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UNIVERSIDAD RICARDO PALMA

ESCUELA DE POSGADO

MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA SALUD

CURSO : Modelos Contemporáneos en Psicoterapia

DOCENTE : Dr. Luis Oswaldo Pérez

ESTUDIANTE : Ps. Egúsquiza Vásquez, Kevin

TRABAJO : MONOGRAFÍA
- Terapia de Solución de Problemas.

Surco, Julio de 2019


Maestría en Psicología Clínica y de la Salud

ÍNDICE

Introducción 3

Terapia de Solución de Problemas

1. Desarrollo histórico 5

2. Aproximaciones conceptuales 7

3. Modelo revisado de Solución de Problemas 12

a. Orientación al problema 13

b. Estilo de solución de problemas 15

c. Objetivos del tratamiento 16

d. Componentes del tratamiento 17

4. Modelo relacional de solución de problemas de estrés y bienestar 18

5. Investigaciones relacionadas con la TSP 20

Conclusiones 24

Referencias 25

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INTRODUCCIÓN

La terapia de solución de problemas (TSP) es una intervención psicológica, ubicada


habitualmente bajo el epígrafe cognitivo-conductual, que aspira a mejorar la capacidad
de enfrentarse a estresores mayores (acontecimientos traumáticos) y menores (problemas
cotidianos crónicos) y a reducir los problemas de salud mental y de salud física.

Los dos grandes objetivos del tratamiento TSP son los siguientes:

1. La adopción de una visión del mundo o de una orientación adaptativa hacia los
problemas de la vida (es decir, de una visión optimista y positiva de la propia eficacia que
admita que los problemas son ocurrencias vitales normales).

2. La implantación eficaz de conductas concretas de solución de problemas (es decir, la


regulación y la gestión emocional y la solución planificada de problemas).

Por encima de todo, la TSP ha demostrado su eficacia para el tratamiento de individuos


aquejados de una amplia variedad de problemas de salud física y mental, como depresión,
ansiedad, trastornos emocionales, ideación suicida, cáncer, enfermedades cardiacas,
diabetes, infarto, lesiones cerebrales traumáticas, dolor de espalda hipertensión y
trastorno de estrés postraumático (D’Zurilla y Nezu, 2007). También se ha utilizado de
manera efectiva para tratar a personas con esquizofrenia y retraso mental, y también se
ha implementado como un medio para evitar que las dificultades emocionales ocurran o
empeoren inicialmente en ciertas poblaciones vulnerables, como los veteranos que
regresan de las zonas de guerra de combate. La TSP también se ha evaluado
empíricamente como una estrategia complementaria para mejorar la adherencia a otras
formas de tratamientos médicos o psicológicos, como un medio para mejorar las vidas de
los cuidadores, así como para mejorar su capacidad de cuidar a un ser querido, y
componente de tratamiento principal de la terapia matrimonial y de pareja.

La TSP ha sido conceptualizada e implementada como un sistema de psicoterapia (Nezu


y Nezu, 2009), así como un programa de capacitación breve orientado a las habilidades
(por ejemplo, capacitación en habilidades para la resolución de problemas). Este último
enfoque ha tendido a restar importancia a los componentes del tratamiento de TSP

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orientados a fomentar una orientación positiva del problema y mejorar las habilidades de
regulación emocional. Si bien se ha encontrado que los programas que representan este
enfoque de solo habilidades son efectivos, los protocolos de TSP que abarcan el modelo
más amplio han tenido un desempeño significativamente mejor en relación con el
resultado (Malouff, Thorsteinsson, y Schutte, 2007; Nezu y Perri, 1989).

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TERAPIA DE SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

1. Desarrollo histórico

En 1971, Thomas D'Zurilla y Marvin Goldfried publicaron una revisión


exhaustiva de la teoría e investigación relevantes relacionadas con la resolución
de problemas de la vida real (más tarde denominada resolución de problemas
sociales (SPS; D'Zurilla y Nezu, 1982; Nezu y D'Zurilla, 1989) que abarcan una
amplia gama de campos académicos y profesionales relacionados, que incluyen
creatividad, comportamiento anormal, psicología experimental, educación e
industria. Basados en esta revisión, estos psicólogos orientados a la conducta
desarrollaron un modelo prescriptivo de resolución de problemas que consistía en
dos componentes diferentes, aunque relacionados, a saber: (a) orientación general
(orientación al problema, reetiquetada posteriormente) y (b) habilidades para
resolver problemas.

La orientación general se definió como un proceso metacognitivo que


principalmente cumplía una función motivacional (es decir, cuanto más positiva
es la orientación general, más probable es que él o ella intente resolver o manejar
un problema difícil en la vida). Este proceso se describió como un conjunto de
esquemas cognitivo-emocionales relativamente estables que reflejan la conciencia
general de una persona y las evaluaciones de los problemas en la vida, así como
su propia capacidad de resolución de problemas (por ejemplo, evaluaciones de
desafíos, creencias de autoeficacia, o expectativas de resultados positivos).

