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FAN,ÍILIA, PODER, ViOLENCIA


Y GÉNERO
UNñTRSID.\D Ar,"rÓ¡6¡¡1 DE NUEVO LEÓN

D¡. Luis -,I. Galán \¡'s.g


Re¡tar

Ing. José Antonio González Treviño René Lande¡o Hernández


S etretario Geteral (Editor)

Lic, Ricardo C. Villarreal Ar¡ambide HO562


Secntario de Extet¡ítir 1 C tara F33336 Iiffiililliiltillillilillll
UNAM 6571
Lic. Jatme RodrigLrez Gutiérrez PUEG
Dire or de Ptblicaciore¡
C008!L'{AtlC)l 0i lilii,i,lllii¡Jii

M.T.S. l,uz Ar¡ParD Sih'a IIorín


Direúora de i,i Ftutl¡a¿ dt Trab,lo J'acial
?IOGPAI¡A UI¡IV¡RSIIA9IO OT
tsTLrf)0s 0€ GE SB0
'Srbirolec¿ fl osano Calelhnr§'

LEóN
U¡nr¡nsrn.l¡ AurÓNo'\L\ DE NuEvo
Se,.*,Loo os Lt R-EPÚBuCA
l-1C,,i-i l\, i; e !:; :,
1. l. r:

\-
CONTENII]O

Int¡od,.rcción 9

.,\lgunas sugerencias metodológicas basadas en el


modclr¡ cstmctu¡el para ller.ar a cabo inr-estigeciones
dcscriptiras con sistemas femilir¡e s 13
Jitta t\[or/alL:o Relra -1 Rocío J'cria Trtiano
\Ieltr,rto familirr y bisqucda de ai'ucla formrl cn
uo grupo considcrado no vulnerable. Un estudio
de casos cle hombres en el área rrretrr:politane de
\Ionterreli N.L. 49
Joie,liob Barry
Ii:rctorcs <1ue incidcn en cl proceso de empoderamiento
eo la mujer 109
Rc:ío J'oria Trrl'ttro 1 Jai»t )larttlt o Kclrt

Iníluc¡cie dc1 trabajo en las maq'.r iieci orrr s eo 1.rs


Primera edición,2003 rclacir¡ncs entrc ios géaeros, en Ciuclad Juár.:2,
O D¡. René Lande¡c I-ler¡ráoclez Chihuahua 139
O Universidad Autónoma dr Nuevo I_eóa Cenrár l/ega Briaus
O Senacio de i:r IlepLiblica
S',rpuesros morales gue favorecen u obs¡aculizan
ISBN 970 69.1-1C7-X la negociacicin sexuai y reproducti\-a en la solte¡í¡ 171
Oiir,ia -ftttrt -1, Har¡¿r¡i¿ Hickrttttt
Impreso v hecho cn lIéxiccr
Prit¡ei attt ¡¡¡¡de in l[ex.i¡o
¡
I
I

I-as actituc{cs de los homb¡es sr¡bre Ios ¡oles de


género socio fa miliar 217 IxlRoouccróx
R¿tti Ltt l de ro Htnándei

Pistas para una ¿cción cooceri¡cla en f¡vo¡ dc la


nrujer l de su contexro famili¡r 2+9
l[¡r te/ Ril¡eiro Ferr¿ir't Fiste trabalo surge del interés por drr l conocer algunos
rlspcctos v probicn.rátic.rs quc se vinculan a ia ¡e¿liclacl
familiar (v de sus niembros), así como a les condiciones
dc vi¡la cle hombre; 1' mujcrcs, I' las ¡claciones genéricas
ciue se establecen socielmentc, inclut-endo a l:r famili¡.
La i¿¡ri1i¿, hov por ho1', sigr,rc sicnclo objero importente
de estudio dcbido, cn prrrc, al papcl <1ue ticne ca la cli-
¡ámica socl¿l c¿mbiaote, Asimism¿¡, cr:mo palte de este
contr:rro sc,ci:Ll, l¿ f¿mi1i¡ no puecle aislarse de cstr.
reelicla.l, por Io que ella misma está teniendo cambios,,'
t¡aosform¡cionesJ t,Into eo su estftLctura coí1ro en sLl
orgaliz¡ci¡in.
Los au¡ores cle los re¡tos qtie conforman ei ül¡¡o, :run-
que de distinta fo¡mación v perspectiva teórica, conflu
yec de alguna mancrx eo la temátice princioal: La vicla
feariliar v l:rs ¡elaciones dc géoero, Ias cuales se discuten
l, aoaliz¡n en los resul¡ados de sus inr-e s tiga cione s teó¡i-
cas o prácticas.
Ln e1 atticulc¡ de Jaime Nlontah-o 1,-lL Rocío Soria, sc
pllnteao algun'rs srrEerencias mctodológices paia llevar
a cebo investigaciooes dcscriptivas cle los sistemes tlmi
lieres, tenienclo com¡¡ btse teó¡icx el modelo sistémico
cr 1o gcncrrl v el modelo cs¡ruc¡ri¡¿l cn Io particuiar. El
noclelo estruciurel impllca une se¡ie de e1e¡-¡rentos teó
rico metodológicr¡s basedi¡s en la cooccpción cle I'r fh-
miLie ccmo uo siste¡n¡ el¡icrto, en el que se dcse¡rollan
cicrto tipo de interaccioocs, ies cuales cleben se¡ desc¡i
¡es, ciasific¿d¡s v, por lo tanto, difcrencild¿s ¡¡nas de
otrrs; paia elLo, ei moclelo propone una serie clc co¡r
ccf-o) q:1, , .r jr:icio J< l^. xr¡¡,,¡... surl ¡lL)' imp,,r,¿11."
I
:

pa¡a conoce¡ lo quc pasa al ioterio¡ cie ia familia, como de clase obrera r.jvir con un solo iflgrcso, por lo que la
Ia forme de inreractuar de ésta co¡ ot¡os sistemas. p¿¡ticipxción de las mujcrcs -¡/o de los hijos o cle otro
Por otrq lad.¡, Jose Azoh nc¡s preseorl un panorama lamilirr en el ámbiro laborrl se hoce necesaria, para
sobre la violencia hacia el hombre en el coilrcxto íani poder coüpenslr los bajos saluios )', a r,eces, l¿s escas¡s
lier, aportanclo elemc¡ros de a¡rálisis y discusión sobre cont¡ibuciones de Ios r,'a¡ones.
un tópico pocO dcsarrollado en nueslro país, a trlLr.és dc Por otro 1aclo, Ios espaciamientos v rcducción en clranto
un r'.¡'¡,)io ,1, cr.o< tl . hor.br.. ,'el .\re¿ \l(1¡n-¡li¡.,¡, aI tún¡e¡o clc hijos, los nla,,--orcs nivclcs de cduclción
de }lonterrer', N.1.. -qeñal¿ guc la victimización dei hom- formel, asÍ como ia dinámica Iaboral de la reqión tion¡e
b¡e e¡r e[ en¡orno iamiliar, itLlnquc ¡¡enos comúln l-difí rize, han f¿ciLit¡do que más mlrjeres se inteqren al ¡ner-
cilmente crcíb1e, cctostiruve el enioclue de esta conrribu- cedo Iaborel, teotr) de Ciuclecl Juirrcz, Cliihuehue, como
ción curiitativ¡ a La producción científica sobre famiiie, cle l¿ vecirra ciu.la.l oo¡teemericxna de El Paso.'Iexrs.
poder, r.iolencia v géocro. Iin csrc o¡den dc icleas, estc 1rn ei tr;rbajo de Olivia Tene y flortcnsia FIickmrn,
capírulo exami:'l11 e1 papcl dc víctima de conductas p¿rticularmente se abo¡da una dc 1as r¡anifestaciones
abusivas, aún poco común, que desemperlan los hom- clc'Ia dcsigr-raldad basadr en cliicrcncirs scxuales, las te-
b¡es en sus ¡elacioncs fanrilirres, r' su búsclucda de apo I¿cioncs sex,.iales v sus formas clc oegociecitin en mirje
\.o fo¡mal. rL\ \'!Jron(s sr,l eru.. Ln el rni.r.o 5j (xPo1en. a¡rnqrr
La rer-isión de las publicaciones cienrí[icas sobre le no dc ¡reoera cxhaustiva, algunos supuestos quc
violcnci¡ fcrlenina v el anílisis cle seis casos ¡ealcs de subl'acen a nor¡natividadcs vincril¿cl¿s con la ocgocia
hoi¡b¡cs agredidos por su pareja fcmenina, rcvelan que ción s exual.
el fenómeno dc Ia violencie i¡milie¡ r.¿ más aliá cle 1as El análisis se enfoca principalrucnte aL examen de
relaciones de género. En este sentido, se suqiere un accr d .linr¡. n^rm.]rir idrJc. ,1u,. con\'(rqen <n un mi*nr.,
camiento al fenómeno en términos cle abuso cle poder r. especio v ticmpo, crcando conflictos eo cuanto a l¡ valo
opresion hum ana. ¡¿cicir cle les práctices sexuales I reprocluctisas ccn signi-
La idea cent¡aL dcl capítuio cle Ge¡mán Yega es nos iicaclr¡s soci¿les eo c1e¡redor dcl c,rito en mujeres
trar la n-laocre con-io e1 trabajo femenino en las solreras, poniendo también al descubier¡o la difetenci:
rnacluiledoras r1e Ciud¿d Juárcz ha venido generaodo de es¡rs normatividades cuando dichas prácricas corres-
algunos cambios en las ¡elaciones entre hombres r. mri- pondcn a vrroncs solteros. l,a deiimitación espacio-tcm
ic¡es. De oroCo ceot¡al dest¿c:r una rnavor, aunque aírn poral toca a la Ciuclad de \Iéxico en el cambio de
incipiente F,.1¡ricipsción cle ios va¡ones en 1¿s activicla- milenio, esoacio ) tiempo c1r-re se carircteriza por le cacll
cles dr¡mésticas (iocluiclo ci cuidado dc los hljos) r. le tez firaror apertura de opciones dc vida v, por ralto, dr
rcsponsebilidad sobre ei núme¡o de hijos q,.re dcscan la cotril¡inacióo de no¡mativicladcs añcjas f nuevas que
tcne¡, como parrc clc le participacióo de las mujeres cn constituren cooflictos.
el mundo hbo¡rl. Pere el eutor, estos ca¡t.ibios ticneo crue Por su pxrte, Nl¡nuel Ribciro expr.rne alqunas de lrs
ve¡ con clifereotes elcm--ntr¡s. Po¡ un i:rdo, tan¡o 1os es- probier:-ráticas actulles ¡el1cion¡rl,es coo l¡ conclición de
tudios sobre hoEeres, como l:r in[o¡r¡ación dc cempo, 1a muj.-r (.,'lr organización lamililr), como cl senrido
nos¡raron clLre cade 1'ez es más dificil p.rra los sictr¡res cl,-¡trlinrrte rie los va¡ones 1-le clepenclcncia icrnenina, ei

l{) tl
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Fotilia, poler, viaienrie 1 ginro I

trabajo rcmunerado y no remunerado (doméstico), la i


Ar.cux¡s sucERENCi,\s ItEl oDoLóctcAS B.{SADAS E-\
violencia conyugal y Ia existencia de otras formas no I
i
EI- }IODL,LO ESTR{JC'I'T:RAI- P,\RA LLE\i\R A CABO
nucleares de organización familia¡, una de las cuales cs :

IN\¡ES1'IC]¡.CIONES DESCRIPTI\AS C()¡- SIS'I li\lAS


la famiiia monoperenial. El autor señala que l¿ condi-
ción de las mujeres está estrechamente relecionada con IA}1It,I ARES

las estructuras familiares, las cuales, en prácticamcnte Sari¡ '1 rúana"


Iaiue llanta!t:o F.e1na'1 Racía
toclo el munCo, sc han ca¡¿rcterizado a 1o largo de la his-
tolia por ia prevalcncia de una organización patriarcal
coo una fLrcrte doninación de los va¡ones y una marca- L¡. rrut¡.t.1, coaro g¡upo centfel, hasta hace muy poco
cia dependencia femenina. Ello ha sido el ¡esultaC.o ticorpo, no habí¿ sicio objeto clc investiq¡ción Por Partc
muchas otras cos¿s- de un aceotuado ptoceso cle psicrilogos en nuestro peis, te1 vez por no consicletar-
-entte
de socializeción diierencial cr fu¡ción del sexo. Y que el le como parte de "1o psicológic¡r", ral vez por la prepon-
mavor clesafío para las rnujeres en el umb¡al del nuevo der¡ncia dc modelr¡s centrados en el inclividuo (o en
siglo es tratar de equilibrar las demandas del trabajo re alg,:na parte de él), ral vez pot la dilicultad intrínseca
mune¡ado y las del trabajo doméstico. Evidentemente, cie es¡¡-rdia¡ grupos, y taI r'cz trmbióo por Ia carcnci'r cle
hasr¿ donde sabemos, naCie ha hecho una decla¡ación estreregils mcrodológicas l cooceptuales para estttdler
simila¡ en relación con las funciones y papeles de los fen(¡menos no está¡icos, como la in¡eracción, clc ahÍ que
hombres. Además, plantea que ia violencia domésrica cn e1 prcsente trabajo se muestrco algr-'.nas sugercnci:rs
constitu_ye un fenómeno cu,,as dimeosiones son, sin merodoirigicas para ller.ar a cabo investigeciones clescrip-
duda, ditíciles de c onocer. tivas de sistc¡¡as familia¡es, tenie¡clo co¡no base teóricr
Por último, en mi artículo sob¡e las actitudes de los e1 modelo sisténtico cn lo general 1 el mocielo esttlrctu-
homb¡es sobre los roles de géoero, en particular respec- ral en 1o particular. Si bico csre mocleir¡ hl s';rgiclo en eL
to a Ia división de trabajo int¡afamilia¡, se trabajó con c:rmpo de Ia Tcrepia Familiar y, por ende, ha síclo usrdo
un1 mrLCsrr r por cuo:rs por (strato socioeconomico principalnente para tales íioes, nos palece quc puerle
est¡atos sociales- de 580 hon:brcs. Con ios ser cnple ailo también para hacer irivestig¿cioocs cles
-cuatro
resuitados de ia escala de actitudes, sc cornparan ésras cripti"as dc l¿ inreraccióo iamiliar con distintos objeti-
con alguoas va¡iabies sociociemográficas: Edad, estrato !:os, u¡ro de elios puecle scr simplemente conocer los
s rcial escola¡idad, tipo de familia ,v estat¡-..s labo¡al cle le di[crentcs tipos de interacciones que predominan en
esposa. nuestras familils v detect¿t <1ué ten funcionaies o
disfr¡ncionrles son. relacionenclo esro coñ ot¡os ferróme-
nos psicosocieles o dc o¡¡e ínciole, oara desp'.rés proponcr
B-eré Lan d¿ra LI estlategias remecliaLes o de prevcoción qLle teogtn jJxsts
empíricrs más sóliclas. Por supuesto, el principio se htce
'Pror.sor Asocixdo «C» r. C. e¿ el ¡.r"" Cc Psic"losil Clini.r cc l¡ LNtrP
Izt¡¡rir. e-m¡il: rnri(lscrvido r.uorm.nx
" I',oiesor¡.\r¡crd¡ «C, T. C. cn el .\:tr Jr l']sicoiogir CLiri.r dt lx ENE!

t2
I
I Jaine Mantatto Re1na, M, Racio Soia Tt4jano UNALI Cattpt: I¡tatala
Fanilia, poder, t,iolencia 1 ginuo la paternal tomana y germánica, telminando en la fami-
una breve revisión de algunos trabajos que se hao tealiza- lia convugal de hoy en día. Es decir, la familia conyugal
do sobre la familia, desde varios ámbitos académicos, contemporánea es, para Durkheim, el resultado de la
cer¡irados en su origen y en sus funciones. ley de contracción progresiva que resume la evolución
de la familia: Es un proceso centrÍpeto que va de la peri
Feria a! centro.
OR/6EN }'FI-,1\-CIO:\'EJ' DE LA I:,,A\/,|IUA
Sin embargo, autores como Bloch, Konig y Nfauss (ci-
Existen muchas ve¡siones en torno al origen de la tados por Michel, 1991), sugieren que la familia ha pa-
tamilia y sus transformaciones; por ejemplo, para Leslie sado por ciclos de conttacción y dilatación, según las
(1973;,la familia existe en todas partes v ha acompaña- condiciones en que se encont¡aba y han destacado que
do al hombre a lo largo de su evolución en este planeta. ia familia conyugal existía y¿ en comunidades Primiti-
vas y de hecho, la familia conyugal y la gtao famiüa indi-
Por sr.r parte, Nlorgan y Engels (citados por Nlichel, 1991),
visa han coexistido, o alguoa ha tenido Primacía sobre la
consideran que al principio predominaba el come¡cio
sexual sin trabas, en donde cada hombre perrenece a otra, dependiendo del contexto y de los tiempos
cada mujer y vicer.ersa ,v a partir de ello aparecerán unas
históricos. Además, señrlan que la familia conyugal es

io¡mas difcrentes de familia: Eo primer logar, la Janilia uaiversal.


eouangn/nea, en Ia que reina la promiscuidad sexual en
Levi-strauss (citado por lllichel, 1991), considera tam-
bién que la familia es el resul¡ado de la organización so-
tre herr¡anos y hermanas, pero quedao excluidas las re-
laciones sexuales entre padres e hijos. Aparece luego /a cial y señala que la prohibición del incesto es el primer
acto de organizacióo social mediante el cual la naturale-
fantilia punolúa, eo la que la prohibición de relaciones za se supe¡a a sí misma dividiendo a sus parientes en
sexuales se extiende a los hermanos. Posteriormente
lo fdrn¡/id sirdiásnica, en la que el hombre vive
dos grupos: los que eran susceptibles de proporcionarle
^prece
coo urra sola mujcr, aunque la poligamia v la infrdelidad
un cónyuge y los que estaban prohibidos para ello A
seaa un derecho para éste. Iinalmente, aparece la faai-
partir de esta dicotomía se es[ructura un primer tipo de
intercambio social entre los hombres, basado en Ia reci-
lia noragáruita, en donde ia fidelidad se extiende
¡ambiéo al hombtc. Para estos autores la familia es el
procidad. Para este autor las reglas de parentesco y del
mat¡imonio son el estado mismo de la sociedad y para
producto de un sistema social y refleja su estado de
que exisra unJ estructur3 de parentesco es necesario que
desarrollo, por lo tanto, es un fenómeno histórico esen-
se manifiesten tres tiPos de relaciones familiares: Rela-
cialmente variable y seguirá canrbiando al mismo tiem-
po que progresa la sociedad, ción cle consanguinidad, de aliatza y de filiación, es
Pa¡a Durkheim (citado por Nlichel, 1991), la familia
decir, relaciones de hermano-hermano, de esPoso-es-
posa y de padre-hijo.
no es el agrupamiento nltural constituido por los pa-
dres, sino una institución social producida por causas
Linton (citado por Caparrós, 1973) techaza la teo¡ía
sobre l¿ promiscuidad primitiva v señala que la unión
sociales I surge de una vasta rgrupación político-domés-
sexual estable tuvo que ser mucho más importante en
tica, pasando por el chn exógamo amorfo, por Ia fami-
épocas primitivas que en la actualidad por cuestiones
iia clan diferenciada, uterina o masculina, por la familia
agnática indivisa, por [a familia patriarcal romana, por
li
I+
FaÚiliq Po¿¿a uiohnia 1 gírero
laine lúortalao Reyra, ivt. Iracío Soria Ttriato tlNAkl Canpttt l{atala

de supervivencia )', por lo mismo, este autor considera Según Anderson (1998), no cabe duda de que en la
po-
que la familia cooyugal monogámica debió de set cro-
-"uoií^.{. las sociedades occidentales la tradición Ias
nológicamente anterior. En conclusión, Caparrós (1973) puir. h" ¡nantenido que en la Europa preindustrial
considera que la familia es un grupo en permaneote unidades familiares eran relativamente extensas y de es-
evolución, relacionada con los factores económico, polí- tructura compleja, contaodo a menudo con miembros
tico, social y cultural. Es también evideote que la evolu- cle más de dos generaciones sucesivas e incluyendo lre-
ción histórica de la lamilia queda oscura en muchos cuentemente a otros parientes como primos, sobrinos y
puntos; sin embargo, es muy probable que siempre haya sobrinas, tíos y tías. También durante mucho tiempo se
existido un grupo que en sentido amplio se Ie ha consi- clio crédito a una idea similar en círculos académicos;
derado como familia. De ahí que la relación individuo- sin embatgo, Laslett (citado por Anderson, 1998), em-
familia-sociedad siempre ha sido r"rna constante en Ia pezó a reunir datos que indicaban que las unidades
historia del hombre. iamili¿res extensas J' complejas no habían sido nunca
Le Play (citado por Anderson, 1998) consideraba, en frecuentes (al menos en Inelaterra), y los datos expues-
la segunda mitad del siglo xtx, que habían existido t¡es tos en la conferencia de Cambridge (Anderson, 1998),
tipos ideales <le familiar sobre otras partes del mundo, llevaron a Laslett a pen
sar algo aún más interesante: que el modelo de familia
1. La pa*iarcal, ca¡acterística de las sociedades nóma- extensa nunca había sido una catactetística importante
das y pastoriles, que daba gran importancia a la esra- de lr sociedad europea occidenL¿[ o de la nor¡camerica-
bilidad, la autoridad, el linaje y la tradición, lo que na, ya que hasta 1972 prácticamente en ningúo lugar
Ilevaba a un amplio gtupo doméstico que abarcaba, .iel mundo preindustrial alfabetizaclo habían pruebas
como mínimo, a todos los desceodientes mascuiinos confiables que demostraran Ia existencia de un número
del patriarca- significativo de unidades famiüares extensas, y no se había
2. La lamilia tronco, muy frecuente entre las sociedades er',co.rtrrdo ninguna zona del mundo occidental que
campesinas europeas (según Le PIay), contaba tam- conta(a con -ás d".,., cuarta parte de uoidades
bién con un elemento patriarcal estable pero general- [amiliares integradas por parientes ajenos a la familia
mente restringía la correspondencia y Ia sucesión a conyugal.
un hijo del ptrlarca y sus descendientes, aunque Así, Lasett llegó a Ia conclusión de que la familia
otros hijos soltetos pudietan permanecer en l¡ uni- nuclear puede h¿ber sido una de las caractetísticas
dad familiar, lo que Ilevaba a unidades familia¡es de fundamentales ¡ duraderas del sistema de la familia
hasta 18 perso nas. occidental y argumentó que el hecho de que se siguiera
3. La familia inestable, característica de las poblaciones crevendo eo la iamilia tronco er¿ únicamente un acto de
obreras urbanas, que, a diferencia de las otras, se ba- fe, reforzado por lo que llamab¿ su privilegiada posición
saba en la unión de dos individuos inclependientes, dent¡o de Ia ciencia social occidental'
sobrevivia sólo el tiempo que éstos lo hacían y lanza- Leslie (1973) señala que toda sociedad tiene las si-
ba a sus hijos al mundo en cuanto podían guientes iostituciones: gobietno, sistema económico,
iodependizarse, ejerciendo un escaso cont¡ol sobre eilos. lducacióo, religión y familia. Todas ellas están interrela-

la) l1
lrt. Rotío Sor¡á Trttj¿no UNA I Caz'P't¡ l{dcala
Fanit¡¿, Po¿ct, uiobrcia 1 gíacro Jaine *lontalw Rcrra,

cionadas y €l tipo de relación ha ido cambiando a través modelo de familia se dirigen las sociedades La familia
de la historia; de hecho, este autor está de acuerdo con nuclear también hace referencia a dos tipos de famiüa: la
cle orientacióo, que es aquella en la cual nace y se
desa-
ia idea de que la familia ha ido perdiendo la capacidad
de influenci¿ que antes tenía en sus miembros; sin rrolla una Persona y la de procreación, que es aquella
embargo, estas instituciones han tenido o tieneD Ias si- qoe l, persorra crea cuando deja la familia de orientación'
guientes funciones v para este autor la familia está
involucrada en mayor o menor medida en todas ellas:
La fanilia nuclear tiene lat tigaientet fttciones:
Proveer lo necesario para el adecuado funcionamien-
to biológico de los miembros de la sociedad. Cubrir las necesidades sexuales de ios miembros adul-
Proveer lo oecesario pata Ia reproducción de nuevos tos de la sociedad.
mie mbros de la sociedad, Reproducción.
Proveer lo necesario para la adecuada socialización Re s idencia común.
de los nuevos miembros de la sociedad. Cooperación económica.
P¡oyecr lo nccesario para la distribución de bienes y Socialización de los niños.
servicios.
Proveer lo necesa¡io para el mantenimiento del or- Leslie (1973) también nos habla de que existe otro trPo
den den¡ro y fuerr del grupo. de familia: Ia orgaoización Por parentesco, la que existe
Definir el significado de la vida y mantener la motiva- sólo en algunas iociedades Y se car¿cteriza porque la fa-
cíón parz, la supervivencia individual y de grupo. milia nuclear no existe aistada de otras relaciones, sino
que vive rodeada de otros P¿¡ientes (en linajes, clanes'
Leslie (1973) apunta que la familia es la institución so- etc.); también se le llama familia extensa, la familia nu-
cial básica y es siempre fácil de localizar, ya que siempre clear se convierre en una parte dependiente de los siste-
está en la concienci¿ constante de los miembros de la mas de familia extensa.
sociedad, sin embargo, la cleridad con la que es definida Leslie conside¡a que en unx cuarta parte de todas las
y diferenciada va¡ía de una sociedad a otra. Este autor sociedades predomina la familia nuclear, en otra cuarta
nos habla de que existe la familia nuclear, la cual se tefie parte Ia poligamia y en Ia mitad restante se encuentra
re a un grupo de cuando menos dos ¿dultos de sexo principalmenle Ia familia ex¡ensa' La familia nuclear
di[erente viviendo en un¿ ¡elación sexual aprobada so- independiente predomina tanto en sociedades altamente
cialmente, con sus propios hijos o adoptados; es la uni- desairoliadas en lo económico cor¡1o en sociedades en
dacl familiar de padre, madre e hijos, es la unidad de la escala más baia del desarrollo económico' La lamilia
parentesco más pequeña, que es considerada como tal extensa predomina en economías agrícolas y Pastoraies'
por el resto de la sociedad y es univetsal. En instancias Sin embargo, las investigaciones recientes, según Leslie'
específicas la [amilia nuclear puede contener sólo un adul- indican que en una extensa á¡ea del mundo los sistemas
to o más de dos, igualmente puede no haber niños; sin familiarei tienen una tendencia hacia algún tipo de fa-
embargo, éstas son excepciooes. Para Leslie, hacia este milia conyugal. Los facto¡es que pucden asociarse a esta

l8 l9
Fan;lia, pader, uiohnria 1 ginero Saia Tn/ano IINANI Canp* Iltacala
Jaine Motttaltto Reyta, IvI. Racía

tendencia son la urbanización e i nd us trialización de las muchos estudiosos de la sociedad primitiva cambiaron
su objetivo de reconstruir la evolución social hacia
sociedades, así como ciertos cambios en lo ideológico, como:
una
1) la libertad de escoger cónl'uge.2) N{ás estatus igualitario descripción y un análisis de la organización social'
de la muier. 3) Igualdad de derechos en ¡elación al divo¡cio. Buig.ss (.itado Por Lasch, 1984) contribuyó a la
reorieniación del estudio sociológico al proponer que
se
4) Nueva residencia local. 5) Parentesco bilateral. ó) Igual-
dad de los individuos en relación a ba¡¡eras de clase o de ü^tat^ a la familia como una "unidad de personalida-
des en interacción", señalando que la familia' como
una
castas (índividuaüsmo).
Caparrós (1973) ptantea una inte¡esante relación (dia- realidacl, existe en la interacción de sus miembros v no
léctica) desde el punto de vista materialista ent¡e la fa- en Ias formalidades de Ia ley coo sus estipulaciooes de
derechos y deberes. Esta concepción de la familia
milia 1' la sociedad: Ia támilia tiene la función de la pro- derivó
creación, mient¡as que 1a sociedad la reguia; la tamilia de Ia socitlogía de Ia "simpatÍa" de Cooley, de la psico-
ticne el control interno del individuo (conciencia), ia Iogía de Nleá y Sullivan, que ponían el acento en las

sociedad el externo (represión consciente); la familia re- f.,icion.. 1"roles"), y de torma más directa de la escuela
produce las normas, la sociedad las crea, Ia familia ex- de sociología u¡baoa de Ia Universidad de Chicago'
iensa tenia que v€r con el trabajo arresanal; la familia Pursonrltg55¡ es quien ha estudiado las ca¡acterísticas
nuclear tiene que ver con la sociedad industrial; cuan- de las familias n,r.l.ar., propias de Ios países desarrolla-
sigriendo
do hay conuadicciones eo la familia se da la desorgani- dos tomanclo como ejemplá a los Estados Unidos;
zactó¡ familiar, cuando hay cont¡adicción social, se da un modelo sistémico estructural funcional, Plzotea que la
familia es considerada como un subsistema, que a su
vez
la lucha de clases.
dene orros susbsistemas que la componen y forma
parte
Por su parte, Bagú (1975) apunta que las principales
funciones de la familia son: procreativa, de crianza, educa- de o inte¡actúa con otros sistemas mayores' Este autor
consideta que Ia procreación y el cuidado de los
ción, socialjzación de Ios hijos, funciones emocionales, fun- niños si-
guen siend; f.rrrciorres ejercidas por este tipo de
familias y
ciones económicas, funciones políticas y funciones cultu-
rales. Este autot señala que históricamente dichas funciones lonrinú" siendo una uoidad vital, aunque si la considera-
mos a escala macroscóPica, fuera de estas funciooes'
que-
han suf¡ido diversos cambios, básicame¡te en el sentido
da¡ía casi sin ellas, puesto que, en cuarlto a familia'
no
de ¡educción de influencias o desaparición de ellas.
tamPoco e§ una
Lasch (1984) comenta que después de ia Prime¡a particiPa en la Producción económica,
Guerra lvlundial, el apoyo a las teo¡Í1s evolucionistas co- unid^i d.ntro Jel sistema polírico y sus miembros sólo
mer,zó a debilitarse, sobre todo en los Estados Unidos, y participan en él como individuos' Pero en el plano
empieza. a cobrar {tetza un análisis funcionai de la so- microsociológico, la familia ejerce todavía dos fu¡ciones
fundamentales e ir¡eductibles: la socialización primaria
de
ciedad (y por lo tanto dc la familia) en lugar del análisis
histórico y evolucionis ta. los niños Pata que puedan convertirse un día en miem-
Asimismo. algunos auto¡cs, como lvlow¡er (cirado por bros cle Ia sociedad en la que han nacido y la estabilización
de Ias personalidades adultas de la población'
Lasch, 1984), consideraban que el origeo de la familia
se había perdido ir¡em ediable mente y seguir especulan-
^T!i: t"-y
ciones'tienen que ver con la homeostasis (estabilidad
do sobre el tema e¡a una pérdida de tiempo, por lo que equilibrio), teniencia que ticne todo sistema social'

