticación de las emociones en el plano afectivo.

C) El intercambio creador. Estos dos esquemas del encuen-


tro y el trabajo aparecen conjuntamente para engendrar o
mantener el vínculo colectivo cuyos resortes fundamentales
son. La observación de los grupos nacientes revela muy bien
esa oscilación entre dos series de a va tares: los del esfuerzo
alternativamente estéril y productivo, y los del encuentro, en
el cual interfieren el deseo de poderío y el de afecto, la atrac-
ción y el temor de los otros; preocupación constructiva y
preocupación afectiva entrelazadas, enfrentadas y a veces con-
fundidas en una experiencia creadora y de comunión.
En esa perspectiva, se entiende que la cooperación no sea
nunca espontánea ni definitiva, sino secundaria y vulnerable;

88
89
Segunda parte
APLICACIONES DE LA DINÁMICA
DE LOS GRUPOS
OBSERVACIONES PRELIMINARES SOBRE
LA INTERVENCIÓN

Si bien es cierto que las exigencias pragmáticas y afectivas


contribuyeron en gran medida a orientar las investigaciones
fundamentales de la psicosociología, no lo es menos que las
"aplicaciones" no pueden merecer ese nombre si no se desplie-
gan con un rigor suficiente a lo largo de trabajos animados
por el espíritu científico. Tal es el sentido mismo de la "in-
vestigación activa", que quiere integrar un doble objetivo teó-
rico y práctico.
Pero en dinámica de grupos es preciso reconocer que, ba-
jo el efecto de las urgencias, del deseo de cambio y aun de
cierto apasionamiento en los medios profesionales y en am-
plios sectores de la opinión, aún sigue siendo considerable la
parte de improvisación y de aproximación.
Además, los problemas que se estudian, lo mismo que los
de la práctica médica, no son sólo de orden metodológico,
sino también de orden deontológico, pues se trata de inter-
vención sobre personas y grupos, y a menudo de poner en tela
de juicio sistemas de equilibrio y de valores.
Toda "aplicación", sean cuales fueren sus respaldos expe-
rimentales, plantea un conjunto de opciones de carácter casi
filosófico, que no podríamos tratar aquí a fondo ni enumerar
de modo exhaustivo. Incluso cuando los pasos sucesivos pre-
tenden ser estrictamente operativos, en el plano de la organi-
zación del trabajo industrial, se percibe la existencia de cier-
tas opciones implícitas de orden social o moral.

98
En general, desde hace medio siglo se ha pasado de Taylor * mite al comienzo la eventualidad de cambios referidos, no
a Whyte, 3 de un optimismo tecnicista a un retoño de inquie- sólo a las actitudes y las relaciones, sino también a ciertos
tud humanista. La actitud metodológica de la corriente lewi- aspectos propiamente estructurales de la organización.
niana es experimental; la de la corriente socioterapéutica es De tal manera hay que distinguirla a la vez de las reper-
clínica. Pero una y otra están animadas de cierta fe democrá- cusiones que pueden provocar una formación pertinente, y de
tica, cuyos límites, por lo demás, ya vimos a propósito del ciertos pasos presuntamente psicológicos, en rigor puramente
problema de la participación. verbales y en definitiva mistificadores. Aquí nos referimos
Intervención y formación. Entre las aplicaciones derivadas a ciertas fórmulas de "relaciones humanas" que consisten en
de la dinámica de grupos, las unas apuntan a intervenir en la reservar o aun encubrir todos los problemas de estructura.
regulación misma de una colectividad global (o de uno de
Cuando insistimos en estas distinciones e implicaciones, no
sus sectores importantes), las otras a formar, a perfeccionar
se trata para nosotros de postular a priori un orden de impor-
personas pertenecientes o no a un mismo grupo previo.
tancia o de causalidad, 3 pues toda trasformación efectiva in-
En verdad, la distinción entre intervención y formación no
fluye conjuntamente sobre las estructuras y sobre las actitudes.
es de las más fáciles. Por una parte, toda formación apunta a
promover una evolución de las conductas en los participantes, Su solidaridad aparece en el origen mismo de la interven-
luego de su regreso a sus marcos profesionales; y ciertas fór- ción, pues ésta es siempre desencadenada por perturbaciones
mulas de preparación pueden incluso tener lugar en la em- o dificultades en la vida de la organización, que alcanzan, por
presa, aunque fuera del trabajo cotidiano. Por otra parte, lo menos en algunos de sus miembros, un nivel de conciencia
muchas intervenciones implican, entre sus primeros pasos, ope- crítico. Crítico en el doble sentido de la palabra, pues se vuel-
raciones de sensibilización psicosocial, y recurren en particular ve casi insostenible y conduce a dudar del valor del sistema.
a discusiones de grupo. Por último, la formación y sobre todo Por consiguiente, ese momento de la toma de conciencia es
la intervención sólo adquieren a menudo su sentido cuando decisivo, y el papel de la intervención consistirá precisamente
son englobadas en una especie de "investigación activa", que en desarrollar su poder dinámico, buscando progresivamente
permite a la vez clarificar los objetivos, refinar los métodos, las condiciones de un nuevo equilibrio.
elucidar y evaluar las actitudes. Tal es el caso de las expe-
Pero la intervención no posee un poder de choque en todos
riencias princeps de Lewin, que apuntan a la modificación de
costumbres alimentarias, lo mismo que los grupos terapéu- los planos, a menos que se reduzca a una simple diversión in-
ticos de los cuales extrajo Bion su hipótesis de base, o aun de telectual, o incluso a un "paréntesis catártico". No puede pro-
los seminarios médicos inaugurados por Balint, y de los cua- vocar una primera fisura estructural si no pone en duda el
les trataremos. estado de hecho entre las situaciones de encuentro colectivo
Los dos criterios que nos parecen específicos y solidarios de que sean a la vez nuevas e "integrables", es decir, que a la
la intervención propiamente dicha son el hecho de que se vez que corten con los modelos habituales, sean susceptibles
desarrolla en el seno de la colectividad en cuestión, y que ad- de ahincarse con eficacia en ellos. En resumen, los riesgos de

1 3
La organización científica de las fábricas. La punzante alternativa entre un sociologismo que sólo vería en las
2
L'homme de Vorganisation, Plon. actitudes el simple producto de las estructuras, y un psicologismo que
sostendría una relación de causalidad inversa y unilateral, nos parece,
en este caso, estéril.
94
95
ahora —aunque dure—, no es posible definir ningún esquema
inadecuación de una fórmula de intervención son dobles: de- susceptible de ser traspuesto en forma sistemática. La singu-
rivan, bien de su falta de impacto, de su carácter superficial laridad de la intervención se opone a la polivalencia por lo
o artificial, bien de su influencia ambigua, más perturbadora menos parcial de las fórmulas de formación. Cuando mucho
que estimulante. se puede conservar el interés de ciertos esquemas ya puestos
El riesgo de esterilidad proviene con frecuencia de una ten- a prueba en otra parte, cuando las estructuras y los problemas
dencia de explotar en forma demasiado sistemática o diversa de una colectividad presentan parentescos con los de la otra.4
el arsenal ya clásico del "formador": reunión, discusión de Sólo nos parece posible indicar de modo muy sucinto algu-
casos, grupos de polemistas, juego de roles, etc. Una confu- nos principios de acción que se refieren en forma simultánea
sión perezosa entre intervención y formación puede conducir, a un método y a una deontología, pues según nuestras obser-
bien al empleo de fórmulas rígidas y estandarizadas (con pre- vaciones precedentes, no sería posible escapar aquí de cierta
tensiones de panaceas), y que no podrían responder a la plu- actitud normativa, incluso cuando "no se manipula ni se acon-
ralidad de las situaciones locales; bien a la adopción de un seja". En ese sentido, toda fórmula de intervención psicoso-
eclecticismo amorfo que confía una parte importante a la im- ciológica nos parece implicar una condición y una opción fun-
provisación, pero que corre el riesgo de convertirse en diver- damentales.
sión o de reforzar las incertidumbres iniciales; llegamos enton- La condición consiste en basarse directamente en la estruc-
ces al segundo peligro. tura, los roles y las percepciones iniciales que de ellos tienen
El riesgo de nocividad se acrecienta cuando se introducen de los miembros de la colectividad en cuestión.
manera prematura, y sin disponer de un margen de tiempo La opción consiste en hacer de la evolución (espontánea)
suficiente, ciertos métodos clínicos susceptibles de reactivar de esas percepciones el resorte de un proyecto colectivo de
las tensiones latentes sin encontrarse en condiciones de con- reordenamiento orgánico.
trolarlas ni de dosificar sus manifestaciones. Como en los ca- Para ello el consultante debe aprovechar los propios datos
sos precedentes, ello se produce sobre todo.cuando la situación del estado inicial y el sistema propio de la colectividad, con
básica no fue explorada antes con seriedad. Si se inician pro- sus recursos, conflictos, carencias. En todos los casos la inter-
cesos de desestructuración, bien en el plano de todo un grupo, vención será precedida, entonces, de exploración y de sondeos
Bien en el de algunos sectores claves, sin que haya tiempo de susceptibles de revelar por lo menos la parte explícita de esos
llegar a una fase de reconstrucción, los riesgos de perturbación datos. Estas indicaciones son las que inspirarán el orden de
predominan con mucho sobre las posibilidades de evolución los pasos, así como la composición y articulación de los grupos
positiva. de trabajo. Los procedimientos deberán ser lo bastante flexi-
Los posibles campos de intervención son múltiples, amplios bles para permitir por turno la extensión o la concentración,
o restringidos. Pueden ser organizaciones profesionales (em- en esos grupos, de los miembros de distintas posiciones, una
presas o grupos de empresas) privadas o públicas; colectivi- confrontación de opiniones, una elucidación de las quejas y
dades universitarias u hospitalarias, religiosas o militares; sin- de las expectativas, para culminar por último, si lo permite la
dicatos, asociaciones, comunidades o agrupamientos varios. Su evolución de las situaciones, en sesiones plenarias en las cuales
volumen y su grado de complejidad varían, según los casos,
en grado considerable. * Cf. en ese sentido nuestro artículo "Un schéme d'inteiVention socio-
Como toda intervención está necesariamente situada aquí y logique", en Revue fran^aise de sociologie, VI, 1965.