Las habilidades para resolver problemas se refieren al conjunto de actividades


cognitivo-conductuales mediante las cuales una persona intenta descubrir o
desarrollar soluciones efectivas o formas de enfrentar los problemas de la vida
real. De acuerdo con este modelo inicial, se identificaron cuatro habilidades de
resolución de problemas: (a) definición y formulación del problema, (b)
generación de alternativas, (c) toma de decisiones y (d) implementación y
verificación de la solución. Además de describir los componentes de este modelo,
D’Zurilla y Goldfried (1971) presentaron, además, lineamientos y procedimientos
preliminares para capacitar a los individuos en estas habilidades con el fin de

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ayudar a superar las deficiencias en su capacidad para enfrentar los problemas


estresantes de manera efectiva.

Posteriormente, en virtud de ser un estudiante graduado en psicología clínica bajo


la tutoría de D’Zurilla, Art Nezu se interesó especialmente en las aplicaciones
clínicas de este enfoque. Sus esfuerzos iniciales incluyeron la confirmación de
varios de los principios teóricos del modelo TSP, incluidos los beneficios
positivos de capacitar a individuos para que defiendan mejor los problemas
sociales (Nezu y D'Zurilla, 1981), generen alternativas (D'Zurilla y Nezu, 1980),
y tomen decisiones efectivas con respecto a tales problemas (Nezu y D'Zurilla,
1979). Sobre la base de la investigación con respecto a las propiedades de
amortiguación del estrés de la resolución efectiva de la resolución de problemas,
D'Zurilla y Nezu desarrollaron posteriormente el modelo de estrés relacional o de
resolución de problemas, que proporcionaba un marco conceptual que apoyaba la
aplicabilidad de base amplia de TSP en una amplia gama de problemas y
poblaciones.

En la década de 1980, Nezu y sus colegas centraron sus actividades de


investigación en la relación entre la resolución de problemas y la depresión
clínica, un esfuerzo que resultó en el desarrollo de un modelo conceptual de
depresión (Nezu, 1987) y una versión adaptada de TSP para la depresión (Nezu,
Nezu, y Perri, 1989). Desde los primeros estudios de resultados de Nezu que
evaluaron la eficacia de la TSP para el trastorno depresivo mayor (Nezu y Perri,
1989), la TSP se ha considerado como una alternativa de tratamiento psicosocial
eficaz y basada en la evidencia para la depresión a través de metanálisis (Bell y
D'Zurilla, 2009; Cuijpers, van Straten y Warmerdam, 2007).

Desde entonces, muchos otros investigadores y clínicos, hemos adaptado este


modelo anterior para tratar una amplia gama de problemas psicológicos y
poblaciones de pacientes. Los ejemplos significativos incluyen depresión
geriátrica (Areán et al., 2010); pacientes de atención primaria (Barrett et al., 2001;
Mynors-Wallis, Gath, Day y Baker, 2000); cuidadores de adultos con diversas
enfermedades médicas (Rivera, Elliott, Berry y Grant, 2008; Wade et al., 2011;
Bucher et al., 2001); adultos que padecen una variedad de enfermedades crónicas,

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incluido el cáncer (Allen et al., 2002; Nezu, Nezu, Felgoise, McClure y Houts,
2003) y la diabetes (Hill-Briggs y Gemmell, 2007); adultos deprimidos y de bajos
ingresos (Ell et al., 2010); personas con retraso mental (Nezu, Nezu y Areán,
1991); adultos con trastornos de personalidad (Huband, McMurran, Evans, y
Duggan, 2007; McMurran, Nezu, y Nezu, 2008); trastorno de ansiedad
generalizada (Dugas et al., 2003; Provencher, Dugas, y Ladouceur, 2004); y
delincuentes sexuales (Nezu, D’Zurilla, y Nezu, 2005; Wakeling, 2007).

La base principal para tales adaptaciones involucró la hipótesis de que el problema


específico está significativamente relacionado con la resolución inefectiva de
problemas de la vida real (Nezu y Nezu, 2010). En otras palabras, la resolución
ineficaz puede servir como un factor de vulnerabilidad y/o mantenimiento en
relación con una amplia gama de trastornos y problemas psicológicos.

2. Aproximaciones conceptuales

a. Resolución de problemas

Se define a la resolución de problemas de la vida real (referida con frecuencia en


la literatura como la resolución de problemas sociales, para diferenciarla del tipo
de resolución de problemas que normalmente no se produce en un contexto
interpersonal o social) como el proceso autodirigido mediante el cual los
individuos intentan identificar, descubrir y/o desarrollar soluciones de
afrontamiento adaptativas para problemas, tanto agudos como crónicos, que
encuentran en la vida cotidiana. Más específicamente, refleja el proceso por el
cual las personas dirigen sus esfuerzos de adaptación para alterar:

1. La naturaleza de la situación, de manera que ya no representa un


problema (denominadas metas enfocadas en el problema; por ejemplo,
superar una barrera para sus metas, reducir el conflicto entre dos conjuntos
de metas).
2. Sus reacciones de mala adaptación a tales problemas (denominadas
metas centradas en la emoción; por ejemplo, reducen las reacciones

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emocionales negativas, aumentan la capacidad de aceptar que los


problemas son una parte normal de la vida)
3. Tanto la situación en sí como sus respuestas emocionales inadaptadas al
problema.

En lugar de representar un tipo singular de comportamiento o actividad de


afrontamiento, se concibe en nuestro modelo como el meta-proceso
multidimensional de identificar y seleccionar ideológicamente un conjunto de
respuestas de afrontamiento para llevar a cabo de manera efectiva (y
potencialmente único) características de una situación estresante dada. Se ha de
tener en cuenta que la TSP está orientada a mejorar la eficacia del proceso de las
actividades de resolución de problemas para aumentar la probabilidad de que
dichos esfuerzos sean finalmente exitosos.