20 2l
I

Fanili¿, Pode/, tialeht¡a ) g¿tero


Jaine htorte/w Rayu, lvI. Racio Soia'frtlatto UNALI Canpat lqtacala
Parsons coosidera que la farnilia se ha convertido en muy importante que los agentes socializantes no deben
una instancia mucho más especializada en sus funcio- estar completamente iomersos en sus lazos familiares, es
nes, ya que antes, al tener muchas y diferentes, proba- decir, que la familia también debe rener como objetivo igual-
blemente algunas no se cumplíao adecuadamente, mien- mente importante el facilitar o a¡rdar eventu¿lmente a la
tras que ahor3, al tener menos, hay mucho más tiempo emancipación del niño de ia dependencia familiar.
para llevarlas a cabo y por lo mismo la familia se coo- En cuanto a la segunda función primaria de la fami-
vierte en uo sistema especializado y, según Parsons, la lia, la regulación de los balances de la personalidad del
sociedad depende ahora mucho más de la familia eo miembro adulto de ambos sexos, Parsons considera que
cuanto al cumplimiento de las funciones vitales señala- está concentrada en la rel¿ción matrimonial y básicamen-
das arriba. te en la paternidad. Pan apoyar todos estos puntos
Parsons (1955) decÍa que la familia (norteamericana) Pa¡sons se vale de alguoos elementos teóricos del Psi-
se había convertido en una agencia más especializada coanálisis y de algunas interpretaciones o reinter-
que lo que rlunca antes habia sido en cualquier tipo de prctaciones suyas de esta teoría (complejo de Edipo,
sociedad conocida. Ciertamente esto representaba una tabú del incesto, introyección, etc.).
declinación de algunas ca¡acterísticas que tradicional- Parsons sostenía que Ia estructura más esencial de la
mente habían sido asociadas a Ia ia.milia, pero Parsons familia nuclea¡ implicaba cierto tipo de funciones (ro-
no creía que esto fnera una "declinación" de la familia, les) principales, las cuales se diFerenciaban una de otra
más bien suponía que estaba sutgiendo un nuevo tipo por los criterios de sexo y generación- Argumentaba que
de est¡uctura familiar, coo una nueva relación hacia la la diferenci¿ción del papel sexual en la familia era pri-
estructura social general, eo la cual la familia es más es- mariamente, en su carácter y significado sociológicos,
pecializada que nunca en sus funciones pero ro menos un ejemplo de un modo cualitativo básico de diferen-
importantes, ya que la sociedad depende de ellas más ciación que tiende a aparecer en todos los sistemas
exclusivamente para Ia ejecución de algunas de sus fun- sociales de interacción, independientemente de su com-
ciones vitales. Sin embargo, las funciones de la familia posición, en donde el hombre asume el papel instru-
en u¡a sociedad altamente diferenciada no deben inte¡- mental, la muier el papel más expresivo. Consideraba
p{etarse como funciones directamente a favo¡ de la so- que las concepciones de masculinidad y feminidad ha-
ciedad, sino a fzvor dc la personalidad del individuo. bían cambiado indudablemente, pero el acento de su
En este sentido, en todas las sociedades la famüa es cla- diferencia, pata é1, no habia sido modilic¿do.
ramente u¡ sisteml ins titu cio naiizado. Parsons consideraba que el punto de partida más
Parsons supone que pera las primeras etapas de la so- importante de su trabajo descansaba en la concepción
cializa,cióo, cuando menos, el sistema socializante debe se¡ de que tanto los sistemas de personalidad, como de Ios
un grupo pequeño (la famiüa nuclear), y éste debe ser un sociales, eran sistemas de acción, y la cultu¡a es un as-
grupo socirl en el curl el niño, en sus primeras errpas, pecto generalizado de la organización de tales sistemas
"invie¡ta" todos sus ¡ccu¡sos emociooales y sea totalmente y ambos tipos de sisternas son producto de procesos de
dependicnte de é1, pero ¿l mismo tiempo, esta dependeo- diferenciación; en otras palabras, decía que la sociología
cia debe ser temporal más que permanente, de ahí que es presupone a Ia psicología, pero igualmente la psicología

22 23

i
].
F¿n;lid, ?o¿¿L iahwia 1g!rero Re1m. tÍ. Roría Sou Trryan {.tl¡A}l C.tn?r¡ li¡dc,tla
J¿ln¿
^tait,llla
presupone a la sociología y ambas presuponen el cono- Por su parte, Cicerchia, (1997) considera que la nueva
cimicnto y ia comprensión analítica de la cultu¡a. histo¡ia de la familia se ha desa¡¡ollado básicamentc en
Eo io expuesto aateriormenre podemos detectar dos tres clirecciones:
tipos de concepciones básicas acerca del origen 1 clesarro
Ijo de la familia; por un lado está el punto de vista hisróri- La primera, ia demográfica, demucstm que el mode-
co evolucionisra el cual sosiene que Ia sociedad ha desa lo de matrimooios ta¡díos, baja nupcialidad v patro-
rrollado succsivas iormas dc matrimooio y de familia en ncs cíclicos de aumento v caída cle las conccpciones
doodc la o¡eaoización prtriarcal hrbíe sidr¡ precedicla de exrra,y pre.o2trimonialcs, corresponde casi con cx
una et¿pa matriarcal; estas teorías tuvieron consecuencias clusir-idacl al no¡te de Europa occidcntal.
polÍticas, cultu¡ales e histó¡icas corrrpxtibles con el fcmi- La seg.rnda cor¡iente se ha inte¡esado en el estudio
nismo y el socialismo, va que si la familie patriarcal surgió clel tamaño v composición de ia unided doméstica v
tan sólo co ll eiapir más moderna de la evolución, no su viqcu!¿ción con Ios procesos de industrialización
había que considera¡ia como sagrada, y por io tanto, se l'u¡banización.
conside¡¿ba descle estas postu¡as, sobre todo desde el so Le terccra perspecriva inclaga acerca del "tcrri¡orio
cialismo, que al desapatecer el capitalismo v la propieded interior" de ie tamilia: Relaciolcs clc podet ent¡e 1os
privacla, la famili¿ ta¡¡bién desaparecería. La f,.rerza polé géoeros, distril¡ución de clcrcchos v obligaciones en
mica dc Ia teoría matriarcel era tan obvia, qrre r\Iar \Yeber t¡e sus micmbros, orgaoizacirin de lo coticliaoo, esí
gener.rlmeote Ia dencmin¿b¡ "la teoría socialiste de Il fa como toda su cont-lic¡ivid¡cl, moclalidadcs afectivas y
milia" (Lasc)r, 198.1). Esre teoria ta¡rbién comparte el su bases de su s olida¡idad.
puesto cle que ptimero exis¡ió Ia famiLia extensa v Iuego se
dio una t¡ansició¡ hacia ia famiiia moderna simple. XIaon, Grimes, Kemp y Jenkins (1997) hacen un intere-
Por ot¡o lado est/r el pr.rnto de vista que se podría llamar sante trabajo de análisis ¡rctatcórico sob¡e estudios o tex-
"coritextual", en el cu¡l los investigadores suponen que hubo tos ¡elacionados con la sociología de l¿ iamilia cn 30
siemprc une coexistencia entre difcrentes tipos de familia, cle- rños, entre 1960 ¡ 1990, motiva¿os por la polénica entrc
peocliend-o del concexto económico, gcográfrco, histórico y dos autores: Po¡ un I¿do está Cheal, quien sostieoe que
c¡¡ltural. exis¡e un dramático petíodo de drversit-icación en los estu-
Cerroai (1975) destaca tres grandes tendencias en el estu dir¡s de familia en donde Parsons ¡a no domina el campo
dio sob¡e c1 desaroli¡ de la femüa: intele ctualmc nte; y por orro está Smith, cluien argumcnta
l,.r contrano, es dccir, que el est¡uciruai-funcionaLismo si
Tecdcoci:r a la jus'ificación de 1¡ "contracción" clc Ia f¡¡¡ri- gue gobcrnaado los principaics cleb¿tes clent¡o de la socio-
ila (Ilorgan, Ensels, Durkheim). logí; dc Lr l¡miü"r. L,,s indrc¡dorcs gue escogieron p.rr,r stt
Tendencie a lrt ¡educción de les funciones socio-económi- ao:ilisis fueroo Ios siguientcs: 1) ]iarco teiirico (cstructu-
c-rs dc la l,mi
r¡ (\\'eb. r. Prrsons
.
ral fu¡rcionalismo, psicología conducrual, ioteraccionismo
f'eodencia a h atonización indiviclu¿l del núc1co familiar simbólico, teorí¡ del desarrollo, teoríe dcl macro cooflicto
bajo ciiversos aspecios: cconómico, jurídico, ético y psico- y teoría feminista). 2) Clase social.3; Raza y etniciderl. 4)
lógico (Horkhe imcr l Adoroo). Género.5) Violencia famüar. 6) O¡ientación sexual.

21 25
Fanilia, poler, violancia 1 gíteto Jaiae [ontaho Rqna, Nt. Racío Soria Trlano UNALI Canpat l?tarala

En cuanto ál primer indicador (teoría), los autores en- ral-funcionalismo todavía gobierna el debate en la so-
contaron que efl los 60s y 70s el marco teórico estaba no ciología de la f amllia.
explicitado o muy poco tomado en cuenta. Después cle los
70s los autotes emPiezan a incorporar un amplio tango de
aproximaciones teóricas en sus textos, sin embargo, Ia pers- I-a fanilia er México e ltispamauérica
pecdva más frecuentemente incluida en el nivel mac¡o fue
el funcionalismo y en el nivel micro, la teo¡ía del ciclo üal. En cuanto al ámbito latinoamericano en general y
Con relación a la clase social, se encontró que todos mexicano eo particular, Tor¡¡es-Rioseco (1959) escribía
los textos h consideraban como uo punto importante que el sistema familiar, después de la conquista, era pa-
en la sociología de la familia, sin embargo, fue ¡aro en- triarcal, en donde el padre era el maestro absoluto, su
contrar análisis críticos sobre estc tema. autoridad no debía ser cuestionada, sus derechos e¡an
En lo que resPecta a la variable raza v etnicidad, el sustentados tanto por Ia autoridad civil como por la re-
grupo que recibió mayor ¿tención fue el de familias afro- ligiosa, el hijo mayor le seguía en cuanto a ejercer la au-
americaoas, en segundo lugar familias hispanoamerica- toridad y cuando el padre moría éste se convenia en jefe
nas y en, último, las familias as iático -am ericanas. de Ia familia. Esre auto¡ señala que para comprender la
El indicador de género fue encont¡ado a pattir de formación y el desarrolio de Ia famili¿ la¡inoamericana
finales, de los 70s en Ia mayoría de los textos y en esta hay que tomar en consicleración dos factores: 1) la divi
área sí se apota el Punto de vista de Cheal. sión de la sociedad en clases y 2) Ia posición monopólica
La violeccia familiar fue prácticamente ignorada por de la Iglesia católica. La conciencia de clase se deriva
los autores err las ptimeras dos décadas exploradas ,r; sólo directamente de España y se mantiene aún en nuestros
empiezan a" algunas referencias sobre ésta a pat- días, haciendo ¡eferencia a un código no escrito que se-
^p^recer ñala que Ios se¡es humanos no nacen iguales y deben
tir de los 80s; se considera que esta área se encueotra en
una etapa rauy rudimentaria, contrastando coo la can- vivir siempre con la "marca" de la clase a Ia que se perte-
tidad y caiidad de trabajos sobre violencia doméstica en- nece. Por su parte, la Iglesia católica tenÍa uo absoluto
contrados en la literatura interdisciPlinari2 desde los 70s. poder en sus inicios, va que incluso el Estado, con ma-
A pesar dei crecimiento de los estudios sob¡e homo- yor nzóo la familia, debía de cumplir con los propósitos
sexualidad en décad¿s recientes, ningún texto cubrió este "superiores" de Ia religión y estaba inmiscuida (y aún lo
tema ampliamentc. está) en asuotos civiles, como Ia educación, el matrimo-
En conclusióo, Ivfann ,v colaboradores (1997) señalan nio y el divorcio. El poder absoluto de Ia Iglesia era igual
que la vasta mavoría de los ¿utores de libros de texto de la al del sistema patriarcal despótico y entre ambos mantu-
muestra continúan usando más análisis tradicional inclu- vieron a la familia en un es¡ado de total sumisión.
yendo o no literatura c¡ítica. Son ra¡os los cambios en Ios Gonzalbo (1997) apoya lo aoterior en el trabajo donde
supuestos teódcos subyacentes, especialmente en los tó- analiza datos históricos en los cuales se documenta el po-
picos de clase social, violencia famüat y odentación sexual; der patriarcai y la sumisión femenina en la época colonial.
por estas razones, la eüdencia del esrudio favorece el punto Asimismo, Barceió (1997) señala que e n la época
de vista de Smith, en el sentido de que el estructu- porfirista el estado promovió un modelo de lo femeoino

26 2'7
Farlili.¿, Po¿er, v¡olerr€id ) g¿n.ru
Jainz h[antahto Re1ta, f. Rocío Soria Tnjano UNAN| Canput fTtauta

y la familia cuyas características Patri¿rcales etan imPues- cosa del pasado; para é1, la institución familiar latinoa-
tas por el gruPo en el Poder, la familia fue transmisora mericana cada vez más muestra t¡a' clatz semejaoza z
ideológica de la cul¡ura patriarcal y mantuvo la división la familia norteamericana, ,ya que es el modelo a seguir,
de funciones Por sexo mediante la socialización, pese a no porque así Io decidan los latinoame¡icanos, sino por-
que el gobierno de Díaz puso fin a Ia inestabilidad ca- que así Io detefminan los factores económicos. Induda-
racterística del siglo xlx, logrando cierto otden y Progre- blemente son interesantes los puntos de vista expuestos
so; no se destruyeroo instiruciones ttadicionales de la por el autor arriba citado, sin embargo, al parecer la
sociedad mexicana, como la familia patriarcal v las acti- mavor parte de sus aseveraciones son meras opiniones
tudes señoriales de los hacendados, quienes tenían po- sin apoyo en daros empíricos producto de investigacio-
der ilimitado sobre todo aquel que viviera en sus tierras. nes descriptivas serias sobre Ia familia latinoamericana;
Después de la Revolución y con la industriaLización, e[ éxo no obstante, no dejan de ser interesantes hipótesis que
do de la gente del campo a la ciudad y las fuerzas liberadoras debe¡ían ser abordadas por aquellos a quienes les inte-
del progreso, señah Torrres-Rioseco (1959), l¿ famüa meúca- ¡ese la famiüa en esta parte del mundo, y este trabajo de
na (y latinoamericana) ha evolucionado hacia una mode¡na alguna manera está relaciooado con varias de las hipó-
unrdad, ya que la religión empieza a perder sus asPectos tefio- tes is manejadas por Torrcs-Rioscco.
ríficos, en parte gracias a que e1 conocimiento cienufico em- Asimismo, podemos encontrar algunos trabajos pos-
pieza a penetrar en grandes grupos de gente; muchas muje- teriores a los planteamientos de To¡res-Rioseco, que
res ya no son amenazadas con visiones de castigo etemo; más muestran indicios que podrían apoyar algunos aspectos
y más de ellas asisten a unilrrsidades. La gao famüa comien- relacionados con lo señalado por este autor, sob¡e todo
za a desaparecer o es conFrnada a ceotlos rurales; las familias fespecto ¿l declinamiento del patriarcado, ya que sugie-
en las ciudades soo necesatiamente pequeñas y ür'en en espa- ren la posibilidad de una reducción en cuanro a Ia pre-
cios más reducidos. Ei padre ya no se consideta a sí mismo, valencia del fenómeno del machismo en la sociedacl
como en el pasado, la indiscutida cabeza de gmPo, ya que no mexican¿ (Barbieri, 1990; Gutman, 1994), aunque en
puede controiar la propiedad de su esposa ni las ganancias de uno de ellos la autora @arbieri) se basa en datos obteni-
sus hijos. La mujer adquiere una personalidad social con dos en estudios hechos con mujeres; en el otro (Gutman),
prerrogativas legales y voluntad personal. El matrimo- ni siquiera existe una definición cle machismo, muchc
nio se convierte en un contrato legal que une a dos pet- menos una forma de evaluar en los hombres Ia existen-
sonas libre y conscientemente, ya no es algo forzado por cia o no del fenómeno.
la voluntad de los padres, como lo era en la sociedad Por su parte, Waleska (1996) también encuentra cier-
colonial. En ia familia patriarcal, el niño no tenía dere- tas evidencias en cuanto a que los rituales de iniciación
chos y tenía que permanecer en casa y ahí recibía educa- masculina y Ia segregacióo ent¡e los mundos de mujeres
ción, ahora proliferan las casas de cuna y los y hombres empiezan a debilita¡se o por lo menos a su-
kindergardert,los que relevan a 1os padres de educar to- fri¡ transformaciones, va que los homb¡es (urbanos) en-
talmente a sus hijos en casa. t¡er.istados en su estudio parecen moverse en ámbitos
Es evidente que Para Torrres-Rioseco (1959) el viejo en donde las diferencias entre los géneros empiezan a
orden patriarcal casi ya no existe y la familia colonial es ser cuestionadas, aunque la autora señala que Ia domi

23 29
Fani!ia, porler, ríahncia 7 ginero Jdinz Ilttaha Rgra, iI. Reáa Soria'lrfino LtNAtt Canptt litaral,t

nación mascuiina sigue sieodo una constante, tanto en ción m¿r¡imooial, encontró que la situación de dominio
el contexto de Ie vid¡ doméstica como en el ámbito Pú- masculino estuvo presente du¡ante el matrimonio, eo
blico. los 18 casos, en distinta medida, con diferentes nrarices,
'f ambién García ,v Dc Oliveira (1998) encontraron eo distintos mome ntos v áml¡iros y se manifestó ci
datos parecidos, va que señalan, en un trabajo sobre ei dominio de las siguientes fo¡mas: control de las decisio-
papel de1 trabajo extradon.réstico cn Ia vid¿ tamiliar en ncs, prohib,iciones, cnstigos, malos tratos, golpes,
lIéxico, qle a pesar de gue ha existido un desccnso cont¡ol de los movimientos de la mujcr (espionajc), cles-
imporrante en le fecunclidad (de un ó.3 en 197i a un consicleración, intimiclacitin, faita cle respeto, control v
3.8 en i98ó), alsünas de les madres de su muestra (las ¿clnlinis t¡ación del dine¡o zanado por ambos, obligar a
dc los sectores popr.ü:rres) no hen r¡rodiiicado el signifi la mujcr a pedir permiso para todo, r.iohción a su inti
cado cle I¡ materoidad, ya quc los hijos siguen tcniendo midad y presión pare tene¡ o ro hijos.
un valor económico v sjguen siendo la tazón de vivir; Por el conr¡a¡io, IIartínez (1997), cn uo trabejo con
aunque tfabajan no cuentan con elementos Para clles- mLrjetes ejecutivas, clescubrió qlre co sus relacioncs dc
rionar la autoridad exclusiva del varón o para intentar oareja éstas muestran ¡upturas con los patroncs habi-
rcplantear La tradicionel ditisión del traba]o por géoero, r,¡ales <1c autoritlad, parricipación econirnrica, cuidado
en do¡rcle cl homb¡e debc c1e provecr el gasto v la m'-rjer de los hijos, así como en le to¡ia dc clccisiones en el
ser le rcsponsablc cle reproducción doméstica Para ellas, ámbito frmilirr; es clecir, m:1flticncn por lo ._qencral rela-
el merido es el responsable del gasro v además señalan ciones más ic,,ralirarias,
de m¿ner¿ abruma<lora que él es la autoriclad v el jeie Leñero (19ó8 i.'1983) es tal vez uno dc los invesriga-
cie ]a casa; en cambio, en Ias mujeies de sectores me- tlores mexicanos que más sc ha ocupaclo de Ie familia,
dios, la maternidad es una etaPa impoftanle eo la vida rrnto teótic:r como empíricamente, enfatizando la im-
femenina, pero no necesariamente la ptincipal, y ade- portarcia dc Ilcvar a crbo estudios en clonde estc grLrpo
más tratan actil,arxente de incorpotar ai ma¡ido en las soci¡l sea el punto mcrlulrr y poniendo el ejemplo al
tarezs de la casa, in:ensifican las estrategias para el cui- realizar investigaciones en donde se indagan aspcctos
dadc de Ios hijos, cuestiooao 1a autc,ridrd del cór,vuge importantcs, tanio al interio¡ ciel siste¡na f¿milia¡ co¡¡ro
como ei jefe único deL hogar Y llevan a cabo malor nú con rcleciór a lactorcs mac¡osociales qlre inciden en é1.
mero de acciones concfe¡as para intentar cambia¡ el Iln su reporte de 1968, cocontró que con rclacióo a l¿ es-
clominio ¡nasc uiino. tructure sonlugaj, un¿ cuarta parte dc su muest¡a se püe
Existc apol'o a 1a opinión de To¡¡es Rioseco (1959) cn de consicle¡al cofl una t.oilcocia e compartir las tespoo
cu,Lnto a Ia reducción ciel nÍrmcro c1e integlantes cle la fa sal¡iiidades cn ias t;..rcas del hogar l, a incluir a la mujer en
mili¡. n.ie,.ricana y algo Ce evidencia en cuanto al clectemen¡cr lr I,'mx dr d,.i.i^ncs f.ri-¡rlr:r.s im¡orir-rrcs, micnrr:rs q.ir
del patriarcado aunqlie, nuevamentc, el aaterior estuclio les restrLntes partes cie la mucslra rcsponclían a palrones
es¡á baseclo en l:rs opiniones o d1§cursos dc les rnujeres Í tradicionalcs, en ios quc los papeles fcmeninos r. masculi-
deja de iado la versión de los ho¡nbres. ro. -¡¡.1i, ion iic. .c deli¡e.rbrn r L] rntumcnre.
Roclríguez (199i), por su Partc, en un estudio con Leñero (1991) ¡eportx q're el machismo sigue estaa-
18 mujercs )etas de familia que heo terminac'lo una ¡cla- c1o presente en Ia reali.1¡d tamiliar ¡nexicana dcspués de

l0 3l
Fanitia, Po¿¿r, uiolantia 1 ¿áztro Iotraluo Re1ta, Itt. Trujan UNAl,l Ca','p'tr l<tard¡,t
Jaine Rocio Soria

aplicar una erlcuesta con cinco reactivos sobre esta te- en el norte de Nféxico (Nuevo León) y Canadá, nos re-
mátic¿ a más de 500 jóvenes solteros que aún vivían con porta que, en contraste con las familias tradicionales,
sus padres, aunque señala que, Por un lado, los jór'enes donde el hombre es el proveedor y la mujer se ocupa de
afirman con convicción que ya no piensan como los ciá Ias labores domésticas, en las familias en donde Ia mujer
sicos machos del pasado; Pero, Por otro lado, se han trabaja fuera de casa se compartía más el poder, ya que
socializado en un ambiente familiar en el que el padre, las parejas de doble salario deben definir sus expectati-
los tíos, los abuelos y hasta los hermanos ma)'ores , otros vas y sus objetivos; asÍ, si los objetivos del hombre y de la
parientes, conciben el o¡den familiar basado en la de mujer son inconciliables, la autonomía creciente de las
pendencia femenina y en el supuesto resguardo de sus trabajadoras les permite erpresar su desacuerdo. Ribeiro
mujeres. Es deci¡, al parccer, Leñero enconttó que los (7993) eafattza que es indudable que el trabajo asala¡iado
jóvenes rcportan en Ia encuesta actitudes oo machistas de la mujer fuera de casa ha tenido un fuerte impacto
en su mayoría; sio embargo, al aoalizat otros datos en su sob¡e la vida de las mujeres y sus tamilias, evidenciándo,
investigación, Pone en duda tales resultados se lo antetior en cuando menos t¡es factotes: correla-
No obstante, como resultado de un estudio familiar ción con el aumento de divo¡cios, baja en el índice
in tergenera ci o nal de abuelos a nictos, Leñero (1994) re- de fecundidad y en el desarrollo de una definición
porta haber encont¡ado 1os siguientes indicadotes: más amplia y meoos rígida de lo "masculino" ¡ lo
"feme nino".
1. Una mayor reducción del número de fujos, sobre todo Como se puede apreciar, en los trabajos más o menos
en las dos últimas generaciones. recientes se encuentran evidencias en ambos seotidos
2. Una mayor planificación familiar. en relación a lo planteado por Torres-Rioseco (1959),
3. Una escolaridad mavor de generación a generación. dependiendo del contexto y características de las mues-
4. Una educación menos rígida y menos t¡adicional al tras, por lo que es obvia la necesidad de más investiga-
interior de la familia. ción al respecto, no para desmentir o apoyar al autor
5. Una mayot participación económica por parte de la mencionado, sino para conocer más y meior a la famiLia
esposa y 1os hijos mexicana en sus funciones y esfructufa,
6. Una tendencia a seguir el modelo atomizado de fa- Para Cicerchia (1997) América Latina fue "redescu-
milia nuclear, aunque con recurrencias cíclicas a 1a bierta" por Ias ciencias sociales a palti! de la segunda
familia mixta, Pero con el ideal del modelo nucle¿r- mited de la década de los setenta del siglo xx, ya que fue
c onyugal. cuando el Jorrnal of Fanij Hittotl inauguró un número
7. Un leve reuaso de la edad al momento de casarse por especial sobre la región, en el cual se reportan los siguien-
primera vez. tes hallazgos más significativos que obligaron a repensar la
8. Una disminución de 1a práctica teligiosa formal. visión tradicional y esrática de la familia latinoamericana:

Ribciro (1993), quien ha 11ev¿clo n cabo investigación 1 J-a existencia de grupos familiares relativamente peque-
familiar en temas como el divorcio (Ribeiro v López ños durante los siglos x1'ti y xlt, pero con tendencia al
1994); trabajo dc la mujer (1993); política social (2000) aumento ranto en las zonas ¡u¡ales como urban¿s.

i2 ll
Fanilia, Podcr, tiolcncia 1 ¿ixcro Jeinte lvtotralto Reyra, tt. Raio Soria Tnymo UNA}I Canp"¡ Ilta¿dlu

2. El fuerte impacto de las redes de parentesco en el to, otro a un abogado 1, el irltimo a profesionales de Ia
est¿blecimiento de la residencia familiar ¡ eo coose- educación.
cueocia, sobre la estructura espacial y social del ám-
bito urbano, por encima de ot¡as variables como cla- En cuanto a los trabajos hechos por psicólogos, es im-
se, gruPo étnico u ocupación en cont¡adicción con portante señalar que son los más numerosos y básica-
los modelos tradicionales. mente tienen dos líneas teórico-metodológicas: Ia psi-
3. AltÍsima proporción de uniones interétnicas, conto cología social por un lado y, por otro, la terapia familiar
resultado de una continua disminución de la sistémica, aunque también encontramos varios trabajos
endogamia racial. sobre violencia doméstica, paternidad v crianza de los
4. Elevados porcentajes de mujeres jefas de hogar, ade- hijos,v sobre relaciones de pareja. Obviamente, los traba-
más cle Ia frecuente presencia de miembros de la uni- jos más cercanos a esta propuesta serían los qLle tienen
dad doméstica sin vinculación de parentesco' como marco teótico el enfoque sistémico, aunque la
5. Decisiva participación de las familias de elite e n la mayoría están centrados eo aspectos terapéuticos, es
dete rminacióo de las coodiciones sociales, económi- decir, en problemáticas psicológicas mr:y particulares y
cas y poLíticas generales del medio. en su intervención (diuorcio, rituales terapéuticos, pro-
6. Sería inte¡esante hacer ¡rn trabaio parecido al de lllann blemas de infertilidad, obesidad, terapia de pareja,
y colaboradores (1997) eo la sociologÍa mexicana para adicciones, terapia breve, etcétera).
detectar qué PersPectiva domina en este ámbito de 1o Es necesario desracar el esfuerzc que realiza un gru-
microsocial, aunque no ha¡r tal cantidad de textos o po de investigadores de El Colegio de Nléxico eníocado al
trabajos en los cuales la famllia. sea el tema central, estudio de la salud reproductiva y el enfoque de géneto
evidencia de esto es el hecho de que de 1,480 trabaios en donde se conside¡a a Ia familia, tanto de una manera
sobre investigación sociológica en Nféxico, publicados explÍcita como implícita, como un factor importante efl
en revistas de 1980 a 1994 (Andrade y Leal, 1995) Ia investigación que ellos desarrollan desde una pers-
sólo en cuatro (Aranda, 1990; Garcia, Muñoz y de pectiva sociodemográfica, principalmente (Gucía, 1999;
Oiiveira, 1983, 1985; Ramírez, 1994) se toca Lerner, 1998; Figueroa, B. 1999; Figueroa, J.G., 1995).
tangencialmeote o se toma en cuenta a Ia familia; sin Recapitulando, muchos de los autores ar¡iba citados
embargo, desde hace aProximadamente cinco años se vie- concuerdan con el hecho de que en l¿s socicdades actuales
oe realizando un encuentro anual de investigadotes predominan dos tipos de famiüas: La extensa y Ia nuclear, la
sobre la familia, dicho evento ha sido organizado por primera es característic¿ de zonas campiranas, pueblos y al¡¡r-
la Universidad Autónoma de Tlaxcala y de cada en- oas sociedades subdesaroliaclas o de algunas capas de la po-
cuentro se ha publicado un libro con los trabajos (re- blación de esus sociedades; este tipo de familia esá compuesta
portes de investigación, ensayos, Proyectos, etc ) pre- por vaias generaciooes viviendo juntas; Ia segunda la encon-
ientados (Juárez, 1993; Jiménez, 1996, 1997 y 1998)' traÍros en las zonas urbaoas de Ios países desartoiiados o mu1,
Se han publicado 116 trabajos en los cuatro libros, 63 industrializados y se compone de los pzdres y los hiios, aunque
de ellos corresponden a psicólogos,27 a sociólogos, algún autor señala que también la enconmamos en sociedadcs
20 a rnuopólogos, ues a psiquierrxs, uno x un arqutec- que se ubican ea el punto más bajo del desa¡tollo económico.

l4 35
Fa»ilia, polcr, Itiolrn.ia -Y t;r¿¡o Jaim Llontalao Rgna, M. Rotío Soria Ttlato UNATV Canpu lltacala

