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Colección Psicoanálisis, Su.

jeto, Sociedad

C Gabriel Lombardi, Juan Guillermo Uribe Echeverri, Juan Fernando

Pérez Salazar, Juan Manuel Uribe Cano, John Fredy Lenis Castaño,

Luis Antonio Ramírez Zuluaga

C Departamento de Psicoanálisis, Facultad de Ciencias Sociales

y Humanas de la Universidad de Antioquia

C Instituto de Filosofia, Universidad de Antioquia

C Editorial Universidad de Antioquia

ISBN, 978-958- 714-294-5

Primera edición: octubre de 2009

Imagen de cubierta: Angelo Morbelli, La Navidad de los que se quedan,

1903, Venecia, Ca'Pesaro, Galleria Internazionale d'Arte Moderna

Diseño de cubierta y diagramación: Luisa Femanda Bernal Bernal Contenido


Asistencia Departamento de PsicoaniLlisis: Diana Patricia Carmona

Hemández

Corrección de texto e indización: Juan Fernando Saldarriaga Restrepo

Coordinación editorial: Larissa Molano Osario

Impresión y terminación: Imprenta Universidad de Antioquia Los autores . ix

Impreso y hecho en Colombia / Printed and made in Colombia

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio Prólogo

o con cualquier propósito, sin autorización escrita de la Editorial Juan Manuel Uribe C a n o . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xi
Universidad de Antioquia

Departamento de Psicoanálisis, Facultad de Ciencias Sociales Predeterminación y libertad electiva


y Humanas, Universidad de Antioquia
Gabriel Lombardi.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . .. . . . . . . .. . 1
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�)
Del yo al sujeto
Instituto de Filosofia, Universidad de Antioquia
01 Juan Guillermo Uribe E c h e v e r r i . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
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De los fundamentos epistemológicos
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de la clínica del sujeto

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¿De quién se habla?

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John Fredy Lenis Castaño . .. . . .. . . .. . . .. . 88

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Índice analítico . . . .. . . .. . . .. .. .. .. .. . .. . . .. .. . .. . . .. .. . .. . .. . .. . 129


Predeterminación y libertad electiva

Gabriel Lombardi

La ampliaciónfreudiana del campo

de batalla

s muy poco lo que podemos elegir. Son tantas las

E determinaciones que restringen nuestra libertad,

múltiples, variadas, apabullantes muchas veces, y ya

desde el comienzo: no elegimos nacer, ni dónde, ni el

tiempo en que nos toca vivir. Llegamos a la existencia

biológicamente prometidos a la muerte y determinados

por una ciega y desconocida carga genética que, a su

vez, condiciona una anatomía o bien de varón o bien

de mujer, a la que se añaden muchas otras circunstan­


1

cias del destino: lingüísticas, geográficas, económicas,

sociales. La ciencia, que ha suplido a la religión en el


1

establecimiento del listado siempre parcial de esas de­

terminaciones, suele alentar el sueño horroroso de una

descripción exhaustiva del hombre, que permita predecir

sus conductas, sus cogniciones, sus afectos.


2 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analítico-filosófica
Predeterminación y libertad electiva/ 3

A primera vista, el psicoanálisis pareciera contribuir inexorable, la estructura, las imposibilidades que tra­

a recortar más aún el estrechísimo margen de libertad man nuestro real; pero todo ello no es para dejarnos en

que queda al hombre, añadiendo determinaciones in­ una posición de mero estoicismo. No emprendemos el

conscientes a los deseos y los designios que rigen sus camino del análisis solamente para incitar la voluntad

síntomas y sus actos: "mecanismos" inconscientes que. de aquiescencia, que seria entonces el único ejercicio

en tanto tales, no requerirían ninguna elección del legítimo de la voluntad -la voluntad de consentir-. Por

sujeto-marioneta que ellos agitan o adormecen. el contrario, el psicoanálisis también nos muestra que,

Sin embargo, me empeñaré en mostrar que el campo en los intersticios estructurales de lo que no po d emos

propio de la terapéutica y de la investigación psicoana­ cambiar, de lo incurable, de lo irremediable, existe otra

lítica no es solo el del sujeto de los mecanismos incons­ opción que tal vez no se había tenido en cuenta, y que

cientes, sino también, y eminentemente, el ser hablante, no se la había tenido en cuenta por haber quedado,

en tanto capaz de elegir por gusto, por goce, por deseo, como opción, hundida en el inconsciente.

por su juicio íntimo, por un nuevo amor. Sostengo entonces que hay dos rea/es en juego: Jo real

Propondré, entonces, subscribir lo que afirma el filó­ ínemediable y lo real del acto de elegir, que se apoya en el
1
sofo de Crimes and misdemeanours: pnmero. Ello es coherente con la tesis de Jacques Lacan

de que el acto psicoanalítico -instancia eminentemente


A lo largo de nuestra vida debemos enfrentarnos a de­
electiva- se apoya en la producción de un incurable. 3
cisiones angustiosas /moral choicesj. Algunas de ellas son
En tanto psicoanalista, no me ocupo de mis pacien­
a gran escala; la mayoría de esas elecciones son menos

importantes. Pero nos definimos a nosotros mismos por tes para constatar lo que el síntoma tiene de repetición

esas elecciones que hemos hecho. Somos efectivamente automática, sino para discernir en lo que se repite una
2
la suma de nuestras elecciones. fijación, una determinación en la que otra opción, otra

posición subjetiva, otra satisfacción es posible.


Esto parece completamente ajeno a cierta lectura del
Recordemos que, desde sus comienzos, el psicoanálisis
psicoanálisis, en la que todo es coerción de la estructu­
se ocupó del sujeto que pudo haber elegido y no lo ha
ra, todo es repetición ciega, y si hay algo de elección, es
hecho, o se ha contentado con soluciones de compromiso.
elección siempre forzada. Es verdad que, como método, el
Salvo que ofrezcamos un tratamiento meramente paliati­
psicoanálisis se propone determinar lo que no podemos
vo, tomamos en análisis solo a quien todavía puede elegir,
elegir, lo que no podemos cambiar, lo ineluctable, lo
Y que por neurosis, perversión o psicosis, demora su hora,

pues está más preocupado en engañar al partenaire que

Film de Woody Allen, cuyo título en Argentina, "Crímenes y pe­ en realizar su acto y su tiempo.
cados", diluye la oposición del original. Misdemeanour es "falta
La pregunta que enmarca este texto es la siguiente:
leve", a lo sumo "pecado venial", y por ello se opone nítidamente
¿cómo talla el psicoanálisis en una tradición de inves­
a "crimen". La comicidad del director-guionista-actor no impide,

sin embargo, reconocer la distinción precisa en cuanto a las tigación filosófica, ética, literaria, sobre la lucha entre

elecciones o posiciones morales entre el criminal y el que se determinación y libre albedrío, libre albedrío de la vo-
siente culpable. . Juntad, free will?
2 "We are all faced throughout our lives with agonizing decisions,

moral chotees. Sorne are on a grand scale; most of our choices

are on lesser points, but we define ourselves by the choices we 3 Jacques Lacan, "L'acte psychanalytique. Reseña del seminario
have made. We are, in fact, the sum total of our choicea". 1967-1968", en: Autres Écrits, París, Seuil, 2005, p. 3 8 1 .