Como tal, es importante recordar que una solución efectiva para una persona
puede no ser una solución efectiva para otra persona que experimenta el mismo
problema o uno similar. Además, una solución que funcionó previamente para una
persona determinada en un momento dado no necesariamente funciona
nuevamente en una situación similar para la misma persona en una fecha posterior,
ya que esa persona y / o circunstancias pueden haber cambiado. Por lo tanto, una
característica importante de la resolución efectiva de problemas es la capacidad
de hacer coincidir las respuestas adaptativas con las demandas de un problema
dado, teniendo en cuenta una variedad de factores externos e internos presentes
en un momento dado.

En este punto vale recordar la diferencia entre los conceptos de resolución de


problemas y la implementación de soluciones. Estos dos procesos son
conceptualmente diferentes y tienden a requerir diferentes conjuntos de
habilidades. La resolución de problemas se refiere al proceso de encontrar o
desarrollar soluciones a problemas específicos, mientras que la implementación
de la solución se refiere al proceso de llevar a cabo esas soluciones en la situación
real. Las habilidades de resolución de problemas se conceptualizan como
generales, mientras que se espera que las habilidades de implementación de

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soluciones sean específicas para una situación dada, dependiendo del tipo de
problema y el tipo de solución.

El rango de posibles habilidades de implementación de soluciones incluye todas


las habilidades de desempeño cognitivo y de comportamiento que podrían ser
necesarias para un funcionamiento efectivo en el entorno de una persona en
particular. Debido a que son diferentes, las habilidades de resolución de
problemas y las habilidades de implementación de soluciones no siempre están
correlacionadas. Por lo tanto, algunas personas pueden poseer habilidades
deficientes para resolver problemas, pero buenas habilidades para implementar
soluciones, o viceversa. Debido a que ambos conjuntos de habilidades son
necesarios para un funcionamiento eficaz, en ocasiones puede ser necesario
combinar la TSP con la capacitación en otras habilidades sociales o de
comportamiento (por ejemplo, habilidades de asertividad, habilidades de
comunicación) para maximizar los resultados positivos.

b. Problema

Se define un problema como una situación de vida, presente o anticipada, que


requiere una respuesta adaptativa para prevenir
1. Consecuencias negativas inmediatas o a largo plazo (por ejemplo,
dificultad para recuperar la homeostasis práctica y / o emocional)
2. Cuando la persona que experimenta la situación debido a la existencia
de varios obstáculos o barreras no es evidente ni está disponible una
respuesta efectiva.

Así, las demandas engendradas por el problema pueden originarse en el propio


entorno social o físico de la persona (por ejemplo, ruptura de una relación;
desastre natural), así como interna o intrapersonal (por ejemplo, deseo de ganar
más dinero, confusión sobre los objetivos de la vida, tristeza). Debido a la falta de
apoyo social).

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Las barreras que hacen que la situación sea un problema para un individuo o
conjunto de individuos dado pueden involucrar una variedad de factores. Estos
pueden incluir:

1. Novedad (por ejemplo, mover a. A un nuevo entorno)


2. Ambigüedad (por ejemplo, confusión sobre cómo está progresando una
relación)
3. Impredecibilidad (por ejemplo, falta de control sobre la trayectoria
profesional)
4. Objetivos de inflexión (por ejemplo, diferencias de opiniones sobre qué
casa comprar)
5. Déficit de habilidades de desempeño (por ejemplo, dificultades en la
comunicación con los compañeros de trabajo)
6. Falta de recursos (por ejemplo, fondos limitados para pagar una
hipoteca)

Una persona puede ser capaz de reconocer que un problema existe de inmediato
o solo después de que los intentos repetidos de responder efectivamente hayan
fallado. Un problema puede ser un solo evento limitado en el tiempo (por ejemplo,
faltar un tren para ir al trabajo, dejar caer las llaves de un automóvil por el hueco
de un ascensor); una serie de eventos similares o relacionados (por ejemplo,
repetidas demandas irrazonables de su jefe, violaciones repetidas de un toque de
queda por parte de su hija adolescente); o una situación crónica y continua (por
ejemplo, dolor continuo, fuertes sentimientos de soledad o una enfermedad
médica significativa).

Para este enfoque, un problema no es una característica ni del entorno ni de la


persona sola. Más bien, se caracteriza mejor como una relación de ambiente
personal representada por un desequilibrio o discrepancia real o percibida entre
las demandas de la situación y la capacidad y reacciones de afrontamiento de la
persona. Por lo tanto, se puede esperar que un problema cambie en dificultad o
significación a lo largo del tiempo, dependiendo de los cambios en el entorno, la
persona o ambos. Esta visión relacional de un problema tiene implicaciones
importantes para la evaluación de la resolución de problemas, ya que sugiere que

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los problemas son muy ideográficos; en otras palabras, lo que es un problema para
una persona puede no ser un problema para otra persona. Además, lo que es un
problema para una persona determinada en un momento dado puede no ser un
problema para esta misma persona en otro momento posterior.

c. Solución

Una solución es un patrón de respuesta o respuesta de afrontamiento específico


de la situación que es el producto o resultado del proceso de resolución de
problemas cuando se aplica a una situación de problema específica. Una solución
efectiva es aquella que logra el objetivo de resolución de problemas o el conjunto
de objetivos (es decir, cambia la situación para mejor y / o reduce la angustia que
produce), mientras que al mismo tiempo maximiza otras consecuencias positivas
y minimiza las consecuencias negativas.

