Está en la página 1de 27

1

UNIVERSIDAD NACIONAL HERMILIO VALDIZÁN DE


HUÁNUCO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


E.A.P. DERECHO

TEMA: LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA EN LA JURISPRUDENCIA


DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

CURSO: DERECHOS HUMANOS


DOCENTE: DR. ALVARADO VARA, LENIN.
INTEGRANTES:
✓ CALERO PALOMINO, Christian Milla
✓ MATOS TORRES, Valeria

FECHA: 27/10/21

HUÁNUCO - 2021
2

AGRADECIMIENTO

A Dios, ser divino por darnos la vida y seguir


nuestros pasos día tras día.
A los docentes de la universidad por volcar sus
Conocimientos para desarrollarnos correctamente
Dentro del mundo jurídico
A nuestros padres por su amor incondicional
3

INDICE
1.INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................... 4
2.¿QUÉ ES EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA?------------------------------------------------5
3.ORÍGENES DE LA CONCEPCIÓN MODERNA DEL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA---9

4.LAS DICUSIONES CON RESPECTO AL PRINCIPIO DE PRESUNCION DE INOCENCIA----------------11

5 CRITICA DEL POSITIVISMO CRIMINOLOGICO A LA PRESUNCION DE INOCENCIA-----------------13

6.RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL DE LA PRESUNCION DE INOCENCIA COMO PRINCIPIO


PROCESAL-------------------------------------------------------------------------------------------------------------16

7.LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y LA PROHIBICIÓN DE PREJUICIOS SOBRE LA CULPABILIDAD


DEL IMPUTADO SEGÚN LA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE INTERAMERICANA---------------------18

8. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y LA DUDA FAVORABLE AL IMPUTADO--------------------------19

8.1 LA PRESUNCIÓN Y EL DEBER DE FUNDAMENTACIÓN DE LA SENTENCIA CONDENATORIA19

8.2 ALCANCES DE LA DUDA FAVORABLE AL IMPUTADO------------------------------------------------19

9.LA DUDA FAVORABLE AL IMPUTADO EN LA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE INTERAMERICANA


DE DERECHOS HUMANOS----------------------------------------------------------------------------------------21

10.EL TRATO AL IMPUTADO COMO NO CULPABLE SEGÚN LA CORTE INTERAMERICANA DE


DERECHOS HUMANOS--------------------------------------------------------------------------------------------21

11. EL IMPUTADO Y LAS INFORMACIONES A LA PRENSA-------------------------------------------------22

11.1 DISCUCIONES SOBRE EL IMPUTADO Y LAS INFORMACIONES A LA PRENSA-----------------22

11.2 EL IMPUTADO Y LAS INFORMACIONES A LA PRENSA EN LA JURISPRUDENCIA DE LA


CORTE INTERAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS-----------------------------------------------23

12. LA PRISIÓN PREVENTIVA Y LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA----------------------------------------23

12.1 RELACIONES DE TENSIÓN ENTRE LA PRISIÓN PREVENTIVA Y LA PRESUNCIÓN DE


INOCENCIA-----------------------------------------------------------------------------------------------------------23

12.2 LA PRISIÓN PREVENTIVA Y LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA EN LA JURISPRUDENCIA DE


LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS-------------------------------------------------24

13. EL SOMETIDO A UNA PRISIÓN PREVENTIVA DE ASEGURAMIENTO PROCESAL COMO


SACRIFICADO ESPECIAL INDEMNIZABLE POR EL ESTADO-------------------------------------------------25

14 CONCLUSIONES-------------------------------------------------------------------------------------------------26
15.BIBLIOGRAFÍA--------------------------------------------------------------------------------------------------- 27
4

LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA EN LA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE


INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

1. INTRODUCCIÓN

En esta monografía se abordará un principio fundamental en el proceso penal,


tal como es el principio de presunción de inocencia. Este principio es un derecho-
garantía que asiste al imputado y se proyecta durante todo el proceso penal. Se
manifiesta en todos aquellos supuestos en que una decisión judicial valore el
contenido de la acusación contra el investigado y de cuya decisión se derive un
resultado sancionatorio en su contra o limitativo de sus derechos.

Encontramos plasmado dicho principio en el artículo II del título preliminar del


nuevo código procesal penal, importa observar además todas las
manifestaciones de la presunción de inocencia, partiendo de su reconocimiento
como derecho constitucional, garantía procesal, regla probatoria, baremo de la
convicción judicial e, incluso, como tratamiento extraprocesal.

Así, identificaremos cada una de sus dimensiones de manera que evitemos


malinterpretarlos o invocarlos «al aire» como solemos escuchar cuando se
pretende encajar toda irregularidad formal como afectación al «debido proceso».
El in dubio pro reo es un concepto efectivamente materializado en el proceso
penal.
5

2. ¿QUÉ ES EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA?

La presunción de inocencia es un derecho fundamental que garantiza a toda


persona, contra la que se haya dirigido un proceso, ser inocente hasta que no se
declare lo contrario mediante una sentencia judicial firme.

El artículo II del título preliminar del Código Procesal Penal establece lo siguiente:

Artículo II.- Presunción de inocencia

1. Toda persona imputada de la comisión de un hecho punible es considerada


inocente, y debe ser tratada como tal, mientras no se demuestre lo contrario y
se haya declarado su responsabilidad mediante sentencia firme debidamente
motivada. Para estos efectos, se requiere de una suficiente actividad probatoria
de cargo, obtenida y actuada con las debidas garantías procesales.

En caso de duda sobre la responsabilidad penal debe resolverse a favor del


imputado.

2. Hasta antes de la sentencia firme, ningún funcionario o autoridad pública


puede presentar a una persona como culpable o brindar información en tal
sentido.