Si la hipótesis de que las sociedades en general tien- la familia, podemos también transformar eventualmen-
den hacia la famili¿ nucleat como sistema familiat pre te a Ia sociedad, quizá esto sea un poco más factible. Por
<lominante, además de que éste es eL tipo de familia que supuesto, primero habría que conoce¡ con mayor deta-
siempre ha existido en todas Ias sociedades, eotonces es lle esas caracte¡ísticas que pudieran esta¡ relacionadas
impottrnt. estudiar más a fondo sus catacterísticas ahí en cuanto a fr.¡nciones interactivas en el sistema familiar
eo donde prevalece actualmente y ésa es una de las y otros sistemas mayores y hacia esa dirección apuntan
¡azones de esta ProPuesta, ya que comPartimos tales Ias propuestas que más adelante se señalan.
hipó tes is.
Como se puede observar en lo expuesto anterior-
meüte, se tienáe a explicar el origen, desar¡ollo y transfor EL iTO D ELO ES-TRUCTURAL
maciones en Ia famiüa, con base en va¡ios factores: Las
relaciones sexuales, el parentesco, Ias actividades pro- Es en Ia década de los años 50 cu¿ndo en dir.ersas
ductivas, la propiedad, Ia religión, el Estado, etc , pe(o partes de los Estados Unidos surgen el ioterés y los pri-
en la mayoría de Ios autores es indudable la tendencia a meros estudios dirigidos a la familia más que al indivi-
señalar uoa dete¡minación lineal sociedad-famiLia, en duo, estudios que comenzaron a forma¡ la amplia inves-
donde los cambios eo esta última siempre van a depen- tigación, con base en la cual se desarroliaron algunos
de¡ de los cambios eo la primera; de hecho, alguoos modelos de terapia famiiiar sistémica, entre los que se
autores ven a I¡ familia como reproductora de las nor- eocuentra el modelo estructural, el cual servirá de mar-
mas sociales imperantes y nunca como t¡ansformadora co teó¡ico para esta propuesta. Esre modelo implica una
o "revolucionaria". Desde este Punto de vista, la familia serie de elementos teórico-metodológicos basados en la
es considerada solamente como un efecto de la socie- concepción de la famiLia como un sistema abierto, en el
dad, por más que alguoos hablen de relaciones cual se desatrollan cietto tipo de interacciones, las que
"dialécticas", Tal vez sea así y tengan razón, pero valdría deben ser descritas, clasificadas y por lo tanto diferen-
la pena pensar un Pocor si no en sentido inverso, sí en ciadas unas de otras; para el1o, el modelo propone una
un sentido interactivo, es decir, tal vez muchas de Ias serie dc concepros que a nuesrro juicio son muy impor-
instituciones sociales más gtandes tengan una influen- tanies para conocer lo que pasa al interio¡ de la famiüa,
cia originada en Ia familia o al menos muchas de las como la forma de interactua¡ de ésta con ot(os sistemas.
interacciones que se dan o de las catacterísticas que sue- Asimismo, el modelo propone una manera de concebir a la
len tener tales sistemas "mayores", pueden tener aigo familia funcional o 'ldeal ', lo cual implica una meta a afcaozar
que ver con las interacciones familia¡es o con las funcio- por parte de todo aquel profesional que se dedique al trabajo
n.s qo" L familia desempeña. También sería adecuaCo con famiiias o que tenga que 1-er con é1, por supuesto siempre
pensar cle esta maoera quizá por cuestiones prácticas, y cuando esté de acuerdo con estos posh¡lados est¡uc¡.uales.
es deci¡, si la familia sólo es un reflejo de la sociedad, Nfinuchin (1986) es a quien se reconoce como el princi-
entonces, si qucremos cambiar algo, habrá que cambiar pal rcpresentante del modelo estructural, En la creación y
"ia sociedacl", lo cual parece sumamente difícil Si, en desarrollo de este modelo se pueden establecer tres mo-
cambio, suponemos hipotéticamen¡e qr.re al cambiar a me ntos clavesr

36 3l
Fa»tilia, poder, riolenria 1 géncro Jainc Mantaluo Reya, M. Racío Soia Trttjano UNAM Canps¡ l<ta¡ala

1) Trabajo desarrollado en la escuela de Wiltwyck. EI enfoque estructufal se basa en el concepto


Ilinuchin comienza a investigar con un grupo de psi de familia no como un conjunto de asp.cios
quiatras v trabajadores sociales, en una escuela al norte biopsicodinámicos individuales de sus miembros, sino
de Nueva York, enclavada en un ba¡rio bajo a la que más bien como un sistema en el que sus miembros se
acuclen estudiantes n€gros y puertorriqueños. Ini- reiacionan de acuerdo a ciertas teglas que constituyen ia
ciaron la investigación sob¡e las características de Ias ESTRUCTURA FAI/IILIAR. Además, se parte det su-
familias de estos niños, ios cuales eran delincuentes. puesto de que existe un modelo norma¡ivo para las fa_
Aunque primeramente se trabajó con base en t¡n en- milias que están funcionando adecuadamente, modelo
Foque psicoanalista, se citaba a Ias familias enteras, se que implica una esüuctura con cie¡tas características,
aucliogrababan las sesiones y se empezaba a u¡ilizar que de no plesentarse conlleva a una organización fami-
la cáman de Gessell; se daba terapia al mismo tiem- Iiar problemática (lvlinuchin, 198 6).
po que se investigaba con el propósito de encontrar Así, llinuchin define la esrructura familiar como ,,el
pautas comunes. Los resultados indicaron que dichas coniuoto invisible de demandas funcionales que orga_
familias eran desintesradas, con funciooes indi- nizan los modos en que interactúan los miembros de
ferenciadas y en ocasiones amalgamadas. Todo este una familia" (p. 86). La familia está conformada por va_
trabajo se publica en 1967 en el l\bro Fanilies oJ te rios subsistemas u hoiones, holón es un término que
Slaru¡. significa que se es un todo y una parte al mismo tiempo,
2)'fraba.jo elabo¡ado en Ia Philadelphia Child Guidance con lo que se considera entonces que la familia es un
Clinic. lvfinuchin fue director de esta clínica durante todo (sistema familiar) v a Ia vez un sistema que es parie
10 años y iunto con Haley', Nlontalvo y otros realizó de otro(s) mayor (e s) como la comunidad, por ejemplo.
trabajo familiar, atendiendo casos de anorexia nervio- El mismo auto¡ señala que existen varios holones que
s¿, obesidad, bulimir, dermaritis, asma, erc., en ni- forman parte de la est¡uctura familia¡:
ños. Su ttabajo Ies permitió reconocer la influencia
familiar en el mantenimiento y exacerbación de di 1. HoIón individual (cada individuo es un susbsisterna).
chos problemas p sicosomá t icos. 2. Holón conyugal (subsistema de la pareia).
De la labor reaü.za.da a Io iargo de esos años en la clini- 3. Holón parental (subsistema de los padres).
ca at:.iba mencionada surge toda una elaboración teó 4. Holón fraterno (subsistema formado por los hermanos).
rica que Nlinuchin da a conocer como Nlodelo Es-
tructural, en su libro Faniliat y terapia faniliar, co Ent¡e los subsistemas u holones existen LlzMfTEl cons-
1986. tituidos por las reglas que definen quiénes participan y
3) Trabajo insrirucion¿I. Este tercer momenro se caracteriza de qué manera lo hacen en la familia, y tienen 12 fun-
por el trabajo que realizan r\{inuchin y su grupo a nivel ción de proteger la diferenciación del sistema.
institucional. Es¡.rdian cómo las instituciones de protec- Los límites internos se identifican por las reglas que
ción al meno¡ influyen en la estnrctura familiar. Investigan imperan ent¡e los miembros de los subsistemas familia-
Ia relación enüe los pacieotes, las familias v las instituciones res, mientras que los límites externos se reconocen por
eo sus contextos culturales @lizur y }finuchin, 199i). las reglas de interacció¡ entre la familia y el ambiente

l3 39
Fanilia, poder, uialencia 1 ginen
Jainc lúo aln Reya, fuf. Rocio Soria Trtjaao UNAM Carpu l1tatala
externo a ella, como por ejemPlo otras familias u otros
grupos sociales. es decir, al est¿blecimiento de reglas bajo las cuales se
org r,rza la inte¡acción familiar, a su cumplimiento y al
cstablecimiento de consecuencias por su cumplimiento
Exi¡ten ct¿lra ttpat de /initet: o no. Se supone que la jerarquía debe recaer en los pa,
d¡es, y cuando no es éste el caso, se pueden generar
1. Claros.- Son aquellos que pueden definirse con sufi problemas que impiden el buen funcionamienro fami,
ciente precisión como para permitir a los miembros liar; por ejemplo, cuando es ua hijo quien tiene el po,
de los subsistemas el desarrollo de sus lunciones sin der se dice que existe un HIJO PARENTAI-.
intcrferencias indebidas, tembién deben permitir el Orro componente de la estructura es la
conracto entÍe los nriemb¡os del subsistema y los otlos. CENTRALIDAD y consisre efl ecaparar o aglutinar la
2. Difusos.- Cuando en una familia hay iímites difusos, mavor pane de las interacciones familiares, es decir, va a
ésta se caracteriza porque sus miembros no saben con ser central aquella persona alrededor de la cual giran las
precisión quién debe participar, cómo y cuánc{o de- interacciones familia¡es, esto puede ser por aspcctos
ben hacerse l.as cosas; hay una falta de autonomía en positivos o negativos.
la relación de los miembros; existe mucha resonancia Nvormalmente, cuando hay alguien central también
(el comportamiento de uno afecta demasiado a Ios cxiste alguien PERIFÉRICO, y éste es el miembro que
otros); haF aglutinamiento entre los miembros y se meoos participación tiene en la organización e interac-
evita la confrontación de problemas, existe excesiva ción familia¡.
"lealtad" y hay iovasión entre holones. La ALIANZA puede ser otro aspecto a conside¡ar en
j. Rrgidos.- Este tipo de limices se caracte riza por no la estructura familiar, ésta es la unión de dos o más miem
cambiar cuando deben cambi¡r , cuando éstos exis- bros de la familia para obtener algo de otro.
ten en una familia los subsistemas son muv desliga- También en la estructura familiar se pueden obser-
dos, siendo demasiado independientes sin mostrar v¡r COALICIONEJ, que consisten en la unión de dos o
lealtad y p ertecencia. más para perjudicar a ot¡o. Nlientras que las alianzas
4. Flexibles.- Se caracrerizan por su capacidad de modi- son ¡elativamen¡e no dañinas, las coaliciones son fuente
licación y adaptación a las necesidades de dcsa¡¡ollo de problemas, sob¡e rodo si son permanenLes e
del sistema y de los diversos subsistemas. intergeneracionales. Umbarger (1987) señala que Ias
coaliciones son formas específicas de TRIANGUL-4CIóN
Para i\{inuchin, la presencia de limites difusos o tigidos y necesariamente implican un CONFLICTO.
indican la posibilidad de problemas psicológicos en ai- Otro tipo de inte¡acción que puede format parte
gún o algunos de los miemb¡os de la familia, mientras de la estructu¡a familiar es el SOBREINVOLU-
qr.re si los ümites son claros y flexibles, la probabilidad de
CLAMIENTO; se caracteriza por una íuerte interde pen-
presentación dc pro b ie mas disminuye. dencia emocional, que puede estar matizada por
Otro concepro ¡elacionado con la estructLlra tamiliar sobreprotección de un padre o ambos hacia un hijo,
es el de /ERlRpUiA, y se refiere al ejercicio del poder; existiendo límites difusos entre esros subsistemas, de
manere que casi no se da la independencia personal.
,10
:ll
Fa ¡l¡d, Po¿er, úahn;it 1 gltero Jaitte ltortalLo Rey4 Lt. Racío Sorid
'17¡ano UNAM Canprt l{aatta

Iln r.a¡ios casos clÍnicos hemos observado un fenó- padrcs se divorciaron, eo donde hay un hijo menor in-
meno interactivo, quc Podrí¿mos considerar también tiactor, en donde hay uo hijo homosexu¿I, en donde ha',
como ufi eicmento estruc¡ural; le hcmos llamaclr¡ P,'1 un hrj,r cun sLnd¡omc d< Dou'n. (r,tte orr.lc cxr¡clcnsnc.l..
DRE EN ¡ UNC/ONII-f DE HIJO. Cono 1a e tiq're ta Io 2. Consiclera¡ las etapas dcl ciclo vital cle la familia para
señall, sc caracteriza porqi¡e un padre se comporte cofllo obtenc¡ los da¡os de la estructura, así cor¡ro para des
hcrmano de sus hijos, no tiene jerarquía l' estii baio cl pués hacer comparaciones ent¡e ellas y de cierta for-
niando dc1 otro cón),uge o incluso de un hijo. ma tene¡ detos lonqituclinales. Se sugiere consicler¡r
frinalnenrc, orro asPecto a considcrai eo la idcntifi- las siguicntes etapas:
crciún rlc l: c. rrcrrrr.r [:¡tili.¡r e¡ cL dc l.l cLOGP..4.L-1, . IIa tri morio sin hijos.
el cual sc va a ¡efcrir al espacio fisico indiliduaL o conr ' \l.r¡rim,,r., ron Irrj,'. p.,guenu\
partido dentro de Ia familia. ' r\Iat¡i¡ironio con hiios cn cdad cscolar.
. N[¿¡rimonio con hijos adolescentes.
. Nlatrimonio con hijos adultos.
P RO P LI E,ITA! ] ! f)7' OD OLÓ C I CA S
' Nido vacío.
i. Identificer las siguieotes varieblcs. 'Iocl¿s elias cc¡n
Considerrnclo que el objeto de estudio clesde esta pers fo¡¡¡a¡ían lo que iliinuchln ll¡ma estr,.rctura familiar:
pectiva es la interacción, todos Ios co[ceptos a¡riba men- . Lícrites en el holrin convugal.
r'l,.,rlr,l,.i h.re cr r, fcr.nri¡ i 3sp(c rr inter¡..ir.,s rn .r . Límites en el holón pareotal.
e intr:rsistcmas r- el considera¡los nos permite . Lírnites en el holón tiate¡nt¡.
aclentra¡nos en el "espacio inte¡io¡" de ias femilies, algo . Límites al erte¡ior.
que comúomente ha permanecido en el misteric. Por Io ' J e¡¿rquía.
rrnro, re Iar(,lone g,.rc Loc. investiF.¡c ón qLre intent. ' Alian z as.
coaocer esc especio hasta hace poco ineccesible, coosi- . C o alic io ne s.
dcre las siguientes DroP ucs las: ' Periferie.
' Padrc er. funciorcs cJ. hilo.
i. Selecciona¡ ur tipo de población, de Ia c',rrl se debe . aenir¿l .l¿(l n(q.rrr\¡ \ poririv.r.
extraef una mueslra t¡ara identificar la est¡ttct¡-rra ta- . C onfl ic to s.
miliar. lista pobhción puede tener alguna car:icterís- . Triengula cion es.
tica distintira cle interés Pa¡a ei in¡.cs¡igador, por ejem . So breinvolucrar¡r ie n to.
plo, nosotros o nuestr:os tesistes hemos trabajacio coo . I-lijo perental.
familias en doodc cl oadre cs alcohólico, en clondc Para identifice¡ tales variablcs, prorronemos que la es
hay un hijo adolcscente con probiemas académicos, trare si¡ de evaliración sca una ENT REVLITA J Et\ll'
en donde hav alg.rien asi-sticndo e tcrapia psicoliglca i.Jl:llLi CTUF-!D4, basadr en una guía, quc ha siclo ela
(llonrallo r- Soria,1995), er cioacjc ha1 ur hijo boraCr parr talcs propósitos (Nfontalvo 1, Soria, i996).
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padrc tienc o no tendencia machista, en doncle 1os puedt celcular el njlel cle D1.t¡LrNClON.4I.ID-'i D A

12 43
Fanilia, Polt¡ ,iolenci4 J [¿ñ¿to tainc Montzhto Rc1na, Ll. Rocio tor;a Trrjaro IINAM Canpat l7taala

FUNCIONALIDAD, primero en cada familia y des- BIBUOGRAFÍA


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iya/datl, cottflicto, relet ¡tt/itlari¿¡ 1 ptrrttd/er. \Iéxico clual, se presenta el mismo patrón selectivo, dejando a
S O \IE,DE,, los ho¡nb¡es en el ¡t¡l preciominante de agresores. A nilel
cloméstico, se considera q,-re la r-iolencia es fundarnen-
talmente perpetieda por hombres aciultos, para quienes
sc estabLeciii una tipologíil eri trcs verticntes, besada en
1¿ seve¡idad de la violencia entre perejas, las víctimas l'
Ios trestornos de la pcrsonalirJad (Holtzrvorth Nfo¡¡r¡e v
S t u..r rt, lo't-l; S,rundcrs, I')')1,.

Exteodiendo este papeL predominante a los homosexua


les, se estima qire intcrnalizaron el ideal heterosexista de ia
m¿scuiinidad que normaliza la agtesión y coocePtuaLiza a ios
hL)mbres rrrno sus lnicird,,rcs. p(ro ntlncx r¡¡nq ',1¡r vig'ir¡1;c
(I-uncl1, 1993 citaclo en \/ickcrs, 199ó).
' Este tub:jo es u¡o d¿ Los productos Cel provccto de icvestigaci.jo sobre
viole¡cir ftrnilirr en ¡; L. ,1291+i S, cl cu¡L ¡ecibc anovo finroci.ro .lcl
(loe:crt E rnril: nrhikrcool@hotm¡il com

1S
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215 .
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http//wvrv.vix.com/men,/battered/in j ury-young.html + Prolesora Asociadt «C» TC d.l A..a dc psicotogí¿ Clinica dc ta E§lEp
Izrrc¡l1, UN.1M.
"* Profesor Asoci¡do «C» TC dct Á,c, cte psicologia Clinic¡ dc l¡ IINEr)
Izr¡c¡ir, UiiAnf.

r03
lanilia, ¡o14 rialttia,, ¿inert F.ocía .\aria 'lrrjeno y laine itfant,:lLo lle1xa ENEP IZTACAL4 LtN,4r\l

tab1e. Implica q,Je los indiriduos de una socieclad d,rda cuituralmente. . . Ei géncro es una co[strucción simbó-
asL¡mxn en meclida suficiente lo quc eo esc momento lica y contiene el conjuoto de atributos asignados x las
histórico 1¿ sociedad en cuestióo concibc como conteni personas a partir del sexo" (p. 27).
do clc la rida de cada süjeto de sénc¡o, \-ingíin sujeto Ahora bien, la f¿milia es r¡na via muy importante para
ticne que cuarplir- c1 de¡ji¡r¡tut¡ en todos sus criierios, el cumpiimiento del desideratutn; es formadora de signi-
sino mínir¡ra¡ncnte, p.rr:t scr rcconociclo socialrr,ente ficado de género. La familia, socialmcnte aceptada,
clcntro <1c Lr esr¡uctura de ilorninio. La relación entre "clebe" tene¡ un carácrer heteroserr:al, con organización
1os géoeros sc estructufa con base en ttn eje <1ue es el jerárquica en líneas dc scxo y edad. La pereja irnprime
"cleber scr", eI it¡irierdluttt: clistribucióo inec¡uitativa; asig en los hijos ua modelo "n:rtura1" clc ¡eiación entre hom-
n rci
',¡ dc r(. lÍ:us gencric.r..
b¡es y rnujeres; la pareja parental es un modelo de rel¿
Sc hacc neccs¿rio ¡cs¿ltar la dife¡encie entre sero v ciones jerártluicas c¡lt¡c los sexos; Ia tamilia pror-cc uo
género. repertorio de siqnificados de un sistema de códi.qos con
Schmuklc¡ (1939) señala quc se\o representa las ca base en Ir¡s cuales sus miembros iotcrprctan los mensa-
pacid:rc1e s biolri.qicas pera le rcproducción de Ia vida, jes accrca del género clue se ptoducen fuc¡a del contex-
mien¡¡rs q.Lc género hace ¡eie¡e¡¡ci¿r a "las pauras cr-rlt'.t ro ia¡¡ilia¡. lio esre ámbito se orgrnizan el trabajo .intc-
rales clue clistingLren 1as pcculirrid:rdcs cle cada sexo l' lectual v el emocionel, las IaL'ores ciomésticas v
sus relaciores " (p. 9). extraclomésticas, Ia p:rrticiprcirin co el mundo público y
Con l¡ase en est¿ clefinicióo, género es ei con]unto clc en el privado, las ¡elaciones de supcrioridacl e inferio¡i-
las retl¡s morrLes v de c,¡rrclnct¿ que g.rían eL compo;ta cled. Hay un ¡econocimienio explíciro dcl padre biológi'
m icntr'¡ dc cádi sexo.
co como auroridad máxim¿ v de Ia madre como auto¡i-
Por su prrce, Scott (citado cn Lamas, 1995) define drd subo¡diorda (Schmukler, 19 89).
género como "uo elemeoio constitulivo cle Ies ¡eiacio- Lagardc (199ó) meocior.i¿ que el género se construve
nes socialcs basaclas eo l¡s diferencies que distinguen a partir de deberes y de prohibiciones, con base en lo
los sexos v el género es u¡ra iolma primaria cle ¡elacioncs cual se construye lo que debe ser uoa mujer ! lo que
siqniicanrcs dc poder" (p. 14). debe ser un hombre; así, la r.icla cic cada suieto se basa
llcnhal¡ib (ciieda en Lagardc, 1997) mcoci,rne: "Por en e1 cumplimiento de sus deberes dc géoero. La parej'.r
género entiendo lrr construcción cl.iíe¡encial de los se¡es es I¿ instiiución <1e género rluc ticne, entre otras [inali
humanos en tipos fenicninos 1 masculinos. EI géneto es dacles, la reproducción del homl¡¡e v ciel género. l,r fa
una catcgcllía ¡el¡ciooal cluc b,-rsca explicar una cons- milia cs una institución que rcproduce sujctos como
t¡ucción cie un ripo difcrente en¡rc los scrcs hllrranos,.. mujeres v comr¡ homb¡cs. Adcmás, el gobierno, las Iglc
la tlifcrcncia sexltal no es nie¡x.flente un hecho enató- sies, las e-.cuells, los medios de conunicaciór1 masi\-e,
mico. Que cl r-artin y ia hcmbra <Ic ia espccic difiercn tiencn funciones de qénero, así cor¡o la socicclecl civil r-
es un hecho, pcro es uo hccho también siempre cocs l ,' ¡.rrri.i,r. ¡,,lrt:. os. Es:.t ru¡,,r.r a.iHnr lr2n i-1ior
rruirio socirl¡¡enrc. el sexo ¡ cl género no sc ¡clacio renci¡ a 1,r mujct como cocargada de rcproclucir a orras
n,ro entrc sí como lo hacen 1l n¿tLrralcze v 1¿ cultura mujeres como rnujeres 9 a los homl¡res como honbres;
pues [e sexurlid¡d es ¡-rn¿ clifcrencie construicl¿ h nujcr, como parie cle sus r>blig:Lciones, tieoe que per-
r r0
lll
I:aniiiu, padr, t:ia!earie I gércro
Racio Son¿ Tr j,1 o I ¡aine Mantalta Reya I;.NE P IZTACALA UNAtr
petuer el géocro, es peclagoga del sisreme; las rnujeres espose trabaja, Io hace para ayudar a su pareiaj puesto
fo¡man ¡¡n ejército de cducado¡as yolunta¡ias que vigi- que no es su obligación hacerlo, siendo que pafa ei es-
I.rn, err..ñ.rn. er.jL:ician ) .xsrlÉrrr r qulcnc5 c,rnrcrcn poso sí lo es, como proveedor reconocido socialmente.
frltas de géne¡o] cl sistema no tiene de qué preocupar No es raro hoy en día encontrar familias, de cualquicr
se, pues uruclias rnujeres son vigilaltcs de género. El cl'..c soct¡l ¡ nivcl cJ';crrii'o, qire eún m,rrquen resrric
hornb¡e txmbién ticne iunciones dc género p!res repie- ciones en lo que respecta a la libertad femenina, no sien,
sente el poder 1'cor besc cn dste aplica sanciones de do así en el c¿so de los veroncs, todo con el argumento
género,
ciel resoero a la ¡noral. I:n el contexto de Ia educación
Como pucclc obsetva¡sc. lr lemilia es entonces un íormel todavía sc pueclen cocootra! carreras profesio
modelo q,.Le perr':ritc mantene¡ el sisre¡re patiiarcal. nales en las que predomine el se\o masculino csrudian-
Habrri cluien op;nc qlre l-,ov en clía 1r fantilia nrericena til, v no porque las unive¡sidedes no permitan e1 iogreso
¡icoe clilerente -s r.-alo¡es r- cosru¡!brcs en cornplracic'rn a les mujeres, sino porque, dcsde el nivel familiar, cxiste
con lt len.rilia traclicion¡I. Se habll de <tuc actnalmcntc la idea de qLrc har carreras para hombres (ingeniería por
hay muchos sis tem;]s [¿miliare s e n Los que la rcujer no ejcmplo), otriis plrra mujeres (enttrnería) y algunas más
es va aciuell:r person.i sumisa qLre obcclccíe cie.qa¡:ren¡e pera hombres t m,,rjeres. Todo es¡o nos habla de que,
ei patlre v herin,uos ,, postcriornreoie al esposo, ni ailue- sirt negir algunos avaoces qtLe nos indican una posiblc
I1a ciue no renie cr¡ción prlra es:u(liar otrx cose qllc no se t¡ansición, airn felra mucho camino por an<1ar t', cierre,
¡elecionar¡ con sus obLigeciones rionrésticas (coc1na, mente, la familie parcce que continíra sie[do un mcde
costrrra, por ejem¡lo). i-s cie recoooce rse qr-re en la io icleal para mxnrcñcr el sistema patriarcal.
acruaiiiad se pucdcn cr]conrra¡ hogares en los que la Aho¡a bien, ¿cómo se logta en una sociedacl <1ue sus
eclucacióo q,re los p:dres imparten a 1os hijos permite a miemb¡os cumphn con Ios atrib'.rtos que se les han asig
éstos una meno¡ di[erencirción ent¡c niños v niñas eo nado segirn su sexo? Para respondcr csta pre,qunta ha-
to¡ios los nivelesi cs posible encontrar hijos que desem- brír que hablar clel oatria¡c¿do.
peñtn, al iguei que el padre, las hermanas y la madre, El pltriarcado es un order sociel genérico cie poder,
labores do¡résticzs que a¡rtes únicamente re¿iizal:an las b¿sado en h clorrinación pol parte dcl hombre, ascgu
mujetesl es aleotador el núme¡o de mujeres estlrdlantes ¡¡ndo su supremacía sobre le inferiorización de l¿ nu-
a ¡rivel licenciatura,v posgrado: rambiéo es imporrante jcr. En el ¡rundo dominado oo¡ los hombrcs, las muje-
cl nírn.rcro de mujeres <1uc contorman el equipo leboral res son sonrctidas por ellos cle manc¡a predetetminada;
ea ouestro país, lo clue les permire no sóio recibi¡ un a los ho¡rb¡cs se ies asigou poder de dominio sobre las
sala¡io l. mcjcrar sus conclicioncs cle vicl¿, sino tambié¡ mujcres v los hijos (rs) cle éstas. Los hombres tiencn
clesa¡roll:rrse peÍsoi:rlmcnte. Sin e m!oargo, es fundamcn poder por s,¡ sole eristencia ],por la sobrevalor¿ción de
trl ¡econocer euc co el ánibito laboral, por ejearplo, aún s,¡s accioncs v de sus bienes; el o¡den polírico de domi-
co algunas ernpresxs existe cliscriminación en cuanto a nacicin patriarcal construve a lcs hombre-. corro seres
ios p¡s5¡.t t sLreldDs q,,re son oireciclos a las ntujeres, supeliorcs a las mujeres, como racic¡nales, indepenciien
siendo los hr¡mbres los más f¿vorccidos, acl.emás de clue tfs, micot¡as que a las nujcres 1as constfuve como de-
es c()mí1n escuclixi comeltarios en clianto a oue si ia pcnCicntcs c infcrio¡es. l-a ¡,-ida de 1as mujere s tiene

1r2 itl
Fanilio, ?o¿e/, úolcncia 1 ¿inero Rotío Soia Tnljaro J Jai ¿ ltlontalto Relna ENEP IZTACAI-A UNAÜI

sentido cuando Yi],er, ?|rd atrar; ellls son cuerPo-natu- física, la intelectual o la moral. Pueden existi¡ leyes que
raleza vivient€ Parlt 0tr0t, a los hombres sólo se les limita esrablezcan igualdad entre todos los individuos (hom-
a no ser lo que es la mujer; ellos son seres para í ea el bres y mujeres) para ejercer su capacidad para actuar
mundo. El paradigma del mundo Patriarcal es el hom- librcmente; sin embargo, en el caso de las mujeres no
bre (Lagarde, i997)' existen todas las condiciones sociales que lo permitan.
Para Finol (1997), la socied¿d patriarcal matca los si- A¡¡edondo (1997) menciona que el poder se refiete a
guientes atributos femeninos.v masculioos: En el ámbi- las capacidades que tiene Lrn individuo para decidir le-
to famiiiar se esPera que la madre-esposa cubra prime- gírimamente ánte una situación personal o en ¡elación a
ramente las necesidades materiales de Ios hijos y del otros; se logra teniendo especialidad en la materia y por
esposo \¡ en segundo término las de el1a. Debe optimizar la fuerza de los argumentos o razones empleados. La
al máximo los recursos de que dispone, debe rendi¡ cuen- dominación, po¡ otro lado, se da cuando impera más la
tas cle su administración deL hogar sin ¡ecibi¡ un sueldo fuerza y la arbitrariedad; se imponen a los otros los de-
por ello. Aunque maneja dinero dentro del hogar, no es seos propios.
de ella sino de la lamilia, no tiene poder' Se esPer¿ que Arredondo continúa señalando que hay varias causas
Ia mujer sel madre, con lo que obtiene un rango social de dominio:
de trato pteflerente. La mujer debe transmitir los valo¡es
. Conciencia de propiedad hacia la otra persona
dominantes en Ia sociedad patriarcal a los hijos e hijas,
. Destrucción de un sujeto para convertirlo en ob
sin cuesrionar la iorma de vida que se les da. El hombre, jeto
por su parte, debe proveer con eficiencia a su famiiia de
. r\Iachismo
todos 1os recursos que requiera; es su obligación como
. ¡\iveles bajos de grado de calidad de educacióo
jefe de familia, como el que tiene el poder. Él se desarro- (priocipios positivos de calidad humana)
lla en el espacio público y la patetnidad le confiere dere-
. Dependencia económica
chos y estatus. RorvlanCs (1997), por su parte, establece cuatro tipos cle
Como se puede obsetvar, las reiaciones patriarcales poder:
implican poder, peto un poder que es ejercido solamen- 1. Poder sobre
te por los hombres y que les permite domioar a las mu- Es eI más común y consiste en la habilidad de un
jetes v a los hijos (as). individuo o de un grupo para logtar que otro individuo
Ahora bien, el ejercicio del poder es la capacidad dc u otro grupo haga algo €n cootra de sus deseos. Resalta
ios individuos para lograr que otlos hagao Io que Ios el hecho cle que en uoa situación de cont-licto en la que
primeros quieren. Todos los individuos tienen la poten- hay que tomar decisiones, A y B tienen deseos incompa-
cialidad para ejercer poder, tienen ia capacidad de des- ubles y el punto de vista de uno de eilos prevalcce. Las
plegar su ser Para ser autónomos, una capacidad para decisiones pueden relacionarsc con algo personal o has-
poder ser usada de maoera consciente, para poder ac- ta familiar, por ejemplo. La lormt de imposición puede
tuar libremente. Con base en las relaciones socialcs, al- involuc¡a¡ violencia, eliminación de recursos, o tal vez
gunos individuos, las muieres por ejemplo, han suf¡ido la oferra de dar mayores lecursos si se obedece al que se
la anulación de esa capacidad, por medio de Ia coe¡ción impone. Puede tambión existir coerción, información