96 97
las readaptaciones perceptivas puedan engendrar un programa Capítulo VII
de acción concreta. LA FORMACIÓN PSICOSOCIOLOGICA, SU SENTIDO
Nada implica de antemano que semejante proceso sea siem- Y SUS NIVELES
pre posible; nunca es seguro que las diversas instancias de la
colectividad lleguen a reducir sus incertidumbres y sus con-
flictos, a redefinir ciertos fines comunes, a conciliar sus inte-
reses y circunstancialmente sus ideologías. Pero consideramos
que el consultante no podría dedicarse a una intervención, a
menos que tuviese motivos para pensar que ese pronóstico es
verosímil. Precisemos, por último, que no existe otro objetivo
que el de ayudar a la colectividad a decidir su futuro por sí No se trata de formación profesional, estrictamente técnica,
misma y a manejarlo en función del conjunto de los factores cuyas evoluciones recientes son, por otra parte, considerables
descubiertos en el curso de sus trabajos. (etapas de gestión administrativa, de investigación operativa,
En ese sentido se puede aceptar aquí la expresión, en oca- de simplificación del trabajo, etc.). Tampoco se trata de una
siones envilecida, de rol no directivo, cuidando, sin embargo, pura información de carácter didáctico sobre los aspectos psi-
de precisar que el consultante puede verse llevado con más o cológicos y sociales de la vida profesional, o sobre el problema
menos frecuencia a presentar métodos, técnicas, marcos con- de la jefatura. La formación, que se inspira en los esquemas
ceptuales, susceptibles de favorecer la progresión del trabajo y resultados de la dinámica de los grupos, quiere ser en esen-
común y a recurrir, en el interior o el exterior de la colecti- cia una sensibilización directa a los procesos relaciónales, así
vidad, a ciertas medidas de formación. como un adiestramiento para la práctica o la conducción de
La segunda parte de esta obra estará dedicada en esencia a las discusiones de grupo. A menudo se designa este dominio
la presentación de fórmulas y técnicas fundamentales para la de aplicación con el nombre de "relaciones humanas", pero
formación psicosocial.5 nosotros proscribiremos esta expresión, pues se presta a omi-
siones o a interpretaciones tendenciosas; unos consideran esas
relaciones como un sector exclusivamente psicológico, y aun
sentimental, con sus necesidades específicas, a las cuales basta
con dar su alimento necesario; otros estiman que se trata de
una innovación astuta, destinada a dulcificar las coerciones de
cierto sistema socio-económico.
Pero en realidad asistimos, desde hace unos quince años
—con ciertas diferencias entre Estados Unidos y Europa—, al
desarrollo de un fenómeno nuevo que presenta ante todo una
dimensión cultural. En casi todos los medios sociales, inclui-
1 dos los más tradicionales y jerarquizados (como la Iglesia y
Para las aplicaciones de las situaciones de grupo a fines diagnósti-
cos individuales (manifestación de aptitudes, selección), que aqui no el ejército), se reivindica, con mayor o menor vivacidad, la
abordamos, consúltese C. I.évy-Lebover, Compartcmmt social et carac- constitución de equipos de trabajo.
tétiatiquex individuelles, CNKS, 196:3.

99
98
Entre los numerosos dominios en que ya funcionan efecti-
ción, imponen una preocupación de articulación y síntesis. El
vamente los grupos de trabajo, citemos las "conferencias" o
entabicamiento de sectores o servicios produce la disparidad
"reuniones" en la industria y la administración; la medicina de
y, en definitiva, la anarquía y la asfixia; y parece indispensable
grupo y los equipos terapéuticos en los medios hospitalarios;
instaurar —a la vez según el eje vertical y horizontal— proce-
los equipos de reeducación de los centros psicopedagógicos;
dimientos de información y de coordinación. La necesidad de
ciertos "departamentos" de la investigación científica.
recurrir a un trabajo de equipo ha demostrado ser urgente, an-
Pero con bastante frecuencia, como lo hacíamos notar en te todo en el plano de la preparación de las decisiones, que
la introducción, el espíritu de equipo se mantiene más o me- implica el diagnóstico de una situación global y un pronóstico
nos como una aspiración, y aun como una coartada, debido a pertinente. En efecto, como no se tiene en cuenta el conjunto
reticencias o ambivalencias respecto de una verdadera acción de los datos, y como un solo jefe, por dotado que sea, ya no
colectiva. Por eso las fórmulas de adiestramiento previo puede aprehenderlos y dominarlos todos de golpe, se corre el
parecen uno de los medios más eficaces para reducir esas riesgo de adoptar decisiones inoportunas o aberrantes, o in-
reticencias. Y es así como los mismos sectores —pero más a cluso de verse obligados a modificarlas en el trayecto.
menudo en el exterior de las colectividades de trabajo— se han Así se explica, en particular en la gran industria, la impor-
multiplicado los grupos de formación. Con diversas denomi- tancia de las reuniones y de los enlaces en los diversos esca-
naciones —encuentro, coloquio, reunión, sesión, discusión, se- lones; lo mismo sucede en todo establecimiento, en todo orga-
minario (este último término es el más significativo, pues re- nismo, aunque sea de reducidas dimensiones, en cuanto su es-
cuerda siembra y renovación)—, siempre se trata de cierta tructura implica redes de comunicación con circuitos diferen-
sensibilización a los procesos de grupo. tes. En resumen, desde el punto de vista técnico, la promoción
¿Cuáles son las fuentes y las significaciones profundas de del trabajo en grupo responde ante todo a una preocupación
estos fenómenos nuevos? Conviene responder ante todo a esta de eficacia y de coordinación.
pregunta, antes de encarar los métodos puestos en práctica Correlativamente, en el plano sociocultural e ideológico, el
para dicha formación. de las relaciones de poder, se ha producido desde hace un
siglo una evolución de los modelos de autoridad, que se acen-
tuó aun más desde las últimas décadas. Se puede hablar de
I. SENTIDO Y FUNCIÓN DE LA FORMACIÓN una especie de revolución en cadena de los "menores" de las
diferentes categorías: huelgas y sindicalismo obrero a fines
del siglo xix; movimiento feminista a comienzos del xx; en nues-
En verdad, las necesidades a las que trata de responder
tros días, proceso de descolonización en África y Asia; agita-
la formación psicosocial estaban ya latentes desde hacía varias
ción y reivindicaciones de los "jóvenes" en nuestras propias so-
décadas, pero se han vuelto cada vez más agudas y conscien-
ciedades. En todos los casos se trata de modificar una situa-
tes. Se refieren a una evolución, a una trasformación profun-
ción de estricta dependencia, de protestar contra lo que es
da de nuestras sociedades en todos los planos.
vivido como una forma de alienación.
Cambios, ante todo, socio-técnicos: el considerable acrecen- Por otra parte, este fenómeno es bilateral, pues se traduce
tamiento de las dimensiones de las grandes empresas, la com- de modo simultáneo en la reivindicación de los unos y en la
plejidad de las estructuras, el reforzamiento de la especializa- duda, y aun la mala conciencia, de los otros frente a una di-