La presunción de inocencia como derecho constitucional

La presunción de inocencia está reconocida de manera expresa en el artículo


2.24.e de la Constitución que a la letra indica:

Toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado


judicialmente su responsabilidad

En similar terminología se expresa la Convención Americana de los Derechos


Humanos cuyo artículo 8.2: Toda persona inculpada de delito tiene derecho a
que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su
culpabilidad

De igual manera, la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del


hombre dispone en su artículo XXVI:
6

Derecho a proceso regular. - se presume que todo acusado es inocente, hasta


que se pruebe que es culpable

El reconocimiento constitucional de la presunción de inocencia refiere a que se


respete este derecho tanto fuera como dentro del proceso penal, siempre que no
se desconozcan las especiales tratativas que inciden sobre aquél que es
investigado, como, por ejemplo, la restricción de sus derechos como
consecuencia de actos de investigación o la imposición de medidas cautelares
sobre él. Con lo cual, queda descartada una interpretación que pretenda su
respeto absoluto desconociendo los límites propios de un proceso penal. Por
tanto, la invocación de la presunción de inocencia como derecho constitucional
consiste en evitar se socaven de manera irracional los derechos de las personas
sometidas a proceso como si fuesen verdaderamente culpables. (Villegas Paiva,
2021, p.29)

La presunción de inocencia como garantía procesal a partir del reconocimiento


del principio de presunción de inocencia como derecho fundamental es que nace
en el legislador la obligación de materializar dicho derecho en el proceso penal,
de manera que el investigado pueda defenderse, contradecir los cargos, ofrecer
medios probatorios de descargo.

Solo puede declararse culpable a una persona si existe una actividad probatoria
o material probatorio suficiente válido o legítimo de cargo que haya sido actuado
conforme a las reglas y exigencias trazadas por la Constitución y la ley.

Sin embargo, interpretar esta garantía en el sentido de afirmar que a un imputado


aún no condenado, no se le pueda limitar ningún derecho es totalmente erróneo.
En otras palabras, sobreprotegerlo en nombre de su estado de inocencia hasta
que no se emita sentencia en su contra implicaría no afectar sus derechos en
ningún extremo lo que no ocurre en la realidad procesal pues el in dubio pro reo
como garantía procesal se refiere a limitar la afectación a sus derechos, lo que
en el campo de las medidas cautelares significa reducir al máximo las medidas
restrictivas de derechos en el tratamiento del imputado durante el proceso. Dicho
de otro modo, que el proceso penal sea lo menos lesivo a los derechos del
imputado. (Vegas Torres, 1992, p.39)
7

La presunción de inocencia como regla probatoria una vez establecido el in dubio


pro reo como garantía del proceso, corresponde analizar como se manifiesta en
el derecho probatorio, dado que el proceso penal gira en torno a demostrar que
el procesado no es inocente, lo que implica que sea insuficiente que se pruebe
la existencia del delito, sino también debe demostrarse la vinculación del
encausado con el delito, tal como lo señala la Corte Suprema en el considerando
cuarto del RN [515-2016-Lima]

Aunado a la verificación de la concurrencia del delito adicional y necesariamente


debe probarse la responsabilidad penal del imputado, ello implica acreditar la
existencia del hecho delictivo y la vinculación del imputado utilizando para ello
pruebas suficientes que logren superar la garantía constitucional de presunción
de inocencia. Esto en consonancia con la Convención Americana de los
Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos que exige
que una persona no pueda ser condena mientras no exista prueba plena de su
responsabilidad penal, si contra ella obra prueba insuficiente o incompleta no es
procedente condenarla sino absolverla[…]

Lo que se colige con la función investigadora y acusadora del Ministerio Público


como entidad que ostenta la carga de la prueba sobre la comisión de hechos
delictivos desvirtuando el in dubio pro reo. Por tanto, este principio en su
manifestación de regla probatoria constituye un pilar del razonamiento probatorio
como una valla a superar si se pretende demostrar la responsabilidad penal del
investigado debe acreditarse «beyond any reasonable doubt» más allá de toda
duda razonable.

Esta dimensión de la presunción de inocencia es la base a partir del cual se


fundamentan o interrelacionan otras figuras procesales a favor del imputado
como por ejemplo la prohibición de auto incriminarse (el imputado no pueda ser
obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable) que se relaciona
con el derecho a guardar silencio.

El In dubio pro reo como baremo de la convicción judicial luego de haber


entendido la implicancia de la presunción de inocencia en la prueba penal,
corresponde abordar de qué manera esta incide en el criterio de valoración del
juez a cargo de expedir sentencia. En cuanto a esto, el in dubio pro reo en la
8

mente del juzgador debe conducirlo a reconocer el «estado de inocencia» que


reposa sobre el imputado y que se activa en el momento en que se le imputa la
comisión de un delito, se mantiene durante todo el proceso y se extingue con la
sentencia que lo declara culpable.

El in dubio pro reo, es la duda, y la duda es un estado mental del juzgador,


respecto a la existencia de un hecho delictivo o de la responsabilidad penal del
imputado, una balanza totalmente equilibrada entre la confirmación y la negación
de estas hipótesis. Este estado neutro expresa la imposibilidad de emitir un juicio
de certeza positivo o negativo, por tanto, ante la duda razonable corresponde
absolver al acusado porque la duda favorece al reo. (Taboada Pilco, 2009)

En cuanto a la insuficiencia probatoria que se llegue a advertir por la judicatura,


gracias a que nos encontramos en un sistema acusatorio garantista, luego del
auto de enjuiciamiento el juzgador no puede requerir prueba de oficio (para salir
de la duda o para subsanar insuficiencia de prueba) y deberá absolver al
imputado si el MP no superó el estándar probatorio. Por ello, el principio de
presunción de inocencia en esta dimensión consiste en determinar que la certeza
a la que tiene que arribar el juez para dictar sentencia condenatoria únicamente
puede ser alcanzada cuando no existen dudas de que la hipótesis fiscal sea
cierta, es decir, que el hecho delictivo existió y se atribuye al imputado tal como
se encuentra acusado. En el proceso esta certeza implica que no existan dudas
en el juzgador que obstaculicen su convencimiento, pues para aplicar una
condena toda razón relevante para dudar debe ser eliminada de su criterio.

Además en In dubio pro reo fuera del proceso penal la presunción de inocencia
en este extremo es entendida como el trato de «no autor» o «no partícipe» en
hechos de carácter delictivo o análogos a estos, pues el derecho a la presunción
de inocencia se trata de un concepto que a nivel extraprocesal significa que se
le deba dar al investigado un trato digno por parte del Estado, de modo que ni la
policía ni los medios de comunicación puedan calificar a alguien como culpable,
sino solo cuando una sentencia lo declare como tal a fin de respetar su derecho
al honor e imagen. (Ferrer Beltrán, 2012, p.138)

Por otro lado, debemos precisar que su manifestación extra procesal está
referida a aquello que ocurra fuera del marco de un proceso penal, lo contrario
9

(si fuese intraprocesal) pretendería asumir una suerte de censura a las


expresiones incriminatorias que son propias de la tesis fiscal en el marco de su
actuación como institución constitucionalmente encargada de perseguir,
investigar y acusar delitos, más aún si en igualdad de armas, el Código Penal en
el art. 133 también exime al abogado defensor que injuria o difama mediante sus
intervenciones ante el juez. Con lo cual, ni el Ministerio Público ni la Defensa
incurrirían en responsabilidad penal por lesiones al honor.

