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Tema: EL SENTIMIENTO DE CULPA

Base Bíblica: 1Pedro 3:16, 21- 2ª Corintios 7:10, Juan 16:7-8, Hechos 2:36-38.
Bibliografía consultada: “Todo sobre la culpa” Dr. James Dobson. Editorial Clie.1976.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Diccionario Popular de la Biblia. Juan Rojas. Logo, Inc. Florida (EEUU) ,1976.
Santa Biblia

LA PALABRA QUE EDIFICA

¿QUÉ ENTENDEMOS COMO “SENTIMIENTO DE CULPA?

Podríamos decir que el sentimiento de culpa viene a ser una experiencia que nos hace sentirnos mal
por algo que deberíamos, o no, haber hecho o dicho y no hemos realizado. Como una especie de voz
interna de nuestra conciencia que nos autocondena intensamente durante todo el tiempo, e incluso
llega a impedirnos el sueño.

Esto supone que para muchas personas, particularmente sensibles y vulnerables, por diversos
motivos, esta voz incesante y culpabilizadora llegue a constituirse en un verdadero tormento, incluso
llegar a desarrollar manifestaciones patológicas en forma de enfermedades psicosomáticas (soriasis,
problemas tensionales, cardiovasculares, malestar gastrointestinal, dolores difusos, etc.) y mentales
(auto odio personal, depresión, crisis de ansiedad, etc.) Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”

EL ORIGEN DE LA CULPA.

¿Qué es lo que le hace a una persona sentirse culpable?

El sentimiento de culpa está estrechamente relacionado con la conciencia.

¿Qué es para nosotros la conciencia?

El Diccionario de la Real Academia Española define conciencia como el “conocimiento inmediato que el
sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones”

El diccionario bíblico dice: “conocimiento íntimo de si un acto se conforma o no a las normas del bien o
del mal. Basado en la cita (1. Pedro 3:16,21).

En nuestra conciencia, está toda la información personal concerniente a lo que nosotros somos
(nuestros valores éticos, culturales, científicos, familiares, biológicos, etc.), y además información
acerca de nuestras actitudes y comportamientos, los cuales son promovidos por la información
personal.

Así, pues el sentimiento de culpa, aparece cuando violamos nuestro propio código interno de valores
de conducta.

¿Llegado a este punto, podríamos preguntarnos si ¿es dañino todo sentimiento de culpa?

Es cierto que hay algunos sentimientos de culpa que sí son dañinos, pero otros no. No todo
sentimiento de culpa es dañino, porque estos sentimientos de desaprobación personal pueden
proporcionar poderosos motivos para una conducta más responsable.

Por ejemplo: a muchos de nosotros nos gustaría más, irnos a practicar deporte, o a realizar otro tipo
de actividades recreativas que a trabajar, sin embargo vamos a trabajar porque sabemos que
necesitamos unos ingresos económicos para hacer frente a nuestra independencia social y a los
compromisos económicos que tenemos (como familia, gastos de consumo, etc.) y nos sentiríamos
culpables si lo hacemos aunque pudiéramos ocultarlo.

Por lo tanto, podríamos estar de acuerdo en que no todo sentimiento de culpa es dañino. Tenemos
ejemplos relacionados con la vida espiritual donde se evidencia que el sentimiento de culpa no sólo no
es dañino, sino que más bien favorece e incluso llega a ser necesario.

El Dr. Williams Glaser, un psiquiatra y autor de varias obras afirma en su libro “Terapia de la
Realidad” que la desaprobación personal por mala conducta es absolutamente necesaria si hay que
mejorar.

El mejor ejemplo de esta afirmación puede observarse en LA “EXPERIENCIA DE LA CONVERSIÓN”,

(2ª Corintios 7:10) “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de
que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce destrucción (muerte)”.

(LABOR REALIZADA POR EL ESPIRITU SANTO). JUAN 16:7-8.

16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no
vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
16:9 De pecado, por cuanto no creen en mí;
16:10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;
16:11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

Donde el arrepentimiento genuino tiene lugar tan sólo cuando reconocemos nuestra triste condición y
nos inclinamos a los pies de Jesucristo. Tenemos en la palabra de Dios y quizás conozcamos algunos
testimonios de personas que corroboran esto.