Los resultados importantes incluyen los efectos en los demás, así como uno
mismo, los efectos a largo plazo y las consecuencias a corto plazo. En este
contexto, se debe tener en cuenta que la calidad o la efectividad de cualquier
solución particular puede variar para diferentes personas o diferentes entornos,
según las normas, valores y objetivos del solucionador de problemas u otras
personas importantes que sean responsables de evaluar las soluciones
individuales. o respuestas de afrontamiento.

d. Puesta en práctica de la solución

La puesta en práctica de la solución no debe ser confundida con el proceso de


solución de problemas. Mientras que el proceso de descubrir soluciones nuevas
ante problemas específicos, la implementación de la solución (puesta en práctica),
se refiere sólo a llevar a cabo la solución o soluciones elegidas para el problema
concreto que se ha abordado. Las habilidades de solución de problemas son
generales, mientras que la implementación de una solución de la solución concreta
elegida. El PSP y la puesta en práctica de la solución no siempre correlacionan,
algunas personas pueden contar con pocas habilidades de solución de problemas
y no tener ningún problema en la implantación de soluciones, también puede

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ocurrir al revés. Ambos tipos de habilidades son esenciales para un


funcionamiento efectivo y competente socialmente, de esta forma, es
frecuentemente necesario en la Terapia de Solución de Problemas el
entrenamiento en habilidades de solución de problemas, junto con el
entrenamiento de habilidades sociales o conductuales que permitan maximizar la
probabilidad de conseguir resultados positivos (D’Zurilla y Nezu, 2007).

e. Competencia social

El concepto de competencia social es visto como un constructo integrativo que se


refiere ampliamente a la habilidad para generar y coordinar respuestas adaptativas
y, por tanto, flexibles en el afrontamiento de situaciones sociales, generando así
mayores oportunidades en el medio. El individuo competente socialmente es
capaz de utilizar los recursos personales y ambientales para lograr un resultado
adaptativo para su desarrollo. En este modelo, este concepto tiene una clara
referencia conductual, primando las habilidades y destrezas que el individuo
ponga en marcha de forma activa por encima de otras definiciones o más
abstractas que tienen en cuenta, por ejemplo, la construcción de la identidad
personal. De hecho, Goldfried y D’Zurilla (1969) utilizan el concepto de
competencia de Sócrates quien define un individuo competente como “aquel que
se maneja bien en las circunstancias que encuentra diariamente, y que posee juicio
social adecuado en las situaciones de grupo y que raramente pierde el curso de la
acción que desarrolla”.

3. Modelo revisado de solución de problemas

Sobre la base de décadas de investigación continua y desarrollo de programas, se


realizó una revisión con diferencias significativas respecto al modelo de
resolución de problemas D’Zurilla and Goldfried (1971) a lo largo de los años. De
acuerdo con la teoría contemporánea de la resolución de problemas sociales, los
intentos de hacer frente a los problemas estresantes están en gran parte
determinados por dos dimensiones generales, pero parcialmente independientes:

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(a) orientación a problemas y (b) estilo de resolución de problemas (D’Zurilla,


Nezu, y Maydeu-Olivares, 2004), siendo este modelo validado en numerosas
poblaciones, culturas y grupos de edad (D’Zurilla y Nezu, 2007).

a. Orientación al problema

La orientación a los problemas es el conjunto de esquemas afectivos cognitivos y


relativamente estables que representan las creencias, actitudes y reacciones
emocionales generalizadas de una persona acerca de los problemas en la vida y la
capacidad de uno para enfrentarlos con éxito. En lugar de ser dos extremos de un
mismo continuo, como sugirieron los modelos originales de D’Zurilla y Goldfried
(1971), las investigaciones posteriores han identificado continuamente dos tipos
de orientaciones de problemas, positivas y negativas, que funcionan de manera
ortogonal (Nezu, 2004).

Una orientación positiva hacia el problema implica la tendencia a:

1. Evaluar los problemas como retos.


2. Sea optimista al creer que los problemas se pueden resolver.
3. Tener un fuerte sentido de autoeficacia con respecto a su capacidad para
hacer frente a los problemas.
4. Comprender que la resolución exitosa de problemas implica tiempo y
esfuerzo.
5. Ver las emociones negativas como una parte integral del proceso general
de resolución de problemas que puede ser útil para enfrentar problemas
estresantes.

Una orientación negativa del problema es aquella que implica la tendencia a

1. Ver los problemas como amenazas.


2. Espera que los problemas no se puedan resolver.
3. Tener dudas sobre la capacidad de uno para hacer frente a los problemas
con éxito.

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4. Estar particularmente frustrado y molesto al enfrentar problemas o


enfrentar emociones negativas.

