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EPISTEMOLOGIÓA JURIÓDICA.
Alumno:
Lima - 2012
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INDICE
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INTRODUCCIÓN
El Autor.
*
1 Reyes 3:3-28; 4:29-34.
**
MONROY C., Marco Gerardo. Introducción al Derecho. 5ª Edición. Bogotá: Temis, 1980. p. 46.
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LA IMPARCIALIDAD EN EL DERECHO
I. ANTECEDENTES:
Se dice que el juez imparcial, es aquel que no tiene un interés en el resultado del
pleito, por lo cual no puede administrar justicia adjudicando potencias e impotencias
más allá del interés de las propias partes en litigio. Si así procediese su actuación sería
parcial violando los principios procesales de imparcialidad e igualdad, así como reglas
técnicas procesales, particularmente la congruencia procesal plasmada en la traba de
la litis2.
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Se dice que el juez imparcial es aquel que no tiene un interés en el resultado del
pleito, por lo cual no puede administrar justicia adjudicando potencias e impotencias
más allá del interés de las propias partes en litigio. Si así procediese su actuación sería
parcial violando los principios procesales de imparcialidad e igualdad, así como reglas
técnicas procesales, particularmente la congruencia procesal plasmada en la traba de
la litis4.
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1. Reconocimiento Constitucional
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Entendiendo por “ilusión” un concepto, imagen o representación sin verdadera realidad.
9
Claro es que la complicidad de los operadores jurídicos y de la sociedad misma no es de poca
gravitación, se sabe, a riesgo de ser pedestre, que “no hay peor ciego que el que no quiere ver…”.
10
Cfr. SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. I. 2ª edición. Grijley. Lima, 2003. Págs.
85 a 90.
11
Cfr. BURGOS MARIÑOS, Víctor. Derecho Procesal Penal peruano. Universidad San Pedro. Chimbote,
2002. Págs. 76 a 87.
12
Cfr. BURGOS MARIÑOS, V. Ob. cit. Pág. 77. En el mismo sentido: SAN MARTÍN CASTRO, C.
Derecho Procesal Penal. Grijley. Lima. 2006. Pág. 86.
13
Cfr. ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. 2ª edición. Alternativas. Lima,
1999. Págs. 96 a 99.
14
ROSAS YATACO, Jorge. Manual de Derecho Procesal Penal. Grijley. Lima, 2003. Pág. 73.
15
DOIG DÍAZ, Yolanda. Inhibición y recusación. En CUBAS VILLANUEVA, Víctor / DOIG DÍAZ,
Yolanda / QUISPE FARFÁN, Fany (coords.). El nuevo proceso penal, estudios fundamentales. Palestra.
Lima, 2005. Págs. 215 a 217.
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Por su parte, SÁNCHEZ VELARDE16 -quien afirma seguir, para ello, la doctrina
del Tribunal Constitucional español así como la del Tribunal Constitucional peruano-
fundamenta el derecho al juez imparcial en el derecho al juez legal (o predeterminado
por la ley), al ser dentro del acápite dedicado a este último derecho que brevemente se
ocupa del referido a la imparcialidad. Esta posición cobra mayor evidencia cuando se
repara en que, en otros pasajes de su “manual”, se pueden encontrar frases como: “la
recusación está íntimamente vinculada al principio de juez legal, pues exige del juez
no solo la predeterminación de su jurisdicción y competencia con anterioridad al
hecho que conoce, sino también la ecuanimidad, rectitud e imparcialidad en su
actuación funcional”17, así como que el proceso penal sumario “infringe el principio
del juez natural o predeterminado por la ley, al permitir que la misma autoridad
encargada de la investigación sea la que posteriormente emita el fallo o sentencia
final”18.
Sin embargo, pese a las posturas antes indicadas, es necesario precisar que el
derecho al juez imparcial se encuentra consagrado de manera expresa en el Artículo
10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (“Toda persona tiene derecho,
en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un
tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y
obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal”);
en el Artículo 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (“Toda
persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la
substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o
para la determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil”) y en el
Artículo 8. 1. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (“Toda persona
tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable,
por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”).
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2. Importancia:
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Artículo 3º.- Otros Derechos Constitucionales
La enumeración de los derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás que la Constitución
garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en la dignidad del hombre, o en los principios
de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno.