I l.l It5
fanilia, poder, t.iolerda 1 gizera Rario Saia Tnlana 1 Jaine lvlonallo Relyna ENEP IZTACALA UN/ \t
falsa, manipulación. Es un poder conttolador, Este tipo que la mujer se someta al dominio del hombre que ejer-
de poder se expresa no sólo en la capacidad de decidir ce poder, y en ocasiones ese poder adquiere un m trz Ae
sino también en lo que se va a decidir. El hecho de no hostigamiento sexual o dc violeocia física. A nivel fami-
tomar decisiones, no objetar, también puedc implicar liar, muchos hombres no solamente someten a la esposa
poder, un poder invisible, Las personas dominantes y sino también a los hijos (as), con e[ afán de cumplir con
Ias dominadas pueden no estar conscientes de 1a fuerza el mÍoimo de¡iderattm que la sociedad les requiere. La
opres iva ejercida. mujer y los hijos e hijas también se encuentran presio-
2. Poder para oados por cumplir con el de¡iderot¡t¡¡t (os hijos en la edad
Este tipo de poder es generativo, esto quiere decir aduha tend¡án que jugar el papel que juega su padr€) y
que alguien puede e stimulat ia actividad en otros e in en alguoas familias se puede observar I¿ anulación cle la
cremerLtar su ánimo. Es un liderazgo con el intc¡és de capacidad de los someridos a tomar Lrasta las más sim-
que otro o un gruPo alcance sus mctas, ples decisiones, poniendo en manos del padre,esposo
3. Poder con sus r.idas. En la mujer puedc prevalecer el remor del
Implica que el poder total es superior a la sumatoria rechazo social si no obedece al esposo y/o el temor
de los podcres i¡dividuales. Adquiere importancia cl in- de se¡ abandonada por éste como consecuencia de
terés cotcctivo. Uo grupo da una solución compartida a su rebeldia. En el caso del h ombre, co mo jefe de
s us Pf oblemas. familia, así asignado por la sociedad, puede pre-
4. Pode¡ desde den tro valecer el temor igualmente de ser rechazado so
Su base es la aceptación de sí mismo como alguien cialmente v de no dar el ejemplo adecuado a sus hijos
con capacidad de cambio, respeto por uno mismo, t' res- e hijas del rol masculino.
petar y aceptar a Ios demás. Ofrece la base sobre la cual Actualmente algunas mujctes han logrado algunos
i^h^j^t p^ft generar cambios. Reptesenta la habiiidad cambios con relación ¿ su condición de sometimiento.
pata resistir ei poder de otros mediante el rechazo li ias Se han informado, han formado grupos para exigir de-
demandas indeseadas. Surge del mismo ser. En el caso rechos, han logrado integrarse en áreas públicas que
de la mujer, no es que carezca de poder, sino quc su antes er2n únicamente terrenos masculinos. Algunas de
situación social le lleva a ostentar pode¡ deniro de lími- ellas son empleadas y proveedoras principales en el ho-
tes sociales muy rígidos. gar; muchas ya pueden decidir si tienen hijos o no, cuán-
Coo b¿se en 1o expuesto por Rorvlands (1997), se puecle do tenerlos, cómo evitar embarazos; sin embargo, la pre-
decir que en una sociedad patriarcal el hombre ejcrcc gunta que surge es: ¿Hao obtenido poder?
poder sob¡e la mujer. Incluso, en muchas ocasiones se En Ia literatura con respecto a la perspectiva de géne-
presenran casos de domioación, como lo expfesa ro se maneja un concepto muv importante: Em-
Arrcdondo (1997). F,sta situación no sólo se manifiesta poderamiento.
en cl ámhiro l¿milier. bien puede eiercerse poder sobrc Venier (1996; citacla en Leóo, 1997) scñala que ios
ia mujcr en e1 ámbi¡o iaboral v en ei educativo, h:tbien- términos e/r,P0üer y errboüerme t, en español signifi-
di, cirer¡r¡:iei]ac cic- ¡r-ra';cr esta!ii: /i.:1 ci rrab:,jo c, dr ?a,rr) can "dar poder" y "concede¡ a alguien el ejercicio
.--:;, ' ,t, ¡::..,-:ril.,.- rr. :l i;:r:: :::li'iÍ¡':iic:¡ ¿ i,.,1rii)il) (i¡ dcl poder".

lt7
Fanilia, podt, violcicia 1 gíncro
kaeío Sari¿ T¡"jara J Jain¿ frfantalu Relna ENEP I7-TAC4L4 UN..1,\1

Venier (1997) menciona que la palabra poder surge oprimido similar porque tienen el problema de poseer
de pottun, verbo del latín clásico, que el latín vulgar una voluntad limitada, por lo que deben buscar por sí
transformó en Polere. Todas las lenguas romances, in- mismas soluciones a ello para generar el cambio. Estas
cluido el rumano, tienen uo verbo que se le parcce y autoras mencionan que el uso internacional del con-
también puede eocontrarse en el idioma inglés por el cepto se inició con la publicación cle la obra de Sen y
dominio romano durante 400 años. El prefijo ez (em Grovn: De¡¿rralla, crisis 1 enfoqrcs altertaiiuos: Perupec-
ante bibabiales) es herencia dei latín iz (o im) en las tiua¡ de ld¡ aajeres en el tercer nttrdo, en 1988. Esta ob¡a
lenguas romances, lo mismo que cn ingiés. La partícu-
fr.re preparada para la Conferencia de Nairobi al finali-
la a que acompaña a poder, al esrar antepLrcsta a zar la Década de las Nfujeres, de las Naciones Unidas,
sustantivos 1 adjetiYos forma verbos: garra-a.g^ttx, en 1985. Señelan que en este escriro se pone en evi-
b lando -ab landa¡. dencia la oecesidad de c¡ear otganizaciones de muje-
León (1997) establece gue e/nplueü/e t también tie- res para el discño e implementación de estrategias para
ne otros sinónimos cn español, que son potenciación, la ransfo¡mación de género. El movimiento feminista
poderío, o en su form¿ ve¡bal, empoderar, potenciar, se expande v plantea que para lograr la transforma-
apoderar. El susrantivo potenciación implica comuni cióo de la conciencia de Ias mujeres es necesario
car potencia a una cosa o inc¡cmentar Ia ciue tiene, pero empoderarlas.
. hace referencia a potenciar cosxs y no personas, La pa- Walters (1991; cirada en Batlirvala, 1997) establece
Iabra empodetar clenota acción, y a este verbo se le ha que el concepto de empoderamiento se relaciona con
dado el sinónimo de apoderar, que sigoitica dar poder a
el concepto de educación popular que se desarrolló en
alguien, darle facultades, hacerlo poderoso. El uso dcl Amé¡ica Latina en la década de los años se¡enia del
término empode ramiento se ha generalizado eo los úl-
siglo xx; dicho concepto surge de la teo¡ía de la
timos 15 años, sobre todo con relación a las experiencias concientización de Frei¡e que, cabe aclarar, no incluye
de las mujeres, y en los escritos y consignas de los gru- aaálisis de género.
pos de miiirancir femeninos. EI uso del rérmino Freire (1973; citado en Schuler, 1997) habla de una
empoderamiento por parre del feminismo tiene grafl forma reflexiva de relacionarse con el mundo y una vi-
impo¡tancia por la idea de poder. sión crítica del mundo. Para é1, cuando un individuo
Stronrquist (1997) y León (1997) presentan una bre- tiene una conciencia no reflexiva es una "persona obje-
ve historia del ¡.rso del término empoderamienro por to", alguien que no tiene Ia capacidad de seiección y
parte dcl feminismo. Señalan que el uso dei término que es sometida a las elecciones de otros individuos,
surgió en Estados Unidos, en la década de los años se- Cuando un individuo dene concisncia crítica es creativo
senta del siglo xx, con los morimientos de lucha por los y tiene capacidad para tomar decisiones y transformar
de¡echos civiles de ios af¡oame¡icanos; se buscaba el la realidad; es troa "persona sujcto". El proceso de pa-
"poder negro" como esrrategia cle reivindicación. En la sar de la fo¡ma cle conciencia no reflexiva a la crítica io
década cle los años setenta, cl movimicnto de mujeres, dcnomina "co ncie n tización".
en su ve¡tieore feminista, retoma el concepto, puesto Las educadoras populares feministas desar¡ollaron su
que hay idenrii-ic¿ción de muchas mujeres como grupo propio eofoque sustentado en la concientización. Elias

1l ll9
Fani/ia, Poder, t'iohtri,; 1 ¿íaera Ro¡ía Saria Trrjaro ) Jd;ne |vIonlalto Reya ENEP IZTACAT A UNAM
dcfinieron las siguientes metas sob¡e enlPodelamien to: autoconfianza, afirmar su derecho de independencia
Toma¡ cl punto de vista dc ias mujetes; dcmostrar a las pata hacer eleccioocs, y controlar Ios recursos que les
muieres y a los homb¡es có¡ro se construYe sr¡cialmente asisti¡án eo el clcsa[ío y elin.rinación de su subo¡cli!1a-
cl género v quc Por lo txnto Puedc ser carnbi,rdo; mos ción" (p.216).
trar a las rnujeics l a los hombres Que son lo que son Por su parte, Johnson (citada en Ro*.lands, 1997)
scgt'ln s r ( lJsc, rlz.t. rcL¡gi 'n. cttl r.r: C'tn' r¡lr un¡ ri_ establcce que "Ei empoderamiento de las mujcres im-
sión cc¡lectivr altetna¡ir-¿ sobre las telaciones cie gónero; piica ganat una voz; tener movilidad y establecer uoa
impulsar cstrriegixs cle dcs¡rrollo para el cambio, nvu- prcsencia pública. Auo cuanclo las muje re s pueden
danclo e las m,-rjcres a adquirir habilicl¡des necesstils empoderarse a sí mismas al obtcoer algún control so-
parl cjercer: sus clerechos (\\:a1ters. 1991; citade en b¡e los difereo¡es aspcctos de su dia¡io vivi¡, el
Ilatliu'ai:r, 1997)' empocleramieoto también sugicrc la nccesidad dc ob-
Iimpode ram icnto, "se re[icrc a Llo¡ gema de actilida- tener elgúrn controi sobre las eJt r¡t/trdt le pader, o ctm-
des qiie .,-an dcscie la xutoa[irmacióo inclivic]Lral hastr la bierlas" (p.217).
¡esistencia colcctiva, Ia protesta t'la movilizeción para Lagarde (1997) habla de empoderamiento como el
dcsafi¡r i;rs ¡c1:rcioncs de poclcr. Pare 1os inciivicluos y proceso social que cla coaro ¡esulrerlo n.revos poderíos;
los grupos eo los clue Ie cl¿sc, le raza y e1 qénero de¡cr- perte rle las concliciones y dc las situeciones de vida dc
minan su ¿cccso a los ¡ecursos v al poder, el los sujetos oprimiclos. I-a socicd¡cl pasa por esic proce-
ernpodelamicnto con-iienza cuando ¡cconoccn las iucr so a partir cie lo q,,re vivcn los sujctos oprimidos, de la
zas sisrémic¡s q'rc los oprimen, asi como ctraoclo aclúao estructura de su oprcsión y de las sitr¡eciones de vicla
prr¿ cañbixr les relacioncs de pocler eristentcs. El (especificided eo Ia que se concreta la conc{ición). Los
empoderamieoto, Por taoto, es un proceso orieota.lo a sujetos dcpendicntes, inferiorizados, discriminados,
cambiar la natutaleza -v la Cirección cic Ies fue¡zas cxcluidos (en este caso las rnujeres), por algunas cir
ri.LLinia¿.. üll( lll:lr-''nall ,l l, nt¡1cl r x ^rrL,i 5\'cror(: cn cunstencias imprevistes o planeatias, r,an adquiriendo
desveoralas en un con¡exto d4.1.i." (Sirrrma, 1992; cita- y desarrollaodo habiiideCes, destrezas, tecnoiogías,
de cn B:rtlirvala, 1997; P. 193). sabiclurías, que antes Ies eran negados, para logtar una
IIoser (1989; citad¿ en Ror.vl¿nds, 1997) Ceiine deconstrucción de la sitriación existcnte para cl incre-
empoderamicnto con.ro "la capaciclad de incremcnta¡ le mento dc su auror¡o¡nía. ¡\ veces sólo se rluecla en Ia ge-
propia xlrtocoofitrrz¡t ,- lt fuerza interna. listo se identi- neración clc ide, s.
flc:r eo c1 dc¡cciro de dctcrmintr las opciooes cn Ia vidr ;\hora bien, hav r-rn cornplejo ci¡it,,rral en el que se
), (le inilucncix{ 1¡, cli¡ección del c:rmbio, a tr¿vés
de h¿- destaca el va¡ón como autoritario, pror.ecdor de bienes
bilicladcs pxrx olltciler el cortroL sobre io§ ¡ecu¡so§ mi1 y cie la economíl; la mller es bueo1, e spos e-nadrc-ama
terialcs v nc, mate¡iales" (P.216) dc casa, obedientc l se¡viciel. I-as mujcres ac¡ú¡n como
Keilcr y Ntberve (i991; citadas en RolrLencis. 1997) trrnsmisor:as de estos valorcs. Sin embargo, hay procc-
clefinen cmpocleret¡ricnto conto: "trn Ploccso Por me sos macrosoci¡les clue han teoido q.re ver con carnbios y
clio dcl cu¿l las mujeres ilesar¡ollan Ie capacidacl par:a velo¡es obsen,ados, pcr ejempio ¿ t¡a-,-és dcl incrcr¡cnto
,r't¡niz.,rsc , o¡ cl I:o ,lc incr. n.e¡r rr \t: PruPi I
dc 1l pobllción fe¡:reninr en el campo laboral y en las

120 l2i
Fanilia, polrr, tiohnria 1 gimro Rocío Soia Tr/ano 1 Jainc lvlontaluo Rlna ENEP IZTACALA UNA¡,I

universidades. Las mujetes que trabaian comienzan a v no por obligación, y esta relacióo comenzó a Presen-
tenef actitudes )'valores menos tradicionales que las amas tarse después de que la esposa ingresó al campo laboral
de casa, pero aúq persisteo en ellas las ideas patriarcales y aportaba ingresos al hogar.
(De Barbieri, 199 0). Ortiz, Amuchástegui v Rivas (1996) a su vez, realiza-
Al respecto, Benería y Roldán (1987; citadas en ron una investigación, cuyo objetivo fue identificar la
Stromquist, 1,997) realizarcn un estudio en el que en- noción de algunas mujeres de base (que Perteoecen a
contraron que ei trabajo asalariado incrementó Ia organizaciones comunitarias y sindicatos) de Oaxaca,
autoestima de las mujeres enrrevistadas y que las espo- Sonora y Distriro Federal, con respecto a los derechos
sas que contribuían signi fi cativamente a los gastos del reproderctivos, así como a Ias formas en Ias que consffu-
hogar (más del 40%) tenían mayor poder eo la toma de yeo una voz colectii.a con relación a ello. Los resultados
decisiones clo més tica s v conl.ugales. indicaron que las muieres que trabajaban y pertenecíarr
Sotia, Llontaivo y Díaz (,1997) lleva¡on a cabo un es- a aiguna organización adquirieron un senticlo cle perte-
tudio en el f)isrrito Federai y área metropolitana, con 50 nencia v p¡eseotaron la estrategia de resistencia para
personas divr:rciadas (25 hombres y 25 mujeres), de cla- defender su participación en e[ grupo, most¡ando cie¡
se media, con nivcl escolar de secundaria; las mujeres to grado de toma de decisiones en el hogrr (como el
eran secretarias, los homb¡es burócratas, todos ellos cont¡ol natal después de haber tenido varios hiios). En
empleados del Instituto Nlexicano dei Seguro Social; se lo q,.re aún usaban la estrate.qia de adaptación fue en las
aaalizó la estructura tamiliar que se estableció en esos áreas en Ias que tenían mucho menor cootrol (lo tiene el
sistemas que se desintegraron por vÍa del divorcio. Los hombre): sero, reproducción, cria nzr.
clatos evidenciaron que Ias mujeres ttabajaban en el Acedo y Nlaldonado (1991) también están de acuer-
hogar t- en el campo laboral, aportando dine¡o a la eco- do en que el hecho de gue la mujer trabaje fuera del
nomía familiar esta situación les demostró que no ne- hoglt, puede hacer pensar que afecta a las bases
cesa¡iamente eran incapaces ni tenÍan que dependet del patriarcales, puesto que ambos sexos pueden competir.
esposo, así que ellas pudieron valerse por si mismas v No obstante, la situación se complica para Ia mujer: se
trabajar aun más que su pareja. Este hecho fue muy re- Ie asignan trabaios "femeoinos", tiene doble jornada de
leva(te como factor que motivó a ias mujeres a dir.ol- trabajo (hogar y fábtica, por eiemplo) v algo muy gtave:
ciarse, por la insatisfacción que tenían con respecto a la Hostigamieoto sexual en e1 campo laboral.
vida ma¡rimonial, sin importar la edad de sus hijos y Por su parte, Rorvlands (1997) trabajó con mujeres
que éstos se quedaran bajo su tutela y protección. Los de Hondu¡as, coo dos organizaciones. Ilna ParticiPaba
divorcios se presentaron más frecuentemente en fami- en u¡ prog(ama de educación estructurado Por una
lias con hijos peqr.reños ios cuales requieren de muchos campesina de la región, culo objetivo e¡a inctementar el
cuidados. En aigunos casos se ptesenttron ¡elaciones de nivel dc conciencia de las mujeres acerca de su situación
lucha por el poder entre la pareja. Las mujeres exigían el de mtrjeres de campo y de pobreza. EI programa preten
clerecho a toma¡ decisiones en cuanto a la educación de día incrementar la habilidad de estas mujeres para bus-
los hijos (as), la oreanización del hogar, el número rie car soluciones a sus problemas l'llevarlas a cabo. La otra
hiios que concebir, a tener relaciones sexuales por gLrsto organización prrticipiba en Lrrl programa cle entrcna-

1:2 lti
génera Rotío Soria Tnyaao 1 laine ltotlalu Reyra ENEP IZTACAI24 UNAI!
Fa ilia, Po¿€L uiolentia 1
AI También en Nléxico, en el estado de Sonora, Rorvlands
miento por Parte de Promotoras de salud rurales'
(1997) encontró que se trabaió en la organización de
a*^*iorr^ lo, logros obtenidos, la autora encontró
asPec-
deseado y asPectos que grupos de ahorro y de préstamos, entre otras activida-
tos que impulsaron el desa¡rollo
des. El análisis de los resul¡ados le permitieron a la auto-
Io inhibieron.
ra poncr en evidencia que el ahorro marcó positivamen-
1. A nivel Pers onal
te Ia vida de las mujcres. Los préstamos les ayudaron a
Imoulsaton:
fr.¡e¡a del hogar, formar parte dc un gru reconocer que disponían de recursos como resultado de
A.iivid",l",
sus esfuerzos. N-otorio fue el hecho de que las mujeres
po, r'iajer, tener más amistrdes, tener tlemPo Pxra sl
iov<-,lucradas participaban en Ia toma de decisiones en
ai.-.tr, ao*prttir problemas coo otras )'apo,'lrse' su hogar, cosa que xnres no lracían.
Inhibieron:
proble- Schuler y Hashemi (citadas en Schuler, 1997) identi-
Fatalismo, machismo, oposición del esposo'
y no desa-rrollar ficaron seis aspectos clel empoderamiento:
m^s ,1. s"l,rd, pobreza dependencir'
1. Senrido de seguridad y visión de un futuro
.ono.i-i.n.or, falta de orgaoización de tiempo' talta
de
control mas- 2. Capacidad de ganarse la vida
cuntrol .1. ferdliclad, cuidaclo de los hijos'
3. Capacidad de actuar ef-icazmente eo Ia esfera p(rblica
cr.rlino cle ingres os'
2- A nivel colectivo
4. i\layor pocler de tomar decisiones en el hogar
5. Parricipación en grupos no familiares y uso de gru-
Imoulsa¡on:
pos de solid.aridad como ¡ecursos de información I
Aoor-o del sacerclote, identificacrón de las pro-
pias necesi.ladcs, molivaci<in en el grupo' Iiderazgo'
aPo, o
discusión 6. I{ovilidad y visibilidad en la comunidad
re.les d. trabajo con otras organizaciones'
Para maneio de Además, estas autoras identifican dos ca¡actetÍstic¿s
,otr" ,.*rotidacl, entrenamiento prra que se drera el empoderamiento:
c onflicto s.
1. Que las mujeres participen en Ios grupos de solidari-
Inhibieron:
dad
lvlachismo, no cohesión, falta de apoyo técoico'
no
fuer- 2. Que tengan la oportunidad de ganar ingrcsos mone
controI sobre la tierra que se trabaja' dependencir'
ta rio s
,"r- r.tigior"t conservadoras, políticas locales inest¿bles-
Ambas ca¡acterísticas contribuyen a que las mujeres
3, A nivel de telaciones cercanas
tengan una percepción positiva de sí mismas y una ma-
ImPulsaron:
de las mu- yor autoestima, lo que permite fortalecer su poder de
Corra"pto y conocimiento de los derechos
de la desigualdad de ias mujeres' negociación dentro de la familia.
ier.s, ."p".idrd c¡ítica no Strornquist (1997) analiza el empoderamiento con
.o*p"r.i, problemas coa otras mujeres' viajar' aisla-
base en cuatro componentes:
miento, ParticiPación en gruPos '
l nhib ieron:
l) Cognoscitivr:
del es- llace referencia a h comprensión que tienen Ias mr"r-
N{achismo, alcoholismo clel esposo' r'iolencia
de jeres sobre sus condiciones de subordinación, así como
poso, control <le ingresos por el esposo' dependencia
? sLrs causas; al conocimiento sobre scxualidaci, que va
la mujer.

I2-+ ll¡
7
I
!

Fanitia, !oder, uiahncia 1 ¿iatn Rocío Soria Tnryto 1 Jaine llontaltto Rryta ENEP IZTACAI-A UNA¡I

más allá de técnicas de planificación familiar, pues se los individuos a través de la socia[zación, se podrán crear
debe de tener conocimiento sobre dinámicas conyuga- nuevas formas de ver el mundo y de relacionarse con é1.
les, crianza de hijos, compañerismo, trabajo doméstico Este componente supone la habilidad para aoaliza.r el
no remunerado y toma de decisiones en el hogar; tam- medio circundante en términos políticos y sociales y pata
bién el componente cogooscitivo tiene que ver con el iograr cambios. Implica conciencia individu¿l y concien-
conocimiento de Ios derechos legales que se tieoen Para cia colectiva.
y
así pocler exigir Ia implementación de las necesidades Stromquist (1997) continúa señalando que el
el cumplimiento de éstas y de las ya existentes' ernpoderamiento puede darse si se cuente con requisi-
2) Psicológico tos Índispensables, como la concienci¿ de las coodicio-
Este componcnte incluve el desa¡¡ollo de sentimientos nes a nivel iodividu¿l y a nivel colecdvo; y el acceso a un
qrre las muje res pueclen poner en ptáctica tanto a nivel ingreso de las mujeres pobres que les proporcione la
p.rronol como social para mejorer su condición, ponien- posibilidad de mavor autoridad en el hogar, lo cual per-
io énfasis en la motivacióo para lograr el éxito' Nluchas mite llevar a cabo las negociaciones de las condiciones
mujeres creen que no pueden modificar su situación,.que familiares; también les da un sentido de control sob¡e
no tienen le capacidad para ello y con trecuencra termlnan sus r.idas y mayor poder y control sobre los tecutsos al
reforzando 1os estereotipos femeninos de pesividad y interior de la familia.
autosacrificio. Pocas son Ias que cuestionan v rechazan las Al habla¡ dc empoderamiento, no se habia de adqui-
formas dc socialización del tol sexual dominante sición de mayor poder, sino de procesos en Ia vida de
3) Económico quienes no tienen poder, de la generación de poder para
Se rcfiere a la capacidad de las mujeres de participar transformat sus condiciones de vida; se adquiere poder
en aigunr actividad productiva que Ies posibilite inde- no para dominar sino para ser democráticos. El
pcn.lencia económica y un mejor estatlrs A pesar de empoderamiento oo es para los dominadores, ellos ya
que el trabujo fuera del hogar requiere mucho mayor tienen poder.
..fo.¡ro, por la gran carga que implica va de por sí el Con lo expuesto anteriormente se puede notat que
trabajo doméstico, hay evidencia empírica que apova la varias autoras coinciden en que un factor importante
iclea de que el hecho cle que las mujetes trabajen incre- que posibilita ei proceso de empoderamiento es el Lre-
menta su independencia generaL, no sólo económica' cho de que, en el caso de las mujeres, éstas se encuen-
Para la autora es necesa¡io que se recluzcan las cargas tren Iaborando fuera del hogar y con elio obtengan io-
reproductivas y domésticas tle ias mujeres )¡ que sc gresos económicos, lo que disminuye su dependencia
inir.ment. su autonomía tinanciera, a la vez que se den del esposo en ese aspecro.
cuenta dichas mujeres de que viven en condiciones de Ahora bien, hay muchos hogares en los que no
suborclinación y qr.re desarrollen ias habilidades para existen el padre o Ia madre, son familias uni-
cambia t dicha s ituación. parentales qlre cuentao únicamente con la presen-
'{) Político cia de la madre (s olreras, divorciadas, separadas o
Sólo si se realiza un cxamen crítico de los paradigmas viudas), quien ante esta situación tiene forzosamen-
<iefinidos cukuralmente, Ios cuales son asimilados por te que trabajar en el hogar y fuera de é1, cubriendo

126 ll7
Fanilia, poter, t'iohntia 1 ginero
Ro.ía Soia Ttlato 1 Jaim ¡vlot t¿lr| ROaa ENEP IZTACAI_A uN/4lW
así las necesidades propias y de los hiios (as). Hay un
esposo que exija eI cumplimiento del rr.ir,ilr.o deiduatun,
gran reconocimiento social hacia la mujer que pasa a ser
el patriarcado continúe y, por ende, la desigualdad de
considerada ejemplar por hacerse cargo totalmeote de
gén ero s,
la familia. El estudio que forma parte de una investigación per-
Ante esto surgen algunas Preguntas: ¿Estas mujeres
sonal sob¡e empoderamiento, en la Escuela Nacional de
inician un proceso de empoderamiento a nivel familiar? Estudios Profesionales lztaca)^, de la UTNAM, tuvo como
r\l trabajar fuera del hogar y no contar con el apoyo de objetivo abordar el proceso de empoderamiento de al-
un esposo, ¿Pueden tomar decisiones en cuanto a su gunas mujeres en la esfera famíliar, aoalizaedo las rela-
vida personal y las de sus hijos (as)? ¿Pucden establece¡ ciones interpersonales en la misma, puesto que se parte
sus propias reglas? ¿Se considerao capaces de ejercer de la idea de que primeramente debe de posibilitarse el
poder en su ámbito dor¡réstico \¡ tener ¿utonomía? :Pue- empoderamieoto a nivel familiar, pa¡a que las mujcres
den negociar las rclaciones que se establecen en su fa- posteriormente trabajen a nivcl colectivo para la modifi-
milia? ¿Pueden tomar decisiones a niveles personal y cación de las relaciones de género, No se quiere decir
hmili¿r? ¿Ac3sD, 3 pesar de no contx! con una pareja, coo esto que no sea importante la t¡ansfo¡mación de las
mantienen su postura de sumisión ante algún l'arón sstrucrur¿s sociales de poder, sino que se deseó indagar
pari€nte de qr-rien deciden depender? si el proceso de empoderamiento pudo tomar lugar en
Así, su¡eió el interés personal por aoalizat deotro del los hogares que rienen las características anres mencio-
ár¡bito familiar las posibilidaCes de la mujer erI cuanto nadas.
¿ echar a andar su potcncialidad de eiercer poder, espe- El estudio se llevó a cabo con 25 muieres, madres
cíñcamente eo aquellos sistemas familiares en los cuales solteras, cuyos hijos (as) eran pequeños (aún no ingre-
no conraba con una pareja que mantuYiera a Ia familia saban al nivel primario escolar), residentes en el Dist¡ito
(madres solteras) I elh fuese quien trabajara par¿ man- Federal, de clase media, cuya escolaridad era de nivel
tener el hogar. Se considetó que esta situación podía secundario o técoico. Estas mujeres trabajaban en el
posibilitar el ejercicio de poder de ia mujer: Organiza- hogar y fuera de éste, con el Frn de poder mantener a su
ción familiar, educación de Ios hijos e hijas, distribución fa mi lia.
del dine¡o, toma de decisiones personales, y a nivel fami- Los datos indicaron que 23 de las 25 mujeres en el
liar, establecimiento de reglas v la habilidad para hacer- momento en que el padre de sus hijos (as) se deslindó
las respetar, todo ello con base en la eo.uidad de géneros, de sus responsabilidades hacia ella y hacia la familia, se
Se conte mpló también la posibilidad de que ocurriera integraron a su familia de origen. Nuevamente fueron
lo contrrrio: Quc la mujer permitieta la ayuda y domi- hijas de famiiia y las relaciones que establecieron Ias ha-
nio de un pJ¡icnte varón, dc manera quc sc siguiera cor cían aparecer como hermanas de sus propios hijos e hi-
el patriarcado. jas. El padre de cada mujer era quien ostenraba el poder
Resukó interesante entooces analizar este tipo de fa y por lo tanto quien establecla las reglas para todos los
milias -r corroborar si las mujeres optaban por ejercer su miembros de la famiiia. A est¡s madres solteras se les
potencialidad de poder o simplemente organizan el sis- exigía que apottatan dincro para la manutención de su
tema familiar de manera que aunque no haya un padre- descendencia, pero no tenian dcrecho ¿ ejercer poder,

tl8 ll9
Fanilir, poder, o¡ohrl.ia ) gén¿ro
Ror/o Soria Tnyana 1 Jairu ltlanta/r,o Rryna ENEp |Z'|ACALA UNA¡rt
por lo que apzrecían como mujeres sin autoridad algu- salario; a pesar de esto, él exige que ella cumpla con sus
na arite sus hijos (as). En estos casos los abuelos marca- obligaciones hogareias. Entra entooces €n escena o una
ron las reglas, que señalaban que las abuelas y Ias hijas trabajadora doméstica (debe ser otra mujer porque ,.un
desenpeñaran labo¡es domésticas (a las nietas se Ies pre- hombre no sabe cómo cuidar un hogar, además de que
pararia para ello) v fuesen sumisas ante el jerarca (padre el trabajo doméstico no se hizo para el sexo masculino,,)
esposo abuelo). que sustituye a la mad¡e-ama de casa, por varias horas
Ias mujeres de la muestra estudiada expresaron su al día, o una abuela que cumpla con esas funciones.
deseo de teoet una pareja, que les represente respeto y Además, si algo "falla" en casa (problemas de los hijos y/
las mantenga a eITa y a sus hijos (as), Además, mencio- o hijas en la escuela, problemas con 1os adolescentes,
naron que considera¡ necesario tener ufl hombre a su etc,) no solamente el esposo, sino la sociedad en general
lado porgue de Io co¡trario los hijos (as) no crecen con (tal vez por vía de ella misma) puede culpar a la esposa
un rnodclo dc autorided 1' ellrs piensan que por ser mu- por ello. En muchos casos las mujeres trabajan fuera del
jeres no podrán educa¡ bien a su descendencia. Por esta hogar por necesidacl económica y no por su desarrollo
razón, decidieron vivir con su madte y su padre, ya que persooal, pues en este último c¿lso temen "descuidar"
este último puede protegerlas y ser ese modelo de auto- sus obligaciones de género. Las mujeres con doble jor-
ridad que ellas no pueden ser. Cabe aclarar que el padre nada de trabajo (intra y extra doméstico) pueden ganat
de cada una de estas mujeres les exigió que trabajalan no sólo un sala¡io, sino también cansancio y problemas
para mantener a los nietos por problemas económicos, familia¡es, que bien pueden manifestarse con una Iucha
peto el hecho de que permanecieran fuera de casa va- por el poder entre los cónyuges, lo que no solamente
tias horas al día causó conflictos familia¡es. Estas muje- puede afectar a éstos sino a todo el sistema familiar. De
res fueron cataiogadas como inmorales, por ser madres ahí que muchas mujeres no deseen cambi¿r las relacio-
solteras, y como maias madres, por no estaÍ encargadas nes patriarcales; reconocen el dominio de los hombres
totalmente del cuidado de sus hijos(as). sobre ellas pero es¡o les convieoe. Se saben proregidas
Así como ya hal' estudios en la literatura que, por un material y emocionalmente por ellos, y si no fuese así,
lado, ponen de manifiesto que el hecho de que las mu- tendrían que dejar la comodidad v seguridad del hogar,
ieres trabaien fuera del hogar favorece el inc¡emento de y posiblemente se enfrenta¡ían a conflictos familiares; el
su autoestima para el reconocimiento de ellas misrrias precio, por lo tanto, para esas mujeres, es muy alto. Al-
como personas con capacidades que cultutalmente se gunas le temen a la preparación académica y a la labor
ies han inculcado como inexistentes en ei sexo femeni- profesional, no porque sc sientan incapaces biológica-
no, y también que este hecho les posibilita mejores con- mente para destaca: profesionaimente, sino porque elio
diciones de vida; por otro lado, esta situación puede implica responsabilidades que atentan contra la como-
caus¿r conflictos a nivel familiar, puesto que socialmen- didad que tienen en el hogar o conta los principios que
te se requiere de ellas que cuiden a los hiios (as) y orga- socialmente se les han inculcado. Ha¡ mujeres que aun
nicen el hogar, aunque tengan exceso de trabajo fuera cLrando h¿n ccrnrin¿do unr Iiccncirtura. se casrn ) no
de casa. En muchas ocasiooes el esposo también goza ejercen su profesión deciarando que prefiercn las labo-
de Ia mejor calidad de r.ida que Ia esposa logra con su res domésticas y de crianza a las res pons abilidad e s la-