Debido a que la orientación de un individuo puede tener un fuerte impacto en su


motivación y en su capacidad para participar en intentos enfocados de resolver
problemas, la importancia de evaluar y abordar esta dimensión en el tratamiento
siempre se ha subrayado de manera significativa (Nezu, 2004; Nezu y Perri, 1989).
En apoyo de este énfasis, dos revisiones metaanálisis de la literatura existente de
ensayos controlados aleatorios de TSP encontraron que la exclusión de un enfoque
específico en esta dimensión de orientación condujo a resultados
significativamente menos efectivos en varias poblaciones (Bell y D' Zurilla, 2009;
Malouff et al., 2007).

Ahora bien, no es que se sugiera que los individuos puedan caracterizarse


exclusivamente por cualquier tipo de orientación en todos los problemas de la
vida. Más bien, cada uno representa una tendencia general a ver un determinado
tipo o conjunto de problemas desde una perspectiva particular. Por ejemplo, es
muy posible (y común en la experiencia clínica) que una persona se caracterice
por tener una orientación positiva al abordar problemas relevantes para el logro
(por ejemplo, trabajo, carrera), mientras que además tiene una orientación
negativa cuando se trata de la afiliación. o problemas interpersonales (por ejemplo,
citas, problemas de crianza).

Esto concuerda con la teoría de la personalidad del sistema cognitivo-afectivo de


Mischel y Shoda (1995) que explica las diferencias individuales en los patrones
predecibles de variabilidad del comportamiento en diferentes situaciones. Por
ejemplo, es posible que existan relaciones estables entre situación y
comportamiento, de manera que si una persona determinada se enfrenta a la
situación A (por ejemplo, representa problemas de relación), entonces es probable
que se acerque a ella con una orientación negativa hacia el problema. Pero si la
misma persona experimenta una situación que representa una clase diferente de
problemas (por ejemplo, dificultades relacionadas con el trabajo o la carrera), es
plausible que pueda abordarla con una orientación positiva hacia el problema. La
evaluación de estos patrones de comportamiento de situación es crucial para el

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tratamiento exitoso, es decir, identificar con precisión las fortalezas y debilidades


por tipo de situación.

b. Estilo de solución de problemas

La segunda dimensión principal es el estilo de resolución de problemas, este se


refiere al conjunto de actividades cognitivo-conductuales que realizan las
personas cuando intentan resolver o afrontar problemas estresantes. Se ha
identificado tres estilos diferentes: (a) resolución racional de problemas (ahora
conocida como resolución de problemas planificada, (b) resolución de problemas
evitativa, y (c) resolución de problemas impulsiva-descuidada (D'Zurilla, Nezu, y
Maydeu-Olivares, 2002; D'Zurilla et al., 2004). La resolución racional o
planificada de problemas es el enfoque constructivo para enfrentar problemas
estresantes que implica la aplicación sistemática y reflexiva del siguiente conjunto
de habilidades específicas:

1. Definición del problema (es decir, aclarar la naturaleza de un problema,


delinear un objetivo o conjunto de objetivos realistas para la resolución de
problemas e identificar los obstáculos que impiden que uno alcance dichos
objetivos).
2. Generación de alternativas (es decir, pensando en una gama de posibles
estrategias de solución orientadas a superar los obstáculos identificados).
3. Toma de decisiones (es decir, predecir las posibles consecuencias de
estas diversas alternativas, realizar un análisis de costo-beneficio basado
en estos resultados identificados y desarrollar un plan de solución
orientado a lograr el objetivo de resolución de problemas).
4. Implementación y verificación de la solución (es decir, llevar a cabo el
plan de la solución, monitorear y evaluar las consecuencias del plan, y
determinar si los esfuerzos de resolución de problemas han sido exitosos o
deben continuar).

Resulta curioso notar cómo los investigadores a veces han comparado


incorrectamente la resolución racional de problemas con la resolución de

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problemas sociales, tendiendo a ignorar las implicaciones clínicas importantes


inherentes al modelo más complejo (Nezu, 2004).

Dentro de la solución planificada de problemas, se han identificado dos estilos


más, los cuales, en contraste, son disfuncionales o de maladaptativos. En general,
ambos estilos se asocian con la resolución ineficaz de problemas; además, se sabe
que las personas que participan en estos estilos tienden a empeorar los problemas
existentes e incluso a crear otros nuevos.

Nezu (2004) agrega que un estilo impulsivo o descuidado es el enfoque de


resolución de problemas mediante el cual una persona se involucra en intentos
impulsivos o descuidados de resolver problemas. Tales intentos son estrechos,
apresurados e incompletos. Una persona caracterizada por participar con
frecuencia en este tipo de patrón de respuesta generalmente considera solo algunas
alternativas de solución, a menudo impulsivamente con la primera idea que viene
a la mente. Además, él o ella analiza soluciones y consecuencias alternativas de
forma rápida, descuidada y no sistemática, y supervisa los resultados de las
soluciones de forma descuidada e inadecuada.