21
ARAGONESES ALONSO, Pedro. Proceso y Derecho Procesal (introducción). 2ª edición. Editoriales
de Derecho Reunidas. Madrid, 1997.Pág. 127.
22
. MORENO CATENA, Víctor. En: MORENO CATENA, Víctor / CORTÉS DOMÍNGUEZ, Valentín /
GIMENO SENDRA, Vicente. Introducción al Derecho Procesal. Colex. Madrid, 1997. Pág. 94.
23
Cfr. MONTERO AROCA, Juan. Principios del Proceso Penal, una explicación basada en la razón.
Tirant lo blanch. Valencia, 1997. Págs. 28 - 29 (razón en la que se apoya para concluir que no se puede
hablar de un proceso penal inquisitivo, pues -en esta forma de aplicar el Derecho Penal- al no existir juez
imparcial no existe un verdadero proceso).
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Para concluir este punto, “[e]l efectivo respeto de las demás garantías
fundamentales se tornaría ilusorio si no se garantizara la imparcialidad del tribunal
que intervendrá en el caso”25.
Esto, en razón a que una de las principales funciones del órgano jurisdiccional
-consustancial a su posición como sujeto procesal necesario- es precisamente velar por
el irrestricto respeto de los derechos fundamentales y garantías de los ciudadanos que
de alguna manera intervienen en el proceso, sea que dicha intervención tenga lugar a
título de sujetos procesales o de terceros (v. gr. testigos, titular del domicilio que se
habrá de allanar, etcétera).
3. Contenido
24
MORENO CATENA, Víctor / CORTÉS DOMÍNGUEZ, Valentín / GIMENO SENDRA, Vicente. Ob.
cit. Pág. 24.
25
BOVINO, Alberto. “Proceso penal y derechos humanos: la reforma de la administración de la justicia
penal”. En: BOVINO, Alberto. Problemas del Derecho Procesal Penal contemporáneo. Editores del
Puerto. Buenos Aires, 1998. Pág. 17
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En sentido similar, el maestro Julio Maier señala que: “El sustantivo imparcial
refiere, directamente, por su origen etimológico (in - partial), a aquel que no es parte
en un asunto que debe decidir, esto es, que lo ataca sin interés personal alguno. Por
otra parte, el concepto refiere, semánticamente, a la ausencia de prejuicios a favor o
en contra de las personas o la materia acerca de las cuales debe decidir”27.
En el caso que se cita de común como modélico de dicha distinción, Piersack vs.
Bélgica (STEDH de 1 de octubre de 1982), el ciudadano Christian Piersack,
condenado por asesinato, alegó infracción de su derecho a un juez imparcial en razón
a que quien había intervenido presidiendo el Tribunal de Apelaciones de Bruselas, que
tuvo a su cargo el juzgamiento de su caso, el magistrado Van de Walle, fue en su
26
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española. 22ª edición. España, 2002. Pág.
848.
27
MAIER, Julio B. J. Derecho procesal penal. Tomo I. 2ª edición. Editores del Puerto. Buenos Aires,
1996. Págs. 739 - 740.
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Por todos: VÁSQUEZ ROSSI, Jorge. Derecho Procesal Penal. Tomo II. Rubinzal-Culzoni. Buenos
Aires, 1997. Pág. 153.
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29
SAN MARTÍN CASTRO, C. Ob. cit. Pág. 95; BURGOS MARIÑOS, V. Ob. cit. Pág. 128.
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régimen de aislamiento, así como otras más dadas de manera previa al juicio, solo se
producían a petición expresa de la policía.
En este marco, el Tribunal Europeo expresó que las preguntas que el juez tenía
que responder a la hora de tomar las decisiones correspondientes a los estadios previos
al juzgamiento no eran las mismas que las que eran decisivas para un fallo definitivo.
El juez, cuando tomaba una decisión sobre la prisión preventiva y otras decisiones
previas de este tipo, sumariamente evaluaba los datos disponibles a fin de determinar
si, prima facie, la policía tenía razones para sus sospechas. En cambio, al dictar
sentencia, al concluir el juicio, se debía evaluar si las pruebas que habían sido
presentadas y debatidas ante el tribunal de la ciudad eran suficientes para encontrar al
acusado culpable. El Tribunal Europeo dejó sentado que una sospecha y una formal
declaración de culpabilidad no deben ser tratadas como lo mismo. Por lo que
concluyó, inicialmente, que el mero hecho de que un juez de primera instancia o un
juez de apelación, en un sistema como el danés, también haya participado en el caso
de las diligencias previas al juicio, incluidas las relativas a la prisión preventiva, no
puede ser considerado en sí mismo con suficiente entidad para fundar los temores del
acusado respecto de su imparcialidad.