100 101
rección puramente autocrática o paternalista; se manifiesta en ción ofrecida a los participantes en la mayoría de los semi-
todos los planos, no sólo en el profesional, sino también en el
narios y discusiones de formación es vivida como abierta, pro-
familiar.
misoria, más libre, en todo caso, que la del trabajo cotidiano.
Precisemos que, a diferencia del cambio técnico, este cam- Así, nuestra experiencia de los seminarios realizados en con-
bio cultural no es por sí mirmo engendrador de nuevos equi- textos profesionales muy variados nos convence de que en la
pos, sino trasformador del estilo de relaciones preexistente en mayoría de los participantes existen expectativas confusas. Más
los agrupamientos tradicionales. Ese cambio constituye el ori- allá de una preocupación explícita de perfeccionamiento ex-
gen del estado de crisis más o menos viva señalado más arriba. presada en términos de "mayor eficacia" o de "mejor compren-
¿Hacia qué tiende? En general, por cierto, hacia la sustitu- sión de los demás", aparece un deseo más o menos consciente
ción del estilo autoritario por un estilo cooperativo, pero el y ardiente de comunicación, de encuentro.
establecimiento de ese nuevo equilibrio está aún lejos de estar
Se podría decir, entonces, que la sociedad tecnocrática se-
general y armoniosamente realizado. La quiebra en apariencia
grega en cierta medida esos seminarios, no tanto para elabo-
irreversible del modelo autoritario provoca ante todo un esta-
rar en ellos nuevos métodos de trabajo, cuanto para lograr una
do de incertidumbre, en el cual el resurgimiento del modelo
vuelta a las fuentes afectivas profundas en los grupos restrirí-
antiguo alterna con secuencias de laissez-faire o intentos de
gidos, que estén a la altura de la percepción y de la afección
maniobras.
humanas; es decir, grupos en los cuales el individuo no sea un
No es posible decir que en la actualidad los problemas de solitario, ni esté perdido en una masa demasiado numerosa.
la autoridad y de la participación estén ya resueltos. Sea como
De tal modo nos veríamos llevados a una interpretación por
fuere, esta doble evolución técnica e ideológica conduce a po-
lo menos parcial de la formación en términos de compensación,
ner el acento en la importancia, en todos los planos, de un
de liberación afectiva, y a una interrogación quizá más exi-
trabajo colectivo y cooperativo, y la discusión aparece como
gente sobre sus alcances.
un medio de mantener la cohesión de los grupos, en los cuales
el ataque contra el autoritarismo se convertía en una fuente En ciertos sentidos, en efecto, los grupos de discusión, y más
de infraproducción y desafección. Y la formación psicosocial en general todo el sector paraprofesional de la formación apa-
quiere aplicarse precisamente a una facilitación de intercam- recen como un medio de rencontrar ciertos focos de comuni-
bios colectivos eficaces, con la ayuda de seminarios de tra- cación interpersonal sin comprometer de manera directa el
bajo en grupo. Pero a su función manifiesta y altamente pro- equilibrio tecnoburocrático. Se postula que las evoluciones
clamada se agrega además una función latente, en extremo de actitud inducidas por la formación se traspondrán luego, en
reveladora a la vez del malestar de las sociedades técnicas y forma parcial y progresiva, al plano cotidiano. En rigor, ello
del papel ambiguo de la formación. sólo es posible si éste ofrece cierta plasticidad y la presencia
virtual de ciertos "ecos". En el caso contrario, sólo se lograría
Esa función latente es de orden efectivo, corresponde un
reforzar la disparidad de dos situaciones, y las personas for-
poco a la de una "ventana", a la de un "paréntesis" para los
zadas a encontrar un marco profesional intangible, a conservar
miembros de empresas y de organizaciones en las cuales reinan
la nostalgia de la intimidad y la cooperación, serían obligadas
la impersonalidad, la separación, las tensiones de todo tipo,
a sufrir un contraste hasta ese momento ignorado. Problema
una discusión más o menos clara de la autoridad. Esta imagen
grave, pues toca al alcance mismo de la experiencia de for-
de la ventana parece justificada por el hecho de que la situa-
mación,

102 103
Por cierto, con suma frecuencia la realidad se ubica en una carse y cooperar. Pero lo propio de una situación frente a
zona intermedia, es decir, que no ofrece rigidez absoluta ni frente, y en especial de la discusión de grupo, consiste en sus-
una flexibilidad considerable. En la medida en que presenta citar inevitablemente procesos de confrontación, de tensión, de
cierta laxitud, subsiste una posibilidad de innovación, y en- desequilibrio, que para resolverse exigirán esfuerzos d e adap-
tonces la formación puede ejercer su papel de fermento. tación y de esclarecimiento.
Así se destacan los rasgos comunes a todo proceso de forma-
ción en pequeños grupos; siempre se trata de llevar a los par-
II. LOS NIVELES DE LA FORMACIÓN ticipantes a vivir, a percibir y dominar los problemas afectivos
y funcionales puestos en juego por la situación en que se en-
cuentran comprometidos. Pero los apoyos de esta situación y
1. Aspectos generales los procedimientos empleados pueden variar en función del
plano específico de los objetos propuestos.
Toda formación psicosocial, decíamos más arriba, se esfuerza
por sensibilizar a los participantes, por medio de ciertas ex-
periencias colectivas, en los múltiples aspectos de los procesos 2. Aspectos diferenciales
de relación. En efecto, cuando nos encontramos en forma di-
recta frente a las urgencias o las rutinas de la vida cotidiana,
sólo podemos captar de manera bastante confusa el juego de La determinación de los objetivos específicos del seminario
las actitudes, de los roles, de los sentimientos, y sus repercu- o de la discusión de formación tiene suma importancia, pues
siones sobre las conductas profesionales. O bien nos limitamos implica una congruencia suficiente entre la oferta de los "for-
a reaccionar ante la percepción de tales fenómenos como "re- madores" y la demanda o la expectativa de los participantes.
ceptores", por ejemplo, cuando la actitud de los otros nos frus- Por consiguiente, plantea problemas a la vez metodológicos y
tra o nos inquieta. Pero es raro que nos prestemos tanta aten- deontológicos. Sin pretender establecer una clasificación rígida
ción como "emisores" para los otros. El gran interés de las nj exhaustiva, se pueden distinguir, en todo caso, tres planos
situaciones de formación, que constituyen una especie de "pa- objetivos:
réntesis" en los cuales los participantes son provisionalmente A) Adiestramiento en la práctica y ocasionalmente en la
sustraídos a las imposiciones del trabajo corriente, consiste en conducción del trabajo en grupo. Se trata entonces de sensi-
permitirles adquirir mejor conciencia de esos aspectos psicoso- bilizar a los participantes en el funcionamiento y en los re-
ciales y esclarecerlos conjuntamente por medio de una con- cursos de la discusión de grupo, en especial de reuniones que
frontación de las percepciones de cada uno. apunten, bien a una decisión colectiva, bien a la exploración
Pero esta formulación sería gravemente incompleta si sólo de las actitudes frente a un problema.
recordara un descubrimiento y un análisis de orden intelectual.
B) Experiencia intensiva de los procesos de relación. Más
El objetivo, explícito o implícito, de toda formación, es el de
acá de un trabajo de grupo, se trata de captar en vivo las difi-
promover cierta evolución considerada positiva, en este caso
cultades de la comunicación para buscar sus fuentes y sus sa-
favorecer la adaptación de las personas a las relaciones de gru-
lidas, teniendo en cuenta todos los planos en que se desarro-
po y, más en general aún, reforzar su aptitud para comuni-
llan los procesos: colectivo, interpersonal, individual.

104 105
C) Formación de formadores. Aunque implique evidente- Citemos aquí el ejemplo de los seminarios de grupos de base
mente la experiencia de los dos precedentes, ese objetivo sigue o grupos de diagnóstico.
siendo específico en la medida en que exige un aprendizaje Nos encontramos aquí en el punto crucial de la elección de
mucho más prolongado y ciertas formas de coerción. Por otra los procedimientos de formación. Así como no hay panaceas
parte, atrae la atención sobre las categorías socio-profesionales universales, no hay procedimientos exclusivos y decisivos. El
a las cuales los distintos grados de formación están más o me- verdadero método no se confunde con el empleo de una téc-
nos específicamente destinados; la práctica de la discusión de nica clave, sino que consiste en la adecuación de las fórmulas
grupo es susceptible de interesar a todos los "cuadros", en el de formación a los objetivos buscados y a las situaciones locales.
sentido más amplio de la palabra, es decir, sea cual fuere su Conviene, entonces considerar las distinciones precedentes,
rango jerárquico o su medio de intervención (profesional, sin- relativas a los objetivos, para tratar de aplicarles las técnicas
dical, grupos de ocios, etc.). En cuanto a las experiencias in- más pertinentes en función de los planos. Precisemos que no
tensivas, conciernen sobre todo a los sectores en los que las se trata del plano de las personas participantes, sino del orado
relaciones constituyen el fenómeno principal: psicólogos, psi- de intensidad de la experiencia psicosocial propuesta, y sobre
quiatras, educadores; más en general, todos aquellos a quienes todo del grado de "descondicionamiento" provocado por la
se puede considerar como "trabajadores sociales", así como situación de formación.
ciertos cuadros encargados de responsabilidades específicamen- Este descondicionamiento —que constituye un poderoso fac-
te "humanas", tales como los servicios de personal o los de tor de tensión y de evolución potenciales— depende en forma
orientación. A fortiori, se entiende que todos los que elaboran directa del grado de estructuración propia de la situación ini-
una formación en grupo, sea cual fuere la fórmula, no deben cial. En efecto, ésta presenta una gama bastante amplía, que
exponer a sus compañeros a los azares de sus improvisaciones. va desde la situación más estructurada en cuanto a su conteni-
do y a su procedimiento:
—presentación de un problema por resolver, del cual se dis-
3. Los procedimientos de formación ponen todos los datos;
—designación de un conductor de grupo que adopte en for-
ma explícita una técnica de conducción determinada,
Como muchas otras exigencias, la formación psicosociológica,
desde el momento en que ya no es una innovación, se ve ame- hasta la situación menos estructurada:
nazada por dos tentaciones polares: la de la rutina y la de la
—sin problema planteado al comienzo;
mo4a. La rutina consiste en practicar en los casos más diversos
—sin líder designado previamente.
fórmulas bien redondeadas sin duda, pero inicialmente elabo-
Advirtamos sin embargo que, sea cual fuere la fórmula, hay
radas para ciertas situaciones luego consideradas como tras-
siempre en los grupos de formación una estructura mínima
específicas. Para fijar las ideas con un ejemplo, citemos el re-
constituida en particular por:
curso clásico del "método de los casos". La moda, al contrario,
—el objetivo mismo de la formación, a pesar de la impre-
consistiría en desdeñar fórmulas presuntamente perimidas o
cisión de los contenidos iniciales;
superficiales para recurrir con exclusividad a técnicas más re-
—las expectativas propias de los participantes, más o menos
cientes y más intensivas, por supuesto, pero que en ciertos con-
concordantes con el objetivo;
textos plantean dificultades de orden técnico y deontológico.