Por otra parte, el estilo evitativo es otro patrón disfuncional de resolución de


problemas, caracterizado por la dilación, la pasividad, la inacción y la
dependencia de los demás. Este tipo de solucionador de problemas prefiere evitar
los problemas en lugar de enfrentarlos de frente, posterga la resolución de
problemas por el mayor tiempo posible, espera que los problemas se resuelvan
por sí mismos e intenta transferir la responsabilidad de resolver sus problemas a
otras personas.

c. Objetivos del tratamiento

Para alcanzar los objetivos de tratamiento establecidos en TSP, se pueden


considerar como objetivos de tratamientos específicos los siguientes:

1. Mejorar la orientación positiva del problema


2. Disminución de la orientación negativa del problema.

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3. Fomentar la resolución de problemas de planificación


4. Minimizar la resolución de problemas evitativos.
5. Minimizar la resolución de problemas impulsiva o descuidada.

d. Componentes del tratamiento

Teóricamente, pueden existir varios obstáculos importantes para un individuo al


intentar alcanzar estos objetivos de tratamiento. Estos pueden incluir la existencia
de alguno de los siguientes:

1. Sobrecarga cognitiva, especialmente cuando está bajo estrés.


2. Capacidad limitada o deficiente para participar en una regulación
emocional efectiva.
3. Procesamiento cognitivo sesgado de diversas informaciones
relacionadas con la emoción (por ejemplo, pensamientos automáticos
negativos, malas creencias de autoeficacia, dificultades para desvincularse
de las memorias autobiográficas negativas congruentes con el estado de
ánimo).
4. Motivación limitada por sentimientos de desesperanza.
5. Un estilo ineficaz o desadaptativo de resolución de problemas.

Para alcanzar estas metas y objetivos de tratamiento, TSP se enfoca en capacitar


a los clientes en cuatro herramientas principales para resolver problemas
(D’Zurilla y Nezu, 2007; Nezu et al., 1998; Nezu et al., 1989). Las cuatro
herramientas incluyen:

1. Resolución de problemas multitarea.


2. El método para abordar los problemas de Parar, desacelerar, pensar y
actuar (SSTA).
3. Pensamiento saludable e imágenes.
4. Solución de problemas del Plan.

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4. Modelo relacional de solución de problemas de estrés y bienestar

La principal asunción de la Terapia de Solución de Problemas es que los


problemas psicopatológicos pueden entenderse como consecuencia de estrategias
de afrontamiento ineficaces o desadaptativas. El fallo en resolver problemas de la
vida puede engendrar importantes problemas conductuales y emocionales. Los
problemas de la vida pueden ser eventos negativos significativos (situaciones de
divorcio, vivencia de un duelo, quedarse sin trabajo, sufrir una enfermedad
importante, etc.). Sin embargo, el cómo los individuos resuelven o afrontan sus
problemas tiene mucho que ver, e incluso puede determinar, el grado en que
experimentarán problemas conductuales o psicopatológicos de forma crónica (e.g.
depresión clínica, ansiedad generalizada, adicciones, dolor crónico, problemas de
ira, problemas en las relaciones interpersonales, etc.).

El modelo relacional de solución de problemas integra el modelo relacional del


estrés de Lazarus (Lazarus y Folkman, 1984; Lazarus, 1999) con el modelo de
solución de problemas sociales que se ha expuesto en los epígrafes anteriores. En
el modelo de Lazarus el estrés se define como la relación entre un individuo y el
ambiente, dónde las demandas del ambiente superan los recursos para el
afrontamiento que percibe el sujeto. Esta concepción relacional del estrés es
similar a la definición de problema en el modelo de solución de problemas
sociales, por tanto, un problema es también un estresor.

En el modelo relacional de solución de problemas el estrés es visto como la


función de relaciones recíprocas entre tres principales variables: 1) situaciones
estresantes de la vida, 2) estrés emocional, y 3) afrontamiento de solución de
problemas (D’Zurilla y Nezu, 2010).

Las situaciones estresantes de la vida son experiencias vitales que enfrenta una
persona y que suponen demandas de ajuste personal, social o biológico. Estas
situaciones estresantes pueden ser sucesos vitales mayores, que implican un gran
cambio en la vida del individuo (e.g. divorcio, muerte de la pareja, pérdida del
trabajo, accidente grave, etc.) o sucesos cotidianos menores, que pueden
denominarse problemas diarios y que suponen menor impacto emocional,

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funcional y demandas de cambio o adaptación, que un evento mayor. Ambos tipos


de situaciones estresantes se relacionan en la medida en que un evento mayor
puede desencadenar numerosos problemas menores, de la misma forma, la
acumulación de problemas menores puede contribuir o desencadenar un problema
mayor (e.g. los problemas cotidianos pueden contribuir a un divorcio).

El concepto de estrés emocional se refiere a la respuesta emocional inmediata de


una persona ante un evento estresante, respuestas que es modulada, transformada
o modificada por el proceso de valoración cognitiva y de afrontamiento. Las
emociones negativas suelen predominar cuando el individuo 1) valora la situación
como amenazante o dañina, 2) duda de habilidad para afrontarla, y 3) pone en
marcha estrategias de afrontamiento ineficaces o contraproducentes. La
concepción de estrés emocional forma parte de un constructo más amplio, el de
bienestar, que abarca el funcionamiento físico, cognitivo, conductual y social.

El concepto más importante del modelo relacional de solución de problemas es el


de afrontamiento de solución de problemas, un proceso que integra los procesos
de valoración cognitiva y las actividades de afrontamiento dentro del marco
general de la solución de problemas sociales. Una persona que aplica de forma
efectiva una estrategia de solución de problemas 1) percibe la vida como un reto,
2) cree que es capaz de resolver el problema de forma exitosa, 3) define el
problema y establece metas realistas, 4) genera diferentes alternativas de solución,
5) elige la mejor opción, 6) implementa la solución y 7) evalúa cuidadosamente
los resultados.