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acusado, aun cuando esta sea solo indiciaria y provisional. (…) hemos desestimado
que se produzca tal vulneración en el caso de la decisión de levantar el
sobreseimiento y ordenar proseguir un procedimiento penal, al entender que tal
resolución no incluye necesariamente una imputación que tenga que transformarse
luego en juicio de culpabilidad, y asimismo hemos rechazado la existencia de
vulneración del derecho al juez imparcial en supuestos que se limitan a abordar
aspectos puramente formales del desarrollo de la instrucción y al análisis de
cuestiones absolutamente abstractas y generales sobre la eventual concurrencia de
una cuestión previa de legalidad administrativa, sin ninguna relación con las
circunstancias fácticas de la presunta infracción cometida, ni con la participación en
los hechos del inculpado. De todo ello puede concluirse que, por lo que interesa a los
efectos de resolver el caso ahora planteado, deben considerarse objetivamente
justificadas las dudas sobre la imparcialidad judicial y, por lo tanto, vulnerado el
derecho al juez imparcial, cuando la decisión en revisión de dejar sin efecto un
sobreseimiento o un archivo adoptada por un órgano jurisdiccional que
posteriormente conoce de la causa se fundamenta en valoraciones que, aun cuando
provisionales, resulten sustancialmente idénticas a las que serían propias de un juicio
de fondo sobre la responsabilidad penal, exteriorizando, de este modo, un
pronunciamiento anticipado al respecto”.
32
Aunque, “En sentido amplio, la inhibición es todo apartamiento del proceso. Así, la recusación
ejercitada puede generar una inhibición voluntaria (si se acepta la recusación) o impuesta (si el superior la
dispone)”. CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El proceso penal, teoría y jurisprudencia constitucional. 6ª
edición. Palestra. Lima, 2006. Pág. 149.
33
En su particular modo de plantear las cosas, decía el profesor Enrique RUIZ VADILLO (“Apuntes
sobre el perfil del juez penal en cuanto creador de la sentencia”. En: Estudios de Derecho Procesal Penal.
Comares. Granada, 1995. Pág. 474) “Nadie ha de ser más sensible al espíritu y a los mandatos
constitucionales que los jueces (…) El juez es el realizador de la justicia según los parámetros
constitucionales y del resto del ordenamiento jurídico”.
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Lo que sucede en este caso es que en 1987, en Italia se había desarrollado una
investigación penal por imputarse a Rojas Morales y a otras personas más su
pertenencia a una organización criminal destinada al tráfico internacional de
estupefacientes. Cuando se abre dicha investigación Rojas Morales se encontraba
en Argentina, en prisión preventiva por el delito de tenencia ilícita de
estupefacientes. Teniéndose que realizar los trámites correspondientes de
34
Como parece creer ROSAS YATACO, J. Manual de Derecho Procesal Penal. Pág. 205, cuando señala
que los magistrados “pueden inhibirse de oficio”.
35
Cfr. CUBAS VILLANUEVA, V. Ob. cit. Pág. 150; SÁNCHEZ VELARDE. Ob. cit. Pág. 110; SAN
MARTÍN CASTRO, C. Ob. cit. Pág. 214; seguido por CÁCERES JULCA, Roberto / IPARRAGUIRRE
NARRO, Ronald. Código Procesal Penal comentado. Edición actualizada. Jurista Editores. Lima, 2006.
Pág. 117.
36
Cfr. CUBAS VILLANUEVA, V. Ob. cit. Pág. 151.
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extradición, con el tiempo que ello demoró, para ponerle al fin en real disposición
de la justicia italiana, fue necesario separar a Rojas Morales del proceso que se
seguía contra los demás imputados.
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doctrina; así se dice que: “quien instruye no puede juzgar”37, “no hay juicio sin
acusación previa”38.
37
FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón, teoría del garantismo penal. Traducción de la edición italiana.