Artículo 133.- Conductas atípicas

1. Ofensas proferidas con ánimo de defensa por los litigantes, apoderados o


abogados en sus intervenciones orales o escritas ante el Juez.

Esta dimensión extraprocesal de la presunción de inocencia es identificada en el


art. II cuando el legislador redacta que «hasta antes de la sentencia firme ningún
funcionario o autoridad pública puede presentar a una persona como culpable o
brindar información en tal sentido». En tal sentido, se refiere a evitar que las
autoridades o funcionarios públicos distintos a los intervinientes del proceso
penal (actor civil, fiscal) depongan ante los medios de comunicación sobre la
información que brindan, pues no se vulnerará el in dubio pro reo extraprocesal
cuando por ejemplo las autoridades informan al público sobre la realización de
investigaciones criminales y al hacerlo señalan quienes fueron detenidos, quien
está siendo investigado, quien ha confesado, etc.

3. ORÍGENES DE LA CONCEPCIÓN MODERNA DEL PRINCIPIO DE


PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

La idea de que la acusación debe encargarse de probar sus afirmaciones es un


concepto que puede encontrarse ya en tiempo de los romanos 1. El Código de
Justiniano afirmaba: «Que todos los acusadores entiendan que sus cargos no
serán preferidos a menos que puedan ser probados por testigos probos o por
documentos concluyentes, o por evidencias circunstanciales que equivalgan a
pruebas indubitadas y claras como el día» 2. De tal declaración puede deducirse
tanto que se le exigía al acusador que probara los cargos como que las pruebas
debían ser «concluyentes» o «indubitadas». Una
10

anécdota contenida en el Res Gestae por el historiador romano Amiano


Marcelino (330 a 391 d. C.) muestra claramente la actitud romana sobre la
necesidad de probar. En un juicio ante el emperador Juliano, el acusado limitó

su defensa a una simple negación de su culpabilidad, ya que el acusador no


había presentado pruebas suficientes contra él. El acusador se quejó: «¿Podrá
alguien ser encontrado culpable, oh poderoso César, si negar los cargos es
suficiente para la absolución?». Ante esto, el emperador Juliano contestó:
«¿Podrá alguien considerarse inocente si es suficiente haberlo acusado para
condenarlo?». El peligro de condenar a un inocente fue reconocido en el Digesto
de Justiniano, donde se afirma que «es preferible que el delito de un hombre
culpable no resulte castigado, a que un inocente sea condenado». Por el
contrario, el Derecho alto medieval hizo un pobre uso de las pruebas definitivas
de culpabilidad, ya que el procedimiento judicial por ordalías dejaba la
declaración final de culpabilidad del acusado en la infalible decisión de Dios. Sin
embargo, con la abolición de la culpabilidad de los juicios por ordalías por el
Concilio Lateranense de 1215, los juristas debieron desarrollar principios y
procedimientos que aseguraran la exactitud de la búsqueda de la verdad. Los
juristas canónicos encontraron en el Derecho romano una fuente valiosa de
principios sobre la prueba y llegaron a la conclusión de que la culpabilidad debía
probarse y no presumirse. Por ejemplo, en torno a 1250, Henry de Bracton,
profundamente influido por el Derecho canónico, escribió en Laws and Customs
of England que «se presume que todo hombre es bueno hasta que se demuestre
lo contrario». En los sistemas continentales, un método aceptado para suplir la
prueba de cargo era la confesión obtenida bajo tortura, de modo que la
presunción de inocencia era más reconocida en la teoría que en la práctica. En
Inglaterra, era costumbre que los jurados tomaran la decisión final sobre la
culpabilidad del acusado. Es dudoso si se presumía a los acusados inocentes en
aquellos primeros juicios por jurado y si podía incluso obtenerse una condena
sin otra prueba que el auto de procesamiento del gran jurado o jurado de
acusación. La idea de prueba en el Derecho romano, no obstante, descansaba
en el reconocimiento, en principio, de que una persona no debía ser condenada
en ausencia de una prueba clara. Ya en el siglo xv, los jurisconsultos se hicieron
eco del Digesto de Justiniano afirmando que era mejor absolver al culpable que
11

condenar al inocente. Este principio se convirtió en una máxima del Derecho


inglés, tal y como fue inmortalizada por Blackstone: «Es mejor que diez culpables
escapen a que una inocente sufra». La máxima de Blackstone reconocía que la
condena de un inocente era una grave injusticia y era una poderosa expresión
de la necesaria certeza en la prueba de cargo.

Ya más actualmente la presunción de inocencia fue prevista expresamente en la


Declaración Francesa de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, a
propuesta de Adrien Duport, alto funcionario y representante de la nobleza de
París en la Asamblea Nacional Francesa. Así en su artículo 9, se dispuso:
«Debiendo presumirse todo hombre inocente mientras no sea declarado
culpable, si se juzga indispensable arrestarlo, todo rigor que no sea necesario
para asegurar su persona, debe ser severamente reprimido por la ley.

Por otra parte la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en su


artículo 11 inciso 1 señala: «Toda persona acusada de delito tiene derecho a que
se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la
ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías
necesarias para su defensa.