4 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analitico-filosófica Predeterminación y libertad electiva / 5

Antecedentes .filosóficos de la pregunta La doctrina que condiciona el libre arbitraje de la

voluntad, con el doble requisito de un pecado previo

Si bien ya en Aristóteles encontramos la noción de acto y la necesidad de la gracia divina, no fue la única que

voluntario-cuando actúo espontáneamente y no por com­ concibió el cristianismo. En la época de san Agustín,

pulsión exterior, cuando actúo sabiendo lo que hago-, Pelagio, un monje británico que vivió entre 360 y 425,

es Agustín de Hipona quien introduce, en la alta Edad sostuvo la idea estrictamente contraria: el pecado es algo

Media, la idea de libero arbitrio, libre albedrío o arbitraje que se comete, sí, pero no se hereda ni se transmite. El

de la voluntad, una suerte de asociación de la esponta­ pecado de Adán es un ejemplo -un mal ejemplo, sin

neidad del acto con la razón. Asociación crucial, porque duda-, pero no es la caída original que afecta a todos los

en ella se funda la responsabilidad del individuo ante las humanos. El pecado está en la naturaleza del hombre,

leyes morales, penales y divinas, según explicará siglos que tampoco necesita de la gracia para salvarse. Esta

después Tomás de Aquino, precisando que el libre albedrío concepción optimista respecto de la libertad del albedrío

se manifiesta en un tipo especial de acto, la elección, que del hombre implica que la intervención de la Iglesia no

es su actus proprius. La elección es decidirse entre dos o es indispensable para la salvación. Varios concilios de

varias opciones posibles, es el ejercicio de la capacidad esa época lo condenaron. Particularmente concluyente

de optar, es autodeterminación. • fue el concilio realizado en Éfeso en 4 3 1 : el pelagianismo

Según la elaboración patrística, negar el libre albedrío es herético. El término "herético" es una palabra que

es inmoral, contrario a toda ética, ya que destruye el habla aquí con propiedad, en tanto procede del vocablo

principio mismo de la responsabilidad. Ahora bien, ella griego airesis, "elección". Es herético quien elige, y sobre

también considera inmoral la idea de que el hombre está todo quien lo hace sin los condicionamientos supuestos

solo en sus elecciones. Se inscribe así en la tradición por la tradición."

judeocristiana, en la que la elección se refiere al pecado Otro punto del debate medieval sobre el libre albedrío,

como rebelión respecto del programa de Dios, y en la que del cual el psicoanálisis puede extraer consecuencias,

se considera que el pecado se elige de modo tal que no es formulado por Anido Boecio en su De consolatione

sólo se comete, sino que antes de ser cometido, y como philosophiae. Este texto fue redactado en condiciones en

su condición, se transmite y se hereda. Esta tradición que al autor parecía quedarle un muy estrecho margen

supone que hay un pecado previo, originario, que hace de libertad: filósofo, pero también político, nacido en

posible el arbitraje de la voluntad que, para poder deci­ Roma, donde había sido un ministro poderoso, lo escribe

dir, no podría ser completamente inocente: debe conocer

no solo el bien, sino también el mal. En compensación,

para contrarrestar la compulsión que puede inducir 4 Lacan se valió de una homofonía ttanslingüistica para enseñar a

leer el título de su Seminario 22, todavía inédito: R.S.I., en francés,


esa herencia, pueden aprovecharse los favores que Dios
se lee casi del mismo modo que hérésie, herejía. Él considera
ofrece al hombre, a través de sus profetas, de sus textos
que su nudo de tres registros (real, simbólico e imaginario) es su
y a veces también de su acción directa. En el catolicis-. herejía, por intentar prescindir, en su elaboración lógica, de una

mo estos favores tomarán el nombre de "gracia" divina, cuarta consistencia que usualmente está dada para el humano

por la realidad religiosa. La conclusión de Lacan es, en este caso,·


y en su distribución intervendrá la Iglesia, de diversas
bastante humilde: no se puede prescindir de la realidad religiosa
formas, incluida la venta de indulgencias, denunciada
dada, por ejemplo, por alguna forma del padre. O mejor dicho,

por Lutero en el inicio de la Reforma. se puede prescindir de él, a condición de servirse de él.
8 ¡ El sujeto contemporáneo: una perspectiua analítico-filosófica
Predetenninación y libertad electiua / 9

síntomas de los niños, si es que, como interpretamos


o bien luchan entre ellas, produciendo el conflicto entre
en psicoanálisis, hay ya, en esos síntomas, una mani­
opciones contrapuestas, lo que es característico de las
festación del ser capaz de elección, bajo la forma de una neurosis.

rebelión, una resistencia, una decisión por la que el niño


Esta noción de conflicto, central en la teoría freudia­
se aparta de la posición de docilidad, al desobedecer
na, da cuenta de que la esencia de la neurosis es una
el programa que el Otro paren tal o es?olar pretende
dificultad concerniente a la elección. La idea está clara­
inculcarle. Los analistas sabemos de la importancia de
mente expresada por Freud, en particular en el caso del
esa desobediencia por la que el niño toma una posición 6
hombre de las ratas: la neurosis es consecuencia de que
inesperada, y es más bien a partir de ese sín_toma q'.1e el parlétre, pudiendo optar, no lo hace. Y esto se traduce
esperamos lo particular de ese niño, lo que en el se aleja,
rápidamente en síntomas como la duda -que es la per­
más o menos creativamente, de los planes uniformes de
cepción interna de la irresolución, resume Freud-y las

la maquinaria educativa. decisiones fallidas que se deshacen unas a otras, como


Mostraré que el psicoanálisis, en sus conceptos, en sus
una constante de la neurosis obsesiva; también en la
fundamentos éticos, en su práctica, se orienta a partir
desconexión que se expresa en los síntomas neuróticos
de este punto esencial del ser, al que permite un ac':eso
entre satisfacción y deseo, en la conversión histérica
privilegiado: que se trata de un ser capaz de elección '.
que divorcia el cuerpo y el goce, en los miedos a aquello
Para ir rápidamente con este ser a ese punto, el psi­
mismo que se desea y de lo que el fóbico huye.
coanálisis le propone un método, por el que lo trata no
Luego el síntoma se consolida como formación de
como sujeto pensante, sujeto del cogito, sino como p°:r­
compromiso entre partes del ser que negocian entre
létre como ser hablante. En el tiempo que dura la sesion
ellas para obtener, cada una, su satisfacción parcial. Ni
analitica puede decir lo que quiere. Asociar libremente,
renuncia ni sublimación, pero sí división subjetiva en
sí, aunque muchas veces se constata que su libert.ad
cualquier caso (spaltung del sujeto), en lugar de elec­
asociativa no es tan grande, que las mismas secuencias
ción. Elegir supondría una desventaja, pero también
se repiten en su decir, en su historia, en su vida, en una
una cierta entereza. Este es un buen término: sugiere

y otra sesión. que un acto podría aportar integridad al precio de una


En efecto, el método analítico, el de la regla fundamental,
pérdida; una ética podría otorgar, al ser hablante, lo
coquetea con la asociación libre, la sugiere, puede dec,rne
que ninguna ontología puede asegurarle. En lugar de la
incluso que la impone. Si se admite el oxímoron que impli­
entereza que solo un acto puede aportar, encontramos,
ca tal afirmación, permite, sin embargo, mejor que otros
en el neurótico, el rasgo de la cobardía moral señalado
métodos, aprehender restricciones a la libertad asociativa -por Freud.
que promueve. Diferentes conceptos bien conocidos del
La noción que más cabalmente da cuenta de las res­
psicoanálisis debieron ser introducidos temprana�ente
tricciones a la libertad asociativa, que el método analítico
por Sigmund Freud para dar cuenta de tales restríccío­
vuelve evidentes, es la repetición compulsiva, en las di­
nes comenzando por las diversas formas de resistencias
versas variantes señaladas por Freud: el paciente repite
por'las cuales el analizante no alcanza a cumplir con la •
las asociaciones, vuelve a lo mismo, y además, repite en
invitación del método analítico, resistencias que permiten

declinar su ser en partes escindidas: el yo, el superyó, el


6 Sigmund Freud, A propósito de un caso de neurosis obsesiua, en:
ello, partes que o bien resisten al ejercicio de la libertad,
Obras completas, vol. 10, Buenos Aires, Amorrortu, 1976.
Predeterminación y libertad electiva/ 1 1
1 O / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analítico·filosófica

cias ni Dios podría conocer, que se introduce un estado


lugar de recordar, actúa de manera ciega un encuentro
nuevo, una posición nueva del sujeto, que transforma
fallido. 7
Esta última forma de la repetición es llamada,
su relación con la realidad, con la satisfacción y con el
por Freud, transferencia, y se refiere al momento en que
deseo. Pero claro, eso podría ser irreversible.
el sujeto pierde su libertad asociativa -realmente no
¿ Qué es irreversible? ¿ Qué noción del tiempo n os
se le ocurre nada-, para enlazarse a la presencia del
damos, en psicoanálisis, para concebir ese momento
oyente. Ello conlleva una ventaja metodológica, ya que
de fractura temporal?
permite al analista, interpretando, reforzar la apuesta

de la regla fundamental, propiciar la apertura de nuevos


9
Acerca del manejo del tiempo
estratos asociativos, hasta entonces desconectados o

reprimidos. ¿Qué es el tiempo? A decir verdad, no lo sabemos; se


De modo que, con su interpretación, capaz de abrir
desliza entre los dedos de nuestra aprehensión concep­
puertas asociativas sorprendentes, el analista trata al
tual. ¿Existe? ¿Quién no ha soñado con la eternidad
analizan te como ser capaz de elegir, incluso más allá de
con permanecer siempre igual, al margen del cambio?
lo que sabe, apostando a que los límites que el sujeto
¿Qué analizante no siente, a menudo, que siempre es
encuentra en el ejercicio de su libertad asociativa no ne­
el mismo, que el tiempo no pasa? Dice Lacan, en su
cesariamente deben ser, para siempre, los que le impone
seminario titulado El momento de concluir:
actualmente la compulsión a la repetición. Recordemos