A diferencia del modelo de estrés de Lazarus, que considera la solución de


problemas como una estrategia de afrontamiento centrada en el problema que se
limita a objetivos dirigidos a resolver la situación problemática, en el modelo
relacional de solución de problemas la solución de problemas se concibe de forma
más amplia y versátil, y puede estar dirigida a objetivos de solución de problema,
de modulación de la respuesta emocional, o a ambos.

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5. Investigaciones relacionadas con la TSP

Warmerdam, van Straten, Jongsma, Twisk y Cuijpers (2010) realizaron un estudio


cuyo objetivo fue evaluar la especificidad del tratamiento y los mediadores
potenciales de dos terapias en línea para los síntomas depresivos. Se llevó a cabo
un ensayo controlado aleatorio en el que 263 participantes se asignaron al azar a
terapia cognitiva conductual en línea (TCC), terapia de resolución de problemas
en línea (TSP) o a un grupo de control. Ambos tratamientos fueron más efectivos
que el grupo de control para reducir las actitudes disfuncionales, la preocupación,
la orientación negativa al problema y mejorar los sentimientos de control. Los
resultados indicaron que no se encontraron diferencias entre los tratamientos en
cada uno de los mediadores potenciales. Además, se sugiere que las actitudes
disfuncionales, la preocupación, la orientación negativa del problema y el control
percibido desempeñaron un papel mediador tanto en la TCC como en la TSP. Los
hallazgos indican que, independientemente de los antecedentes teóricos de la
terapia, los procesos psicológicos necesarios para la reducción de los síntomas
parecen ser comparables.

Por su parte, Robinson, Jorge y Long (2017) llevaron a cabo un estudio que tuvo
como objetivo determinar si el tratamiento preventivo predice el tiempo hasta la
muerte en 8-10 años de seguimiento. De 129 pacientes elegibles, 122 se
contactaron y 7 se perdieron durante el seguimiento. Las familias y los pacientes
sobrevivientes fueron entrevistados para determinar el estado de salud actual o la
fecha y la causa de la muerte. Se usó el modelo de Weibull de tiempo de registro
(años) hasta la muerte, controlado por edad, gravedad de la enfermedad física,
sexo, gravedad del accidente cerebrovascular y antecedentes de depresión después
del ingreso al estudio, hubo un efecto independiente significativo del tratamiento.
La terapia de solución de problemas aumentó de manera significativa e
independiente el tiempo hasta la mortalidad, mientras que la edad avanzada y la
depresión mayor disminuyeron de manera significativa e independiente el tiempo
hasta la muerte.

Bedford, Dietch, Taylor, Boals y Zayfert (2018) realizaron un estudio que


examinó la eficacia de un tratamiento de solución de problemas guiado por

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Maestría en Psicología Clínica y de la Salud

computadora (eTSP) para reducir los síntomas de la depresión, el trastorno de


estrés postraumático (TEPT) y el insomnio en estudiantes veteranos militares.
Veinticuatro estudiantes veteranos (m = 32.7) con síntomas de depresión fueron
asignados aleatoriamente a un grupo de tratamiento que recibió seis sesiones
semanales de eTSP a un grupo de control de contacto mínimo (MCC). Los
participantes completaron la escala de depresión del Cuestionario de Salud del
Paciente-9 (PHQ-9) al inicio y luego semanalmente a través de post-eTSP o post-
MCC. Los cuestionarios de estrés postraumático y de insomnio también se
completaron al inicio del estudio y después del tratamiento. Una regresión de
modelo mixto lineal mostró una interacción estadísticamente significativa del
Grupo (eTSP vs. MCC) × Tiempo (pretratamiento hasta post-tratamiento) para la
depresión, con el eTSP mostrando mejoras sustanciales en los síntomas depresivos
durante el período de 6 semanas. También se observaron mejoras significativas en
el TEPT y los síntomas de insomnio. Los resultados sugieren que eTSP puede
tratar eficazmente la depresión, el trastorno de estrés postraumático y los síntomas
de insomnio en estudiantes veteranos militares y puede ser una alternativa viable
para aquellos que no pueden acceder a la terapia en vivo. Se concluye que futuros
trabajos deben examinar la durabilidad de los efectos del tratamiento y la utilidad
para la depresión más grave y la prevención del suicidio.

Beaudreau, Gould, Mashal, Terri y Fairchild (2019) realizaron una investigación


que tuvo como objetivo demostrar la aplicación de la Terapia de resolución de
problemas en adultos mayores con trastornos de ansiedad basándose en el fuerte
apoyo empírico de TSP para el tratamiento de la depresión en la vejez. La terapia
de solución de problemas se implementó para tratar a tres pacientes mayores de
atención primaria diagnosticados con trastornos de ansiedad. Los principales
resultados arrojaron que la TSP condujo a reducciones clínicamente significativas
de la ansiedad en dos de tres pacientes. Las habilidades adicionales de regulación
de la emoción podrían mejorar el aprendizaje del paciente en la resolución de
problemas.