ll0 t3t
Fanilia, poder, tiol¿Er;a J gét.ro Ro¿ío Sor;a Tryano 7 Jaim Ltontdlto Rqna ENE1 IZTACAIL. uNAj'l

bo¡ales, Cabe aclarat que esta situación se menciona edad; que deciden que sus hijos pueclen tener novia, a
para algunos casos en los que las mujeres tienen espo- pesar de no ser mayores de edad; que no permitirán
sos sin problemas económicos. Habrá que recordar que que sus hijas tengan relaciones sexuales antes del matri_
si la familia tieoe problemas de esta índole, la mujer monio y que sutilmeote exigirán a los ya¡ones que sí las
puede trabajar, considerando que lo hace para ayudar al tengan; pero r€almente ellas someten a las hijas, insti-
ma¡ido con los gastos de la casa, que lo hace por necesi- gan a los hijos, se hacen obedecer, porque están sustitu_
dad, no por obligación, como ocurre con el sexo mascu- vendo a la autoridad familiar que es el esposo-padre. \\o
lino. son esas mujeres las que establecieron las reelas de edu_
Ahora bien, también existen casos en los que a pesar cación que consider¡ron perrinenres parfl que no exisra
de que Ias nujeres trabajan y ayudan al sustento fami- desigualdad de qénero. N-o son ellas las que tienen el
üar, no necesariamente se puede hablar de que éstas ten- poder en el sistema familiar, son las avuclantes del jefe
gan poder. Trabajar fuera del hogat no necesa¡iamente de familia; son las mujeres que se esmeran en manteoer
posibilita que Ias mujeres desechen el bagaje cultural que las relaciones parriarcaies en su casa, creycndo que ellas
han asimilaclo desde st¡ infancia; pareciera que bloquean ejercen poder.
sus capacidades y quc mantieren el reconocimiento de Nluchos hombres sienten su poderío amenazaclo al
la auroridacl mas c ulina. da¡se cuenta que la esposa es capaz de trabajar, de man_
Acertadamenre Engle y Leonard (1995) argumentan tener el hogar y a ios hijos; un poderÍo que debe cuiclar
que las madres son las que siempre dedican más tiempo a toda costa si desea cumplir cor- el de¡id¿rat¡t¡t De ahí
al cuidado di¡ecto de los hijos. A pesar de ello, gran par- que muchos homb¡es prohíban a su esposa trabajar y
te de las decisiones con respecto al cuidado y la saiud de ganar dioero, aunque coo ello arriesguen mejores con
los hijos (as) recae en el padre; éste es quien tiene la diciones de t id;r p:ra rode Ia femilia. EIlos rrrsmos se
última palabra y la madre es la vía por medio de la cual exigen cada vez más para ofrecer a sus hijos (as) lo me_
se hacen respetar sus deseos. Realmente ella no ejerce jor, y entonces pucden tener dos trabajos, por ejemplo,
p o der. y laborar ho¡as ext¡as en cada uno de ellos, con el fi; de
Hay muchos hogares en 1os que e1 padre establece demost¡a¡ eo general a los demás, y a su esposa en lo
ciertas regl¿s que deben cumplir su esposa y sus hijos e particular, que no es necesario que ésta aporte dinero a
hijas. La madre, en ausencia del esposo, quien puede la casa. r\fantiene así su poderío pero a costa de gran
estar fuera de casa muchas hotas o hasta días, debe con- esfue¡zo físico, de muchas ho¡as perdidas.o.o"rrto
ceder o negar permisos a los hijos (as), debe castigarlos convivir con sus hijos, y en ocasiones hasta se deteriora^
o premiarlos, según su obediencia o desobediencia con Ia ¡elación de pareja por la ausencia del esposo la mayor
respecto a las reglas establecidas, debe tomar decisiones parte del dia. De ahi que sean pocas realmente las muje-
en cua¡to a todo ripo dc necesidades que se presenten res que se han enfrentado a todo esto y han permaneci,
en el ámbito familiat; no obstante, esas decisiones de- do en el proceso de cambio con el fin de querer ejercer
ben basarse en los crite¡ios estipulados por su cónyugc. srs dcrecho. como seres humrnos. De es¡as mujcres,
Es común encontrar madres que deciden que sus hijas algunas enfrentan diíicuhades a nir.el familiar y a nivel
no pueden tene¡ novio antes de cumplir los 18 años de social por su proceso de cambio. O¡ras han logrado com,

Ii2 lll
Fanitia, lader, úohrcia 1 gincro Ro¡ío Soia Trujatto 1 Ja;ne lvlontaloo Rclna E;;EP IZTACAI-A UNAM

binar sus trabajos doméstico y extra doméstico y sus pa- REFER&\TC¿A'


peles de madre y esposa, obteniendo además que el es-
poso colaborc en el cuidado de la casa y de los hijos (as) Acedo, A.; Nfaldonado, J. (1991). Ld ideologta patriar-
y que ias apoye, aceptan<lo e1 aporte económico que ellas ca/1el bottiganienlo sexrat. E¡crito ¡obre ituetfigatirir de
pueden ofrccer, dando un paso muy importante pata Ia géÍera. Cer\fto de Estudios de ia \fujer. Facultad de Psi-
transformacióo de los requerimientos del deideralrnt, cología. tr{éxico: UNANI.
cuando menos a nivel familia¡. Arredondo, J 0991). "EI poder v la domioación en
FIay que considerar que si en Ia familia se comienza el mat¡imonio romántico". Enr Hierro, G. (comp.), Filo-
a t¡ansmirir patrones de interacción diferentes a los saJta de la elacaciril 1 gérera. Facukad dc Irilosofía y Le-
hijos e hijas, éstos posiblementc podrán establecer re- t¡as- Nféxico: Ur-AN{; pp. 25-48.
Iaciones más igualitarias con el otro sexo y a su vez Batlir'"-ala, S. (1997). "El significado del empo-
r¡ansmitirán otra forma de ¡elación a sus descendien- deramiento de las mujeres: N"uevos conceptos desde la
rcs, lo cual puede posibilitar el cambio de normas pot acción". En: León, NI. (comp.), Poder 1 eupalerantiento
vía de la costumbre. de lat nrleret- Bogotá: Tercer lvlundo Editores; pp. 187-
Hay evidencia de que algunas mujeres han comen- ?11.
zado un proceso para ejercer sus capacidades de pode- Cazés, D. (1994). "La regr.rlación social del género: EI
río, pero también hay muchas que no lo han iniciado. género como filtro de poder". Eo: Atología de l¿t ¡exuuli-
T¿mbién hay que reconocer que este proceso cs lento y dad /¡tnara. trléxico: Porrúa, vol. 1; pp. 335 388.
que los resultados indican que gran parte de las muje- De Barbie¡i, T. (1990). La categoría de género. Una
res han podido rcaltzar tctividades que antes eran úni- introducción teórico-metodológica. Cooferencia realiza-
camente desempeñadas por hombres, han demostra- da en el marco del talle¡ sobre derechos teproductivos,
do sus capacidades biológicas e intelectuales a la pat organizado por PRODIR, Sao Paulo, del 3 al 7 de di-
que éstos, han podido hacerse independientes en cier- ciemb¡e. NIéxico: Instituto de Investigaciones Sociales,
tos aspectos de su vida (manutención, por ejemplo), UNANf .
pero otras aún se sienten incapaces, argumentando ra- Engie, P; Leonard, A. (1995). "Fathers as parenting
zones naturales muchas veces, de ejercer poder, aun partners". En Faniliet Jocut, Neu per$ectit'et or motbert,
en la esfe¡a famili.ar. falbert, and ¡bildren. New York: The Population Council.
Resulta importante llcvar a cabo una investigación con Cap. 3.
mujeres que trabajeo fuera del hogar pero que cuenten Fiool, N. (1997), "Influencia de las expectativas de
con una proFesión universí¡aria teniendo acceso a más géoero eo el matrimonio de Ia clase media mexicana".
iuentes dc info¡¡nación v a estilos de vida diferentes, con En: FIicrro, G. (comp.), Fiksay'a ie la edacatión 1 gércr0.
el fin de aoa.lizar si el factor educación formal es condi- NIéxico: Facultad de Filosofía y Letres, UNANI; pp.85-
ción necesaria y,/o suficiente pata ejercer poc{er y supe- 94.
rar ios estereotipos de género. Legarde, II. (1996). "La multid ime nsionaiidad de la
categoría género y del feminismo". En: González, '1. R.
(coord,), t\'Ietodolagítt para los et/tdios de género. Instituro

r i,1 l]i
Faailia, podtt, úolencia 1 gíacto Ro.ia Soia Tnja"o I l¿i¡r¿ Llontalu Rqlm ENE1 IZTACAT_A UNAM
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ll6 lll
L¡s tcrtruoes DE Los HoNIBRES soBRE Los Roifs DE
GÉNERO SocIoFAIVIILIAR

Reni Lande¡"0 Hertátdel


Facult¿d de Púologra, UANL

I\'TRODUCCIÓN

Nos gxco:.ru.rtos aote una diversidad de tr¡osformacio-


ne" v cambios cn disrinros aspcctos (económicos, poliri-
cos, culturales, etc.) de la vida social y familiar, que de
alguna manera son experimentados por los individuos
que coastitu¡eo y dan "vida" a las estructuras v gruPos
sociales, A su vez, estas condiciones sociales existentes,
influven, soo vividas y percibidas (y reproducidas) por
hombres y mujercs de una form¿ distinta.

En fo¡ma particuhr nos ¡eferiremos a la división de


trabajo "sexual" y a la representación que se tiene de
esa división (los papelesl o roles de género). El "cam-
bio" de roles (o más bien multiplicación de roles) que
han tenido las mujeres, entre ellos su incorporación al
mercado de trabajo ha trastocado los "cimientos"
patriarcales y los roles tradicionales sobre los que se sus-
tentaba (todavía) la separación de las esferas o camPos
de actividades y responsabilidades correspondieates a
cada "sexo", lo "doméstico" (el hogar) y lo
"ext¡adomés tico" (el rrabajo), dentro dc los cuales se
asignaba en forma excluyente (y dicotómica) el set ama
de casa o proveedor, sólo por el hecho de ser mujer u
hombre.

rEn e¡ p¡escnte trabrjo se utilizui e¡ térmfuo pipe¡. por ser más ¿decuado que
el de rol, ya que és¡e cs un anglicismoi sin embargo, los dos son equivclenles }
cu¡ndo sc u(ilice la p¡L¡br¡ rol, sc,á en esc scntido.
Fa»ilia, poder, úohncia 1 gítero R¿ni Lanlero Hcntándel Fac"lta¿ ¿e Ptialogía, UANL

Hasta tiempos recientes (y todavÍa), principalmente desempeño de es as -actividade s es asignado a sus miem-
eo las sociedades occidentales, se le atribuía al hombre bros. La segmentación laboral representa un ejemplo de
(padre), en el seno de la familia, las actividades produc- cómo la distribucióo de tareas incorpora distintas fo¡-
tivas extra[amiliares y la representación social de los mas de desiguaidad social, estando vertebradas por sis-
miembros de la famiiia (funciones "instrumentales"), en temas de género, divisiones taciales y de clase que, en
taoto que a la mujer (madre) se le ¡econocía su superio unx sociedad dad.r, porencian , orienlan
ridad en el plano de las tareas domésticas (reproductivas) di ferencialmentc las capacidades de los individuos
y de las funciones simbólicas expresivas (funciones de (Bonilla, 1998). Las actividades de subsistencia se ins-
"latencia"). Es decir, que cada "sexo" tenía (,v sigue te- criben así en un marco social y simbólico en el que se
niendo en menor grado) su espacio de actividad, res- expresan y reproducen en las telaciones sociales existen
ponsabilidad y "poder" (NIartín,2000). Las actividades tes eo uo contcxto concreto, al que dan forma y estruc-
productivas se relicren a las actividades que generan in- tu¡a. En particular, la segrcgación en ftrnción del sexo
gresos, generalmente vinculadas al mercado, 1' las activi- supone la separación de esferas y campos de actividad
dades reproductivas se refie¡en a las acrividades de cui- sobre la base de la diferenciación anatómica o dimorfis-
dado y desarrollo de la persona. mo sexual aparente, dando Iugar a una división
En toda sociedacl, Ia división del trabajo cstá marca- jerarquizada de actividades masculinas y femeninas ("rol
da por la condición de géoero. Así, Ia división sexual de sexuado") (Comas, 1995, en Bonilla, 1998).
trabajo, en general, y Ia división de trabajo inrradomésrico, Esta forma de división "sexual" de trabajo es un fac-
en particular, se apoya eo creencias y prácticas diferen- tor de estratificación (desigualdad) de los géneros y de
ciales que hombres y muietes asumen (como propias) subordinación, donde los espacios que han sido consi-
tanto en L¡ rcalizacióa de las actividades cotidianas y las de¡ados tradicionalmente como femeninos (lo domésti-
relaciones que se estableceo en Ia dinámica familiar, es co) debido a perspectivas ideológicas que han atribuido
decir, en sus papeles sociales de género correspondien, a las mujeres características propias a su "naturaleza"
tes. Las primeras divisiones del trabajo sociai son aque- (inclinación por el cuidado de los hijos, mayor capaci-
llas que vienen dadas por las diierencias biológicas, dad eo los quehaceres domésticos, etc.), por ende, la
s ociocultu¡alme nte definidas, es decir, por el sexo y por
asignación de roles de acuerdo al "sexo", Como lo seña-
ia edad (Martín,2000). Asimismo, por ei estrato social, lan Olivei¡a y Gómez (1989), la subordinación geflérica
la escolaridad y la estructura u organización familia¡, se manifiesta en múltiples esferas sociales con distintas
como factores que tamizan, condicionan y modifican e I intensidades y matices, por ejemplo, la división sexual
proceso de socialización, las condiciones de vida en ge- del trabajo intra y extrafamiliar, sin embargo, esos atri-
neral y la reconstrucción de los papeles de género (y de butos femeninos o masculinos son productos históricos
los que es masculino y femenino). y culturales.
'f'od,a organízación social supone una distinción de A partir de su capacidacl de procreacirin se les
tareas y funciones o¡ientadas a la producción y repro- respoosxbiliza de una enorme carga, que consiste en el
ducción de sus medios de subsistencia y requiere, asi- mantenimiento v reproducción de los miembros de la
mismo, un conjunto de normas v reglas por las que el familia y qlre no es reconocida como trabajo (Sánchez,
I

]IS 219
I
Fau;lia, paler, úolercia 1 ¿áura Rerí Lt¡td¡ra H¿r iÍ¿¿7 Fa'rlld¿ de P:inlo3ía, UANL

19E9). i.a sociedad, mediente sus normas) \'aiores ! tra- loles 1' tareas eo cl interior del hogar (Salazar, 1997), como
cllciones, xsign,r a las mLrjeres Ios trabajos cle reproduc cn I¿s desiqualdacles existentes en el mercado de traba
cirio: Prt¡c¡eacióo, cuitlaclo v socirlizxci¿)n clc Ios hijos v jo; entrc ellas, un menor selario Para llrs muicres Y la
rarcas doméstic¿s de mrnutencitlo ci)tiCian¡ segregación ocupaciooal (inclusive en las tareas domés-
(Yanasiseko, 1979; Herris, 1981; Rrrbicri, 198?; Jelin, ticas); encontrándosc "cxplicaciones" ideológicas basa
1984, en Olir-ei¡e ¡.' Ciornez, 1989). (J¡ros es¡ucjios scña clls cn el rol socixl v las "características" de las mr-tjeres.
lao cpre la clivisión sexual clel rrabajo, esi coolo il asigna- El género esrá concebido como Ia construcción so-
ción de 1os rolcs sociales se sustent.lti cn una sctic de cial, ideolócicx, cuLturaL y ccr¡nómica entre io masculino
normxs !' v.rlores qlre son el proclucto de una constlLrc- v Io femenino que ciefine las relaciones sociales I, por
ción social (Archc-r v Lloyd, 1982; I{ubln, 1975, cn Co encle, incidc sobre Ias ptáclic¿s de paterniclacl Y mater-
rona, 1989). nid¿cl. E1 qéoero se pucde entencler corno una creación
Estos v¡lc¡¡es (y norrnas) socielcs son perre c1c le cul simbólica que Ponc eo cueslión cl djtluttt esenci¿lista cle
turx e\istente, qnc "regula" Lrs for¡nas dc pensar v de "biología cs destino", trasccndiendo dicho reduccionis-
rctillr, en dr¡nclc se estebleccn, ar-lcnrás, los roles px¡lr m^ .il inrcrlrrrar LLt ¡<l.rciuncs cnlr. \'Jroncs t mljcr.s
cada gtlnero, de ¿cuerd,¡ ¡ crd¡ situación ¡le 1:r i'ida. como construcciones cultureles, que deriven de impo-
"Cuanclo alguicn nace, ve está su prnel esperándole, ner signilicaCos s,:¡cia1es, cuLturales v Psicológicos al di-
oapel en cl qlre esti'r esc¡ito ccimo rlcbe srorir, pcnsxr \' morfismo sexual aparcntc (Bonille, 1998), o csqucmas,
ictlr.ii en cl c¡so d,e h¿ber nlciclo mLijcl r h,rrnbrc, bicr q,.re oricntan el ¡ol cle géncro (Peter v Bcaujot, 1999)
Lógicarnente hablenclo" (El,r, 1975:87). Por lo tanto, sc lll término rolcs (r papeles) clc génerc se retlerc a esas
considcran como más "no¡males" e los sujetos clue me cleliniciones soci¿les c'r c¡eencies acerca del n¡oclo en
jor se adaptan a lr¡s roles Ceteruinaclos por Ia socieciad quc vrrooes v mujeres difieren en unr sociedld drda, y que
misma, siendo los padres,y/o nlrcsrros algunos de Ios [unciun:r comn m(!lnismos ,'ognoscitirns ]'
responslt,lcs del c¡-ridldo de gue se c,-rmplan clichos ro pe¡ceptiros por los cuales l¡ dife¡enciación biológica sc
1cs.
convie¡te en uoa diferenciaciól social, que delimita los
Dent¡o clc estos ralores, adc¡uieren una importailcia contenidos cle 1a feniaided y mascuiinidad (Booi11a,
esenci;rl aquelios ¡ellcionados con le fLrnciirn 1993). Ilstos ¡olcs dc góocro varían de una cultura a otra,
reproductora. Esto cs, en l¡ nedi.la eo c,ie prcdomincn e iirclus,r dc uo cslrato sociai a ot¡o.
los vel¡rres que consid.rcn quc scr mu;er cs sinónimo clc Flombres v mujeres se dcsenvuelu-en clía con dÍa en
scr nradrcJ crll(¡LLier posibilirlatl c1c irrbijo dc és¡¡ que- c¿ci¡ rrno dc es¡os espacios socieles -l¡ fanilia cs c¡ se
<i¡rá i'.rer¡emcn¡c limir¡d¿ v sr-rpcdi:rcle; confo¡rnc la conr-icrtc eo centro orqanizr¡ivr¡ tlc la vicla cotidiana-
disocieción se haga más "per¡n1slb1c", las oportucida der-irro de .stflLCtufas q'.1c PrcsuPooen una ideoiogía
dcs de clcsempcño dc cualqrLier orra tuLrrcitin irirn crc- rletermin'¡c1¿ eo los campos cle 1¿ sexualid¡cl, le rcl¿ción
ciendo (Elu, 1975:88). eor-rc qélrcros l'cl coinportainieoro aceptado para cl .1es
]rn <¡tres prlebres, estemos h¿b1a¡clo dc un¡ ¡c1ación enrpcño de los rt¡les s¡¡cir1cs. Con Ie impr:sicióo de es¡os
¡simét¡ica cle ténero ea lx "\-i(lx tlornésticl" x rr:1\'és (o a iimitcs, Ia prrticipxció¡ social dc homb¡es r,'mujercs es
partir) (ie le dist¡ibucii¡n dcsigu.rl cic jerr¡c;uíes dc los rc[orzrcla o aro¡lific¡L]¡ ne.iialile 1r ncgociación (o im-

tl0 lll
Ilení L¿¡tle¡o Hernáade| Fattltad dc fuirologia'
UANL
Fo)itia, pade,, uiohrcia 1 giuro
términos sociales es la división sexual del trabaio e
ini-
posición) cotidiana. Estas negociaciones se basan en dis-
tintas estructuras de poder, que generalmente resultao cien la construcción de género Las actitudes' entendi-
menos ventajosas para las mujeres que para los hom- das "como una organizacióo du¡adeta de creencias v
afectiva
bres, y los términos en que ocuren son factores que, en coqniciones en g"rr1ral, dotadas de una carga
en favor o aa,.o.rt., de un objeto social definido'
que
cada espacio social, reproducen los valores sociales y los cognicioncs
oredispone a una acción cohercnte con Ias
patrones cultutales qr¡e sustentan no sólo la ideología
i' ,f".ro, ¡eleti',os a dicho objeto" (Rodríguez' 1990:33i
-
de la sexualidad, de la maternidad, paternidad, etc.,
diferencial entre géneros sino, también, los respectivos i3s;, oo, Permitirán entender cuáles son las concepcio-
nes de 1os^hombres (y de las mujeres) sobre
los Papeles
roles y obligaciones que les son asignados socialmente
(véase: Ojeda de la Peña, 1994). La vida cotidiana es el sociales de género.
Las actitudes del rol de género son generalmente
en-
conjunto de acdvidades que caracterizan la reproducción de las for-
de los hombrcs particulares los cuales, a su vez, crean la tenclidas como opiniones y creencias zcerca
mas de haccr o ,"^l:r^, Ios roles cle trabajo
y familiares y
posibilidad de la reproducción social (Helier, 1977). típica-
El primer apreodizaje de Ia división sexual del traba- clebcrían diferir en base al sexo' Tales actitudes
un cotttirutan' que va de
jo, así como algunos valores, compo rr amien ros, acritu- mcnte se clasifican a lo largo de
género no
des y creencias respecto de hombres y mujeres, se realiza io tradicional a Io no tradicional Los roles de
tra<licionales son ésos qúe no reforzan o conforman
Ias
en el seno de la familia, es decir, sus percepciones y re para hombres muie-
presentaciones de la realidad, y coütinúa después en la difcrencias esperadas en los ¡oles 'v
rcs (Harris Y firestone, 1998)'
escuela y en la formación superior (auoque de maneta
más sutil que en la Éamilia) para acábar reforzándose en Ñu.r,ro.nfoqrre Partirá de Ia perspectiva de género
y para el caso particular del presente -trabajo' sobre
la
el ámbito laboral con la segregación ocupacional. La fa- de
milia está inserta en la sociedad, por lo que cumple de p.rrp..,ira que los hombres tienen de los roles géne-

alguna manera l¿s funciones del sistema social en ei que ,o; .rro i-pü.^ incorporar en el estudio no sólo la dife-
se ubica (véase: Rapold, 1991; Giddens,2000; Caparrós, ,.rr.i^ r.*u"l como iategorío de análisis' sino también
un ho-
197 3) .
,aaorro.., quc la perteneocia de }os individuos a
en Ia
Deatro de la esfeta dcl hogar y la famiLia, la organiza- gar y a un .rarrao^ ,o.io".onómico es determinaote
interpretación de las ¡elaciones de género y entre gene-
ción familiar es uno de los elementos que condicionan
Ia reproducción de los individuos y esto a su vez da las ¡".irn.r. Las primeras hacen referencir a Ia construc-
bases para Ia for¡nación y construcción de Ia realidad, ción social de lo femenino y masculino que se exPresa
en la red cle creencias, 2ctitudes, r'alores y conductas
que
de lo que sigoifica ser hombre o mujer, de los "roles" y Rolclán'
que d€be desempeñar. Estas concepciones (creencias y ¿if"r.rr.irn al hombre de la mujer (BenerÍa
cogniciores) se aporan y fortalecen mediante hábiros y 1992; García Y Oliveira, 1994)'
prácticas dife¡enciadas de acuerdo al sexo. De ahí quc Ei pr",.rr," arÚculo pretende describir el tipo de acti-
tu,J y istablecet lo rel¿ción de las va¡iables
de diferencia-
mediante el papel y las actividades que desempeña el sobre
individuo dentro de su familia (ámbito doméstico), los ción social y algunas famiiiares con las actitudes
Ios roles de género que tienen los hombres' y argumentar
hombres y mujeres aprendan por vez primera lo que en

213
212
Re¡í Land¿ro Hcrnándc7 Far,ll¡a¿ d' Psitología, IIANL

Faailia, poder, uiohrcia 1 géwro tados Unidos, los incrementos en los niveles educacio-
nales están asociados con los roles de género menos tra-
que las actitudes de género sobre los papeles
dicionales (Scott, 1999). Los cambios en las actitudes
sociofamjlirres de la mujer y del hombre se relacionan y
hacia los roles de géneto en Estados Unidos, debido al
son afectaclas por factores de la estructura y otg trza-
incremento en los niveles educativos, modificaron más
ción familiar (tipo de familia, parricipación laboral de la
las actitudes de las muieres que de los hombres y las de
mujer), v por las variables de diferenciación social
los indir.iduos ióvenes que las de los más viejos (Spence
("sexo", edad, escolaridad v estrato socioeconómico),
y Helmreich, 1983; NIcBroom, 1987, en Harris y
entre otras, sin hacer menoscabo de los aspectos y facto-
Firestone, 199 8).
res a nivel más macro, como soo las transfo¡maciones
La condición de estrato social, como ya Io hemos
que se han d¿do en la economía, la cultura (cambio de
señalaclo, consiclerado como una Yariable "estructural",
valores), los sociodemográficos y en la misma f¿Lmilia.
en el que está imPlícito el tipo y condiciooes de la vi-
Con rclación a la exisrencia de las "dife¡encias" y des-
vienda y el nivel de ingreso de la población de los distin-
igualdades socialcs exisrenres enrre los hombres ). las
tos grupos familiares, además del de género, \¡a que son
muieres basr.das, enue otros aspectos, en el sexo y la edad,
factores de diferenciación social v de estratificación, aun-
estas dos variables que conllevan uo sustrato biológico v
que cada uno de ellos con sus especificidades concretas
dife¡encias psicosociales han tcnido una repercusión en
y consiclerando el papel del est(ato social (o Ia clase so-
la vida (organizacióa) de las sociedades r-, por cnde, eo
cial) como no dete¡minístico y homogenizaclor' Como
la organización familiar y sLr funcionamiento. Asimis
mo, por el estrato social y la escolaridad; el estrato social
lo señ¿la Pzervo¡ski (1982:86, en Acosta y Solis, 1999)'
"...Si tratamos las relacicnes sociales, tanto las de pro-
como una variable más "macro", que condiciona y ubica
ducción como las de reproducción, como una es¡ructu-
a hombres y mujeres en uo contexro "común", en el que
ra de opciones, entonces Ia ciase social no es dada como
se desenvuelve su vida cotidian¿ social y familiar, y en ei
objeto y los comportamientos no debe¡ían ser homogé-
que se supone Ia compattición de una cultura común o,
ncos con fespecto a sus Posiciooes dentro de las relacio-
al meoos, de ciertas caracte!Ísticas culturales y
nes de Producción."
socioeconcímicas similares al inte¡ior de cada estrato
Para Pzervorski (1982), las relaciones sociales son con-
socioeconómico v ciertas difereocias ent¡e los distintos
side¡adas como una estructura de opciones determinan
eslratos sociales.
las condiciones reales de vid¿ de los individuos y de las
En cambio, Ia variable escola¡idad funciona como un
mecaoismo de movilidad sociai, pero iofluida pot otras
famiiias; sin embargo, éstos pueden, dentro de ciertos
variables, como son: el sexo, edad, esttato social, etc.;
límites, desempeñar un papel dinámico y transtorma-
además, puede provocar cambios ea los valores 1. nor,
dor cle las reiaciones sociales (Acosta y Solís, 1999) Es
mrs socrlLes aprendidos primrriamcnie, como agenre decir, que tanto las acti¡udes y los comPortamientos de
socializado¡ y formador de una "nue¡'a" concepción del los individuos y familias pueden variar entre cada clase
mundo y de [o que es ser hombre v mujer, es decir, de como al interior de una clase. Esto mismo lo podemos
dife¡entes acrirudes, representaciones y comportamien, decir respecto a las "diferencias" de género entre hom-
tos, que se expresan en los roles sociales. De acuerdo bres y muj.r"s y entre las mismas mujeres (inttagénero),
con ios res¡-¡lredos de ilyestigrciones ¡ealizaclas en Es-
lri
Fani/ia, podcr, úal¿n¡¡t J !;t¿ra R,,í La,|¿{o Hrnú ei Fa¡!/r¿¿ ¿¿ Pti;ologra, UANL