La ausencia de tiempo es un sueño, se llama eter­


esta reflexión de Lacan:
nidad. Uno pasa su tiempo soñando, y no soñamos
El sujeto invitado a hablar en el análisis, no muestra solamente cuando dormimos. El inconsciente es exac­

en lo que dice, a decir verdad, una gran libertad. No es tamente esa hipótesis: que no soñamos solamente
que esté encadenado por el rigor de sus asociaciones: cuando dormimos.
10

sin duda le oprimen, pero es más bien que ellas desem­

bocan en una palabra libre, en una palabra plena que En las ne u rosis encontramos diversas formas de

le sería penosa. encubrir el tiempo, de perderlo, haciendo como que no


Nada más temible que decir algo que pueda ser ver­
exist�: la distracción -matar el tiempo-, la progra­
dad. Porque podría llegar a serlo del todo, si lo fuese, y
macion, el aburrimíento, la anticipación morosa del
Dios sabe lo que sucede cuando algo, por ser verdad, no
8 obsesivo, el demasiado pronto histérico, el demasiado
puede ya volver a entrar en la duda.
tarde melancólico, la cita y el desencuentro, la urgen­

La invocación de Lacan a Dios no es aquí casual; es cia subjetiva desorientada, el tomar la angustia como

irónica, porque ese momento de pasaje a la certeza se 'motivo de huida.

realiza cuando el sujeto dice algo que está por fuera del

saber del Otro, e incluso del Otro divino. Es en ese ins­

tante en que se pronuncia una palabra cuyas consecuen-


9 Este parágrafo fue publicado como "Preliminar" a la V Cita Inter-

nacional de los Foros del Campo Lacaniano, en cinco idiomas:

español, inglés, francés, italiano y portugués. .


7 Sigmund Freud, Recordar, repetir, elaborar, en: Obras completas,
10 Jacques Lacan, "'Une pratique de bavardage', Le moment de
vol. 12, Buenos Aires, Amorrortu, 1976.
conclure, clase del 15 novembre 1977", Omicar?, Paris, vol. 19,
8 Jacques Lacan, "La dirección de la cura y los principios de su
1979, p. 5.
poder", en: Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI, 1980, p. 396.
Predetenninaciórt y libertad electiva/ 15
14 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analltico:fi.losófica

14 incluso los japoneses y otros procedentes del lejano


Elecciones que fijan una identidad
Oriente, constituyen grupos cuyos miembros se mezclan

He hablado de entereza e integridad como categorías más o menos rápidamente con los de otras etnias. Por

éticas y no ontológicas, ya que no dependen de una es­ otra parte, no hay poder imperial que produzca ejes

tabilidad, menos aun de una eternidad del ser. Quisiera identitarios de suplencia, como en Estados Unidos.

Este linaje heteróclito es, como la arquitectura en


referirme ahora al término "identidad" .

Hay, al menos, dos fuentes causales diferentes en lo Buenos Aires, a menudo sorprendente para el europeo,

que se llama "identidad". Por una parte, tenemos todo lo habituado a una cierta uniformidad de estilo a nivel lo­

cal. El resultado colectivo repercute sobre lo particular,


concerniente a las determinaciones sociales impresas en

el sujeto. Los mecanismos freudianos de la identificación como consecuencia de la labilidad de las identificaciones

resumen buena parte de tales determinaciones sociales socia les, y la identidad es a menudo puesta en cuestión

en la clínica. Esta "heteroclicidad" -que no es heteri­


que, clásicamente, alcanzan para que el integrante de

una comunidad adquiera en ella su Ideal del yo, sus dad- hace del argentino un analizante en potencia, si

no en acto.
referencias míticas, etc. Ahora bien, ya que estas formas

clásicas de la identificación nunca se consolidaron en En tanto que psicoanalista que trabaja en Buenos

Buenos Aires, debo decir que mi práctica psicoanalítica Aires, soy especialista en crisis de identidad, con deter­

se desarrolla en una ciudad donde la crisis de identidad minación social y económica; incluso dirijo un servicio

creado por la Universidad de Buenos Aires, con ocasión


es algo bastante generalizado, muy frecuente. Este es­

tado de crisis -que explica en alguna medida el éxito de la crisis económica y social de 2 0 0 1 . Y, sin embar­

go, me he interesado mucho más en otra fuente de la


del psicoanálisis en Buenos Aires y sus zonas de in­
identidad, que no depende tanto de las determinaciones
fluencia- admite, sin duda, determinaciones antiguas:

la exterminación casi total de las civilizaciones locales étnicas o culturales, como de la posición tomada por

por los conquistadores españoles y por los militares del el ser hablante frente a algunos acontecimientos muy

particulares; más que particulares, me refiero a aconteci­


siglo XIX, y también la inmigración sorprendente y masiva
mientos cuya particularidad no intersecta con lo general,
de europeos y de latinoamericanos en el siglo xx, que

produjo una mezcla de etnias y de culturas diversas, sin sino con lo singular. Se presentan, en la experiencia,

bajo la forma de un trauma sufrido por el ser hablante,


que esta vez haya efectos notables de segregación racial,
en tanto que ser capaz de elección.
al menos comparado con lo que se ha visto en Europa.

En Buenos Aires, el analizante típico tiene su abuelo Les propongo reflexionar sucintamente sobre estas

coordenadas, que son las reales de un psicoanálisis:


paterno judío, su abuela vasca, su abuelo materno ita­

liano del norte y su abuela, si no es calabresa o siciliana, nosotros, los analistas, no recibimos al analizante sino

es turca. Los alemanes, los irlandeses, los franceses, los en tanto ser capaz de elección. No tratamos autómatas,

solo admitimos en tratamiento a un ser al que supo­


portugueses y los brasileños, los polacos, los armenios,
nemos dotado de una voluntad, en el sentido lacaniano

del término; es decir, dotado del poder mínimo, pero

14 Este capítulo fue la base del trabajo presentado en diciembre de decisivo, de responder sí o no a lo que se quiere. Y en

2007 en París, en las Jornadas de la Escuela de los Foros del este punto no importa tanto que ubique el deseo como
Campo Lacaníano de Francia, con el título: Choix qui fixent une
viniendo del Otro o crea reconocerlo como propio. Lo
identité.
16 ¡ El sujeto contemporáneo: una perspectiva analltico-filosófica Predeterminación y libertad electiva/ 17

que del ser decide, llamémosle voluntad, incluso free un sentido que debemos precisar, ha intervenido en ese

will, en este punto acotado pero crucial, es el decir sí o traumatismo en tanto ser capaz de elección.