Madrid, 1995. Pág. 567. El TC español declaró en la Sentencia Nº 145/88, de 12/07/88 que “el problema
no se relaciona con la rectitud personal de los jueces que interviene en la instrucción, sino, antes bien, con
el hecho que la actividad instructora, en cuanto coloca a quien la lleva a cabo en contacto con el acusado
y con los hechos y datos de la causa, puede provocar en el ánimo del instructor, incluso a pesar de sus
mejores deseos, prejuicios e impresiones a favor o en contra del acusado que influyan a la hora de
sentenciar”. En palabras de DE LA OLIVA SANTOS, Andrés: “Este fenómeno nada dice en contra del
ánimo o intención con que la investigación se dirige: puede ser, en todo momento, de la máxima
imparcialidad y objetividad. Pero parece del todo natural, inevitable, que quien dirija la investigación se
forje una idea concreta de los hechos, adquiera una prevención o prejuicio, porque el avance del proceso
implica enjuiciamientos provisionales sobre conductas” En: DE LA OLIVA SANTOS, Andrés / DÍEZ-
PICAZO GIMÉNEZ, Ignacio / VEGAS TORRES, Jaime. Derecho Procesal, introducción. Centro de
Estudios Ramón Areces. Madrid. 1999. Pág. 64).
38
Cfr. BOVINO, Alberto. Ob. cit. Pág. 11 (especialmente pág. 13).
39
MIXÁN MASS, Florencio. Derecho Procesal Penal, juicio oral. 6ª edición. BLG Ediciones. Trujillo,
2003. Pág. 180.
40
CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El proceso penal, teoría y jurisprudencia constitucional. 6ª edición.
Palestra. Lima, 2006. Pág. 149
41
En este sentido: BOVINO, Alberto. Imparcialidad de los jueces y causales de recusación no escritas en
el nuevo Código Proceso Penal de la Nación en el libro del mismo autor. Problemas del derecho procesal
penal contemporáneo. Pág. 54.
42
MAIER, J. Derecho Procesal Penal II. Pág. 557.
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inicialmente tenido por competente para conocer el caso, basta con que exista un
temor razonable de parcialidad, una sospecha fundada, una sospecha según
una valoración razonable, que se ponga en duda la imparcialidad, que se trate de
un judex suspectus.
En este sentido, no resultan del todo exactas las afirmaciones del tipo de:
“cuando un juez se vea en el trance de no poder superar una situación concreta
que amenaza su rectitud de criterio, tiene el remedio de la inhibición”; pues
induce a pensar que cuando el juez, a pesar de encontrarse en una situación en que
su imparcialidad queda puesta en duda, cree poder superar la situación concreta
que amenaza su rectitud de criterio, debe seguir conociendo del proceso, lo cual no
es para nada correcto.
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CONTENIDO
ACEPTANTE. ESCÉPTICO.
CASO. MOTIVOS DE LA
ACTITUD ACTITUD
TIPO DE PARA DECISIÓN.
CRÍTICA CRÍTICA
JUEZ DECIDIR APLICACIÓN
INTERNA EXTERNA
DE LA LEY
A. El
No hay criterios de
imparcial
Aceptación de la corrección, solo
acertado Correctos Correcta
decisión simulación de
(correcto-
corrección
correcto)
B. El
Acatamiento sin No hay criterios de
imparcial
aceptación. Crítica corrección, solo
equivocado Correctos Incorrecta
interna al contenido simulación de
(correcto-
de la decisión. corrección
incorrecto)
Deslegitimación de
la decisión.
C. El No hay criterios de
No ha lugar a la
parcial-legal corrección, solo
Incorrectos Correcta aceptación de la
(incorrecto- simulación de
decisión dada la
correcto) corrección
simulación de
corrección.
Deslegitimación de
D. El la decisión. No hay criterios de
parcial-ilegal No ha lugar a la corrección, solo
Incorrectos Incorrecta
(incorrecto- crítica interna del simulación de
incorrecto) contenido de la corrección
decisión.
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Ahora bien, este tipo de crítica externa que es el resultado de una actitud
escéptica frente a las normas y las razones jurídicas desemboca necesariamente en
una actitud también escéptica hacia la imparcialidad. Por ello, las críticas externas
que son sólo el producto de una actitud escéptica hacia el Derecho en general, en
realidad no dicen nada a propósito de ninguna decisión, en concreto, ni de ningún
juez, en particular. Como se verá inmediatamente, una cosa es la crítica externa al
Derecho (que es ineliminable pero que tampoco aporta mucho en el análisis de la
imparcialidad) y otra, la crítica externa a una decisión en concreto. En efecto, la
crítica externa -la que afirma la presencia de un factor de explicación relevante y
extraño al Derecho- individualizada para un caso concreto, de forma que habla de
los motivos concretos de un juez para decidir en un determinado sentido, en
realidad, deja de ser externa para pasar a ser normativa y deslegitimadora. La
acusación de simulación de corrección adquiere tintes muy diferentes según que
sea el producto de una actitud escéptica del observador hacia el Derecho o el
resultado de una observación sobre un cierto juez y una cierta decisión en
concreto46.