107
106
—la presencia de un monitor ocupado de la búsqueda del
objetivo y que posee una amplia competencia técnica. 1 la toma de conciencia y la evolución de las actitudes. Tal es
Si el objetivo consiste en sensibilizar a los participantes a la fórmula del grupo de diagnóstico (o grupo de base).
las modalidades de la discusión de grupo y a la conducta de Antes de volver en forma más detallada a estos distintos mé-
reunión, la fórmula de trabajo se mantendrá relativamente es- todos, recordemos, sin embargo, lo que decíamos más arriba:
tructurada, tanto en el plano del contenido como en el del la formación en el trabajo en grupo es una sola en principio;
procedimiento. Los respaldos iniciales de los intercambios po- lo que puede variar son los respaldos de la situación colectiva,
drán consistir en "casos" o en "temas" profesionales propues- los planos y los procedimientos de análisis. Se trata, entonces,
tos por el monitor, y se tratará de explorarlos o solucionarlos. de opciones adaptadas y en modo alguno de un eclecticismo
Un grado más débil de estructuración podrá convenir a gru- arbitrario, tan criticable como el dogma de una técnica ex-
pos de participantes profesionalmente muy homogéneos. Por clusiva.
ejemplo, la investigación de temas de intereses comunes desti-
nados a constituir el programa de las discusiones de grupo,
o el examen colectivo de casos vividos, directamente aporta-
dos por tal o cual miembro. Esta última fórmula, que en
ciertos momentos permite pasar del análisis de las actitudes
y de las relaciones de una persona con su medio profesional
al análisis de tales procesos en el interior mismo del grupo
de trabajo, puede presentar una fecundidad particular. 2
En todos estos casos, las discusiones son inicialmente diri-
gidas por el animador según técnicas cuyo modo operativo
hará percibir durante el trayecto. Luego de varias sesiones,
la conducción del grupo puede ser confiada a uno de sus
miembros, y cada sesión terminará por una evaluación, du-
rante la cual se examinarán no sólo los problemas de proce-
dimiento, sino también los procesos de naturaleza socio-afec-
tiva: actitudes, adopción de roles, grado de participación,
etcétera.
Cuando se trata de objetivos más específicos o aun exclu-
sivamente psicosociales, puede ser pertinente recurrir a los
procedimientos de formación menos estructurados; el descon-
dicionamiento psicológico intenso que ellos implican favorece

1
Se trata, en especial, del caso de los grupos de diagnóstico, cuyo
procedimiento examinaremos más adelante.
2
Con esta fórmula se emparentan los "Grupos de formación de mé-
dicos", inaugurados por el psiquiatra Balint (cf. cap. VIII).

108 109
ante un público real o potencial, en el marco de un estudio
Capítulo VIII de mercado y de motivación de compra.
LOS MÉTODOS DE FORMACIÓN El objetivo de solución consiste en tratar de resolver un
problema con vistas a una decisión colectiva. Puede presen-
tarse, asimismo, en situaciones muy variadas, allí donde un
responsable desea asociar a sus auxiliares o compañeros a la
conducción de los trabajos. Por ejemplo, en el momento de
elegir y experimentar nuevos métodos. En el caso de las co-
misiones consultivas, sólo se trata de encontrar un acuerdo
respecto de ciertas proposiciones, sometidas luego a la instan-
cia que posee el poder de decidir. Pero el proceso de discu-
I. E L ADIESTRAMIENTO PARA LA CONDUCCIÓN DE REUNIONES sión sigue siendo análogo. Se entiende que estos dos objetivos
puedan sucederse uno a otro en función de la maduración de
Estas seciones están destinadas en general a los "cuadros" de los problemas en suspenso, y en el marco de un liderazgo de
todo tipo (industriales, administrativos, comerciales, sindicales, • tipo cooperativo.
etc.) cuya función abarca una parte más o menos grande —y a
menudo considerable— de trabajo en pequeños grupos (reu-
niones, conferencias, comisiones, etc.). Todo lo que se refiere 2. Las técnicas
a la participación en discusiones colectivas, sobre todo a su
conducción, tiene, pues, para ellos un gran interés.
¿Qué papel puede cumplir el instigador de una reunión a
Según el principio metodológico que acabamos de encon-
partir del momento en que el grupo es invitado a discutir un
trar, conviene considerar sucesivamente los objetivos, las téc-
problema? Para responder a esta pregunta debemos tener en
nicas y la adecuación de éstas a aquéllos.
cuenta a la vez el funcionamiento mismo de toda discusión;
las diversas maneras en que el conductor puede influir o fa-
cilitar ese funcionamiento, y por último el procedimiento que
1. Los objetivos
parece más pertinente en relación con los objetivos buscados.
El esquema que vamos a presentar se inspira estrechamen-
La mayoría de las discusiones profesionales implican, o bien te en los conceptos y las investigaciones de la dinámica de
la exploración de un problema, o bien su solución, o bien
grupos presentada en la primera parte.
ambas cosas sucesivamente.
Haya un conductor designado o no, dos funciones" esencia-
El objetivo de exploración aparece en esencia a propósito
les se conjugan en cuanto se establece la discusión: la de pro-
del estudio de un proyecto o de la preparación de una deci-
sión. Lo mismo sucede cuando se trata de conocer las re- ducción, consistente en desarrollar ideas, contenidos verbales,
acciones provocadas por una proposición o una innovación. y la de regulación, consistente en estructurar el conjunto de
Por lo tanto, estos casos pueden presentarse, bien en el in- los intercambios, es decir, los contenidos producidos y a las
terior de una colectividad, de una empresa cualquiera, bien personas productoras. En efecto, si faltara cierta congruencia
y cierta progresión, la situación seguiría siendo de disparidad,

11.0
111
de confusión o de estancamiento, y muy pronto de dispersión
de los miembros del grupo. Esta función de regulación en- — la clarificación y la coordinación de los aportes;
cierra a su vez las dos zonas encontradas en varias ocasio- — la elucidación de los procesos de relación.
nes: la de los fenómenos operativos, de organización, de pro- Se esfuerza por facilitar al grupo la adquisición de la con-
cedimiento de trabajo, y la de los fenómenos afectivos, o más ciencia de lo que hace y vive en el plano de las opiniones,
en general de los procesos de relación, pues las interacciones de las actitudes y de las relaciones internas (roles, conflictos,
implican simultáneamente afectos y acciones, adopción de pa- procesos afectivos). A menudo se habla de "reflejo", de "es-
peles e influencia. Todo el problema de la conducción de pejo", términos equívocos en la medida en que corren el ries-
las reuniones consiste en el grado y el estilo de la interven- go de ser tomados en un sentido pasivo y repetitivo, cuando
ción —o de la no intervención— del conductor con vistas a se trata de fidelidad y de lucidez selectivas, pues el conduc-
facilitar la consecución del objetivo. En forma esquemática, tor se dedica a encontrar lo que parece importante, signifi-
tres técnicas son posibles: cativo, desde el punto de vista del grupo (es decir, no forzo-
samente en sí, ni según su propia opinión).
A) La técnica que se puede calificar de directiva en cuan- Se vé, pues, que la influencia del conductor no directivo
to al procedimiento, según la cual el conductor concentra sus se ejerce, no en el plano de la acción, sino en el de la per->
intervenciones en 'la organización", con el fin de facilitar la cepción, que sin duda puede reaccionar sobre la primera. Se
productividad del grupo y en ocasiones su acceso a una de- concentra, en esencia, en el grupo, y a veces en la relación del
cisión común. Le conviene, entonces, contribuir intensamente: grupo con el problema tratado, pero no en el problema mismo.
— a la planificación del problema;
— a la estructuración de los intercambios; C) Técnicas mixtas. Si el conductor de la discusión parti-
— a la coordinación de los aportes. cipara, aunque fuera potencialmente, en todas las operaciones
En materia de "producción", su contribución se limitará como lo hace cualquier otro miembro, no se entendería bien
con exclusividad al aporte de informaciones, pues si se exten- cómo es posible hablar de "conducción de la reunión". Ade-
diera directivamente a la expresión de sus propios deseos, se más, su papel sería ambiguo ante los participantes, pues sería
saldría muy pronto de la situación de discusión para caer en a la vez "miembro" y "conductor". En ese sentido, una con-
una reunión de simple trasmisión de órdenes. ducta íntegramente cooperativa aparece, si no como insoste-
nible (puede realizarse), por lo menos como desprovista de
B) La técnica de espíritu no directivo, así denominada por- criterios "técnicos". Por lo contrario, si durante una discusión
que se inspira en las ideas y actitudes de C. Rogers,1 es en concentrada en la exploración o la solución de un problema
esencia "catalítica". Proscribe toda influencia sobre el grupo, determinado se distingue una fase dedicada a la investigación
tanto en el plano de su producción como en el de su proce- de las dimensiones de ese problema y de un plan de estudio,
dimiento, para permitirle expresarse "tal como es en sí mis- y una fase destinada a la confrontación de las opiniones y las
mo . sugestiones, se pueden encarar dos modalidades "mixtas", que
Para tal fin, el conductor concentra exclusivamente sus in- implican una cooperación del conductor durante la primera
tervenciones en: fase, en tanto que en la segunda puede, bien adoptar una
conducta directiva respecto del procedimiento, es decir, vi-
1
Cf. Le développement de la personne, Dunod. gilar con energía el plan prestablecido, ó bien adoptar una