HECHOS 2:36-38.

2:36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
2:37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones
hermanos, ¿qué haremos?
2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para
cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

El mensaje de Pedro produjo convicción en los oyentes. Tenemos aquí a gente que tenía las Escrituras
del Antiguo Testamento, que habían oído el mensaje, y habían conocido las profecías. Habían estado
marchando en una sola dirección, pero alejándose de Dios, aunque tenían una religión que les había
sido dada por Dios mismo. Y ahora se les dijo que tenían que arrepentirse. Es decir, necesitaban dar
media vuelta, cambiar de dirección y dirigirse hacia Dios.

Tenían también que ser bautizados. El bautismo en agua sería la evidencia de que se habían
arrepentido, de que habían acudido a Cristo y habían depositado su confianza en Él. No debían ya traer
un sacrificio para ofrecerlo en el Templo. Debían mostrar una evidencia de que habían confiado en
Cristo para la remisión de sus pecados. Su bautismo sería un testimonio del hecho de que Cristo es el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Hace más de dos mil años, usted y yo estábamos bastante lejos. Sin embargo, Pedro aquí estaba
hablando también de nosotros. La promesa era para el Pueblo de Israel, pero también era para la
persona de cualquier nación que se encontrase lejos.
QUE DICEN LOS AUTORES

MECANISMO PSICOLÓGICO POR EL QUE SE ORIGINA “EL SENTIMIENTO DE CULPA”

En el funcionamiento psíquico o psicológico de una persona se da como un todo, quiere esto decir que
no hay sistemas diferenciados y autónomos en su funcionamiento, pero que sí se pueden distinguir
determinados procesos y sistemas diferentes unos de otros, y de hecho, activan diferentes áreas del
cerebro y afectan de diferente forma al organismo cuando están funcionando. Por ejemplo: la
atención, la concentración, la memoria interviene como un todo en la totalidad de las actividades que
realizamos, sin embargo intervienen en diferente nivel de intensidad dependiendo de la actividad y se
pueden considerar procesos diferentes.

Pues bien en el funcionamiento psicológico de la persona se pueden distinguir, para lo que nos interesa
a nosotros, 3 partes diferenciadas:

 El Intelecto. Es decir, la capacidad de conocer, analizar, razonar, etc.


 La Conciencia: Está compuesta por un conjunto de conocimientos almacenados por lo que la
persona ha aprendido a lo largo de su vida. Entre estos contenidos está un grupo que
constituyen el CODIGO ÉTICO Y MORAL (básicamente formado por aquellos valores éticos,
morales, religiosos, familiares, sociales, etc., y que hacen referencia a la normativa de cómo ha
de ser la actitud o el comportamiento, etc. de la persona). También existe en nuestra conciencia
lo que podemos denominar LA VOLUNTAD y que tiene que ver con la intención que tiene la
persona en sus actitudes, comportamientos o pensamientos. Y ésta capacidad quizás sea la más
importante por cuanto en ella supone la definición pura, exacta y abierta de nuestro deseo.
 El Sistema Emocional: Es decir, un sistema básicamente psicofísico, que mediante un proceso
de reacciones físico-químicas que son activadas a través de un mecanismo psicológico
(percepción, pensamiento, razonamiento, etc.,) producen una sensación o experiencia que
percibe la mente y que transmite a todo el cuerpo (es decir la emoción o el sentimiento
emocional)
Bueno, hasta aquí, decirles, que esto que les estoy exponiendo es un resumen adaptado para que
tengan una idea aproximada de cómo se produce el sentimiento de culpa, al objeto de poder
manejarnos con esta experiencia para los fines que nos ocupa en este documento y que, por
consiguiente, no tiene porqué ajustarse a la realidad experimental y científica.

Ahora bien, el sentimiento de culpa se puede originar tanto en el sistema emocional como en el
intelecto.

Cuando se origina en el sistema emocional, lo que sucede es lo siguiente: Cuando nosotros


participamos (actitud, pensamiento, comportamiento, etc.) en un suceso, esa participación es
confrontada con el código ético y moral de nuestra conciencia. Si se produce una diferencia entre
nuestra participación y la normativa de este código, la conciencia activa un aviso a sistema emocional,
surgiendo el sentimiento de culpa. Si el sentimiento de culpa es muy intenso, generalmente bloquea la
participación del Intelecto, impidiendo que se razone sobre el asunto de una manera lógica.
Normalmente el intelecto es utilizado de forma reiterativa y autodescalificadora. Se genera el
pensamiento automático (la vocecita) del sentimiento de culpa.