46
Cfr. Schedler, Andreas: “Argumentos y observaciones: De críticas internas y externas a la
imparcialidad judicial”, en Isonomía, Nº 22, Abril, 2005, Págs. 66 y ss.
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Los cuatro casos en él distinguidos vienen a ser tipos ideales que permiten fijar con
claridad las reacciones críticas a las decisiones judiciales. Ahora bien, esta utilidad
conceptual no puede servir para ocultar las dificultades de todo tipo que supone emitir
los referidos juicios de corrección en casos reales, concretos. Para darse cuenta de estas
dificultades es suficiente con reparar en el carácter esencialmente controvertido tanto de
la determinación de la corrección de los motivos por los cuales un juez decide (se trata
de una cuestión de prueba de intenciones y de interpretación de conductas) como de la
determinación de la corrección de la aplicación del Derecho (la persistencia de las
controversias normativas es una de las razones que se usan para justificar la imposición
de una decisión de autoridad).
Pues bien, quien sea consciente del carácter altamente controvertido de los juicios
concretos que están en la base de las actitudes críticas internas, comprenderá por qué la
eficacia del principio de imparcialidad abre la puerta a dos riesgos ciertos.
El primero de estos riesgos, que lo podemos llamar “el bloqueo corporativo a las
críticas de parcialidad”, consiste en que, dadas las dificultades para probar la actuación
concreta por motivos incorrectos, ante cada crítica de parcialidad se cierren filas en
defensa de la “honorabilidad de los jueces”, de forma que queden bloqueadas las críticas
genuinas de parcialidad. El segundo de estos riesgos, que viene a ser el inverso del
anterior, lo podríamos llamar el del “uso estratégico (o abuso) de las críticas de
parcialidad”. En efecto, hay que reconocer que los jueces se hallan permanentemente
expuestos al uso estratégico (no genuino) de las críticas de parcialidad y que, en este
sentido, su vulnerabilidad es alta: cualquier factor externo, verosímil y relevante, puede
valer para deslegitimar por parcial a un juez en una ocasión determinada.
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VI. CONCLUSIONES:
Después del desarrollo del presente trabajo puedo concluir en términos generales que
al hablar de imparcialidad en el derecho, tal y como lo esbozara en la introducción, es
necesario hablar de la imparcialidad con la que deberá de actuar el juez.
El juez está llamado a dirigir el proceso y a decidir el resultado del mismo. En cuanto
director del proceso al juez se le exige centralmente neutralidad (equidistancia) respecto
de las partes en conflicto, de forma que las decisiones que toma no prejuzguen el
resultado del proceso y mantengan el equilibrio entre ellas. Durante el desarrollo del
proceso, el juez debe adoptar una actitud fundamentalmente cognitiva, de recepción de
información. La imparcialidad del juez aquí se parece mucho a la neutralidad del
científico. Se trata de conocer, no de valorar ni de decidir. Sin embargo, en relación con
el resultado del proceso al juez se le exige no que sea neutral, sino imparcial: el juez
está llamado a decidir dicho resultado y, en este sentido, está comprometido con la
verdad de los hechos que considera probados y con la corrección de la decisión que
toma.
Siendo así, la imparcialidad parece exigir al juez que sea neutral frente a las partes
durante el desarrollo del proceso, de forma que se mantengan el equilibrio y la
equidistancia ante los sujetos en tanto que partes del proceso. Eso es fundamental para
que el proceso pueda cumplir las funciones epistemológicas que de él se esperan. Vista
así, desde la vertiente cognitiva, la imparcialidad del juez se parece mucho a la
neutralidad del científico.
BIBLIOGRAFIA:
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Glosario:
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hacerlo así, sin embargo, no se considera una falacia en el sentido estricto, aunque sí
levanta sospechas.
7. Pleito: Litigio judicial entre partes. // Proceso o cuerpo de autos sobre cualquier
causa.
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