4. LAS DICUSIONES CON RESPECTO AL PRINCIPIO DE PRESUNCION


DE INOCENCIA

Indica Rolf–Jurgen Köster, en su estudio histórico sobre la presunción de


inocencia: «supuso una quiebra histórica de la concepción que se había
sostenido de la presunción de inocencia durante más de ocho siglos dentro del
Derecho Continental Europeo, en el que se había visto en relación con la teoría
legal sobre la prueba, estrechamente ligada con la teoría positiva de la prueba,
en la que se consideraba como un indicio probatorio basado en la conclusión
praeterito ad praesens, o bien dentro de la teoría de las presunciones y carga de
la prueba, como una consideración a priori de la naturaleza humana sobre la
probabilidad de la inocencia, que imponía al Estado la conducción de la prueba
de la mala fama y de la culpabilidad».
12

La declaración de derechos francesa viene a cristalizar las ideas defendidas por


los pensadores de la Ilustración. El filósofo Voltaire, al igual que Beccaria,
consideraba «que el proceso penal de tipo inquisitivo trataba al inculpado como
si hubiera sido juzgado culpable». Para Parra Quijano: «De la misma manera, el
filósofo francés ve en el tormento y en la prisión provisional las dos más
importantes manifestaciones del fenómeno consistente en tratar al inculpado
como si ya se hubiera declarado su culpabilidad. Voltaire recoge el argumento
de Beccaria según el cual, el tormento es rechazable, porque supone la
imposición de una terrible pena a quien todavía no ha sido declarado culpable.
También Voltaire concibe la prisión provisional como pena anticipada y reclama
que se reduzcan al mínimo sus rigores.

La escuela clásica y el fundamento de la defensa de la presunción de inocencia


nace como reacción a la barbarie y los métodos medievales donde primaba la
tortura como medios de obtención de pruebas. Asimismo, como respuesta al
principio de juzgado, es decir, de tribunales diferentes para nobleza y los
plebeyos. Toda esta corriente ideológica se inspira en los principios de la
Revolución francesa de 1789 y es la doctrina de la Ilustración europea la que da
origen al desarrollo de la teoría de la defensa de la presunción de inocencia en
el sistema penal, a consecuencia de las críticas que esta misma doctrina
desarrolló en contra del procedimiento inquisitivo de la época.

Un jurista de la época, Jean Paul Marat (1743-1793), señalaba que: «mientras el


acusado no haya sido declarado culpable en los ojos del juez, nadie tiene
derecho a tratarlo como culpable. Su encarcelamiento señalo no puede tener
otra finalidad de asegurarlo hasta que el crimen haya sido probado, puesto que
solamente la pena puede ser la sanción por el crimen.

La defensa de la presunción de inocencia por la escuela clásica de la


criminología, la que previó el proceso penal como un medio de garantizar los
derechos del imputado, defendió encarnizadamente la existencia de este
principio fundamental; siendo el representante más conocido de esta escuela
dentro de los países de lengua romance el jurista Francesco Carrara.

Este jurista señaló lo siguiente frente a la sospecha que designa verosímilmente


a un individuo como autor o partícipe de un delito: «(…) se alza a favor del
13

acusado la presunción de inocencia que asiste a todo ciudadano; y esta


presunción se toma de la ciencia penal, que de ella ha hecho su bandera, para
oponerla al acusador y al investigador, no con el fin de detener sus actividades
en su legítimo curso, sino con el objeto de restringir su acción, encadenándola a
una serie de preceptos que sirvan de freno al arbitrio, de obstáculo al terror, y
por consiguiente, de protección a aquel individuo«[22].

En líneas generales, la escuela clásica de defensa de la presunción de inocencia,


inspirada por la doctrina de la Ilustración europea, defiende esta como principio
fundamental de la persona, debido a los excesos y abusos que se cometieron al
utilizarla en los antiguos procesos inquisitivos de los siglos XVIII y XIX; y esta
concepción se ha mantenido en el tiempo, siendo reconocida por todos los
continentes del planeta, ratificándose por diferentes instrumentos internacionales
al término de la Segunda Guerra Mundial.

5. CRITICA DEL POSITIVISMO CRIMINOLOGICO A LA PRESUNCION


DE INOCENCIA

El positivismo criminológico fundamenta su crítica en la excesiva priorización de


los derechos del imputado, en particular en lo relativo a evitar el dictado de la
prisión preventiva. Esta corriente considera que la escuela clásica, a través de la
concepción del principio de presunción de inocencia, auspiciaba un excesivo
garantismo e individualismo al individuo en un proceso penal y por lo tanto, era
necesaria la restricción de los derechos del imputado, con el objetivo de defender
efectivamente a la sociedad.

Uno de los representantes más emblemáticos de esta corriente positivista es, sin
duda Raffaelo Garofalo, quien era de la idea de “un rechazo estricto de la
presunción de inocencia”; así este jurista señalaba lo siguiente: “La prisión
preventiva que precede a la sentencia definitiva se juzga como una medida
muchas veces injusta, y de la cual debería hacerse uso sino en los casos más
graves, cuando podría suponerse que el procesado habría de huir. Estas cosas
las dicen y las repiten los profesores que no tienen experiencia alguna en los
procesos penales; llegando a convertirse casi en lugares comunes, la prensa se
apodera de ellas, y el mejor día las vemos traducidas en artículos de ley,
redactados de prisa por personas que no tienen competencia alguna, o que, por
14

efecto de su profesión, tienen intereses opuestos a los de la represión severa de


los actos delictuosos. Además (…) agrega que no es del todo exacto que la
prisión preventiva no tenga más objeto que el de impedir la fuga del procesado.
Esta medida es muchas veces necesaria para impedir que el procesado haga
desaparecer las huellas materiales del delito; para impedirle que se ponga de
acuerdo con sus cómplices o con amigos que confirmen los extremos de su
declaración; para hacerle más difícil que amenace a los testigos o que los
corrompa; para decidirlo a confesar, lo que ocurre con mucha frecuencia;
además para defender al procesado mismo contra la venganza del ofendido o
su familia”.

Esta teoría tiene por finalidad de fondo “La absoluta protección de la sociedad”.
Así Enrico Ferri señalo que: “Las restricciones mismas llevadas por la ley a la
acción de la libertad provisional no constituyen en manera alguna una garantía
para el interés social, porque son reguladas por el criterio superficial de la
especie del hecho punible, y no por el criterio esencial de la categoría del
delincuente”.