112 113
Cada sesión de discusión es seguida por una evaluación que
técnica no directiva, dejando al grupo en libertad de mante- implica la auto y la intercrítica del conductor y de los par-
ner su programa o no, pero encargándose de esclarecer los ticipantes. Para efectuar ese análisis, puede ser útil referirse
motivos que con el tiempo puedan suscitar modificaciones o a un esquema de las operaciones concretas correspondientes
meandros imprevistos. a las principales funciones asumidas durante las discusiones.
El esquema propuesto en la página siguiente no pretende
ser exhaustivo ni exclusivo; es el resultado de análisis del con-
3. La adaptación de las técnicas a los objetivos tenido de una importante cantidad de discusiones conduci-
das según las técnicas antes enunciadas. Es decir, que cons-
En el caso de un objetivo de exploración, se trate de la tituye una especie de transacción entre una formalización nor-
apreciación de una situación actual o de la reacción frente mativa y experiencias variadas y comparadas. Fruto de una
a un proyecto de reforma, el conductor puede elegir entre la elaboración y de una reflexión crítica progresiva, se prohibe,
técnica no directiva o la técnica mixta, que es la más próxi- en todo caso, ser un modelo fijo. Por otra parte, importa des-
ma a ella. La opción depende en esencia de la naturaleza tacar en él lo que se puede denominar el "tronco común" de
del problema en suspenso, así como de la situación en que las distintas técnicas. Corresponde a cierto número de pasos
se encuentra el grupo que la aborda (composición, recursos, esenciales llevados a cabo por el conductor y que tocan si-
nivel de experiencia, momento, etc.). En todo caso, se entien- multáneamente la zona operativa y la zona afectiva:
de que no se podría encarar ninguna de las otras dos técni-
— plantear el objetivo, el tema o el problema;
cas, en la medida en que cualquier intervención directiva,
— estar presente en el grupc;
aunque sólo fuere en la manera de abordar el problema, corre
— clarificar y coordinar los aportes.
el riesgo de falsear a priori todo proyecto de estricta "explo-
ración". Ya veremos que estas operaciones vuelven a encontrarse in-
A la inversa, en el caso de un objetivo de resolución, de cluso en las fórmulas menos estructuradas al comienzo, las
adopción de decisiones colectivas más o menos urgentes, el del grupo de diagnóstico.
conductor puede elegir entre una técnica directiva sobre el
procedimiento o la técnica mixta más cercana. En ese caso,
una conducción no directiva parece inútilmente larga y aun I I . LOS SEMINARIOS DE GRUPO DE BASE (O GRUPO DE DIAGNÓSTICO)
aleatoria.
En, la sesión de formación convendrá aprovechar toda opor- Como ya indicamos, estos seminarios constiftiyen el modo
tunidad para practicar y alternativamente conducir discusio- de formación que presenta el más débil grado de estructu-
nes según esas distintas técnicas. Los respaldos son propor- ración, y correlativamente el descondicionamiento máximo.
cionados en general por "casos" tomados de experiencias pro- Tienen lugar en el exterior del marco profesional, y a me-
fesionales concretas y que poseen, según el carácter homogé- nudo del urbano. Son residenciales, y los miembros que los
neo o heterogéneo de los grupos de trabajo, una significación componen no han tenido, en principio, contactos previos entre
específica o trasespecífica. También es posible discutir sobre sí, por lo menos ninguna relación de dependencia o familia-
los casos aportados por los participantes o elaborados en co- ridad. De tal modo se presenta esa situación de paréntesis
mún por Varios de ellos.

114 115
FUNCIONES ASUMIDAS DURANTE LAS DISCUSIONES
potencialmente favorable a ciertas evoluciones en el dominio
de las actitudes y de las relaciones.
FUNCIONES D E REGULACIÓN La mayor parte de estos seminarios se dedica a sesiones de
A. ORGANIZACIÓN discusión libre, sin orden del día ni problema específico por
1
DPi CD CND N D (Procedimiento relativo al contenido) resolver, aunque el objetivo debe ser planteado con claridad:
mixtos a) Fijación y planificación del problema vivir una experiencia de comunicación esforzándose por es-
X X X X 1. Plantear el objetivo, el tema o el pro- clarecer sus procesos, dificultades y soluciones.
blema.
X 2. Presentar las dimensiones del problema, Según la duración del seminario (que puede variar entre
un marco, un método, un plan (obtener cinco y diez días), ciertas sesiones se intercalan entre las pre-
la adhesión a estas proposiciones).
X X 2. bis. Contribuir a encontrar lo que pre-
cedentes, en especial algunas exposiciones teóricas o algunas
cede junto con el grupo. reuniones plenarias, cuando funcionan en forma simultánea va-
X X 3. Mantener al grupo en el marco fijado. rios grupos de base. Entonces conviene que el contenido de
b ) Estímulo de intercambios las primeras y la conducción de las segundas contribuyan
X X X 4. Formular preguntas relativas al proble- efectivamente a la integración de la experiencia de base, evi-
ma (reanudación a partir de los apor-
tes precedentes). tando los riesgos de confusión o de dispersión.
X X 5. Facilitar la participación de cada uno. El término "grupo de base", de inspiración bioniana, tiene
X X X X 6. Estar "presente" en el grupo.
diversos equivalentes: "grupo de diagnóstico", "grupo centra-
c) Clarificación y coordinación
do en el grupo", o en inglés "T group", abreviatura de training
de los aportes
X X X X 7. Refbrmular, resumir ciertas interven- group, acuñado en Bethel, Estados Unidos, por el equipo de
ciones. dinamistas formadores de los National Training Laboratories
X X X X 8. Confrontar, vincular los aportes entre y autores de un simposio reciente (bib.).
sí (buscando los puntos de acuerdo o
de desacuerdo).
X X X X 9. Efectuar un balance progresivo (veri-
ficando sus puntos).
1. Sentido y orientación de la experiencia
B. ELUCIDACIÓN
( d e los procesos de relación)
X X 10. Catalizar el análisis y la interpreta- Lo que caracteriza a la situación inicial en relación con las
ción de los procesos (roles, sentimien- de la vida corriente es, en resumen, una ubicación en "cara a
tos, etcétera).
» x X 11. Incitar a estas operaciones por medio
cara" sin la existencia de una regla del juego ni de una estruc-
de preguntas. tura previa. El potencial formador de semejante situación
X X 12. Formular análisis e interpretaciones. consiste en llevar a los participantes a construir en forma pro-
FUNCIÓN D E PRODUCCIÓN gresiva un sistema de comunicación y de control, y a encon-
X X X 13. Proporcionar informaciones, definicio- trar y resolver una serie de problemas, tanto afectivos como
nes, comentarios. funcionales. Se advierte, asimismo, que esta situación —que
X 14. Emitir opiniones, evaluaciones, críticas.
X 15. Proporcionar una sugestión, una direc- puede parecer artificial, o más bien experimental— es sin em-
ción, una solución para el problema. bargo eminentemente concreta y rica, pues "está ahí", todos
están embarcados en ella y deben reaccionar ante ella de algu-
* D P : directiva sobre el procedimiento; C D : cooperativa-directiva;
C N D : cooperativa no directiva; N D : no directiva.
116 117
— el surgimiento progresivo, pero sinuoso, de un sistema
na manera; provoca todo un conjunto de sentimientos, de de roles y de un estado de interdependencia.
interrogantes, de conductas, que habrá que intentar aclarar,
El establecimiento de una colaboración orgánica y eficaz
intercambiar, adaptar para "salir de eso", "hacer algo juntos",
sólo se hace posible después de haber atravesado y esclare-
""convertirse en un grupo". En ese sentido, parece más ur-
cido los avatares precedentes, en especial con la aceptación de
gente y colectiva que cualquier otra, y en particular que la
comunicar los sentimientos y de tratar los conflictos subyacentes.
discusión de un caso exterior e individual, o que la represen-
La interpenetración de los factores emocionales y operativos
tación de un rol imaginario. Su naturaleza es propiamente
se revela así en todos los momentos y en todos los planos La
existencial.
fase inicial, de procedimiento y maniobra, es a la vez una ma-
Por consiguiente, resulta difícil conceptualizar los rasgos y nera de asumir de modo provisional ciertas ansiedades y de
las fases de la aventura que es la de todos los grupos de base. precaverse contra la arbitrariedad, tratando de restaurar cier-
Se ha publicado al respecto una literatura bastante amplia, a tos modelos más habituales. En cuanto a la fase de coopera-
partir de la experiencia directa y del análisis de los contenidos ción, nunca es espontánea, sino secundaria; sólo aparece cuan-
(registrados) de múltiples grupos. 2 Pues esa fórmula de for- do los participantes han experimentado y reconocido que las
mación constituye al mismo tiempo un método de investiga- estrategias individuales y fraccionarias resultaban precarias,
ción, en particular de la afectividad colectiva y de los pro- penosas, incongruentes. La constitución y el consenso de un
cesos 3e gestación de los grupos. La contribución clínica pro- grupo presuponen la experiencia y la elucidación previas de
porcionada por la terapia de grupo, que se emparenta en ella procesos defensivos y conflictuales, "^a. domesticación" de las
con diferencias a las cuales volveremos, es también importante, personas, el ordenamiento y adaptación de sus roles.
como se vio a propósito de los trabajos de Bion. A pesar Semejante orientación implica el doble resorte que ya he-
de acentuaciones y aun de interpretaciones diversas —que mos descubierto a propósito del vínculo colectivo: el modelo
fueron expuestas con amplitud en el capítulo precedente—, de trabajo y el deseo de encuentro.3
el conjunto de los clínicos concuerdan en lo referente a los Los participantes pasan así de proyectos operativos abor-
siguientes puntos: tados a la conciencia de obstáculos y de tensiones afectiva»,
— la presencia inicial de un clima confuso de ansiedad, in- para llegar por último a relaciones más armoniosas en las
certidumbre y esperanza; cuales se concilian el espíritu de empresa y el clima de inti-
— el carácter ante todo defensivo de los esfuerzos de pro- midad, es decir, en las cuales se puede a la vez intercambiar
ducción, de procedimiento o de manipulación a que se dedi- y construir juntos. Pero ese estado se mantiene casi constan-
can en primer lugar muchos participantes; temente expuesto al riesgo de episodios regresivos. Si el tra-
bajo formal puede constituir una coartada respecto de la si-
— la represión casi total de los sentimientos experimentados, tuación de cara a cara, o degradarse en agitación compensa-
bien respecto de los compañeros, bien en relación con el mo- toria, el placer de haberse reunido y de sentirse juntos ad-
nitor y con la situación misma, lo cual produce una acumula- quiere a menudo un tono de complacencia común carente de
ción de tensiones intra e interpersonales; un verdadero intercambio. En resumen, diríamos que en los