Narad, Raj, Yeates, Taylor, Kirkwood, Stancin y Wade (2019) emprendieron un


estudio para examinar los resultados de los padres y la familia de un ensayo
controlado aleatorio (ECA) que compara la solución de problemas de adolescentes

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Maestría en Psicología Clínica y de la Salud

en línea con la familia (TOPS-F), la solución de problemas de adolescentes en


línea solo para adolescentes (TOPS-TO) o el acceso a recursos de Internet solos
(comparación de recursos de internet [IRC]). Se llevó a cabo un ensayo aleatorio
controlado de tres brazos. Se seleccionó a cuatro hospitales infantiles y 1 centro
médico general en Ohio y Colorado. Los participantes fueron niños y adolescentes
(n = 152), de 11 a 18 años, hospitalizados por lesión cerebral traumática de leve a
grave complicada en los 18 meses anteriores. Los grupos de intervención fueron:
TOPS-F, TOPS-TO e IRC, siendo las principales medidas: la depresión de los
padres (CES-D), el sufrimiento psicológico de los padres (SCL-90-GSI), el
funcionamiento familiar (FAD-GF), la cohesión (PARQ) y el conflicto (IBQ), las
cuales se evaluaron antes y después del tratamiento. Los efectos del tratamiento y
el efecto moderador de la cantidad de padres en el hogar (familias de uno o dos
padres).

Los principales resultados fueron: el número de padres moderó los efectos del
tratamiento con efectos que van desde tendencias hasta estadísticamente
significativos para la depresión, el funcionamiento familiar, la cohesión y el
conflicto. Entre los padres solteros, TOPS-TO informó un mejor funcionamiento
familiar que TOPS-F y una mayor cohesión y menos conflicto que el IRC. Entre
las familias de 2 padres, TOPS-F reportó menos depresión que IRC y menos
depresión y mayor cohesión que TOPS-TO. El efecto de la composición familiar
también se observó en TOPS-TO y TOPS-F. En TOPS-F, las familias con 2 padres
informaron menos depresión que las familias monoparentales. En TOPS-TO los
padres solteros informaron una mayor cohesión y un mejor funcionamiento
familiar que las familias biparentales. Los hallazgos respaldan que la intervención
TOPS mejora los resultados familiares, con efectos diferenciales observados para
los hogares monoparentales frente a dos familias. El formato TOPS-TO pareció
ser más beneficioso para los hogares monoparentales, mientras que TOPS-F fue
más beneficioso para los hogares monoparentales, destacando la importancia de
considerar la composición familiar al determinar la mejor modalidad de
tratamiento.

Recientemente, Bruijniks, Sijbrandij, y Huibers (en prensa) llevaron a cabo una


investigación partiendo de estudios anteriores que mostraban que los individuos

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Maestría en Psicología Clínica y de la Salud

sanos que tomaron una prueba de memoria (recuperación) del material estudiado
mostraron una mejor retención de la memoria a largo plazo que los individuos que
volvieron a estudiar (ensayo) el material. En tal sentido, la idea de mejorar la
memoria para el contenido de las sesiones de terapia podría aumentar los efectos
de las intervenciones psicológicas. Por ello, su objetivo fue averiguar si es posible
traducir estos hallazgos a un entorno subclínico. Así, los individuos con niveles
moderados de angustia fueron asignados al azar para recuperar (n = 46) o ensayar
(n = 49) cuatro sesiones semanales de terapia de resolución de problemas (TSP)
en línea. El recuerdo de la sesión, las habilidades de resolución de problemas y la
angustia se midieron al inicio del estudio, tres días después de cada sesión y en el
seguimiento de una semana.

Los principales resultados fueron: la recuperación condujo a un bienestar más alto


en general, pero esta diferencia desapareció al controlar el tiempo dedicado a la
recuperación en comparación con el ensayo. La recuperación no condujo a
mejores habilidades de resolución de problemas o menos angustia, en
comparación con el ensayo. El rendimiento básico de la memoria de trabajo
moderó el efecto de la condición en la recuperación después de controlar el tiempo
dedicado a la recuperación frente al ensayo: el efecto de la recuperación en
comparación con el ensayo en la recuperación fue mayor para las personas con
menor rendimiento de la memoria de trabajo. El estudio proporcionó la primera
evidencia de que la recuperación del contenido de las sesiones de TSP puede
conducir a una mejor recuperación de la sesión en comparación con el ensayo de
las sesiones de TSP en individuos con una puntuación de memoria de trabajo baja.

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Maestría en Psicología Clínica y de la Salud

CONCLUSIONES

- La terapia de solución de problemas sigue vigente aún en nuestros tiempos dada


la sistematización y flexibilidad con la que ha sido desarrollada por sus
fundadores.

- El avance de la terapia de solución de problemas se ha desplegado tanto a nivel


teórico como procedimental, a través de la elaboración de guías y protocolos cada
vez más sofisticados y específicos.

- Su utilidad clínica es amplia, no sólo se circunscribe al abordaje de las dificultades


del día a día que tienen las personas, sino a problemas como la depresión, la
ansiedad, el estrés postraumático, entre otros.

- Los últimos desarrollos tecnológicos en TSP incluyen programas computarizados


y aplicativos móviles, de manera tal que permite tener una mayor cercanía ante
usuarios jóvenes.

- Surge la necesidad de emprender investigaciones nacionales que diseñen


programas basados en TSP pues se caracterizan por ser claros y precisos en su
propuesta de cara a múltiples problemáticas.

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Maestría en Psicología Clínica y de la Salud

REFERENCIAS

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