no al deseo en juego. E incluso lo que sucede por azar, no Una analizante encuentra, casi al término de la explo­

tiene la misma estructura, en su caso, que en el de un ración de las coordenadas inconscientes de su síntoma

ser no capaz de elección. este recuerdo que ella refiere en análisis por primera ve;

en su vida: ella tenía cuatro años, a lo sumo cinco; un

La elección de trauma vecino y amigo de su padre la tocó y chupó en sus partes

íntimas. Ella sabía que eso no estaba bien, pero no dijo


Aristóteles explica, en su Física, que lo que sucede
nada, aunque el abuso se repitió varias veces. No dijo
por azar en un ser capaz de elección no es automaton
nada, por dos razones, que ella cree haber pensado ya
sino tukhe, es decir, accidente que puede ser elegido o
en aquel momento, o experimentado, pues una razón
rechazado antes de haber sucedido.!" Freud nos permite
también puede ser experimentada. La primera es relatada
extender esta categoría, al considerar que un aconte­
con vergüenza y certeza al mismo tiempo: aun sabiendo
cimiento puede ser señalado como túkhico, bastante
que no estaba bien, el abuso le gustó. La segunda razón
después de haber sido vivido. Un inciden�e ínfimo de la
es que si ella hablaba -eso creía- su padre mataría al
infancia puede ser señalado como traumático -elegible
pederasta. Lo que ella eligió dejar en silencio es para ella
O
rechazable, fuente de un goce seductor o terrorífico­
una falta, o exceso, tan grave, que todos los mecanismos
mucho más tarde, en el momento del incremento pul­
de su neurosis, la elección de una profesión no deseada
sional de la pubertad.
de un marido al que considera estragante, etc., parecen
Para medir y tratar lo traumático, se considera, en nues­
condicionados por esta toma de posición. Desde entonces
tros días más bien la enormidad, el estrago, lo monstruoso,
ella calla para sostener al Otro, conservando, en todo
el efecto 'tsunami sobre el sujeto victima. En psicoanálisis
esto, un goce de contrabando que ejerce sintomática­
es muy diferente, ya que a veces el gran traumatismo-se­
mente: el de someterse a los caprichos del Otro al que
ducción violación, catástrofe natural- ha sido elaborado
ella protege de modo sacrificial, en un baño eterno de
por el sujeto, sin necesidad de ayuda psicoanalítica; Y, por
evaluación de sus méritos -ella tiene muchos- y de
el contrarío, un acontecimiento ínfimo, reformulado por
culpabilidad permanente, por considerar, de manera
el fantasma en condiciones ficticias, adquiere una impor­
consciente, que los caprichos del Otro van en contra de
tancia aguda. En ese caso, lo decisivo, escribe Freud, es la
su voluntad; voluntad que ella no ejerce. Obedece sin
defensa;" es decir, la posición tomada por el ser, que en
decir nada, dice sí cuando quisiera decir no, deja de lado

lo que, en el deseo de los otros, le concierne realmente.

15 Aristóteles. Flsica, 196b-198a. Automaton es el accidente q�e


Sin duda, ha habido bastantes otras situaciones trau­
ocurre en un ser capaz de elección. Por ejemplo, puede ocu�nr­
máticas para ella; pero el instante que decidió su vida
le, a una moneda de 10 centavos, que caiga 10 veces seguidas
como dice André Gide en su novela La porte étroite, fu
e
del lado del número 10, sin que ella (la moneda) tenga la roen.ar
aquel.!?
intención O preferencia de que ello ocurra. Tu.khe es, en cambio,

el accidente que sobreviene a un ser que puede desear que ello

ocurra o no, gustarle o no. .

16 Sigmund Freud, Mis tesis sobre el papel de la sexualtdad en la 17 Elegir proviene del Iatin eligo, extraer, sacar una parte; que esa

etiología de las neurosis, en: Obras completas, vol. 7, Buenos parte puede ser la que uno prefiere, es mejor reflejado por el

Aires, Amorrortu, 1979. equivalente francés choisir, que procede del gótico gustar. Elegir
18 ¡ El sujeto contemporáneo: una perspectiva analttico-filosófica Predeterminación y libertad electiva / 19

La clínica Jreudiana del autorreproche pers. Por ello al discurso legal se le plantea a menudo

la cuestión de su imputabilidad. El paranoico no cree

Este trauma, que afecta al ser en tanto capaz de �legir, en el autorreproche. Su posición fundamental se define

es el núcleo de lo que Freud llama elección de neurosis. Les a partir de este unglauben, este no creer forclusivo que
recuerdo que la primera nosología propiamente psicoana­ precede y estructura sus síntomas. La falta es a tal punto
lítica, que en esencia es también la última, se apoya en la del Otro, que amerita su eliminación, en tanto que Otro
elección de trauma y en la reacción del ser frente a este. verdadero.

No es por nada que se trata de una nosología elaborada Al respecto, a diferencia del paranoico y de la histé­

sobre la clínica freudiana del autorreproche. rica, el obsesivo se siente culpable, tiene conciencia,
La histérica dice haber sufrido pasivamente el mo­
propiamente hablando, de su participación activa en el
mento del trauma, una vez, dos veces, siempre inocente.
momento traumático. Eso le gustó, como a la paciente
Por supuesto que es una inocencia dialectizab'.e, ya que recién mencionada, y como el hombre de las ratas, que
detrás de los reproches dirigidos al Otro e s t á n , en su
puede expresarlo muy sinceramente en el relato de los
caso los autorreproches. Freud Jo explica en el historial acontecimientos de su infancia.

de Dore: La pasividad de la histérica es una pasividad

passibéte, no tan tonta; ella oculta el ser que por el verbo Momentos de elección que preceden
9
se asegura en la voz media" y no en el sujeto. ' al mecanismo
El paranoico también es inocente, pero de otro mod?.

su inocencia no es igualmente dialéctica; ella es, mas La hipótesis del inconsciente permite suponer que las

bien, incorregible, para emplear el término de Karl Jas- elecciones del ser hablante no necesitan ser conscientes

para determinar una toma de posición de una tozudez

es un extraer, un gustar, que realiza la definición que propone


in qu ebrant ab le. Las distintas formas del "no querer

La.can del verbo: "el verbo se define por ser un significante no tan saber", discernidas por Freud en cada uno de sus casos
tonto [pas si béie] -es necesario escribir eso e� una p�abra­
y en cada uno de los tipos clínicos que p r o p u so , dan
pasiuidad ¡passibétej, no tan tonto íbéte es =»: bestia/ co�o
cuenta de que ese mecanismo está precedido por una
los otros sin duda, que hace el pasaje de un sujeto a su propia
instancia, un momento de elección. En el hombre de los
división (¿activo o pasivo?) en el goce, y es menos tonto au�

cuando esta división la determina en disyunción, de modo que el lobos, Freud se encuentra, además, con que en un mismo

deviene signo". Jacques La.can, Le Séminaire, Liure 20, "Encore",


caso puede haber más de un modo de no querer saber.
París, Seuil, 1975, p. 27 (traducción propia). ,, .
Recordemos el listado: el "paciente" no quiere saber nada
18 Émile Benveniste, "Actif et mayen dans le verbe , en: Problemes de
de la castración, en el sentido de la represión; pero luego
linguistiqu.e générale, París, Gallimard, 1966, vol. 1, pp. 168-1 �5.

19 Por el verbo, por lo que conlleva en algunos casos de performatívo, la acepta, a cambio de una satisfacción anal substitu­

el ser se conjuga con el lenguaje. El sujeto puede ser golpead_o tiva; además, entre sus capacidades está la de activar
pasivamente por el significante golpeador, pero en ese caso el
una tercera posición respecto de la castración, la más
se ausenta en tanto que ser capaz de elección. La parousia del
antigua: una desestimación (Verwefung), consistente en
ser no comienza sino con la voz media -una pasividad passibete,

no tan tonta- ya que por ella se afirma en la existe�c.ia, por �n retirar todo juicio acerca de su realidad objetiva.

loquor que le da la posibilidad, incluso en las cond1c1��es mas Quisiera señalar, con mayor detalle, tres momentos
extrt'mas de decir si o no a lo que le sucede, y también de no
electivos en el historial del hombre de las ratas, ya que,
el tr nade (cf., en el apartado "'Asegurar la identidad fuera del
en la prolija reconstrucción que hace Freud con el anali-
.._,811111', tl cuo referido por Ventoso).
20 / El sujeto contempordneo: una perspectiva analítico-filosófica
Predetenninación y libertad electiva/ 21

zante, son momentos claramente situados como previos


autoconocimiento en el síntoma, "es lo que uno conoce de
a la instalación de los "mecanismos" de la neurosis.
si sin reconocerse en ello", explica Lacan ya en su texto
El primero es el de sus cuatro o cinco años: estaba
sobre la causalidad psíquica,2° en el que él confiesa que
al cuidado de una bella gobernanta, la señorita Peter,
ya no cree en sus autómatas: incluso en el caso del loco
quien yacía ligeramente vestida sobre el sofá, leyendo;
es necesario postular una "insondable decisión del ser':
el niño, aún no "ratificado", todavía no obsesivo, le pide
que se ha dejado tentar por esta "seducción del ser" en
autorización para deslizarse bajo su falda. Ella consiente,
que consiste la locura.
con una condición: que no le diga nada a nadie. El niño

pudo entonces tocar su sexo y su vientre, que le pareció Asegurar la identidad fuera del Otro
curioso -esto es, interesante, digno de ser atendido-.