2
» Cf. cap. VI.
Véase al respecto la bibliografía.

119
US
mejores casos la evolución del grupo de base permite a los son libres de reaccionar ante ellas o no; pueden rechazarlas, y
participantes establecer entre ellos un rudimento de expe- si las aceptan, miden su sentido y su peso.
riencia cooperativa y de comunión, sobre un fondo de conni- Aquí tocamos los fundamentos, no sólo técnicos, sino además
vencia narcisista. axiológicos de lo que se llama "formación". Estos fundamentos
consisten precisamente, en nuestra opinión, en el valor de la
elucidación como fuente de libre evolución, y en el rechazo de
todo procedimiento maniobrero, fuesen cuales fueren los mo-
2. El rol del monitor
tivos de que se revista y las formas que adopte.
En ese sentido es preciso hacer notar hasta qué punto se
Frente a las incertidumbres iniciales, animadas por la do- encuentra expuesto el monitor a las tentaciones demiúrgieas,
ble preocupación de producir y de reunirse, a la vez que se susceptibles de gratificarlo. Las fuentes son múltiples; curio-
tienen en cuenta los obstáculos y los riesgos, los participantes sidad ("experiencias para ver qué sucede..."), apetito de
se vuelven hacia el monitor. Éste representa, al menos por dominación o de seducción, exhibicionismo psicológico, ansia
un tiempo, el rol de figura central respecto de la cual el gru- de prestigio* narcisismo p e r s o n a l . . .
po se siente en una relación de dependencia —y muy pronto
Debe mantenerse vigilante contra estas impulsiones y em-
de ambivalencia— en la medida en que el monitor no propor-
prender una ascesis suficiente, pues todas ellas provocarían
ciona el tipo de ayuda y de consejo que la mayoría espera de
en los grupos un estado de alienación que se encontraría en las
él. Esta relación subsiste hasta que el grupo ha captado y
antípodas de una acción formadora. Además, el monitor deberá
aceptado de verdad el sentido de sus intervenciones en relación
cuidarse de adoptar el estilo del taumaturgo a que ciertas
con el objetivo mismo de sensibilización psicosocial.
situaciones podrían incitarlo. La sobriedad nos parece para él
Si se tiene en cuenta el esquema presentado en la pág. 116, una regla de oro, tanto en el tono como en el verbo. En cuanto
el rol del monitor corresponde en esencia a la función de eluci- a este último punto, prevalecerá la preocupación de basarse
dación y de adiestramiento progresivo de cada uno en esa con exclusividad en el material semántico del grupo, evitando
función. Al hacer tal cosa, no es dudoso que el monitor no remplazarlo por su propio lenguaje. En caso contrario apare-
ejerza cierta inducción. En su ausencia esas tomas de concien-
cería, una vez más, un riesgo de manipulación, tanto más insi-
cia tendrían pocas posibilidades de producirse. Pero tiene la
dioso cuanto que su propio agente no tendría conciencia clara
más alta importancia señalar toda la diferencia que hay entre
de él.
esa inducción que se orienta en el sentido de los procesos es-
pontáneos (pero todavía subconscientes o reprimidos) y algu- Para asumir su difícil rol, ¿cómo debe ubicarse el monitor
na manipulación, que consistiría en contrariar un fenómeno respecto del grupo? ¿Cómo vive él mismo su propia situación?
emergente o en provocar uno en forma artificiosa. Además, En el caso dado las dos conductas extremas serían, bien una
cuando la manipulación es oculta y realizada a espaldas de los observación impasible, bien una inmersión total en el seno de
participantes, sin que lá sientan y consientan, por lo menos los afectos colectivos.
en el momento mismo, la elucidación es siempre explícita. Si las La actitud que permite escapar a esta alternativa consiste en
intervenciones del monitor son penosas para ciertos sujetos, una especie de implicación controlada que asegura la indispen-

120 121
sable "presencia en el grupo" del monitor, a la vez que le pro-
porciona cierta distancia respecto de él. ¿A cuál llego? ¿Qué esperan los otros de mí? ¿Cómo me per-
Sin implicación, el monitor no estaría en y con el grupo; no ciben? ¿Cuáles son mis actitudes con respecto a la autoridad?
puede interpretar en forma pertinente lo que sucede en él sin ¿Frente a las emociones de los demás? Paralelamente, en el
participar ni reacionar ante todos los aspectos de la vida colec- plano del grupo: ¿de dónde proviene el poder, y cómo se desa-
tiva. Pero sin control el monitor ya no sería capaz de percep- rrolla? ¿Cómo se ve uno llevado a adoptar decisiones? ¿En
ción lúcida; incluso correría el riesgo de perder conciencia de qué condiciones son éstas eficaces? ¿Cómo intervienen las afi-
su propio papel, bien que se dedicara, por ejemplo, a hacer nidades y las tensiones? ¿Cuáles son las relaciones entre afec-
aportes en la zona de las tareas o de los procedimientos para tividad y productividad? A esta multiplicidad el desarrollo del
apoyar el esfuerzo común; bien que proyectase sus propios grupo de base puede aportar elementos de respuesta bajo el
sentimientos sobre el grupo; bien, por último, que se alienara efecto conjugado del compromiso y de la elucidación en común.
en los afectos de los demás. Se entiende que dicho control debe Pero aquí interesa disipar un riesgo de confusión que con-
ser visto, no en un sentido de defensa y reserva, sino de do- sideramos grave: los seminarios de grupos de base tienen un
minio, adquirido en principio durante un largo aprendizaje objetivo de formación psicosocial, pero no de terapia propia-
anterior y, por lo demás, siempre perfectible. mente dicha. Por cierto que en la medida en que la experien-
Sin embargo, a la vez que se mantiene parcialmente distinto cia puede inducir evoluciones de actitudes se puede decir que
de los otros participantes, el monitor participa en lo funda- ejercen, en un sentido amplio, cierta acción terapéutica, pues
mental, durante todo el seminario, del mismo destino que facilitan la comunicación con los demás y consigo mismo. Pero
ellos, pues también él está dedicado al esfuerzo —el de facilitar no es posible extraer de ello la conclusión de que el trabajo
la elucidación— y a la preocupación de intimidad, en tanto que del monitor sea asimilable a una especie de "psicoanálisis de
ayuda a los demás a reunirse y a reunírsele. Por lo tanto con- grupo", o aun de "terapia para personas normales".4
vendrá que cada monitor se interrogue sobre las motivaciones Sean cuales fueren las precauciones adoptadas: entrevista
profundas que lo animan en la elección y el ejercicio de su rol. previa con los futuros participantes, gran experiencia clínica de
los monitores, esta fórmula puede provocar ciertas perturba-
ciones psicológicas, no sólo en las personas cuyas estructuras
3. Alcance del método y problemas deontológicos mentales son demasiado rígidas o demasiado frágiles, sino aun
en aquellas que se encuentran en forma provisional en un es-
tado de equilibrio inestable. Aunque estos incidentes son raros,
No' parece dudoso que la experiencia del grupo de base cons- no es posible hacer caso omiso de ellos, tanto más cuanto que
tituya una fuente singularmente rica de sensibilización psico- los grupos de ese tipo atraen electivamente a los sujetos en
social y de evolución potencial de las actitudes y las relaciones. busca de experiencias y de emociones colectivas intensas. Éstos
Las preguntas que conduce a formularse a cada uno en un deberían ser más bien orientados, bien hacia seminarios de
plano de "urgencia vivida" abarcan una triple dimensión: indi- otra clase, bien hacia grupos más duraderos, capaces de propor-
vidual, interpersonal y colectiva. Entre dichas preguntas se
pueden citar las siguientes: ¿cuáles son mis relaciones con los
demás en un grupo? ¿qué rol es el que trato de tener en él? * Cf. nuestro artículo "Quelques problémes majeurs concernant les
groupes de diagnostic", en revista Sociologie du travail, 1965, n° 1.