Sin embargo este aviso que la conciencia transmite al sistema emocional puede estar basado en
conclusiones erróneas, ya que el contenido de nuestra conciencia no está exento de información falsa
(creencias, cosas que leemos, vemos, nos cuenta, etc.).

- De esta manera el sentimiento de culpa es juzgado, y se le da validez, según el proceso de la razón


intelectual, sobre la base válida de nuestro conocimiento de la voluntad de Dios.

Hay ocasiones que el sentimiento de culpa se origina en el intelecto. P.ej: estando leyendo la Palabra
de Dios, podemos leer en el Apocalipsis “Todos los mentirosos tendrán su parte en el Lago de Fuego”.
Entonces podemos acordarnos que en tal y cual ocasión mentimos. Automáticamente este recuerdo se
transfiere a la conciencia y se produce el sentimiento de culpa. En tal caso, no existe la posibilidad de
error puesto que se trata de una realidad que no necesita ser razonada intelectualmente: La Palabra
de Dios dice tal cosa y nosotros hemos hecho lo contrario.

Sin embargo, el razonamiento intelectual se tiene que hacer en relación con la voluntad.

¿Ha habido acto de voluntad consciente en nuestras acciones, actitudes o pensamientos relacionados
con aquello que constituye el origen de nuestro sentimiento de culpa?

Esta es la pregunta clave que nos va a llevar a discernir sobre si un sentimiento de culpa que se
origina en el intelecto es coherente o no.

MALETIN DE HERRAMIENTAS

Quizás, aún, haya personas creyentes en Dios que no tengan muy claro eso de la conciencia, incluso
que crean que eso de la conciencia ni siquiera existe y mucho menos que Dios nos hable a través de
ella. Que quizás todo esto de la conciencia no sea más que una simple experiencia interna que surge
de nuestras propias necesidades y no hay que darle tanta importancia.

Encontramos en la Palabra de Dios (La Biblia) diversas referencias a acerca de la realidad de que Dios
nos habla a través de este mecanismo humano:
1ª Corintios 8:7; nos hace referencia a la conciencia débil
Tito 1:15; nos habla de la conciencia corrompida
Hechos 24:16; nos comenta la conciencia libre de ofensas
1ª Timoteo 3:9; nos cita la conciencia pura
Hechos 23:1; una conciencia buena
1ª Timoteo 4:2; una conciencia cauterizada
Romanos 2:15; una conciencia testificante
2ª Corintios 2:12; el testimonio de nuestra conciencia
1ª Pedro 3:21; la respuesta de una buena conciencia delante de Dios.

Como hemos podido ver, a través de estas citas de la Palabra de Dios, la existencia de una conciencia
en nosotros a través de la que nos habla Dios es una realidad. Fíjense lo que dice Romanos 9:1: Como
creyente que soy en Cristo, digo verdad, no miento. Además mi conciencia, guiada por el Espíritu
Santo, me asegura que esto es verdad” (Santa Biblia, versión “DIOS HABLA HOY” 1992)

Otro pasaje que pone nuestra conciencia en su debida perspectiva es Romanos 2:14 que dice: “Porque
cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos aunque no
tengan ley, son ley para sí mismos”.

Y por supuesto, la regla final y segura, que hemos de considerar a la hora de valorar nuestro
sentimiento de culpa será lo que dice La Palabra de Dios acerca de alguna situación en particular. Y en
el caso de que no esté explícitamente mencionado, qué dice de cuestiones paralelas.

Para concluir podríamos decir que para considerar un sentimiento de culpa como genuino y merecedor
ha de ser ratificado por las 3 dimensiones de la personalidad:

LA CONCIENCIA (las emociones) para lo que nos podríamos preguntar ¿Qué siento?

INTELECTO dónde nos podríamos preguntar ¿Es razonable y bíblico lo que siento?

Y en LA CONCIENCIA (voluntad) dónde la pregunta sería ¿Cuál era mi intención?

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