No es el genital, sino el vientre, lo que le parece curioso. Un psicoanálisis puede ser concebido entonces

Desde entonces, queda para él una curiosidad ardiente, como un trabajo de discernimiento y de pr�ducción d�

atormentadora, por ver el cuerpo femenino. Todo esto algunas elecciones del parlétre, que fijan, como destino

precede el momento de constitución de su síntoma pri­ (de stare, "fijarse, mantenerse parado, sólidamente"),

mario: la idea obsesiva de que sus padres adivinarían las coordenadas de su identidad. Las buenas reseñas

sus pensamientos. El verbo alemán es erraten, que clínicas del psicoanálisis desde Freud nos enseñan sobre

en adelante va a diseminarse como Komplexreizwort lo que tiene de determinante la posición tomada por el

(palabra-estimulo-de-complejo) en el tormento de las ser hablante -incluso si es una posición defensiva­

Ratten, en las falsas deudas de 3,80 coronas que evocan cuando ella decide respecto del traumatismo vivido en¡�

las deudas impagas del padre, jugador empedernido infancia, y precede los mecanismos de la neurosis dando

(Spielratte}, y sobre todo en las elecciones malogradas aitia (causa) a su etiopatogénesis. En el otro e�tremo

en cuanto al matrimonio (Heirat). la �laboración analítica del síntoma muestra que, má�

Todo esto precede el segundo momento electivo funda­ aca de lo que tiene de típico, más acá de la variedad de

mental, el desencadenamiento de la neurosis del joven sus máscaras proteicas, hubo, hay y habrá ese núcleo

universitario. En efecto, esta neurosis se desencadena resistente a la interpretación, ese rasgo conservador

de modo clínicamente manifiesto cuando quiere elegir sobre el cual se produce lo incurable, donde el acto

mujer. No pretende optar, como su padre, por la mujer analítico encuentra su fin propio. 21

rica y no amada, pero tampoco se decide por su amada Juan Ventoso, psicoanalista que trabaja en Buenos

pobre. Elige no elegir y enferma a causa de eso, afirma Aires,2' ha destacado el beneficio terapéutico que consti­

Freud taxativamente. De modo que la imposibilidad de tuye la producción analítica del síntoma. Relata un breve

elegir no es consecuencia de la enfermedad, sino que es tramo de análisis que permitió a la analizan te encontrar

el no elegir lo que la ocasiona; el aparente resultado es, en en su historia, y reformular, las primeras elecciones, irre­

verdad, el propósito de ella. No trabaja más, no estudia versibles, identitarias, fuera del Otro desde el comienzo.

más, para no cometer la decisión esencial.

En tercer lugar, su síntoma fundamental es también 20 Jacques Lacan, Escritos 1, México, Siglo XXI, 1994.

una cuestión de elección: se trata de la duda que mar­ 21 Jacques Lacan, "L'acte psychanalytique. Reseña del seminario

c-n sus pensamientos y sus acciones, la duda que es la 1967-1968", en: Autres Écrits, París, Seuil, 2005, p. 375.

22 Juan Ventoso, "La producción de un síntoma como solución


percepción interna de la irresolución, escribe Freud. Hay
terapéutica", inédito.
22 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analítico-filosófica Predeterminación y libertad electiva/ 23

Estas han fijado su estrategia sintomática ante el Otro, pasado, para encontrar una opción nueva en la que el

así como el agujero por el que podría elegir y realizar ser, si quiere, puede darse una identidad de separacióri.P

singularmente su destino, con una resolución que tal a partir de una elección que interrumpe todo encade­

vez la libere en buena medida de la neurosis. namiento causal. 24

Se trata de una histérica para quien la violación rei­ La decisión del ser, así revisitada, permite una clínica

terada por un primo militar, que ella cubrió con su si­ diferencial, que está en vías de construirse en el campo

lencio cómplice, solo dejó aparentemente cuestiones de lacaniano: entre el sujeto que padece la mecánica del

tipo "¿cómo es posible que mis padres no se hayan dado síntoma, y el ser que, por su destitución como sujeto,

cuenta?", y respuestas del estilo "mi padre era alcohólico, se resuelve a gozar del deseo del Otro, de modos más o

mi madre estaba deprimida por el alcoholismo de mi pa­ menos sublimados.

dre, y yo era muy pequeña para hablar". Solo cuando su El psicoanálisis permite conmutar lo que inicialmente

hermana le confesó que también ella había pasado por la se presenta como elección forzada y como identificación

misma experiencia, ella se decidió a hablar. Primero, en alienada al Otro (que elimina entonces a este en tanto

su infancia, parando rudamente a su primo; luego, en su que Otro). en otro modo de elegir. En esta oportunidad,

análisis, donde ella recuperó su capacidad de decir "no", a el parlétre puede alcanzar una identidad que fue fijada

partir del momento en que ella situó su síntoma primario: en el momento de elección de trauma, apoyándose sobre

un nudo en la garganta, que la acompañó siempre desde la heteridad del Otro, que ex-siste por no reconocer lo

la época del trauma, sin que se diese cuenta; un nudo que que el síntoma tiene de pulsional imposible de escuchar,

la incomodaba desde el momento en que se despertaba 8 O D. Este no reconocimiento, esta falla de interpreta­

hasta la noche, que le impedía decir "no", separarse de ción (nicht erraten) del Otro, es inherente a la definición

su marido o de las situaciones que sentía que la ataban, de síntoma en psicoanálisis, en nuestro psicoanálisis.

e incluso hablar del nudo mismo. Entonces, cuando ella Es el único caso para el cual Lacan reserva el término

dice, con entusiasmo y alivio, al analista "¡El nudo en "conocimiento": hay conocimiento en el síntoma, en ese

la garganta desapareció!", este le pregunta sorprendido: punto preciso en que no podría haber reconocimiento

"¿De qué nudo en la garganta habla?". de parte del Otro. No tiene nada, decía el médico en la

Este síntoma le fue revelado por un sueño en el que época de Jean-Martin Charcot, no hay ya interpretación

ella se ahorcaba hasta despertarse, pero el despertar era posible para este síntoma, concluye el analizante en el

también en el sueño. Ella se veía entonces a sí misma: final de la trayectoria de un análisis.

era ella quien se estrangulaba, con un gesto de odio.

El efecto de este análisis operó una separación de la

relación alienada que ella mantenía con su esposo, per­


23 Colette Soler, "Invariants de l'analyse finie", Hétérité, Buenos Ai­
mitió detener el proceso de divorcio y renovar su amor
res, lnternationale des Forums École de Psychanalyse du Champ
por él. Esto resucitó el deseo de tener un niño y de reco­ Lacanien, núm. 5, 2005, p. 113.

menzar estudios suspendidos desde hacía largo tiempo 24 John L. Austin, Palabras y acciones, Paidós, Buenos Aires, 1 9 7 1 .

Austin explica que no hay acto del acto, que no hay acto que pue­
por procrastinación neurótica.
da ser consecuencia de otro acto; el acto produce entonces una
El efecto de un psicoanálisis no consiste en suprimir
ruptura en todo encadenamiento causal. Por eso el acto mínimo
el síntoma, aunque pueda aliviarlo, sino en reformular
la elección, es la posibilidad de una existencia no automática, no

las coordenadas de algunas elecciones alienadas del completamente predeterminada.