A consecuencia de las ideologías totalitarias de principios del siglo XX, como el


fascismo y el nacionalsocialismo, se aportaron también duras críticas al principio
universal de la presunción de inocencia. Entre alguna de las ideas más
conocidas que podemos mencionar, destaca la crítica fascista de Vincenzo
Manzini quien señala que: «(…) la presunción de inocencia es una extravagancia
que se deriva de los viejos conceptos, nacidos de los principios de la Revolución
Francesa, por lo que se llevan a los más exagerados e incoherentes excesos las
garantías individuales. Sagrado e inviolable es sin duda el derecho de defensa,
cierto e inconcuso es el principio de que el imputado no puede ser considerado
culpable antes de la sentencia irrevocable de condena, pero, que se le deba
considerar inocente mientras se procede contra el cómo inculpado del delito, es
una tal enormidad, una tan patente inversión del sentido lógico y jurídico, que no
se le puede admitir ni aun siquiera como manera de expresarse (…)”.

Lo que este jurista intenta decir es que, en el fondo, la situación de un imputado


es la situación de un sospechoso, y por ende, esta situación conduciría a una
limitación de sus derechos y una extensión de la prisión preventiva. Es decir,
15

existe un derecho discrecional de fondo del Estado de encarcelar al imputado,


debido básicamente al interés público, con fines de protección de la sociedad.

En lo que respecta al nacionalsocialismo, su crítica a la presunción de inocencia


tuvo un carácter marcadamente antiliberal. Incluso personajes como Goebbels
se atrevieron a decir: “la tarea del nacionalsocialismo es borrar el año 1789 de la
historia de Alemania”. Es decir, se rechazaba o existía una oposición rotunda a
la doctrina de la ilustración, por ende muchos juristas de la época como José
Corst Grau señalaron que: “la presunción de inocencia no toma en cuenta los
intereses fundados de la comunidad del pueblo, la cual exige que se tome en
cuenta para su protección todos los indicios que hablan en contra del imputado”.

El nacionalsocialismo señalo en su momento: “que, dijera la ley lo que dijera, era


inconcebible que los judíos pudieran ser titulares de derechos”, ya que los
seguidores del Führer proclamaban que el constitucionalismo liberal-
democrático era un invento judaico destinado a destruir al pueblo alemán, así
también cambiaron el viejo principio de nulla poena sine lege por el denullum
crimen sine poena y que afirmaban que el crimen no necesitaba tipificación legal
para merecer castigo del Estado, pues la esencia de lo criminal consistía en ser
enemigo del Estado y en comportarse de modo contrario al interés de la
comunidad racial alemana. Asimismo, Weber señalaba: “es que con respecto a
la intención de que se tomen en lo posible efectivas medidas de precaución para
prevenir que el sospechoso sea tratado como un convicto, no puede nunca ser
olvidado que el proceso penal es una lucha de la totalidad y su orden de vida
contra sus elementos hostiles”.

La protección de la sociedad es el fundamento de más alto rango. Encabeza y


direcciona el sentido del pensamiento del positivismo criminológico. Por esta
situación es que se critica la presunción de inocencia, considerándola por todos
sus críticos como un principio que pone en riesgo los intereses de la sociedad
en su conjunto, al otorgar excesivo garantismo procesal al imputado por un delito.

Más allá de la posición del pensamiento totalitario que podría resultar excesivo
para el establecimiento procesal del siglo XXI, el positivismo criminológico no
desconoce en si el derecho de defensa del imputado, ni ninguna de sus garantías
dentro de un proceso; sino que considera que la presunción de inocencia pone
16

en peligro muchas veces el propio orden de la investigación y el futuro juicio de


un individuo del cual se tiene sospechas e indicios de haber cometido un delito.
Se le da la posibilidad de estar en libertad, mientras se recaban elementos de
prueba en una investigación; por ende, señalan que, al poner en peligro la
investigación y futuro juicio lo que hace, en definitiva, se genera mayor
inseguridad social, impunidad y alarma social, debido a esa posibilidad que tiene
el inculpado muchas veces en libertad, de desvirtuar los hechos imputados en
su contra.

6. RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL DE LA PRESUNCION DE


INOCENCIA COMO PRINCIPIO PROCESAL

Bajo el mismo tenor de adaptación e internacionalización de los derechos


humanos, se permite la apertura de un marco jurídico de amplio espectro, para
comprender la jurisprudencia iberoamericana sobre el tema, que sea acorde con
determinaciones de tribunales internacionales (Tribunal Internacional de Justicia,
Corte Penal Internacional y Corte Interamericana de Derechos Humanos), y
adoptando una forma hermenéutica que permita apreciar y aplicar el Derecho en
un contexto de universalidad de sus normas bajo el principio pro persona. Como
bien señala Eduardo Ferrer MacGregor, el bloque de constitucionalidad estará
definido por el examen de compatibilidad entre los actos y normas nacionales, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), y sus protocolos
adicionales; así como la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (Corte IDH), único órgano jurisdiccional del sistema interamericano de
protección de los derechos humanos, que interpreta de manera “última” y
“definitiva” el Pacto de San José. De ahí lo interesante de analizar las
determinaciones que los órganos jurisdiccionales internacionales,
complementan o incluso orientan la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, al aceptar este tipo de “control”,20 la cual es vinculante
para las autoridades jurisdiccionales en nuestro país. Al respecto, resultan
interesantes los criterios emitidos por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en casos como Ricardo Canese vs. Paraguay, en los cuales como
tema rector se adujo:

El Código Penal paraguayo proyectado sobre bases doctrinales decimonónicas


incumplía una amplia gama de derechos y garantías básicos de cualquier
17

persona imputada de la comisión de hechos punibles, hasta el colmo de que


consagraba la presunción del dolo en su artículo 16. Hace pocos años, la Corte
de Suprema de Justicia revocó dicho artículo por considerarlo lesivo al principio
de inocencia.