122 123
donarles un apoyo terapéutico en períodos amplios, y con su
acuerdo explícito. profesionales homogéneos y ya calificados, pero no estrecha-
Por lo tanto parece prudente y justo limitar ese riesgo a- mente especializados, en particular a médicos practicantes y
aquellos que tienen razones, no sólo personales sino también a trabajadores sociales con los cuales Balint colaboró durante
profesionales para exponerse a ellos. Pensamos precisamente y mucho tiempo y cuya historia relata en su obra El médico, él
ante todo en las profesiones propiamente psicológicas: psicólo- paciente y la enfermedad (bib.). Es evidente que resulta po-
gos, psiquiatras, formadores, educadores, y más en general to- sible trasladar esta fórmula a todos los sectores profesionales
dos aquellos a quienes se puede considerar como trabajadores en los cuales las "relaciones cara a cara" tienen un papel de
importancia.
sociales. Pensamos también en ciertos cuadros que tienen res-
ponsabilidades colectivas específicas, en particular en los ser- Teniendo en cuenta a los médicos, el objetivo era llevarlos
vicios de personal y los servicios de orientación. Todas estas a tomar cierta distancia respecto de su modo de contacto acos-
personas, en efecto, adoptan, en un plano más o menos elevado, tumbrado con sus pacientes, y permitirles un control de sus
intentos psicoterapéuticos.
decisiones de alcance psicosocial que implican riesgos para los
demás. Es oportuno que para encararlas mejor, pasen por la Al mismo tiempo, se harían cierto número de descubri-
mientos notables en lo que concierne a la naturaleza de las
prueba de una experiencia intensiva.
enfermedades llamadas "funcionales" y a la pertinencia de su
enfoque y tratamiento. Con tal fin, los prácticos se reunían
una vez por semana, durante nueve meses, con uno o dos mo-
III. LOS aCLOS DE EVOLUCIÓN PROFESIONAL nitores psiquiatras, para discutir juntos las implicaciones psi-
. (o "GBUPOS DE BALINT") cológicas de su práctica cotidiana a partir de casos concretos
y reales, aportados por cada uno de ellos. Se trataba de ayu-
El género de formación inaugurado por el psiquiatra inglés dar a los médicos a "acrecentar su sensibilidad ante lo que
Balint merece una atención particular. Se trata, en efecto, de sucede consciente o inconscientemente en el espíritu de los
una fórmula intermedia en cuanto a su estructura y su método, pacientes —y en el de ellos —cuando están juntos"; y ante todo
entre las discusiones de casos de tipo clásico, que recurren a "aprender a escuchar a los demás" para saber lo que nos dicen
apoyos a menudo exteriores al grupo, y el grupo de base, cen- de significativo. Ello implica a la vez el rechazo de toda ten-
trado exclusivamente en sí mismo. Además, aporta ciertos tación didáctica en el monitor y el rechazo de todo material
elementos de respuesta al problema de las fronteras entre escrito: los participantes deben poder informar libremente
terapia y formación. Resulta, pues, tanto más lamentable que acerca de sus experiencias con el paciente, de modo de poder
proyectar en ese relato sus propios modelos de percepción y
las ideas y las realizaciones de Balint (clínico dotado, además,
evaluación, que derivan de su personalidad íntima y consti-
de una sobriedad de tono y de una dosis de humor bastante
tuyen lo que en términos analíticos se denomina contratrans-
raras) sean aún relativamente poco conocidas en Francia. 5
ferencia del médico.
Lo propio de esta formación consiste en dirigirse a grupos
Lo esencial de la formación consistirá, entonces, en adqui-
rir conciencia progresiva de los "esquemas" casi automáticos
s
El método de Balint es practicado en forma activa por un grupo que aparecen, no sólo en el paciente, para influir con energía
de psiquiatras de Lyon, en particular el profesor J. Guyotat y la doctora en su actitud hacia la enfermedad y hacia el médico, sino tam-
P. Reyss-Brion.

125
124
en especial la contratransferencia del médico. Y se pone el
bien en la de este último respecto de su paciente. Una reflexión
acento en el contraste entre los métodos individuales de un
sobre la interacción de estas dos actitudes permitirá apreciar la
pertinencia o incongruencia de la relación médica. participante y los de su colegas en el grupo. "Para simplificar
—escribe Balint, parafraseando una célebre metáfora freudia-
Por cierto que no resulta fácil reconocer las disparidades en-
na—, se puede decir que esta técnica utiliza a la horda de los
tre su comportamiento real, sus intenciones y sus creencias,
hermanos antes que al padre primitivo."
pero la situación colectiva proporciona un recurso considera-
ble. El individuo puede encarar en ella, con mayor facilidad, En función de las oportunidades, estas actitudes diferencia-
el reconocimiento de sus errores, cuando siente que el grupo les serán ubicadas en relación con ciertas conductas reales en
lo comprende, puede identificarse con él, y cuando percibe el seno del grupo de trabajo, a costa de ciertas "crisis" inevita-
que no es el único que los comete. Cada uno puede tener en- bles: proceso de tensión y de "singularización", que el monitor
tonces 'la valentía de su propia tontería". ayuda a los miembros a elucidar, y sin los cuales el seminario no
podría progresar. Así, al mismo tiempo que un refinamiento
"El método del monitor —escribe Balint— se basa con exac-
clínico, puede .viciarse ese "cambio de personalidad conside-
titud en la misma manera de escuchar que la que proponemos
rable, aunque limitado", que permitirá al médico sentirse a
a los médicos que adquieran y luego practiquen con sus pa-
la vez más libre y más lúcido respecto de sí mismo y de los
cientes. Al permitir que cada uno sea él mismo, se exprese
demás. Los procesos de confrontación deben desembocar a la
según su propia manera en su propio momento —es decir, ha-
postre, lo mismo que los otros tipos de formación, en un mejo-
blar sólo cuando verdaderamente se espera algo de él y expo-
ramiento de las conductas profesionales.
ner su punto de vista en una forma que, en lugar de prescribir
la buena técnica, abre a los participantes la posibilidad de des- Terminaremos este capítulo y esta segunda parte subrayan-
cubrir por sí mismos una de las buenas técnicas para tratar do el interés de la fórmula de los ciclos, que proporciona un
los problemas del paciente—, el monitor, en la situación de espesor y una seguridad temporales altamente deseables a to-
hic et nunc, puede hacer con claridad lo que quiere enseñar." da actividad de formación. Indispensable para los grupos de
El parentesco con la actitud no directiva preconizada por Ro- evolución profesional de tipo "Balint", es también practicable
gers parece evidente. para los grupos de base según un ritmo que se debe estudiar,
que puede adoptar una forma hebdomadaria (una larga se-
Pero Balint precisa en qué sentido y de qué manera esta
sión cada semana) o mensual (dos o tres veces por mes). Es
formación en grupo mediante la psicoterapia no es, sin em- notable el hecho de que varios organismos de formación se
bargo, un grupo terapéutico. El monitor se esfuerza por "fun- encaminan, desde hace poco, hacia estas fórmulas.
dirse en el grupo", evita orientarlo hacia el análisis de las
emociones personales e íntimas, en particular el de las trans- En todo caso, la formación de formadores exige una forma
ferencias que se efectúan en torno de su propia persona. Tam- cíclica y aun crónica. Además de la participación inicial en
bién aquí nos encontramos con una diferencia importante en dos grupos de base por lo menos (como miembro, y luego como
cuanto a la conducta de los grupos de base, que está centrada observador), supone una educación en la conducción de reu-
con exclusividad, como vimos, en el grupo y que pone el acen- niones centradas en torno de tareas, y sobre todo se beneficia
to, por lo menos al comienzo, en la dependencia respecto del cuando es prolongada por grupos de reflexión y de confronta-
ción profesionales, en los cuales cada uno puede poner en
monitor. Aquí el contenido es la relación "médico-enfermo",

126 ' 127


duda sus experiencias formadoras. Pensamos que sólo esa con-
tinuidad permite un control mutuo y un progreso, no sólo de
las personas que intervienen, sino de los propios métodos de CONCLUSIÓN
formación y de su alcance.