24 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analftico-filosófica Predeterminación y libertad electiva/ 25

Tanto Boecio, en De consolatione philosophiae, como tema de la sexualidad en la infancia. No obstante, hay en

Soren Kierkegaard, en su Concepto de la angustia, tu­ todo esto algo más importante qué considerar, éticamen­

vieron el presentimiento de que es en el pecado, como te más conducente, que horrorizarse ante la idea de que

experiencia originaria del ser capaz de elegir, y de elegir a un niño varón, futuro obsesivo -y no homosexual-,

caer fuera del alcance del saber del Otro, que se produce puede haberle gustado, a los 5 ó 6 años, su experiencia

el salto a la existencia. sexual promovida por el torturador consuetudinario que

Si en la práctica analítica podemos poner en cuestión era para él su hermano mayor.

la identidad de Otro al que no conocemos, es porque Me refiero a un niño que prefirió eso, a dormir la siesta

suponemos que la identidad que se ha dado en la ex­ estival obligatoria entre los padres transpirados y as­

periencia traumática es finalmente más estable, más fixiantes. Se escapó de la cama, se fue con sus hermanos

sólida que la que surge de las identificaciones con rasgos mayores al patio trasero de la casa. Además de lo que

del Otro; es sobre aquella donde se apoya la certeza del en este caso testimonió la victima, podemos presumir

acto psicoanalítico. En el caso del neurótico -<¡ue, a lo que usualmente, casi de manera monótona, mueve
6
diferencia del filósofo, no logra curarse a si mismo, no al victimario,2 y podemos conjeturar que el hermano

se autoayuda-, por las virtudes de nuestro método y mayor, ya perverso en su pubertad, no se excitaba sólo

de nuestro deseo que exalta la libertad de decir, noso­ por el contacto con el agujero "natural" que le ofrece el

tros, analistas, podemos dar al ser lo que es del ser: su cuerpo de su hermanito menor, sino con la angustia que

libertad de optar en cuanto al genoi hoios esi (llega a ser afecta a ese pequeño cuerpo por su empleo antinatural,
5
lo que tú eres),2 por el cual el significante lo intima no pero sobre todo, con ese otro momento en que la angustia

como significado, sino como causa de vida. La Matrix cede el paso a la satisfacción. Ese es el punto decisivo:

de lenguaje que lo envuelve, lo parasita y lo soporta, lo ese instante preciso en que su hermano menor elige

necesita para seguir viva. Necesita de su enérgeia, de quedarse allí, no gritar, no volver con sus padres, elige

su deseo, de su voluntad, de su decisión última, de la el silencio cómplice, para transformarse en el partenaire

que ella es incapaz, por no poder elegir. de años de su hermano torturador.

Una elección, aun forzada, es una elección; y es eso,

Los términos y la lógica de la elección precisamente eso, lo que le interesa forzar al violador-y sin

ir tan lejos, al seductor, no menos eficaz en muchos casos


en Lacan
en cuanto a la producción de encuentros traumáticos; a

Una objeción que puede suscitar la argumentación veces basta con un roce sutil, una mirada penetrante.

precedente es la siguiente: ¿cómo pensar que un niño o

una niña, de 4, 5 ó 6 años, elige, en circunstancias de La elección forzada

violación u otra situación traumática? Parece, en efecto,


Es frecuente encontrar, en los seminarios y los textos
verosímil decir que, a lo sumo, si es una elección, es una
escritos de Lacan, la idea de que el sujeto es efecto de
elección forzada. Recordemos, sin embargo, que el mismo •
lenguaje, determinado por sus combinaciones de signifi­
tipo de objeción se le hacia a Freud cuando introdujo el
cantes, marioneta del inconsciente, que parece entonces

25 Jacques Lacan, "Propos sur la causalite psychique", en: Écrits,

París, Seuil, 1966, p. 177. 26 Jacques Lacan, Kant avec Sade, Paris, Seuil, 1966.

' ' .
26 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analítico-filosófica Predeterminación y libertad electiva/ 27

no estar en condiciones de decidir nada. Sin embargo, a Ese efecto de sujeto, determinado por el par significante,

la hora de reformular la constitución del sujeto, Lacan se incide sobre el viviente, cortando el ciclo vital del siguiente

vio forzado a hacerlo en términos de elecciones. ¿Se vio modo: suplanta el instinto natural por una demanda, un

forzado o eligió hacerlo? Tal vez la pregunta es indecidi­ SI que opera como exigencia significante que impacta, en

ble, o mejor dicho, tal vez responde a un indecidible que el mejor de los casos, sobre el cuerpo funcionando como

es esencial a la estructura explorada. El hecho es que S2, como lugar de inscripción simbólica -es el principio

explicó la constitución del sujeto en dos etapas electivas, de la histeria de conversión.

a las que llamó alienación y separación. En la primera Digo "en el mejor de los casos", porque el efecto de sujeto

se trata de elección forzada, en la segunda no. del lenguaje suele interesar al ser hablante de modo dife­

¿En qué consiste la alienación para Lacan? Es algo que rente que al perro de Iván Pávlov, por suerte, ya que por ser

se produce por un forzamiento que está ya en el origen de hablante puede, en principio, responder, y tal vez también

la estructuración del parléire en tanto sujeto: este es lo que comenzar a interrogar el deseo del Otro que, como veremos,

un significante representa para otro significante. No para puede deslizarse entre S 1 y S2. El perro de Pávlov responde

otro sujeto, ni para Otro divino, tampoco para la madre como organismo, no discierne entre S 1 y S2, no sitúa el

ni el padre, sino para otro significante. En la articulación intervalo entre ellos; el ser hablante, en cambio, da cuerpo

con ese otro significante, el sujeto estará entonces sólo al S2, bajo el cual tiene la opción mínima de desaparecer.

representado, es decir, ausente, desaparecido bajo ese Con su fading (desvanecimiento), el sujeto protege el orga­

significante binario que viene a funcionar como su Vors­ nismo del efecto directo del significante, efecto injuriante,

tellungsrepréisentantz, su representante en el campo de la psicosomático, bien diferente de la histeria.

representación,justo allí donde no hay representación, sino Es esta coincidencia-que el efecto de sujeto se produzca

mera exigencia pulsional de lenguaje, demanda -dicho en un ser hablante que puede llegar a responder- lo que

de otro modo. hace de la alienación una imposición del lenguaje que,

La alienación no se produce solo como efecto del en­ sin embargo, ha de acomodarse a la forma de una elec­

cuentro del ser con el lenguaje. Tanto para que ella se ción. Lacan parece haber advertido que el ser hablante es

produzca, como para ceñirla conceptualmente, es necesario propiamente res eligens, por la naturaleza misma de su

operar con un par de significantes. Dos significantes, ni interacción de viviente con el lenguaje. Lo que lo diferencia

más ni menos, porque si hay tres o más, el deslizamiento de cualquier otro sujeto de lenguaje es su aptitud para

del sujeto de un significante al otro es circular, y algo acomodar su existencia en los intersticios de un lenguaje

de su estructura resulta escamoteado: su división pre­ equívoco que lo provoca a responder en tanto eligens; un

cisamente." Y si hay solo un significante, no hay sujeto lenguaje que, para él, incluso en la situación de máxima

representado para . . . ; puede haber ser, puede haber acto alienación, se diferencia de un programa, en que no decide

incluso, pero no sujeto. por él enteramente, dejándole un margen para un sí o un

no que no ha sido preprogramado.