)'a que no se p,reden enteoder como r¡q "bloque" úrnico ¡tÉToDo


v homogéneo. Como lo señala Radkau (1986, en Elu,
1992), ha¡ diferencias "intraclasis¡as" ent¡c los homb¡es La metoclolosía que seeuimos corresponcle a un
v las mLrieres, asi conlo ele¡ren¡os "inrerclasistas" conru eni'oquc cuarrtitativo,v el tipo de investigació11 que se
nes a hombres v mujere s pertcoecicntes a distiDtas utilizó en este t¡abaio es co¡rclacioral, como Pa¡te del
cl.rses soci,rles. -r\dcn-rás, el conccoto cle género no sub- cliseño Ex-Post Facto. El insttuurento priociPal pa¡a la
esiima cl dc clasc socixl coüro cjc dc análisis cle ,.inl recolección cle Ios da¡os lue la cédula-e[trevistir, coo pre-
realiclrd, pero 1o conside¡a ins'¡íicienre. Las mujeres no guntas ccrradas t precoditicadas PrinciPalmente, €n la
constitLr\.e o ,ina cLase cn sÍ. Y dentro de r.rna mism¡ gue se inciu\.ó l¿ escala de rctitudes. Aparte del aoálisis
chse social la r-i.le Ce li¡s hombrcs 1. lls mujcres no tr-¿ns- clcscriptir-o, sc utilizxron Ies prucbas esteclísticas nct
cnrre igual, eLln(l,.ie contp^rtan cic¡¡r¡s clemrltos (l-ir,r. peramétricas Chi cueclracla, Krus kal-\\''alli s v l¿ U cle
1992). Ihon-\!-ithncl', prra el análisis de la relacicin entÍc verix-
En o¡r¿s palebras, l'en fo¡ma pitrticL¡llrr, considera bles.,,\dcmás, se realizó uo análisis de factorcs priocipa
rnos quc Ia estmcr'¡¡a l orqaoizacirin ftntili¿r, r.i,rs vt les v el ali¿ cle (ironbach, en la escah.le actiludes.
rirblcs de csrrarificecióo v dife¡enciecir'¡n sr¡ci¿l ¡fcct¡n Se re¡lizó uoa prueba piioto dc I¿ eocucsr..l coo un
1¿ for¡¡a de peoser (\' rcluar) de ho¡rb¡es v mrijcrcs; ios 59'o de la muestlai con el fio dc analiza¡ s r.! comPren
ralores particula¡es v norn'ras socialcs, quc sc ven plas- sir-rn, congrucncix 1. posibles errores. Una vez rexlizacio
¡nados c¡¡ los es:ercotipos e ideologie de géoero sobre 1o esto, se mr,-dificó lo ncceserir¡ y se procedió a la aplica-
que es fcmcnino v masciilino, i¡r que es o cleben se¡ los ción dcfinitiva i1 lr muesrra (sisremática) dc hogares, quc
papeles sociales (asigoados y/o desempeñaCos) de cada se llcvó a c¡bo en cuarro es¡¡atos sociales diterentes, en
géoero, 1a pe¡ricipacióo de la mujer en el mercado de cl m,,rnicipio de Nlonterrey del á¡ea Nfetropolitana de
trabajo y r.iceversa, el trabajo extradonléstico de le mu- Nlonterrel'.
jer afecra a 1as actltuCes (v al comlortamiento de los
inCividuos). Asimismo, afectan o pueden rfectar de
nrne¡a clis ¡i¡r¿, la prrticiprción de los homb¡es e n el I'IUF,.\'TKA
trabajo doméstico. Con b¡se en lo nnteriot, se elal¡ora
ron dcs pregunias de inles¡igrciór, qu: ser.,'irán de guía El \Iunicipio cle lfonrerrev, capitrl clcl esrado de Nue
en el anirlisis dc los datt¡s: vo Lcón, iue cleeido pata h realizacióo de le inves¡i
¿CuáL es ei ripo de acriru.i clli. tiencn los homb¡cs en
qrción, por lo que la mLlestra pcrtenece sóLo a estc
¡ehción con los roles de qelero.-';CtLál es l;r ¡el¿cióo r. rlunicipio.
va¡iación dc las actitudes cle Ios hombres co¡r ¡esDecto , P¿ra liera¡ ¿ cabo lir mucst¡a definirivr en le investi-
i¿s variables ind ependie n te s ? trci 'n ,lc c.,¡ pu. ij c'r¡ii'--r ¡l ¿. tr l-' .\t,l trS \rcr.
Ge ocstrdÍstic:ts tsásices) clel municiplo de \footcrrel', que
.:,i.r2., .. ln r,.:-o \,Lci,,n Ll ,1. [.,..1r",r,.1. C,o-¿r.ii..r .
Ioiorn-Lá¡icr (tNhGI). Las ;\GilBS deL municipio clc
\lonter¡ev son lEl, según cl cootco 9-5 de Pobiecirin v

22ó 22/
Fnn;lia, Re¡é Land¿ro Hcttáadel Faatltal d¿ Pticología, UANL
Po¿¿r, violencia 1 gáncto

Vivienda, realizado por el INEGI. Cada AGEB puede mos una mayor validez, Asimismo, incrementando el
estar constituido por uoa o varias colonias o parte de número de items se puede inclementar Ia confi¿bilidad
ellas. Las diferentes AGEBS se encueotran estratificadas de la escala; de la misma manera, al incrementar el nú-
s ocioe co nó micamente a través del método de ingreso mero de items se inctementará su validez (Sierra, 1994)'
aparente en cinco categorías cle est¡atosr Nlarginal, bajo, En nuestro caso, la escala de actitudes se construyó con
medio bajo, medio ako y alto. El estrato -¿\ko se descartó 45 items y se Puso a discusión de tres jurados, quedan-
debido a que diticilmente cooperan con la info¡mación do al final 34 items.
solicitada, argumentaado no tener tiempo o simplemen- Para valida¡ la escala construida, se utilizó Ia Correla-
re se niegan a conresLar las entreris¡-rs. ción ITEIvI-TEST, en donde cada uno de los 35 reacti-
La selección de los AGEBS se realizó a t¡avés de Ios vos, según su nivel de correlación, podria estimarse como
númcros aleatorios. Debido a que se quicrc que la mues- orrr bu-en, variable para Ia investigación' Para las 35 va
tra este represenraclr por difereo¡es esrraros socioeco. riables (o reactivos), la correlación ITEI{-TEST arro]ó
nómicos, se eligieron AGEBS de cada uno de los cuat¡o un índice de correlación ¿cePtable (mayor de '20) pa'ra
estratos, sumando asÍ 12 AGEBS seleccionadas y un ta- Ios items, a excePción de 11 casos, donde su valor era
maño de muestra seleccionado de 580 personas en las negativo (ocho casos) o muy cercano a cero (tres casos)'
12 AGEBS (utilizando como unidad la vivienda), todos Erios onc. casos se omitieron y s€ voLvió a cotre¡ Ia co-
de 18 años y más. La mue st¡a cle hombres se seieccionó rrelación ITEI\'f-TEST, aumeotaodo el valor entre cada
por cuot¿ts para cada estrato socioecooómico -cuatro es- una de las variables, siendo todos los valo¡es Positivos'
Por otro lado, se aplicó el coeficiente Alfa de Cronbach
a
traros sociales-, resultando una cuota de 145 ent¡evistas
de homb¡es por cada estrato social. De la muestra inicial los 24 items para conocer el nivel de congruencia inter-
de 580 "jefes" de hogar, se seleccionaron para el presen- na clel instrumento, el cual nos arrojó un valo¡ alfa de
te análisis solamente a Ios "jefes" que tenían pareja o .8988 al {inal del procedimiento- Postetiormente, se
pro-
cónyuge, y se descartaron a las personas que vivían solas cedió a rczlizar un análisis de factores (exploratorio y
o en corresidencia y a las familias monoparentales, que- confirmatorio), el cuai mostró un resultado inicial de
l
dando constituida la muestra de 474 homb¡es. cuetro factores, Ios que se examinaron Por seParado y
I teniendo en cuenta los items con valo¡es rnenores a 4;
oor otro Iado, se descartó el cuarto factor, por eslaf cons-
La e¡¡ala de aúiltl¿¡ ,ir,-riclo ,le sólo dos items: además, se procedió otra vez
al anáüsis de Alfa y la cor¡elación ITEIvI-TEST' Con base
Como lo señaian varios autorÉs (Sietra, 1994; He¡sán- en Ios resuIt¡dos obLenidos, se descartaron o¡ros seis
items, que<iando la escala final constituida por 16 items
en
dez y otros, 1991; Babbie, 1998), el criterio de calidad
del instrume nto es crucial en el problema de medición; t..s fr.tor"s ,f con un valor alfa de 844 para los hombres'
por consiguiente, ei conocimiento de validez y Posteriormenre, con los 16 items se construyó un ín-
coníiabilidad son necesarios para lograrlo. clicc c{e actitudes (indactló), 1os valores se dividieron
La validez de una escala está relacionada con su entre el valo¡ máximo esperado de respuestas de cada
confiabiiidad, por lo que, a mayor confiabilidad tendría- variable -v se multiplicó pot base 100, doncle [os valotes

?29
F,1/1ti/it!, Pod¿r, tiohacit 1 gércro Re¡í L¿ ero Henátdai Facslla¿.te Ptico/agía, UANL
mayores rcpresentao las ¿ctitudes más tradicionales. El Los hombres (n =,174) tienen cn promcdio 47 años de
cual sirvió para construir o¡ra ra¡i¿bie (tipo de actitud) edad y un nivel de escola¡idad dc 9.6 años de estudios,
con tres tipos dc ¿rctirudes: 1) no tradicional, 2-\ mode- esto es, un poco más del nivel de secund¿tia. En el índi-
rada v 3) t¡adiciooal. ce de actitudes general (i6 items) obtuvieron un puntaje
Los t¡es tipos de ¿ctitudes se const¡Lrv€lon con base n.redio de 51, mientras que en el ftctor 2, cl Puntaje es
en los perccntiles 3i,66 t, 100 de Ios r'¡1o¡es ciel indicc mayor (cercr de 65) que el de los demás factores y que el
de 1¡ esc'rl,r gco.:rel (16 items), doode cacL uno de clk¡s cie la escala general. Esto es, Ias actitudes de los hom-
feprescnra ios diictcntes valo¡es emi¡idos por la esceia. bres en el puntaie de la esc¿la general esrarían ubicadas
IJn ci prinrer tipo sc encuentran los valo¡es más pcque en el nivel rnoderado, mientras que en el factot 2 tende-
ños dcntro de l¡ escale (0 33, mcciie=18.0, desriación rían:l ser tradicionales; sin embargo, en todas cllas exis-
std.=9.2) v reprcsen¡an a ir¡s iodividLros ¡uiis igu¡lira¡ios te ¡rucha vari¡ción (véase tabla 1).
en su trto.lo de penser \r e¡'¡ slrs actir(tdes frenre a los T:\.BLA. I
roles socioiamili:rres de la mujer v del hombrc; el sequn- DESCRIPCIÓN DE IáS VARLABLES DE EDAD Y ACTITI,DES
do tipo está confbrm¡do por ios valores cr-¡nside¡¿t1os N'IEDTA»\ lvlEDlA DESV. S1!.
inter¡rrr:dir.¡-s ( i4-ó 6, meclia= 50.2, dcsviación srd. = 9.3), FscoliL¡idari rlel entrelistrdo 9.0 9.61

clonde se ubic¿n los indir,-iduos clue no pueden ser coa E¿ul del enl¡clistado 46.5 4i.41 1.t.2

sidc¡ados ni n-,,-ry modernos ni mu1,traclicionales, colo- I¡dicc de actihxl (16 it,xn, 5r.6 51.08 26.5

cánci,¡se, por tent.r, en Lro puoto eredio entre los dos lndice de ¡ctit'Jd Factor I 50.0 44.40 13.3

casos cxtfemos (modcrados); Dor írlrimo, en el terce¡ Indice ds ¡ctitud Factor 2 e6.7 6.1.9\l 31.1

tlpo, los valores rnás granclcs de ia escala (67-100, ne- I¡dice de aditud F¿ctor l 50.0 40.40 298
dia=80.8, desviación std.=9.4) represcntáo a Ios iodir.i-
duos con 2ctirudes más rradicioo¿les. A continuación, presentamos los resultados en forma
sintetizada, e1 enílisis de factores v al[a de Cronbah,
realizaclo con la escela de actitudes sobre Ios roles de
género, y posteriorrnente se present:rran las tablas y Ios
rr,ális!s con les dilerentes vari"bles; en el análisis de fac-
RFLIULI,lDOS
tores se cncontra¡on al t-rnal dcl proceso tres factores que
se pueden o'osenar en la tabl: 2, con sus cerljas factoriales
I-os ¡csuitaclos de l¡s variablcs seleccionadas para el pfe,
rotaclas de cld¿ uno y que rcpreseotan I¿s correlaciones
sente trabajo, las p¡cscntaremos dc acue¡do coo la des-
en¡¡c cecl¡ varieble y el f¡ctor. Las cargas de .r 0.4C se
cripcióo de l¿ r"a¡iable dependientc (actitucies sol¡¡e 1os
consideran más importantcs v 1as cargas cle t 0.50 o
roLes dc género) v con base en los resultaclos de la Chi
mx\.ores, sc consideran prícticamcnte significarivas; en
cuadr.lda pare estabiccer l¡ asc'¡ciaciór entre el tioo cie
ac¡itud v las dive¡sas variables, v los de Kr'.rsla1-Wallis v carnbio, Ias comunrhcl¿des representan la cstimación clc
la vrrirnze compertida o ccmún entrc las variablcs (I-Iair,
Li de IIann-!"irhnev, pa¡a dc¡e¡ninar las ciiie¡encies en
¡el.rcióo a lls otras r-¡riables inclepcndientes y los gru- Anderson, Tethem l Dlack, 1999). La verianzr exPlica-
de por los t¡cs factores cs dc 499á, encontrándose en cl
POS.

:10 231
Rrt, Ldrd.ra Htaánlq Fac*ltad de P:írología' UANL
Fanilia, po,ier, úalenia -Y
gínero

(48 1)'
Siendo Ia nuclear Ia que tiene menor Ptomedio
TAEfrt 2
que
es decir, sus actitudes son menos ttadicionales
sus
A¡ITISÍS DE FACIORES Y CRON}AGI DE IA ESCAIA DE ACTITL¡DIS DE
I-{ iUUISTRA DE l{otrtsR"Ls (tr = {74)
.on,r"prr,.r, conrrario a lo esperado, ya que se.partía
YIRL\Bt,LS C"{RGAS ROTA¡,{s m:Vltr¡ü\LIDADE§ del sui.,esto de que en las familias nuclea¡es se da una
F.TCIOR I FACTOR2 F.{CIOR]
divisián mavor basada en los ¡oles tradiciooales Parece
ser que en la familia nuclear (del municipio de
,4tú .1óE
\'71 .416

Ivfo.,terrey) se está dando uoa mayor apertura o itTo.


.657
,1tl .6.¡0

cntizzcióo de ios roles de género, al menos en el


!E0 .640 .¡9¡ nivel
!tl ,155 _¡33
cognitivo; sin embarqo (aunque tampoco se puede
ge-
lal ,¡¡0 J07
w5 .553 .115
ne.'alizar), los resultados de ia invcstigación
reali¡ada por
.6f ,.r¡5
ti9 de la ciu-
Enríquez y Aldrete (1999) eo zonas populares
,611 .+¡0
!3.¡ 5ó0
.569 .4ó1
374
ctad de Guadalaja¡a señalan que los hombtes Pertene-
\9i
.571
.631 59¡l cieotes a familias nucleares participan más
en ias tareas
!'10r,
vt{r2
.7ll
.7¡0
598
.516 domésticas que sus contraPartes de otro tipo de familia'
Scgún la bNICH ¿. 1t94 GNEGI, 1995)'
en llIéxico
sj¿l l.13 I,?E
de los cuales 18 millo-
r&¡9 % t7.it % ll.8Y. 49.0!v. .*irtá 19.4 millones de hogares,
nes ?21'67 6 (93.7%) son hogares familiates
y el resto son
.i91 f¡2 515
hogares fa-
Ilrrodo d¿ ¿t.ncüón: ¡\¡¡irb CdruotuDts p.in.ip¡la ttft&lo dt mtrdór: VrüIu hogares unipersonales ,v corresidentes Los
,. áit'id.r, nucleares (14'6"t'o del total de los
Llt

.iii"r., "n
terce! factor el menor Porcentaje de la variatzz (1Z.8Yo), familiares, incluyendo a las parejas solas, monoparentales
com-
asÍ como el punt2je menor del coeficiente de Cronbach y los hogares biparentales, denominados nucleat
(.54), por lo que podemos sugerir trabaja¡ sólo con los pl.,o .orr- Ui;ot, sin coosiderar su estado civil) y extensos
compuestos)'
dos primeros factores en p¡óximos anáüsis (la escala con izs.+w, ir.íuy:endose aquÍ a los hogares
h.¡s facrorcs 1 y 2 úenen un alfa de .855). que se distinguen por la presencia de otros parlentes
y de no parientes Nues-
La asociación entre tipo de actitud (sólo enre la 1prdr.r, ni.toi hetm"nos, etc')
igualitaria y la tradicional) y tiPo de familia fue signifi- tro, ,erul¡"do, más o menos corresponden a los datos
señalados antetiotmente; representando los
nucleares el
cativa, Chi']= 12.08, p<.01 O de Cramer =.20, P<.01).
Los resultados de la ptueba de I{ruskal-Vhllis fueron 7996 y Ios "extensos" un 21% (véase tabla 3)'
también significetivos (Chiz =14.10, gl=2, p<.01). TABLA 3
d\.iUS]S DE L{S ,{CI]TLDTS POR TIPO Df F'{\[LL{
Se procedió a comParat ias dife¡encias dentro de cada
tipo de familia, utilizando h prueba U de Llann-Whitnel'. TITO DE ACflTLD PL}-I-{'E Dtr I,{ ESCáIA
TII{) Df, F,$[LL\
Se encont¡aron dife¡encias significativas entre la nuclear Stt
Igüáli.ari" Its¡dicioÍrl \hdna" Nf!\* Desv.
y la pareja sola (2=-2.89, p<.01) y entre la nuclear v la 9
,{t fl-9.1 59.6{
]
u.22
P.IREJA SOT"\
extendida (2=-2.98, p<.01); en cambio, entre la pareja NIJCLL.\R lr5 98 3tl
y)
J6.88 .llJ.116 26^fÉ
1533
4' 62.1' 1,.&t
sola y la extendida no hubo diferencias significativas (Z=- L(I.E¡"DIDA
r47 lo 474 5l.56 51.0s 2ó.{lt
TOT,¡L
.62, p=.541 .

232 233
Faailia, podor, úohatia 1 géttero h UANL
R¿né La¡d¿ro Hernánl¿< Fa¿tltal Psicolo¿ía,

Con respecto a la relación del tipo de actitudes con la mente la autonomía más que los homb¡es, solamente las
variable estrato social, se obtuvo una Chi cuadrada sig_ mujeres con posiciones de mayor ventaja en la estluctu-
nificativa (Chi'z= 65.19, p<.001 y una V de Cramer =.46, ra social valoran la autonomía más que los hombtes.
p<.001). Como se puede observar en ia tabla 6, el me- Con respecto a la edad, los tesultados de la prueba
nor promedio lo obtuvo el est¡ato medio alto (34.5) y el estadística Chi cu¿drada (Chi'z=16.58, p<.01) indican
puntaje mayor el estrato bajo (ó1.a). Los resultados de una relación entre la edad de los entrevistados y el tipo
1a prueba de I{rr¡skal-Wallis, fueron signilicarivos (Chi,
de actitudes que tienen sobre los roles de género ff de
= 75.84, gl =3, p<.001). Cramer =.23, P<.01). El Fromedio de las actitudes, de
Se procedió a compa¡ar las diferencias deorro de cada acuerdo a los rangos de edad, son menores en el raogo
estrato social, utilizando la prtreba U de lvIann-Whitnev. de edad de 30-39 (a3.8); sin embargo, en los rangos de
Se encontraron difercncias significativas entre los estra- edad mayores de 49 años es a la inversa. Es decir, los
tos sociales marginal y medio hajo (Z=-2.13, p<.05), puntajes menores representan actitudes menos tradicio-
marginal y medio a.ho (Z=-7.03, p<.001), bajo con me- nales 1- viceversa. los punrajes mayores rePresenr¿n acti-
dio ba¡o (Z= 2.89, p<.01) y medio alco (Z=.-.b¿, tudes más tradicionales, esto Io podemos observar en
p<.001), y el medio bajo con el medio ako (Z=_5.12, las medias por rango de edad de la tabla 5.
p<.001); en cambio, enrre el esr¡ato marginal y el estra_
TABTA5
to bajo no hubo diferencias significativas (Z=-.075, A].IAU§S DE I-AS.Aclffi ,m RX{DAD
p=.48). Los promedios en les actitudes de los hombres, .IIPO
E AC'IfiLD
ED.AD PT.¡{IA'E DE IA ESCAIA
por esrrato social, nos señalan que éstos van dec¡ecien_ (ñ!crEEi6)

do conforme se encllentfan en los estratos sociales más IgLali.,aia Tr¡dicid)¿l n N,&I]a lvkia Dts./.Std
t8 29 16 25 & 5781 55.18 24.%
altos, con la excepción del nivel social bajo, que es un 3o-i9 2l 85 q.8 %27
poco meyor gue el marginal. Los promedios menores ,lO-19 41 12 124 4ó.88 46.65 2144
nos indican actitudes más igr.ralitarias (véase tabla 4). $v' tl 85 nt s2s 55.57 26.13
TOIAL 147 l6l 4',74 51.56 51.6 26.43
TABLA 4
a\.{Lf,sls DE r_{s AcnrLDfs poR EsrRrm soclEco¡ió}trco
Los resultados de la prueba de Kruskal-V'allis fueron
}STRATO
TIPO Dli ACTITI-I) significativos (Cht'?=11 .36, gl=3, p<.01). La. compa.ra-
PU}TTIIIi DE L\ LSC.\I,,\
ción múltipie se realizó con Ia prueba U de lfann-
lgurritaril TrldicionJ iucdn.! ll{ti.¡ Desv. Si¿
iITARGD{AL 28 59 Il0 62.30 5a.il 25.13
Whitnel', encontrándose dife¡encias significativas entre
B,IJO 7i 5i 112 62.50 61.18 23.19 los grupos de 18-29 y el de 30-39 zi.os (Z= 2.63, p<01),
M[Dlo B.\Jo 34 102 5r.69 5L56
YEDIO AL'IO t7 l-10 31.:5
24.06
2.1.83
entre el de 18-29 y el de 40-49 años (2=-2.01, p<.05),
TOI-.\L lt l' l6l .t7{ 51.56 il.ll 26.51 el de 30-39 y el de 50 y más años (.2=-3.44, p<.01), 1, el
grupo de 40-49 con el de 50 y más años (Z---2.98, p<.01);
Los resultados de la investigación de Xiao (2000) su
en cambio no hubo defetencias significativas entre los
gieren que existen dife¡encias de clase social en los valo_
de más grupos (p>.05).
¡es de los padres v que esas diferencias varían algo de
acuerdo al género. I-as mujeres no valoran unifo¡me_ Como lo señalan Harris y Firestone (1998), la edad
mayor o el incrcmento de la edad como un factor de

234 2i 5
Fanilia, lolc4 e¡ol¿rc¡a J g¿ncro Rcni La ¿ro HcrútdcT F¡cslta¿ ¿¿ P:icología, UANL
valores generacionales, debería estar asociado con pun- respecto a los hombres. La participación económica de
tos de ¡¡isra más tradiciooales acerca de los roles de gé_ las mujeres, en tan sólo cinco años (1990-1995) en Nue-
nero; sio embargo, la edad a través de las fases de la vo León, ha pasado de 26 z cerca del 37 de la PEA
vida, puede tener una más complicada telación con la (INEGI, 1992, 1996). La población femenina creció en
persp€ctiva de los roles de género. por ejemplo, Helson 75l.lok ente 1970 y '1990 (mientras la masculina lo hizo
y lloane (1987, en Harris v Firestcne, ilOb¡ ,rgi.r.., et 68.40A); en el mismo periodo, las tasas de PEA-F ur-
que graduadas del nivel medio superior bana pasaron de 25.7oh a 31.60/. y las rurales áe 12.3Yo a
1..n onlr.e.si_
dad, son más "femeninas,, durante sus 20,s, cuanclo 19.20/o (De Barbieri, 1996).
ellas se preparan para ser madres (o para el mairimonio) A pesar de que la participación de las mujeres casa-
v vienen a ser más ase¡tivas y confidentes drrr^nt. ,t..,, das (o unidas), se ha incrementado en los últimos años,
40-s, cua¡rdo las resp on sabilid a des del cuidado de sus sigue siendo "marginal", comparada con otros p¿íses
hijos es menot. Por ende, lo anterio¡ sugiere una rela_ desarrollados. Sin embargo, considerando el contexto
ción no lineal entre edad y la perspectiv-a de los roles sociocultutal de nuestra sociedad (tradicional), esto
de gén ero, puede set visto como un cambio en los valores sociales y
De acuerdo con rabajos de investigación ¡ealizaclos en la modificación de los papeles sociales de las muje-
en NIéxico, h oposición masculina sigue sienclo un obstá_ res, que pueden ejercer (o ejercen) una influencia en las
culL.r a parricipación económica de ias muiercs, relaciones hombte-mujer al interio¡ de la familia y en la
a pesa.
de que en la actualidad el trabajo ext¡adoméstico ie l, orgaaizzciór, familia¡. La incorporación de la mujer al
mujer casada (o unida) es mayormeote aceptado que trabajo extradoméstico ha propiciado la modiñcación o
antes, tanto por Ia sociedad como por los homb¡es. ' redeFrnición de las posiciones y roles entre los miembros
Los resultados del estudio rcalizado pot Leñero de la unidad doméstica (López, 1998; Ribeito, 1989).
(1992), con hombres casados, en tres ciudaáes mexica- La t¡ansformación de la vida hogareña y familiar está
aas (N[éxico, Monterrey y euerétaro), señalan que iodisolublemente ligada a la condición de la mujer, como
en
esta población, a pesar de la juventud _una tercera lo menciona Ribeiro (1993), la historia del trabajo feme-
par-
te fueroo menores de 30 años- de los ent¡evistado,, i,oo nino ha estado ligada, en gran parte, con las condicio-
realmente que la mujer trabaje fuera del hogar nes estructurales de las sociedades que favorecen u
:^.^1..:f,^
Q8.7%), oi que gane más dinero que el esposo (,10.3o70). obst¡culizan la inserción de las mujeres a los empleos
Por o_tro iado, aparece la opinión
-ás g.oe.rli)"d^ á
que el hombre deba ya aceptar su participacióo en
remunerados, pero sobra decir que dicha histo¡ia ha esta-
las do también marcada por la condición social y familiar de
t¿reas domésticas r,, sobre todo, en la aten;ión educativa Ias mujeres. La estabilid¿d de las familias y la fiabilidad
de los hijos, al menos como debe¡ general,, (Leñero, cie las funciones sociales que desempeñan dependen
19 92t41-45) . catla vez más de Ia ampliación de las oportunidades de
Respecto a la participación mujeres en el mercado participación de las mujeres en diversos ámbitos de la
de
trabajo, nuestros ¡esultados coincide! en general vida pública; del debiliramiento de las prácticas y nor-
con
los datos de 1995 del L.\EGI (199g), siendo áenos mas que favoreccn su exclusión económica y social v de
de la
mitad la participación de ias mujeres en la economÍa Ia progresiva consolidación de un marco de ¡efcrencia
con

236 237
Fan;/i¿, Palet, t¡ol€nri¿ J gín¿ro R¿úi l-¿tleru Hfirárdrl Fo¡,tltad de P¡kología, üANL
que propicia la democratización de ias ¡elaciones fami nores efl los que trabaja su cónyuge (34.9) con respecto
li:res en re góneror 1' qenrr.rciones, \ promuevc lrna m¿s a las que no ttabaian (véase tabla 6), esto es, que las acti-
equitetiva división dci tr¿bajo eo el áorbito hogrreño. tudes de los hombres donde su esposa trabaia son más
Sin embargo hav quc señalar clue los cambios al inte- igualitarias que sus contrapartes y sus diferencias son
rior del hogar no son automáticos a pesat de cie¡tas con esradisticamente significarivas.
diciones iavorables, r'a <1r',e también existen instancias TA}LA6
de íntlole culru¡al e ideológicas (un aspecto de esto son A¿\II-trs¡S DE I"{S ACTILDES PORE§IATI,§ I-{BoRAL DE TA ESPGA
las acritudes, los csrcreotipos, Ias nora-tas, etc.), tanto al
TRABAJA TA TTFO Df, ACTITT]D
inte¡lor de los hogarcs como en I¡ socieciad, qLre obstr- F.SP6A (eE u€das)
PLNT.{JE Df, IT\ LSCAI-\

culizan tales cantbios l comport¿mientos, además dc IC'r¡litari¡ lrrdiciotlal N6n¿ NHia Desv. St¿
otros factores cle le ¡rrooia estructura v orgrnización fa- s 67 13 111 3r.25 3.t 88 a-t2
i$ 80 1.0 35"/ §.x 5638 ?516
miliar. TT,T.\L 141 I63 474 5r.56 51.(B ?6-4Á
Por ¡.rn lado, la familia tradicional resrringía (¡.- conri-
níra cn rrrenor cscalr) a la mujer aL desempeño cie su Ilo el ce-.o de las actitudes de los hombres con res-
prpei cle m1d¡c esposa, haciéncloll respoosablc del sos pccro al esratus labo¡al de su cónvuge, Ios resultaclc¡s de
tén mc¡rai y afectivo cle esta "cé1¡-rla de la socieclacl"; por la prueba U de NIann \\'hitncv iucron significativos (Z=-
otro Lado, ias ideologías sexistas perciben en el trabajo 7.6 0, p<.001).
ertradoméstico t1e las atLrjercs una á¡Icn¿za para el equi- Los d¡¡os.rnteriores apol'an Io que verios eutores se-
lib¡io social ]. familiar (Ribciro, 199-l). Como ejcmplo de ñalln, <iuc 1a inscrción cle ll mujer a1 mercado dc trab¿-
uno de ios obstáculos al interior de los hogares, tene jo modifica sr¡ formo de penser respecto a Ios roles tra-
¡xos le.livisión del trabajo cloméstico, que pe¡manece clicionales de género, siendo les mujeres empleadas las
todaví..r bajo la responsabilidad de las mujeres, junto con que tienen l¿s actitudes más igualitaries sr¡b¡e los roles
la ¡ealización de las tareas coridi3nxs, .[enerando des- de qóocro,v en relación con las mujeres no empleades
igualdad para la mujer como es el caso dc le doble lvé¡sc: Fan v NIoonei., 2000; I(aufmao, 2000). Incluso,
jornada len el caso dc las n:,ujeres, que Cesempeñan t¡mbién advirtic¡on una ¡elación efltre el empleo de ias
una actirid¿d económica) v r¡antetiendo su rol tra esposas y ci rango en el cuel las actitudcs dcl rol de gé
diciooal. ncro clc sr:s esposos son igualitarias (Irrench v Nock,
En lo rcfe¡ente r Ia parricipacicin ext¡adoméstica c]e 1931; Ilason y Lu, 1988, en Fan y Nloonel', 2000).
las rnujeres (cón,vuges), los resul¡¿dos de la Chi cuadra- [,studics st¡brc las mujercs han cncont¡ado
da nos señala que existe un¿ asoci¿ción signiiicrriva en- consisrentemcntc ciue c1 empleo de las mujeres es un
t¡e el cs!atus laboral de las esnosas de 1os ent¡evistarlos, imporranre flctor cn su xpoyo hacir la igualdad cle gé-
coo e1 tipo de actiLLci que tieneo los ho bres sobrc los ncro (Davirl y Robinson, 1991, en Zuo v T¿ng,2000).
roles de género sociofamilia¡es (Chir= 55.13, p<.001) y Las mujcrcs emoleadas tiencn urra mavor posibiliclad
una magnirud obrenida con el coeficieate Phi de.43 quc las mujercs no err,pleldas de tener (v mantener) una
(p<.i101), ent¡e cl tipo tle ectirucl y esrarus labo¡a! de ias icleologíe de género igurii¡lria (Glass, 1992; IJubet y
esposxs. Por orro laclo, Ias aredias cle hombres son me- Spirze, 1981; Piutzcr, 1988; 'fhorton, Air,,'in y Camburn,