En el caso Acosta Calderón vs. Ecuador, la Corte Interamericana, destacó que


la prisión preventiva es la medida más severa que se puede aplicar al imputado
de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter excepcional,
limitada por los principios de legalidad, presunción de inocencia, necesidad y
proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática. En este mismo
sentido la CIDH, en los casos Suárez Rosero vs. Ecuador23 y López Mendoza
vs. Venezuela,24 respecto al citado principio, estimó que en él subyace el
propósito de las garantías judiciales, al afirmar la idea de que una persona es
inocente hasta que su culpabilidad sea demostrada. Conforme al artículo 8.2 de
la Convención, se genera la obligación estatal de no restringir la libertad del
detenido más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que no
impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones y que no eludirá la acción
de la justicia, debido a que la prisión preventiva es una medida cautelar, no
punitiva. Criterio respecto a la prisión preventiva, que es compartido por el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que dispone esa medida no deberá
ser la regla general para las personas que hayan de ser juzgadas (art. 9.3). En
caso contrario, se cometería una injusticia al privar de la libertad, por un plazo
desproporcionado respecto de la pena que correspondería al delito imputado, a
personas cuya responsabilidad criminal no ha sido establecida. Sería lo mismo
que anticipar una pena a la sentencia, contrario de los principios generales de
los derechos universalmente reconocidos. La presunción de inocencia implica
que el acusado no debe demostrar que no ha cometido el delito atribuido, ya que
el onus probandi corresponde a quien acusa. La demostración fehaciente de la
culpabilidad constituye un requisito indispensable para la sanción penal, de
modo que la carga de la prueba recae en la parte acusadora y no en el acusado.
Además, la falta de prueba plena de la responsabilidad en una sentencia
condenatoria constituye una violación al principio de referencia, por ser un
elemento esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa y
acompaña al acusado durante toda la tramitación del proceso hasta que una
18

sentencia condenatoria que determine su culpabilidad quede firme. Por otro lado,
el principio de presunción de inocencia implica que los juzgadores no inicien el
proceso con una idea preconcebida de que el acusado ha cometido el delito que
se le imputa, por lo que la carga de la prueba está a cargo de quien acusa y
cualquier duda debe ser usada en beneficio del acusado. El principio se vulnera
si antes de que el imputado sea encontrado culpable una decisión judicial o
incluso, extrajudicial, relacionada con él, refleja la opinión de que es culpable. En
alusión a la prueba incompleta o insuficiente de responsabilidad penal bajo el
contexto de protección del principio, esgrimió en el caso Cantoral Benavides vs.
Perú, exigir que una persona no pueda ser condenada mientras no exista prueba
plena de su responsabilidad penal. Si obra contra ella prueba incompleta o
insuficiente, no será procedente condenarla, sino absolverla.

7. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y LA PROHIBICIÓN DE PREJUICIOS SOBRE LA


CULPABILIDAD DEL IMPUTADO SEGÚN LA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE
INTERAMERICANA

Para explicar y abordar el tema de la presunción de inocencia y los prejuicios que se le da a un


acusado antes de establecer si es el culpable o no, se debe enfatizar el concepto de libertad ya
que dentro de la prisión preventiva, la libertad no se toma como el derecho que tiene las
personas por no demostrarse aún su culpabilidad sino ésta desaparece por el simple hecho de
su prisión.

Para ello es importante citar a Alberto Binder quién habla de libertad – toda persona tiene

derecho a la libertad y nos dice: no pasa nada con eso de la presunción de inocencia, ya
que la inocencia es un concepto referencial, solo tiene sentido cuando existe alguna
posibilidad de que esa persona pueda ser culpable, ya que la situación normal de los
ciudadanos es de “libertad”; la libertad es el ámbito básico de toda persona, sin
referencia alguna al derecho o al derecho procesal

Enfocándonos dentro de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos, ésta ha seguido la concepción normativa de la presunción de inocencia, pues
nos dice que ésta presunción se mantiene inalterable durante la tramitación del proceso
hasta que exista sentencia condenatoria firme. Ello nos quiere decir que hasta que no
se declare culpable a un sujeto, éste será inocente a pesar de que dentro del proceso se
ve implica constantemente como el culpable.
19

Por otro lado es importante el rol del juez dentro del proceso ya que se debe velar por
la exigencia de que el juzgador no actúe prejuiciosamente en contra del imputado, con
quebranto al principio de imparcialidad.

Sobre ello la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Fernández Ortega


y otros vs. México, sentencia de 15 de mayo de 2011, dijo:

“33(…) la presunción de inocencia se vulnera si antes de que


el acusado sea encontrado culpable una decisión judicial
relacionada con él refleja la opinión de que es culpable”

Se señaló además por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso J. vs


Perú, sentencia de 27 de noviembre de 2013:
“233(…) el principio de presunción de inocencia implica que
los juzgadores no inicien el proceso con una idea
preconcebida de que el acusado ha cometido el delito que
se le imputa.
A partir de ello, el quebranto de la imparcialidad por parte del juzgador, en cuanto parta de la
culpabilidad del imputado, implica una violación a la presunción de inocencia. Muchas veces ello
se ve a través del interrogatorio realizado por los jueces en el juicio oral.

8. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y LA DUDA FAVORABLE AL IMPUTADO

8.1 LA PRESUNCIÓN Y EL DEBER DE FUNDAMENTACIÓN DE LA SENTENCIA CONDENATORIA

Cuando nos referimos a la sentencia condenatoria, debemos saber que para que se de ello, se
deben expresar las razones de la misma, es decir explicar por qué se ha desvirtuado cualquier
hipótesis de inocencia , es decir por qué no corresponde aplicar el in dubio pro reo.

Sobre ello se dijo por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso V.R.P., V.P.C y
otros vs. Nicaragua, sentencia de 8 de marzo de 2018.

“256, En el ámbito Penal, como garantía del inculpado , se dirige


también a asegurar el principio de presunción de inocencia , ya
que permite a quien se ve sometido al poder penal de Estado
comprender las razones por las que fue posible obtener convicción
sobre la imputación y la responsabilidad penal…”

8.2 ALCANCES DE LA DUDA FAVORABLE AL IMPUTADO

Se admite que una consecuencia de la presunción de inocencia es la vigencia del


principio in dubio pro reo. Debe considerarse que este no es un principio de valoración
20

de la prueba sino que interviene cuando ya se ha terminado dicha valoración, resultando


que como consecuencia de esta permanece la duda a favor del imputado.
Para aclarar lo que viene a ser el in dubio pro reo:

Podríamos definir el latinismo in dubio pro reo como el principio jurídico que expresa la
obligatoriedad de probar los hechos y que, en el caso de que esta prueba sea insuficiente
para demostrarlos, la decisión judicial deberá favorecer al acusado del delito.

Este principio jurídico va a constituirse como una regla de obligado cumplimiento por
Jueces y Magistrados y, en su caso, un Tribunal del Jurado, a la hora de valorar la
culpabilidad o no de un acusado.