27 Reseñamos en este capítulo algunos desarrollos de La.can sobre Fantasías y ejercicio de la libertad
alienación y separación que se encuentran principalmente en

las últimas clases de Le Séminaire, Livre 1 1 , Les quatre concepts


La elaboración lacaniana de las elecciones alienantes
Jondamentaux de lapsychanalyse, París, Seuil, 1973, y en su
incluye una reflexión critica de la función de la libertad
texto "Position de l'inconscient", en: Écrits, Paris, Seuil, 1966.
Predeterminación y libertad electiva/ 29
28 / El su.jeto contemporáneo: u.na perspectiva analitico-filos6jica

Por un lado, tenemos entonces el discurso interior


que, como decía el joven Georg Hegel, es en principio ne­
del neurótico sobre la libertad, que en verdad inhibe su
gatividad, es posibilidad no realizada. Lacan encuentra, y

también lo hallamos, en la actualidad, los psicoanalistas, ejercicio social; por otro, la libertad inherente a la locura,

que la libertad suele manifestarse en diferentes tipos clíni­ en tanto ruptura de todo lazo veridico con el Otro. Entre

cos, bajo la forma de un discurso interior más bien delirante, ambos están los diferentes lazos sociales, donde se pro­

dificil de compartir. Tal "discurso" solo irónicamente puede duce el encuentro efectivo con el deseo del Otro, donde

ser llamado así, ya que no constituye ningún lazo social; es posible salir de la alienación por vía de separación.

no llevamos a una práctica socialmente inscrita sino un Pero antes de pasar a ello, recordemos algunos de los

porcentaje ínfimo de la osadía, el desenfreno, la libertad ejemplos que Lacan propone a partir de la Fenomenolo­

de acción que fantaseamos en nuestros pensamientos. El gía del espíritu de Hegel, para mostrar que, aun forzada,
efecto de esa ensoñación libertaria es el contrario: tanta una elección es una elección, que determina posiciones
libertad, por el hecho mismo de permanecer como ensoña­
subjetivas diferentes.
ción, induce el sometimiento a la normalidad gris que rige

nuestras acciones, en otra parte donde no somos tan libres, - La entrada en la vía de la esclavitud: conminado a elegir

en el marco del sentido común. La dilación en el actuar en­ entre la libertad y la vida, el esclavo elige conservar la vida

cuentra su sucedáneo en el demorarse en el pensar, según al precio de la libertad. Esa elección es posiblemente su

enseña Freud en su historial sobre el hombre de las ratas; última elección, ya que en ella renuncia a su condición
mientras pensamos esa libertad, no la ejercemos. de hombre libre.
Por otra parte, los lazos sociales reales, si bien suelen
-La realización de la esencia del amo se ilustra en el
brindar, en mayor medida, alguna posibilidad de libertad
momento del Terror que sigue a la Revolución Francesa
efectiva, son, sin embargo, lazos, amarras sociales, en los
(¡libertad, igualdad, fraternidad!). Ante la elección forza­
cuales la libertad admite una práctica real, pero limitada.
da por la alternativa: libertad o muerte, el amo conserva
Nuestra realidad, en tanto socialmente estructurada, con­
las dos, ya que si elige la libertad, es la libertad de
siste en una cierta atadura, un nudo, borromeo, pero nudo
morir, y si elige la muerte, en ese momento demuestra
al fin. Y si en algún momento escuchamos el ruido de rotas
que, incluso en tal circunstancia extrema, tiene aún la
cadenas, es posible que estemos locos; sobre todo, cuando
libertad de elegir. En ese sentido, el Terror realiza su
Jo escuchamos solo nosotros; no suele ser el sonido emble­
esencia de amo-ya Aristóteles, en su Política, lo definía
mático de la revolución, sino un índice de locura. El precio
como hombre libre--. Esta alternativa, la libertad o la
de la libertad, desde esta perspectiva, que es la lacaniana,
muerte, fue figurada por Jean-Baptiste Regnault, en su
es el "desencadenamiento", por el que el ser hablante se

libera del lazo social, al precio de la locura. Esa libertad pintura homónima. A la izquierda, la libertad se quita

no es fantasía, pero no está al alcance de cualquiera; no el gorro frigio, para mostrar, sobre su bello rostro, la

cualquiera se permite un ejercicio efectivo de tal libertad diadema de la razón; a la derecha, la muerte tiene en

28
fuera del lazo social; su costo suele ser excesivo. su mano la corona de laureles, emblema de gloria para

el hombre que sucumbe en defensa de su libertad.

28 Véase, al respecto, Gabriel Lombardi, "Cantor, la libertad", An­ A partir de esta lectura de la alienación en Hegel, Lacan

tropos moderno, [en línea], disponible en: http:/ /www.antropos discierne distintas "posiciones subjetivas del ser". Con ellas
moderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=494, consulta:
muestra que, aun en la situación de elección forzada por
abril 26 de 2007.
30 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analftico·filosófica
Predeterminación y libertad electiva/ 31

el par significante constitutivo de la división del sujeto,


del inconsciente'v'" para ir más directamente a nuestro
no hay una única respuesta posible para el ser al que ella
objetivo, que es el de mostrar que a veces, allí donde
afecta. Una de esas posiciones es elfading del sujeto, bajo
solo parece haber elección forzada, puede haber, ade­
el significante binario 82, acaso la más abierta a la salida más, otra opción.

de la alienación. Otra muy diferente es el efecto psicosomá­

tico, en el que el significante Sl no llega a representar al La separación


sujeto para otro significante 82, que dé cuerpo a la pulsión

y permita el fading del sujeto. Esa negativa a "dar cuerpo" Si en la alienación, la elección se presenta como forza­

favorece la injuria directa del significante al organismo; sin da, entre significantes, y sin Otro verdadero (en esa fase

la protección del cuerpo como 82, el organismo se lesiona, no hay más Otro que otro significante), la constitución

por la incidencia holofrástica del significante. del sujeto no concluye sino en la separación, donde la

La psicosis en el débil mental y la paranoia son otros iniciativa queda de su lado, en respuesta al deseo del

ejemplos que propone Lacan: en ellos, el ser se petrifica, Otro que se ha deslizado entre S I y 82. El sujeto, antes

como soldadura de Sl y 82, haciendo fracasar el sistema desaparecido bajo el 82, ahora "ataca la cadena en su

por el que el par significante instaura, en la dimensión punto de intervalo"," en respuesta aloque en ese inter­

humana, la creencia, basada en una oscilación entre S 1 valo entre significantes encuentra como deseo del Otro

y 82. Al haber holofrase, en lugar del par S l - 8 2 , falta ahora sí verdadero. La carencia de ser producida por su

uno de los términos de la creencia, y lo que se instala es fading, bajo el significante binario, interseca ahora con

entonces la dimensión del unglauben, el no creer, en la carencia del Otro, el deseo.

que se funda la certeza del paranoico. Por la separación, dice Lacan, el sujeto halla el punto

Ahora bien, ¿son estas distintas "posiciones" el resul­ débil del par primitivo de la articulación significante,

tado de una toma de posición del ser hablante, o se esencialmente alienante:

trata solo de un mecanismo? En todo caso, es evidente


Es en tanto que el deseo del Otro, la madre por ejem­
que una vez instaurado el mecanismo, este opera como
plo, esta más allá o más acá de lo que dice, de lo que ella
tal, automatizando la respuesta subjetiva. Pero encontra­ intima, de lo que ella hace surgir como sentido, es en

mos, en Lacan, una prudencia que concierne a la ética tanto que su deseo es una incógnita, en ese punto de falta

del psicoanálisis, dejando abierta la pregunta acerca de si se constituye el deseo del sujeto. En un proceso que no

la instauración del mecanismo no fue precedida por una es sin engaños, que no es sin esta torsión fundamental

por la cual lo que el sujeto encuentra no es lo que anima


elección, una toma de posición del ser. Esa prudencia
su movimiento de volver a encontrar, el sujeto vuelve
nos deja la posibilidad de trabajar con seres capaces de
entonces al punto inicial, que es el de su falta como tal,
elegir, en lugar de reparar autómatas, órganos enfermos 32
la falta de su afánisis.
o errores cognitivos.

Remitimos a la lectura detallada de las últimas

clases del Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos


29
fundamentales del psicoanálisis, y del texto "Posición • 30 Jacques Lacan, "Posición del inconsciente", en: Escritos 2, Buenos

Aires, Siglo XXI, 1980.

31 !bid., p. 843.

29 J. Lacan, LeSéminaire, Livre 1 1 , Lesquatreconceptsfondamentaux


32 J. Lacan, Le Séminaire, Livre 11, Les quatre concepts Jondamentaux

de la psychanalyse, Op. cit. de lapsychanalyse, Op. cit., p. 199.