239
Fanilia, ¡odq uiolencía 1 género R¿¡í Lantl¿to Herránde( Facsltdd de Pthologia, UANL

1983, en Zuo y ^[ug,2000), porque su trabajo pagado con el de preparatoria y más (2=-6-64, p<'001) ¡ por
les ha dado (o facilitado) una independencia económica último, entre el grupo de secundaria y el de PreParato-
y satisfacción (Davis y Robinson, 1991; Thorton, AIwin ta y más (2=-5.92, p<.001); en cambio, no hubo dife-
y Camburn, 1983; IMclaughlin y otros, 1988, en Zuo y rencias significativas entre los grupos de primaria y se-
Tang, 2000). cundaria (P >.0 5).
Por último, respecto a la escolaridad Ios resultados Los resultados de Ia investigaci6n realizada' en Esta-
de la Chi cuadrada nos señala que existe una asocia- dos Unidos en 1982 y 1987 por Fan y Nlooney (2000),
ción signi{icativa entre el nivel de escolaridad con el tipo señalan el efecto de la educación en las actitudes sob¡e
de actitud que tieoen los hombres sob¡e los roies de gé- Ios roles de género, la continuación en Ia educación fo¡-
ne¡o sociofamiliares (Chi'= 85.53, p<.001). Con res- ma actitudes de género en una dirección igualitaria, el
pecto a Ias meclias obtenidas en cada nivel de escolari- nivel de educacióo al inicio dei intervalo y el iocremento
dad, podemos observar también que a menor nivel de en educación durante el intervalo, tienen efectos sobre
escolaridad el tipo de actitud es más tradicional (véase las actitudes de los toles de género en ambos sexos' Este
tabla 7). efccto fue obse¡vado consistentemente con dos excep-
TABLA 7 ciones. Para el grupo de muieres de mayor edad, entre
.{\il-rsls DE L-{sACTtruDEs poR ESCoLARJDAD y sExo 1982 y 1987, cuzndo pasaron de 22-25 a 27-30 años, Ios
ES COI"{I'ID.\' TIPO OE ACTI'IUD
PUITAJE DE LA ESC,{IA
incrementos en escoiaridad durante el intervalo no tu-
Igutüt¡.i¡ ll.di¡ D{r St¿
vieron efecto significativo sobre las aclitudes de los roles
H¡ra 5 ¡ños i 5l 8l 75 00 69.79 7t.25 de género. Para el grupo de los hombres de mavor edad,
Primrri. l0t
en ¿ontraste con los más jóvenes, no hay efecto de Ia
20 4l 56.25 s7.92 2r.24
Sccund¡ria 25 44 l0l 59.38 55,E0 25.19
Prep¡ratori¡ y + 95 26 189 3J.18 3ó,81 21.42 variable educación en oingún intervalo.
TOTAL t1i l6J 51.56
Lo anterior concuerda. con el autor Xiao (2000), quien
51.08 26.48

encontró un efecto positivo de la educación sobre los


Por otro lado, Ia prueba de Kruskal-Wallis nos señala v.Jlor(s de auronomÍa en homtres y mujeres; convencio
que existe una relación signiircativa ent¡e el nir.el de es- naimente, la socialización de género enseña a las muje-
colaridad con las actitudes que tienen los homb¡es so- res a ser sumisas y obedientes, pero la educación mo
bre los ¡oles de género. Los ¡esultados Ce prueba cle dcrna enseñ¿ a muieres y hombres a ser autónomos e
Kruskal-Wallis fue significativa (Chi'z=105.34, gl =3, independientes.
p<.001).
La comparación múltiple entre cad¿ grupo de esco-
larldad se realizó ccn lir prueba U de X{ann-Whirney, Cor\alr-r.,lIONE.t
encont¡áodose dife¡encias sigaificativas enrre el grupcr I)el aráli¡i¡ atteriar ¡e ptele teña/ar lo sigtiette
con estudios hasta cinco años 1 el grupo de primaria
(Z=-3.50, p<.001), con el grupo de secundaria (Z=-3.92, Las ¡elaciones y diferencias significativas ent¡e las
p<.001), y con el grupo de preparatoria y más estudios nctitudes (el tipo y sus prcmedios) de los hombres, se
(Z=-8.99, p<.001), también ent¡e el grupo de primaria encontraron en todas las va¡iables independienres, sin

24A 24t
ldDt)/¡¿, ?al¿. ioltrriu 1 .qimrc Reni Larlero Hernúrd,:i I:ac"ltk! d¿ l'jticok¿ia, UANL
embar¡lo, la ma,¡o¡ relación (v prediccióo) esrá dada prin- cióo necesaria pero no suficiente para asegurar el cam-
ciDalmente por la escolaridad v lr participación de las bro en I.rs priciic.rs ,lomÉrricrs o componrmicnLo.
muieres (cónvuges) cn el mcrcado cle trabajo !', cn ¡re, Consideranclo io anterio¡, plxnte^mos que, si cam-
nor medida, por e1 tipo de familia, h eclad 1, el cst¡aro bi¿mos o incrementamos, por L!n lado, los niveles edu
social. Estas diferencias sc pueden observar al inrerior ca¡iros de homb¡es (v mujeres) a más de 10 ¿ños de es-
dc la muest¡a de los hombres, 1'cn las clitttenres catcqo tuclios y, por otro lado, una mayor participación en la
rírs de las variabics. ecoflomí3 por parte de Ias mujeres casaCas o uciclls
V¿rios esrucli¡¡s la habían est¡bleciclo 1. plenrcado que (principalmcnte con hijos), particularmeotc en e1 sec-
ia cscc¡laridad es un iLrcrtc predicror dcl c¿nrbio dc las tor formrl, prrra que tl¡\'ie¡an cL mínimo de sequtici¿d,
actltL¡.les (o ideologÍa) de los rolcs cle género (r.óase: tcnCríamos concliciones favorel¡les para un cambio en
LI:1rris y [iiresrone, 1998; Frn y Nlooner', 2000; Scort, l¿s ¿ctirucles de hr¡¡n'o¡cs (l las rlujeres) sc¡bre los ¡oies
1999); también, ot¡os ioves¡iq¿clorcs har señrleclo q,-re cle género, más igualitarils, por encic; cambios cn su
lrs . recncias u lr. :rc irurJ<. \on I rr.r ,t( i .lLrc f^rnr.L.r I.," construcción (o recoostrucción) (le los papeles de géne-
roles familieres de los esposos (lieckmao ¡,- Houser, 19f 9; ro, de las reliiciones enrre hr¡n-rbrcs v mujeres, dc lo <1uc
[)cr11',lenkins l Crouter, 1990). Por otro 1¿do, l¿ inco¡, cs lemenino o masculino 1'cn la moclit-rcrición dc ios ro-
poración dc' la muier a1 trrl¡ejo exrredomésrico he pro, lcs tradicionales.
piciacio la rnociific¿ci¡in o ¡ede[inicirin de lrs posiciones
v ¡oles c.tre los micmbros de 1:L unidrd cioniéstica (Lri,
pc z, 1998; Ribeiro, 1989).
Otras investiqeciones apr.rnren qrre 1l incorporación
dc la mujer e1 rrabalo ¡cmuner¿clo propicl:r, a¡iemás dc
un bienesta¡ ecr¡nómrco pera le familia, un bienestat
errrocional o psicoltlgico en la mujer, aLrmcnt.rndo su
eLltoestima, seguridad, erc. (Rour y orrcs, 1997).
Lo aoterior, c¡ea condiciones p..ra urr -soci¡lización
o re socielización ric sus hijos, hacia un n.iodelo mhs igue
'! litario, que implica una mal:or participxcióo de todos
cn Ias t¿¡e21s l.rcsConsabiLidacles f1lmiliares, sin distin-
ción clcl "sexo" cle qrien i,r hrgr v sin imporiar quó hrga
cade q,"rien.
Estos can:blos hlcia acritudes rnás igualiteri;Ls pue
Ccr pro,..,ca:. r.lr \.,/, (:¡1¿ J].larl,uctun m.L. r.9.:r,.,,;r.L
del ttabajo iorraia¡rili¿r v un ma\.or bienesrrr famili¡r.
Como 1o scñ¡la Fe¡ree (1991), 1os esposos rnás igualirrrios
hacen más trab¿lo doméstico. Sin embereo, h"v g,." con_
siclcra¡ que los c¿.mbios e¡ l¡s actit,-¡clcs es una condi_

242 243
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r',1. t . fa. to/o¿:ra/ f".,.^,p..i1.¿), v,-,,1. .l 1. l. p. 20.
LIatre/ Ri beiro Ferreira

A pls.ra os eLE rrucrr-\s de las sociedades contemporáneas,


a lo lar:go de un constante v paulatino movimiento de
democrarización cn ¡odas las esfcras de lo social, h¿n
most¡ado alaoces importentes en Ia rcducción de mu-
chas incquidecles, lo cierto es que, aun ho1,, Ias mujeres
no gozan de un estatuto igualitario con respccto al de
los larones. Las invesrigaciones nos mLrL-stran que la
conclición de las mujeres está estrechamente relaciona
da con ias estructuras familiares, Ias cualcs en práctica-
mente rodo ei mundo sc har caracterizado a lo largo cle
ia historia por la predomin¿ocie de une otganización
parriercal con une fuer¡c doninaciirn dc los varones )
unr ma¡cada dependencia femenina. Iillo ha sido el ¡e-
sul¡ad,:r, ¿zlr¿ ui.t¡l.ta¡ otra¡ rrjrJ, de un 2centLlado proce-
sc¡ dc socialización difc¡encial en funcirin del sexo.
Así, en un estuclio inte¡n¿cion¡l re¡lizrdc¡ hacia fines
dc le década de 1980 en 99 países (PopuLation Crisis
Committec, 1988), se pudo observar claremente que en
niogirn plís del rnrrndo las rnujercs han logrado con-
quisrar un estatuto de pleca igualdad con los varones.
En rliche invcstigación, quc cubrió al 92% dc la pobla
ción icmerir¿ m,,rndi'.rl, se tLiiiiz:r¡oa 20 indicacloles pata
medir ci bienester de las mujcres en cinco sectorcs: Sx-
1ud, cducación, nupciaLiclad y fccundidaci, empleo e
ieualclaci socili. Ll crinrputo dci puntajc ¡otal obtenicicr
x p:1r:ir de dichos iociicadorcs permitió cl¿sificar a Ios
países co sicre cltegorías sob¡e le conclición fer¡renina,
tlesclc "excelente" hesta "exttcmecl¿mente deficicn¡e".
F¿-i/i¿, !aier, t)¡t)!¿nci¿ J .q; ¿r0 Maucl Rib¿iro F¿¡rei¡a

En Ios rcsultados obtenidos se clesraca que oingírn paÍs existe una división de1 trabajo y en Ia que el varón/pro-
del munclo ¡ecibió uo pirntaje quc permitie(a colocarlo veedor cumple [os paoeies inst¡umentale s y Ia muie!
en la cateqoría dc cxcelente; srit; siete países lel ó.3')'") sc madrc/esposa los papeles e,'ipresivos, es le que meior se
cl¿siiicaron como m'.lv buenos. Succia obtur.o el puntaje acllpta el cootexto de 1as sociedades industriales (cfr.
más alto (¡ji pu!ltos), mientrls qLre Bsnclxdesll olrtuvo Parsors .v Bales, 1955).
el nrís bajo (2i.5 puotos). En la regirin de Lné¡ica l-¡ti- Sabemos que el modelo de famiiia nuclear cooyugal
nr., el (la¡ibe, ninuírn pais obtrLi'o pr-rntrjes.lc "mur que refleja esilr tcoria P2rsooirna de ia farnilia hr sido
bi¡enos" y siilo Jeneic:r, B¡¡b¡dos 1 L,rug,.Lai' se clxsiii obieto de se!'erxs críticas (ctr' NficheL, 1974)' puesto quc
clL¡on como "bucnos", mienr¡es oue co lx gran mil\.()rí.1 a pesxr de que Preteodc se¡ "funciooal" en una socie
de ios paíscs lrtjnr¡lmericanos ia condición socirl dc l¡ dad industrializada, aL [uoclemcntarse en Ia división
n-ru]cr p.rctlc ser crlificad¡ cor!o ''rcguhr" o "rleficien se\Lral del trabajo, provoce que la mujer sea narginade
rc". [n esta rc¡ión, los p]íses (l()n.lc 1as rnujcres se en de cuelquier orra activid¿d e\tracioméstica v exclu,\-e al
cLlcntr.lo más tlest¡vi¡¡eciclas son Bolir-ia, Clt:rrc,rnal¡ r' r.artin cle una ParticiPacióo más activa y estlccha en cl
I{aití, mien¡¡¿s <iuc NIéxico sc ubicx eo ,.rna posici(in nr'¡odo in¡erior dc I¿ familia.
iotermcdi¡ (cfr. PopLrla;ion C¡isis Com¡rirtcc, 198Ii). En té¡minos gene¡'.rlcsr pocle mos atirmar <1ue la cul'
La noción t¡adicional cle la flmilir siemprc ha ¡r,.icsro t!Lr1 ha reLcgedo a ia mujer a unl seguoda posición, con
el acento cn 1¡ autori.iacl perernal. r\i p.rtlre sc 1c ha irrrcldolc cl ejLereolifo dc lrn scr Pl(i\ o 9!le n( cesirl
clescritr¡ nornralnrenre crJmo el jeie de L¡ ccnunicl¡ci fli protección, y asignándoLe Ia responsabilidad de l¡ edu-
rr.riliar, como la figrra <lominante ¡ocleaclr dc rcspero v cación -,'dc1 cuitiadt¡ dc los h.ijos, de ahí que la única
su¡risióo. La madre, así cono ios hijos, siempre han es- función quc se lc reconocc soci.rl¡nelltc v la únic¿ cuc es
tado suborciilados a le aritoridarl clcl r.a¡ón provcedor. valorada, es lx maternidrcl. Paradó jicamcn te, esta valo-
En l¡ dir,,isión c1e tareas, el padre geoeraimelre he quc- ración de su fuoción "nirtu¡al" ha constiiuido la base de
d¡d,r exenro de los trabajos clomésticos, mientras que Ie su sLlieción )'un iorPedimeoto Plrra que sea aceptada su
figu¡;r maternl ha sido fue¡remen¡c valorada cotrio el igueld.ld social. -t\clemás, a Ias mujcres no se les ha esti-
alma clel hogar, sobre Ia que rcposa l¿ uoiLlad v h soliclez mulado para ei logro dc su independencia; al contrario,
de la iamilia. H¡ sido en esre plano cle ¡elaciones hcmos persisticio en el mantenimicato de unx actitud
¿fcctivas, co el que la mad¡c hr ju.qaclo un prpcl ciomi paternalista que consiclera a Ia mujer como un se!
oente, rcforzancio los vinc,¡1os faorilia¡cs a r¡ar,ós de l¿rs ;'frágil u débil". La sociedad Ias ha colocado ea una si-
ICl.r.loreL d! xm.r Ll-u, ll:lntirl](. tuacii-rn clestavo¡ablc en crsi toclas hs esfcras dc i¿ socie-
La separación eot¡e 1c¡ dornésrico v Io proclucrivo ha ,l r cl.
contribuido, en b-.ren¡ mcdirla, al esrablccimiento ilcl llncste orclen dc ideas, dicc Geil Sheehy (1986:187)
modclo de familia quclcar-convugel iundrclo cn ia di1.i- qlre los hombrcs, dcspués de los 20 años de edad. cieben
sión de roies scriuelcs, corr,o el parrCigma plototípico crnaliza¡ sus energÍas ¡ara abrirse cantino inclependientc
clc ia familia modcrox. De hecho, cn su aoáIisis sr>b¡e le cn el rnunrlo. Eni¡e los 20 v los 40 cleben hecer torio su
cstructu¡a cie le iamilir moclc¡ta, Talcotr Parsons cc¡osi- esfucrzo para obrener Ias tccompensas dc la socieciaci'
cleraba hecc unos ¡ños que la flniilir nuclclr, cn il oue Perr logr:r c1 érito, debcn se¡ tieles c intinit:rnrentc aten-

150 25 i
r¿ailí1, pa¿¿r, !;ohn¡:ia _t g¿n¿ra Man*l Bib¿iro Fetreira

tos con su alltóotica amada: Su p¡ofesión. Las mujeres que les son atribuidos implica un acceso diferente a los
en cambio no tieneo que encontrar la iode- recursos: e los derechos y a Ios privilegios (Descarries-
pcndencia en -etirnra
ese petiodo de sus r.idas. Tiencn ot¡rs al- Bélanger, 198t):22).
ternativas: Pueden uni¡se a personas más fuertes, pue- Sin embergo, en le sociedad moderoa, particuiarmen-
dcn i¡¿nsíormrrse en haccdoras de bebés v aolisador.rs te en los países más desarrollados, se percibe una cla¡a
de penecillr:s, en porracloras dei sucño cle sus meridos. tendencie haci¿ una mavo¡ participación de l¿ mujer en
Persistcn airn argumentos sexistas que trlrirn d. ¡e las distintas esfcras de lo social. ljL aná1isis clc la femilia
aiirmar 1¿ f¡¡se acruelh de que ''de:rás cie roclo gran hom- contcmporáne.r nos muestfx que el modelo familiar ba-
bre, cxiste Llnrr grln mujer", pero ciue nieqln a 1,r rlujer s:rclo en la clivisión clel trabajo está perdienclo su vigcn
misma el derecho dc llcgar a scr greadc. La sit,-rrción cia. Ilal¡la¡ cle ia situacic'.,n social de la mujer implica re
socirL cle ia rnujer se conviertc así cn unl criestión cic fcri¡nos a un¿ situación dc transicióo, en la cual, al igual
irirr de opori'.rniciade s, r'a clue el rnriodo cLrnst¡riido po¡ oue en cualquier otro proceso de carnbio social, se esta
los ht¡mbres la circ¡-rnscribe exclusiramence a dimcnsio blece una lucha cntre Ios factores que propician el cam-
ncs rel,rcionacl¿s con su hogrr !' coo sLl flmiLie. Sc tr:ata bio l otros quc sc opooen a é1. L,l cambio de ia situación
cle iLrsritlcar el disc,,r¡so sexista cn nornbrc rlcL "bicocst¿r dc Ia muicr csr:'r rclacionado, po¡ una parte, con las
cn.ocionai del grupo do¡nés¡ico", bienest:rr oiLe, en ci¡c¡¡nst¿ncias sociales clue pueden alentar o favorccer
úlri¡¡r¡ instancir, constituve uoa rcspons:rbilid'¡cl casi ex un.l ¡ilxvor perticipacitin, \,, por otre, con los factorcs
clusir.e p¿ra il mujer, clejanclo per,r el ma¡rdo, ' jcfc dci cul¡ur:Llcs cue dictan función cle la t¡aclicirln y la
hoeer", la rcspolsabilidld del bieoest¿r económico. Sc -en
costu¡r-rbre- norm2s y valores que evolucionan muy len
i¡ata de coovencer a la nujer que sr.L lugar este ahí, en el taircntc. Uno dc Ios hcchos más significarivos cn este
hoqar, pues elL¿ constit,"rve la. e;!irtu tit¡r¡tl rie /a janili,t contexto ha sicb, sin l,.rgar a dudes, el ingreso nasivo de
(Anson y Roa, t966). las niujeres al mercado de empleos, fenómeno <1ue se
}-os esposos O'Ncil (19741 16,1) decíen h¿ce un<¡s años produjo clesde h décaria de 19,10 en Europa y en Norteamérica
ciue, en los valorcs cie la cultura no¡reamcricana ser fc- y un poco más tarde y más lcotamcntc en muchos de los
menina (o esposa) equivalía a ser pasive, iócil, cnrocio- países de la región latinoamericana, en donde también
n.,r l. remperrrncnrrl. l.noros:. nrrn5:1. fr.cPii\'l )' cr rcr. hernos pocliclo observar une modi[icación en ia situa-
nrj. Por el contrario, scr masculino signilicaba ser cluro, cií¡r de las mujeres, arrnque dicha evolución no se ha
comcetitivo, valiente, sercno, firme, f,¡e¡te v dominen- prcscntado al nismo tiempo ni ¿1 mismo ritmo que en
ter. Le valoración social cle los atributos genéticos mas los p'.iíses des ¡.rrollados.
culinos ha contrrL¡lido al es¡¿blecimicnto de un sister¡a Teriricamenre, la t¡ansición cle la ian.iiiia modcrna
de estratiflc¿ción social besaclo eo ei sexo, en e1 cu¡l to- implica otras cosas el paso cle una estructura
das las mr-rjeres son c,:¡nsidcred¡s io[criores a ]os varones -entrc
de división dc1 trrbejo, funci¿mentacla en at¡ibucir¡oes
\- sesúin cl cual I¿ di:parldrd de ¡oles r-dc posicioncs scxurles, hacia ot¡a de tipo iqualitaria, en la clue hom-
brcs l mrrjcres compe¡ten ran¡o las f.rnciones internas
'No.s """ c.surlLrlrd quc cst: Lltscripciri:r !!l1dr p¡r¡ el cootcrto conlo 1¿s exte¡oas. Quizá e1 aspecto nás sob¡esaliente
.st¡.l,,u,,i.i.aje !.csc.rtc untr ¡sonl¡rosr sr¡n.r¡Ir2.¡ con ir quc hrcc Gisri
(197j) Dair L¡tino¡¡éricr. clc cllcho crml¡io sca ei ronlpimicoto dc la froctere <1uc

2 il 2il

;,7
Fanilia, polet, aiolcnria 1 gittro lfazucl Rib¿iro F¿rrcira

separa la csfera pública (vida económica v social) de la ser así, su virilidad es cuestionada. Tal situación, muy
privada (mundo de Io doméstico). Esto significa que en común en América Latina, se encuentra estrechamente
nuestras sociedades han empezado a presentarse las vinculada con el fenómeno del "machismo". Pa¡tiendo
condiciones esrrucrurales que permiren un mat or de dir-ersos estudios llevados a cabo en América Latina
involucramiento de las mujeres en esferas ext¡adomés- sobre Ia condición femenina, Gissi (1975) concluye que
ticas, lo cual se ha convertido en uno de los factores in- el hombre se opone al trabajo de la muier porqtte dejar
tcrnos qlre mayo¡ment€ han favorecido el cambio qte ttr rtrjer trabaje et c0tl0 rec0r0cer Ptiblicatnenle que ro
sociofamiliar y la transformación de Ia posición de las et rn bontbre, y porque la inica manera de arcgrrartc de la
mu jeres en la sociedad. Jidelidad de rra rnryer rcr¡i¡te er /rdr/¿kr/d ecatór i&nettte
Pero si bien es cie¡to que la en la actualiciad, gracias a delenlierte. Esta percepción de la virilidad, Iigada al pa-
los procesos de indust¡ialización,v de urbanización, se pei de proveedor, ha sido desc¡ita también en Canadá:
han establecido condicioncs estructurales que han ta- ...e1 trabajo de la nrqer r rtrae a ¿rla de la attaidael del aa-
votecido el ingreso paulatino de un mayor número de ido (la bace independiente) al mi¡no tienpo q e le arrcbate a
mujeres a los mercados de empleos, no meoos cieno es éste la prteba 1r/ár im?artan¡e de ¡l na¡ linidad...2
que las estructuras familiares siquen constitutendo un Ha pasado ya un cuarto de siglo desde que se celebró en la
obstáculo serio para el desa¡rollo profesional de Ias Ciud¿d de NIé co la Conferencia Internacional con motivo
mujeres. Corno señala Francine Barr¡ (1977), la pro- del "Año Internacional de la r\Iujer". Aunque en todo este
blemárica del trabajo femenino parece esta¡ arriculada tiempo hemos podido observar algunas modificaciones en
alrededo¡ de un eje dialéctico, cuvas coo¡denadas son la cuanro a la siruación social y familiar de las mujeres, la verd¿d
industrialización, por una parre, y las tradiciones fami- es que tales ca¡¡bios no han sido producto ni de u¡ra verdade-
liares por la otra. ra polÍtica famüa¡, ni de un proceso planificado de interseo-
Ent¡e los primeros obstáculos encootados por las ción social del Estado. I-a evolución obsen ada hasta ¿ho¡a
pioneras de la actividad económica, uno de los princi- más bien ha sido resultrdo de una i¡ercia social en la que ni la
pales fue ia hostilidad que hacia ellas manifestaba la so- cultu¡a ni las instituciones pueden permanecer esáticas f¡en-
ciedad tradicional, anclada en una cukufa masculina. te a la violenta revolución tecnológica que incide en nuestros
Las ideas prevalecientes a este respecto, en casi todas las esrilos de vida y en l¡ forma en la que inte¡pretamos ouestra
sociedades se oponian firmemente a cualquier modifi- propia existencia. Queda claro que, no obstante la ügera evolu-
cación de los roles sexuales asignados a las mujeres. Las ción tar.orable en la coodición de las mujeres latinoamerica-
investigaciones refe¡entes a la familia y al ttabajo de la nas, el panorama actual aúfl deja mucho qt.te desear, y es más
mujer (Leñero, 1968; Elu, 1975; Vinet y otros, 1982) lo que resta por hacer que lo que hasta aho¡a se ha logrado.
han evidenciado el hecho de que, para la cuitu¡a con- Aho¡¡ bien, nosotros creemos que muchas de las ac-
servadora, el trabajo femeoino pone en peligro el equili- ciones que las sociedades nlodetnas deben emprender
brio de Ia r-ida t¡adiciooal y ei proceso de dependencia para consrruir una mayor igualdad de género pueden
de la mujer. Particularmente entre Ias capas más
: Fortio, Gér¡ld (19ó7:64.), "Aspects sociologiqucs du travail féminin",
desfavorecidas de la sociedad, es el hombre quien debe
.i: L. traft¡l Jt iñir, Québec, Presscs de I'Univcrsiré L¡eri, citrdo por
p¡oveer y satisficer las necesidacles de Ia familia; de no Drnduracd (1988: 27 28) (T. dd A.).

2 51 l5i
Fanilia, ¡oler, uiohuia 1 ¿áncro
Ma¡t¿l Nb¿i¡o F¿rcira

i¡rse¡tarse dentro de uoa política social de Ia familia, ya ritu democrático entre hornbres y muieres en el seno de
que uno de los aspectos centrales de una política social los hogares.
orientada a la familia se tetiete precisameote a la condi- A continuacióo Presentamos algunas consideraciones
ción de las mujeres en la familia y en la sociedad, Podría de orden general, las cuales Pueden constituir Pistas
en principio pensarse que Ios programas otientados ha- globales para una acción concertada en favor de la mu-
cia el mejoramiento de la situación de la mujer no de- jer y de su contexto familiar'
ben formar parte necesariemente dei contexto de una
política familiar, dado que se refieren a una categoría Careacia ¿te inuetti3acionet
específica de la población. No obstante, como va 1o he- En primer lugar, cabe des¡acar que existe una gran in-
mos señalado, la mayoría de las mujeres son, además, sufiiiencia de investigaciones sobre la mujer. Aunque la
madres, esposas o hijas, y en b¡.rena meclicla su situación experiencia profesional y acadérnica nos permite hacer
social desfavorecida cstá condicionada por las estructu- algunas hipótesis v Planteamientos con lesPecto a estos
ras famiüare s vigcntes (cfr. fubeiro, 1994; García y Oliveira, problemas, Io cierto es que no existe suficiente eviden-
1994; Barrére Nfaurisson, 1992; Barvin-Legros, 1988). cia cientÍfica sobre muchas de las circunstancias que
Olga Rojas (1998) scñala que dado que el contexto de Io enfrentan las mu]eres en la cotidianidad de la vida fami-
familiar y lo doméstico han sido tradiciooalmente con- liar. Fenómenos tales como el de r¡adres solteras, hoga-
siderados como espacios fcmeninos, no resulta extraño res monoParentales, violencia conyugal, discriminación
quc la vida adulta de Ias mujeres quede definida frecuen- y acoso sexual, entre otros, f1o han sido abordados sufi-
temente por el ma¡rimonio v por la maternidad, así como cientemente en la literatura científica y existen pocas eri-
por sus papeles de madres, esposas y amas de casa. Ade- dencias empíricas que fundamenten su análisis. Resuita
más, algunas dc las variables relacionadas con l¿ situa pues de capital importancia que se realicen proyectos
ción femenina, como el trabajo extradoméstico, esráo concretos de investigación social acerca de todos los pro-
íntimamence rclacionadas con otros aspectos de lo que blemas familiares, particularmente de aquellos que
puede ser una política de la familia: servicios de guar- involucran los ptoblemas de género Para ello es necesa-
dería para las madres trabajadoras, permisos de ma- rio que exista un común acuerdo entre las agencias gu-
ternidad, permisos de paternidad,3 valotación del sa- bernamcntales y los Centros de Investigación Cientifica
lario femenino (considerado no sólo como un sala¡io y de Educación Superior, y que se estimule y fomeote
de "apoyo"), etc. Las politicas orien¡adas hacia lz fa- con reculsos financieros el desarrollo de tales lineas de
miLia debcn p¡omoyer ura ma1'or igualdad y un espí- investigación.
3 Si l¡s nuevrs idcologias sobrc l¡ Éañili! póoeo el ac:nto eo cl concepto de
igualdad cntre Ios srxos, es irnporrintc quc l:s rcciones I progrrm¡s Ideolagia; sexirta.r
gu5crn¡mect¡les refucrc.o cst3s ¡ccioocs- Eo vcz de h¡bh¡ cxclusiv¡mcntc Es euidente que las actividades relacionadas con el "o¡e-
de permisos r{c m¡tcroidad, podrie plrnterrsc h nccesidad de cst¡blece¡
pcrnirs de p!¡crnnhd, baio cl supuesro <ie quc los cuiCrdos quc regüi.ren hacer" cle Ia casa (lavado c1e ropa y vajilla, planchado de
Iós aíños l krs ¡eciro sacidos rrrc: ercir¡sitr <lc las m¡dres, ropa, preparación de comida, etc') son de dominio casi
!ioo rimbiéfl cic ios ¡rdres En Succi¡, por cjencllr,l:\i:rc uo pcr!r1iso exclusivo de la mujer. A pcsar de que cada vez son más
;:,rc:r.,1 u:',r F:.r l'ri '. r1\r's rn. !3rr Lr. :rrt:re! (Br:.:..-
l;:-.,- ::;. i':l:l
c
los hombres que participan de alguna manera en los tra-

i
1
I

I
Fanilia, loler, ciolctcia 1 génzro Matutcl Ribcito F¿rr¿ira

bajos de Ia cas4 lt ideología sexista dominante contirúa periférica. Es innegable que la familia sigue reforzando
defi¡riendo estos trabajos corno femeninos. En la mayo- el modelo de separación de roles sexuales (hombte pro-
ría de las familias latinoamericanas los esposos consritu- veedor-mujer ama de casa), y quei en tales condiciones,
yen, en general, una figura periférica, 'i habitualmente el panorama de desarrollo para las muieres Presenta
no se ocupan de otra cosa que no sea el sostenimiento grandes Iimitaciones. Los académicos feministas están
ecooómico del grupo. Si ent¡e los mayormcnte instrui- de acuetdo en que la familia constituye uno de los prin-
dos h figura del "macho" se prcseora con menor inren- cipales escenarios en Ios que se construye el género
sidad gue entre quienes tienen una pobre escolaridad, (N'lanke, Seerv, Crouter y N{cHale, 1994), y que uno de
para todos ellos en geoeral lo doméstico es asunto de Ias los signos más visibles de este proceso es la manera en
mujeres (cfr. Vega, 2002). Si cada r.ez es r¡¡ás f¡ecuente que el trabaio doméstico está distribuido entre los miem-
escuchz¡ a esposos de los estratos medios deci¡: "Yo a,vu- bros del grupo familiar.
do a mi mujer a lava¡ Ios platos", la frase no esconde la Por otro lado, el trabajo de la casa es universalmente
idea subyacente de que la responsabilidad de lavar la desvalo¡izado. EI trabajo doméstico ha sido popularmen-
vajilla corresponde siempre a la mujer, aun en los casos te caracterizado como tedioso, aburrido y que no Pro-
en los que eilas igual que ellos- ter,gan un empleo porciona satisfacción, además de que no goza de presti-
de tiempo compieto-al fuera dcl hogar. Los esrudios ¡eali- gio (cfr. Robinson y ltIitkie, 1998). Podemos decir que el
zados en todo el mundol muestran clarameote esta si, trabajo doméstico es ampliamente considerado como un
ruación, tanro enrre aguellrs mujcres que ejercen un.r "no-trabajo", o al menos no como un trabajo verdadero,
actividad remunerada como entre las que se dedican de porque no se considera productivo y Porque tradicio-
manera exclusiva a las tareas de la casa. nalmente ha sido trabajo de mujeres. En nuestra expe-
Ei estigma social de la madre-esposa, coloca sobre Ios ¡iencia como investigadores ha sido muy frecuente oír
hombros de Ia mujer toda la responsabilidad de la vida decir a las mujeres entrevistadas: "Yo no rr^b^io", Parv
familiar. La mayoría de las familias Iatinoamericanas es referirse al hecho de que no tienen empleo remunerado
eminentemente matrifocal y los trabajos domésticos si- fuera de su casa. Lo mismo sucede con los Yarones;
guen siendo una función exclusivamente femenina eo muchos dice¡: "NIi esposa no ttabaja", 1o cual parecería
la generalidad de los hogares; esto es cierto aun en los indicar que las muchas horas invettidas en planchar, la-
casos en que las mujctes desemoeñan una actividad pro- var, Iimpiar cocioar y cuidar a 1os hijos no constituyeran
ductiva fuera dcl hogar. Esto quiere decir que la mayor uo verdaclero trabajo,
responsabilidad de conducir Ia vida emocional, afectiva Las ideologías seristas, que se reproducen en buena
¡, formadva de los miembros que la componen recae prin medid¿ en el seno n:ismo de la familie, son reforzadas
cipalmenre ea h figura materna. El padre dc familia toda- también por otras iostitucionesJ Particularmente Por Ia
vía se involucra poco en la cotidirnidad del grupo fami- escuela y por los medios masivos de comunicación. Re-
liar y en muchos casos sólo constituye una figura sulta eotonces de primera importancia oriental esfuer-
zos hacia Ia c¡eación de una nueva ideología, fundamen-
¡ vi!¡rsc por ciemplo: Debsr¿d. (1988), Ribciro (198r,2002), Lcnero ¡¿da en la igualdad sexual, que siente las bases para Ia
(1968), Elu (1973), Gissi (1975), Shechy (19S3), B3rr¿rc-Ilaurisson (1992),
construcción cle un tipo igualitario de esttuctura