Así, tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular y, en algunos casos la


acusación popular y la privada, deberán demostrar mediante los elementos de
prueba de que dispongan la culpabilidad del acusado. Y deberán hacerlo sin ningún
género de duda. Si una vez realizadas las pruebas y finalizado el juicio, el Juez tuviese
dudas sobre la culpabilidad del acusado por no quedar demostrada la misma, este, al
dictar sentencia deberá decidir en favor del acusado, siendo así absolutoria la sentencia
que dicte. La aplicación de este principio jurídico tiene como base el principio de
inocencia.

Luigi Ferrajoli hace referencia al in dubio pro reo como expresión de un derecho penal
mínimo, indica que la certeza del derecho penal mínimo de que ningún inocente sea
castigado viene garantizada por el principio in dubio pro reo .Es el fin al que tienden los
procesos regulares y sus garantías .Y expresa el sentido de la presunción de no
culpabilidad del imputado hasta prueba en contrario: es necesaria la prueba, es decir la
certidumbre.

Importante en cuanto a la duda favorable del imputado es que lo que justifica la


absolutoria es la duda razonable , es decir sustentada en el análisis de los elementos
probatorios , de modo que no permita realizar una conclusión certera en uno o en otro
sentido. Se ha dicho que la duda debe ser cierta, esencial y fundada.

9. LA DUDA FAVORABLE AL IMPUTADO EN LA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE


INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
21

Existe consenso que una consecuencia de la presunción de inocencia es que, en caso de


duda sobre los hechos, el imputado se favorece, de modo que la condena requiere la
certeza de la culpabilidad. Igualmente se estima que a quien corresponde demostrar la
culpabilidad es al acusador, de modo que el imputado no tiene que demostrar su
inocencia.

Esta presente resolución de la corte interamericana habla sobre este aspecto, que la
culpabilidad del imputado debe ser demostrada más allá de toda duda y que la carga
de la prueba le corresponde al Ministerio Público y no al imputado.

En el caso Ruano Torres y otros vs. El Salvador, sentencia de 5 de octubre de 2005, dijo:

“127. Este estado jurídico de inocencia se proyecta en diversas


obligaciones que orientan al desarrollo de todo proceso penal. Así,
la demostración fehaciente de la culpabilidad constituye un
requisito indispensable para la sanción penal, de modo que la carga
de la prueba recae en la parte acusadora y no en el acusado…”

10. EL TRATO AL IMPUTADO COMO NO CULPABLE SEGÚN LA CORTE


INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

La corte Interamericana de Derechos Humanos en numerosas resoluciones ha


establecido que el imputado debe ser tratado acorde con su condición de persona no
condenada. Así se indicó en el caso Runano Y otros vs. El Salvador, sentencia de 5 de
octubre de 2015:

“126(…). La presunción de inocencia implica que el imputado goza de


un estado jurídico de inocencia o no culpabilidad mientras se resuelve
acerca de su responsabilidad penal, de modo tal que debe recibir del
Estado un trato acorde con su condición de persona no condenada
(…)”

11. EL IMPUTADO Y LAS INFORMACIONES A LA PRENSA

11.1 DISCUCIONES SOBRE EL IMPUTADO Y LAS INFORMACIONES A LA PRENSA


22

Sobre el tratamiento del imputado como inocente debe resaltarse que los códigos
centroamericanos tienden a establecer que los funcionarios públicos no pueden
presentar a un sospechoso como culpable, mientras no exista sentencia condenatoria
firme.

La prohibición de presentar al imputado como culpable no es solamente de los


funcionarios públicos, sino también de la misma prensa. Es importante al respecto lo
que indica Perfecto Andrés Ibáñez:

“En muchas ocasiones, la publicidad de la noticia criminis es


para el afectado bastante más gravosa que la eventual
sentencia condenatoria. Sobre todo, ocurre con harta
frecuencia, aquélla resulta tratada con particular desenvoltura,
como si la mera adjetivación de presunto en la atribución de la
calidad de autor de los hechos pudiera eximir al informador de
toda responsabilidad.

Con frecuencia los códigos de Ética del ejercicio, hacen la mención de la necesidad de
que los medios de comunicación en sus publicaciones respeten la presunción de
inocencia, reconociéndose con ello que dicho principio limita no solamente la actuación
de los operadores del sistema penal, sino también a los periodistas. Sobre ello el código
Deontológico de la Federación de Asociaciones de la prensa de España, dice en su
numeral 5:

“El periodista debe asumir el principio de toda persona es inocente tras no se demuestre
lo contrario y evitar al máximo las posibles consecuencias dañosas derivadas del
cumplimiento de sus deberes informativos…”

11.2 EL IMPUTADO Y LAS INFORMACIONES A LA PRENSA EN LA JURISPRUDENCIA DE LA


CORTE INTERAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS

La corte Interamericana de Derechos Humanos, en diversas resoluciones, ha señalado


el quebranto que se produce de la presunción de inocencia, cuando las autoridades
estatales presentan a un imputado como culpable ante la prensa. Por otro lado se ha
exigido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que las autoridades
23

estatales sean discretas y prudentes al informar a la prensa en la relación con una


persona detenido. Igualmente se criticó el prejuicio que implicaba presentar al detenido
en un traje a rayas.

“177.El derecho a la presunción de inocencia exige que el Estado no


condene informalmente a una persona o emita juicio ante la sociedad,
contribuyendo así a formar una opinión pública, mientras no se acredite
su responsabilidad penal conforme a la ley. Por ello, ese derecho puede
ser violado tanto por los jueces a cargo del proceso, como por las otras
autoridades públicas, por lo cual éstas deben ser discretas y prudentes
al realizar declaraciones públicas sobre un proceso, antes de que la
persona hay sido juzgada y condenada”

12. LA PRISIÓN PREVENTIVA Y LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

12.1 RELACIONES DE TENSIÓN ENTRE LA PRISIÓN PREVENTIVA Y LA PRESUNCIÓN DE


INOCENCIA

Uno de los grandes problemas de la prisión preventiva es su coexistencia con la


presunción de inocencia.

Según Luigi Ferrajoli, debería aceptarse la provocación de Manzini, el que había


desafiado a los defensores de la presunción de inocencia, instándolos a que
coherentemente defendieran la derogatoria de la prisión preventiva. Debe demostrarse
no sólo el abuso, sino, ya antes que el uso de este instituto es radicalmente ilegítimo y
además idóneo para provocar como lo enseña la experiencia, el desvanecimiento de
todas las garantías penales y procesales.