32 ! El sujeto contemporáneo: un.a perspectiva analitico-filosófica

Predeterminación y libertad electiva/ 33

En la separación, el sujeto juega su partida, que le

permite liberarse, ahora sí, del efecto afanisico del 82, el encarnizamiento para lograrlo"." Esta operación, este

significante binario que no lo representa, que solamente es acto, no se produce sin el Otro. La alienación implica

el lugar de desvanecimiento de su presencia de viviente. la eliminación del Otro; no así la separación, que toma

Desde que entró bajo la eficacia del par significante, del Otro lo más interesante, su deseo. Separarse es no

el ser hablante ya no podrá volver a ser meramente un tomar del Otro sino su carencia, su deseo, y soltarse de

viviente; una parte suya ha sido captada y puesta en otras adherencias para con él.

fading por el forzamiento del lenguaje. Pero la separa­ El neurótico fantasea con la libertad, pero continúa

ción le permite, ahora, una reaparición; lo que perdió en su posición de afánisis, de sujeto tachado (S), bajo el

en la alienación puede ahora hacerlo jugar en el deseo peso de la demanda. La cura de la neurosis pasa por la

del Otro que, curiosamente, se interesa en esa suerte separación, en tanto ejercicio auténtico de la libertad, que

de parusía negativa que es su afánisis. arranca, al ser pulsional, del eclipse al que se somete en

Ahora, entonces, se consideran los encuentros en los la alienación. "De lo que el sujeto debe liberarse, es del
37
que, debido a la eficacia del deseo de un Otro -y acaso efecto afanísico del significante binario" , es el manifiesto

no haya otra Gracia que ese "gracias"-, podemos optar. ético de Lacan.

Ahora, ya no viene al caso decir que "estamos forzados" a Su propuesta apunta a una transformación de la rela­

salir del pensamiento, a tomar partido, a poner el cuerpo ción del ser hablante con lo pulsional: mientras la pulsión

de otro modo que en la angustia irresuelta.3' Ahora, en incide solo desde el par significante, es mera demanda,

la separación, nos jugamos, queremos hacerlo, el vel sin deseo. Es para protegerse de ella que, en la separa­

(o bien . . . ) de alienación se transforma en un velle, dice ción, el sujeto ataca la cadena en su punto de intervalo,

Lacan.> un querer, un ejercicio de la voluntad, en el que mostrando la utilidad clínica y práctica que comporta

lo pulsional se satisface, al articularse en acto con el reducir la cadena del significante a un par: permite ad­

deseo que viene del Otro, permitiendo al sujeto zafarse vertir que lo que verdaderamente interesa en la vida del

del 82 que lo dejaba en fading. hablante mora en el intervalo entre S 1 y 82, donde el

Es notable el énfasis ético puesto por Lacan en esta ser hablante encuentra sus objetos intersticiales, objetos

operación de separación. Separarse es un parirse, en señalados por el deseo del Otro, ligeramente por fuera o

su sentido jurídico originario,


35
es procurarse un esta­ por dentro del significante, por metonimia.

do civil, vale decir, darse una posición en el lazo social, La clínica de lo que se ciñe por intervalo, como la ousía

que solo se alcanza por decisión propia. Escribe enfáti­ para Aristóteles, es la verdadera clinica del psicoanálisis.

camente: "nada en la vida de nadie, desencadena más Lacan había advertido que la relación con los objetos

está, no mediada, sino interrumpida por la relación

del sujeto con los significantes de la demanda. Lo cual

resulta particularmente evidente en esos momentos en


33 La angustia es la sensación del sujeto ante el deseo del Otro

propuso Lacan, pero también dice que es el sentimiento que

surge de la sospecha de que nos reducimos a nuestro cuerpo.

Jacques Lacan, "La tercera", en: Intervenciones y textos, Buenos

Aires, Manantial, 1988, p. 102.

34 J. Lacan, "Position de l'inconscient", en: Écrits, Op. cit., pp. 842-843. 36 J. Lacan, "Position de l'inconscient", en: Écrits, Op. cit.

35 Procurar un hijo al marido. 37 J. La.can, Le Séminaire, Livre 1 1 , Les quatre concepts fondamentaux

de lapsychanalyse, Op. cit., pp. 199-200.


34 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analftico-filosófica Predetenninación y libertad electiva/ 35

39
que el sujeto se borra, pierde la voz justo cuando podría realice en la fase de salida de la transferencia. El deseo
38
darse el encuentro con el deseo del Otro. del analista está alli, para facilitar esa salida.

En ese movimiento, de su partición (S) el sujeto pasa a En síntesis: Freud descubrió la participación de al­

su parto, dándose otra opción completamente diferente gunos mecanismos inconscientes en la producción de

a la de la elección forzada por el par significante. Un los sin tomas neuróticos. Sin embargo, el psicoanálisis

ejemplo mínimo -que no pretende la altura de E rn p é ­ evidencia que la etiología de la neurosis no es meramente

docles arrojándose al volcán del Etna, para devolverse accidental, mecánica, orgánica,fisiológica, ni tampoco solo

un estado civil en la amada Agrigento, de la que habia un "mecanismo lingüístico"; su causa acaece en un ser

sido desterrado bajo la forma de un poderoso (el semi­ cap= de elección, y es, en tanto sujeto que participa de

dios que habia sabido representar otrora, con su poder una elección, que alguien resulta afectado de una neurosis.

político y su saber médico)-. Se trata aquí de una mu­ El método psicoanalítico permite una revisión de la elec­

jer que ha permanecido mucho tiempo en la siguiente ción de la neurosis, mediante una propuesta de libertad

alternativa: "estar con mi marido me es insoportable, asociativa, de exploración interpretativa de los límites de

pero la idea de quedarme sola a los cincuenta años esa libertad, y de conclusión que reabre opciones vitales.

también me es intolerable". El analista le sugiere otra El plus de libertad con que termina el análisis suele apo­

manera de presentar esta alternativa: "no seré feliz, pero yarse incluso en lo que del síntoma resta de "incurable"

tengo marido" o "mejor sola, que mal acompañada". A -esa parte de si que el sujeto conoce sin recocerse en

la sesión siguiente, cuenta que fue a la peluquería (un ello-. Como propuesta ética, va en un sentido diferente

guiño a la mirada desean te del marido, y acaso de algún al de las diversas promesas sugestivas, reeducativas,

otro hombre, por qué no). Se sintió mejor. Luego tomó farmacológicas, etc., que tratan al sujeto de la neurosis

algunas decisiones laborales, que implicaban un cambio como un ente manipulable desde el exterior.

de posición: asumir aquello en lo que le va bien , salir de

las situaciones en que lo que prevalece es la demanda Obras citadas y consultadas

como sin deseo.


Agustín de Hipona, "De libero arbitrio", SanCA.gostino. Agustinus
Es que tomar al marido, con el que convive desde hace
Hipponensis, [en linea], disponible en: http:/ /www.augus
veinticinco años, como destinatario de los reproches o
tinus.it/latino/libero_arbitrio/index2.htm, consulta: abril 26
como agente de la demanda es, parlo menos, frustrante;
de 2007.

deja al sujeto en afánisis en los momentos del deseo, y la Aquino, Tomás de, Suma teológica, Madrid, Espasa Calpe, 1966.

pulsión no encuentra otra expresión que un significante Aristóteles, Physique, Paris, Les Belles Lettres, 1973.

Austin, John L., How to do things with words?, Cambridge, Mass,


mortificante, desconectada del deseo. La separación,
Harvard University Press, 1962.
también en el plano del amor, señala otra opción, que
_, Palabras y acciones, Paidós, Buenos Aires, 1971.
no necesariamente va en el sentido del divorcio.
Benveniste, Émile, "Actif et moyen dans le verbe", en: Probíémes
La orientación del psicoanálisis va en este sentido:
de linguistique générale, vol. 1, París, Gallimard, 1966.

liberar al sujeto del efecto afanisico del binario, comenta Boecio, Anicio, La consolación de la.fil.osofia, Madrid, Alianza, 1999.

también Lacan, para que, de su partición (S), el sujeto

pase a su parto, efecto de torsión que es decisivo que se

39 J. La.can, LeSéminaire, Livre 11, Lesquatreconceptsfondamentaux

38 Jacques Lacan, Seminario Lé désir et son interprétation, inédito. de lapsychanalyse, Op. cit., p. 199.
36 / El sujeto contemporáneo: una perspectiva analítico-filosófica Predeterminación y libertad electiva/ 37

Freud, Sigmund, Apropósito de un caso de neurosis obsesiva, en: Lacan, Jacques,Le Séminaire, Livre 10, L'angoisse, Paris, Seuil,

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