258 I i9

,t.:
Fanilia, poler, riohrcia 1 ginero Mart¿l Ribeiro Fer¡eira

familiar. Par¿ ello es preciso no sólo fomentar la con- La mayoría de los estudios muestran que las muieres
cientización de las mujeres acerca de sus capacidades y hacen la mayo¡ parte de los trabajos de la casa, incluso
alternativas; también es imprescindible promovet la par- cuando tienen un empleo de tiempo completo (Marke
ticipación de Ios varones al interior del grupo domésti- y otros, 1994). Greenstein (1996) señala que a pesar de
co. Dicha promoción constituve en realidad un proceso que en los Estados Unidos se ha duplicado el número
educatiyo permanente en el que de alguna forma deben de madres casadas que trabajan tiempo completo desde
estar involucradas todas las agencias que participan en 1970, la división del trabajo domésrico ha cambiado muy
el proceso socirlizador de los individuos (escuela, me- poco y los homb¡es casados siguen participando poco
dios masivos de comunicación, etc,), En resumen, es en Ias iabores del hogar.
preciso construit :l¡a ctlttra de gétero. La participación doméstica de los varones norteame-
ricanos, si bien no es iguahtaria con respecto a la de sus
Dit,i¡ió r
¡exual del trabajo esposas, parece ser mucho mayot que en Nléxico. El es-
La separación de papeles sexuales ,v la desvenraiosa po- tudio de Greenstein (1996) muestra que en una investi-
sición de la mujer en prácricamente todas las esfe¡as cle gación en Ia que fueron entrevistados 2,719 matámo-
lo social están en buena medida fundamentadas en lo nios, las mujeres empleaban un total de 37.6 horas a la
imaginario, en la manert en que las personas, /tonbret 1 semana en tareas domésticas, mientras que los hombres
mrieres, íaterprctan su identidad de género. La familia, sólo trabajaban en la casa 18.1 ho¡as en promedio. En
como grao pafte de las aeencias de socialización, repro- cambio, en Lléxico, de acuerdo con un estudio realiza-
ducen todar,ía una imagen t¡adicional de lo "masculi- do eo la ciudad de ilIonterrey (cfr. fubeiro, 2002),los
no" y de lo "femenino". Nluchos de los diferentes varones casaclos participan, en promedio, sólo seis ho-
aspectos relacionados con ia estigmatizacióo de lo mas- ras a la semana.
culino y de lo femenino, son percibidos como algo tor- Además de la ¡eticencia de los hombres a asumit su
ma/, co.,r,o algo que proviene de una especie de ardet parte de las cargas domésticas, las condiciones de traba-
rataral. Como decía tl!e rvcomb (1967 490) hace algu- jo de las mujeres no han alcanzado un nivel óptimo de
nos años: la ualoría de xo¡otro¡ creeno! qtle lo¡ honbre¡ igualdad con respecto ¿ las de los varones. Por una par-
e¡¡ár hecho¡ de rra manera 1 /as tttjeret de otra, 1 que /as te, si bien es verdad que en los países más industrializa-
diferetciat de ro/ ¡on eor¡ecletcia de estat diferetciat "rana- dos el porcentaje de madres de familia trabajadoras es
tas". Aun cuando s¿bemos que los estereotipos son ge- mayoritario, no menos cie¡to es que su ingreso es perci-
neralizaciones no científicas que unos grupos formulan bido, et la malaría de lot mtoq como un salario de apoyo
a propósito de or¡os grupos, éstos contienen una parte (compleme ntario), ya que éste es en promedio inferior
de verdad en la medida en que las caracreristicas atri- al de los hombres. Además, se s¿be que las mad¡es tra-
buidas a ios miemb¡os cle un grupo son el resultado cle bajadoras no cuentao con un sistema accesible de
presiones socirles reales que son puestas en evidencia. guarderías inlanriles que Ies permita comprometerse sin
O como Io señala i\{o¡eaux (1981: 18), las ideologÍas ...ra- temor en empleos de tiempo completo. Finalmente,
flejat potiblemenle nera¡ la realidad qw pretenden desribir clebemos añadir que las leyes, aun cuando han evolu-
que la qtre corlribtget a in¡latrar. iionado en casi todos los países con respecto a las ob-

260 261
Fanília, pader, ahncia 1 ginera fu[a n tt ¿l B,i bc i ro F c ¡ft i¡a

servadas duraote Ia década de 1950, todavía no han logrado gan que escoger e¡tre una vida de familia y una carrera
proporciooar a las mujeres y a los hombres las mismas profesional; como dice Gail Sheehy (1986: 358): la na-
posibilidades de compartir igualmente el "exterior" como
-yoría de lat tttjeret ¡e ¡ierlen obligadu a ercoger ettre el
el "interior". amor 1 lot hlos o el trabajo 1 la realilacidl. Si a lo¡ bonbres
¡e l$ ?relertdtd Jenl4a te eleccirir, ¿babria dridls? Ade-
Fatore¡e¡ la couiliaeiór entre la Janilia 1 el trabajo más, es de sobra conocido el hecho de que cuando la
Los da¡os disponibles reflejan la escasa participación de mujer desempeña una actividad económica extradomés-
las mujeres en el mercado de empleos. Lo que es resul- tica, debe asumir una doble jornada de trabajo, pues
tado de la conjuación de diversos factores, todos ellos como acabamos de señalar, los hombres se involucran
vincul¿dos con la condición femenina, pero qLre en gran poco en la yicln interna de la familia y en las resPonsabi-
medida esrán fue ¡temente asociados con la mitiór que lid¡des de la criaoza de los hijos.
nuestra sociedad impone a Ia mujer como ama de casa v Otro problema importante en este contexto es el que
m¿dre de familia. Las investigaciones realizadas hasta se refiere a la discontinuidad profesional de las mujeres.
aho¡a han mosLrado cómo eI marnmonio significa, prra Sabemos que, en general, la mayoría de los varones en
muchas mujeres, e[ abandono del empleo y la r]edica- edrd activa permanecen en el mercado laboral desde que
ción casi exclusiva a las rareas domésticas (fubeiro, 1989, ingresan eo él hasta que se retiran, salvo situaciones ex
1995; Leñero, 1968, t983; Elu, 1975). Como señala cepcionales. Eo cambio, es bien sabido que para las
Ha¡¡is: mujeres Ia situeción es sustancialmeote diferente: Pri-
El matrimonio es, entre otras cosas, un contrato. El mero, Porque el núme¡o de mujeres que se emPlean fuefa
mattimonio, en tanto que institución, setá percibido del hogar es más bien reducido, y segundo, porque las
como opresivo, cualquiera sea su forma, mientras los que trabajan efectúan a lo largo de su vida diversas en-
¡ecursos de las partes cofltratanies, externos a Ia rcla- tradas y salidas del mercado de tab¿jo. En otras pala-
ción, seaa desiguales. Es de esperar que, por grande que bras, Ia actividad económica de la muier se caracteriza
sea la igualdad formal ent¡e los cónyuges, el sentimien- por una gran irregulatidad, y sus interrupciones estáo
to de desigualdad de las mujeres en el matrimonio per- frecuentemente asociadas con cambios en su ciclo vital
sistirá mient¡as .no puedan, cualquiera sea la razón de (casamiento, nacimiento de hijos, ingreso del último hijo
ello, participar en el mercado cle trabajo en las mismas al sistema escolar, etc.). (Hainerman y Recchini, 1981:
condiciones que Ios varones (Harcis, 1986:262). 26-27; Kempeteers y Saiot-Pierre, 1992).
La telación entre familia y trabajo nos conduce a plan- La maternidad constitu\¡e, de lejos, el principal
tear serios problemas, específicamente para las mujeres. problema que deben afrontar las mujeres trabajado-
A dife¡encia de los hombres, para muchas mujeres la rrs5 (Corbeil y orros, 1992). La problemática de la ma-
única alte¡nativa real es obrener un empleo de tiempo te¡nidad ernpieza, en muchas ocasiones, desde la dis-
patcial, y, para otras, ejercer una ac¡ividad económica
',t'..¡" r,,.*'.' rquí alusión espccifrca r h n,.rrer¡rdrd, pot ser cl más impotantc
en el interior de su hogat, va oue de rlguna maneta tie- f.ctór d. h probLem:iüca quc roder zl tcoóm.ro de l¡ retacióo r¡b.io-f¡mihr, no
nen que hacer compatible su papel reproductivo con el dcbcmos oh'id¡r que cxistcn otns respoosrbilidrdcs lemdirres quc norm¡lme¡tc
cor:cspoodcn o¡nbiéo a li mujc(, como.s cl c$o del cü&do <lc aduitos cnfcn¡os,
productivo. Por tal motivo, no es poco frecuente que ten-
Cr;c:¡:crt:dos , pcrsonr" .lc h t(rce,, cd1i.

16) l6l
Fa»ti/ia, 2oder, violncia -1 ¿izera t\lanu¿/ Rib¿irn F¿¡¿ir¿

criminación que sufre n las mujeres en -el mercado de que han logrado algo así su mayoría- o nunca se
empleos cuando tiencn hijos, dado que Ia estructu¡a de
-en
casa¡on ni tuvieron hijos, o han contado con personal
dicho mercado no ha tenido la aptitud para conciliar las doméstico que ha tomado a cargo buena parte de estas
exigcncias profesionales de las muieres y sus resPoasa- tareas. Es más, podríamos aventurar la hipótesis de que
bilidades familiares, y dado qt)e, cafio henos dicho, la mujer muchas de las mujeres más exitosas que sí tuvieron hi-
casada es la única qlle asume las obligaciones familiares jos, han teniclo qlre soportar un seotimienro de culpabi-
asociadas con su papel reproductivo. En muchos países lidad, porque los procesos de socialización diferencial
sc ha obscnado que las muieres tienen menores oportu. en tunción del sexo han provocado que sean ellas quie-
nidades de emplearse cuando tienen hijos, independien- nes deben asumir e interoalizar e[ compromiso y la obli-
temente de Io que se estipule en las leyes laborales, por- gación moral de criar y cuidar a sus hijos.
que los empleadores no quieren entienta¡ el ausentismo Con el propósito de alenta¡ y favorecer la igualdad de
que pncde ocasionar Ia ¡esoonsabilidad maternal en ca las mujeres cn la penetración de Ios mercados laborales,
sos de urgencia o de entt¡medad. Además, las mujeres es necesario que se fortalezca el desarrollo de institucio-
que coosagraron varios años de sus vidas a la crianza de nes que las guarderías intantiles- atenúen las
ios hijos 1, que por esa ¡azón se alejaron del mcrcado -como
dificultades que enfrentan las mujeres casadas para par-
labor:al (o nunca ingresaron a éi), enfrentan graves difi ticipar en las esferas extradomésticas. Pero el problema
cultades c¡,ranclo quiercn conseguir un cmpleo. Améo de la es más de [ondo. Dice Greensrcin (2000) qr-re la cuestión
dificukad misma que Para encontrar un empieo represent^ fundamental en el estudio de la división sexual del tra-
su sexo femeni¡ro, cuando [ega el momento de la reinserción bajo es por qué, frente al dramático cambio que enfren-
laboral (o ingreso por la primera vez a un trabajo lemunera- ta la sociedad con respecto al empleo femenino, el do-
do), estas mujeres generalmeqte han alcanzado una edad que méstico sigr-Le siendo un üabajo de mujeres. Para }:Iilkie
les dificuha la conseguir empleo (a m¿yoría de las empresas v Petola (1999) el mayor desaFío para las mujeres en el
desean gente joven), no tienen suhciente capacitación para el umbral del nuevo sigio es tratar de equilibrar las demao-
trabajo, o si ia tienen no estár actualizadas, dado el rápido das del trabajo ¡emunerado y las del trabajo doméstico.
avance de la tecnologra v su impacto sobre los métodos y pro- Evidentementc, hasta donde sabemos, n¿die ha hecho
cedimie ntos de trabajo. una declaración similar en relación con las funciones y
A partir de las caracte¡ísticas que hemos señalacio, papeles de los hombres.
podríamos decir que si las mujeres cootaran con "cspo- Para poder hacer más compatibles las necesidades
sas" que les atendieran la casa, que se quedaran en el familiares y las del mercaclo de trabajo de las mujeres, es
hogar, que cuiCaran a sus hijos, que manejaran las fi- necesario rompet con los modelos estáticos de dir.isión
nanzas domésricas, qlle escucha¡an los problemas de sexual del tlabajo al inte¡io¡ de Ia familia. La evolución
todos y cuidasen a los enfermos, que remendaran la ropa de la organización familiar hxcia estructuras más justas,
y prepararao los aLimentos, entonccs podríamos irnagi- más equitativas y más democráticas exige no solamente
nar las posibilidades de expansión que tendrÍan: L¿r can- una participacióq más activa de las mujeres en las esfe-
tidad dc libros que cscribirían, las empresas quc crea- ras públicas sino, también , simultáneamente , un ma-
rían, los cargos polÍticos que ocuparían... Las mujeres yor invoh.rcramieoto de los homb¡es en la eslera privada

I6-l 165
I
I

Fanilia, pohr, üolenciz 1 gánero


LIaru¿l Kibeiro F¡¡reira
del hogar. Pero para ello es también necesario flexibiliza¡
las demandas del me¡cado de trabajo, establecer pro- tengan una situación de dependencia económica con
I
gramrs de ai.uda a las personas y a las familias, promo_ respecto a sus esposos (proveedores) las coloca en una
l

ve¡ la creación de guarderías infantiles en ios lugares de condición desventajosa y de mucha fragilidad, particu-
trabajo,6 desa¡rolla¡ modalidades de trabajo flexibles y larmente cuando por el divorcio, separación, abandono
desarrollar procedimientos que garanticen el cumpli o viudez ellas dcben encabezar una familia. A pesar de
miento de las le;,-es labo¡ales, específicamente en cuanro la escasez de datos provenientes de iovestigaciones, es
a igualdad de oporrunidades sc refiere. posible plantear la hipótesis confirmada eo mu-
chos países industrializados--ya de que cuando una
Con el propósito de permitir que los padres (varones)
ejerzrn sus responsabilidedes en el momenro del n¡cimien'- mujer tiene que asumir sola todas las funciones fa-
to de un hijo, y bajo la perspectiva de miliares, regularmente hace frente a un proceso de
tLna dist¡ibución
equitariva de las rareas parentales, cs nccesario que los hom_
empobrecimiento económico (cfr. Dandurand v Saiot
bres puedan gozar taorLien de permisos de ausencia en el J ean, 1990).

trabajo por parernidad. En Suecia, por ejemplo, en donde


ias tasas de actividad femenina son casi tan altas como las ErlrrüLrn de attoridad er la Janilia
Para Rogelio DÍaz-Guerre¡o (1988) la supre macía indis-
masculinas (más del 809'o de rodas las mujeres), existe una
incapacidad parcntal por el nacimicnto de los hijos a 90% cutible del padre es una de las premisas básicas sob¡e las
del salario, aplicables tanto ¡ las mujeres como a los espo_ quc se fundamenta la estructura de las familias en NIéxi-
sos, lo que eleva las posibilidades de ambos cónluges de
co. Lo mismo podríamos decir para la mayoría de los
países la ti noa mericanos y para muchos otros en gran
ocuparse de los hijos (Earrdre-Ilaurisso a, 1992: 31).
parte del mundo. Aunque en casi toda la región latinoa-
me¡icana se percibe uo cambio significativo con respec-
Reconr¡rxüiól de la uida de parya
La mujer casada que pot alguna razón ve terminado s to a las normas tradicionales, muchas familias aú¡ mues-
r-r

matrimonio, encuentra se¡ias clificultades para recons_ tran la existencia de un cierto tipo de patriarcalismo. EI
truir un hogar. Los datos censales evidencian propor_ hecho de qlre la mayoría de las mujeres casadas o uni-
ciones m!1cho mayores de mujeres divorciadas, ,.iu,las y das no cuenten con urr ingreso propio les impide tener
scparadas que de hombres en las mismas circunstancias. una fuerz¿ suficiente de negociación conyugal.
Si a csto agregamos el hccho de que en la eoo¡me La subordinación femenina parece estar en relación
mayoría de los casos de divorcio l. separación las muje_ inve¡sa con el papel desempeñado por las mujeres en la
res coose¡1'an la tutela de los hijos, podemos imaginar producción; las mujeres disfrutan de mavor poder cuan-
cuánto más difícil es para ellas rehace¡ su vida en pareja. do contribuyen de forma importante a la producción de
Además, el hecho de que la mayorÍa de las mr.,jerei casa_ materias primas )' estárt más subordinadas cuando se
das concentten su vida airededor cle la familia y man_ dedican fundamentalmente a preparar Ia carne y otros
alimentos qlre proveen los hombres (Gough, 1984).
' Los scrv ci ,§ d( gu.rC.1r rnrx-ril 5on e,en,.,les orr_
pcroririr a los prdres concilixr su rcsponsrbilidrd pareor.l coo sus E,s por eilo que la promoción de la equidad de género
obligacir.rncs laboraLes, y pa¡i haccr posibtc v mrotencr ci cmpleo
o el depende, en buena medida, de la constucción de opor-
rcccso aL emplco.
tunidades y de Ia apertura de los me¡cados pata la in-

266
26i
Faailia, podcr, úolcnia 1 género Maiqel Nbeiro Fcrreira

corporación de las mujeres casadas a uo empleos en


igualdad de ci¡cunstancias con respecto a los varones. Igaaldad de oPortrnidade t
Se percibe una posición desventajosa de la mujer en ptác-
Napcialilad te m? rattlt ticamenre todas Ias esferas de Io social (educación, em-
EL matrimonio precoz limita las posibilidades de desa- pleo, acceso al crédito, etc.). Tal situación se encuentra
rrollo personal y de consolidación de la petsonalidad estrechamente relacionada con Ia est¡uctura de la fami-
adulra. Para emprender un proyecto de vida de familia, lia, pues además de que de alguna manera constituye
sin olvidarse del proyecto de vida oersonal, es nccesario un claustro para las mujeres, en ella se Producen v re-
que las parejas hagan uso de todos sus recursos psicoió proclucen buena patte de las notmas y valores sexistas
gicos y materiales, situación que generalmeote no es que limiran a la mujer. Por ello, así como en su momen-
posible cuando los mat¡imonios se electúan plecozmen- .to se hizo necesaria la creación de la Comisión de los
te, porque en tales circunstancias la ma-,¡oría de ellos no Derechos Humanos, creemos que es preciso que se esta-
han acumul:tdo ni la experiencia, ni la madurez, ni las .blezcan Comisiones de los derechos de las muieres. Cier-
herramientas necesarias para hacer frente a la responsa- tamente, una de las ta¡eas más imPortantes para dichas
bilidad de lo que será su vida futura. Por este motivo ,Comisiones debetía ser la de elabo¡a¡ ProPuestas de ley
debe promoverse una nr,rpcialidad más tardíx. .que favorezcan la igualdad de oportunidades para las
muj,eres, así como Ia vigilancia del respeto hacia dichas
Reprodtcción 1eye.s.
Sabemos que a pesar de la disminución que ha sido ob-
servada durante los últimos años en l¿s tasas de fecun- Agectos jtrídicot
didad, ésta sigue siendo elevada, acentuando el proceso Aunque la Constitución Política de la mayoría de los
de dcpendencia de la mujer, atándola con mayor fuerza países seña1a claramente que hombres y mujeres gozan
a sus responsabilidades parentales y expooiéndola a un de los mismos derechos y obligaciones y que ambos son
riesgo mayor en términos de saiud reproductiva (Eitr y iguales ante la ley', lo cie¡to es que los Códigos Civiles
Ribeiro, 1992). Abordar el problema de la mujer y de la aún reflejan una situación desfavorable para la mujer,
f¿milia es también hacer alusión a todos los aspectos de tratándola como una "menot de edad" y privándola de
salud reproductiva. Conceptos como "Pianificación fa- los mismos de¡echos y obligaciooes de los varones. Por
miliar" deben ser yistos y difundidos en todas sus di- otro lado, es evidente que existen lagunas impottantes
mcnsiones y no sólo en lo eue se refiere al control de Ia en las legislaciones relacionadas con esta temática, par-
natalidad. Claro que la reducción de la fecundidad es ticuiarmente en lo referente a igualdad cle oportunida-
importante pa¡a que lz muier casada y madre dc familia des y a los mecanismos para hacer que se cumpla el
tenga mayorcs oporrunidades de indepeodencia v de principio de plena iguaidad. Un simpie ejemplo de ello
desarrollo; pero no deja de ser importante el concepto a algunos pudiera parecer banal pero que es un
de planificación de la íamilia cn el contexto mismo de la
-que
síotoma de la desigualdad- es el hecho de que aún no
cvolución del grupo doméstico: Definir metas y elaborar se cuestiona la "p a ttiiinealidad " de los sistemas familia-
estraregias para cada uno de Ios ciclos de vida familia. res, es decir, el hecho de que sean sólo los hombres quíe-

26S 169
Fanilia, poder, t)iohrlcia ] gén¿la LÍantel Ribei¡o F¿r¡¿ird

nes transmiren su apellido, mientras que el apellido ma_


Cuando el abuso o la violencia victimiza a las mujetes
terno se pierde en la segunda generación. En consecuen_ (especiaimente a las esposas), la problemática adquiere
cia, es necesario hacer una revisión concienzuda de las
matices diferentes, Pues como personas adultas se su-
leyes en lo que toca a aspectos de género, En ¡elación
pone que pueden recurrir más fácilmente a ayuda Pro-
con lo anterio¡, es importante que los responsables de
fesional o legal. Sin embargo, la realidad nos muestra
legislar se familia¡icen con la problemática que enfrenta
que la mayoría de las muieres que sufren la violencia de
la mujer en su familia y en su entorno roairl p"rr r.r_
sus maridos no la encauzan por vías legales, sino que la
Ponder efectivameflte a sus necesidades. ¿sumen con una actitud de resignación, ya sea Porque
tal actitud forma parte del ¡ol sociocultural asignado a
Vio cia corl ugal
ten
La violencia doméstica constituve un fenómeno cuyas la mujer, o bien porque "aguantar" es Ia única fo¡ma de
dimensiones son, sin duda, difíciles de cooocer. Eilo se retener al esposo y el ingreso que ésre aporra al hogar
debe a que gran parte de lo que oculre en el seno de los (cfr. González de la Rocha, 1986;1988),
hogates es completamente invisible a los ojos de la so_ Una de las medidas que han sido tomadas en cier-
ciedad, dada Ia privacidad que los catacteriza. Incluso tos países desarrollados con respecto al ptoblema de la
los investigadores soqi¿les e¡cuentran se¡ias dificulta_ violencia cooyugal ha consistido en la creación de al-
des para estudiar esre lema, pues constirule una espe_ bergues para mujeres violentadas por sus maridos. Si
cie de tabú, va que los informantes enfrenran p.erion", bien tales albergues constituyen un paliativo de corto
tanro de tipo legal como social. plazo, pues brindan una solución inmediata a aquellas
Las pocas investigaciones que sobre la violencia do mujeres que dependen financieramente de sus mari-
méstica se han ¡ealizado hasta la fecha han partido prin- dos v que por la misma razó¡ ¡o disponen de autono-
cipalmente de me todologías cualitativas, como los aoá_ mía para escaparse de su "infierno doméstico", en
lisis de casos o las histodas de vida, y en la mejor de las realidad no son una solución integral al problema y
si¡uaciones Ias cifras disponibles provienen de aquellos deben compiementarse con otros programas de capa-
hechos en Jos que se ha demosrrado judicialmenre la citación para el trabajo y con guarderías infantiles que
existencia de alguna forma de violencia. Aunque tales permitan a tales mujeres incorporarse a una actividad
estudios tienen la vi¡tud de proporcionar una descrip_ productir.a, alca¡zar la independencia económica y te-
ción detallada y profuoda del fenómeno, no pe.miten hacer sus vidas de manera autónoma, Por otro lado, la
hacer estimaciones mediante las cuales ,. pu.d, d.li_ existencia de estos albergues enciet¡a una situación pa-
mitar la amplitud estadística del problema. Sin embar_ radójica, pues hace salir de ios hogares a las víctimas y
go, decir que la experiencia en el tereno de aquellos permite que en ellos permanezcan los agresores.
-sobra
profesionistas que inte.rvienen en el seno de las familias v I
Evidentemente que aquí, como en cuaiquier otro as-
de las comunidedes pone de manifiesro que la violencia pecto de la fenomenología fami[ar, la poUtica social debe
familiar, particularmenre aquella q,-re victimiza a las muje- poner más el acento en la prer,ención de Ios problemas
res y a los niños, adquiere dimensiones cada dia más alar_ que en Ia búsqueda dc soluciones o en el establecimien-
mantes, to de sanciones; ello puede realizarse mediante campa-

2it) 2,1t
fanili¿, ?a¿ea úolercia 1 gittcro lll an u¿ I Nb¿ iro Ferr¿i ra

ñasy programas de educación y de orientación familiar, t¡na de las categorías de familia qlre mayor apoyo reci-
o mediante acciones otientadas a favorecer la emanci- ban por parre del Estado.T
pación de las mujeres. Además, es preciso iocidir
combativamente sobre aquellos aspectos de la cultu¡a
que son susceptibles de favorecer la presencia de la vio-
lencia doméstica. Así por ejemplo, en América Latina,
en donde buena parte de las unidacles domésticas se
caracterizzrt por estructuras basadas en una fuerte divi- '-L¡ obse¡v¡ción de lar sctu¡les t€ndenciis de ios in¿ices dc disorcio I
sep¡r¡ción, junto con el 1pr¡eotc iocrcñrcoto eo el número dc m¿dres
sión del trabajo por rasgos machistas, la vioiencia físi- soLt,:rrs, permiren plx¡tcrr hipótcsis en el scntido de que cadr vez serl
'' es utilizada cotidianamente por Ios
ca, sexual v r.e¡bal mayor el oúncro dc f¡milirs mooopr..ot¡les E cargo de mujrrcs. Resul!¡
hombrcs pa.ra retorztr su lugar domina.nte y para reafir- prrtdóiico que cl modelo f¡mili¡r quc hs cultur¡s l¡tino¡mcricanrs sigucn
prrvilegiaodo corresponde rúo ¡l de tipo patriarcal, con uo¡ ma¡c¡d.r
mar 1a disciplina familia¡ asimétrica (González de Ia tendc¡:ci¡ h¡cir h scprrlcióo de hs au.ciodcs sexurl0s.
Rocha, 1986: 126). De tal suerte, en la medida en que
tales estructuras persistan, será muy difícil modiÍicar los
patrones de violencia conyugal.

Organilación faniliar
Ya señalamos anteriotmente que el concepto predomi-
nante y generalmente aceptado de lo que es una familia
corresponde al modelo de la familia nuclear completa
compuesta por el padre, la madre y los hijos. Pero sabe-
mos bien que ia realidad es otra: Existen otras formas
no nucleates de organización familiat, una de las cuales,
significa tivamente importante desde el punto de vista
estadístico, es Ia familia monopareotal (casi siempre con
una mujer como je€e de familia). Ahora bien, muchos
de los programas gubernamentales y no gubernamenta-
Ies de desartollo fam)liar, agúcola, comunitario, etc. es-
tán diseñados para las "famiiias" y no contemplan una
perspectiva de género, y en muchos casos son los varo-
nes jefes de familia quienes se implican y benefician de
tales proyectos, dejando al margen a Ias mujeres v a los
hogares encabezados por éstas. Po¡ su naturaleza vulne-
rabie, Ios hogares monoparentales en
aquellos cura cabeza es una mujer- -especialmente
deben constitui¡

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