Nuestras conclusiones serán muy breves, pues durante el tra-


yecto, en su momento, ya presentamos varias observaciones en
cuanto al alcance, las perspectivas y también los límites de la
dinámica de los grupos, al poner en tela de juicio su proble-
mática y su axiología.
Sólo volveremos a dos puntos cruciales, por lo demás en es-
trecha vinculación recíproca: la relación del grupo pequeño
—o del seminario— con su ambiente sociocultural, y el proble-
ma del cambio.
Lo propio de los grupos pequeños consiste en situarse en
cierta forma en la divisoria entre lo psicológico y lo socioló-
gico, y de permitir captar e interpretar al mismo tiempo una
vivencia colectiva, y observar experimentalmente los compor-
tamientos y las producciones. Así, su estudio permite aprehen-
der el conjunto de los procesos dinámicos de una interacción
social y elaborar hipótesis generales susceptibles de ser con-
frontadas luego en una escala más amplia.
Pero el proceso que en la actualidad se impone en todos los
planos como hecho o urgencia principal parece ser el del cam-
bio. Aquí nos encontramos con los recursos y los límites de
la investigación activa: foco privilegiado de una evolución in-
terna cuando se encuentra en situación de "islote cultural" ¿el
grupo es, puede llegar a ser el agente de trasformaciones
más vastas? Lewin cree resolver el problema mediante una
elección "estratégica" de los "porteros" individuales y colec-
tivos que, habiendo evolucionado a su vez, representarán des-
pués el papel de fermento.

129
decirlo, el lugar asignado al papel de facilitación representado
Esta evolución tropieza, sin embargo, con dos obstáculos. por todo investigador, monitor o consultante. Ya se vio que
Por una parte, existe en toda sociedad una pluralidad de cul- ese papel no consiste en un simple apoyo, ni en un consejo
turas disímiles o incompatibles que representarán el papel de o una orientación inspirados. Sus fundamentos tienen su base
islotes de resistencia. Objeción no decisiva, por cierto, pues en el valor de la elucidación como fuente de libre evolución,
en la medida en que ciertos modelos tradicionales comienzan y en el rechazo de todo procedimiento manipulatorio. En ese
a ser sacudidos en grandes áreas sociales, se puede pensar sentido, nuestra actitud tampoco es totalmente neutra, pues ma-
que los esquemas dinámicos surgidos en los seminarios ten- nifiesta un rechazo a dedicarse al juego mecánico de las cre-
drán la posibilidad de difundirse. En la línea de las imágenes cientes disfunciones de una cultura tecno-burocrática que,
lewinianas, diríamos que todo depende entonces de los equi-
advirtámoslo, parecen la suerte común de regímenes políticos
librios de los fondos con que se encontrarán las ondas concén-
muy distintos. Constituye, además, una apuesta lúcida por el
tricas que se propagan a partir de los torbellinos innovadores . . .
progreso de una cooperación cuyos obstáculos y avatares el
El otro obstáculo, descubierto a la vez por los estudios ex- dinamista tienen menos derecho que ninguno a ignorar.
perimentales y los estudios clínicos del vínculo colectivo, es
el de que toda cohesión interna tiende a ir acompañada por
una hostilidad potencial hacia el exterior, hostilidad que des-
borda en gran medida los esfuerzos constructivos engendrados
por ciertas competiciones o aun ciertos conflictos. La única
salida consiste en el advenimiento o el descubrimiento de
metas comunes que superan los recursos de un solo equipo
y reclamen su coordinación. Pero aparte de que no siempre
resulta fácil promover tales situaciones, no se eliminan con
ello los resurgimientos conflictuales, ni siquiera en los me-
dios que se ocupan de tratarlos... (¡entre escuelas terapéu-
tincas o psicosociológicasl).
En un plano prospectivo, se concuerda en general en que
es urgente reducir los modos específicos de inseguridad, de
alienación y de aislamiento que caracterizan nuestra época.
Pero en términos pragmáticos parece que los múltiples pro-
yectos de "cooperación" y de "participación" pasan apenas del
campo de la utopía al de la investigación activa.
No por ello suscribiríamos un pesimismo o una ataraxia
arbitrarios. Pensamos que la investigación, la intervención y
la formación en dinámica de los grupos pueden contribuir a
una evolución positiva de las personas y las sociedades. Y
volvemos a encontrar ahí las implicaciones y las opciones
axiológicas muchas veces mencionadas: ante todo, hay que

130 131
Bibliografía sumaria índice

Muchos textos fundamentales acerca de la dinámica de los grupos han


sido traducidos y reunidos en la Antología de A. Lévy, Psychologie so- Introducción 7
ciale, Dunod, 196S.
El conjunto de las teorías y de los problemas abordados en la pre- Primera parte
sente obra se encuentra desarrollado con más amplitud en: LOS PRINCIPALES TEMAS DE INVESTIGACIÓN EN DINÁMICA DE
Anzieu y Martin, La dynamique des groupes restreints, Presses Universi-
taires de France, París, 1965. LOS GRUPOS

Una síntesis de las investigaciones experimentales sobre los pequeños I. Corrientes de investigación y nociones básicas 15
grupos aparece en el tomo IX, Psychologie sociale, del Traite de psycho-
logie experiméntale, dirigido por Fraisse y Piaget, Presses Universitaires 1. La corriente dinamista (o lewiniana). 2. La co-
de France, París, 1965. rriente interaccionista. 3. La corriente psicoanalítica. 4.
Conceptos fundamentales.
Entre los trabajos de investigación de orientación clínica, citemos:
Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, Madrid, 1968. II. El problema de la cohesión. Conformismo y desvia-
Bion, Recherches sur les petits groupes, Preses Universitaires de France, cionismo 28
1965.
Balint, El médico, su paciente y la enfermedad, Libros Básicos, Buenos I. Los factores de la cohesión 27
Aires, 1966. 1. Los factores socio-afectivos. 2. Los factores socio-
operativos.
Muchos artículos relacionados sobre todo con las aplicaciones de
la dinámica de los grupos y la formación están reunidos en: II. Conformismo y desviacionismo 32
Psychosociologie industrielle, número especial de la revista Hommes et 1. El conformismo. 2. Las conductas desviacionistas.
techniques, n ' 169, publicado en 1959. 3. "In Group" y "Out Group".
Bulletin de psychologie de la Sorbonne, número especial, Groupes, 1959.
III. Las investigaciones experimentales 38
Citemos, por último, tres importantes simposios norteamericanos, los
dos primeros dedicados a la investigación fundamental, y el último a la III. Cambios y resistencia al cambio 43
investigación aplicada y a la formación: 1. Investigaciones sobre el cambio de los hábitos alimen-
Cartwright y ¿ander, Group Dynamic, Row Peterson, Nueva York, 1960. tarios. 2. Investigaciones sobre el cambio de los métodos
Haré, Borgatta y Bales, Smáll Group, Knopf, Nueva York, 1955. de trabajo. 3. Alcance y límite de estas experiencias. El
Badford, Gibb y Benne, The Group Theory and Laboratory Training, problema de la participación.
Nueva York, Wiley, 1964.
(Diversas referencias más específicas han sido citadas en notas, a lo IV. Procesos de interacción 54
largo del libro.)
I. El análisis sistemático de las interacciones 55
1. Las categorías de Bales. 2. La teoría y su alcance.
II. El enfoque clínico de los roles ^ -v, 60
V. Liderazgo e influencia social 64
I. El liderazgo como función 65
1. Aspecto socio-operativo. 2. Aspecto socio-afectivo.
II. Los tipos de liderazgo y sus efectos 70
III. Las investigaciones experimentales 71
VI. Afectividad y vínculos colectivos 74
I. Las contribuciones psicoanalíticas 74
1. Las indicaciones de S. Freud y de M. Klein. 2. El
deseo y lo imaginario en los grupos. 3. Las hipótesis
de Bion.
II. El problema del vínculo colectivo 83
1. La hipótesis de un vínculo positivo. 2. Hacia un
pluralismo coherente.

Segunda parte
APLICACIONES DE LA DINÁMICA DE LOS GRUPOS
Observaciones preliminares sobre la intervención 93
VII. La formación psicosociológica, su sentido y sus ni-
veles 99 Este libro se terminó de imprimir
I. Sentido y función de la formación 100 en el mes de abril de 1989 en
II. Los niveles de la formación 104 Impresiones SUD AMERICA
1. Aspectos geneíales. 2. Aspectos • ••¡.•ronciales. 3. Los Andrés Ferreyra 3767/69, Capital
procedimientos de formación

VIII. Los métodos de formación 110


I. El adiestramiento para la conducción de re-
uniones 110
1. Los objetivos. 2. Las técnicas. 3. La adaptación de
las técnicas a los ob|<'tivo..
II. Los seminarios de lírupo de base (o grupo de
* diagnóstico) 115
1. Sentido y orientación de la experiencia. 2. E! rol
del monitor. 3. Alcance del método y problemas deon-
tológicos.
III. Los ciclos de evolución profesional (o "gru-
pos de Balint") 124
Conclusión 129
Bibliografía sumaria 132

También podría gustarte