Además es necesario preguntarse si la prisión preventiva es una “necesaria injusticia”


como pensaba Carrara, o si en cambio es sólo el producto de una inconfesada
concepción inquisitiva del proceso, que quiere a imputado en situación de inferioridad
respecto de la acusación, inmediatamente sujeto a pena ejemplar, y sobre todo, más
allá de las virtuosas proclamaciones contrarias, lo que tiene como presunto culpable. Es
por ello que Ferrajoli dice que la prisión preventiva siempre es ilegítima y contraria a la
presunción de inocencia.
24

En síntesis de la postura de Ferrajoli: Los procesos que se les da a un imputado deben


ser sin prisión preventiva, admitiendo solo la privación del imputado ante el peligro de
alteración de las pruebas, pero ello para conducirlo ante el juez para el primer
interrogatorio o para realizar el primer interrogatorio.

Es importante anotar que frente a las críticas que se hacen a la incompatibilidad entre
la presunción de inocencia y la prisión preventiva, debe decirse que en los diversos
convenios internacionales que reconocen a la presunción de inocencia, se admite
también la posibilidad de que el sospechoso sea privado de su libertad durante el
proceso.

12.2 LA PRISIÓN PREVENTIVA Y LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA EN LA JURISPRUDENCIA DE


LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

La problemática de la coexistencia de la prisión preventiva y la presunción de inocencia,


ha sido reconocida en particular por el juez Sergio García Ramírez en el voto razonado
de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictadas en los casos
Tibi, López Álvarez y Bayarri.

Por otro lado la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido la influencia


de la presunción de inocencia en la regulación de la prisión preventiva a lo que se hará
referencia en particular, entre otros aspectos ha indicado:
25

h) Las características
i) Una prisión preventiva
a) La prisión preventiva personales del supuesto
que supera el plazo
debe tener un carácter autor y la gravedad del
razonable, se convierte
excepcional delito que le le imputa
en una pena anticipada
no son justificación .

j) Los presos preventivos


g) No es admisible que la
b) La prisión preventiva deben ser tratados
prisión preventiva
no puede ser una pena conforme a su condición
persiga la prevención
anticipada y deben ser separados
general o especial
de los condenados

k) La presunción de
c) La prisión preventiva f) Toda restricción de
inocencia prohíbe las
es una medida cautelar, libertad personal, debe
razias y las detenciones
no una punitiva ser fundamentada
programas y colectivas

e) La restricción de la
d) Solamente son libertad, en relación cn
admisibles las causales esos peligrosos, debe
de peligro concreto de disponerse en los límites
fuga y de obstaculación estrictamente
necesarios

13. EL SOMETIDO A UNA PRISIÓN PREVENTIVA DE ASEGURAMIENTO PROCESAL COMO


SACRIFICADO ESPECIAL INDEMNIZABLE POR EL ESTADO.

El Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos establece es su artículo 9 inciso 5:

“Toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa tendrá el derecho efectivo a
obtener reparación”

Se discute si el derecho a una indemnización debe tener una mayor amplitud que el
correspondiente a los casos de detención ilegal o arbitraria, debiendo corresponder
también a los supuestos en que la prisión preventiva se ordenó legalmente, pero
posteriormente el imputado llega ser absuelto, ya sea bajo la existencia de duda o bien
con base en la certeza de la inocencia.
26

El Derecho de la indemnización dentro de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos prevé solamente la indemnización de aquel que fue condenado por un error
judicial. Al respecto en el artículo 10 se menciona de forma expresa:

“Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber sido
condenada en sentencia firme por error judicial”

Para remediar dicha situación debe decirse lo siguiente: si bien la prisión preventiva que
se dicta justificadamente en el peligro concreto de fuga o de obstaculización, no es una
pena anticipada, aquél que es sometido a la misma debe ser considerado como un
sacrificado especial indemnizable por el Estado, puesto que en interés de la colectividad
ha tenido que sacrificarse.

14. CONCLUSIONES

La presunción de inocencia es un tema que ha sido abordado desde distintos contextos


y en distintas etapas del tiempo; asimismo a pesar del profundo estudio, discusiones y
posturas al respecto, aún vemos la contrariedad y crítica que se le da a este principio ya
que algunos dicen que es útil para prevenir comportamientos del imputado dentro del
proceso como es la fuga o desaparición de pruebas, también hay otra postura que
defiende al imputado pues no se diferencia a una prisión preventiva con una prisión por
pena , es así que muchas veces aun cuando no se le ha condenado al sujeto, se le trata
como un delincuente privándoles de distintos derechos y la principal como es la
presunción de inocencia .

Aunque existe consenso actualmente en su reconocimiento como principio, no se da el


mismo en las consecuencias de la adopción de la presunción de inocencia. Se hace
mención generalizada a que de la presunción de inocencia se deduce el principio in
dubio pro reo. Igualmente, hay una tendencia a considerar que la presunción de
inocencia tiene consecuencias con respecto a la regulación de la prisión preventiva,
debiendo adquirir la misma un carácter excepcional.
27

15. BIBLIOGRAFÍA

➢ VEGAS TORRES, Jaime (1992) La presunción de inocencia de la Constitución


en el proceso penal español. Madrid: Universidad Complutense de Madrid

➢ FERRER BELTRÁN, Jordi (2012) Una concepción minimalista y garantista de la


presunción de inocencia En: Contribuciones a la filosofía del derecho. Madrid:
Marcial Pons

➢ TABOADA PILCO, Giammpol. Los grados de conocimiento en el proceso penal,


Lima: Instituto de Ciencia Procesal Penal, 2009, disponible en:
bit.ly/3idESofRÍGENES DE LA CONCEPCIÓN MODERNA DE LA
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

➢ Bustamante, A. (2016). LA responsabilidad extracontractual del Estado .


BOGOTÁ: LEYER. Colombia. asamblea nacional Constituyente.
constitución política, (1991).

➢ Congreso de la república de Colombia. código de procedimiento PENAL,


LEY 906 DE 2004. Congreso de la República de Colombia . LEY
estatutaria de administración de justicia, LEY 270 DE 1996.

➢ Consejo de Estado - (2013). sentencia 23354. magistrado ponente:


Mauricio Fajardo

También podría gustarte