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Protocolo de lectura:

La presencia de lo inhumano en las organizaciones

 Ideas y conceptos principales

En el texto podemos determinar que se ha considerado la idea del trato más


humano como una recomendación estratégica en el ámbito teórico administrativo
con el fin de lograr del subordinado mayor productividad y eficiencia bajo la
característica de la motivación y la lealtad más que del miedo. Aunque se pueda
basar en buenas intenciones y voluntad, la condición humana admitida por el
superior hacia su subordinado no es transparente completamente, lo cual nos
invita a reflexionar sobre “lo inhumano dentro de la organización”.

La misma clasificación o jerarquización dentro de la organización da a cada uno


un lugar dentro de ella y lo determina como un dirigente o un dirigido, y la
consigna del trato más humano siempre está direccionada a aquel que tiene
personas a cargo y no viceversa, pues parece ilógico y hasta gracioso pensarlo de
esa manera.

Nos enfrentamos entonces en la convivencia de “nosotros” y “ellos”, pues la


posición que se ocupa en la compañía le dará esa connotación, y para los
dirigentes cuando se tratan de “nosotros” verán a “ellos” como un “otro necesario”
y siempre diferente; sabemos que la diferencia siempre conduce a una imagen de
peligro y los coloca en una posición defensiva e incluso agresiva con el diferente.

Bajo la administración que se aplica en las organizaciones podemos ver como se


les da un “trato más humano” a los subordinados, garantizando que el individuo se
sienta comprometido y motivado pero siempre conservando la diferencia, ya que si
ésta se llegara a borrar pondría en vilo la identidad del dirigente, es por ello que se
impide el reconocimiento total de la humanidad de “ellos”. Esta falta de total
reconocimiento de humanidad tiene su origen psíquico y cultural pues la existencia
del “nosotros” y “ellos” marca la frontera de la posición, la identidad y la amenaza
a la que se ve enfrentado.

El subordinado entonces aparece, como dijimos antes, como un otro diferente


pero necesario y donde la demanda corresponde a un “trato menos inhumano” en
lugar de un “trato más humano”, pues la teoría administrativa que se basa en lo
segundo no corresponde a la realidad del entorno organizacional ya que no hay
certeza de que no se regrese a la posición donde predominaba “lo inhumano”.

La pregunta que surge en el texto es lo que se debe hacer para que la


clasificación de “otros” y “ellos” no exista dentro de la organización, y argumenta,
que para lograrlo se debe dar un enfoque nuevo a la relación entre todos y
entender por qué no es posible reconocer plenamente la humanidad del “otro” solo
por el simple hecho de ser el subordinado.
Sabemos también que la violencia y la agresión al diferente no es genético sino
más bien cultural, aun cuando se han postulado derechos universales de igualdad
y libertad.

Vivimos entonces en una cultura de medios y podemos evidenciar el surgimiento


de lo inhumando presente en todos lados, esto nos puede llevar a tener una lógica
mental comparada con el holocausto nazi o lo que ello representa, pues aquellos
considerados “desechables”, marginales o simplemente pobres podrían
considerarse como la causa del caos dentro de una “civilización ordenada”.

¿A fin de cuentas, entonces, qué es el hombre?


Se nos da una definición más allá las ciencias de manera independiente donde es
necesario darle un enfoque integral y multidisciplinario, y entonces aparece “la
dimensión trágica del hombre y la cultura” donde conviven lo inhumano y lo
humano, el bien y el mal, la fragmentación del sujeto y la ambivalencia de los
sentimientos.

Podemos entonces lograr acercarnos a una definición de lo humano con una


presencia de lo inhumano.

Las vicisitudes de la idea de progreso


Para Occidente la idea de progreso nace en Grecia y al llegar al siglo XX deja de
lado las ideas de salvación, la esperanza de un porvenir y un mundo mejor para
ofrecer una liberación y darle paso a un mundo de dominación y control humano
donde reina la sensación de vacío y la ausencia de sentido, la desesperanza y el
desamor volviéndose por tanto la vida humana en extremo “ambigua, ambivalente
y por lo tanto trágica”.

La humanidad se encuentra sumergida entonces en una idea de liberación de sus


carencias mediante el “progreso” que la ha llevado a una constante ansiedad,
confort y riqueza bañada de miseria humana; en las organizaciones el panorama
es el mismo, pues se pide compromiso y sentido de pertenencia pero sabiendo
que todo empleado es prescindible.

La Idea del Sujeto Moderno y su Crisis


Nos encontramos con la contradicción y la ambigüedad producto de la concepción
de libertad y sujeción a la que se encuentra el individuo, pues está atado a la ley
cultural y no le es posible romper esta ligadura ya que es lo que lo hace humano y
los aleja de su propia naturaleza pero pensándose libre.
El Mundo del Trabajo y las Organizaciones
Nace el cuestionamiento sobre si es posible eliminar definitivamente lo inhumano
en el trabajo encontrando una salida final, pero ello no es posible pues lo
inhumano está en lo humano, aunque es posible controlar las actitudes
inhumanas. La posible salida que se encuentra aparece planteada como un circulo
de acción permanente sobre el sujeto desde su nacimiento para una humanización
progresiva y de mejora continua de esa humanización.

Es importante entonces recordar el narcisismo de la diferencia menor que también


se ve presente en las organizaciones entre “nosotros” y “ellos” pues muchos
dirigentes requieren de exaltar la diferencia y conservarla con aquellos que dirige
aparatándose de la premisa de “trato más humano” aunque utilice esta retorica
para mantener sus identidad.

El texto también nos deja claro que en el proceso han emergido dirigentes que dan
verdadera aplicación a la consigna humanista, ya que tienen un buen fundamento
que le permite ser transparentes, y su autoridad es reconocida y merecida sobre
otros tantos.

 Posición frente al texto

La reflexión que nos da el libro deja al descubierto la presencia de lo inhumano


aun en medio de un discurso de derechos y libertades laborales, pues nos
encontramos con actitudes inhumanas propias del ser humano por el hecho de
serlo, aunque sea contradictorio, que van desde el gesto, la palabra, el tono, la
mirada hasta las más horribles condiciones laborales que dejan entrever la
necesidad de dominación y reforzamiento de la identidad.

En el mundo occidental nos encontramos organizaciones con los más altos


estándares de calidad pero con una miseria humana que somete a los que la
componen, además de ser avalada por “nosotros”, cuando se trata de los
dirigentes que ven con buenos ojos la separación y la jerarquización que ratifica su
identidad y su posición.

En Colombia no es ajeno este padecimiento, pues es indudable que tenemos


multiplicidad de actos inhumanos a diario con las masas, pues siempre los
dirigentes son menos pero con más poder. Aunque en empresas que han
adoptado políticas de “gestión humana” es fácil encontrar actos de inhumanidad
contra “ellos”, tratándose de los subordinados, y donde el afán de individualismo y
poder los lleva a ver con recelo al diferente.

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